Era ella una muchacha de belleza inigualable. Iba tras mí como un pajarito día a día sin descanso. Parecía nunca cansarse, no se daba por vencida. Mi moral no me permitía aceptarla, de ningún modo. No es por mi prestigio, ni mi carrera. No me preocupa el que dirán. Es por ella. Por esta obsesión adolescente que ella tiene.
- Sr. Jung ¿Puede usted detenerse un segundo? Le vengo siguiendo hace treinta minutos sin descanso. ¿A dónde está yendo usted? -
Ese trato formal me alerta. Detengo mi paso y doy media vuelta. La observo por primera vez desde que comenzó el día. Hay una mirada de determinación en sus ojos, si escarbo un poco más encontraré desafío en ellos seguramente.
- ¿Qué quieres tu? -
Me obligo a tratarla normalmente. Sus "usted" me provocan ansiedad que no puedo frenar. Quiero que deje de hacerlo. Pero al mismo tiempo suena tan sensual en sus labios, tan provocativo en su voz.
- Quiero que me aceptes -
Estaba retrasando el camino hacia mi departamento, para que no sepa donde vivo. Aunque, analizándolo bien, ella ya lo sabe. Ignoro su respuesta y sigo mi camino. Lo dudo un segundo pero la localizo rápidamente detrás mío. Está siguiéndome todavía.
Me detengo, luego de cinco minutos más, en la puerta del edificio. Tomo las llaves y abro la puerta. Miro hacia atrás. Ella está todavía en la calle, no subió las escaleras del edificio. Me mira fijamente sin pestañear.
- Entra - digo, secamente.
Le toma por sorpresa, lo puedo ver en su rostro aniñado. Sus mejillas se tornan carmesí mas avanza tímidamente por la estructura. Pasa por la puerta y tengo la vista de su adorable trasero.
Tomamos el ascensor, vivo en la última planta. El pequeño viaje transcurre en silencio. Quiere ocultar su excitación pero falla. No hago ningún comentario sobre ello, le dejo creer que lo logró.
Las puertas del elevador se abren con un ruido de campana y accedemos a mi departamento en cuestión de segundos.
- ¿Por qué me dejó entrar? - pregunta inocentemente.
" No lo sé, pero espero que no le digas a nadie o iré preso "
- Porque... - dejo la frase en el aire - ¿Quieres café? -
- No, gracias... - vacila un instante, pero agrega - el sabor es muy fuerte -
Reprimo una risa. Claro.
Le extiendo un vaso con zumo de naranja y sonríe en agradecimiento.
- ¿Por qué me estabas siguiendo? - pregunto luego de un momento de tranquilidad.
Deja el vaso sobre la barra. Me mira intensamente unos segundos.
- Porque me gustas -
Lo dice muy fácil, como si fuera lo más común del universo, como si fuera correcto.
- Mira Tiffany, eres muy agradable - porque decir hermosa le cambiaría el sentido a la oración, aunque, bueno, lo es. - Y creo que puedo ver lo que quieres -
- ¡Ah! Debería usted haberlo descubierto ya, se lo dije bastantes veces .
- Si, bien...bueno. Puedo ver que tus emociones te están confundiendo. Quizás deberías pensarlo dos veces antes de hacer estas cosas, yo porque soy alguien responsable y cuido de tí aunque no lo veas...pero si algún día te gusta alguien que no conoces completamente y lo sigues, puedes terminar en lugares con gente mala y,,, -
- ¿A qué quiere llegar? -
- ¿Sabe tu madre que estás afuera? Puedo darte el teléfono para que le avises -
- Eres muy malo conmigo, Jesse -
Por primera vez me trata informalmente y está bien. Puedo notar un poco más de confianza y me alegra, mandarla a casa será más sencillo así, ahora solo falta contenerme un poco más...
- Eso no va a pasar porque yo te quiero y te deseo solo a ti. No seguiré a nadie más que a ti. Estoy enojada contigo por ignorarme pero al mismo tiempo sigo haciéndolo. ¿Por qué no puedes aceptarme de una vez por todas? -
- Ah, pero... -
- ¿Pero? -
- Ah, pero eres solo una niña -
-Cumpliré diecisiete el próximo mes - agrega, entre dientes, claramente disgustada por mi argumento.
- Si, yo en septiembre cumpliré veintinueve -
Chasquea la lengua en signo de derrota. Pienso que he ganado pero esa mirada vuelve a ella, dejando ningún rastro de la tímida chica que accedía lentamente a mi departamento.
- Podemos ser amigos, si quieres - me apresuro a decir.
La frase queda flotando en el aire, cada segundo es más estúpida a mis oídos.
Pasan unos segundos que parecen eternos, una sonrisa maliciosa se forma en sus labios rosa pálido.
- Te deseo - lo dice con determinación desconocida.
Me horrorizo y mis ojos escapan de los suyos. Corto el contacto visual y pretendo buscar algo en específico. Aunque me rindo luego de unos instantes.
- Pareces demasiado joven para buscar ese tipo de diversión -
- ¿Y eso qué tiene que ver ? -
- Así que tal vez no soy el indicado -
- Lo eres, nunca había sentido esto con nadie más -
El silencio es tenso. Mi cerebro trabaja extra para fabricar una respuesta efectiva que la aleje de aquí. Esto no es bueno para ella, aunque lo quiera. Si tan solo fuera un poco mayor...Ah, pero sigue siendo una niña.
- Eres bonita, me gusta tu estilo. Pero estás equivocada si piensas que con esa sonrisa vas a convencerme. -
- Pero...Espera ¿Acabas de decir que soy bonita? - frunce el ceño pero sonríe triunfal y sé que he fallado en mi tarea de hacer que dessita rápido.
- Eres solo una niña -
Lo digo como si esa frase la catapultara inmediatamente hacia su casa.
Lo analizo bien, muy bien. Ella está estudiando, y yo ya trabajo en una empresa. Ella vive con sus padres, yo me independicé hace diez años (cuando ella tenía seis tiernos añitos). Yo he tenido relaciones uales múltiples veces, ella no. Cuando ella nació, yo terminé mis estudios primarios. Cuando ella terminó sus estudios primarios, yo tenía veintitrés. Las comparaciones me horrorizaban al notar tanta diferencia. Trece años nos separaban y parecía cada vez más y más tiempo. No había forma. Era hermosa, agradable, y me resultaba completamente encantadora. Además de muy sensual. Ah, pero ella es solo una niña.
Se acerca a mi lentamente . Rezo por que en realidad su destino sea la puerta de salida, pero se posiciona frente a mí y sé que no va a irse hasta cumplir su meta. La cual no va a lograr.
- Jesse - gime.
Eso me excita y lo sabe perfectamente bien. Trato de ocultar mis pasiones y mantener mi rol de adulto responsable. Porque después de todo, es solo una niña.
- Jesse, take me now - grita en perfecto inglés. Agradezco que los vecinos sean ancianos que no sepan el idioma, me traería serios problemas .
Ella quería o pero no iba a conseguirlo conmigo. Reafirmo mi posición poniéndome de pie. Pensando que retrocedería y se iría. Grave error , ahora estamos más cerca y más. Hasta que me besa.
En un flash de sobriedad la alejo rápida pero suavemente de mí.
- Eres solo una niña... - susurro, uniendo su frente con la mía - Solo una niña -
- Me deseas y lo sabes. Aunque sea una niña -
Suspiro fuertemente. Tiene razón.
No sé como terminó todo esto, como terminé en esa situación, como pude sucumbir ante los deseos de quien, a mis ojos, era solo una niña con una obsesión adolescente. Lo único que sé (y lo que por un segundo me regresa a la realidad- pero lo ignoro) es que a Tiffany le gustan mucho mis sábanas de seda azules.