[Taeyeon]

No era fácil dejar de pensar en Tiffany porque, aunque no lo dije en voz alta delante de Ailee, a pesar de que fuera bastante obvio, la razón por la que decidí alejarme, aparte de lo sucedido con su padre, era por el terror que sentí al verme enamorada de esa chica. Cuando llegué a casa de Ailee, la verdad, no tenía mucha idea de cuáles eran las razones que me llevaban hasta su puerta, nunca fui de pedir disculpas y sólo cuando creía que había metido la pata hasta el fondo es que abría la boca y pronunciaba las palabras mágicas, sin embargo, Ailee no sabía nada de lo mío con Tiffany, por lo tanto, las disculpas no iban para ella. A medida que hablaba y le contaba todo a mi novia, recordaba cada vez con más claridad a Baek Hyun y todo lo que sentí por aquel hombre tan poco importante, y no podía evitar compararlo con Tiffany, incluso cuando la castaña me parecía mil veces más maquiavélica que él. La disculpa era para Tiffany, me disculpaba por hacerle creer que podía amarla cuando no era cierto, por convertirla en mi juguete ual cuando se suponía debía ser al contrario, por besarla de maneras que ni Nichkhun conocía, por prometerle un montón de tonterías y endulzarle el oído sólo para calmar mi calentura, así que lo mejor era cortar lo nuestro de raíz. Por obvias razones no le dije eso a Ailee, quería estar con ella, darme la oportunidad de ser diferente a esa cosa que Tiffany había hecho de mí y que yo había colaborado en crear sin quejarme.

Ese día cuando llegué a la cafetería iba desde el salón tratando de recordar el camino hacia la zona terrenal donde las mesas eran oxidadas y torcidas, pero mi novia estaba sentada en la mesa de los dioses sin mostrarse incómoda por la presencia de la castaña. Fue gracioso torearla, la vieja costumbre que no podía dejar de lado tan rápido, pero apenas logré mi cometido, me concentre en mi novia. Entonces, Tiffany empezó a gritar que no deberíamos tenerle compasión y se marchó cual novela de las 7 de la noche.

- Creo que deberías unirte a nuestro círculo - Dijo Nana a Ailee apenas la castaña cruzó la puerta de salida.

Casi se me salen los ojos de la sorpresa.

- ¿Qué? - Solté y toda la mesa me miro.

- Vi cómo te comportaste con Tiffany, me parece que mereces un lugar dentro de nosotros, estoy segura de que ella no lo ha notado todavía por todo lo que está pasando por alto, pero estará de acuerdo cuando se lo comente - Continuó ignorándome.

Ailee me miró confundida.

- No te preocupes, será lo mejor que te pueda pasar antes de graduarte - Aseguró Lizzy.

Nichkhun y Wooyoung asintieron cual perros domesticados.

- ¿Qué es el círculo? - Preguntó mi novia.

- Es lo mejor que te puede pasar - Insistió Wooyoung bajando la voz.

Okey… eso sonaba como si fuéramos un cartel de droga, un club de fiestas sin fin en Las Vegas o algo parecido.

- ¿Y Tiffany debe dar la autorización para que yo entre? - Curioseó.

- Ella es la que tiene el poder, por lo tanto, ella decide - Aclaró Nana.

Momento… ¿fuéramos? ¿Conmigo incluida en el plural? Me cubrí el rostro y prácticamente me enteré en la mesa.

- ¿Tú haces parte de ese “círculo”? - Cuestionó mi novia.

No tenía que mirarla para darme cuenta de que me miraba muy acusadoramente.

- Sí, te lo conté anoche - Respondí sin moverme.

- ¿Este era el círculo del que hablabas? - Sonaba enojada.

- Sí…

Intenté cubrirme la cabeza con los brazos y los codos.

- Vale, entonces consulten a Tiffany, estaré encantada de pertenecer a su círculo, si es tan grandioso como dicen - Declaró mi novia después de unos segundos de silencio.

Ni siquiera me tomé la molestia de mostrarme sorprendida.

El receso continuó normal hasta que la campana sonó indicándonos que debíamos regresar a clases. Me despedí de los demás y fui con Ailee al salón. Tiffany no estaría ahí, luego unos comentarios en el pasillo me dieron la razón.

- ¿Vieron a Hwang? - Inició una.

- Sí, estaba como loca, dicen que casi atropella a alguien el estacionamiento - Siguió otra.

- ¡Sí! Se fue espantada, pobre, dicen que quedo traumatizada por la muerte de su madre - Comento una tercera.

- Una amiga de la estilista de mi madre le comentó que en el velorio parecía una loca  - Chismeó la primera.

- Cuentan que todos estos días se escucharon gritos en su casa - Si supieran por qué eran esos gritos.

Cuando notaron mi presencia, se callaron de inmediato y me observaron con miedo, seis meses antes me habrían dicho algo como: ¡qué miras fenómeno! Las ignoré y corrí para alcanzar a Ailee que se me había adelantado unos cuantos salones. Wooyoung ya la tenía casi acorralada contra un casillero.

- Ríndete, no le gustan los hombres - Supe de inmediato, lo lesbiana que sonaba en ese momento y no me gustó.

- No hacía nada, no seas paranoica - Se quejó alejándose.

Ailee me miró confundida.

- Te tengo un mejor plan que entrar a clase - Propuse tomándola de la mano para arrastrarla por el pasillo que rápidamente se quedaba solo.

- ¿Qué? ¿Quieres que me vuele las clases? - Apenas y me seguía el paso.

- Por una vez que lo hagas no va a pasar nada - Alcancé la puerta que daba al gimnasio y salimos por ahí.

Obviamente no la llevaría al primer lugar donde tuve o con Tiffany, pero era la salida más rápida hasta el campo de futbol donde las porristas entrenaban por las tardes y que ahora era ocupado por los de club de atletismo.

- ¿A dónde vamos? - Estaba un poco agitada por la carrera.

- Lejos - Me limité a decir.

Lo que pocos sabían, tal vez porque los profesores procuraban custodiar esa zona, era que detrás de las gradas había una mini colina artificial hueca por dentro, la escuela no tenía presupuesto en esa época para comprar toda la arena necesaria para rellenarla, así que compraron una malla y sobre ella pusieron un poco de tierra y la cubrieron con césped artificial ¿Y por qué yo conocía ese lugar? Bueno, porque la remodelación la hicieron durante mi primer año de escuela primaria, es decir, más o menos a mis 5 años, muy pocos estudiantes éramos de esa generación.

- ¿Qué es este lugar? - Preguntó mi novia apenas estuvimos dentro, moviendo la cabeza hacia todos lados.

- La escuela no tenía dinero para una colina real, así que esta de mentiras les salía menos costosa, fue hace mucho - Respondí mientras la abrazaba por detrás.

- ¿Y por qué me trajiste aquí? - Inquirió.

Le acomodé el cabello mientras empezaba a besarla.

- Porque… quiero… estar… contigo… un… rato… - Dije entre besos.

Noté que controlaba la sensación que mis besos le generaba.

- ¿Aquí venías con Tiffany? - Cuestionó.

Casi pude escuchar como una tijera cortaba el momento.

Suspiré con paciencia y la hice girar. Bien, me lo había ganado, fue mi decisión contarle, simplemente no podía quejarme.

- No, amor, nunca la traje aquí, de hecho, casi nunca vengo, pero quería estar a solas contigo, SÓLO CONTIGO ¿hay algo mal con eso? - Declaré mirándola a los ojos.

No respondió, así que le di un suave beso en los labios y la pegué más a mi cuerpo.

- Mi amor… sólo contigo, te lo prometí ¿recuerdas? - Insistí.

Hubo algo que noté diferente en Ailee desde que le contara toda la verdad y era el cambio en su mirada, el color de sus ojos seguía tan intenso como siempre, pero la expresión inocente, la que hacía que se sonrojara todo el tiempo, casi no se notaba, su mirada era un poco más fiera en ese momento, tal vez porque la lastimé y le costaba confiar en mí o porque sólo hasta que me concentré sólo en ella lo noté, la verdad, no sabría cuál de las dos opciones era la real.

Asintió medio molesta.

- Si quieres, nos vamos - Sugerí, no la obligaría a nada.

Era obvio que confiar en mí de nuevo, sería todo un proceso y tenía derecho a tomarse su tiempo.

- ¡No! - Exclamó aferrándose a mi brazo - Lo siento, quedémonos - Agregó jalándome hasta que nos sentamos contra una de las paredes.

Yo me recargué contra la malla y ella puso su cabeza contra mi hombro, la tomé de la mano y jugué con ella. Guardamos silencio por casi media hora. Divagué entre varias cosas, la más importante, Ailee y me sorprendió no estar matándome la neurona pensando dónde y qué estaría haciendo Tiffany en ese momento. Mi cabeza se ocupó sólo en Ailee, empecé con cosas sencillas ¿cómo lograr que su confianza retornara? ¿Qué y qué no hacer para evitar que desconfiara? Recordé todas las cosas que me atrajeron de ella en esa fiesta donde la conocí, su forma infantil, cómo hablaba de su cachorro Cotton, su desentendimiento hacia muchas cosas, la facilidad con que se sonrojaba.

Pasé mi brazo por detrás de su cabeza y la acosté en mi regazo para acariciarle el cabello y el rostro, poco a poco su respiración se fue acompasando como si se estuviera quedando dormida.

- Eres muy hermosa - Susurré.

- ¿Más que Tiffany? - Preguntó sin abrir los ojos.

- Deja de hacer eso, por favor - Pedí enredando mis dedos en su cabello.

- ¿Hacer qué?

- Compararte con Tiffany.

- ¿Eso significa que ella es mejor que yo? - Atacó.

- Significa que no tienen comparación - Aclaré.

- Tú misma dijiste que en la mascarada nos confundiste.

- Eso no quiere decir que sean parecidas.

- ¿Entonces qué quiere decir?

- Que tenía serios problemas mentales en ese momento para ver a tan pésima persona en una tan maravillosa.

- ¿Y quién es quién?

Suspiré.

- ¿Tú quién crees? - Aunque sonara irónico, iba a usar la técnica de Tiffany: deja que el otro se hunda solo con su terquedad.

Ailee lo pensó, no puedo creerlo ¡Lo pensó!

- Dime tú - Acordó finalmente.

- ¿Con quién estoy en este momento? - Cuestioné tomándola del mentón para que me mirara.

- ¿Con quién quieres estar? - Replicó rápidamente.

¿En serio? ¡¿En serio?! Suspiré de nuevo.

- Estoy contigo y quiero estar contigo, creo que anoche lo dejé bastante claro - Me esforcé en sonar tranquila, pero por la mirada de Ailee, supe que no lo logré.

Se puso de pie y empezó a caminar para salir. La alcancé a los pocos metros.

- Por favor, mi amor… - Y preferí callarme y besarla.

Al principio no me respondió, pero cuando se dio cuenta de mi determinación, lo hizo. Pasé mis manos por su cintura y la pegué a mi cuerpo al tiempo que ella enredaba sus brazos en mi cuello, la inocencia del beso se perdió cuando ella empezó a respirar con algo de dificultad casi sonando como gemidos entre besos y un “clic” en mi cabeza se transfirió a un vacío en el vientre. Sin detener el beso, la hice retroceder hasta que quedamos contra la malla, con esa fuerza de porrista que no sabía que tenía, hizo que me sentara en el suelo y ella se sentó sobre mí. Traté de contener el impulso de mis manos de recorrer su espalda, pero ella empezó a apretarse en mi cintura al tiempo que enterraba sus uñas en mi espalda, finalmente separó sus labios de los míos y echó al cabeza hacia atrás dándome paso a su cuello. Interpreté eso como un permiso para más y me dejé llevar por el momento, aprovechando mi distracción, desabotonó mi blusa y me la quito, yo creo que eso era más que un beso, así que procedí a desvestirla, sin embargo, cuando ubiqué el broche de su sostén para soltarlo y así quitarle la blusa y el sostén juntos, se puso de pie y se alejó.

- ¿Quieres o conmigo o con Tiffany? - Preguntó por enésima vez.

Casi se me sale una mala palabra.

- ¿Qué pasa? Todo iba bien - Me quejé.

- Iba bien para tener o, pero ¿por qué lo quieres? ¿Porque Tiffany no te lo dará más? - Se me estaba acabando la paciencia en ese momento.

- Fuiste tú la que empezó a desvestirme - Defendí.

- Quería ver qué tanto podías contenerte - Reveló.

¡¿Quería ver qué tanto me contenía?! Era la segunda vez que esa chica me calentaba y me dejaba con las ganas hasta la garganta. Preferí quedarme callada para que el enojo no aumentara, en ese momento sólo quería dejarla sola para que ella solita se mortificara con sus preguntas y comparaciones, pero no lo haría, porque era normal que todavía se sintiera atacada por la presencia de Tiffany, yo también la sentía como un fantasma.

- Pero veo que no puedes - Dijo segundos más tarde.

Me masajeé las sienes para calmar la calentura, no tardé en retomar el control.

- Okey, ya entendí, nada de o hasta que confíes en mí otra vez - Me puse de pie y me puse la blusa.

Noté que me observaba atentamente con las manos en la cintura y los ojos fijos en mi expresión.

- No - Replicó de repente.

La miré mientras me abotonaba la blusa.

- ¿No qué? - Si me decía que quería o, juro que me iba.

- Ni o, ni nada - Declaró.

Parpadeé confundida.

- Te prohíbo que me toques hasta nuevo aviso - Manifestó con expresión determinada.

Debía estar bromeando.

- Bien, entiendo, ni o, ni besos apasionados, ni salidas a lugares a solas - Interpreté.

- No, ni me vas a tomar de la mano, ni me darás besos, ni me abrazarás, no me tocaras en absoluto hasta que dejes de compararme con Tiffany - Explicó.

- Yo no te comparo con Tiffany - O por lo menos no desde la noche anterior, pero me ahorraría el comentario.

- Sí lo haces - Insistió infantil.

Apreté la quijada ¿Esa inseguridad era normal?

- Como quieras - Levanté los hombros con fastidio.

- No me hables así, lo hago por el bien de esta relación - Dio un paso al frente, casi como si quisiera imponer su voluntad.

- Como digas - Ya estaba fastidiada.

- No te enojes - Suavizó la voz.

- No me enojo, si dices que no quieres que te toque, vale, como quieras, me da igual, es mi culpa ¿no? - Por primera vez pensé lo mala idea que fue llevarla ahí.

- No es tu culpa, pero es lo mejor, ya verás - Sí, ya vería…

- ¿Y cómo se supone que llevemos una relación en la cual ni siquiera puedo abrazarte o tomarte de la mano?

- Si aprendes a vivir sin tocarme todo será más fácil y tendremos una relación más fuerte - Se veía convencida de eso.

Me ahorré la respuesta, era mi culpa que todas esas cosas pasaran, me tenía que aguantar las consecuencias.

- Vámonos - Ordené.

- Podemos quedarnos en el campo, nadie nos verá, a esta hora no hay clases a campo abierto - Sugirió.

La seguí y me llevó al otro lado del campo, donde estaba el jardín que había hecho la maestra de biología durante su clase, estaba muy bien ordenado, a un costado estaba el invernadero lleno de distintos tipos de flores, todas muy bien cuidadas, afuera estaban los árboles más viejos de la escuela que nunca derrumbaron por una protesta que hicieron los estudiantes de último año de ese mismo año cuando remodelaron e hicieron la colina falsa.

- Ven - Invitó señalándome la sombra del árbol más grande.

Realmente no era muy alto, pero sí muy ancho, el tronco era como de 2m de grueso y la copa era ancha y baja, como un hongo. Nunca supe qué tipo de árbol era, pero era el preferido por muchos para descansar en su enorme sombra.

- Acostémonos - Y se tendió en el césped.

No pude evitar mirar a mí alrededor antes de hacer lo mismo a un metro de ella.

- No puedes tocarme, pero tampoco te tienes que hacer tan lejos - Dijo.

Me acerqué hasta quedar a pocos centímetros, mis brazos se quejaron por tenerla tan cerca y no tocarla.

- Esto es una tortura - Confesé sin mirarla.

Estaba concentrada en la poca luz que se colaban entre las hojas, ese árbol era relajante.

- Ya sabes lo que sentí - Respondió también mirando hacia arriba.

- ¿Cuánto durará este castigo?

- No lo mires como algo malo.

- ¿Cuánto? - Insistí. Era un castigo y punto.

- Ya veré - Nótese que lo dijo en singular y no en plural.

Por primera vez en todo el rato que llevaba con Ailee me pregunté qué estaría haciendo Tiffany, pocas cosas la sacaban de sus casillas lo suficiente como para salir, literalmente, huyendo de la escuela. Giré la cabeza y me dediqué a mirar a mi novia, los tonos verdes de los haces de luz resaltaban sus ojos y su cabello.

Simplemente hermosa…

Bueno, este capítulo tal vez no sea uno de sus preferidos, pero así es esto, queramos o no, Ailee ya es protagonista, claro, no la importante, pero lo es jajaja… XD

Nos vemos y no olviden comentar… (^u^)/