Residencia Jung...

Ya era de noche y Jessica acaba de entrar a su apartamento, se había quedado todo el día en la empresa hablando del evento y de pasó había pasado a cenar con Tyer.

— Krystal...— la llamó Jessica, pero no hubo respuesta.— Soojung...

Jessica buscó a su hermana por la sala, en la cocina, en la baño y nada. Así que fue directamente a la habitación de su hermana. Al abrir vio que todo estaba a oscuras y encendió las luces, lo que había visto hizo que Jessica sonriera para sus adentros. Había encontrado a su hermana durmiendo en el escritorio con un repleto de papeles sobre el escritorio. Con cuidado de no hacer ruido caminó hacia ella e hizo lo posible por llevarla a la cama consiguiéndolo. Abrió las cobijas y la arropó con algunas sábanas. Se colocó de cuclillas frente a ella para poder ver su rostro, se veía tan tierna. A pesar de que Krystal ya tenía la edad suficiente para independizarse de sí misma, para Jessica todavía seguía siendo una niña pequeña, su bebé... Jessica levantó su mano para quitarle las mechas que tenía en el rostro...

— Te quiero mucho Soojung...— susurraba Jessica.— Y recuerda que no hay nadie en este mundo que te quiera más que yo.— Le dio un beso en la frente antes de salir de la habitación para irse a la suya.

Jessica tomó asiento en el borde de la cama. Tomó el portaretratos en Dongwook y ella estaban en la graduación de la Universidad muy sonrientes.

— Llegó la hora de poner un giro a la vida, Dongwook.— decía Jessica mientras miraba la foto.— Siempre estarás en mi recuerdos y en mi corazón... ahora que me case con Tyler te prometo que junto con Krystal estaremos más juntos que nunca, por fin voy a ser feliz tal y como solíamos hacerlo tú y yo.— dijo con melancolía.— También te prometo que cuidaré muy bien a Soojung, ella también te extraña.— Jessica besó la foto y lo dejó en su lugar. Mañana sería otro largo día...

Residencia Hwang...

Tiffany había ingresado al interior del edificio hasta llegar a su piso en donde se encontraba su departamento.

— Hogar dulce hogar.— suspiró luego de haber entrado.

— Hola, unnie. ¿Cómo te fue en el trabajo?~— preguntó una mujer saliendo de la cocina.

— Bien, Seo.— Tiffany se tiró en el sofá.— Aunque pesado.— le dijo con cansancio.

— Por tu cara deduzco que pasó algo malo en la empresa de Jessica unnie, ¿o me equivoco?

Tiffany se reincorporó en el sofá sentándose en el mismo.— No es eso.— suspiró.— A veces me preocupa Jessica.

— ¿Qué? ¿Y eso por qué?— preguntó Seo con el ceño fruncido mientras tomaba asiento a un lado de su amiga.— No me digas que por lo mismo de siempre.

— Ya estoy cansada de trabajar el doble.

— Aún no le han conseguido un asistente para unnie.

— No, han venido gente para la entrevista pero Jessie termina por echarlos, dice que no está muy convencida.

— Siento que Jessica unnie necesita a una persona que la quiera de verdad.

— ¿Qué no ves que ya la tiene?— comentó.— A su prometido ese que nada más se la pasa trabajando las 24 horas del día.

— No me refiero a él, unnie. Me refiero a una persona que la quiera, que la escuche, esté con ella cuando más lo necesite, respetuoso, comprensivo, todos esos efectos que tiene el hombre.

— Es una lástima que no haya ese tipo de hombres.— dijo suspirando.— Cambiando de tema, mañana es tu primer día trabajando como profesora en la Universidad, ¿verdad?

— Así es unnie, ya tengo todo preparado para la clase de mañana.— dijo con emoción.— Aunque me preocupa los alumnos. ¿Qué tal si son rebeldes e inmaduros?, siento que no podré aguantar ni una hora con ellos. ¿Y sabes qué es lo peor?

— ¿Qué?

— Que tendré que convivir con otros profesores y a mí me cuesta mucho socializar.

— Por favor Seo.— dijo Fany abrazándola por los hombros.— En primera, la Universidad en donde estudia la hermana de Jessica no es tan grave como tú piensas. Y segunda, convivir quiere decir conocer, hacer amigos.

— Es que... yo intento no pensar negativamente. Pero de repente se me vienen cosas malas a la cabeza y me da miedo de que todo eso salga de ahí.

— Todo saldrá bien, ¿y sabes qué es lo mejor cuando conoces a gente?

— ¿Qué?

— Que a lo mejor conozcas a alguien que te haga llevar al cielo. Tal vez en una de esas puedas lograr olvidar a tu ex...

De repente el semblante de Seo cambió.— Unnie, ya te dije que cuando la conocí yo pensé que ella era el amor de mi vida.— confesó seriamente.— Pero desde hace años esa persona a la que llamas "ex", ya no existe para mí.

— Perdón, no quise decir eso.— comentó apenada.

— Solo no hablemos de ese tema, en vez de preocuparte por mi vida amorosa deberías de preocuparte por la tuya.

— Oye, ya te dije que yo estoy bien con la vida que estoy llevando, soltera al 100% y no mezcles mi tema con la tuya que de eso no estábamos hablando.

— Está bien, dejaremos ese tema para después. ¿Quieres algo de cenar?

Tiffany juntó sus dos manos.— Por favor.— suplicó.

Al día siguiente...

Krystal se había levantado muy temprano y se dio una ducha rápida, mientras bajaba las escaleras encontró a Jessica en la cocina.

— Hola unnie.

— Hola Krys, tu desayuno está en la mesa. No quiero que se te haga tarde en tu primer día de clases.

— ¿No vas a desayunar conmigo?— le preguntó.

— Lo siento, pero quedé de verme con Tyler en la cafetería para hablar sobre la boda.— eso fue lo que entristeció a Krystal. Jessica había terminar de lavar los trastos mientras salía de la cocina y Krystal la siguió.

— Pero vas a volver en la tarde en la casa, ¿o tampoco?

— Tengo que ver unos informes en la empresa y tal vez llegue un poco tarde.— contestó tomando su bolso.— Nos vemos en la noche.— le plantó un beso en la cabeza de Krystal y salió a toda prisa.

Krystal suspiró con desánimo mientras se sentaba en la mesa. Ya no era nada nuevo desayunar a solas mientras Jessica se iba para ver a su prometido o por compromisos de trabajo. Las únicas persona que estaban con Krystal durante la ausencia de su hermana han sido Tiffany, Seohyun y sus amigos, pero nada era lo mismo si no tenía a Jessica a su lado.

— Cada día la estoy perdiendo...— musitó antes de comenzar a desayunar.

Aeropuerto Seúl...

El avión había aterrizado, minutos después Yuri y Amber salieron del aeropuerto con sus equipajes a la mano.

— Bienvenida a Seúl, señorita Liu.— bromeó Yuri.— ¿Qué te parece?

— Es más hermoso y grande, tal y como lo vi en el folleto.— contestó Amber mirando a su alrededor.— ¿Y en dónde viviremos o qué?

— Renté un departamento que está por la ciudad, estoy segura que te encantará porque pensé en ti.— dijo sonriendo.— Pero primero debemos de tomar un taxi, el edificio está como una hora de aquí. Así que tenemos que darnos prisa porque aquí en Seúl es una ciudad muy grande y lleno de gente desconocida.

Amber sólo asintió mientras seguía a Yuri.

Universidad...

Krystal dejó su auto en el estacionamiento de la escuela. Era su primer día y no quería que alguien la encontrara de malas por culpa de su hermana y de su vida cotidiana. Caminó hacia su casillero para guardar algunas cosas, faltaban unos 15 minutos para que empezara la primera clase y tenía que ir a su salón de clases.

— ¡Soojungie!~— Krystal sintió unos piquetes en sus costillas. Cerró el casillero de golpe y se volteó con rapidez encontrándose a una chica pelirroja sonriente.

— Ah Luna unnie, te dije mil de veces que no me gusta que me piquen en las costillas.— se quejó Krys haciendo pucheros.— Me asustan.

— También me alegra verte, Soojung.— Luna abrió los brazos.— ¿Un abrazo de bienvenida?

Krystal dejó el enojo a un lado y se acercó a Luna para abrazarla.— Te extrañé mucho, unnie.

— Yo también.— le dijo mientras se separaban.— ¿Cómo te fue en tus vacaciones?

— Geniales, estuve trabajando con Jessica unnie en la empresa.— contestó Krystal encogiéndose de hombros.

— ¿Sigues haciendo el papel de la modelito? Acabo de verte en la revista Vogue de esta semana y saliste en la portada de la semana.

— Por algo me llaman Krystal Jung.

— ¿Por algo? Es más que por algo porque eres de las más populares de la escuela, eres hermana de una reconocida diseñadora de modas, estás saliendo con el chico más popular de la escuela. ¿Qué más puedes pedir?

Krystal rió.— Ya basta, será mejor que vayamos a clases.

— Dime que te tocó en el edificio B porque si no, te juro que me suicido aventándome desde la azotea.— pidió Luna de forma dramática.

Krystal rió, Luna siempre bromeaba de manera exagerada.— Exageras.— dijo Krystal frunciendo el ceño.— Sí, me tocó en ese edificio.

Luna suspiró aliviada.— Gracias, al menos nos tocó juntas otro año más.

Ambas chicas comenzaron a caminar por el pasillo.

— ¿Qué tal te fue en tus vacaciones?— preguntó Krystal.

— Ni bien ni mal.— contestó Luna encogiendo los hombros.— Terminé con mi novio hace un par de meses.

— ¿Y lo dices así como si nada pasara?

Krystal y Luna entraron al salón de clases y ya estaba la mayoría de los alumnos haciendo lo suya. Ambas chicas fueron a sus respectivos asientos para platicar a gusto, Krystal tomó el asiento de adelante y Luna tomó asiento detrás de ella.

— Sí, la verdad es que no sentí nada por él más que amistad.— comentó Luna.

— ¿Y cómo lo tomó él?— preguntó Krystal curiosa.

— Lo tomó bien, aunque estaba un poco dolido. Entiendo sus sentimientos, pero era por el bien de los dos.

— Entiendo. Ojalá que no me pase lo mismo con Kai... ¿cuánto tiempo llevaban en su relación?

— Un año, casi no tiene mucho que lo cumplimos. Será mejor que cambiemos de tema ¿sí? Y ahora cuéntame lo que hiciste en tus vacaciones.

Krystal suspiró.— Lo mismo de siempre, salir con Kai... modelar ropa para unnie... y lo peor, tener que soportar al idiota de su prometido...— enumeró.

— Al parecer los resultados no han sido buenos, ¿no es así?

— Es que no es justo.— comentó con un suspiro.— El sujeto me da mala espina, presiento que ese tipo no es de fiar y dudo de que se quiera casar con unnie por amor. Hoy por la mañana tuve que desayunar sola porque unnie se quedó de ver con su prometido.

— Sigue en shock por lo de oppa, ¿verdad?

— Sí, lo extraño ¿sabes?— comentó con tristeza.

— Lo sé, pero hay una vida por delante de la cual uno tiene que enfrentar, si siguen pensando en la tristeza no habrá solución. Es nuestro último año y no quiero que por la ignorancia de tu hermana te afecte, llénate de ánimo y de orgullo por ti misma.

Krystal asintió.— Mira, ya no quiero seguir hablando de esto. Es nuestro primer día y no quiero que por algo que no vale la pena me lo arruine.— miró el reloj.— Qué raro, ya son las 7 y el profesor no ha llegado.

— Debe de estar en la sala de maestros haciendo su junta. Ya sabes que cada inicio del año escolar los maestros hacen una junta, además escuché que también habrá maestros nuevos este año.

— Solo espero que no nos toque unos que son gordos, prietos, arrugados y feos.— comentó haciendo un gesto desagrado.— No lo soportaría.

Sala de maestros...

— De acuerdo, profesores. Ya saben cuál es la misión y recuerden lograr el objetivo en los alumnos.— informó el director.— ¿Entendido?

Todos los profesores presentes asintieron con la cabeza.

— Bien, pueden ir a sus respectivos salones y les deseo suerte y éxito.

Después de que el director se retirara, los profesores comenzaban a retirarse. Una mujer de cabellera negra tomaba algunos documentos de la mesa, pues estaba preparando todo para la clase que tendría en estos momentos.

— ¡Victoria!

La mujer se volteó encontrándose a un hombre de melena castaño mientras sonreía.

— Oh, Kyuhyun. ¿Qué te trae por aquí?— preguntó.

— Solo quería venir felicitarte por tu compromiso. Esta vez me sorprendiste.

Victoria se sonrojó.— Gracias, yo también estoy sorprendida pero la vez emocionada.— confesó sonriente.

— ¿Y cómo está Nichkhun? ¿Cómo reaccionaron tus padres al enterarse?

— Nichkhun se encuentra trabajando como administrador en una empresa de Los Ángeles. La semana pasada viajamos a China para darles la noticia. El que estuvo a punto de desmayarse fue mi padre, la verdad es que no se lo esperaba mientras que mamá estaba llorando de alegría.

Kyuhyun sonrió en comprensión.— Qué bien. Me alegro que hayas encontrado al hombre indicado, dicen que a esa edad es la indicada para casarse.

— ¿Y por eso me lo tienes que está restregando a la cara por mi edad?— preguntó haciéndose la ofendida.— Tengo 30 años, no 50 como para que se me note lo vieja que ya estoy.

— Pero ni se te nota, si tu aspecto parece ser de unos 25.

— Ya no quiero que me sigas hablando de la edad porque esto