Capítulo 51 (Reencuentro)

Friends with Benefits (Taeny)

[Tiffany]

Llegué a casa a las 4 de la madrugada y solté una risa nerviosa cuando apagué el carro, apenas leí su mensaje, “paso mañana por la tarde”, no me alcanzó el tiempo para ir a buscar mi auto en el estacionamiento de la universidad. Inmediatamente noté algo diferente en mi casa. Había juguetes regados en el jardín ¿Hacía cuánto no iba? Mi hermanito, Leo, había crecido lo suficiente como para jugar con un coche y un triciclo. Me detuve en la puerta por unos instantes, quería mucho a ese niño. Era de cabello castaño como mi padre y tenía sus ojos color miel, de Narsha había heredado la sonrisa, su tono de piel blanca, pero no lechosa y el cabello liso. Estaba tan abstraída ese año que a duras penas asistía a las sesiones con mi padre, pero el resto del mundo había desaparecido para mí, me sentía culpable, no tenía ningún regalo para él. Saqué el celular y vi la hora, tendría que esperar al menos 5 horas mientras abrían alguna tienda de juguetes en un Centro Comercial.

- Vale, sólo porque llevo mucho sin verlo - Admití para mí misma.

Regresé al carro y conduje hasta el Centro Comercial más cercano, me estacione en un sitio y eché el asiento hacia atrás para dormir un poco. Ya no tenía el BMW convertible, antes de entrar a la universidad me había comprado un Aston Martin db9 negro con el dinero que obtuve por vender el anterior y algo más que tenía ahorrado.

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¿De qué pensaba hablar con Taeyeon? La noche anterior me había acostado con un chico, esa era una bonita forma de decirle que la extrañaba ¿Qué pretendía con aquel encuentro? ¿Pedirle disculpas? Cada una de las cosas que hice fue consciente de las posibles consecuencias ¿Completamente consciente de todo? Sí, y no me arrepentía. Aunque la relación se basó en una gran mentira, lo hice porque la amaba y sabía que en el mundo real ella no podría amarme ¿Segura de eso? Lo suficiente como para haber cometido la estupidez que cometí. La culpa fue de Wooyoung por aprovechar nuestro secuestro para llamar a Ailee, vale, no, la culpa era mía por haber inventado la mentira de su muerte, pero al menos el idiota pagaría, cuando mi padre se enteró que Wooyoung supo desde un principio lo de nuestro secuestro y posible homicidio, no tardó en presentar cargos en su contra por conspiración, ahora llevaba uno de sus diez años en prisión y eso me daba algo de tranquilidad.

No sé en qué momento me quedé dormida, pero fue un hombre golpeando el vidrio de la ventana lo que me despertó.

- Disculpe - Repetía mientras tocaba.

Medio atontada, busqué el gas pimienta en uno de mis bolsillos y lo alisté, aunque el tipo no se veía sospechoso, una parte de mí seguía pensando que cualquier persona que se me acercara me quería hacer daño.

Bajé el vidrio hasta la mitad.

- ¿Sí? - Respondí prevenida.

- Lleva mucho tiempo estacionada aquí ¿está perdida? - Preguntó.

Noté que llevaba un uniforme de vigilante con una placa que decía “Lee”.

- No señor ¿El Centro Comercial ya está abierto? - Inquirí.

- Sí, son las diez y media - Declaró.

Me limité a sonreírle. Encendí el motor y entré en el estacionamiento.

Tal vez eran las diez y media, pero casi todas las tiendas estaban cerradas, tuve que dar varias vueltas antes de encontrar una juguetería abierta.

- Buenos días ¿en qué puedo ayudarla? - Declaró una vendedora.

- Buenos días, buscare unos juguetes - Contesté.

Me tomé mí tiempo para observar las enormes vitrinas hasta que encontré algo que me fascinó: un Buzz Light Year con todo incluido, también me moría por comprar un oso gigante que había colgado en la vitrina exterior junto a un gorila que quedaría perfecto en mi habitación, esa afición por los peluches y los juguetes era nueva. La psicóloga decía que todo lo que no disfruté en la niñez empezaría a llamar mi atención, como una niñez tardía.

[Recuerdo]

- No debes extrañarte si de repente te entran ganas de comer un helado de muchos colores, jugar alguna cosa o llenar tu habitación de juguetes - Explicó la psicóloga - Michelle te privó de muchas cosas y tú misma te impusiste una vida que no era la tuya, no es raro que las cosas que debieron llamar tu atención como niña lo hagan ahora - Declaró.

[Fin del recuerdo]

Me di el placer de buscar más cosas en la juguetería, al final me marché con el Buzz Light Year, el oso, un cubo rubik dos veces más grande de lo normal y una bolsa llena de M&M. En el carro, el oso ocupó casi todo el asiento trasero, así que lo demás lo dejé en el asiento del copiloto para no olvidar que lo llevaba. De regreso a casa, el ambiente había cambiado, era sábado, así que Leo no iba al jardín de niños y mi padre no trabajaba.

- ¡Louis! ¡No tarda en pasar la basura! - Escuché gritar a Narsha.

Un escalofrío me recorrió la espalda, esa pequeña familia vivía tranquilamente en lo que en mis tiempos fue “la casa del terror”.

[Recuerdo]

- Entiendo que te moleste sentirte así, pero Tiffany, es parte de todo el proceso - Decía la psicóloga.

- No estoy acostumbrada a sentirme así - Sollocé. Mi padre se había marchado antes por una reunión - No estoy acostumbrada a recordar a Michelle - Agregué.

- Pero tienes que hacerlo, debes recuperar lo que perdiste - Afirmó acercando una caja de pañuelos.

- No es justo…

- Tienes razón, no fue justo lo que te pasó y tampoco lo que hiciste con tu padre, pero tienes que ser fuerte.

Procuré no fulminarla con la mirada, me molestaba mostrarme tan débil y tonta.

[Fin del recuerdo]

- ¡Ya voy! - Respondió mi padre.

La puerta se abrió antes de poder meter la llave y casi soy atropellada por mi padre y las dos bolsas de la basura. No pudo disimular la sorpresa.

- ¿Qué haces aquí? - Preguntó con descuido.

Desvié la mirada y le di tiempo de replantear la pregunta nuevamente.

- ¡Disculpa! Me refiero a… ¿no deberías estar en el campus? - Eso estaba mejor.

- Quedé de encontrarme con alguien aquí hoy - Contesté.

De inmediato notó mis nervios, pero los dejó pasar.

- Pues sigue, es tu casa - Invitó dejando la puerta abierta para mí - Disculpa el desorden, Leo es un terremoto - Excusó.

Pensé que exageraba hasta que casi me caigo al tropezar con un lego, Louis me atrapó justo a tiempo y por primera vez en mucho tiempo no nos sentimos incómodos al tocarnos, esperé un segundo por una respuesta tardía, pero nunca llegó, me sonrió y cerró la puerta. Un vago recuerdo de la sonrisa de mi padre cuando era pequeña se me vino a la cabeza ¿Cómo pude hacerle tanto daño a esta persona?

- Escuché un ruido - Narsha apareció en la puerta de la cocina - ¡Tiffany! - En dos zancadas estuvo a mi lado aplastándome con un abrazo - ¡Me alegra que nos visites! ¡Leo te extraña mucho! - Exclamó.

Intenté corresponder el abrazo, pero me tenía inmovilizada.

- ¿Phany? - Escuché balbucear desde la sala - ¡PHANY! - Chilló Leo.

Tambaleándose, logró esquivar todos los juguetes regados hasta estrellarse contra mis piernas. Todavía le costaba pronunciar la F, pero “Phany” sonaba igual de hermoso.

- Hola, pequeño terremoto - Dije arrodillándome para quedar a su altura.

Me miró extrañado.

- No… Leo - Los ojos se le llenaron de lágrimas - Tu Phany, yo Leo - Explicó.

Lo abracé en el acto y él se colgó de mi cuello, lo separé un poco para mirarlo a los ojos.

- Yo sé que eres Leo - Le sonreí - Te traje un regalo - Saqué la caja del bolso - ¿Lo quieres?

- Oh, no más regalos - Se quejó Narsha.

Tuve que contener la risa.

- ¡Sí! - No sé cómo, pero saltaba de la emoción.

Le entregué la caja y en menos de un segundo rasgó todo el papel de regalo.

- ¡BUZZ! - Gritó.

¿Cómo hacían para vivir en medio de tantos gritos? Sin esfuerzo, se deshizo del empaque y empezó a jugar con el muñeco olvidándose por completo de mí.

- ¿En qué momento creció tanto? - Pregunté.

- Cariño, hace casi más de un año que no vienes, cumplirá dos en unos meses - Me recordó Narsha con una sonrisa cálida.

El aspecto de la casa era completamente diferente. Los grandes sillones de la sala habían desaparecido para ser reemplazados por una mesa y una silla diminutas para que Leo se sentara a dibujar o a colorear, al lado había un tablero con las letras del abecedario dibujadas en la parte superior y los números en la inferior, el resto de la alfombra estaba invadida por decenas de legos y juguetes, el habitual color durazno de las paredes, la bombilla de luz amarilla y las pesadas cortinas doradas no estaban, en su lugar estaban las paredes color blanco, las bombillas eran ahorradoras y las cortinas eran tipo romanas ¿Recibían a todos sus invitados en medio de este desorden?

- ¿Quieres desayunar? Hace poco que nos levantamos - Inquirió mi padre al notar mi distracción.

- Si, gracias - Le sonreí.

Narsha me pasó su brazo por encima de mis hombros y me llevó a la cocina. Al igual que la sala, ésta también había sido remodelada, los colores madera y tierra fueron reemplazados por un blanco con estantes verde limón.

- Toma, te ves hambrienta - Me dijo Narsha al oído después de poner la comida frente a mí.

Eran hot cakes, fruta y jugo de naranja.

Los platos y los vasos eran de plástico y todos de colores brillantes. Había un pequeño tablero al lado de la nevera con anotaciones como: “reunión de padres.”, “cita con el pediatra”, todos tenían diferentes fechas. La verdad es que sí tenía mucha hambre y comí con gusto, mi padre se dedicó a leer el periódico y Narsha se fue a la sala a jugar con Leo. No me di cuenta que al terminar de comer me había quedado mirando a un punto fijo hasta que Louis me llamó.

- ¿Estás bien? - Curioseó por encima del periódico.

- - Respondí forzando una sonrisa.

No me creyó, pero tampoco me presionó, iba a dejarlo hasta ahí hasta que me picó la duda.

- Papá - Eso sonó raro, pero no incómodo - ¿Mi primer año fue como el de Leo? - Pregunté con un nudo en la garganta, ya me imaginaba la respuesta.

Dejó el periódico a un lado y se tomó su tiempo para responder.

- Michelle fue diagnosticada con leucemia desde que nació - Explicó con un hilo de voz - Los cuidados eran diferentes, ella no… ella tardó un poco más en caminar, siempre estaba más quieta que tú - Continuó.

Hice mi mayor esfuerzo por mostrarme tranquila, no importaba qué preguntara sobre mi infancia, la respuesta empezaría con el nombre de mi hermana.

- Siempre tuvimos que cuidarla más y aunque intentamos distraerte con juguetes, siempre te quedabas con ella y jugabas con cosas pequeñas para poder estar cerca - Reveló - Michelle tenía la maña de romper tus juguetes, así que nunca pudiste ser tan activa como Leo.

Desvié la mirada cuando los ojos me ardieron.

- Fanny - Arrepentido, se acercó y me abrazó - ¿Para qué preguntas esas cosas? Sabes la respuesta y desgraciadamente, no tengo otra - Enredó sus dedos en mi cabello y lo peinó.

Odiaba el tipo de persona que era, odiaba lo que Michelle había hecho de mí y odiaba lo que yo misma me había permitido ser, odiaba que cada sentimiento y cada recuerdo me cortaran el pecho, odiaba sentirme débil y tonta, pero por encima de todo, odiaba pensar que alguien como yo no podía permitirse esa clase de sentimientos.

- No sabes cuánto envidio a Leo - Sollocé.

- ¿Por qué?

- Porque está creciendo lleno de amor, de colores brillantes y juguetes…

Por alguna razón, eso me hizo llorar más.

- Cálmate cariño, no me gusta verte llorar - Pidió abrazándome con más fuerza.

Hice un esfuerzo por calmarme.

- Iré a darme un baño y a dormir un poco - Anuncié con más frialdad de la necesaria.

Louis ya se había acostumbrado a mis cambios repentinos de ánimo y los respetaba, me liberó y regresó a leer el periódico como si nada hubiera pasado, recogí el bolso de la sala y subí las escaleras. Como siempre, caminé hasta el final del pasillo, sólo alcancé a abrir la puerta antes de notar que esa ya no era mi habitación, la alfombra roja había sido reemplazada por una blanca y la cama King size ya no estaba, en su lugar, estaba una cama como para cinco personas ocupaba casi la mitad de la habitación, claro, yo también habría cambiado la cama, muchas cosas pasaron en ella y era mejor deshacerse de ese colchón. Suspirando, recorrí las demás habitaciones en busca de la mía. La más cercana a la habitación principal era la de Leo, estaba decorada en tonos azules y el techo estaba en azul oscuro, estaba lleno de móviles de los cuales colgaban estrellas que brillaban en la oscuridad, su cama tenía forma de carro de carreras y parecía que todos los juguetes estaban en la sala y no allí. La siguiente habitación era para los invitados, tal y como yo la recordaba y la había dejado. Por último, al lado contrario del pasillo, estaba mi habitación, de pequeña, ese era el estudio de mi padre y agradecí que no la intercambiaran con la de invitados que fue donde Michelle y yo solíamos dormir, obviamente, la cama era nueva, pero todo lo demás lo habían conservado. Mi tocador estaba intacto, al igual que el sofá en cuero rojo donde solía dejar tirada mi ropa, la alfombra roja cubría el suelo, pero las paredes blancas le daban un aire diferente a la habitación ¿Por qué tanto blanco?

No sabía a qué hora llegaría Taeyeon, así que dejé la maleta en la mesa junto con el bolso y entré al baño.

- ¿Por qué no me sorprende? - Me dije a mí misma.

El baño también era un mar de blancos y colores brillantes, la bañera era naranja y en las paredes había decorados de azulejos verdes entre los blancos, había dos lavados, uno de tamaño mini y otro a tamaño normal. La bañera era lo suficientemente alta como para que Leo no alcanzara a entrar sin ayuda y el grifo tenía un seguro especial para niños.

- Creo que es más fácil pagarle a una niñera permanente que hacer tantas remodelaciones - Comenté mientras llenaba la bañera.

Luego, me di cuenta que pensaba así por la niñez que tuve.

 

[Taeyeon]

Estaba en una cita con una chica bastante aburrida, no sabía de dónde la habían sacado mis compañeros de apartamento, pero definitivamente, esa noche no pasaría nada.

- Y luego pienso pintarlo de rubio con algunas mechas negras y comprarme un vestido… - Y blah… blah… blah…

Me llevé los dedos a la sien para masajearla, fantaseaba con el momento en que entrarían las cámaras de MTV y la chica me dijera: “soy una actriz y estás en Disaster Date”, pero nunca sucedió. De repente, sentí mi celular vibrar, estaba lista para insultar a mis compañeros de piso y me decepcioné al descubrir que era un mensaje.

¿Acaso estás pensando en mí? Llevas todo el día metida en mi cabeza.

Atte: TF

Tardé un segundo en procesar las letras del remitente, creo que desaparecieron todos los colores de mi rostro.

- ¿Todo bien? Te pusiste pálida de la nada - Comentó la chica, su voz me parecía terriblemente chillona.

- Si - Dije aun en shock.

- ¿Tienes un mensaje? ¡Déjame ver! - Alcancé a mover la mano antes que me arrebatara el celular.

- No seas atrevida - Repliqué con descuido.

Se ofendió de inmediato, le siguieron sus gritos e insultos, simplemente los dejé pasar y aproveché para beberme mi cerveza, cuando por fin se cansó y se marchó, llamé a mis compañeros.

- Malditos desgraciados ¿de dónde sacaron semejante loca? - Repliqué mientras pagaba la cuenta - Encima tuve que pagar toda la cuenta - Agregué.

Me respondieron las carcajadas de Donghae: un estudiante de química industrial, Sehun: estudiante de mecánica automotriz y Ji Eun: estudiante de periodismo.

- Estarán contentos - Bromeé sacando el dinero para el mesero.

- No pudo ser tan malo - Se burló Ji Eun.

- Tienes razón, fue mucho peor - Repliqué.

- Te dije que no le iba a gustar - Escuché que Sehun comentó - Me debes una cerveza - Agregó.

- Te esperamos acá - Declaró Donghae - Los padres de Sehun le enviaron tres botellas de vodka directamente de Rusia.

Solté la risa.

- Vale, no tardo - Colgué antes de salir.

El ballet trajo mi auto a los pocos segundos de verme en la puerta.

La vida me trataba bien. Poco después del secuestro, uno de mis abuelos murió y lo dejó absolutamente todo a mi nombre, al principio me sorprendí bastante y la ira de algunos de mis tíos era insoportable. Finalmente le vi el lado bueno, como era tanto dinero, una parte se las dejé a mis padres y con la otra me marché a una buena universidad para estudiar fotografía. Compré un dúplex, tres de las habitaciones las rentaba a estudiantes y los pagos los usaba para pagar las cuotas, el único capricho que tuve fue comprarme un Camaro rojo, sin embargo, después de dos años, el dinero de esa herencia parecía no disminuir, pues incluía varias fincas y cabezas de ganado, caballos de pura sangre y plantas de leche.

Una vez dentro del carro, recordé el mensaje de Tiffany y le respondí.

Este mismo día hace tres años me pediste que fuéramos amigas con derechos en tu casa después de explicarme matemáticas.

Atte: TY

Sólo tuve que echar un vistazo a la fecha para darme cuenta, ese era un día que nunca olvidaría, esperé algunos minutos por una respuesta, pero esta no llegó. Encendí el auto y regresé al apartamento, no alcancé a poner la llave en el cerrojo cuando alguien abrió la puerta. Era Donghae y su novia.

- ¡Hey! ¡Llegó Disaster Date! - Exclamó en broma.

- Hola, Dara - Saludé de beso a su novia mientras lo empujaba.

- Vamos de salida, fue un gusto verte - Respondió ella con una sonrisa.

Les di paso para que se marcharan y entré en lo que quedaba de apartamento.

- Te perdiste toda la fiesta - Se quejó Sehun abrazándome con un brazo y entregándome una botella de vodka con el otro.

Me tomé un momento para observar el lugar, había botellas de cerveza por todas partes, mucho licor sobre la mesa del comedor y todos los videojuegos regados frente al sofá, ya casi no quedaba nadie, sólo algunos amigos de Ji Eun y de Sehun.

- Que bueno que me pagan la renta a tiempo - Medité.

- Y te pagamos bien, maldita ladrona - Respondió Sehun pasándome la mano por el cabello para despeinarme.

- Casi no llegas, tuve que esconder esta botella para ti - Explicó Ji Eun acercándose con su novio.

- Pues la broma les salió buena, por favor díganme que nunca más en la vida volveré a ver a esa chica - Supliqué bebiendo directamente de la botella.

- No creo, después de la llamada que recibí insultándome por llevarla a una cita con “una tipa crecida”, ni yo quiero volver a hablarle - Reveló ella.

Me carcajeé. Iba por el segundo trago cuando el celular me vibró en el bolsillo, casi se me cae la botella tratando de mirar el mensaje, Sehun y Ji Eun se me quedaron mirando con intriga.

- Nunca te había visto tan emocionada por un mensaje - Picó él.

- No estoy emocionada - Defendí inútilmente.

- Sí, claro - Acordó ella.

- ¿No tienen nada mejor que hacer? Este lugar es un desastre - Me quejé.

Se marcharon entre risas cómplices.

TF: Quiero saber que ha sido de tu vida todo este tiempo.

Hice un escaneo del apartamento y escribí un “no me creerías”, luego lo borré.

TY: ¿Por qué quieres saber?

La respuesta era cruel, tal vez demasiado fría, pero a medida que pasaba el tiempo le iba restando importancia a lo sucedido ¿Cuánto tiempo podría estar enojada con ella? ¿Se lo merecía? Obviamente sí.

[Recuerdo]

- A veces entiendo las razones de Tiffany - Me dijo Ailee.

Estábamos en una cafetería cerca del centro.

- Debes estar bromeando - Repliqué al instante.

- No la justifico, al fin y al cabo fue a mí a quien mató - Comentó - Pero, si me perdonaste a mí ¿por qué no a ella?

En eso tenía razón, meses después del fatídico encuentro en el hospital, Ailee me confesó que ella estaba en casa de la castaña el día en que inventó su muerte, durante varios días estuve enojada y luego ya no lo estuve.

- No es lo mismo - Susurré sin despegar la vista del café.

- ¿Por qué no lo es?

- Tiffany entiende a la perfección que todas sus acciones tienen consecuencias y prefirió mentirme, eso tuvo su respectiva consecuencia - Declaré.

- Así que estarás enojada por el resto de tu vida - No era una pregunta.

[Fin del recuerdo]

Y fue así durante un tiempo, cada que lo recordaba la ira me erizaba la piel, pero al igual que con Ailee, con el pasar del tiempo dejé de sentirme tan enojada.

TF: Ha pasado mucho tiempo…

Respondió a los pocos minutos.

TY: Sólo han pasado dos años.

Respondí.

- ¡Hey! ¡Quítate que estorbas! - Donghae pasó y me empujó.

No iba con su novia, así que probablemente la dejó en un taxi y regresó al apartamento.

Había olvidado que estaba de pie en medio del apartamento observando el celular con mucha atención. La cocina era tipo bar, tenía una barra en caoba con copas colgadas por encima de la cabecera, me acerque y me senté en una de las sillas.

- Sírveme algo fuerte - Le pedí a Sehun.

El chico trabajaba como barman en algunas ocasiones. Me sonrió cómplice y sacó varias botellas.

- ¿Qué tan fuerte? - Preguntó.

- El especial “no quiero levantarme hasta que se acabe el mundo” estaría bien - Ordené.

La razón por la cual lo contrataban era por su especial habilidad para hacer cocteles, podía hacer algo suave que por más que lo bebieras no te embriagaría, hasta algo que sólo el motor de un carro era capaz de digerir.

- A la orden - Cantó haciendo saltar las botellas.

Obviamente la cocina estaba dotada con todos los juguetes para su espectáculo, los cuatro vivíamos bien y cómodos, era un dúplex de cuatro habitaciones, tres baños y casi 200m2 de espacio, definitivamente Tiffany no me creería si le contara cómo era mi vida.

TF: ¿Quieres hablar o sólo andarás con rodeos para que me quede sin saldo?

Replicó la castaña arrancándome una media sonrisa.

TY: Creo que ya es hora de hablar.

Sí, ya era hora de cerrar este capítulo.

TF: Entonces ¿qué hay de tu vida?

Contestó rápidamente.

- Lo que sea que te atormente en ese celular, no merece que lo olvides - Comentó Sehun pasándome el coctel - Así que te preparé algo para dormir, los pocos que quedan se irán en un rato, nosotros arreglamos todo - Agregó.

Al fin y al cabo, barman, pensé, siempre tan observador y tan “buen consejero”. Me tomé el coctel con paciencia pensando lo que podría responder, la bebida era naranja eléctrico y después de dos tragos, ya sentía que me pesaban los ojos, maldito brujo del licor.

TY: No tengo mucho saldo, paso mañana por la tarde a tu casa y hablamos.

Le di enviar antes de arrepentirme.

[…]

Al día siguiente, tal y como lo prometió Sehun, me levanté sin resaca y sin sueño. Donghae ya estaba por ahí recogiendo algo de basura y Sehun inventariaba los juegos de X-Box y Play.

- ¿Falta algún juego? - Pregunté mientras me servía un jugo de naranja.

- No, pero algún idiota se sentó encima de uno y lo rompió - Se quejó.

Ji Eun apareció con su diminuta pijama. Los cuatro vivíamos juntos desde hacía poco más de un año, así que ya estábamos acostumbrados a verla desnuda por ahí sin vergüenza alguna, al principio fue incómodo para ellos, tenían sus respectivas novias y esta tentación se les paseaba por enfrente sin sostén y con una semi transparente. A mí me parecía bonita, pero no se robaba mi atención, aunque sí le pedí que me posara desnuda para unas fotos de la universidad.

- ¿Qué juego rompieron? - Curioseó ella.

- Assasin Creed III - Contestó casi llorando.

A Donghae se le resbaló la bolsa de la basura de las manos.

- ¡No! ¡Lo acababa de comprar! - Se quejó.

Ambas nos miramos como diciendo: hombres y sus juguetes...

- Cambiando de tema - Me dijo ella ignorándolos - ¿Con quién te masajeabas anoche? - Cuestionó susurrando en confidencia.

- Una vieja conocida - Contesté.

- Ajá… ¿Y te concentras tanto cuando yo te envío mensajes? - Bromeó.

- No es nada especial…

- Nunca dije que fuera especial.

Sabía que me estaba toreando para que le contara.

- Era Tiffany - Revelé.

La sonrisa desapareció de su rostro y ese gesto me confundió.

- ¿Tiffany? ¿La Tiffany? - Repitió.

- ¿Y tú cómo lo sabes? - Cuestioné.

Noté que los sollozos detrás de nosotras se habían esfumado, me giré y los encontré muy atentos a la conversación.

- Parecen mujeres ustedes dos, par de chismosos - Repliqué.

- ¿Dijiste que estabas hablando con Tiffany? - Se aseguraron.

- Ailee les contó, seguramente - Concluí molesta.

- No la culpes, estaba bastante ebria - Defendió Sehun.

- ¿Seguros? - Solté con veneno recordando cierto episodio.

- Esa vez sí estaba ebria - Respondió Ji Eun captando la indirecta.

Estaban bastante informados y en parte me molestaba, no le había contado nada a nadie desde la última vez que la vi y con la única que tocaba el tema era con Ailee, pero tampoco podía decir nada, también era parte de su historia.

- ¿Y bien? ¿En qué quedaron? - Presionó Ji Eun.

- ¿Por qué les importa? - Dije cortante.

- Porque esa actitud que tenías anoche no las has tenido nunca - Explicó Donghae.

Suspiré con fuerza.

- Nos vamos a encontrar hoy por la tarde - Anuncié - Es probable que la traiga, así que procuren comportarse como personas normales - Advertí.

Los tres soltaron la risa.

- Tendrá que demostrar que lo vale - Declaró Ji Eun saliendo de la cocina.

En menos de nada, me encontré sola en el primer piso.

El resto del día pasó lentamente y eso me molestaba, si fuera cualquier otra persona, ni siquiera sentiría el paso de las horas, en varias ocasiones estuve tentada a enviarle un mensaje para adelantar el encuentro, pero me arrepentía justo antes de presionar “enviar”, ni siquiera sabía de qué hablaríamos, si es que había algo para hablar y sí, lo había, muchas cosas. Ailee terminó por contarme cómo es que la castaña la tenía chantajeada y en parte lo comprendí, tampoco me gustaría que mi novia, a la que quiero mucho, se enterara de que soy como su ex, aunque en términos técnicos, Tiffany no fue mi ex antes de Ailee. Llegadas las 2:00 de la tarde decidí que la tortura había sido suficiente, sabía y estaba completamente segura de eso, que la castaña se moría por verme, al igual que yo, admití para mis adentros.

- ¿Te vas en el Camaro? - Preguntó Sehun cuando me vio de salida.

- Sí ¿por?

- ¿Quieres impresionarla? - Tanteó.

Medio sonreí.

- Esa es una palabra que no es aplicable en ella - Respondí.

Quedó confundido, pero no dijo nada.

No reconocí cuántas ganas tenía de verla hasta que noté que manejaba por encima de la velocidad permitida y tuve que concentrarme en no sobrepasar el límite. Al llegar a su casa, noté grandes cambios, había un Aston Martin estacionado en frente y no su BWM, el jardín estaba lleno de juguetes y las plantas perfectamente cuidadas, me detuve unos cuántos segundos en la puerta para escuchar.

- ¡Cien! ¡Voy a buscarte, Leo! - La escuché exclamar.

Se me hizo un gran vacío en el estómago ¿Tiffany tendría un hijo? ¿Todo ese ambiente era su nueva vida como ama de casa? ¿Estaría casada? ¿Me contactó sólo para presentarme a su esposo? En menos de un segundo me inventé toda su vida y las ganas de tocar a la puerta se me desvanecieron, de repente, la puerta se abrió lentamente, apenas alcancé a dar un paso atrás cuando un niño de al menos 2 años se estrelló contra mis piernas y cayó sentado, por un segundo me observó confundido y luego empezó a llorar.

- No llores ¿te lastimaste? - Me arrodillé a su lado para tratar de calmarlo, pero no lo conseguí.

Con un vistazo rápido noté lo diferente que estaba por dentro ¿Estaba en la casa correcta? Me fije en la dirección para asegurarme. Un par de pies bajaron corriendo por las escaleras, pero los berridos del niño volvieron a captar mi atención.

-¡Leo! ¿Estás bien? - Tiffany estuvo a su lado y de inmediato el niño se colgó de su cuello, se calmó casi al instante, balbuceó algo, pero no lo comprendí - Ya, no llores - Pidió ella sobándole el trasero donde se había pegado.

Se puso de pie sin prestar mucha atención en que yo estaba ahí, pero nuestros rostros casi chocan cuando yo me moví también, casi se le resbala el niño de los brazos, estaba paralizada, estaba tan quieta que pude notar la diferencia abismal entre ella y el pequeño, otra mujer apareció a su lado.

- ¿Pasó algo? Escuché a Leo llorar - Preguntó ignorándome.

Tiffany tuvo que hacer un esfuerzo por regresar a la realidad.

- Sólo se pegó, pero nada más - Respondió entregándole al niño.

La mujer me miró.

- Hola, si eres la amiga de Tiffany, no te quedes en la puerta, pasa - Me sonrió y luego se perdió en el interior de la casa.

La castaña me volvió a mirar, tenía el cabello largo y abundante, más que la última vez, su rostro se había perfilado un poco, aunque conservaba el aspecto angelical, pero ya no se veía tan niña, se veía más delgada y algo más alta. El corazón me taladraba en el pecho y no me dejaba moverme ¿Y ahora? ¿Qué se supone que debemos decir? Ella, con más experiencia, retomó el control de sí misma y me miró por encima del hombro hacia el Camaro.

- Hola, soy Tiffany - Dijo.

Casi pude escuchar como la tensión se cortaba. Sonreí.

- Taeyeon - Respondí.

- Lindo carro ¿es tuyo? - Curioseó, mire en dirección al Camero y luego regrese la vista a ella.

- Sí ¿quieres dar una vuelta? Tal vez te deje conducirlo - Bromeé.

Dio una rápida mirada hacia el Aston Martin que estaba estacionado frente al garaje de la casa y regresó a mí, tan fácil como lo era dos años atrás, pude leer lo que pensaba, algo como: “tengo un Aston Martin db9, tal vez debería ser yo quien te dejara conducir el auto”.

- Suena interesante - Admitió.

Luego, se hizo el silencio. Al principio, lo percibí incómodo, no era de carros que teníamos que hablar, pero que más daba, por algo teníamos que empezar, le extendí las llaves del auto.

- ¡Papá! ¡Saldré unas horas! - Exclamó dentro de la casa y cerró la puerta tras de sí.

Sospechaba que esa emoción infantil por conducir mi auto era fingida, sin embargo, algo me hacía dudar, me arrancó las llaves de las manos y salió corriendo hacia el auto.

- ¿Te quedas o vienes? - Preguntó ya subiéndose en él.

Me acerqué con cautela, tal vez sí me había equivocado de casa y esa no era realmente Tiffany sino una loca aprovechándose de la situación, sí claro, como si fuera posible para mí no distinguir a la castaña a kilómetros.

Nunca en la vida me arrepentí tanto de soltarle el volante, conducía como una loca sacándole todo el jugo al motor, si se descuidaba un poco nos mataríamos ¿Teníamos que estar cerca de la muerte para que el recuerdo valiera la pena?

- ¿No puedes conducir con más prudencia? - Inquirí aferrada al cinturón de seguridad.

- Esta situación me trae buenos recuerdos - Reveló.

No tardé en recordar también.

- Sigo sin tener ni un solo accidente de tránsito, ni siquiera multas - Declaró orgullosa.

- Empiezo a sospechar que eso se debe a razones externas - Comenté sin mirarla.

Tuve que esforzarme por relajarme.

- Toma la siguiente esquina y baja por la avenida - Ordené.

No respondió, pero obedeció. Poco a poco la fui guiando hacia mi apartamento, se suponía que los locos se iban a comportar, así que tendríamos algo de privacidad para hablar. Cuando llegamos al edificio, noté que estaba bastante sorprendida por la ubicación.

- Y yo viviendo en el campus de la universidad - Soltó junto con un silbido.

No pude más que carcajearme.

- Es el pent-house ¿no? - Se aseguró.

Le regalé media sonrisa, casi la vi derretirse, pero se contuvo.

- ¿Cómo lo supiste? - Curioseé.

- Yo también tendría un pent-house - Admitió.

¿Eso significaba que éramos iguales? Podía recordar un tiempo en el que eso me asustaba y me molestaba. Dejamos el carro en mi lugar del estacionamiento y caminamos hacia el ascensor, no pensé en ese asunto hasta que estuvimos encerradas por 30 segundos en un espacio de 2x2, el ambiente se tornó casi eléctrico e incómodo, procuramos no mirarnos durante todo el trayecto aunque a duras penas soportábamos mantener los ojos clavados en lados contrarios del ascensor, cuando la puerta se abrió, ambas recobramos el aliento.

Mi pent-house era el único del edificio, así que el ascensor daba directamente frente a la puerta en un pasillo bastante corto. Me esforcé por hacer bien el trabajo de poner la llave en la cerradura.

- Woow… tengo que conseguirme uno así - Comentó apenas entramos, sonreí satisfecha - Me encanta esa cocina y las fotos… ¿son tuyas? - Curioseó acercándose a una de ellas.

Era un primer plano del rostro de un gato con gafas.

- Sí, son mías ¿por qué lo preguntas? - En ningún momento le dije que estaba estudiando fotografía.

- Había un estuche de cámara en el asiento trasera del auto, además puede que nunca te lo dijera, pero las fotos que tenías de Ailee en tu celular eran muy buenas - Confesó.

Dos cosas de ese discurso no me cuadraron ¿En qué momento se me olvidó borrar las fotos de Ailee del celular cuando estuve con Tiffany? ¿Y tenía que mencionar precisamente a Ailee? Notó mi malestar y se tensionó al instante, era como si tuviera miedo a lo que pensara de ella.

- ¿Quieres comer? Debe haber algo en la cocina - Invité.

Me siguió en silencio. Abrí la nevera para ella y me hice a un lado, irónicamente, se hizo con una manzana que por razones que desconozco, estaba ahí, en medio de las cervezas y el vodka de la noche anterior.

- Llevas la buena vida ¿no? - Comentó.

Su perfume me perforó los pulmones de manera inesperada, no lo había notado dentro del carro con las ventanas abiertas, pero aquí en la mitad de la cocina, me atravesaba el pecho.

- ¿Quieres la mitad? - Preguntó.

No esperó mi respuesta y tomó un cuchillo de uno de los cajones ¿Cómo supo que estabas ahí? Antes de entender completamente lo que estaba haciendo, me acerqué por detrás.

 

[Tiffany]

En toda mi vida no había estado más nerviosa que en ese preciso instante ¿Cómo diablos había hecho Taeyeon para hacerse con semejante pent-house y carro? Sí, sus fotografías eran geniales, pero ¿tanto en dos años? Poco a poco la situación se tornó familiar y tuve la suerte de encontrar una manzana en la nevera que, a propósito, estaba llena de vodka y cervezas, esa pequeña fruta parecía un mensaje de los dioses. Le pregunté si quería la mitad sólo para tener una excusa y mirar hacia otro lado, de repente, sentí cómo uno de sus brazos se abría paso por mi cintura y el otro hacía a un lado mi cabello hasta dejar el cuello descubierto, luego tomó una gran bocanada de aire, puse el cuchillo y la manzana en la barra. Los ojos se me llenaron de lágrimas, no sabía cuánto la extrañaba hasta ese segundo que me pareció terriblemente corto.

- No sabía que te podía extrañar tanto - Susurró como leyéndome el pensamiento.

Enterró su rostro en mi cuello y me abrazó con ambos brazos, se aferró tanto a mí que no pude contenerme y me solté a llorar, con delicadeza me dio la vuelta y sostuvo mi rostro entre sus manos.

- Estuve tan enojada - Confesó.

El pecho se me comprimía con sólo verla a los ojos, ya no estaba el animal solitario en ese violento acerado de sus ojos, había una bestia, un monstruo capaz de todo, era alguien superior a mí, quise que ese momento durara para siempre. Limpió mis lágrimas y me observó con una sonrisa cálida.

- Di algo - Suplicó con la voz quebrada.

Solté una risa nerviosa y escondí mi rostro en su cuello ¿Estaría soñando? ¿Por qué se comportaba de esa manera? ¡Debería odiarme!

- Deberías odiarme - Sollocé. Extrañamente, quería morirme, no toleraba esa actitud que tenía conmigo - Deberías estar gritándome que me vaya y que no te busque - Las piernas me fallaban, la voz se me iba, no podía respirar.

Finalmente, con un poco de dignidad, la hice a un lado para marcharme, mentalmente me repetía las palabras de mi padre: “el mundo no se va a acabar porque ella no esté”. No, el mundo seguiría girando, ella había continuado con su vida y le iba de maravilla, quería morirme, todo lo que la hice sufrir diciendo que la amaba ¿qué clase de psicópata era? Amenacé personas, las drogué, las chantajeé, las insulte, las soborné… No era una buena persona, nunca lo fui y nunca podría serlo, Michelle no me arruinó, yo sola me encargué de destruirme, consumiendo drogas, teniendo o con cualquiera, pagándole a matones, drogando a mi padre, matando a mi hermana… ¡Debería estar en la cárcel! De repente sentía que el mundo se me venía encima y todo por un abrazo de la única persona que había amado por encima de mí misma y que tenía suficiente influencia como para romperme en pedazos con sólo admitir que también me extrañaba.

- Espera, cálmate - Me alcanzó antes de llegar al final de la barra y se las arregló para abrazarme nuevamente - No te vayas, por favor… - Pidió aferrándose a mí.

¿Merecía eso? Sinceramente ¿merecía lo que Taeyeon parecía sentir? Las lágrimas regresaron cuando respondí esa pregunta con un rotundo “No”, no las merecía, no merecía absolutamente nada de parte de ella, el dolor era tan profundo…

- Lo lamento - Sollocé. Las piernas me dejaron de funcionar y ambas caímos al suelo, Taeyeon se recargó contra la nevera y me acunó entre sus piernas - Lo lamento… - Repetí sin poder detener las lágrimas - Perdóname por todo lo que te hice, por las mentiras, por obligarte a consumir droga, por manipularte, dios mío, he hecho tantas cosas - No podía detenerme.

- Tiffany, trata de calmarte - Insistió.

Pero no podía, llevaba dos años sosteniendo lo poco que quedaba de mí desde que ella se fuera, apenas manteniéndolo junto, pensaba que nunca más volvería a verla y sin embargo ahí estábamos, y ella me suplicaba.

- Respira, por favor… - No había notado que hiperventilaba hasta que volvió a tomar mi rostro entre sus manos y pegó nuestras frentes - Me estás asustando - Confesó.

Pude ver que sus ojos se esforzaban por no llorar, pero yo no estaba asustada. La psicóloga lo había predicho.

[Recuerdo]

- Debes tener cuidado, hay muchos demonios que no has matado, trata de no hacerlo con todos al mismo tiempo - Explicó.

Mi padre la miró confundida, pero yo pude entender una parte.

- ¿Crees que eso es lo único que me falta para perder el último tornillo que me queda? - Pregunté.

Le gustó la comparación y soltó una risita.

- Creo que le diste a Taeyeon el poder de hacerlo y por eso prefieres no pensar en ella - Respondió.

La mención de ese nombre me molestó, desde que se acabara ese helado y yo me levantara de la cama, había decidido que no quería pensar en ella porque el dolor era muy grande y no estaba dispuesta a soportarlo.

- Tienes que acostumbrarte a que te diga lo que no te gusta - Declaró.

Bufé.

[Fin del recuerdo]

Por el bien de Taeyeon, me esforcé por calmarme y apenas lo logré, me puse de pie.

- No puedo hacer esto - Confesé tratando de zafarme de sus brazos - Esto no se supone que debía pasar - Ella seguía deslizando sus brazos por mi cintura como si fuera un pulpo, cada vez acercándose más a mi rostro.

- ¿Qué no puedes hacer? - Curioseó acorralándome contra la barra.

- Nunca se me pasó por la cabeza que podía sentir tanta culpa…

- Pues la puedes sentir - Cortó.

La miré confundida.

- La sientes - Los ojos se le llenaron de lágrimas - ¿Te das cuenta que nunca me pediste disculpas por lo que hiciste? - Dijo sonriendo entre las lágrimas

- No llores - Pedí alarmada.

Ella no paraba de reír y llorar, pero tenía razón, era la primera vez que le pedía disculpas, que lo hacía de corazón y que la culpa me pesaba en el alma.

- No sabes cuánto he esperado por esto - Reveló clavándome sus enormes ojos en el alma.

Algo en esa mirada me derretía, todo mi cuerpo respondía a ella de cientos de maneras al mismo tiempo, tenía un poder impresionante sobre mí y todas mis acciones, tanto que a veces me daban miedo las cosas que sería capaz de hacer por ella, sus labios estaban a punto de tocar los míos, el corazón me golpeteaba en el pecho, estaba paralizada y no podía dejar de pensar en cuánto había extrañado sus besos, pero de repente la puerta se abrió y tres chicas entraron en medio de carcajadas. Era increíble cómo, de un segundo a otro, todo podía convertirse en ira, bajé el rostro y traté de ahogar una sonrisa irónica al mismo tiempo que Taeyeon se giraba para limpiarse las lágrimas, ambas nos alejamos un paso de la otra. Las tres chicas pararon de golpe, al parecer dando se cuenta de mi repentina ira.

Bravo Ailee, te has vuelto una experta en joderme la vida, pensé.

- ¡Lo sentimos! Pensamos que la casa estaba vacía - Se excusó una castaña bastante atractiva.

- Sí, claro - Soltó Taeyeon fulminándola con la mirada.

La castaña sólo sonrió más grande ¿Sería una ex novia?

- ¿Quién es tu amiga? - Preguntó la otra, una metalera de cabello negro liso, iba de la mano con Ailee, así que debía ser su nueva novia. Sí que tenía un gusto marcado por las pelinegras.

La pregunta tocó algo en el fondo de mi mente, sí Taeyeon ¿Quién soy? La miré con más atención de la necesaria.

- Es una amiga - Contestó sin inmutarse.

Bueno, de alguna manera era cierto, aunque no era lo que quería escuchar, tampoco tenía más opción, noté que Ailee estaba bastante nerviosa por mi presencia, incluso un poco más pálida de lo normal ¿Cuánto podría aprovecharme de eso? Taeyeon pareció darse cuenta de lo que maquinaba y me apretó la mano que tenía sujetada. Vale, no podía culpar a Ailee por todas las desgracias de mi vida, ella sólo quería contar la verdad aunque le doliera.

- Hola Ailee - Dije sonriéndole.

Ambas estuvimos enamoradas de la misma persona, yo me encargué de alejarla y ella me devolvió el favor, creo que ya estábamos a mano. Medio saltó en su sitio de la sorpresa.

- Hola Tiffany - Contestó nerviosa.

La metalera se extrañó por la actitud de su novia.

- ¿Se conocen? - Preguntó a la defensiva, casi la pude escuchar gruñir.

Me carcajeé mentalmente por su actitud de chica mala, eran tan fáciles de romper…

- Estudiamos juntas - Contesté con tranquilidad.

Sus ojos pasaron rápidamente por Taeyeon y regresaron a mí ¿Ailee le contaba lo sucedido a todo el mundo? La castaña también estaba enterada, aparentemente.

- ¿Tú fuiste la que se inventó que estaba muerta? - Inquirió avanzando hacia la cocina.

Ailee apenas logró alcanzarla a la mitad de la sala poniéndose frente a ella para detenerla, no supe si en su voz había celos o algo de amistad hacia Taeyeon o un revuelto de ambas.

- Cálmate Min, eso ya no es importante - Pidió Ailee.

Parte de mi viejo yo se sentía emerger desde lo más profundo de mis recuerdos, la sensación del reto, que alguien intentara intimidarme, era adrenalina que se inyectaba en mis venas y cambiaba todo mi semblante.

- No ladres muy fuerte, puedes asustar a tu novia - Le dije con tranquilidad.

Escuché el suspiro de Taeyeon detrás de mí, pero lo ignoré ¿A esa tipa que le importaba lo que había pasado entre nosotras tres? Era historia patria…

- Bueno… esto es más incómodo de lo que tenía planeado - Admitió la castaña, nuevamente recibió la mirada llena de furia de Taeyeon - Mejor nos vamos - Acordó.

La metalera no estaba dispuesta a dejar las cosas así.

- Nadie se va, ustedes pueden quedarse, nosotras estaremos arriba - Declaró Taeyeon.

Sin más, me vi siendo arrastrada al segundo piso mientras Ailee, la castaña y la rabiosa se quedaban en medio de la sala.

La habitación de Taeyeon era bastante amplia y costaba un poco pensar que todo eso pudiera caber en un apartamento, había una cama enorme en medio de ella, una mesa de noche a la derecha, un tocador en frente y nada más. Para ser tan grande los muebles eran escasos, sin embargo, las paredes estaban llenas de sus fotos y trabajos de la universidad. Había tres puertas a la derecha.

- ¿Qué hay ahí? - Pregunté sentándome en el borde de la cama.

- En el closet, el baño y un cuarto oscuro para revelar mis fotografías - Explicó señalando las respectivas puertas de izquierda a derecha.

Me puse de pie cuando caí en cuenta de que estábamos en su habitación ¿No era un poco apresurado todo? Claro, mi cabeza ertida ya nos podía imaginar haciendo de todo en esa cama.

- Ven, démonos un baño de agua caliente, todavía está haciendo frio - Invitó.

Eso, podía terminar de cualquier forma. El baño era la mitad de grande que la habitación, había una ducha en forma de cascada con azulejos negros y mármol negro en el piso, el lavamanos era negro brillante con un sencillo espejo redondo sobre él, la tina, más bien jacuzzi, eran suficientemente grande como para que cinco personas estuvieran dentro sin tocarse la una a la otra, eso me daba algo de tranquilidad.

- No tengo traje de baño - Admití esforzándome por no sonrojarme.

- Creo que ya hemos estado desnudas muchas veces - Respondió desvistiéndose.

¿Quién diablos era esa tipa y qué había hecho con Taeyeon? Tenía tanta confianza en sí misma, era tan irónica y transparente…

Sin más opción, también me desnudé y amarré mi cabello, ella entró en el jacuzzi primero, luego me extendió la mano para que la siguiera. En cualquier otra ocasión, todo sería muy atrevido y apresurado y sin embargo, podía sentir el vacío en el vientre, cuidando de no resbalarme, entré en el jacuzzi y me senté lo más lejos posible de ella, lo notó, pero no dijo nada.

- ¿Mejor? - Preguntó.

Asentí, lo cierto es que seguía haciendo mucho frio, pero el calor del agua sólo aumentaba el calor en mi vientre y un poco más abajo ¿Era posible que termináramos teniendo o?

 

[Taeyeon]

Tengo que admitir que disfrutaba poniéndola nerviosa, era de esos placeres que sólo podrás disfrutar contadas veces en la vida y ahí estábamos las dos en el jacuzzi, desnudas, a cada extremo del mismo como si nos tuviéramos miedo ¿Miedo? Sí, un poco. Lo cierto es que nunca pasó por mi cabeza que reaccionaría de esta manera al verla, la creía superada y casi olvidada, pero al parecer no era así.

- ¿Te tienes que hacer tan lejos? - Pregunté extendiéndole la mano.

La observó con desconfianza.

- Lo disfrutas ¿no? - Inquirió.

- No sé de qué hablas - Mentí.

- Sigues siendo una pésima actriz - Replicó.

Solté la carcajada.

- Acércate, no esperé dos años para tenerte lejos - Dije.

Eso sonó con más amor del que quería demostrar, pero no me importó. Lo pensó por unos segundos, pero al final aceptó. Tal y como estábamos en la cocina, la senté en medio de mis piernas y la abracé.

- Esto es… raro - Admitió a los pocos minutos.

- ¿Por qué lo dices?

- Porque… mira lo que estamos haciendo…

No tuve que meditarlo, ya lo había pensado, pero no podía hacer otra cosa, sólo quería abrazarla, lo demás… No, no quería pensar en lo demás, no estaba segura de querer algo más que eso.

- No pienses en eso - Le susurré acariciando su cuello con mi nariz.

Se estremeció.

- ¿Por qué? No me digas que no lo piense, mira como estamos en este momento - Replicó al instante - Esto no es normal, no es sano - Agregó con intenciones de alejarse.

La abracé con más fuerza.

- Por favor, no pienses en eso - Supliqué masajeándole los hombros.

- Hay muchas cosas que tenemos que hablar - Intentó girarse, pero no se lo permití.

De repente sentía un nudo en la garganta y los ojos me ardían.

- Entonces hablemos - Empecé a pasar la esponja con jabón por sus brazos - ¿Quién era el niño con el que estabas jugando? - Pregunté buscando desviar el tema.

Suspiró con fuerza, casi lloro de la emoción, era un gesto que hacía mucho tiempo no veía.

- Mi hermanito - Reveló.

- Pero…

- No me gusta decirle hermanastro.

- ¿Vives con tu padre?

- No, vivo en la universidad, mi padre y Narsha viven juntos en la casa - Explicó algo tensionada.

- Lo quieres mucho ¿no?

- Bastante, es un terremoto, pero me adora y yo lo adoro, veo en él muchas cosas que yo no pude disfrutar - No tenía que verle la cara para darme cuenta que quería llorar.

- Se nota…

No pensaba admitirlo, pero me molestaba la tranquilidad con la que hablaba de su padre. Estaba meditando sobre eso y no sé cuánto tiempo había pasado, cuando su celular sonó y ambas saltamos dentro del jacuzzi, con una risa nerviosa, se estiró hasta alcanzar el aparato sobre su ropa y contestó la llamada.

- Hola Narsha - Dijo con una sonrisa que no recordaba en ella - Mmm… no sé - Me miró por un segundo - ¿Quién te dijo? - Se volvió a concentrar en la llamada - Pues… no sé - Rio nerviosa y nuevamente me miró - No sé si sea buena idea - Suspiró con fuerza - Pero… - Volvió a suspirar - Vale… dame un segundo.

Blanqueó los ojos mientras tapaba el micrófono del celular con una mano.

- Pregunta Narsha ¿Qué si quieres ir a cenar hoy? - Inquirió.

No pude sorprenderme más.

- ¿Qué?

- Dijo que no - Respondió rápidamente en el celular.

- ¡No he dicho eso! - Repliqué.

Me fulminó con la mirada.

- Pero… ¿para qué? - Hablaba por el celular - No es necesario… - Dejó de respirar por medio segundo y sus ojos se abrieron como platos - Okey, llegaremos en dos horas - Acordó.

¿Por qué el cambio tan brusco? Quise preguntarle, pero algo me decía que era mejor no saberlo. Colgó la llamada y lanzó el celular sobre la ropa en el piso.

- Prepararan lasaña, espero te guste - Anunció desanimada.

- Claro que me gusta - Respondí sonriendo tratando de devolverle el ánimo.

Volví a abrazarla entre mis piernas.

- ¿Te puedo besar? - Preguntó a los pocos segundos.

Intenté disimular que no me tensionaba, pero fracasé.

-Olvídalo - Dijo rápidamente.

Estaba enojada, aunque había querido besarla en la cocina, ahora sentía que lo mejor era no arruinar el momento, sabía que en esas condiciones un beso nos llevaría a otras cosas.

- No te enojes - Pedí haciendo un masaje en sus hombros.

- No me enojo - Soltó frunciéndolos.

- ¿Me dejarías tomarte algunas fotos? - Inquirí de la nada.

Se giró y me miró confundida.

- ¿Qué? - Dijo.

- Si me vas a sentar a comer con tu papá, creo que estoy en posición de pedir algo - Respondí descuidada.

Casi pude ver como sus ojos se oscurecían.

- Nadie te obliga - Replicó furiosa.

Un segundo más tarde, estaba fuera del jacuzzi buscando una toalla.

- No te enojes - Salí tras ella.

- Ya decía yo que esto era demasiado raro - Masculló para sí misma recogiendo la ropa.

- Tiffany… - Supliqué.

- ¡¿Qué?! - Exclamó encarándome de repente.

- ¿Cómo quieres que me comporte? Sé lo que pasó entre tú y tu padre ¿quieres que esté feliz de compartir la mesa con él? - Espeté subiendo la voz una octava.

- ¿Acaso te estoy obligando? Aquí no hay nada, ningún compromiso - La voz se le quebró, pero lo ignoró - Simplemente… no le demos vueltas a esto - Cortó en medio de un suspiro.

Salió del baño y yo no fui capaz de seguirla. Woow, esa sí que había sido una buena forma de desahogarnos, me recargué contra una de las paredes y miré hacia el techo, definitivamente, su padre siempre sería un problema, no era fácil llevar la idea de que tuvieron o. Cuando salí estaba terminando de vestirse.

- Por favor no te vayas - Pedí acercándome.

- Deja de suplicarme - Se quejó - No tienes que suplicarme nada, no tienes que comportarte de esta manera, ni siquiera tienes que soportarme…

Me tomé un segundo para observarla ¿Me estaba esforzando por comportarme de esa manera?

- No tengo que hacer nada, tienes razón - Acordé acercándome.

Se tensionó al instante que estuvimos a pocos centímetros.

- ¿Entonces por qué lo haces? - Cuestionó casi llorando.

- Porque no puedo comportarme de otra manera contigo - Confesé.

Me acerqué a su rostro y le di tiempo de que intentara alejarme.

- No hagas esto - Pidió.

- ¿Por qué?

- Porque… creo que nunca vamos a estar completamente bien.

Sin problema, recordé la ocasión en que me dijo algo igual.

- Podemos intentarlo - Sugerí.

Nuestros labios casi se tocaban, pero no fui capaz de besarla. Había algo, como si necesitara que un vaso se llenara, ella me observaba fijamente, consciente de mi confusión y tal vez herida, cuando vio que no fui capaz de moverme, ella se alejó.

- No tenemos mucho tiempo para las fotos - Dijo sentándose a los pies de la cama.

No pensaba esperar a que cambiara de opinión, rápidamente saqué unos trípodes con luces del cuarto oscuro y estiré las sábanas de la cama, acomodé las luces de manera que el centro se viera perfectamente iluminado y no se formaran sombras hacia los costados, guardé todo lo que estaba sobre las mesas de noche y las dejé sólo con las lámparas de manera que el fondo quedara lo más neutral posible.

- ¿No quieres maquillarte un poco? - Pregunté mientras le ponía la batería a la cámara.

- ¿Crees que lo necesito? - Inquirió ella en tono neutral.

- Son tus fotos, tú decides como sales en ellas - Respondí cuadrando la luz y la obturación.

- No traje maquillaje - Excusó.

- En el tocador hay un juego de maquillaje que uso durante mis sesiones, eres libre de usar lo que quieras.

La escuché moverse mientras hacía algunas fotos de prueba con la cama vacía, regresó a los pocos minutos.

- Lista - Declaró.

En realidad, Tiffany no necesitaba mucho maquillaje, se aplicó un poco de base cremosa y algo de polvos, se encrespó las pestañas y les dio volumen, se delineó los ojos con negro y se aplicó algo de brillo en los labios.

- ¿Te parece bien así?

- Perfecta - Dije.

Con un gesto le señalé la cama, lo meditó por un momento y luego se subió en ella.

- Hazte en el centro - Ordené.

Obedeció en silencio.

- ¿Hay algo en específico que deba hacer? - Curioseó mientras se arrodillaba.

- Sólo relájate - Contesté observándola a través del lente.

Suspiró y se soltó el cabello, miró hacia la cámara y se quedó inmóvil, tomé la primera foto, ella se movió un poco y yo tomé otra.

- ¿Has conocido a alguien durante estos dos años? - Pregunté sin despegarme de la cámara.

Posó de otra manera y respondió.

- Sí, un chico - Se acomodó de otra manera y de nuevo inmóvil - No recuerdo su nombre, es un poco vergonzoso - Confesó.

- ¿Te gusta? - Inquirí.

Casi al instante, sus mejillas estallaron en color carmesí y desvió la mirada. Tomé tantas fotos de esa escena como pude.

- Tomaré eso como un sí - Dije antes de que ella lograra responder.

- Estaba con él ayer - Reveló.

No me moví por varios segundos.

- Es un buen tipo, es y, se viste bien, es inteligente y muy bueno en la cama - Explicó - Y sin embargo no podía dejar de pensar en ti - Agregó.

- Yo estaba en una especie de “Disaster date” planeada por los tres chiflados - Comenté para cambiar el tema y dejar que se relajara un poco más.

- ¿Los tres chiflados? - Repitió confundida.

- Sehun, Donghae y Ji Eun, son mis compañeros de apartamento - Revelé - Ya conociste a Ji Eun, es la chica castaña - Aclaré.

Frunció los labios.

- La sobreprotectora - Afirmó.

No respondí, saqué la cámara del trípode y jugué con diferentes ángulos.

- Creo que los tres son bastante sobreprotectores conmigo - Medité sin parar de tomar fotos.

Frunció los labios y cambió de posición.

- Eres afortunada - Comentó finalmente.

- ¿Tú crees?

- Muchos quisieran tener amigos así.

- ¿Tú los quieres?

Lo meditó por unos segundos.

- No lo sé.

Tomó el cabello desde el cuello y lo levantó sobre su cabeza medio desordenado. Medio giró el rostro y sonrió como un demonio, por un segundo me quedé sin aliento y luego oprimí el obturador sacando tantas fotos cómo fue posible.

- Podría acostumbrarme a esto - Dijo abrazando una almohada - ¿Crees que puedo vivir del modelaje? - Disparó.

Solté la risa.

- No te imagino viviendo de esto, pero podrías sacarle partido.

De repente, la puerta se abrió.

- ¡Ajá! ¡Las descubrí! - Gritó Ji Eun.

Pude ver por el lente de la cámara como Tiffany blanqueaba los ojos medio fastidiada y luego volvía a la normalidad.

- ¿Qué descubriste? - Pregunté molesta.

- Pensé que estarían haciendo cochinadas - Respondió la castaña bastante sonrojada.

- ¿Y por eso entras sin tocar? - Inquirió Tiffany.

Casi pude escuchar el disparo de ironía.

- Te crees intocable ¿no? - Retó mi amiga.

La castaña sonrió con tranquilidad.

- Si supieras - Contestó sentándose en la mitad de la cama con las piernas cruzadas.

Al fondo, Sehun salió de su habitación y se acercó a la puerta.

- ¿Quién es la invitada? - Curioseó sin cruzar la puerta.

- Señorita Intocable - Respondió Ji Eun.

- Hola, soy Tiffany - Contestó ella ignorando a la otra.

Sehun se quedó pálido.

- ¿Tú eres Tiffany? - Inquirió.

La castaña le regaló su mejor sonrisa, de la nada, se veía angelical e inocente, asintió como una niña pequeña.

- Vaya, pues es un placer conocerte - Se acercó a la cama y le dio un beso en la mejilla.

Ji Eun botaba humo por las orejas.

- Relájate - Replicó Sehun al salir - Si Tae está feliz debe ser por algo - Dijo mientras desaparecía en el pasillo.

Por el rabillo del ojo noté que Tiffany controlaba su expresión a la perfección, mientras que Ji Eun se quedaba petrificada en la puerta.

- Vale, tiene razón - Admitió susurrando - Pero más te vale que no la lastimes si no quieres perder ese lindo cabello castaño que tienes - Amenazó.

- Lo tendré en cuenta - Contestó Tiffany con una sonrisa de autosuficiencia.

No me di cuenta que estaba conteniendo el aliento hasta que la puerta se cerró y yo exhalé cansada.

- Creo que es hora de irnos - Dijo arrastrándose hasta el borde de la cama.

- Espera - Pedí acercándome con la cámara.

Se quedó inmóvil.

- ¿Qué pasa? - Preguntó casi sin mover los labios.

Acerqué la cámara a su rostro y acomodé el enfoque hasta que el primerísimo plano de sus ojos fue perfectamente nítido y disparé la foto, parpadeó sobresaltada y luego sonrió. Saqué una foto de su sonrisa y del posterior sonrojo.

- Vale, ya no tomes más fotos - Se quejó medio empujándome.

Quise ignorarla, pero sabía que era mejor no intentarlo, así que apagué la cámara y me senté en el suelo a observándola desde abajo.

- ¿Y ahora? - Inquirí.

- No estás obligada a aceptar la invitación - Aclaró con expresión seria.

- ¿Y si quiero hacerlo? - Curioseé.

- No quiero reclamos después - Contestó cortante.

Cuarenta minutos más tarde, estábamos frente a la puerta de su casa.

 

[Tiffany]

La lasaña estaba deliciosa, era de carne con sabor a ahumado con pollo en champiñones, tenía mucho queso doble crema en el centro y una capa de parmesano encima, la pasta estaba en su punto, ni muy tostada, ni muy blanda, la cena iba acompañada de un vino tinto suave y perfecto para el sabor de la lasaña y todo esto lo sabía porque no me atrevía a levantar la mirada del plato.

- Leo, sólo una cucharadita más… - Rogaba Narsha a mi derecha.

En algún momento entre salir del apartamento de Taeyeon y llegar a mi casa, me encontré en el jardín trasero, una zona que prácticamente había abandonado, sentada en una mesa campestre con una enorme sombrilla sobre nosotros comiendo una deliciosa lasaña a la luz de un par de lámparas que daban la impresión de ser antorchas, ubicadas en diferentes sitios.

A mi izquierda, Taeyeon y mi padre hablaban muy animados, ella hablaba de la fotografía y sus planes futuros, él de todo el mercado que podría explotar con ese talento. Una parte de mí, no sé qué tan fuerte, deseaba salir corriendo y no participar más en aquel estúpido teatro, otra la amante de la comida, permanecía inmóvil en su sitio revolcando la lasaña antes de cada bocado, cuando la rabia había llegado a su punto más alto y aquella parte de mí que deseaba salir corriendo estaba a punto de hacerlo, tomé aire y los observé.

- Ahora, lo más importante es promocionarse por internet - Decía él - Debes tener tu propia página, que muestre el trabajo que llevas, los elementos que usas y tus clientes más reconocidos - Explicaba enumerando con los dedos.

- Lo he pensado, tengo mucho trabajo que mostrar, pero sigo concentrada en terminar de estudiar, muchos prefieren trabajar con alguien que haya terminado su pregrado, al menos - Replicaba ella.

Parecía que la única ignorada en esa mesa era yo.

- Acostaré a Leo, regreso en un momento - Anunció Narsha levantando al niño adormilado en sus brazos.

- Te acompaño - Dije poniéndome de pie.

El silencio se hizo entre ellos dos y entonces lo entendí, aquello sí era un teatro, estaban haciendo eso por mí, por tranquilizarme. Molesta, los ignoré y fui tras Narsha.

A pesar de ser tan pequeño y tan inquieto, acostar a Leo era lo más fácil del mundo que se quedaba dormido a los pocos minutos, Narsha se quedó con él en la cama leyéndole un cuento y nuevamente excluida, me vi obligada a volver con los otros. Bajé las escaleras sin hacer ruido y me detuve tras la puerta de la cocina cuando escuché que estaban lavando los platos.

- ¿Usted sabía que nos encontraríamos hoy? - Preguntó Taeyeon.

- Cuando vi la cara de Tiffany supuse que era algo importante - Contestó mi padre entre risas.

- ¿Importante?

- ¿No crees que lo seas?

Hubo un pesado silencio después de eso, contuve el impulso de interrumpirlos.

- Creo que no le gustó vernos hablando tan tranquilamente - Meditó la pelinegra.

- Más bien fue como una tortura para ella.

- No quería que viniera, no me lo dijo, pero pude verlo en su rostro.

- Todavía le cuesta vivir como una familia normal.

- ¿Normal? - Pude notar el veneno en esa pregunta.

El grifo del lavaplatos se cerró a los 2 segundos.

- Ustedes nunca serán normales - Espetó ¿De dónde venía esa ira?

Mi padre esperó en silencio, casi pude imaginar su expresión, igual a la mía cuando sé que una persona no ha terminado de hablar.

- Es curioso que lleven esta vida tan… ”Normal” a pesar de todo lo que les pasó, todo lo que hicieron…

- No sabes de lo que hablas - Defendió él -  Estoy seguro de que no lo entiendes por completo - Agregó.

Quise entrar, pero algo me lo impedía, quería escuchar lo que tenían que decir, quería que explotaran y se mostraran como eran en realidad, esa parte de mí, la que no disfrutaba la comida, deseaba ver caos, porque eso era yo misma, alguien que generaba caos y luego lo controlaba, no podía actuar como una persona normal, no después de tantas cosas.

- Los vi - Afirmó ella y la frase se llenó de significado - Ese día, después del funeral de su madre, los vi - Repitió con firmeza.

- ¿Qué viste? - Retó él - O más bien ¿qué crees haber visto?

Pude sentir como mi corazón se detenía por una milésima de segundo, pero mi cuerpo era incapaz de moverse para detener esa conversación, no quería caos, quería que ella supiera la verdad para no cargar más con aquel peso.

- Sabe de lo que hablo - Replicó Taeyeon.

- No, no sabes de lo que hablas porque no sabes qué viste - Explicó.

Me asomé por el pequeño espacio que quedaba entre las puertas y tuve una visión clara de Taeyeon y su expresión de desconcierto.

- ¿Y qué vi, exactamente? - Exigió con el rostro lleno de ira.

- Viste a mi hija fingir tener o conmigo y estar ebria - Respondió - Viste a mi hija llevar a cabo su plan de alejarte porque tiene metido en la cabeza que no merece nada en la vida por lo cual no haya luchado - Agregó.

Me di cuenta que no estaba respirando.

- No te voy a mentir, sí nos acostamos un par de ocasiones tiempo atrás, estuve drogado en todas esas ocasiones y sí, fui un terrible padre - Admitió a los pocos segundos, la voz se le había quebrado de repente - Pero, aquella noche, estaba más consciente, la droga ya no me hacía el mismo efecto y fui consciente de todo el circo que montó para romperte el corazón y obligarte a alejarte de ella - Finalizó.

Me alejé de la puerta como si mi vida hubiera terminado, la expresión de Taeyeon mostraba cómo la sorpresa y la ira se mezclaban igual que aquella ocasión en el garaje cuando le confesé que pude haber evitado el viaje de Ailee, hasta ahí llegaba el romántico encuentro lleno de sorpresas, timidez y deseo, apenas alcancé a alejarme un paso cuando la puerta se abrió de repente y esos ojos ónice me atravesaron el cráneo. Por primera vez sentí que me superaba, las lágrimas salieron de mis ojos sin control, el pecho se me comprimió y pude notar la ira en su expresión.

Cuando se marchó y la puerta se cerró, supe que era el final de todo.

 

¿Qué paso con los comentarios? Yo que les traje un capitulo ultra largo y ustedes sin comentar, eso no mas no me anima a subir los demás o más bien a terminar el epilogo!!! U.U

¿Cómo estuvo el reencuentro de estas dos? Raro ¿no? De hecho en el fic original, este es el final y el siguiente capítulo es el epilogo, pero la verdad a mí no me gusto que terminara de esa manera, por eso decidí hacerles un epilogo salido de mi cabeza, pero desde ayer tengo un bloqueo mental y pues no mas no se me ocurre qué onda… Paro y denme ideas!! (°w°)7

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Comments

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czankx #1
Chapter 53: Oh my god!! I've read a lot of Taeny stories and this was beyond no doubt the best! I know it's just an adaptation but any stories became more interesting when the characters became Taeny.. Damn, this wasn't your typical "Friends with Benefits" the entire stpry was a roller coaster, I admit Tiffany's life is so crazy they're all young and I can't believe how Tiffany can achieve those things in her young mind.. This story mad me skip a few hours of sleep and skip works hahaha, how I wish there's another story of the original author and then be adapted to Taeny again, I wanted to read it
yoonalim__ #2
Chapter 6: lo siento, no leí la escena caliente jeje
yoonalim__ #3
Chapter 5: la locura de tiffany esta mas alla de los limites!!!
yoonalim__ #4
Chapter 4: ¿Quieres seguir a Taeyeon?
yoonalim__ #5
Chapter 3: Me pregunto qué prueba inicial le dará a Taeyeon.
yoonalim__ #6
Chapter 2: Todavía estoy un poco confundido por la historia!!!
yoonalim__ #7
Chapter 1: Así que esta es idea de Tiffany, entonces, ¿quién se enamorará primero?
Camilanga
#8
Chapter 53: Me terminé el fanfic en 1 día y medio osea hasta ahora el mejor fanfic taeny que leí
Skyth06
#9
Chapter 53: Joder épico es genial!!