Capítulo 71: Kilómetros 

Movía incontrolablemente la pierna derecha y mordía con ansiedad el lápiz que tenía en la boca, mientras intentaba prestar atención al correo que le habían enviado, pero era imposible. No lograba concentrarse y cuando intentaba poner atención dándose ligeros golpecitos con los dedos en la frente, de inmediato su mente volaba hacia España, donde en ese momento estaba Taeyeon en una conferencia de prensa y después firmaría autógrafos, y se dispersaba, Inevitablemente se dispersaba.

Su celular sonó y lo cogió al segundo para luego gritar-¡Taeyeon!

-Uh…no, lamento decepcionarte, soy yo de nuevo. 

-Quiero que sepas que te odio. 

-En cambio yo te amo. Mira, aquí está ya ese cable que pasaron los de…

-Dame un segundo. Ha entrado nueva llamada…

-Un segundo, claro…

-Hwang.

-Señorita Hwang, ha llegado el Señor Nathan Allen. ¿Le hago pa…?

-Un segundo, tengo otra llamada...Dígale a Nathan que espere unos minutos que luego le atiendo...Hwang.

-Tiffany, Noah se siente mal y parece que tiene fiebre-dijo la voz de Mike. 

-Oh Dios… ¿Y la profesora? ¿Ya le dijeron que…?

-Ha sido de repente, Tiffany, se quejó que se sentía mareado y antes de que pudiera desmayarse la profesora lo ha llevado a la enfermería…

-Voy para allá-interrumpió Tiffany, levantándose de la silla y tirando al suelo algunos papeles. 

-Pero, Tiffany, él…

-Espérame.

Colgó y tomando su bolso salió de la oficina, consiguiéndose de frente en ese momento con su asistente.

-Señorita Tiffany, el señor Allen la está esperando-dijo ella, señalando a un hombre rubio, bien vestido, leyendo una de las revistas de la sala de espera.

-Dios…-gimió Tiffany, desesperada-Por favor, distráelo. Dale algo de beber, un café, lo que sea…necesito salir ahora porque mi hermano se siente mal-dijo rápidamente y en voz baja para que no se diera cuenta de su presencia. 

-¿Y qué le digo?-preguntó la asistente, nerviosa.

-Que estoy en una reunión y que si quiere, que me espere, sino que deje el mensaje contigo y yo le llamaré.

No dejó que su asistente le contestara y corrió hacia el ascensor que en ese momento casi se cerraba, pero con la suerte que una persona lo detuvo.

-Gracias-agradeció con una sonrisa.

-A su orden, Señorita Hwang-dijo el hombre, ansioso.

Lanzó su bolso al asiento del copiloto apenas abrió la puerta de su auto y cuando cerró la puerta, comenzó a sonar su celular y atendió.

-No eres Taeyeon.

-Me has dejado esperando más de un segundo. 

-Lo siento, lo olvidé ¿Qué pasó?-preguntó, saliendo de retroceso y maniobrando para ponerse el cinturón. 

-El cable del asistente dice que Fernando Oliveira quiere verte…

-Mándale una foto-repuso Tiffany, cruzando en una calle.

Jong rió divertido-No, Tiffany, él quiere verte en persona. Dice que…

-Espera un segundo, está entran…

-Una llamada sí, vale-completó Jong, con voz cansina.

-Hwang.

-¡Fany, te extraño mucho! 

Un volantazo y casi chocó contra un autobús escolar, el cual se echó a un lado y después de ver por el retrovisor, notó como el chofer le saludaba mostrándole el dedo. El corazón le latió desenfrenado y miró hacia el frente, dándose cuenta que se había pasado la siguiente calle para poder llegar más rápido al colegio de sus hermanos. 

-Joder… ¡Un momento, Tae! ¡No cuelgues!

Estacionó a un lado de la calle y puso las luces de emergencia.

-Tae…

-¿Qué pasó?-preguntó Taeyeon, confundida-¿Qué fueron todos esos cornetazos que escuché? ¿Estás manejando? Será mejor que cuelgue…

-¡No! ¡No! Ya estacioné, Tae…no te preocupes-dijo Tiffany, riéndose nerviosamente-Cielo, te amo…te extraño tanto, no tienes idea de lo mucho que me haces falta. Lo mucho que quiero tenerte cerca de mí…te amo.

-Quiero que sepas que aunque estemos lejos, te siento muy cerca. Constantemente estás presente en todo lo que hago, todo lo que digo…te amo como la primera vez y…Tiffany….Dios…

Se había prometido no llorar, pero que la voz no se le quebrara fue imposible. Tiffany reposó la frente en el volante e intentó tomar aire para calmarse, quería decirle tantas cosas, pero no le salían. Era como si su garganta se hubiera inflamado.

-Tae…amor… ¿Cómo te ha…?

-Bien-respondió Taeyeon con una voz sorpresivamente chillona-Todo es genial y he firmado autógrafos por montones…ya me duele la mano-bromeó, provocando una sonrisa de Tiffany-Hay personas que me han dado regalos para ti y para mí…

-¿Para mí?-preguntó Tiffany, confundida.

-Eres especial…Te aman…

-Taeyeon…

-Pero no como yo. Ahora mismo estoy recordando que estoy loca por ti y que te amo como nunca amé a nadie-dijo Taeyeon, sonriendo aunque sabía que Tiffany no podía verla-Todo esto sería mejor si estuvieras junto a mí. 

-Estos días sin ti parecen años…cuando me despierto y recuerdo que no estás al lado de mi cama…me duele, porque todo huele a ti, todo y…

Unos golpecitos en la ventanilla del auto la sacaron de su mundo y apartando la frente del volante del auto, miró hacia afuera y vio a un policía esperando que saliera. Bajó la ventanilla.

-Señorita, ha estacionado en zona prohibida-dijo el policía señalando hacia un cartel que precisamente mostraba una gran E tachada-Por favor, bájese del auto y me enseña su identificación, su permiso de conducir y el carnet médico.

-¿Tiffany? ¿Estás ahí? -preguntó la voz de Taeyeon, insegura desde el celular.

-Uhh…un momento, por favor, señor-dijo Tiffany, dirigiéndose al policía y sintiendo su cara arder de la vergüenza.

-Fany, ¿Qué sucede? ¿Estás bien? -exigió saber la morena, ahora sí, preocupada.

-Uh…umm…Tae, lo siento, amor. Tengo un problemita aquí, luego te llamo…

-Señorita, por favor, los documentos-pidió el policía, con impaciencia.

-Pero… ¿Qué…?

-Yo te llamo. Te amo.

Para su pesar, colgó de inmediato y sin dejarle replicar para luego buscar en su bolso, los documentos y colocándose los lentes por el gran y caluroso sol que hacía afuera, bajó del auto y el policía de tránsito la miró de arriba abajo a través de sus lentes oscuros y le sonrió a la pelirroja.

-Disculpe. Aquí tiene-dijo Tiffany, entregándole los documentos.

-Bien, veamos… ¿Usted no conoce esa señalización…?

-Sí, la conozco-interrumpió Tiffany, avergonzada-Pero es que no la vi. Me estacioné, porque tenía una llamada de emergencia y no iba a seguir manejando mientras hablaba por celular.

-Umm, por supuesto, claro…-dijo él, haciendo como que estaba viendo los documentos, pero de reojo veía a Tiffany, sonriendo. Luego de unos segundos, alzó la mirada y notó que le parecía muy conocida-Sabe que creo que le voy a poner una multa. Lo siento.

-¿Cree? Pues yo creo que debería estar seguro-respondió Tiffany, cruzándose de brazos-Mire, señor policía, no lo sienta y póngame la multa...

-No se moleste, no se moleste-bromeó el policía, con un tono que intentaba ser simpático. Sacó un bolígrafo y una libreta de su bolsillo-¿Cuál es su nombre?-preguntó.

-Si ha leído usted mis documentos, porque para eso me los pidió. Verá mi nombre en ellos-repuso Tiffany, comenzando a perder la paciencia. Miró a su alrededor y notó varias personas que miraban hacia ella. Volvió su mirada al policía y él le volvió a sonreír, sacándose los lentes y mostrando unos ojos negros oscuros y penetrantes.

-Tiene usted razón, pero le pregunto porque hay personas que me dan nombres diferentes de los mostrados en las tarjetas. Es como si olvidaran sus nombres-dijo él, con sarcasmo.

Tiffany lo miró, incrédula y abrió la boca, sorprendida-¿Está insinuando que yo falsifiqué mis documentos?

El policía bufó y rió, divertido-¿Nombre?-pidió él, de nuevo.

Sintió que estaba burlándose descaradamente y apretó los puños conteniéndose de empujarle o gritarle-Stephanie Hwang-dijo, apretando los dientes.

El policía frunció el ceño y se quitó los lentes, viéndola de nuevo un poco mejor-¿Es usted…?

-¿Qué? ¿Acaso no lo vio en los documentos?-preguntó Tiffany, molesta-Póngame la multa, por favor. Necesito ir a buscar a mi hermano al colegio. 

El policía pareció avergonzarse y le entregó los documentos-No, no, puede irse. Lo siento mucho, Señorita Hwang. No sabía que era usted. Vaya tranquila.

-¿Cómo que vaya tranquila?-preguntó Tiffany, frunciendo el entrecejo y colocando sus manos en la cadera-¿No sabía que era yo? Exijo que me ponga mi multa, señor.

-Pero es que…Señorita, sólo olvídelo. Hagamos como que yo no la vi y como que usted no cometió ninguna infracción…

-¡Pero yo la cometí, maldición! ¡Quiero mi multa, la exijo como ciudadana y me la va a dar ahora mismo! 

-Señorita Hwang, tranquilícese, no tiene usted por qué pasar por todo esto de la multa…usted es Stephanie Hwa…

-¡Entonces no está usted cumpliendo con su trabajo! ¡Yo soy ciudadana como cualquier otra persona y cometo errores! ¡Lo voy a denunciar con sus superiores por incumplimiento! ¡Yo cometí una infracción y debo tener mi multa! ¡Quiero mi multa, porque la voy a pagar! ¡Démela! ¡Se lo exijo! 

El hombre ya estaba completamente rojo de la vergüenza y miraba hacia otro lado, como si buscara donde esconderse. Se atrevió a mirar a la pelirroja y supo que de verdad estaba molesta y que no se iría de ahí hasta que no tuviera lo que quería. Tragó con fuerza y sacó la libreta de multas, nuevamente, y comenzó a anotar los datos del auto y los de Tiffany. 
Cuando terminó, se la entregó y Tiffany le arrancó de un tirón la multa-Gracias-siseó, enojada.

-Que tenga buenas tardes-dijo él, en voz baja y se volvió a colocar los lentes.

Al llegar al colegio y bajar del auto, apenas fue en ese momento que se dio cuenta de lo enojada que estaba. Le dolía la cabeza demasiado y creía que le reventaría en cualquier momento. El portero del colegio le abrió y le saludó con una sonrisa, pasó caminando rápido hacia la enfermería que estaba cerca de la dirección y en la misma puerta, estaba esperándole la profesora y Mike, que salió a su encuentro y la abrazó.

-¿Cómo está tu hermano?-preguntó Tiffany, preocupada.

-Está bien, Tiffany, ya se ha recuperado un poco-dijo el chico.

-Señorita…

-Puede llamarme Tiffany-dijo la pelirroja, sonriéndole a la profesora-¿Qué fue lo que pasó? 

-Bueno, Tiffany. Como le dije antes, él estaba muy tranquilo haciendo un trabajo grupal con sus compañeros y de pronto vino a mí, muy pálido y luciendo desorientado, diciendo que se sentía indispuesto y casi se me desmaya. Si no es porque un compañerito suyo que estaba a su lado lo sostiene, lo hubiera hecho. 

-Dios… ¿Puedo verlo?-preguntó Tiffany.

-Por supuesto, pase.

Noah estaba recostado en una camilla mientras la doctora le hacía unos masajes estomacales y al ver a Tiffany, le sonrió y se apartó.

-Noah…

-¡Tiffany!-exclamó el niño colgándose a su cuello y abrazándola-Me sentía mal, pero ya estoy bien-dijo él.

-¿Seguro?-preguntó Tiffany, tomándole la temperatura con la mano-Tienes algo de fiebre. Será mejor que vengas a casa a descansar.

-Aún tengo que terminar el trabajo grupal, Tiffany. No puedo dejar que mis amigos lo terminen solos-dijo Noah, preocupado.

-Está bien, Noah. Ustedes pueden entregar más tarde-dijo la profesora, acariciando su cabeza. 

-¡Pero es que yo lo quiero terminar hoy!-protestó Noah, nervioso.

-Hey, tranquilo, amigo…-lo calmó Tiffany, abrazándolo de nuevo-Si así lo prefieres, más tarde puedes llamar a tus compañeros de grupo y hacer la tarea en casa. La entregarán mañana si a la profesora no le molesta.

Tiffany y Noah miraron a la profesora.

-No, no me molesta-dijo la mujer-Mientras tanto descansa, Noah. Yo les avisaré a tus amigos. Con permiso.

La profesora salió y Mike se apresuró a entregarle los zapatos a su hermano para que se los pusiera, mientras Tiffany se acercaba a la doctora para hablar con ella.

-¿Lo examinó?-preguntó ella.

-Sí y debo decirle que no se preocupe, son sólo nervios, ansiedad. Quizá ha estado muy preocupado por esa tarea. Yo le pregunté y él me dijo que le estaba costando encontrar información para la exposición. Yo recomiendo que un té de manzanilla y un buen baño caliente antes de acostarse puede ayudarle a relajarse y sentirse calmado-explicó la doctora.

-Bueno, muchas gracias entonces. ¿Me lo puedo llevar?

-Por supuesto. Que descanse y que no se preocupe de más por esa exposición, la profesora ha dicho que puede recibir el trabajo más tarde.

Tiffany sonrió y asintió-Intentaré persuadirlo-murmuró. 

-Estoy segura que lo hará muy bien-susurró la doctora, pasando por su lado y guiñándole un ojo. Tiffany se quedó aturdida por aquello.

Mike había decidido quedarse en el colegio, porque aún tenía que culminar su prueba de matemáticas, así que Noah y Tiffany volvieron a casa solos y cuando llegaron, la pelirroja lo llevó cargado en brazos hasta su habitación y después de acostarlo en su cama, se sentó a su lado y volvió a tomarle la temperatura.

-Parece que tienes más fiebre-musitó Tiffany, preocupada-Iré a prepararte un té de manzanilla y buscarte una pastilla.

-Tiffany, no, quédate conmigo. Estaré bien-pidió Noah, tomando su mano.

-Pero es que…

-Te necesito, Tiffany, por favor. No te vayas. Si enciendes el aire acondicionado quizá se me pase la fiebre rápido-dijo Noah-Por favor…

Como era natural, no pudo resistirse a su puchero. Sonrió y se acostó a su lado, de frente a él para poder verle y acariciar dulcemente su cabeza. Noah suspiró y cerrando los ojos, se acercó más a la pelirroja y la abrazó, acurrucándose cerca de ella.
Tiffany pensó en ese momento en Taeyeon, no supo por qué, pero verlo a Noah era que de inmediato le recordara de algún modo a ella. No era como si durante las 24 horas del día, los 7 días de la semana no se acordara de ella, siempre lo hacía, pero ésta vez era diferente. 

Taeyeon siempre cuidaba a Noah un poco más, parecía que ambos tenían una afinidad especial, desde el primer momento que se conocieron lo notó. Recordó cuando estaban en esa cena y que cuando hacía como que hablaba con Nichkhun, estaba pendiente de lo que hacía o decía su hermanito a la morena. No había logrado escuchar ni una sola palabra, pero lo siguiente fue que Taeyeon se había atragantado y Noah se sonreía como un triunfador. 

Hubiera querido llamar en ese momento a Taeyeon y escuchar su voz, pero Noah en ese momento la necesitaba, lo había dicho y no iba a negarle eso al chico. No podía. No ahora cuando por tanto tiempo, por primera vez uno de sus hermanos le decía eso.
Acarició su cabello y le dio otro beso en la frente, para luego, sin pensar en hacerlo, simplemente comenzó a cantarle la canción de cuna que su madre le solía cantar antes de dormir. La misma que le había cantado a Taeyeon un día antes de irse de tour. 

Pronto la respiración del niño comenzó a hacerse más suave y tranquila, notando que se había quedado dormido y cuando le rozó su mejilla con un dedo, se dio cuenta que ya estaba bajándole la fiebre. 

-Mami…-susurró Noah, entre sueños y acurrucándose aún más cerca de Tiffany, siguió durmiendo. 

El corazón le latió con fuerza, sintiendo una fragilidad tan aplastante que le hizo soltar varias lágrimas. De verdad la extrañaba mucho y si le preguntara a Jong, seguramente le diría que por la canción que le había cantado él se había sentido sugestionado de que su mamá estaba con él y eso su subconsciente lo había captado, respondiendo como un acto reflejo con “mami”. 

Rió débilmente y pensó que quizá se graduaría de psicóloga. Finalmente se dejó caer en brazos de Morfeo. 
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Había culminado la firma de autógrafos y al revisar por enésima vez su celular, no encontró la tan esperada llamada de Tiffany. Se estaba impacientando, porque cuando ella decía que llamaría, lo hacía y esa vez se estaba tardando demasiado. 3 horas era demasiado sin escuchar su voz e imaginarse que estaba a su lado, pensar su perfume, saborear su piel y percibir los latidos de su corazón a través de sus dedos. 
Todo era perfecto cuando la sentía tan cerca a pesar de tenerla tan lejos.

-Hey-saludó Kwang, sentándose a su lado-¿De nuevo metida en tu mundo?

Taeyeon sonrió tristemente y asintió-No ha llamado. Dijo que lo haría, pero…no aguanto. La extraño.

-Ha de estar muy ocupada, Tae. Si dijo que te llamaría, lo hará-dijo Kwang, tranquilizador-No se han saltado una llamada desde que nos fuimos. 

-¿Piensas que me estoy obsesionando?-preguntó, insegura.

Kwang negó y tomó su mano.

-No, realmente no. Sólo estás enamorada hasta las metras de Tiffany-dijo él, sonriéndole y encogiéndose de hombros-ésta es la primera vez que se separan por tanto tiempo, mucho más que aquella vez en Londres. Esto es por un mes y…pienso que pega más que cualquier cosa. 

-No tienes ni idea-musitó Taeyeon, alzando las cejas y bajando la mirada-Durante estos días, antes de dormir, he tenido que abrazar mi almohada e imaginarme que es a ella a quien tengo en mis brazos.

-Te aseguro que ella hace lo mismo y que al despertarse automáticamente piensa en ti.

-Eso me dijo ella-admitió, sonrojada.

-¡Ahí lo tienes! ¡Soy psíquico, Tae! Y dentro de…-miró su reloj, calculando la hora-media a una hora, estarás recibiendo su llamada. 

Taeyeon rió y le dio un coscorrón cariñoso en la cabeza.

-No juegues, Kwang, que me ilusiono.

Kwang negó y golpeó con sus nudillos la mesa de madera. 

-Te llamará y cuando lo haga, vendrás a mí y me dirás “¡Oh, Kwang, eres tan fantásticamente genial!” con esa vocecita tan chillona que pones cuando hablas con la pelirroja. 

-Bromeas.

-Nunca hablé más en serio en mi vida, Tae-dijo él, levantándose y revolviéndole el cabello con un gesto amistoso-Ya vengo, iré a ver si el Sargento Pimienta ya encontró a Leeteuk.

-¿Leeteuk?

-Sí, hace rato que no lo vemos desde que Heechul lo enviara a comprar unas cosas.

-Vale. Gracias, Kwang…por levantarme el ánimo.

-Para eso está el tío Kwang.
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Lo habían trasladado a su habitación finalmente y se sentía más animado, sobretodo porque a la mañana siguiente, según lo que había dicho el doctor Lee, le darían el alta para que se fuera a su casa. Tiffany se había pasado el día anterior al salir de la empresa para decirle que ya habían limpiado su casa y estaba como una tacita de plata. Todo ordenado. 

El doctor le hab