Cuándo Yuri tenía seis años, sus padres le comunicaron que tendría una hermana, y que se llamaría Sooyoung. Ella no quería una hermana, ella estaba bien sola. Yuri lloró sin sentido toda la noche y se sintió completamente estúpida luego de darse cuenta, de que tal vez, podría educarla como compañera de travesuras y fiel amiga.

Cuándo Yuri cumplió siete, sus padres pelearon tanto, que la pequeña no pudo disfrutar su fiesta. Ella pegó su oído a la puerta para escuchar el más mínimo detalle de la conversación. Su padre gritaba sobre un cierto "error" y su madre trataba de tapar sus palabras con un llanto que hizo que la misma Yuri quebrara.
La pequeña Kwon no entendía porque su padre llamaba a su futura hermana de aquella forma. Ella había visto en los programas de la televisión que el tener hijos es una bendición, un regalo.

Cuándo Yuri tenía siete años y un par de meses, su madre llegó a la casa con un bebé en brazos; envuelta en una manta rosa y con un sombrerito blanco. Parecía la criatura más vulnerable e indefensa en todo el planeta tierra. Yuri quería abrazarla fuertemente y no soltarla, definitivamente, como la hermana mayor que era, quería cuidar a Sooyoung para que no viviera en el frío ambiente que en ese lugar reinaba.
Porque ese lugar no merecía ser llamado hogar.

Cuando Yuri tenía ocho años, vió a su padre por primera vez pegarle a su madre. Ella recordaba el sonido que provocó la piel de la mano del hombre impactar contra la mejilla del angelical rostro de la mujer.
Al momento del golpe, Yuri cerró los ojos, pero no pudo taparse sus oídos que tan bien recordaron el sonido.
Ella estaba escondida detrás de la puerta de la oficina de su padre, la niña solo estaba en busca de los dulces que el hombre mantenía escondidos en el tercer cajón de su oscuro escritorio.
Yuri pudo sufrir con su madre.

Cuándo a Yuri le faltaba una semana para cumplir los nueve, vió como su madre armaba una maleta. Con lágrimas en el rostro de la mujer, guardaba prolijamente sus ropas, un poco de dinero y unos "trozos de plástico", como Yuri los llamaba, que en realidad eran tarjetas de crédito. Vió como su madre tomaba en brazos a su hermana. Sooyoung hacia extraños gestos con su boca y Yuri no pudo evitar reír, aun que el momento era pura tristeza y confusión, ella rió, delatando su posición y alarmando a su madre. "¿Qué haces?" le preguntó la inocente hermana mayor "No volveré por tí" contestó secamente el ser que le dió la vida. Y si bien Yuri no entendió completamente lo que esas palabras significaban, eso le dolió de una manera inexplicable. Observó como la pequeña figura de su madre se iba haciendo pequeña mientras avanzaba, y como la maleta tan grande le hizo el recorrido más complicado.
A la mañana siguiente, Yuri pensó que su hermanita y su madre estarían allí, como todos los días. Pero no las encontraba en ninguan parte, pensó que se habían ido a un viaje. "¿Por qué no me habrán llevado? ¡Se fueron solas! Cuando vuelvan, le pediré a mi madre que me lleve a mí. Es mi turno"
Pero su madre nunca regresó.

Cuándo Yuri cumplió doce, casi no se acordaba del rostro inocente de su hermana. Ahora, ella entendía mucho más sobre el mundo en el cual vivía, pero seguía sin entender la repentina decisión de su madre de abandonarla y dejarla con un hombre muy macabro y tenebroso. Rezaba casi todas las noches, como fiel cristiana, pidiendole a Dios por la salud de sus familiares y deseando reencontrarse con ellas alguna vez. Y aun qué su Fe era fuerte, a veces pensaba que nadie allí arriba la escuchaba y que tal vez, solo estuvo hablando sola todo este tiempo.
Yuri solía buscar las estrellas porque recordaba la lección que una vez, su joven madre le dió:
 

"Mira, esas son las Tres Marías. Yo siempre las buscaba cuando era pequeña, me gustaba observar las conteslaciones, pero a mi me encantaba una en especial. Esa.
Buscala siempre, y yo acuerdate de mí, cuando la mires, yo me estaré acordando de tí"

Y Yuri buscaba siempre esa constelación. Y si, se sentía como una idiota por creer en aquella promesa, pero toda su alma, secretamente, esperaba reencontrarse en algun momento con su madre, 
Porque Yuri sabía perdonar, después de todo.

Cuándo Yuri tenía trece decidió armarse de valor y enfrentó al tan temido hombre que vivía con ella.
Porque no merecía ser llamado padre.
Le preguntó, lo más serenamente que pudo, el porqué de la "huída" de su madre. A lo cuál, el solo respondió con una mirada vacía seguido por inpronunciables oraciones son groserías. La noche terminó con un hombre en completo estado de ebriedad golpenado todo a su paso. Yuri no fue la excepción. Su padre le dió una bofetada tan fuerte, que luego de diez minutos su mejilla seguía roja. Ella cerró su puerta con llave y luego escondió el pequeño objeto de metal bajo su cama.
Yuri lloró tanto ese día...su padre bebió tanto ese día...
Y fue una noche más en la que Yuri no recibió un "Buenas Noches, Princesa"

Cuándo Yuri tenía catorce, ella fue cambiada de escuela por su conducta inapropiada. Su padre se enojo mucho e intentó pegarle, pero una fuerte Yuri, por primer vez, se animó a enfrentar y esquivó sus palmas.
"No esta vez" se repetía, recordando el incidente de un año atrás, donde su padre se había atrevido a levantarle la mano.
"No esta vez" 
"No esta vez"
"Nunca más"
Con energías renovadas, ella no quería llevar a su padre hasta el límite, pues sabía que no iba a poder derrotarlo en total estado de furia, solo quería demostrarle que ya no era la pequeña de doce que se dejaba maltratar.

Cuándo Yuri tenía tres meses en su nueva secundaria, conoció a una nueva persona. Era su primera conversación con alguien de la escuela. Yuri no tenía amigos, ni iquiera uno que la salvaba de sus insufribles días.
Nadie.
Pero esta nueva chica parecía una persona nueva e inocente; como si no supiera como era el verdadero mundo, como si no supiera de los monstruos que habitan en la gran ciudad. Su aura aniñada invadía todo el salón. En su primer día ya hablaba interactuaba con otros compañeros, pero, ella parecía estar completamente interesada en Yuri y aun qué Kwon quería formar una amistad, sus labios no formaban respuesta alguna y su expresión facial era digna de hibridez total.

*

Cuándo Sooyoung tenía seis años, le gustaba mirar como su madre cocinaba su tarta favorita de limón. Ella, a su corta edad, estaba muy interesada en la gastronomía. No era sorpresa para nadie, que si le preguntaban que quería ser de grande, ella contestara "Chef".

Cuándo Sooyoung tenía siete, ella entró en la primaria. Como era el primer día, hacían preguntas sin sentido solamente para gastar tiempo. Una de esas preguntas eran "¿Cuales son los oficios de sus padres?" Si, muy fácil de contestar, pero otra duda se formó en la mente de la pequeña "¿De que trabajará mi padre?" Su turno llegó y ella contestó solo por su madre y aun qué sus maestras tenían cara de confusión por un segundo, parecieron entender a lo que Sooyoung se refería y acordaron no volver a hacerle preguntas familiares.

Cuándo Sooyoung tenía siete, estaba caminando en la ciudad, su excursión favorita, entró a un local de ropa y encontró a una niña un tanto...particular. Era notablemente más grande pero le daba una gran curiosidad, pues cada vez que la miraba, su pecho parecía encogerse y dolía mucho. Sooyoung le adviritó esto a su madre y la sacó rápidamente de allí. La pequeña tuvo que repetirle y asegurarle variadas veces a su madre que se encontraba bien. Sin embargo, cada vez que su mente formaba la imágen de aquella muchacha algo se movía dentro de su interior; por su corta edad, su capacidad de pensamiento era bastante limitada, ella solo pensó que le había llamado la atención por lo bonita que la chica era.

Cuándo Sooyoung cumplió ocho, su madre no estaba allí para ella. Se quedó sola el día de su cumpleaños con un pastel enorme, el cual comió casi todo. Intentó cortarlo con el cuchillo, pero era tan grande que termino haciendose pequeñas heridas. Sooyoung en serio tenía hambre, optó por ingerirlo usando sus manos.
Bueno, al menos pudo saborear la dulce crema y las jugosas frutas.

Cuándo Sooyoung tenía nueve, vió que su madre entraba con un hombre a la habitación y se encerraba en ella. Inmediatamente, gritos ahogados provenientes de esa sala la dejaban sin ganas de dormir. Esta situación se repitió tres veces, y las tres veces pensó que su madre estaba siendo atacada u obligada a algo que no quería hacer. Lo cierto, es que luego de media hora, esos gritos cesaban y siempre notaba que su madre estaba perfectamente a salvo, menos sus cabellos que siempre terminaba desordenado y un tanto enredado; Sooyoung lo peinaba y acomodaba en un cómodo moño mientras dormía.

Cuándo a Sooyoung le faltaba un mes para cumplir doce, ella entendía completamente en lo que su madre trabajaba y se lamentaba de que ella haya llegado a tal punto de miseria. Decidió trabajar a tan temprana edad para que su madre dejara su empleo, fallando lamentablemente por no ser aceptada en ningun lugar,
La edad es restricción.

Cuando Sooyoung tenía catorce decidió experimentar. Un día, su madre se fue de noche para "ir a la oficina", Choi solo asentía, entendiendo perfectamente a que ella se refería. 
Sooyoung abrió el armario de licores y probó un poco de cada uno, quemaba y le sacaba la respiración pero el gusto era algo especial. El whisky era más fuerte y le dió picazón en la garganta. El vino tinto no le gustó en absoluto y la cerveza la escupió poco después de probarla. Acto seguido, se movió al cajón del escriorio privado de su madre y sacó una cajetilla de cigarrillos. Encendió uno e instantaneamente tosió secamente, el humo le hacía mal a los pulmones y dejó un olor desagradable en su ropa. Tiró el resto del cigarro en la basura, y fue a dormirse, aun qué le costó, ya que su cabeza daba vueltas luego de su "experimento" con el alcohol. 
Se trasladó a la tierra de los sueños pensando en que tendría que hacer eso más a menudo.

Cuándo Sooyoung tenía dieciseis, fue expulsada de la secundaria por mala conducta, a su madre ni siquiera le importó. Choi tuvo que buscar un nuevo instituto por su cuenta y para su suerte, encontró uno pronto. 
A ella le gustó su nueva escuela, era más bonita e incluso la trataban mejor. Intentó ser más sociable, hubo una chica que le llamó completamente la atención. Tal vez era su rostro inexpresivo, híbrido o su manera tan suave y delicada de escribir. Lo único que sabía, es que estaba muy interesada en ese chica...Jung. Terminaron siendo muy amigas, Sooyoung batalló bastante para compartir amistad con Krystal. Se podría decir que salieron como pareja un tiempo, pero terminaron en buenos términos y siguen siendo compañeras.

Cuándo Sooyoung tenía diecisiete se sentía feliz. Pensaba que ese era su año.
Su madre se habia ido un día hace un mes y no volvió, no le importaba mucho realmente.
El primer día de clase fue bastante bueno, seguía en el mismo instituto donde había formado su propio grupo de amistades, algo que nunca antes había logrado. Cómo siempre, tomo actitud negativa repitiendose que, de seguro, todos los profesores eran basura y no servían para nada.
La última hora de clase llegó rápidamente...

"Hola chicos...Yo soy su nueva profesora de historia, tengo veintitres años, mi nombre es Kwon Yuri. 
Gusto de conocerlos"

Ambas se reconocieron, no saben perfectamente como describirlo, supongo que es algo que sientes adentro, una vocecita que te repite una y otra vez, que ese "alguien" al que ves significa algo.

"¿La conozco, señorita?" le preguntó Yuri a Sooyoung, luego de notar que la más joven la miraba curiosamente.

"Creo que sí" respondió Choi, sin parpadear.

"¿Cree que sí? ¿Cómo es eso?" volvió a interrogar, mientras una ceja se levantaba y cruzaba sus brazos.

"No lo sé...Mi nombre es Choi Sooyoung"

"Sooyoung..." colocó su mano en su barbilla como si hiciera esfuerzos por recordar algo "No, me está confundiendo con alguien más"

"Oh si, supongo que sí" una Sooyoung confundida coincidió.

La hora hizo su transcurso más lento de lo normal. La alumna Choi intentaba con todas sus fuerzas recordar dónde había visto su rostro antes. Parecía extrañamente familiar, como si la conociera desde siempre. Pero no lograba recordar a ninguna respuesta. Sus amigas intentaban hablarle y hasta la atacaron con bolitas de papel, pero nada la sacaba de sus pensamientos, estaba tan sumergida en ellos, que no se dió cuenta, de que el primer día al fin había terminado. En el salón, solo se encontraba ella y la profesora Kwon que estaba guardando sus cosas en un maletín de cuero marrón.

"Si...definitivamente la conozco de algún lado" Yuri movía sus manos mientras buscaba en todos los recuerdos almacenados en su mente "¿Podría repetirme su nombre? Por favor".

"Choi Sooyoung"

"Kwon Yuri"

"Yuri...sé que te conozco"

"Oh yo igual, pero no se de donde"

"Ni yo...Bueno, supongo que debo irme"

"¿Alguien viene por tí?"

"No..."

"Pero eres pequeña para irte sola"

"¡No lo soy" Tengo diecisiete"

"Bueno...lo lamento, sobreprotejo a los menores"

"¿Por qué?"

"Me arrebataron a mi hermana cuando era pequeña"

"Oh...yo lo lamento...¿Cómo se llamaba? Digo...se llama"

"Kwon Sooyoung...la perdí en garras de mi madre Choi Sulli"

"¿Yuri?"

"¿Qué se le ofrece?"

"Mi madre se llama Choi Sulli"

*

Hola~Me pidieron SooYul y sé que de seguro esperaban algo romántico o angstD; Pero decidí hacer su relación como hermanas.

En fin, a mi me gustó y este vendría siendo el más largo de esta "colección".

Contador de palabras: 2308.

Gracias por todos sus comentarios, su apoyo, sus upvotes sus subscripciones. En serio las aprecio y lamento mis errores horrores de ortografía, escribo muy rápido y además estoy viendo SmackDown. Y recien ahora me entero que despidieron a Evan Bourne. La vida es cruel.

Bueno, gracias por leer.

(Credits for the main photo to the respective owner/s and thanks so much for such amazing edits:D)

Adiós, cuídense chicos~