Residencia Kwon...

— Tu appa ya se tardó.— dijo Krystal jugando con JackJack, hacía 15 minutos que Amber le dijo que iba por sus apuntes y aún no regresa.— Esa estúpida quiere que la jale de las orejas de llama.— dejó a JackJack en el sofá y se fue a la habitación de Amber. Al ingresar encontró un gran desorden en el interior.

— Perdón princesa, es que no encontraba mi mochila.— dijo Amber sacando los apuntes.— Aquí tienes.

— ¿Tanto te tardaste en encontrar tu mochila? Así no vamos a poder ver la película.

Amber se rascó la nuca apenada.— Lo siento mucho, es que suelo olvidar dónde dejo mis cosas.

— Bueno, ya está. Te ayudaré a limpiar.

Krystal comenzó a recoger y a doblar la ropa mientras Amber se encargaba de acomodar sus peluches y accesorios y tender la cama. Al momento en que Krys tomó la camisa, pudo notar que una hoja doblada se había caído al suelo. Krystal fue a recogerlo, debido a la curiosidad decidió desdoblar la hoja y al instante se quedó congelada en su lugar. Amber pudo notar la reacción de la menor.

—¿Estás bien?— Amber se acercó a ella con preocupación.— Oh...— se dio cuenta de lo que se trataba y sus mejillas se sonrojaron.— Krys, yo...

— No recordaba que te había dado esto.— musitó Krystal mirando la foto de ella cuando tenía 13 años.— Nunca pensé que lo conservarías.

— Siempre lo he hecho, cuando pasó lo de mi familia... había olvidado por completo de tu existencia que ni siquiera sabía del por qué seguía conservando tu foto. Hasta que te volví a ver y con tan sólo ver tus ojos pude descifrar muchas cosas.

Krystal hizo una mueca.— Por dios, pero me veía fea con ese fleco.— dijo avergonzada.

Amber rió.— Te veías hermosa, no, eres hermosa. Así que no te discrimines que no eres para nada fea.—

Krystal le dio un golpe en el brazo.— ¿Cómo le haces para sentirme tonta de amor?— le entregó la foto.— Yo también tengo algo que he estado conservando hace años.

— ¿Ah sí?— le preguntó curiosa.

— El girasol.

— No es cierto.

Krystal asintió con una sonrisa.— Al igual que tú no sabía el por qué seguía conservándolo, cuando empecé a salir con alguien más, se me borraron los momentos que pasamos tú y yo.— al instante su sonrisa se borró.— Fue años después cuando recordé lo de la carta y ya sabrás lo demás.

— Yo te había asegurado esa vez en que estábamos en Los Ángeles, no estoy tan segura de que las promesas que nos hicimos no se puedan cumplir. Así que hay que ver lo que nos espera el futuro, ¿no lo crees?

— Algo así...— contestó con las mejillas rojas.

— En cuanto terminemos de recoger, te quiero mostrar algo. Estoy segura que te va a gustar.

 

Residencia Hwang...

Consejo #35 que Seohyun debería de tomar en cuenta era no dejar que alguien... absolutamente alguien que no fuera el doctor o doctora la obligara a que se baje los pantalones para que no le inyectara el trasero.

Yoona finalmente le había aplicado la inyección a Seohyun, minutos después ésta se encontraba en cama sobándose el trasero, pues aún sentía el ligero pellizco que había recibido.

— ¿Cómo te sientes?— Yoona venía ingresando con una bandeja en sus manos.

— Ya no he sentido dolor en el estómago ni vómitos, pero sí siento dolor en mi trasero.— contestó Seo con un ligero puchero.

Yoona puso al bandeja sobre la cama.— Eso te pasa por ponerte rígida. Solo fue un simple piquete. Pero en fin, como es de noche te traje algo de gelatina para que cenes y después te vas a dormir.

— No tengo mucha hambre.

— Vamos, tienes que comer algo ligero por lo menos.

— ¿Me prometes que va a ser la última? Estoy cansada de estar en esta cama.

— Si sigues las instrucciones al pie de la letra, te recuperarás más rápido.

— Está bien, dame eso.— tomó el plato de gelatina.— Pero no quiero que me veas comer, me da pena que me estés viendo.

— ¿Por qué? Si no es la primera vez que te veo comer.

— Lo sé, pero...— Seo se sonrojó, lo cual le causó mucha ternura a Yoona.— Pero me da pena que me mires, te prometo que en cuanto termine yo te aviso... por lo mientras, ponte a ver la televisión o a leer una revista, esta es tu casa.

— Estaré en la sala por si necesitas algo.— le dijo y se retiró.

 

Residencia de Tyler...

Hara venía ingresando a la habitación de Tyler con un par de copas de vino tinto mientras éste se encontraba sentado en el borde de la cama poniéndose la pijama.

— Brindemos porque el plan nos está saliendo de maravilla.— dijo Hara entregándole la copa.

— No pensé que Jessica fuera a creérselo y yo que siempre me burlaba de tus ideas.— dijo Tyler.— Si vieras la cara que puso cuando el doctor le dijo que tengo cáncer. Por primera vez en mi vida me siento tranquilo de que Jessica esté conmigo.

Hara rodó los ojos.— Ese es el chiste, que Jessica esté contigo antes y después del matrimonio. Además, me tienes que agradecer porque todos estos días que Jessica ha estado cuidándote, yo me he tenido que quedarme en el hotel.

— En cuanto me case con Jessica te lo repondré, pero ya no te quejes.— chocó su copa con la de Hara bebiéndose el vino.— Aún no puedo creer que me obligaras a pedirle perdón a la asistente de quinta.— comentó irritado.

— Era para que fuera más creíble que estabas arrepentido de tus acciones.

— Sí, ahora todos creen que me voy a morir cuando en realidad no lo estaré.— se quejó molesto.— Hubiera sido preferible la idea de que tuviera un terrible accidente y que ya no volviera  a caminar, así de fácil.

— No seas dramático, que nadie se va a enterar de esta farsa, ¿entiendes? Agradéceme de que tienes a Jessica a la palma de tu mano y que la boda se lleve a cabo en unas semanas porque de lo contrario, ya te hubiera dejado para irse con Yuri.

Tyler sobó sus sienes intentando tranquilizarse.— Como sea... ¿hiciste lo que te pedí?

— Obvio, no me costó trabajo entrar a la oficina de tu mujer para colocar una cámara de seguridad.

— Perfecto, veamos lo que está haciendo en estos momentos.— Tyler se fue a la sala y tomó su laptop encendiéndolo.

— ¿En serio vas a vigilar a Jessica toda la noche?— preguntó Hara siguiéndolo.— A lo mejor ya debió de haberse regresado a su casa.

— No lo creo, Jessica me dijo que tenía que quedarse en la oficina otro rato más porque tenía que entregar una propuesta para el día siguiente, por eso te pedí que fueras a su oficina para poner la cámara.— al instante se preocupó.— ¿Qué tal si está con la desgraciada de Yuri?

— ¿Cómo crees? Con que yo le dijera a Jessica la otra vez que se alejara de Yuri, todo está bien.

— Mira, aquí está.

Hara miró por la pantalla a Jessica trabajando en la oficina.

— ¿Ves? Te dije que estaba sola, que con lo que le dije todo va a estar bien.

Tyler suspiró con alivio.— Menos mal.

— Bien, ahora vámonos a dormir.

— No, acabo de prender la laptop. No seas aguafiestas.

— No estoy siendo aguafiestas, lo único que quiero es irme a dormir. Tengo que reparar mi sueño de belleza.

Tyler dejó la laptop a un lado.— Por favor, no es para tanto.

— ¿No es para tanto? Ya me has preguntado por ella una y otra vez como para que ahora te la pases viéndola a las 24 horas del día. Eso se le llama estar obsesión por Jessica Jung.

— ¿Me vas a volver a decir que estoy loco o qué?

— No, pero esto es absurdo. Ya hiciste lo que querías, ya mataste a tu mejor amigo, ya la alejaste de su hermana, ya te vas a casar con Jessica ¿y para qué?, ¿para que aún así la vigiles?

Tyler apretó los puños colmando su paciencia.— Ya deja decirme todo eso como si estuvieras en mi contra. De todas maneras me vas a seguir ayudando con Yuri, si quieres recibir la mitad de la herencia.

Hara estuvo a punto de decirle algo cuando escuchó una extraña voz.

X: Ya regresé señorita Jessica.~

Al instante Tyler y Hara se alarmaron y corrieron por la laptop.

— ¿Qué hace la asistente ahí?— preguntó Tyler muy molesto.— ¿Qué no dijiste que estaba sola?

— Oye, yo no soy adivina. A mí también me sorprendió mucho.— le contestó Hara.— ¿Qué crees que estén haciendo?

— No lo sé, pero no me está gustando esto.

 

Empresa B&E...

Yuri venía ingresando a la oficina con una taza de café en sus manos.

— Ya regresé señorita Jessica.— Yuri dejó la taza en el escritorio.— ¿Ya terminó lo que estaba haciendo?

— Ya casi, es que lo quieren para mañana y tengo que terminarlo en cuanto antes.— bebió el café de golpe que dejó a Yuri sorprendida.— Me falta una propuesta, ¿tienes alguna idea?

— ¿Perdón?— parpadeó un par de veces.

 

Residencia de Tyler...

— ¿Por qué le está pidiendo ayuda?— gritó Tyler apuntando a la pantalla.— Jessica nunca me pide ayuda cuando se trata de trabajo.

— Tranquilízate, por Dios.— sugirió Hara.— Sigamos escuchando.

 

Empresa B&E...

— ¿Qué propuesta tiene que entregar?— preguntó Yuri algo confundida.

— Un empresario que es conocido me podría ayudar con la línea de ropa, pero necesito otra propuesta más como publicidad, ya sabes... para llamar la atención.

— No lo sé...— comenzó a pensar.— ¿Alguna vez han realizado eventos en esta empresa?

— Una vez cuando había inaugurado la oficina, años después ya no lo volví a hacer.

— ¿Qué le parece si podemos realizar un desfile de modas? Aquí hay diseñadores que han hecho un excelente trabajo con la ropa y accesorios, sí... podemos invitar a diseñadores para que vean todo lo que hemos hecho. Obviamente tenemos que planearlo con tiempo.

Jessica se mordía los labios pensando en la propuesta de Yuri.

....

— No se lo aceptes.— suplicó Tyler tomando la laptop.— ¡No se lo aceptes!

....

— No me parece una idea tan mala.— decía Jessica.— La utilizaremos como propuesta.

....

— ¡Carajo!

 

Empresa B&E...

Jessica escribía en la computadora mientras Yuri le daba todos los detalles. Cuando terminó, guardó el archivo para así enviarlo por correo a la empresa.

— Ya está.— dijo Jessica recargándose en la silla.— Estoy muerta, no me importa si aceptan mis propuestas o no. Lo único que quiero es dormir.

— Estoy segura que esa empresa aceptará esa propuesta y les irá bien. Ya lo verá.— dijo Yuri.

— ¡Diablos!

— ¿Qué?

— No encuentro mi pluma, se me debió de haber caído cuando me alejé de la computadora.— Jessica se puso de rodillas para comenzar a buscarlo en el piso.— ¿No lo ves por algún lado?— Yuri rió levemente.— ¿De qué te ríes? No es gracioso. 

— Está cerca del escritorio.— apuntó.

— ¿Dónde? No lo veo.

— Ahí.

— Yuri, ¿estás jugando conmigo? Yo no veo ni un carajo.

Yuri sonrió negando con la cabeza.— Espere, déjeme la ayudo.— Yuri rodeó el escritorio para ayudar a Jessica.

 

Residencia de Tyler...

Tyler y Hara entraron en pánico al no ver señales de Jessica y Yuri en la oficina.

— ¿Dónde están?— pidió Tyler.— Ya no las veo en la oficina.— De pronto se escucharon unas risas traviesas en la pantalla.— No... No puede ser... ¡Están teniendo o!— golpeó la mesa.— Eso sí que no lo voy a permitir.

— No, ¿qué haces?— preguntó Hara impidiendo que Tyler se pusiera de pie.— No hagas una locura, ¿oíste?

— ¡¿Y qué carajos quieres que haga?! ¿Qué no escuchas las risas?

— ¡Cálmate que no llegaremos a nada! Escuchaste lo que dijeron, están buscando una pinche pluma. Si sales por ese departamento y vas a la empresa, ahora sí estaremos hundidos.— le dijo a regañadientes.

— Pero es que Jessica...

— Pero es que nada. Ya casi conseguimos lo que queremos y no voy a perder dinero por tus estupideces.— Hara apagó la cámara.— Ahora vámonos a dormir y cuidado donde te vea que enciendas la cámara porque entonces sí les diré a todos de esta farsa.

— ¿Pero por qué? Al menos déjame echar un vistazo, ¡por favor!— suplicó mientras era llevado por Hara a su habitación como si fuera un niño pequeño que no quiere irse a dormir.

 

Empresa B&E...

— Aquí está.— Yuri encontró la pluma.— ¿Ve? Le dije que era fácil encontrarlo.

Jessica suspiró con cansancio.— Sí, pero tu vista tiene rayos x y yo veo pura ceguera. Pero te agradezco por haberlo encontrado.— Yuri la ayudó a ponerse de pie.— Gracias.

— Ya es un poco tarde y tenemos que regresar a casa.

— ¿A casa?— alzó una ceja.

— Eh sí, me refería a... usted en la suya y yo en la mía.— corrigió.— Volveré a revisar que todo esté cerrado.

— Espera Yuri.— Jessica la tomó del brazo, cosa que sorprendió a Yuri.— Necesito hablar contigo de algo importante y tú bien sabes de qué se trata.

Yuri tragó duro.— Señorita yo... no me haga hablar de ese tema porque yo...— Yuri no sabía cómo explicar que no quería hablar sobre Tyler y la boda.

— Yuri, te juro que yo te lo quería decir en persona, pero el shock no me lo permitía. Por eso le había pedido a Fany que no te lo dijera porque no le corresponde.

Ahora no era momento para discusiones, sabía que Jessica había estado sufriendo al igual que ella y tenía que entenderlo. Tendría que resignar a que Jessica siguiera con su vida en cuanto la boda se llevara a cabo.

— ¿Qué fue lo que le dijeron exactamente en el hospital?

— Que el cáncer está en fase uno, sé que es poco probable pero el doctor dijo que tenía pocos meses de vida. Por eso es que la boda se adelantó, al parecer las cosas se complicaron porque las personas que quiero me dieron la espalda por tomar esta decisión... si Tyler quiere morir tranquilo casándose conmigo, es lo que voy a hacer.

— ¿Y lo quieres?

Jessica la miró y notó que los ojos de Yuri ya estaban llorosos.

— No te puedo decir que sí... porque yo ya no siento lo mismo, pero tampoco te puedo decir que me caso con él por lástima.

— Entiendo... mire, lo único que me gustaría decir antes que nada es que... sabe que la quiero mucho, ¿verdad?

Jessica cerró los ojos comenzando a llorar.— Sí...

Yuri acercó su mano para quitarle las lágrimas con los pulgares y tragó duro.— Yo lo único que quiero es que usted sea feliz, pero de verdad. Me imagino que usted sufrió mucho más que yo porque solamente perdí a una persona. Voy a estar con usted el día de su boda por si necesita algo, después de todo soy su asistente, ¿no?

— Vas a hacer que no me quiera casar.— Jessica rió entre lágrimas.

Yuri se encogió de hombros.— Bueno... es lo único que le pido, que sea feliz al lado del señor Tyler y que no deje desamparada a Krystal. ¿Me lo promete?

— No sé si te lo pueda prometer, con Krystal... ya ni sé qué pensar.— Jessica se limpió las lágrimas.— Ya no quiero hablar de este tema, lo hecho ya está, ¿de acuerdo?... Voy a dejarte a tu depa y después me voy a la mía.

Yuri se frotó los ojos.— No tiene por qué hacerlo...

— Eres mi asistente después de todo, ¿no? Eso fue lo que acabas de decir, así que no acepto un no.

Yuri apretó los labios terminando por aceptar.— Está bien, iré a ver que todo esté cerrado y enseguida nos vamos.

 

Residencia Hwang...

Yoona miró el reloj y ya era muy tarde, se preguntó si Seohyun ya habría terminado de cenar porque no estaba haciendo ruido en la habitación. Subió a su habitación y comenzó a tocar la puerta.

— Seo, ¿ya terminaste?— esperó a que la menor respondiera, pero no pasó nada. Volvió a tocar.— ¿Seo?— al ver que no respondía, decidió abrir la puerta y entrar. Pero Yoona se detuvo en seco al encontrarse con la escena más tierna que nunca había visto.

Seohyun se encontraba dormida con la boca ligeramente abierta como si fuera una niña pequeña. Se había terminado la gelatina pero había dejado el recipiente en medio de las sábanas. Yoona negó con la cabeza sonriente y se acercó para tomar el recipiente y dejarlo en la mesita de noche.

— Sigues siendo igual que antes, no has cambiado para nada.— susurró Yoona.

Hecho un pequeño vistazo a su habitación que estaba muy ordenado, sonrió cuando encontró a Im rana en la repisa y lo tomó entre sus manos.

— Así que era verdad que estabas aquí con mami Seo.— le dijo Yoona a la rana y lo volvió a colocar en la repisa.

Estaba dispuesta a irse para que dejara descansar a Seo, pero se detuvo en seco al ver el piano de Seo que estaba hasta el fondo de la habitación. Se acercó para poder verlo mejor, de lo que Yoona sabía era que Seohyun tocaba el piano a la perfección, siempre la veía cuando ambas estaban en el salón de música por horas cantando juntas.

— Lástima que eso ya no pueda ser...

Yoona miró a Seohyun y después el piano... bueno... una tocada no le vendría mal. Así que tomó asiento en el banquillo y abrió la tapa del piano. Intentó pensar qué canción podría tocar, llevó sus dedos a los teclados y comenzó a tocar la melodía con sentimiento.

Ábreme tu corazón,
déjame vivir en él.
Me hace falta sentir tu calor y tu voz.
Quiero que estés junto a mí.

Eres un rayo de luz,
que ha iluminado mi vida.
Dulce como la miel, así es todo tu sed.
Eres mi sueño de amor.

Si te alejas de mí,
no hago más que sufrir.
Tengo miedo de perderte.
No maltrates mi amor,
no le causes dolor.
Yo te amo.

Yoona dejó de tocar el piano al escuchar un extraño ruido y se giró de golpe. Seohyun emitía gemidos inconscientes acompañado de pequeños temblores en su cuerpo. Yoona corrió hacia ella para revisar su temperatura.

— Está fría.— dijo Yoona después de tocarle la frente, jaló las cobijas de la cama y la arropó, pero Seo no paraba de emitir quejidos.— Sshh... tranquila, ya está.— Yoona acarició el cabello de Seo con ternura y después se agachó para darle un beso en la frente.

Poco a poco los g