Solo era necesaria una firma. Un garabato de lapicera sobre el papel significaba todo en ese momento. Jessica movía los dedos nerviosamente entre sus manos, intentando ocultarlas pero fracasando. Sus yemas sudaban y su cabeza daba vueltas. Unas líneas de tinta que marcarían su destino para siempre.

Quizás le dolió  un poco la frialdad con la que su flamante esposa Tiffany firmaba el papel que rompía el  matrimonio entre ellas dos. Tiffany siempre lo había intentado todo para salir adelante; esta vez algo fallo y no pudieron seguir su camino juntas. Jessica no sabía muy bien qué exactamente fue lo que ocurrió. Tenía algunas teorías pero Tiffany no contestaba a ninguna de sus preguntas.

El trazo del bolígrafo fue terminado. Las líneas negras entrecruzadas eran mucho más que eso para Jessica. Simbolizaba un laberinto, una espiral del cual no encontraba salida y, si no lo hacía rápido, todo acabaría y ya no habría forma de solucionarlo.

Su pronto a ser exesposa deslizó el papel por la larga mesa de madera en su dirección. Le extendió el bolígrafo y, con manos temblorosas y sudorosas, Jessica lo aceptó. 

Leyó el papel de cabo a rabo, pero no necesitaba hacerlo para saber de qué se trataba ese documento. Si ponía su firma allí, jamás iba a perdonárselo. Si no ponía su firma allí, quizás Tiffany jamás se lo perdonara. Su mente iba a mil por hora y a pesar de esto seguía indecisa.

“Firma” le dijo Tiffany, casi con exigencia en su usualmente dulce y cálida voz. No se parecía a la Miyoung con la que había contraído matrimonio unos años atrás. Sabía que estaba en algún lado, mas ella podía actuar mejor el papel de fría y desinteresada que Jessica.

Jessica cerró los ojos. Una lágrima deslizándose por su mejilla. No le gustaba verse débil, pero esta vez permitió que Tiffany observara como se encontraba dócilmente en un verdadero estado de vulnerabilidad. Extendió su mano, intentando tocar el brazo de Tiffany, decirle que no quería eso para ellas, para su relación, que podían hacerlo mejor. Que este era solo un obstáculo y que podían seguir adelante.

Tiffany apartó el brazo antes de que las húmedas manos de Jessica pudieran tocarlo. Algo se rompió, algo se destruyó.

Jessica limpió su lágrima y deslizó el bolígrafo entre sus dedos. Quizás al fin era tiempo. No sabía por qué estaban divorciándose. Quizás era por culpa de cierta rubia.

Se encogió de hombros, como si no fuera la gran cosa, como si estuviera firmando cuando compras algo con la tarjeta de crédito.

Y firmó.

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a/n: los reto a encontrar un drabble más horrible, corto y mal escrito. Já.