[Taeyeon]

Sólo hasta que estuve en mi casa quitándome la ropa para meterla a la lavadora me di cuenta de que había un papel en el bolsillo de la chaqueta, un papel que yo no recordaba haber puesto allí.

Bostezando, lo abrí para leer qué decía.

“Quisiera hablar contigo, fui la psiquiatra de Tiffany cuando era pequeña, hay un par de cosas que deberías saber antes de seguir con ella, búscame en la clínica donde su madre estuvo internada. Pregunta por BoA.”

Apenas y podía entender lo que decía porque, como todo doctor, tenía una letra casi indescifrable.

Era evidente que el papel era para mí, seguramente lo habían puesto durante el velorio cuando cualquiera podía acercarse, no recordaba a nadie en especial. Me recargué contra la lavadora pensando en si debía o no acudir al llamado de la psiquiatra ¿Qué me podía decir? ¿Qué me podía decir que yo ya no supiera? Es decir, Tiffany ya me había dicho sus más íntimos secretos, incluyendo lo del o con su propio padre. Aún no superaba ese dato, pero tenía la duda de si buscar a la psiquiatra, estaba segura de que a la castaña no le gustaría que yo me pusiera en la tarea de hurgar su mente a través de una tercera persona que posiblemente, la conocía más que ella misma, pero la curiosidad me picaba.

No fue hasta que me encontré subiendo en el bus que me dejaría en la clínica a las afueras de la ciudad que caí en cuenta de lo que estaba haciendo, pero ya estaba a mitad de camino, no me devolvería. La ocasión que vine en el carro con Tiffany no había notado que, antes de la entrada principal, había una reja, desde ahí la clínica parecía más una mansión vieja y embrujada que un hospital psiquiátrico. Me recordaba a la película “El Orfanato”. Casi suelto la risa cuando caí en cuenta de que pasar mi tiempo con Ailee había tenido sus consecuencias, ahora no podía ver o escuchar algo sin compararlo con una película. Era terrorífico, pero parecía que me había convertido en una especie de fusión entre Ailee y Tiffany, tal vez un poco sarcástica y cruda como la castaña, pero algo inocente como Ailee. Suspiré aburrida, no podía seguir con ambas así como así, no importaba si Tiffany lo sabía y Ailee no, ninguna de las dos se lo merecía.

Antes de alcanzar el timbre, alguien me habló por detrás y el corazón casi se me sale.

- Tranquila, Taeyeon - Dijo una mujer de cabello castaño y ojos cafés - No pensé que fueras a venir - A pesar de la edad tenía un lindo rostro y un hoyuelo que resaltaba en su lado izquierdo. Llevaba una bata blanca, una falda gris hasta las rodillas y unos tacones negros.

Tuve que esforzarme por controlar los latidos de mi corazón.

- ¿BoA? - Pregunte.

- Sí, cariño - Respondió - Justo regresaba de buscar unas flores que crecen fuera de la clínica, a una de las pacientes le gustan mucho - Explicó mostrándome unas flores moradas que tenía en las manos - ¿Entramos? - Invitó.

Tragué saliva. Ahora que estaba sola, sin Tiffany, podía sentir todo el peso de ese lugar, me intimidaba, lo veía muchísimo más grande, capaz de absorber personas que, en lugar de curarlas, las volvía peores, de seguro alguien loco debía ponerse peor después de estar ahí adentro.

Forcé una sonrisa y entré junto con la doctora.

El recorrido fue silencioso, parecía que notaba mis nervios y no me presionaba. Por un momento me pidió que esperara al lado de una recepción mientras ella iba a entregar las flores, regresó a los pocos minutos y me llevó a su oficina. Con un gesto me indicó que me sentara frente al escritorio mientras que ella lo hizo del otro lado del escritorio.

Espalda recta, piernas juntas, manos sobre las rodillas, cabeza baja y los ojos enfocándose en cualquier cosa menos en el otro par de ojos que me observaba, esa era mi posición.

- ¿Por qué tan nerviosa? - Preguntó.

No respondí.

- No tengas miedo, no voy a hacerte nada malo, sólo quiero que hablemos - Dijo.

Noté que su tono de voz era más suave que antes. No me di cuenta de que no estaba respirando hasta que abrí la boca y en lugar de que salieran palabras, entró aire.

La mujer sonrió satisfecha.

- ¿De dónde conoces a Tiffany? - Inquirió mientras se acercaba a un archivero.

- De la escuela, estudiamos juntas - Contesté adivinando qué buscaba.

- ¿Y cómo fue que terminaste siendo su amante?

Okey… directo al punto.

- La verdad, no lo sé - Revelé riendo nerviosa - Fue algo raro, nunca me había hablado y de repente, ahí estaba, muy interesada en mí, no sé cómo terminé en su casa, ni cómo fue que terminamos besándonos - Declaré esforzándome por recordar.

Curiosamente, mis recuerdos no eran muy claro aunque sólo habían pasado… ¿6 meses?

- ¿No lo recuerdas o no sabes? - Cuestionó.

- No tengo recuerdos claros - Aclaré confundida.

Algo dijo, pero no la escuché.

- ¿Cómo sabe que somos… amantes? - Curioseé.

Era extraño usar esa palabra, Tiffany me había entrenado para decir “amigas con derechos”.

¿Entrenado? Debo estar muy mal…

- Fui la psiquiatra de Tiffany hace años, antes y después de que matara a su hermana Michelle - Confesó sacando una carpeta bastante gruesa.

Se acercó y la puso frente a mí, luego regresó a su silla y se sentó esperando a que yo la abriera. Lo hice con ciertas reservas, no era como si yo entendiera el lenguaje médico, leí muchas cosas, pero no entendí prácticamente ninguna.

La miré confundida.

- Dime ¿conociste a Michelle? - Retomó. Esa mujer era demasiado tranquila para mi gusto.

- Sí, el día que murió ¿por?

- ¿Cómo la recuerdas?

- Pues… igual a Tiffany.

- ¿Segura? - Retó - Quiero que pienses muy bien cómo la recuerdas, eso te dará pistas para entender lo que hay en ese archivo - Pidió recargándose contra el escritorio.

Apreté los labios y cerré los ojos, desde que Tiffany me confesara que Michelle era su hermana gemela había dejado de pensar en ella, sólo fue un beso en un campamento y nada más, nada importante.

Era castaña, aunque su cabello no brillaba como el de la porrista, sus ojos no eran tan brillantes como los de Tiffany, más bien eran de un castaño oscuro que parecía casi negro, su cuerpo, a comparación del de mi amante que vi unos días después, era más delgado, era más pálida, sus labios eran secos, sus manos no estaban tan cuidadas como las de su hermana, la expresión en su rostro era como de… ¿enferma?

- ¿Y bien? - Presionó la doctora.

- Sí, eran diferentes, me sorprende recordarla tan claramente - Confesé arrugando el entrecejo.

- ¿Alguna conclusión? - Curioseó mostrándose más interesada.

- ¿Michelle estaba enferma? - Indagué.

Sí, enferma, eso la describía perfectamente. La psiquiatra sonrió complacida.

- ¿Ya entiendes la historia clínica que te pase?

- No, la verdad no soy muy buena en biología.

Suspiró.

- Michelle tenía leucemia y anemia al igual que su madre, sólo que a mayor escala - Reveló - ¿Sabías que cuando nacen gemelos es muy probable que uno de ellos sea perfectamente saludable y el otro no? - Comentó.

- No, no sabía - Le estaba dando cuerda.

- Bueno, pues Michelle estaba muy enferma - Intentaba decirme algo.

Abrí el archivo y lo miré de nuevo. Entendí algunas cosas.

- ¿Le hicieron un trasplante de riñón? - Pregunte.

- ¿Puedes adivinar quién fue la donante?

Entrecerré los ojos tratando de leer la respuesta en su rostro.

- Tiffany…

Asintió.

- Tiffany fue la donante de su hermana, le dono su riñón a los 8 años y parte de su médula a los 11 años, al menos unas 10 veces por año debía hacerle transfusión de sangre a su hermana - Enumeró.

Abrí mucho los ojos, fue evidente que BoA tenía muchas más cosas para contarme que la misma Tiffany.

- ¿Cómo conociste a Michelle? - Preguntó con una media sonrisa.

Involuntariamente, mis mejillas se enrojecieron.

- Nos besamos - Desvié la mirada.

La doctora no se sobresaltó.

- Debí imaginarlo, a Michelle le gustaban las mujeres - Declaró como si hablara sola.

De repente me sentí muy enojada.

- ¿A qué viene todo esto? - Cuestioné cerrando la carpeta de golpe  - ¿Por qué me hizo venir? A parte de haberme besado con Michelle ¿Qué relación tengo con ella? ¿A mí qué me importa todo esto sobre ella y su enfermedad? - Tuve que apretar las manos para calmarme.

La doctora seguía inalterable.

- No con Michelle, con Tiffany - Explicó - ¿Quieres conocer la historia o prefieres irte? Te invité porque me pareció que adorabas a una diosa falsa y frágil sin saber absolutamente nada, como todos los demás que la rodeaban en el velorio de su madre - Se recargó contra el respaldo de su enorme silla de cuero.

Me encogí en mi silla.

- Tiffany no es falsa ni mucho menos frágil - Defendí en voz baja.

- ¿Eso significa que quieres conocer la historia? - Retó.

Apreté la mandíbula.

- ¿Qué gano con eso? - Tragué saliva.

Tiffany me iba a matar si se enteraba del pacto demoniaco que estaba a punto de firmar.

- Salvarla - Afirmó de inmediato.

Chan… chan… chan, el siguiente capítulo por fin conocerán la historia detrás de la malvada Tiffany ¿listos? Porque si creían que nada podía sorprenderlos ya, la historia de su vida lo va hacer… (¬w¬)

Comenten y en un rato los veo!!! (^u^)/