Sooyoung se encontraba sentada sobre un almohadón rosa de terciopelo en un rincón de su habitacón. A su alrededor, docenas de cartas, algunas dobladas, otras aún lisas. También, de distintos colores y algunas todavía conservaban ese perfume frutal que tanto las caracterizaba, ese aroma le hacia sentir arcadas. Acercó un escrito a sus fosas nasales y la alfateó, la alejó rápidamente haciendo una mueca de disgusto. 

Tomó una al azar, esta de un vivo color naranja y la abrió. El perfume lo inundó todo una vez más, dio un suspiro. La carta obviamente estaba firmada con el nombre "Yuri", volvió a   inhalar y luego exhalar, era un tanto complicado estar en esta situación. Su vista se posó en una oración "Eres tan bella...que todos los demás parecen insignificantes a tu lado..."

Sooyoung no entendía como alguien podía sentir eso, de esa manera tan pasional...era tan diferente a lo que ella alguna vez sintió, que no iba má allá de un atracción temporal hacia algunas muchachas de su clase; pero Yuri siempre refirmaba sus dichos.
Kwon era simplemente tan...cursi, todo lo que escribía era completamente empalagoso y dulce, Sooyoung no soportaba eso, dem ninguna manera, le resultaba estúpido y un tanto ridículo. Por lo general bromeaba sobre eso con su círculo de amigas, pero realmente hoy no se sentía como para juguetear con eso.

Quizás, había ido demasiado lejos.

Dejó el papel que sus manos acunaban en el alfombrado, se acercó un poco más y tomó otra, sus ojos se centraron en las letras negras:

"Sooyoung...se que es un poco....complicado darme respuestas pero...¿Podrías decirme que sientes?" 

Suspiró...se levantó, sentía como que debería hacer algo inmediatamente, caminó hacia su escritorio blanco con adornos solamente rojos, abrió un cajón en busca de alguna lapicera de tinta con la cual pueda escribir, sus manos revolotearon pero no encontró nada.

-Estaba segura que tenía una lapicera justo aquí...- susurró. Cerró el cajón de un solo movimiento rápido, salió por la puerta de su habitación y corrió escaleras abajo hacia su living. Era una sala muy grande, en un costado se destacaba una hermosa chimenea que sus padres atesoraban como si de oro se tratara, cerca, se hallaba un mesita baja de madera ancha y corta, a cualquiera que se sentara al costado de esa superficie de madera le albergba un calor insuperable.

Justamente, se acostó cerca del fuego para pensar. Yuri era bonita y delicada a la vez, entonces...¿Por qué no darle una respuesta? ¿Acaso era tan complicado decir algo?

En ese momento, recordó casi todas las cartas, una gran mayoría de ellas.

"Eres tan bonita..." decía una color celeste pálido

"Estaba tras un libro cuando ayudaste a aquel niño a poner aderezo en su hamburguesa...adorable" se leía en la verde claro.

"¿Podrías responderme? Un 'no' es aceptable en serio" se redactaba en la amarilla

"Dime que si, o que no. Pero...respondeme algo...por favor" suplicaba en la violeta perla

"Estoy cansada de esto...pero no me rendiré ¿Sabes?"

Y la última y más memorable se leía un...

"Te quiero mucho, recúerdalo"

Corrió de vuelta escaleras arriba, su respiración era muy agitada, pero no le interesaba mucho. Guardó todas las cartas en una caja de cartón que ella misma había pintado en un intento fallido de reciclaje. Tan rápido como había subido estaba en el living de vuelta.

-Madre...¿Sabes dónde hay una lapicera y un poco de papel? - preguntó suavemente a su madre, esta le miró pensativo y asintió. Limpió sus manos en un servilleta, abrió un cajón de la sala de estar y le tendió lo que Sooyoung había pedido.

-Gracias- respondió con una sonrisa.

-De nada...¿Por qué necesitas esto?- preguntó su curiosa madre.

-Uh...Es un secreto- contestó misteriosamente, la mujer que le dió la vida solo rió ante el comentario, dió media vuelta y regresó a la cocina paara terminar de cocinar la cena.

Sooyoung regresó a esa mesita de madera del living, se sentó al lado de esta y suspiró, tal vez era hora.

Comenzó con movimientos tímidos de su mano sobre el papel, al principio no estaba muy segura de que escribir, y e repente no entendió como Yuri tenía el coraje de expresarlo todo. Miró su escrito final, no era tan malo, en realidad, y se podía decir que no había desperdiciado treinta minutos de su vida.

Lo releyó, como unas diez veces.

-¡Sooyoung! ¡La cena! - llamó su madre desde la cocina, se había hecho bastante tarde y la luna blnca y resplandeciente brillaba en el oscuro firmamento.

-¡Oh! Emm...¡Y voy, madre! - contestó gritando, guardó la carta que recién había termindo junto con las otras que había recibido de Yuri. Cerró los ojos y tal vez se le escapó una lágrima, con un movimiento rápido, tiró todas las cartas al fuego.

Tal vez, eso no estaba destinado a ser.

"Yuri-ah;

Le mostré tus cartas a mis amigas, y ellas dicen que eres muy cursi y ridícula; lo pensé por un tiempo, también; pero eres tan sincera Yuri-ah...y eso me agrada de tí, no dudaste nunca, siempre fuiste al punto.

Yuri-ah, creo que me agradas demasiado también.

Tal vez mucho.

No es un carta muy larga, ni tan dulce como las tuyas, pero creo que aclaré todo bastante bien; me gustas también, Yuri-ah.

-Sooyoung"

Bueno, esa carta está quemándose justo ahora y tal vez, en quince minutos, sean solamente cenizas; en un rato, ni se parecerá a la carta con sentimientos que era...Ya no existe, ahora no es nada.

Y Sooyoung nunca le respondió nada, solo eso quiero decir...