— Amber Liu...

Amber se separó de golpe, se giró con rapidez encontrándose a Yuri en el marco poniendo su cara de espanto. La única reacción de la menor fue su mirada de temor, miró a Krystal quien ya se encontraba profundamente dormida.

— ¿Qué es lo que estabas haciendo pedazo de llama?— preguntó Yuri aterrada acercándose a ella.

Amber negó con rapidez.— No es lo que parece, unnie.

— No seas mentirosa que lo acabo de ver con mis propios ojos. ¡La estabas besando!

— Ssshh, baja la voz. ¿No ves que está durmiendo?— le dijo.— Yo no fui la quien inició, ella fue la quien me besó.

— Y tú bien dejada, ¿verdad?— pasó una mano por su cabello.— Se suponía que nada más la llevarías a su habitación, no "bésala y hazle el amor".

— Yah, no me regañes. Estaba borracha y ya no pude hacer nada para impedirlo.— suspiró cansada.— ¿Dejaste a Jessica unnie en su habitación?

— Sí, se quedó dormida.

— ¿Entonces nos vamos?

— Precisamente quería hablar contigo de eso, pero antes debemos de salir de aquí.

— Claro, espera un segundo.

Amber corrió hacia Krystal solamente para arropar su cuerpo con unas sábanas y por último le dio un beso en la frente. Se separó y regresó con Yuri quien estaba en shock.

— Vaya... sí que la has olvidado.

— Ya vámonos.

Ambas chicas salieron de la habitación y se bajaron hacia la sala.

— ¿Y bien, unnie?— preguntó Amber.— Ya nos podemos ir.

— Temo que eso no se va a poder. Ya es muy tarde para pedir un taxi.— contestó Yuri cruzada de brazos

— ¿Entonces que hacemos?

— No nos va a quedar de otra que quedarnos a dormir aquí.

— ¡¿Qué?!— preguntó en shock.

— ¡Sshh, calláte!— le susurró.

— ¿Pero por qué? ¿Qué van a pensar al día siguiente? ¿Qué somos ladronas?— dijo aquello con temor.— Imagínate si Krystal se entera de mi presencia, seré llama muerta.

— No te hará nada, mañana tendrá una resaca y va a ser incapaz de hasta mover un dedo.

— Es que tú no la conoces, teniendo o no teniendo resaca ella me va a asesinar por no haber avisado de quedarme aquí.

— No puedo creer que hayas recordado todos los defectos de esa niña.

— Pues créelo porque te lo estaré mencionando. Aún no me has dicho el por qué nos quedaremos aquí.

— Ya te dije por qué. Ya es muy tarde para pedir un taxi, ¿no ves lo peligroso que está a las altas horas de la noche?

— ¿Lo dices por eso o por otra cosa?

— ¿A qué te refieres?

— No sé, será porque quieres quedarte con Jessica unnie a solas.

— ¿Qué estás insinuando?— preguntó con una risa.— Al menos no soy de esas personas que se aprovechan de la gente ebria para robarles un beso.

— ¡Otra vez con eso!, ya te dije que ella fue quien me besó.

— Está bien, basta de bromas. Te diré otra razón por la que nos quedaremos aquí...

— Pues suéltalo.

Yuri suspiró.— ¿No te has puesto a pensar que... la señorita Jessica y su hermana han estado solas en este departamento?, es decir, en dónde estarán sus padres.— dijo suavemente.— Me sentía mal por dejarlas solas con una horrible resaca.

— A decir verdad... tienes razón, unnie.

— De la relación que tuviste con Krystal, ¿no te dijo algo acerca de sus padres?

Amber se puso a pensar.— Que yo recuerde, Krystal siempre me contaba cómo le iba en su día, a veces se ponía a hablar sobre sus padres, en especial de Jessica unnie, pero ninguno de ellos sabía que estábamos saliendo. Tenía mucho miedo de cómo reaccionarían.

— Todo esto parece un misterio...

— ¿Por qué lo dices?

— Es que... cuando dejé a la señorita Jessica en su cama, a un lado en su mesita de noche vi una foto de ella con un chico guapo. Se les veía muy sonrientes.

Amber la miró curiosa.— ¿Y quién crees que sea?

— No lo sé, su hermano o su amigo.— negó con la cabeza.— Bueno, estaba pensando en quedarnos solo por esta noche, cuidarlas de esa resaca que van a tener por la mañana. Cuando ya estén un poco recuperadas, nos retiramos. ¿Estás conmigo en esto?

— Sabes que sí, unnie. El problema es en dónde dormiremos.

— No nos va a quedar de otra que dormir en el sofá, ni siquiera sabemos dónde está la habitación para huéspedes y menos sabemos en dónde están las sábanas o las mantas.

— Está bien, no importa. De todas maneras ya nos habíamos acostumbrado a dormir en el suelo.

Amber bostezó mientras se iba al otro sofá y se recostó sobre él.

— Déjame apagar las luces.

Yuri apagó las luces mostrando oscuridad total en la sala.

— Buenas noches, Amber.

— Buenas noches, unnie.

Un enorme silencio invadió la habitación. Yuri estaba recostada en el sofá aún con los ojos abiertos. Se había quedado pensando en Jessica y en ese chico de la foto... algo le estaba diciendo que sentía unas inmensas ganas de querer proteger a Jessica de todo el mal que la rodeaba.

— Jiyeon...— pensó Yuri con la mirada fija al techo.— Tú bien sabes por qué lo estoy haciendo... lo hago por trabajo, por compromiso.

 

Al día siguiente...

Luna comenzaba a abrir los ojos con mucha pesadez debido a los rayos del sol que le habían molestado a su vista, en un principio todo lo veía borroso pero poco a poco comenzaba a mirar con claridad, se dio cuenta que estaba en una pequeña habitación arropada con unas mantas desde los pies hasta el cuello. Comenzó recordar sobre anoche, la apuesta de shots con Key, los mareos, los ascos, que un chico llamado Ricky quería invitarla por unos tragos, abrió los ojos de golpe al recordar aquello último. ¿Lo habrá hecho?, se desarropó de las sábanas lo más rápido que podía y suspiró de alivio al saber que traía la pijama puesta, pero esa no era su pijama, ella llevaba el vestido que había comprado. Entonces... ¿en dónde estaba?

— Ya estás despierta.

Luna miró a Victoria entrar con una pequeña bandeja.

— ¿En dónde estoy?— preguntó Luna con la voz ronca.— ¿Qué fue lo que pasó?

— Estás en mi casa.— contestó Victoria sonriente.— ¿En serio no recuerdas lo que pasó?

— Solo recuerdo que empecé a beber con Key oppa por una simple apuesta, luego un chico pelirrojo me invitó a beber con él y que luego vomité.

— Ah, sobre eso. Cuando te llevé a casa, tu vómito dejó una bonita decoración en tu vestido, tus zapatillas, en la entrada y en mis pantalones.— se echó a reír al recordar eso.

— ¡¿Qué?!— sintió sus mejillas enrojecerse.— Dios, qué vergüenza... ya ni me lo recuerde porque le juro que me siento pésima.

— Sí, luego intentaba quitarte el vestido para ponerte la pijama pero tú no te dejabas, parecías niña pequeña berrinchuda que no quería irse a dormir.

Luna quería que la tierra se la tragara, deberían de haberle dado un premio Oscar a la actriz más estúpida del cine. Estaba segura que Luna se lo ganaría. Emitió un quejido al sentir una leve punzada en la sien.

— ¿Y cómo llegué aquí?, sigo sin entender.— exigió Luna.

— Me rogaste por llevarte a otro lugar que no fuera tu casa. No querías que tus padres se enteraran que habías llegado borracha a casa y te castigaran, por eso decidí llevarte a mi casa.

— ¡Mis padres!, deben de estar preocupados por no haber llegado anoche.

— Tranquila. Yo les llamé y les dije que te quedaste en casa de una amiga, por esta ocasión te salvé.— Luna suspiró con alivio.— Te traje café y unas aspirinas para la resaca, también traje algo de ropa cómoda. El baño está al fondo a la derecha por si quieres ducharte y en cuanto termines bajas para desayunar. Te dejo para darte privacidad.

Victoria se retiró y Luna se había quedado sin habla, hizo memoria y recordó que se había comportado con Victoria de manera cruel. Sé que le había pedido disculpas anoche, pero como estaba ebria eso no contaba. Quería pedirle disculpas de manera asertiva como una persona adulta. Luna tomó las aspirinas junto con el café que Victoria le había dejado.

 

Residencia Kim...

— Juro por mi vida que no vuelvo a hacer retos de shots con Luna.— dijo Key asqueado.

— Te dije que no era bueno, de todas maneras Luna te ganó como siempre y tendrás que ser su asistente por una semana.— se burló Jonghyun.

— Esto apesta.— se quejó.— ¿En dónde estoy, por cierto?

— Estás en casa de Jjong.— contestó Minho.

— ¿Eh?

— Vaya, miren quiénes están aquí. Los tres mosqueteros.— Taeyeon venía entrando con Hyoyeon a la habitación de huéspedes.— ¿Cómo amaneciste, Key?

— Como si un camión pasara por mi bello cuerpo.

— ¿Ves? Te lo dije.— le dijo Hyoyeon.

— Chicos, les quiero presentar a mi hermana y a mi prima. Taeyeon y Hyoyeon.— los presentó Jonghyun.

— Es un placer poder conocerlos.— dijo Tae.— Mi hermano tuvo suerte de haberlos conocido.

— Sí, claro. Gusto en conocerlas, ¿podemos dejar las presentaciones para después?, me duele la cabeza.— se quejó Key.

— Enseguida te traeremos un café y unas aspirinas, princesa.— se rió Hyoyeon saliendo.

— Creo que le agradé a tu prima.— bromeó el chico.

— Perdón, suele ser muy bromista.— comentó Taeyeon con una sonrisa ligera.— En unos momentos bajan a desayunar.— Y se retiró de la habitación.

— Me cayó muy bien tu hermana.— dijo Minho.— ¿Puedo ser tu cuñado?

Jonghyun se echó a reír.— Perdóname que te lo diga pero mi hermana es igual a todas.

— ¿Qué?— abrió los ojos como platos.— ¿Al menos no puede salir conmigo por una vez?

— Lo hizo con un chico y créeme que le salió más divo que Key. Decidió cerrar ciclos con él y ya no volver a salir con chicos, prefirió el helado de fresa.

Minho suspiró.— Ya que... vamos ayudar a Key antes de que vomite en tu cama y termine por decorar tu habitación.

 

Residencia Hwang...

— Gracias Seo. Siempre eres buena conmigo.— dijo Tiffany bebiendo su taza de café.

— Te dije que no bebieras con Jessica unnie.— la regañó Seo.— Agradéceme que a mí no me gusta beber para poder llevarte a casa.

— Por lo menos valió la pena de haber ido como en los viejos tiempos.

— ¿Y... no recuerdas nada?

Tiffany la miró.— No... que yo recuerde no. ¿Por qué? ¿Hice algo malo anoche?

— Absolutamente nada.— negó.

— No me digas que volví a vomitar en los baños.

— No, tuviste la suerte de no vomitar.

— ¿Entonces? ¡No entiendo nada!

Seohyun sonrió para sus adentros.— Muy pronto lo sabrás. Tómate el café y después te tomas una ducha.— dijo saliendo de su habitación.

— ¡Yah! ¿Dime qué fue lo que hice?— Tiffany intentó ponerse de pie pero recibió una ligera punzada en la cabeza lo que le impidió que saliera de la cama.

 

Residencia Jung...

Jessica abría lentamente los ojos, sentía que todo le daba vueltas... ya tenía tiempo que no tomaba mucho alcohol como en los viejos tiempos. Al parecer el día de hoy se quedaría acostada hasta que se le pase la resaca... total... no tenía a alguien que le pasara unas aspirinas. Escuchó un estruendoso ruido que provino desde la cocina. Esto alertó a la diseñadora.

— ¿Quién está allá abajo? ¿Será un ladrón?— se preguntó Jessica.— No... el departamento está seguro. Debe de ser Krystal preparando el desayuno.— se sentó en el borde de la cama y tomó la bata.— ¿Cuántas veces le he dicho que no haga desastres en la cocina?

Luego de colocarse la bata salió de su habitación para ir directo a la cocina. Se detuvo a mitad de las escaleras al escuchar unas voces conocidas.

— Unnie, no hagas ruido. Ya debiste de haber despertado a Krystal o a Jessica unnie.

— Yah. No es mi culpa que hayan acomodado mal el sartén. Mejor ayúdame a cortar el mango.

— ¿Estás loca? Recuerda que soy alérgica al mango. Vamos, hazlo por mí y yo te ayudo a cocinar un omelette.

— Está bien.

Jessica frunció el ceño ligeramente y terminó por bajar las escaleras, se detuvo en el marco de la puerta al encontrar a Yuri y a Amber preparando el desayuno. Yuri se encontraba cortando el mango en trocitos de cubo mientras Amber encendía la estufa y sacaba unos huevos de la nevera. Jessica no sabía qué decir, se preguntaba qué estaban haciendo ellas en su departamento... no recordaba nada, pero por dentro se sentía aliviada de que Yuri estuviera aquí. Ni Yuri ni Amber se habían enterado de la presencia de la diseñadora ya que estaban de espaldas ocupadas con sus labores de cocina.

— Ya terminé de hacer los cubitos, enseguida te ayudo a... ¡Señorita Jessica!— A Yuri por poco se le caía la tabla con los trozos de mango al ver la enorme sorpresa que se encontró.

— Perdón, no quise asustarlas.— se disculpó luego de haber cruzado el umbral de la cocina.— Es que me sorprendí al verlas aquí que por cierto qué están haciendo aquí. ¿Cómo es que entraron?

— Es una larga historia. Por lo pronto, estamos preparando un desayuno para ustedes.— contestó Amber poniendo el bol de mango, un café, un zumo de naranja y unas aspirinas en una bandeja.

— ¿Y Soojung?

— Debe de estar durmiendo en su habitación.— tomó la bandeja.— Por lo pronto le voy a llevarle esto. Las dejo para que hablen a solas.— dijo antes de salir dejando a Yuri y a Jessica solas en la cocina.

— Umm... en unos minutos estará el desayuno, señorita Jessica.— dijo Yuri poniendo los platos en la mesa.

— Yuri, no entiendo nada.— decía Jessica tomando asiento.— ¿Cómo es que llegué? ¿Por qué están tú y Amber aquí?

— ¿No recuerda nada sobre lo que pasó anoche?— preguntó manteniendo la calma, aunque por dentro se sentía dolida al saber que la diseñadora no recordaba nada.

— Bueno... recuerdo que Fany, Seo, una amiga de Seo y yo habíamos ido a un bar, recuerdo que ahí estaban Krystal y sus amigos, bebí un par de shots con Fany y ahí fue donde mi mente se quedó en blanco. ¿Por qué?

— Bueno... espero que no le moleste lo que le voy a decir.

— ¿Por qué? ¿Hice algo malo?— preguntó preocupada.

Yuri negó con rapidez.— No, claro que no.

Jessica comenzó a entrar en pánico.— ¿Entonces? Yuri, habla por favor, porque si no, me voy a molestar.

— Está bien, le voy a decir.— tomó asiento.— Escuche, anoche recibí una llamada de usted... se le notaba el estado ebriedad en su tono de voz, me pidió que yo viniera por usted.— Jessica la escuchaba con atención.— Me dijo en dónde estaba... y no sabe lo preocupada que estuve, creí que algo malo le había pasado. Fui por usted al bar en donde estaba y me encontré con Amber y con Krystal en las mismas condiciones. Así que no nos molestamos en llevarlas a su departamento.

— ¿Y por qué están aquí? No me digan que se quedaron dormir en la sala sin almohadas, sin mantas...

— Eso no importa. Va a sonar algo descabellado, pero usted me pidió que no me fuera.

Jessica abrió los ojos como platos.— ¿Yo?

— Sí, me pidió que me quedara con usted...— murmuró.

Jessica se cubrió el rostro para que Yuri no viera su sonrojo.

— Dios, qué vergüenza.

— Y también... me preguntó... que si usted era hermosa y yo no me arrepentí de haberle dicho que sí.

Jessica quitó sus manos del rostro y su mirada quedó conectada con la de Yuri. Notó cómo las mejillas de la menor se tornaron rojizas. En ese momento hubo unos minutos de un silencio cómodo lleno de miradas fijas.

Yuri no sabía lo que le estaba pasando, por qué se le quedaba viendo a Jessica como una estúpida enamorada, pero no podía negar que a pesar de tener el maquillaje un poco corrido con las mejillas sonrojadas se veía hermosa. Sacudió levemente la cabeza y rompió contacto visual con Jessica.

— En unos minutos estará el desayuno...— balbuceó la menor.

 

Amber venía entrando a la habitación con mucho cuidado de no hacer ruido. Lo primero que sus ojos vieron fue la hermosa cara de Krystal durmiendo plácidamente en su cama, sonrió con ternura mientras dejaba la bandeja en la mesita de noche y se acercó a Krystal. Vio su hermoso y angelical rostro, no había cambiado nada... seguía siendo la princesa de siempre, la niña a la que había conocido hace 10 años. En su interior comenzaba a dudar si debería dejar ir a su primer amor para siempre para que sea feliz o recuperarla. Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando vio que Krystal comenzaba a removerse debajo de las sábanas.

— ¿Krys?

La menor comenzaba a abrir los ojos y lo primero que vio fue el rostro de Amber.

— ¿Estoy en el cielo?— pensó Krystal.

— ¿Krystal?— Amber pasó su mano por su rostro.— ¿Estás bien?

Krystal sacudió la cabeza.— ¿Qué haces aquí, idiota?

— Vaya, por un momento creí que tenías amnesia.

— ¿Cómo es que llegué aquí?

— Yo te traje a tu departamento... bueno, en realidad Yuri unnie fue la encargada de dejarlas a ti y a Jessica unnie a su residencia.

— ¿Jessica unnie? ¿Qué tiene que ver ella?

— Es una larga historia. Por lo pronto, te traje unas aspirinas porque me parece que debes de tener dolor de cabeza.— explicó.

— Sí... también siento un poco de asco.

— Está bien, es normal que tengas una resaca. También traje algo de café, un jugo de naranja y el mango como a ti te gusta.

— Todavía se acuerda de mis gustos.— pensó con asombro.— ¿Será que...? No, qué disparates dices. De seguro unnie le habrá dicho sobre lo que me gusta.

Krystal se dio cuenta que Amber seguía en la habitación con una sonrisa.

— ¿Por qué sigues aquí?— le preguntó Krystal.— Ya me trajiste el desayuno, ¿qué más quieres?

— No te gusta comer sola, te sientes triste cuando no hay nadie. Si estás sola, entonces no puedes comer.

Krystal se quedó sin palabras sintiendo su enrojecimiento en las mejillas mientras Amber sonreía con ternura.

— Solo déjame desayunar, ¿sí?— musitó avergonzada.

 

Residencia Hwang...

Seohyun estaba en su habitación tocando un rato el piano y sintió una lágrima rodar por su mejilla. Sabía que era doloroso seguir recordando a la persona que le había roto el corazón, pero también había llegado el momento de cerrar ese ciclo y empezar desde cero.

Mírame, estoy sufriendo cada vez más.
Estoy sufriendo de amor por ti.
Mírame, no me importa lo que digan.
No me importan que me mal