-¿Podrías ayudarme, Taeyeon?- preguntó la hermana de la mencionada, quien llevaba por nombre Kim Hyoyeon, famosa empresaria en la cima de su carrera, casada con el hermoso- e igual de poderoso, hombre, llamado Choi Sooyoung.

-¿Si?- desvío la mirada de su portátil y fijó los ojos en su hermana, quien estaba tratando de ingerir una tostada rápidamente para así poder dirigirse al trabajo.

-Mierda- susurró la rubia, luego de chequear la hora en el reloj con luces rojas de la cocina -¿Puedes ayudarme?- repitió en un tono de voz más fuerte y brusco, notablemente irritada. Taeyeon solo pudo asentir con la cabeza, Hyoyeon casi nunca se mostraba enojada a excepción que esté muy nerviosa, y al parecer, lo estaba.

-¿Qué necesitas?- preguntó inocentemente la castaña.

La rubia mayor solo rodó los ojos -¿En serio me preguntas esto? Te estuve explicando todo lo que pasó, y no me escuchaste ni una palabra, eso se debe a que estabas muy concentrada en tu portátil como para prestarle atención a tu propia hermana ¿No?- Taeyeon reprimió una carcajada, su hermana solía exagerar las situaciones más de lo debido, además, siempre recalcaba el hecho de que era mayor y tenía que actuar como tal -Necesito que cuides a mis hijas- comentó Hyoyeon, refiríendose a sus dos niñas llamadas Tamra y Yoeul, mellizas, que contaban con tiernos seis años.

-No...no puedo. Yo también tengo trabajo ¿Recuerdas?- señaló a la parte de su cabeza donde se encontraba el órgano que le permitía pensar, mientras en su rostro mantenía una sonrisa sarcástica tan caracterpistica suya.

-Si, lo sé...Contraté a una niñera. Su nombre es Seo Joohyun, es muy responsable, me han hablado maravillas de ella. El problema, es que se encuentra estudiando, es por eso, que solo necesito que cuides a Tamra y a Yoeul por la mañana, mientras ella se encuentra en la Universidad. Joohyun se encargará de ellas por la tarde y una parte de la noche ¿Entendido?- Casi parecía una órden y no una propuesta, pero Taeyeon sabía que ella aceptaría.

-Bueno, en realidad no creo...- 

-¡Ay dios mío!- exclamó, interrumpiéndola. Divisó su reloj de muñeca y desde la puerta de entrada le gritó -¡Gracias! ¡Joohyun estará aquí a las dos de la tarde! ¡Ella traerá a las niñas! ¡No te ausentes!-

-Pero...p-pero...¿Qué?- no pudo terminar de quejarse, puesto que, su hermana ya había desaparecido en el ascensor del edificio, dejándola sola en su inmenso apartamento, ni siquiera se había preocupado en cerrar la puerta. 
Taeyeon se acercó y de un movimiento firme, la empujó y quedo cerrada.
¿Cómo Hyoyeon sabía que ella iba a aceptar? Ya hasta había citado a la mujer en SU apartamento, o sea, si ella decía que no, no tenía escapatoria, puesto que ya había un compromiso hecho. Se abofeteó mentalmente.

Luego recordó que...¡No había nada de comida! Bueno, tenía algunas frituras y comida rápida ¿Eso es lo que los niños de hoy en día suelen comer? Taeyeon lo recordaba así, por eso mismo, no se preocupó de comprar más alimentos.

El timbre sonó repentinamente. haciendo que Taeyeon diera un brinco y que sus pensamientos se esparcieran y desaparecieran. Dejó caer una bolsa con frituras y fue rápidamente a abrir la puerta. Ella pensó que de seguro, era algún vecino reclamando por la música en volumen elevado que solía escuchar a altas horas de la madrugada. Pero nada de eso, era una hermosa mujer, con el cabello color azabache y una mirada sincera y tierna, era notablemente menor y acentuaba ese aire juvenil con su vestido liviano de flores, perfecto para una primavera tan hermosa como la que estaban viviendo. Kim mentiría si dijera que no había quedado atónita ante tanta simple belleza junta.

-¿Si? ¿Puedo ayudarla en algo?- preguntó la castaña, intentando lucir calmada y normal, ella solía tomarse las cosas fáciles y no alterarse por situaciones incómodas.

-B-buenos días...- Dos sonrisas se revelaron detrás de la mujer, Tamra y Yoeul estaban escondidas, usando a la muchacha como mural. -Mi nombre es Seo Joohyun y es un gusto conocerla...- Seohyun no pudo terminar su presentación, las niñas se dispararon a toda velocidad dentro del apartamento de la castaña -¡Niñas! ¡Niñas!- llamó, pero no le prestaron atención alguna.

-No te preocupes, está bien- aseguró Taeyeon con una mirada acogedora.-Ven, pasa- la castaña se corrió de la puerta, así Seohyun podía pasar.

-Permiso, gracias- sonrió y paró en el medio de un pasillo que comunicaba hacia la cocina y hacia el living -¿Usted es Kim Taeyeon?- preguntó, un tanto indecisa, mientras cambiaba el peso de un pie a otro.

-Si, lo soy- dijo, con una sonrisa pícara al ver el nerviosismo de la mujer en frente suyo -No estés nerviosa, no me trates con tanto respeto, es...- gesticuló con  las manos buscando la palabra adecuada -...incómodo, solo dime Taeyeon o....o Tae- concluyó.

-De acuerdo, si...si usted lo dice...Uh no, lo lamento, es, si tú lo dices...No me despida por favor- pidió Seohyun, mientras rogaba con los ojos también. A Taeyeon le pareció un acto muy tierno.

-No temas en soltarte conmigo, no te pegaré ni nada de eso, tómatelo con calma, en serio- aseguró la castaña. La menor se sintió un tanto alarmada luego de comprobar que estaba más tranquila, el miedo en ella no solía irse tan rápido.

-De acuerdo, gracias- comentó, sintiendo la ligererza de su estómago.

-Creo que mi hermana ya te ha explicado esto...- empezó Taeyeon -Trabajo desde el mediodía hasta la noche, pero no volveré demasiado tarde, sé que estás estudiando y que es muy importante.- señaló el camino hacia el living -Vé siéntate y hablamos mejor, llevaré café...-

-Yo...-comenzó Seohyun, un tanto avergonzada -No bebo café...- bajó su cabeza.

-¿QUÉ? ¡Estás despedida entonces!- exclamó la castaña, provocando que las niñas se callaran también.

-P-pero, yo, yo puedo beberlo si-si usted quiere...- Iba a seguir con sus disculpas, cuando escuchó carcajadas resonantes por toda la habitación. Taeyeon se encontraba riéndo, mientras se movía extrañamente en el piso de madera, por tantas risas, se había tirado al suelo junto con las niñas.

Seohyun se sentía más avergonzada y nerviosa que antes, sus mejillas estaban teñidas de un rosa suave y apenas podía balbucear palabras. Cuando dejaron de reír, Seohyun agarró su bolson con más fuerza.

-Lo lamento, es que...- intentó reprimir una carcajada. Al ver el rostro serio de la mujer se quedó helada, nunca había imaginado que una muchacha que lucía tan inocente como ella, podía ser dueña de una de las peores y más intimidantes miradas de hielo.

-Lo lamento- dijo, estaba vez poníendose seria.

-Esta bien- suavizó el gesto de su rostro -Agua estaría bien-

-De acuerdo- y no se animó a agregar nada más.

Diez minutos después, Taeyeon se acercó a la mesa, depositó los vasos allí y le preguntó a Seohyun:

-¿Qué observas?-

-A Tamra y a Yoeul...-comentó -Son tan tiernas- ellas se encontraban jugando con unas muñecas barbies, al parecer, estaban creando una historia con los juguetes. -Me gustaría tener hijos así...algún día-

-Es una gran meta- dijo Taeyeon.

-¿Acaso tu no quieres tener hijos?- preguntó Seohyun, y antes que la mayor pudiera contestar, ella simpleemnte comentó -Gracias...por el agua-

-Oh de nada, y bueno, en realidad a veces pienso en adoptar, pero soy muy joven, al menos quiero estar segura de que puedo soportar a Tamra y a Yoeul por toda una semana-

-No creo que debas verlo como soportar, en serio creo que puedes aprender sobre esta experiencia- sonrió amablemente.

-Creo que debo irme- suspiró y añadió -Te quedarás aquí ¿Verdad?-

-Solo cumplo órdenes- se encogió de hombros -Supongo que sí-

-Bueno, adiós- agitó la mano -¡Adiós niñas!-

-Adiós tía Taeyeon. le sonrieron de manera rápida, puesto que, no querían desconcentrarse de su juego.

La castaña se fue, dejando a Seohyun sola con las niñas.

-Bien niñas ¿Tienen hambre?- preguntó la azabache.

-¡Yo si!- contestó Yoeul.

-¡Igual yo!- agregó Tamra.

-Bien, traigo comida en mi mochila, dejenme traela- dijo, Hyoyeon le había recordado que Taeyeon solía comer en locales de comida rápida, y definitvamente no quería que Tamra y Yoeul comieran eso, al menos, durante el tiempo que estén bajo su cuidado.

*

Habían pasados las horas como si minutos fueran, Taeyeon no podía creer la velocidad a la que el reloj avanzaba, lo cuál era muy raro ya que su tiempo en la oficiona solía ser eterno. Se levantó de su silla de cuero negra y movió su cuello haciéndolo sonar. Cerró los ojos. Era una bonita noche, y ella podría haber ido a beber un trago si tan solo no tuviera dos niñas en su casa. Suspiró. Miró el reloj de su muñeca.

-Mierda...- susurró, estaba increíblemente tarde, probablemente Seohyun se enojará con ella.

Caminó fuera de la oficina y paró al primer taxi. No había mucho tráfico, para su suerte, llegó rápido a su destino. Pagó y dejó que el chofer conservara el cambio. Abrió la puerta de su apartamento, esperando a dos cuerpecillos abalazance sobre su persona, mientras le jalaban ambas mejillas; sin embargo, se encontró con el living completamente en silencio. Avanzó unos cuantos pasos y se encontró a Seohyun sentada en una silla tapizada con gamuza morada, sus ojos recorrían las líneas del libro y parecía condenadamente aburrida.

-Hey Seohyun- saludó Taeyeon. La azabache dió un pequeño brinco, la voz de la mayor le había pillado por sorpresa.

-T-taeyeon-ssi- respondió -Buenas noches-

-Recuerdo haberte pedido que me llames Taeyeon- se encogió de hombros -Cómo sea, gracias por cuidar a mis sobrinas ¿Cuánto debo pagate?-

-Oh no, la señorita Kim Hyoyeon ya me ha dado el dinero- sonrió de una forma muy tierna.

-¿Qué lees?- preguntó, fijando su vista en la portada del libro.

-Mañana tengo exámen- comentó, restándole importancia -estoy suficientemente lista y confiada, de todos modos-

-Es realmente tarde ¿Verdad?-

-No importa, está bien- agregó.

-¡Seo! ¡Seo!- se escucharon susurros insistentes desde una de las habitaciones. Seohyun y Taeyeon cruzaron miradas, ellas sabían muy bien que tenían que ser ingeniosas, porque si no lograba que se durmieran, probablemente, ellas tampoco descansarían esa noche.

Se acercaron áglmente de puntillas hacia la puerta de esa habitación.

-¿Qué sucede?- preguntó la azabache mientras entraba con total tranquilidad.

-No podemos dormirnos- se quejó Tamra.

-Bien ¿Qué les parece un cuento?- propuso, con una gran sonrisa. Las niñas aceptaron gustosas, mientras asentían con su cabeza y movían las manos en el aire con emoción. Ellas canturreban -¡Cuento! ¡Cuento!- 

-Esta bien, comencemos. Había una vez...-

Y así fue como Seohyun comenzó a contar una fabulosa historia sobre duendes, hadas y princesas que buscanban a sus principes azules, acompañados de sus leales corceles. Taeyeon, quien se encontraba de pie en una esquina de la habitación, la miraba, como en una especie de trance. Sonreía como idiota mientras la menor movía sus labios o gesticulaba con sus manos, también adoraba los rostros cargados de emociones de sus sobrinas, Yoeul se encontraba abrazando a un oso de peluche, mientras que Tamra estaba luchando por mantener sus ojos abiertos, ella quería escuchar el final del cuento.

-...Y vivieron felices para siempre...Fin- 

-Oh, eso fue estupendo. Deberías contarnos una historia nueva cada noche- propuso Yoeul, Tamra estaba de acuerdo y apoyó la ide de su hermana.

-Dejenme pensar en ellos- les dedico una sonrisa.

-¿Podrías darnos un beso de buenas noches?- preguntó la rubiatímidamente, Yoeul también quería uno, pero su pudor no la dejaba pedirlo.

-Claro- aseguró la mayor. Se acercó, y besó las frentes de las niñas, la rubia y la pelirroja se miraban satisfechas.

-Gracias por todo- dijeron al unísono. Seohyun solo curvó sus labios una vez más.

-Buenas noches-

-¡Buenas noches!- respondieron.

-Descansen- susurró y apagó las luces de la habitación.

-¿Señorita Taeyeon?- preguntó, mientras se hacia camino por el apartamento, sin éxito.

-Seohyun...- escuchó que alguien la llamaba, y esta vez era una voz adulta. Se apresuró a llegar hasta donde la dueña de esa voz estaba. Su habitación tenía las luces apagadas y con mucha suerte ella podía ditinguir pequeñas sombras que se formaban.

-¿Está usted bien?- preguntó, preocupadamente.

-Si, lo estoy...- tomó una bocanada de aire -Seohyun ¿Puedo preguntarte algo?-

-Por supuesto- respondió temerosa, ella realmente no quería ser despedida.

-¿Puedo tener un beso de buenas noches también?-

Y Seohyun simplemente sonrió en la oscuridad, se acercó y rozó ligeramente sus labios contra la frente de la mayor, no sentía tanto pudor de eso, y le resultaba un tanto extraño, pero agradable. 
También sintió como si quisiera hacerlo de nuevo, una y otra vez.

-Buena suerte en tu éxamen- comentó.

-Gracias...- comentó -Nos vemos mañana- agregó.

No dijo ninguna palabra más y se fue.

-Woow...-comentó Taeyeon una vez que Seohyun se hubo ido, aún podía sentir los labios de la menor y eso que no había sido nada especial. Se puso de pie y cambió sus elegantes ropas por un cómodo pijama. Apresuró el paso hasta la cocina, necesitaba una copa de vino, antes de que llegara a destino, su estómago rugió, pero luego recordó que no tenía nada de comida "verdadera" para ingerir, así que prometió mentalmente comprar alimetos la mañana siguiente.

Encendió la luz de la cocina, en la mesa de este salón, había un plato lleno de comida casera, también aderezos y jugo natural.

"¿Qué es esto?" se preguntó la castaña, continuó observando la escena y encontró una nota doblada cuidadosamente. La tomó y la abrió, las palabras estaban escritas prolijamente, ninguna letra era más grande que la anterior.

"Taeyeon-ssi, espero que no le moleste, pero revisé todas sus alacenas y encontré que usted solo tiene frituras y comida que no es saludable, es por eso, que fui de compras esta tarde con las niñas. No se preocupe, yo me encargué de los gastos.
Por favor asegúrese de alimentar bien Tamra y Yoeul.

-Seohyun"