Capítulo 73: Just to be close to you

Aunque Alex se ofreció a conducir él, no lo dejó y cuando insistió diciendo que no estaba en condiciones, llegando al estacionamiento del aeropuerto le gritó llena de rabia, ira y bronca que estaba en perfecto uso de sus facultades mentales para hacerlo.

Durante todo el trayecto a casa, hubo un silencio sepulcral, mortal que se cernió sobre los 4 hermanos. Leah sabía que esa vez la había regado por completo, que se había pasado, pero pensó que era la forma más rápida y sin titubear para decirle a Tiffany lo que sucedía. Samuel y Alex no le dirigían la palabra y de vez en cuando le lanzaban miradas soslayadas llenas de decepción y molestia, a la vez que tenían que agarrarse bien fuerte del mueble porque Tiffany estaba esquivándose todas las señales de alto. A Dios gracias dieron que ese día no estaban los de tránsito.

Al entrar en la casa, Tiffany lanzó las llaves del auto hacia una esquina del recibidor y se detuvo bruscamente en medio de la sala para mirar a los 3 chicos, quienes tragaron con fuerza y por primera vez en su vida, Leah no tenía nada qué decir. Tampoco era como si quisiera decir algo. La inquisición de Tiffany se encargaría. 

-¿Y bien?-preguntó Tiffany, cruzándose de brazos y con la voz más calmada que tenía-¿También lo sabían ustedes, Alex y Sam? ¿Me jugaron quíquiriguiqui de nuevo? ¿Me volvieron a ver la cara de pendeja…?

-Tiffany…

-¡¿Qué?!

Alex tembló y bajó la mirada un segundo, para luego mirarla de nuevo a la cara y asentir.

-Yo sí lo sabía, pero Sam no…él no… ¡Escúchame, Tiffany! 

Tiffany comenzó a reírse de puros nervios, tosiendo con fuerza, casi faltándole el aire. Le dolía demasiado el pecho.

-No lo sabía, pero si Leah y Alex…

-Tiffany, ellos no tienen la cul…

Leah dejó de hablar tan bruscamente como Tiffany dejó de toser y reírse y le dedicó la mirada más envenenada que tenía. La pelirroja dio un rodeo breve alrededor de la sala y colocándose de espaldas, habló con voz estrangulada. 

-Alex y Sam suban a sus habitaciones. Leah, entra a mi despacho.

-Tiffany, nosotros…

-¡SE VAN! 

Cerraron los ojos con fuerza y sin decir más ninguna palabra, subieron uno detrás del otro las escaleras. Leah miró brevemente a Tiffany y luego entró al despacho. La pelirroja entró unos segundos después y cerró la puerta con seguro. La mente desbocada y salvaje en ese instante de Leah pensó que en los ojos marrones oscuros de Tiffany se podía leer “Fratricidio”.

Se sentó en el mueble y esperó que la pelirroja dijera algo, cualquier cosa, sentía que su silencio era el peor verdugo y parecía como si quería castigarla de esa manera, teniendo la expectativa de lo que pudiera decir o gritarle. Por un instante pensó que la estaba dejando para que comenzara a explicarle lo sucedido, pero observó detenidamente su rostro y su mirada perdida y supo que solamente debía esperar unos segundos antes de escuchar su voz y sus reproches. 

No se equivocó.

-Luke y tú-murmuró Tiffany, asintiendo despacio con la cabeza-Luke y Leah. Mi hermana y mi primo. Familia, familia...

-Tiffany…

-Cállate-espetó Tiffany. Y la orden sonó con toda la fuerza de su voz-Sólo estoy intentando pensar…meterme en tu cabeza…entender lo que...

-Luke y yo…

-¡Crees que puedes llevarte a todo el mundo por delante!-interrumpió Tiffany, con dureza y convirtiendo sus manos en un puño-¡Me críticas por lo que hago y digo pero no ves lo que haces tú! ¡No te importa nada! ¡Haces lo que te da la gana! ¡Pasas por encima de cualquiera! ¡¿Crees eso justo?!-preguntó. Su rostro poniéndose rojo de rabia y respirando entrecortadamente.

-Yo puedo explicarte, pero si tú no me dejas…

-¡Por supuesto que puedes explicarlo! ¡Todo tiene una explicación, pero esta vez no la hay! ¡Te burlas de mí! ¡Todos se burlan de mí! 

-¡No! Tiffany…

-¡¿Tienes una puta idea de lo que siento ahora?! ¡¿Esa era la mejor forma que tenías de vengarte de mí?! ¡De joderme la paciencia! ¡No te bastó con Jong y ahora también con Luke! ¡ES TU PRIMO! ¡MALDITA SEA! ¡TU PRIMO! ¡ES FAMILIA! 

-¡Tiffany, deja de gritar, me das miedo! ¡Me haces mal!

-¡¿Y es que tú piensas que verte con NUESTRO primo me hizo bien?!-estalló-¡Me sentó de maravilla!-exclamó con sarcasmo-¡Soy jodidamente feliz ahora que te vi besándolo! ¡Ahora entiendo todo! ¡Ahora entiendo por qué discutían la otra vez! ¡Todo el tiempo me vieron la cara! ¡Ahora entiendo la molestia de Jong! ¡Él lo sabía y no me lo dijo! ¡Alex lo sabía! ¡Todos lo sabían menos yo! ¡¿Quién más lo sabía?! 

-Alex me descubrió y me dijo que debía decírtelo, porque si no él mismo te lo…

Tiffany pateó la silla de madera que estaba frente a su escritorio, tomó un vaso y lo lanzó contra la pared haciéndolo añicos y se acercó hasta Leah, acorralándola contra el mueble y mirándola con la rabia bailando en sus ojos. Leah se estremeció y tembló involuntariamente, cerró los ojos, pensando que le pegaría en cualquier momento.

-No encontraste mejor manera de decírmelo ¿No? Mejor era mostrármelo. Restregarme en la cara que todo el tiempo me mientes, me ocultas cosas, me ves la cara de estúpida.

-Yo no…

-Te debe alegrar saber que lo conseguiste, te debe complacer verme irritada. ¿Querías lograr que te dejara irte? ¡BINGO! 

-¿Qué?-preguntó Leah, descolocada.

-¡Que te vas! ¡Te vas a Suiza! ¿No era eso lo que querías? Mira como premio tu deshonestidad, tus burlas, tus mentiras, tu falta de confianza en mí…pero no te vas con Hana a pasarla bien y genial sin la dictadora Tiffany, irás pupila a un internado hasta que cumplas la mayoría de edad.

-¡No puedes hacer eso!-chilló Leah, incrédula-¡No es justo!

-¡No me dirás tú lo que es justo y Sí que puedo hacerlo!-espetó Tiffany.

-Si mamá y papá estuvieran vivos…

-¡Pero no lo están! ¡Oh, injusticia divina, maldad fraternal! ¡Bienvenida a la realidad!-siseó-¡Y mientras estés bajo mi tutela, harás lo que yo diga! 

-¡Tiffany!

-Y el tiempo que permanezcas aquí estarás castigada. No Internet, No teléfono ni celular, me lo darás ahora mismo. Saldrás de clase directo a la casa, Leonard te buscará; y si tienes algún trabajo en equipo le dirás a tus compañeros que vengan aquí y se hará aquí. Todo eso hasta que te vayas.

-¿Se me permite respirar?-preguntó Leah, sarcásticamente.

-Siempre que quieras. Vete a tu habitación. 

La forma como se lo había dicho daba a entender que no tenía derecho a refutar, así que simplemente se levantó del mueble y salió del despacho.

Tiffany se quedó en el mueble, sintiendo como la rabia se iba convirtiendo poco a poco en dolor y desesperación, no era lo que deseaba, no quería que se fuera, pero debía hacerlo si ya no podía comprenderla, si no sabía cómo hablarle y acercarse. Tal vez en Suiza si la entenderían.

Se recostó en el mueble, abrazándose a sí misma y llorando, de pronto deseando no sentir.
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-¡Eres una insensata! ¡¿Cómo pudiste hacerlo?!

-¡Querías que le dijera! ¿No? ¡Ahí está! 

-¡Pero no así! ¡No mostrándoselo! ¡¿Cómo crees que se ha de estar sintiendo?! ¡Dos veces, Leah! ¡¿Hasta cuándo vas a joderla?!

-Chicos, por favor, bajen la voz…

-Esto es increíble…-murmuró Alex, sentándose ahora en la cama de Leah-Se cuenta y no se cree. ¡Es para matarte! ¡Joder!

-Pues ya no tendrá que aguantarme-sentenció Leah, enojada-Ninguno de ustedes. Me enviará a un maldito internado en Suiza.

-¡Bien merecido te lo tienes!-espetó Samuel, sin poder contenerse-¿Qué te creías? ¡¿Qué te iba a dar caramelos y abrazos por la payasada con Luke?!

-Lo sutil no va contigo ¿Cierto?-preguntó Alex-Siempre tienes que estar exhibiéndote a donde quiera que vas, pasando y pisando por encima de todos y todo, sin importarte las consecuencias que generas, los problemas que causas…-Leah se cruzó de brazos y Alex sonrió-Tienes tan poca vergüenza. Nada te costaba decirme que no sabías como enfrentarla y decirle con palabras lo que sucedía, sabías que yo podía decirle…

-¡Era mi problema!

-Si no hubiéramos detenido a Tiffany a tiempo se les hubiera lanzado encima a los dos. La fuerza con la que ella intentaba apartarnos era suficiente para dejarlo inconsciente de un golpe a Luke-intervino Samuel.

Alex se levantó de la cama y suspiró.

-¡Felicidades!-exclamó, viendo a Leah-¡Te has ganado el premio de la academia como Mejor Actuación del Año! ¡Hasta Meryl Streep te envidiaría! 

El pelirrojo salió y Sam se quedó unos minutos, quería decirle algo, pero creyó que ya había sido suficientes reproches por un día, sabía que Alex se encargaría que tuviera su dosis diaria de comentarios irónicos hasta que Leah se fuera a Suiza. Se levantó y dándole una palmadita en la cabeza a la chica, salió también y cerró la puerta.

Leah se dejó caer de espaldas en la cama y quiso gritar, pero de su boca no salió ningún sonido. Rodó hasta ponerse boca abajo y miró por la ventana, recordando el miedo que le recorrió el cuerpo al escuchar los gritos de Tiffany y su rabia fluyendo en su máxima expresión. Tenía toda la razón de ponerse así y le molestaba reconocerlo, creyó que no había mejor forma de decírselo, sino mostrárselo, pero había metido la pata hasta el fondo y no habría quien la salvase esa vez. No había Taeyeon que abogara por ella y Jong que intentara hacerla pensar mejor las cosas. 

Revisó en su bolsillo y sacó una pequeña tarjeta que Luke le había entregado justo antes de salir corriendo hacia el avión, estaba algo arrugada porque la había metido ahí apurada. Leyó con cuidado y vio que era una dirección y había un teléfono de una persona llamada S. Ackerman con el título de agente, aparte, con una letra muy prolija, Luke había escrito en una esquina “Lo siento”. 

Cerró los ojos y recordó el beso con Luke, como le había movido el piso por completo. Lo pensó como una manera de decirle a Tiffany lo que había sucedido entre ellos y obró pensando que mejor explicación como aquella no había, se libraba así de varios tartamudeos y titubeos innecesarios. Le había salido el tiro por la culata. Nunca pretendió que el beso le confirmara lo que se había estado negando inconscientemente, que se había enamorado de su primo.

“Maldición”
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Esa noche se presentaría en el Auditorium Parco Della en el centro de Roma, Italia; mientras ese momento llegaba, firmaría autógrafos en un centro comercial y luego iría a una de las oficinas de MTV que habían venido desde Nueva York para entrevistarla, probablemente firmaría más autógrafos, luego tendría una cena con los ganadores de un concurso para conocerla en persona en un Restaurant privado y finalmente saldría a toda velocidad para el Soundcheck de la presentación, donde igualmente conocería a varios fans y se haría el concierto. En conclusión para ella, un día de locos. 

Seguía pensando en Tiffany, no había dejado ni un segundo de hacerlo, durante todo el viaje hasta Roma que había sido bastante agotador por el poco tiempo para dormir que tuvo y que seguramente la maquillista tendría que batallar para ocultar las ojeras; seguía pensando cómo decirle a Heechul que tenía que darle por lo menos dos o tres días de descanso para viajar y ver a Tiffany.

La pelirroja se había empeñado en ocultarlo y en negar que no estaba tan enferma como lo había hecho parecer Jong, pero Taeyeon sabía y sentía que realmente estaba mal y la tos y los estornudos se lo repetían a cada momento; aunque Tiffany quisiera evitarlos, era imposible. 

También estaba la preocupación que sentía por lo triste que se encontraba la pelirroja, le había costado calmarla y sabía que a pesar que había dejado de llorar, todavía se seguía sintiendo malhumorada y sola. Deseaba estar con ella y hacerle percibir que todo estaría bien y que no dejaría que nunca nada la volviera a atormentar.

Sintió un toquecito en su hombro y vio a Leeteuk, su guardaespaldas le miraba con expresión preocupada-¿Pasa algo?-preguntó él en voz baja.

-Uh…no, sólo…estoy nerviosa. Es todo-contestó Taeyeon, con una pequeña sonrisa.

-¿Segura?-preguntó Leeteuk, dudoso-Sabes que puedes confiar en mí, dicen que soy bueno escuchando.

Taeyeon sonrió nuevamente y asintió.

-Estoy segura que sí, pero no te preocupes. Te aseguro que estoy bien.

Llegar al centro comercial significó colocarse los lentes oscuros para ocultar lo poco que había dormido, colocarse la capucha del sweater para cubrirse la cabeza de la llovizna que estaba cayendo, bajar de la van y salir corriendo a toda velocidad con Heechul, Kwang y Leeteuk protegiéndole las espaldas para llegar a la tienda de discos donde firmaría autógrafos. El gentío que había se agolpaban alrededor de ellos como una masa poderosa que los empujaba con fuerza, casi no los dejaban pasar, pero Kwang con su gran tamaño los iba apartando con cuidado, mientras los fans y los periodistas gritaban y coreaban el nombre de Taeyeon una y otra vez, pidiendo por su atención.

La morena les iba dedicando sonrisas mientras caminaba lentamente y saludaba con la mano, sintiendo los flashes de las cámaras sobre ella y algunas manos que le tocaban el hombro y la cabeza para intentar quitarle la capucha. De pronto sintió que casi tropezaba con algo y al agarrarse de Kwang, miró hacia abajo y vio a un chico pequeño, castaño rojizo, de ojos marrones y unos 6 años, arrodillado en el suelo y le miraba con gesto de triunfador alzando una libreta y un rotulador.

-¿Qué haces ahí?-preguntó Taeyeon, confundida.

-Me metí por entre la gente para conocerte, te admiro desde hace mucho y me gusta tu canción de “Half As Much”-contestó el chico, sonriendo-¿Me firmas un autógrafo?-pidió mostrándole de nuevo la libreta.

Kwang lo vio y lo alzó con gran facilidad por los hombros para que se levantara del suelo. Taeyeon rió divertida y tomando la libreta y el rotulador del niño, se dispuso a firmarle-¿Cómo te llamas?-preguntó ella.

-Mi nombre es…-el chico se detuvo un instante y pareció pensarlo, luego contestó-Christian.

-¡Christian! ¡CHRISTIAN!... ¡Apártense de mi camino! ¡Joder! ¡Christian! ¡Niño del demonio!

Taeyeon alzó la mirada para ver quién era la persona que gritaba de esa manera tan escandalosa y vio como de pronto las personas a su alrededor comenzaban a quejarse y un hombre con una barba muy larga y dreadlocks que le hacían parecer un león, se acercó hasta donde estaba ella con el chico, Kwang y Leeteuk se colocaron enfrente para proteger a Taeyeon. 

-¡Christian, ven acá! ¡Carajito endemoniado! ¡Te dije que no te escaparas!-gritó el hombre, tomando al niño por los hombros y zarandeándolo con violencia. 

-¡Oiga! ¡¿Qué le pasa?! ¡No lo trate así! ¡Es un niño!-gritó Taeyeon, apartando a Leeteuk y a Kwang de medio. 

El hombre miró a Taeyeon desdeñosamente y agarró al chico de la mano con fuerza-Lo trato como se me da la gana. Soy su padre.

-¡Él es Charlie y…!

El chico no pudo terminar de hablar, porque el hombre le tapó la boca con la mano, pero de inmediato el pequeño le mordió los dedos y él hombre lo soltó aullando de dolor, pero cuando el niño quiso escapar, lo volvió a agarrar con fuerza. 

-¡Suéltelo! ¡Se lo exijo! ¡Llamaré a seguridad si no lo hace!-exclamó Taeyeon, enojada.

El hombre rió y tosió a la vez, con gesto burlón le sacó la lengua a la morena y alzando al niño lo montó en su espalda, saliendo de entre la multitud que tomaba fotos y veían curiosos. Taeyeon sintió la rabia enervarle en todo su ser y antes de que Heechul, Kwang y Leeteuk pudieran detenerla, siguió al hombre rápidamente.

-¡¿No me ha escuchado?! ¡Le dije que lo suelte! ¡Usted no es su padre!-gritó, llena de ira. 

Él no le hizo caso y de pronto aparecieron los de Seguridad, quienes rodearon al hombre y le obligaron a detenerse-¡Baje al niño y deme su documentación!-gritó uno de ellos.

-¡Taeyeon!-La voz de Heechul corriendo tras ella se escuchó-Deja esto en manos de los de seguridad, tenemos que continuar. Sólo tienes 1 hora para firmar autógrafos.

-¡Déjame en paz!-gritó Taeyeon, apartándose.

Vio como el niño fue tomado de la mano por uno de los agentes y él la miraba como pidiéndole ayuda a Taeyeon, pero ya parecía tener miedo de decir algo, sus ojos le transmitían temor y eso no le gustaba nada. El hombre de los dreadlocks sacó una billetera de su pantalón y sacó una tarjeta y luego un papel, lo cual se los entregó al de seguridad para que lo revisara.

-Charles J. Reid Thomson. ¿Por qué la J?-preguntó el agente, receloso.

-John-respondió el hombre, tranquilamente. 

-¿Eres el padre del chico?-preguntó el agente.

-¿No lo ve? Ahí en el papel sale mi nombre, soy su padre.

-No se parece mucho a usted-observó el agente.

-Porque salió a la madre ¿Sabe? Ella era pelirroja.

-Mmm ya veo…-dijo el de seguridad. Luego de unos segundos, se arrodilló ante el pequeño y lo miró con atención-¿Es él tu padre, niño?

El chico no respondió al instante y se le quedó mirando a Taeyeon por unos segundos, luego a Charlie y asintió brevemente, para decepción de la morena-Sí, es mi papá-murmuró él.

-Christian…-intentó hablarle Taeyeon, pero Heechul la detuvo.

-¿Cuál es tu nombre completo?-preguntó el agente, mirando el papel en sus manos.

-Christian Tyler Reid Bachman-respondió el chico, con voz temblorosa y un segundo después se echó a llorar.

Taeyeon quiso acercarse para calmarlo, pero Heechul volvió a detenerla y ella lo miró con algo parecido al odio. El agente tomó al chico por los hombros y lo abrazó con cuidado.

-¿Por qué lloras?-preguntó él.

-Porque yo…s-sólo…q-quería el autó-grafo d-de K-Kim Taeyeon-balbuceó el niño, asustado-Yo…la quiero mucho.

Esa vez no hubo Heechul ni nadie que pudiera detenerla y apartándose de un manotazo, se acercó al niño y él la abrazó con fuerza. 

-Señorita Kim…

-Déjeme hablar con él, por favor-pidió Taeyeon al agente.

Charlie intentó acercarse también, pero uno de los agentes lo agarró con fuerza por el brazo. 

-¿Estás bien?-preguntó Taeyeon al niño.

-Ahora sí-susurró Christian, sonriéndole.

-¿Ese hombre es tu padre?

Esa vez el chico no lo pensó y asintió, parecía avergonzado y al mirar fijamente a Taeyeon, la morena sintió que le recordaba de alguna manera a Tiffany.

-¿Dónde está tu madre?-preguntó Taeyeon, acariciando su cabeza.

-Murió cuando yo nací-contestó Christian, volviéndosele a llenar los ojos de lágrimas y una de ellas, resbaló por su mejilla. Taeyeon se la secó.

-Mi mamá también murió cuando nací.

Era parte mentira y parte verdad. Nunca había conocido a su madre porque ésta se había desentendido de ella y la dejó a cargo de su padre cuando era tan sólo una nena de meses. Creció diciendo que había muerto al ella nacer, porque así era como lo consideraba. Para Taeyeon, su madre estaba muerta. 

-Tae…

-Un segundo, Heechul, por favor. No molestes-dijo Taeyeon y acarició la mejilla del niño-¿Todavía quieres el autógrafo?-preguntó.

Al pequeño se le iluminó el rostro y asintió con entusiasmo-¡Sí, por favor!

Taeyeon tomó la libreta del niño y le escribió una dedicatoria especial.

“Para mi mejor amigo Christian. Espero que encuentres lo que tanto buscas. Te quiero mucho, Taeyeon” 

Dudó un segundo y sabiendo que no perdía nada con intentarlo, así que le escribió en letra muy pequeñita, su número de celular y cerrando la libreta se la entregó a su dueño, quien le dedicó la más grande de las sonrisas y se lanzó a abrazarla de nuevo, con fuerza. 

-Te cuidas, Christian-susurró Taeyeon, dándole un beso en la frente-Prométeme que lo harás. 

-Te lo prometo. Mándale saludos a Tiffany de mi parte. Dile que la quiero mucho y que sueño con ustedes dos, todos los días-dijo él, muy feliz.

Taeyeon quedó descolocada con aquello, no supo qué decir y sólo pudo asentir y sonreírle. 

-¿Podría llevarme a mi hijo? Ya vieron que es mío.

Uno de los agentes tomó al chico por el hombro y Taeyeon, resistiéndose todavía, lo dejó ir con aquel hombre llamado Charlie. Se levantó y él la miró con un gesto de ganador y bastante desagradable. 

-Bien, disculpe, ciudadano-dijo el de seguridad entregándole los papeles y el documento a Charlie-Puede irse.

-Gracias-murmuró Charlie y tomando con fuerza a Christian, lo alzó por un brazo y se lo montó nuevamente en los hombros. 

Christian volteó y miró a Taeyeon, se despidió con la mano y la morena hizo lo mismo, sintiéndose vacía de nuevo. El chico de alguna manera había ocupado un espacio muy especial en su corazón y se lo había ganado con una rapidez increíble.

Los agentes de seguridad pidieron que se restableciera el orden y todas las personas que estaban alrededor, se congregaron nuevamente para intentar pedirle un autógrafo o tomarle una foto a Taeyeon. 

-¡Te queda solamente media hora para firmar autógrafos y tú montas un espectáculo y hablas con un niño como si le conocieras de toda la vida!-reprochó Heechul, cabreado-¡Tenemos un horario, Taeyeon! ¡Un horario que cumplir y que no puedes pasarle por encima! 

-¡¿Podrías callarte?! ¡Me tienes harta!-explotó Taeyeon, arrecha.

Caminó a toda prisa hacia las escaleras mecánicas, siendo seguida por los fans y los periodistas, pasando de largo y sin ver a Kwang ni a Leeteuk, quienes miraron a Heechul y él les dedicó una mirada de advertencia que rápidamente entendieron y salieron detrás de la morena. 
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No sabía en qué momento se había quedado dormida, pero cuando despertó y se vio acostada todavía en el mueble de su despacho, quiso levantarse, pero sintió como si le golpearan con un garrote en la espalda y aullando de dolor, se dejó caer en el mueble nuevamente.

Se quedó un rato así, queriendo que con eso se le pasara un poco el dolor, pero cuando se movió de nuevo, desistió al notar que apenas podía mover la espalda. El dolor se hizo más fuerte al toser y hacer esfuerzo para hacerlo. 

Para su disgusto, su celular comenzó a sonar y pensando en Taeyeon, gimió. Su celular había caído un poco más allá en el suelo. Haciendo un esfuerzo, consiguió sentarse muy despacio y sin querer moverse, casi como una estatua, se acercó hasta donde estaba el aparato que vibraba en ese momento en el suelo y al conseguir asirlo, vio el ID y la desilusión recorrió su rostro. 

-¿Qué pasa?-preguntó, con algo de malhumor. 

-Señorita Hwang, aquí está el Señor Nathan Allen. Dice que recibió un mensaje ayer de usted y que quedaron de verse en su oficina-dijo su asistente, rápidamente.

-¿Un mensaje? ¡Ay!... Yo no…-entonces recordó y gimió mentalmente-¡Ay! Joder…dígale… ¡Ay!... dígale que estaré ahí en… ¡Ay!... media ó 1 hora, que me espere. Dale un… ¡Ay! …un café.

-Como usted diga. Hasta luego, señorita Hwang.

En ese mismo momento se arrepentía enormemente de haber quedado con aquel hombre, se sentía pésima y el ánimo casi por los suelos, era como si las 4 horas que había dormido no hubieran servido de nada sino para causarle una contractura.

Se levantó con mucho dolor y cuando iba a salir, tosió con fuerza y le dolió aún más, pero no fue eso lo que la hizo chillar de dolor, sino cuando se abrió la puerta y por ella entraron Mike y Noah, y el último corrió hacia ella gritando su nombre y antes que pudiera detenerlo, se lanzó a abrazarla con fuerza.

-¡Sacamos la máxima nota, Tiffany!-gritó Noah, emocionado.

-Eso es… ¡Ayyy, joder! Suéltame un momento Noah, que me duele ¡Ayy!...

-¿Te hice daño?-preguntó Noah, confundido-Fue sin querer.

-No, no, Noah, tranquilo. Es…una estúpida contractura, nada más-contestó Tiffany, dándole un beso en la frente-¡Ah y te felicito por esa máxima nota! ¿Viste que no tenías de qué preocuparte? 

Noah asintió y la abrazó esta vez más cuidadosamente. Tiffany fijó la mirada en Mike y notó que parecía molesto por algo, incluso entristecido. 

-Hey, Mike…

-Hola, Tiffany.

-¿Qué pa…? ¡¿A dónde vas?! ¡Mike! ¡Ayyy! ¡Joder!

El chico se había ido corriendo por las escaleras y cuando Tiffany quiso levantarse, sintió que los músculos de la espalda se le paralizaron dolorosamente. Se sentó en el mueble a esperar que el dolor cediera y Noah se acercó.

-¿Sabes que tiene tu hermano?-preguntó Tiffany, con una mueca de disgusto en su rostro.

-Sí, le han bateado feísimo al pobre-contestó Noah, torciendo la boca con gesto de pena. 

-¿Le han…? ¿Cómo así? ¿Desde cuándo juega al baseball? Pensé que le gustaba el tennis.

Noah estalló en carcajadas y negó con vehemencia.

-¡No es ese tipo de bateo, Tiffany! ¡Una chica le ha bateado!-exclamó, como si fuera lo más obvio del mundo-¡Do Jiae! le dio calabazas cuando él se le declaró hoy!

-Ahhh…umm…wow…

-¡Pero no le digas que yo te dije!-suplicó Noah, de pronto-Me haría beber agua del retrete…El pobre se ha ganado un par de burlas de algunos de los pasotas del colegio, porque la loca de Jiae ha ido divulgando su confesión de amor. Casi todo el colegio lo sabe ahora y las profesoras tuvieron que intervenir para que dejaran en paz a Mike. Se sintió humillado, Tiffany.

Aquello le preocupó a la pelirroja demasiado, vio hacia las escaleras y decidiéndose, le dio un beso en la frente a Noah y subió las escaleras hacia la habitación de Mike. Tocó la puerta y cuando él no le contestó, entró muy despacio y le encontró golpeando con furia su almohada. 

-¡Hey, hey, Mike! ¡Ayyy, mi espalda…! Mike, detente.

-¡Déjame en paz!-gritó Mike, enojado y siguió golpeando su almohada con aún más fuerza.

-Mike, por favor, hablemos-pidió Tiffany, sentándose con cuidado en la silla del escritorio de su hermano.

-¡No quiero!-gritó-¡Seguro el chismoso de Noah te ha contado todo! 

-Noah no me ha contado nada-respondió Tiffany, pacientemente.

Mike agarró la almohada y la lanzó contra el clóset, luego agarró una de las raquetas de tennis y la arrojó contra la cama con gran furia. 

-¡No dijiste “No sé de lo que me estás hablando, Mike”! ¡Así que eso significa que sí te dijo!-protestó él, comenzando a patear el puff que ahí había. 

“Muy intuitivo e inteligente”-pensó Tiffany y suspiró, dejándolo que se desahogara pateando el puff por un buen rato, sabía lo que era sentir rabia y querer golpear las cosas para sacarse la bronca. En eso él se parecía a la pelirroja, ambos solían descargar su ira lanzando y rompiendo cosas. Recordó una vez que po