I - Va a venir, no va a venir...¿O va a venir?

Yo no era mala. Yo era una maldita hija de puta. Vulgar pero literal. Su suavidad planeaba cambiarme, pero yo era una bestia indomable y ella una pequeña cierva. Se trataba perfectamente del caso que pensaba que yo iba a cambiar. Sabía que podía ser dulce como la miel, suave como el algodón; yo era aspera como la lija y ácida como el limón. 
Mis amigos lo saben, y me gastan bromas con eso. saben que soy una maldita suricata debajo de estas capas de roca maciza que no me permite sentir. 
Había estado con  tantas mujeres antes que no me habían hecho sentir nada en absoluto.
Me levanté, no aguantaba más estar sentada en esa banca que me traía tantos recuerdos que quería olvidar ardientemente. Me alejé de ese lugar, caminando rápidamente, quería escapar, quería irme. ¿hacia dónde? de lo que quiero escapar no sale de mi, está dentro de mi cerebro, me persigue aunque esté en Canberra. 
Me acerqué a un bar oscuro. El día era brillante y me cegaba tanto sol. Pero ese luagr se mantenía sombrío. Era como yo, era mi lugar. Aunque Sunny sea puras sonrisas, mi sol, valga la redundancia, yo seguía siendo un manto negro, que no se dejaba derretir. 
- Hey Taeyeon ¿qué tal? -
- Lo de siempre, doble -
- ¿Tan mal? -
- Ni te imaginas, odiarías ser yo -
- Eso es seguro -
Me había ya acostumbrado a ese tipo de sinceridad excesiva. Así que le había pedido a todos con los que hablo a menudo que me trataran así. Como merezco ser tratada.
Lo tomé de un sorbo, y así una y otra vez hasta que ya no podía pensar.  Era usual. Sunny me recogería más tarde. Siempre lo hacía, solo que ese día no fue. Nunca apareció. Creo que me desmayé, pero aún así recuerdo la conversación entre el barman y ella, por teléfono, el mío. 
No vino.

II - Esa no es tu casa, desde ya no es tu lugar

No siempre fui así con ella. Pero siempre fueron así conmigo. Así que no me costó cambiar los roles, invertir papeles. Vi su potencial de chica manejable. La moldeé a mi gusto y fue perfecta. Copié mi pasado, solo que yo era la mala, la que hacía a mi prójima sufrir.Y ella era la víctima que sufría por amor. Yo no quería que ella sufra, pero quería ser la que tuviera pdoer esta vez.
Yo quería que fuera nuestra casa, digo, cuando decidimos convivir. Ella quería hace bastante, y como me agarró en un momento de debilidad acepté, para al menos sentir que no la lastimaba todo el tiempo. 
Pero no me costó (de nuevo, a mi no me cuesta nada, pero a ella todo) volver a ser malo. Estaba decorada como yo quería, de los colores que yo elegía, los vinilos de las bandas que a mi me gustaban, hasta la cama de tamaño que yo quería. Pero ella parecía estar perfectamente bien con eso.
- Estoy feliz mientras estés conmigo -
Ojala yo alguna vez pudiera tener los sentimientos tan claros. Esa pasión, esa fuerza.

III - Ojalá tuviera la energía que hay en vos, para romper cadenas

Y como yo era así, un día hablé con mi amiga y le conté absolutamente todo. Una amiga que era la única que tenía, en quien podía confiar. Y ella me dijo que tená que mostrarme como era en realidad, decirle que la amaba si era así, y sino, dejarla ir. 
Básicamente me dijo que no merecía a Sunny. Y eso me puso más nerviosa. Si no hacía algo rápido iba a alejarse.
La única persona que alguna vez me amó y...
sonó mi celular, no planeaba atender pero Yuri atendió por la llamada por mí.
- Es Sunny - 
Suspiré y le pedí el móvil, pero ella ya había cortado.
- Es tarde Tae, dice que ya empacó sus cosas. Debiste tomar la decisión antes.