Dieciocho días de felicidad

Mr. Brightside; MinSung

Canción:

Secret Secret; Stray Kids

Tw- el capítulo atrae muchas temáticas juntas que pueden resultar sensibles para algunos lectores, como la mención de abuso, suicidio, desorden alimenticio, violencia y humor cruel. Si te parece bien, puedes esperar al siguiente capítulo para leer la continuación de la historia.

. . .

A las ocho de la mañana, en un pesado silencio, You at love de Simple Plan resonó por toda la casa.

JeongIn parecía encontrarse en su séptimo sueño de él, ignorando por completo el gran peso que estaba dejando sobre MinHo. Él, sin importarle mucho cuidado, sacó a JeongIn arriba suyo para levantarse del suelo del baño con un tremendo dolor tanto en su trasero como en su espalda, y con los dedos púrpuras a causa del frío.

En la bañera, SeungMin, Lily y YiSu dormían plácidamente, y MinHo se preguntó cómo es que no se encontraban con dolores porque la posición de sus cuellos era dolorosa. Después, MinHo notó en el suelo unas gotas de sangre que fueron por las perforaciones, y resto del cabello rubio de HyunJin que él ni siquiera se había molestado en barrer. Todo era un desastre.

—Soonie… —MinHo llamó a su gato, sorprendiendo de lo rasposa y afónica que su voz sonaba.

Caminó con lentitud por la casa. Revisó las habitaciones y notó que en el suyo se encontraba YeonJun con sus amigos esparcidos entre la calma y el colchón del suelo, y en el dormitorio de su abuela estaba ChangBin, HyunJin y Felix durmiendo incómodamente. Todo sin señal del gato.

Al salir a la sala, sintió ganas de vomitar el desorden que había. Los tigres de sus abuelos estaban esparcidos por el suelo y todo apestaba a alcohol y marihuana. Había resto de comida en todas partes como también de latas de cerveza junto a botellas de soju, y él casi pisó vidrios de una botella que aún contenía líquido en su interior.

Tras cruzar el umbral de la sala hacia la cocina, vio a Chan y JiSung susurrando mientras se colocaban hielo en sus orejas perforadas, mientras YeonJun, Soo y TaeHyun se encontraban tomando desayuno junto a ellos con la escasa comida que había en el lugar. La imagen hizo que a MinHo le vinieran demasiados recuerdos a su cabeza.

Chan es aual…, recordó. ¿Estará bien si hablo de esto con él?

La idea de saber eso de Chan lo hacía sentir, finalmente, menos solo. No obstante, no consideraba apropiado hablar de un tema tan invasivo para él como lo era la ualidad, como tampoco poder asumir todo lo que estaba ocurriendo.

—Buenos días —saludó MinHo, mirando a sus invitados—. ¿Durmieron bien?, ¿Nadie los molestó?

—¿A qué hora se fue la gente de tu casa? —le preguntó Chan.

—Si ustedes no saben, menos lo haré yo —dijo, derrumbándose en un asiento libre y sintiendo la inminente necesidad de vomitar—. Ugh, estoy del asco.

—De nuevo, gracias por invitarnos —le mencionó YeonJun, levantando su taza como si fuera algún signo de brindis—. Aunque, si te soy sincero, no tengo idea de cómo nos iremos.

—Podríamos tomar algún microbús que nos deje en alguna parte con señal —opinó Soo, revisando su celular.

—¿De qué hablas?, nuestro pueblo es moderno —se ofendió MinHo—. Tenemos conectividad.

—¿Sabías que cada vez que dices pueblo acentúas la o y te comes palabras? —preguntó ella con burla.

MinHo chistó su boca. Prefería ignorarla con el asco que sentía.

—¿Hasta qué hora quieres que nos quedemos, MinHo? —consultó TaeHyun con amabilidad, pareciendo igual de lastimado que él—. Kai y BeomGyu no creo que despierten hasta dentro de un rato.

—Son de sueño pesado —explicó YeonJun.

Él, estirándose, se encogió de hombros. —Cuando quieran, en realidad. Antes de las seis porque a esa hora llega mi abuelita.

—¿Y tú no tienes que irte a trabajar? —le preguntó Chan.

MinHo, viendo el reloj de la cocina, casi terminó por caerse de la silla cuando notó que iba tarde a su trabajo.

—Mierda, supongo que tengo que irme —exclamó de mal humor.

JiSung, dejando la bolsa de hielo en la mesa, también se incorporó. —Yo igual. Todavía tengo que estudiar.

—Esperen —atajó Chan enseguida, pareciendo asombrado del descaro de los dos chicos—. ¿Nos dejarán limpiado, solos?

—Yo no soy dueño de casa —se excusó JiSung, sin ánimo.

Por su parte, MinHo hizo dedos de pistola en dirección a Chan. —Yo puse la casa. Ustedes ponen la limpieza.

Después de que MinHo tomara su billetera, las llaves y su celular, ambos se colocaron sus zapatos en la entrada (que, milagrosamente, seguían ahí) y salieron de la casa, con él autoinvitándose a casa de JiSung para poder ponerse un poco de ropa y asearse un poco.

—No podrás hacer mucho. Creo que mi madre ya está despierta a esta hora —advirtió JiSung con desgano.

—Crucemos los dedos —comentó con sarcasmo.

Como MinHo era un romántico en potencia, subió la casa por la enredadera de la ventana- aunque era muy contraproducente, porque tras llegar al dormitorio, pensó en que cualquier vecino pudo haberlo visto. Escuchó la puerta de la casa abrirse y no hubo ni gritos ni ruidos como lo esperaba, por lo que la mamá de JiSung debía seguir dormida.

Después de haberse demorado menos de tres minutos en arreglarse por completo, terminó de vestirse con la ropa de JiSung (—Tienes menos cintura que yo, ¿Cómo es que tus pantalones me quedan grandes? —Normalmente me los amarro con una cuerda. —¿No conoces los cinturones?) y salió una vez más por la ventana, momento perfecto para ir a trabajar.

La mañana fue horrorosamente lenta, aun cuando se había comprado un batido energético anti-resaca en una farmacia. HanSoo le había apuntado que él emanaba un olor a marihuana a más de cincuenta kilómetros a la redonda, obligándolo a bañarse en desodorante ambiental para no espantar a los clientes en ese día festivo. MinHo le preguntó por qué había abierto si nadie iría, pero para cuando fueron las once de la mañana, un montón de gente buscaba a MinHo para que le diera opiniones, recomendaciones y consultas con los discos que él siempre reponía.

Cuando fue pasada de las tres de la tarde, MinHo se bajó del autobús rural que lo dejó en la alameda del pueblo, y caminó con tranquilidad el camino hacia la casa de su abuela, llamándole la atención ver a YiSu y SeungMin conversando en la cuneta de la calle, ambos con un café cada uno.

—Buen día —canturreó MinHo, aunque se detuvo al ver el rostro deformado de la pareja—. ¿Qué sucede?

—Nada… —respondió YiSu con suavidad, sin alzar su mirada de su taza—. La resaca me está matando.

Aunque era una excusa convincente, MinHo sabía que no era verdad; no obstante, SeungMin lo estaba mirando a los ojos por primera vez en días y ellos expresaban la desesperante necesidad de que MinHo se largara de ahí, por lo que hizo caso y terminó por entrar a la casa.

—¡Woah!, ¡Son un lindo equipo! —saludó MinHo al entrar, viendo la casa tan brillante e intacta como el día anterior—. ¡Realmente son mis mejores amigos!

—Esto es lo peor que nos haz hecho hacer —masculló ChangBin, cerrando una bolsa de basura en la cocina—. ¿Sabes todo lo que tuvimos que limpiar?

—Eso les pasa por hacer un salón de belleza en mi casa —apuntó él, mirando hacia el resto de los chicos. JeongIn se encontraba en el jardín regando mientras HyunJin terminaba de barrer—. ¿Y el resto?, ¿Los chicos de Seúl se fueron?

—Se fueron cuando Chan les pidió trapear el suelo —respondió HyunJin, quien se veía más verde que moreno—. Ý él con YongBokkie fueron a comprar algo para la resaca. Y Lily debe estar en alguna parte.

—Micifuz —la voz de la pequeña chica sonó, junto con un potente ruido del sonajeo de un plato de comida—. Micifuz.

—¿A quién demonios llamas? —le preguntó MinHo.

—A tu gato —respondió Lily, asomando su cabeza por toda la sala—. No lo encuentro.

Oh.

. . .

—¿Un aro?

Era temprano para JiSung. Tenía hambre y a su cuerpo le urgía el sueño. Empero, debía de enfrentar sus actos.

—No es la gran cosa —intentó renegar JiSung, terminando de servirse agua caliente en una taza.

—¡¿No es la gran cosa?! —su madre lo giró con brusquedad del brazo, haciendo que un poco del agua se derramara en el suelo—. ¡¿Sabes lo que viene a continuación?!, ¡¿Esta es la libertad que querías?!

—En serio no es la gran cosa, mamá, no hagas tanto alboro-

¡Paf!, una bofetada en su cara. La mitad del agua se había vertido sobre el pie de JiSung a causa del abrupto golpe, pero él no reaccionó enseguida.

—¡Por dios! —exclamó ella de nuevo, alejándose de él mientras pasaba desesperadamente sus manos por su pelo—. ¡¿Por qué te haces esto, JiSung?!, ¡Eres un chico de bien! —mientras ella seguía gritando, JiSung se giró con lentitud para dejar la taza sobre el mostrador, ir hacia el hervidor y rellenarlo con más agua para colocarlo sobre la cocina—. ¡¿Por qué no puedes hacerme caso?!, ¡Te dije que esos chicos no eran buena influencia!, ¡Te prohíbo rotundamente juntarte con ellos!

—¿Sabes que no puedes prohibirme hacer eso? —siguió, cansado.

JiSung actuaba desde el mero masoquismo, y su madre desde el sadismo. Ella dio pasos tan rápidos que ni siquiera pudieron ser captados antes de que ella brindara dos nuevas bofetadas al rostro de JiSung, para finalizar con un brusco agarre de su mandíbula para verla a la cara. —No me desafíes, JiSung. No quieres verme enojada.

“¿No te estoy viendo ya de esa forma?”

Podía decirlo. JiSung estaba tan cansado que no le importaría poder comentarle algo así a su madre sin importar si la ofendía o no, ¿Qué era lo peor que podía pasar, si ya sentía que tocaba fondo?

“¿Tocaste fondo, o vives en él?”

Pregunta capciosa.

Pero la valentía y el desinterés se drenó de su cuerpo, porque algo tenían los ojos de SunHee que hizo a JiSung recordar todo su pasado, toda su emotividad, toda la sensibilidad que poco a poco estaba perdiendo.

Los ojos de su madre eran un recuerdo de su vida, desde su nacimiento hasta su presente. En ella pudo encontrar alegría, consuelo, violencia y restricción. Amor y odio. Intensidades que eran nacientes de un duelo descontrolado y no tratado, produciendo que JiSung pagara una condena de un castigo de algo que él siempre creyó que había causado. Y como en los ojos de su madre encontraba esa felicidad, podía traer a su cuerpo el sentimiento de la angustia y el dolor, la tristeza y la depresión.

El cansancio de una noche de fiesta era equivalente a un desinterés, y los golpes de SunHee eran lo que retraían su personalidad a su estado cero, donde su verdadero yo dormía acurrucado en un rincón mientras pedía con desespero que todo se detuviera.

—¿Quieres que deje de hablarte? —el tono de voz de SunHee fue más suave—. Tú estabas muy afectado de que mamá no te hablara, ¿No es así, JiSungie? —su madre forzó un asentimiento—. Reconociste tus actos, hijo…, ¿Por qué sigues cometiendo errores?

No era una pregunta retórica.

—Porque…, porque soy un idiota… —respondió JiSung entre el dolor de las uñas en sus mejillas- mejillas que él ya ni siquiera podía considerar rellenas—. Porque soy un mal hijo.

—Me haces tanto daño… —y, con una suavidad inexistente, SunHee apoyó su frente junto a la de JiSung—. ¿Por qué no puedes hacerme feliz…?

Él seguía oscilando en emotividad, pero su cascara de desinterés no era suficiente.

¿Por qué ya no me importa?, pensó JiSung, recurriendo a ella como una excusa de su tristeza. ¿Por qué no me importa que me golpee?, ¿Por qué no me importa que me haga sentir mal?

—No puedes vivir en este mundo como una mala persona… —continuó la madre de JiSung—. Tienes que ser mejor, JiSung, ¿Sí?, mejor que ellos…, mejor que todos…, me tienes que orgullecer.

No fue hasta que vio gotas de la mano de su madre que JiSung se dio cuenta que él estaba llorando, como también la estaba mirando. Su mente se encontraba tan lejos de su casa que había olvidado la situación en la que se encontraba.

—¿Por qué no puedes hacerme feliz? —preguntó ella por lo bajo, antes de sacar sus manos de la mejilla del chico para abofetearlo nuevamente. El golpe lo había pillado más desprevenido, haciéndolo tambalearse a un lado.

—Perdón, mamá… —formuló.

“¿Por qué tus palabras son tan huecas?, estás pidiendo perdón por ser malo, ¿Por qué no lo sientes de verdad?”

Porque soy malo.

—¿Qué comiste?

JiSung, como signo de respuesta, negó. —Nada…

—No te creo —ella se acercó de nuevo, y JiSung se encogió—. Ellos son mala influencia- esos chicos son tus demonios- ¡Dime ya que comiste!

—¡No lo sé! —respondió, sintiendo el repentino terror—. ¡No sé!, ¡Creo que- no sé!, ¿Frituras?, ¿Dulces?

—¡¿POR QUÉ NO PUEDES HACERME CASO?! —chilló, abofeteando el brazo de JiSung—. ¡¿POR QUÉ TIENES QUE HACERME SUFRIR DE ESTA FORMA?!, ¡YO SOLAMENTE ME ESTOY PREOCUPANDO POR TI!

—Perdón, mamá…, perdón… —JiSung juntó sus palmas frente a ella, pidiendo clemencia—. Perdón-

—Lo has dicho tantas veces que ya no tienen sentido esas palabras —interrumpió—. Eres tan…, falso, JiSung. Ve.

Por un momento, JiSung no notó a qué se refería, especialmente porque su cabeza seguía un poco mareada de todo brusco que había sucedido. Su cuerpo seguía contraído en sí para protegerse de un posible acto, y su mente estaba disociándose cada vez más fuerte de la realidad.

—¡Ve! —exclamó una vez más SunHee.

—A- ¿A dónde?

Lo sabía. Sabía dónde.

—T-tengo que- tengo que estudiar… —murmuró JiSung por lo bajo, como si esa fuera la única razón por la cual no debía de entrar al armario.

Otra bofetada más.

“¿Por qué siempre te buscas los problemas?”

Ni yo tengo idea.

Había muchas cosas que eran tentadoras dentro de la mente de JiSung, cada una encaminándose a su posibilidad de dejar de soportar ese horrible sentimiento que era llamado existencia. Las posibilidades de seguir el camino hacia la quincena de noviembre eran cada vez más pesada- él, aunque sea, ¿Podría lograrlo?

Tenía que huir de casa, pero él ni siquiera podía poner un pie fuera de la yarda.

JiSung ya no podía pensar en que hay gente teniéndolo peor. Ya no le importaba las otras personas, porque él ya se sentía tan resignado de que esa sería la virtud que tendría que desarrollar: un dependiendo con una sensibilidad alta y con la mediocridad como especialización, alguien que no podía ser recíproco y que, con el tiempo que pasaba, se transformaría en una roca que se movería por todos lados.

Deja de ser dramático, se ordenó cuando su mente divagó dentro del armario. Ya no sirve serlo.

Pero, de repente, cuando apoyó su cabeza en la puerta del armario mientras esperaba pacientemente a que las horas pasaran, sintió el ardor de su oreja donde el cartílago había sido perforado. Y, por alguna razón, sonrió.

Las palabras de ChaeWon daban vueltas en su cabeza, sobre cómo debía de dejar de lamentar y agradecer más. JiSung podía contar con los dedos de sus manos con las cosas que él egoístamente estaría agradecido, y las pondría en su pecho para agradecerlos. En su introspección, bajo el libro La Lingüística y la Moral, un segmento sobre la conceptualización de las enseñanzas hablaban sobre ese tipo de temas que por más que JiSung los releyera, seguía sin entender.

“Siete cosas para estar agradecido.”

¿Cuáles eran las siete cosas para estar agradecido, según JiSung?

Agradecido del techo. Agradecido del agua. Agradecido de la tierra. Agradecido de la consciencia. Agradecido de los vínculos. Agradecidos de la música. Agradecido del amor.

El autor decía que el siete era un número mágico, pero JiSung los sentía vacíos.

¿Tenía que dar gracias, cuando era un mal agradecido?, él ya estaba cansado de ser buena persona para sí- de ser justo para sí.

No podía continuar. No podía salvarse. No podía seguir manteniendo la cabeza fría.

Y, con un amargo llanto, JiSung abandonó la idea de poder seguir caminando. Solo tendría que esperar el momento adecuado.

A la mañana siguiente, después de haber pasado parte de su noche estudiando para el suneung, JiSung llegó temprano a la escuela, recostándose frente a su casillero en el pasillo del llanto mientras cabeceaba con su cabeza entre sus rodillas, aún rascando compulsivamente sus labios.

—Buenos días —saludó ChaeWon, sentándose a su lado—. Te ves para la mierda.

—Gracias —respondió, levantando un poco la cabeza para verla—. No te vi el domingo.

—¿Dónde? —preguntó ella.

—La casa de MinHo. Hizo una fiesta de Halloween —contó.

—Tenía que estudiar —recordó ella, estirando sus piernas mientras se sobaba los muslos. Esa era la primera vez que él los notaba tan delgados.

Se quedaron en silencio por un momento, mirando el sucio suelo con el fuerte sonido de las luces interrumpiendo el pensamiento de ambos.

—El salón está cada vez más pesado —tomó la palabra ChaeWon—. Llegó el momento en que todos se vuelven locos.

—¿Cómo eso? —preguntó, aunque JiSung no estaba muy interesado.

—Se roban los apuntes, esconden mochilas, hacen sabotajes extraños- hey, acabo de notar que tienes un aro en la oreja —comentó ella con gracia.

JiSung sonrió ante el reconocimiento. —Fue doloroso.

—Me imagino…, y pues, eso es todo, en realidad —terminó por relatar, mirando de nuevo hacia los casilleros del otro lado del pasillo—. Ni siquiera tengo ganas de entrar ahí. Son dieciséis días, JiSung…

—Siento el examen en mis manos —comentó con gracia.

Pero JiSung tampoco tenía ánimos de entrar a clases, por lo que se le ocurrió una idea.

—¿Y si nos escapamos? —propuso.

ChaeWon, sonriendo divertidamente, negó. —Hay que ser responsables, JiSungie, ¿Qué dirá tu madre?

—Que se pudra. Conozco una colina donde podemos ir a escalar.

—Y podríamos fumar marihuana…

—RyuJin vende —recordó, pareciendo cada vez más tentado a hacerlo—. ¿Traes dinero?

Ambos contaron lo que tenían. No era mucho, en realidad, pero JiSung esperaba que RyuJin les hiciera una rebaja especial solo porque él era amigo de ella.

—Dijo que está en el baño de mujeres —informó él, revisando el mensaje que RyuJin le había enviado—. Ve por ellos. Yo te espero en el gimnasio.

—Si nos atrapan, te echaré la culpa —amenazó ella, levantándose para ir hacia donde debía.

JiSung, esperando pasar desapercibido no solo por sus compañeros sino también por Yuna (de quien no se había acordado hasta ese instante, haciéndolo sentir mal), se encaminó hacia el gimnasio mientras le enviaba un mensaje a MinHo.

Idiota campeón

Me voy a escapar con Chae <<

>> ¿por qué te escapas con ella y no conmigo?

>> infiel

Te amo <<

>> ¿crees que con un ‘te amo’ me harás olvidar que me estás engañando con ella?

Sí <<

>> tienes razón

>> debería hacer un club de ‘personas quien Han JiSung rompió el corazón’

Puedes acompañarnos si quieres <<

>> no sea idiota, mi rey

>> se gay, haz crimenes

Jasdncasnd <<

¿dónde estás? <<

>> buscando un bate en el almacén de deportes

¿debo preocuparme? <<

>> claro que no

>> disfruta de tu cita

>> infiel

<3 <<

Al llegar al gimnasio, vio a ChaeWon caminar rápidamente hacia él mientras alzaba su pulgar. Al menos algo bueno podría hacer ese día.

Salieron por una de las ventanas que el gimnasio tenía con rapidez, cayendo en el jardín de la señora Oh. Eran las ocho de la mañana, por lo que JiSung rezó a que la anciana siguiera dormida y no delatara que dos chicos se escaparon de la escuela.

Vieron el primer autobús rural pasar por la calle y, con ChaeWon riendo nerviosamente, tomaron el transporte hacia algún lugar.

Mientras tanto, MinHo no era la persona más calmada.

—¡¡¡Escúchenme, malditos idiotas!!! —fue lo primero que él grito tras llegar al pasillo del llanto, donde los más cercanos a él callaron abruptamente. MinHo, para llamar más fuerte la atención, golpeó el bate de béisbol que había robado del almacén de deportes contra el casillero—. ¡¡¡El o la sucia bastarda que se robó a mi gato, tiene diez horas para regresarlo si es que no quiere ser víctima de homicidio!!!

—¿Qué? —Chan apareció de la nada, mirando a MinHo—. ¿Qué te pasa?

Pero MinHo lo ignoró.

—¡¡¡Sé cómo manejar esta cosa, y no crean que esto lo usaré para golpearlos-

—Dame eso —con fuerza, Chan le quitó el bate mientras que, a su lado, ChangBin se tapaba el rostro de la risa—. ¿Qué demonios te pasa?

—Dijiste que tenía que reclamar a Soonie —le dijo MinHo—. Mi abuelita preguntó por él anoche. Tuve que mentirle que estaba durmiendo, Chan, ¡Le mentí a mi abuelita!

—¡¿Y quieres que te expulsen que andas de idiota?! —exclamó.

—Ya, pero no me grites —se defendió.

Resignado, Chan le entregó el bate a ChangBin para que lo alejara de MinHo.

—Oye.

—¡Ah! —los tres chicos saltaron de la impresión.

Una chica, rostro tan delgado como esqueleto, ojos tan pequeños como canicas y cabello claro tan largo hasta su cintura los miraba fijamente, con sus brazos cruzados sobre su pecho y una notoria mueca de molestia.

—Tengo que hablar con ustedes —dijo ella.

—¡Ah! —volvieron a gritar los tres, esta vez dando un paso más atrás.

La ex novia de SeungMin.

—T-tengo que ir a dejar el bate —se excusó ChangBin, huyendo de ahí.

—Sí, ehm…, sí… —como Chan no tenía ninguna excusa, terminó retirándose también, dejando a MinHo solo con la chica.

Hana. Ex novia de SeungMin de cuando tenían catorce años. Había sido el primer amor del chico, y él se enteró que ella lo había engañado el día después de la muerte de su hermano, el mismo día en que también se enteró que su padre engañó a su madre.

Vaya suerte.

—¿Me vas a escuchar? —le preguntó ella a MinHo directamente.

—Ah- eh, sí, sí —aunque MinHo no quería hacerlo. Quería huir.

Ella puso sus ojos en blanco, y dio un paso hacia MinHo. —Tengo a tu gato.

Inicialmente se había asustado por la cercanía, pero tras escuchar la frase, él saltó altiro sobre ella. —¡¿En serio?!, ¡¿Por qué me lo robaste?!, ¡¿Es una forma de reconquistar a SeungMin?!, ¡Discúlpame, señorita, pero él está muy feliz con un retoño que-

—No seas idiota. No quiero regresar con SeungMin —le interrumpió, frunciendo su rostro—. Tengo a tu gato porque creí que sería bueno que él estuviera con su esposa mientras ella daba a luz.

—¿Dar a luz? —MinHo no entendía lo que decía—. ¿Esposa?, ¿Quieres decir que-

Hana colocó un folleto en el pecho de MinHo. ‘¿Por qué esterilizar a tus animales?’ decía el título, y era proveniente de la veterinaria de un pueblo vecino.

—Yo no voy a criar los gatos sola. Mi abuela casi los ahogó en la artesa —explicó ella, molesta—. Me quedaré con ellos las primeras dos semanas, y después te tocará cuidarlos a ti, ¿Vale?, y comienza a buscar a personas para que adopten a los gatos.

Dicho eso, ella terminó dejándolo en el pasillo, procesando toda la información que le había llegado de golpe.

—Espera- ¡¿Eso significa que tengo que volver a verte?! —le gritó, pero ella ya se había largado.

Tras el repentino abandono, MinHo pensó que su espectáculo había sido fructuoso, por lo que todo un campeón él se encaminó hacia su propio salón, saludando con un insulto a Yuna para poder instalarse en su propio puesto al final del salón, idílico para perder el tiempo y la noción del tiempo.

Después de lo sucedido con Felix, los maestros tuvieron la orden de dejar de exigir los celulares para las clases, aunque alentaba a que voluntariamente los chicos lo hicieran. Como MinHo necesitaba un instrumento para distraerse, no lo entregó, pero si le llamó la atención que la presidenta ideal de su compañera no lo hubiera hecho.

Ah, bueno, razonó MinHo con desinterés. No tiene idea de dónde está JiSung.

Sin embargo, ella se veía a punto de largarse a llorar.

JiSung le había comentado que habían discutido “o algo así” durante la fiesta, pero como su cabeza estaba tan agotada que no pudo formularlo bien lo que le hizo no recordar con claridad los hechos. MinHo podría preguntarle a Yuna, solo para alimentar el chisme, pero creía que JiSung se enojaría con él, por lo que dejó que sufriera como idiota.

En el transcurso del día, a MinHo le llegaban mensajes de JiSung donde actualizaba su estatus de vida. El chico había ido a la colina donde los dos fueron juntos al verano para fumar marihuana, enviándole fotografías del paisaje y otras veces con ChaeWon asomada a un lado, haciendo un signo de paz con ternura.

Pelmazo de mal gusto

>> [foto]

Recuerda no tirarte por el precipicio <<

Y si llegas muy mal, ve a la casa de mi abuela <<

`) <<

>> tenemos que llegar antes de que acabe la jornada de clase

>> chae tiene que hacer sus clases

>> ¿tendrás ensayo hoy?

No porque hyunjin sigue enfermo <<

Débil <<

>> bebió más que todos nosotros

Le falta odio <<

>> [foto]

Que lindo animal silvestre <<

Ah, no, espera <<

Eres tú  () ♡ <<

>>  ( )╰⋃╯

—Hola… —ganándose junto a él en el casillero, YiSu saludó a MinHo—. ¿Cómo estás?

—Igual que ayer, supongo —comentó MinHo con sarcasmo—. ¿Por qué estás fuera de tu cueva?

—Porque quería ir a comer algo a la galería, pero no me he encontrado con ninguno de los chicos para que me acompañe —explicó ella, haciendo una ligera mueca—. ¿Qué opinas?

MinHo, moviendo su cabello fingiendo en tener melena, la miró. —¿Soy tu último recurso?

—Sabes que sí.

Presumió que SeungMin se encontraba estudiando para el suneung, lo cual no le sorprendía si es que ella se encontraba sola.

Sin embargo, mientras caminaban hacia la salida de la escuela, MinHo notó algo en la chica que le llamó la atención.

—¿Qué mierda? —cuestionó, viéndola de pies a cabeza—. ¿Por qué llevas pantalones?

—¿Uh?, porque hace frío —respondió con normalidad—. Además, los hice yo, ¿No están lindos?

Eran jeans con patas anchas, con el mismo material que decoraba su larga blusa junto con una musculosa corta bajo ella. Su estilo no era para alguien que tenía frío, pero MinHo no quiso hacer más comentarios al respecto.

Al ser los únicos dos trabajadores remunerados en el grupo, pidieron un almuerzo contundente, idílico para dormir toda la tarde. La galería comercial estaba, como siempre, llena de personas almorzando, por lo que ambos demoraron en encontrar un puesto para poder hablar tranquilamente.

—Así que, rendirás el suneung… —ella meditó en voz alta.

MinHo, atragantándose con pulpo, asintió. —Dieciocho de noviembre- que nervios —comentó con sarcasmo.

—¿Eres consciente de que te irás, no? —sonrió—. Conseguirás una beca con las calificaciones que tienes, y probablemente con el puntaje que obtendrás, crearás un nuevo corte de ingreso.

—Me tienes estima, ¿Eh?, soy un idiota con notas corrientes. Tampoco es como si lo que enseñaran fuera muy difícil —se jactó.

—Deberías de ver a SeungMin. Cada vez cae más en el estrés.

—Te creo. JiSung está llorando por todo últimamente.

—¿En serio?

—Aunque también es por la situación en su casa, así que intento ser un apoyo —sin embargo, no pudo evitar soltar un suspiro—. La verdad es que no sirvo como uno.

—Oh- créeme, se nota.

Como castigo, MinHo le robó comida a YiSu.

—HanSoo también quiere que trabaje en la tienda —siguió contando—. Y me gusta la idea, ¿Sabes?, es una pérdida de tiempo, pero creo que sería bueno seguir en ella.

—Pero es un trabajo de medio tiempo —recordó YiSu—. No es como si fueras a vivir eternamente de ello.

—¿Cómo tú con la sastrería?

—Porque yo iré a estudiar diseño de vestuario y textil en una escuela técnica —le recordó ella—. Tiene sentido. Pero tú…, tienes la banda y todo eso.

—ChangBin quería dejarla morir.

—Y no lo harán porque tienen que tocar para la rara fiesta costumbrista- y para la obra de navidad- y, no lo sé, tal vez le pidan tocar también para el festival navideño. ¿Por qué se cierran a las posibilidades? —preguntó—. ¿No es que querían seguir con el busking?

—Si ChangBin no quiere ser parte, no puedo seguir yo con ello junto a HyunJin y Felix —le dijo—. SeungMin se irá. Ya perdemos a uno.

YiSu no parecía entender el punto de MinHo, pero él no se molestó. Ni siquiera podía explicárselo para sí sin sonar como un total bastardo negacionista, por lo que prefería tener la imagen de que aún faltaba tiempo para tomar una decisión.

Ambos siguieron hablando de otros temas para el gusto de MinHo, opinando ideas ridículas y haciendo reminiscencia de la antenoche. En un momento, en el chat grupal, HyunJin preguntó por la localidad de ambos, uniéndose a su comida con atentados robos de alimento al no traer dinero para comer.

—¿Cómo te encuentras, HyunJin? —preguntó YiSu con afecto, mientras MinHo bebía de la soda con el fin de ahogarse a sí mismo.

HyunJin, pareciendo soltar un suspiro guardado desde hace años, se recostó sobre la mesa. —Del asco. No puedo verla sin ponerme a llorar.

—Con el tiempo se hará más fácil…

—No- no me digan eso, ¿Sí? —HyunJin los miró, haciendo un real puchero en sus labios—. No saben lo que se siente enterarte no solo que tu novia es lesbiana, sino que tiene tooooda una relación oculta y te usaba como…, como…, ¿Cuál es el término?

—¿Barba?

—Ni siquiera me sale vello facial, YiSu, ¿Cómo puedes ser tan cruel?

MinHo, por su parte, se sintió más del asco al ver a su amigo así. La situación no le involucraba, pero le era imposible no sentir la culpa cuando él estaba haciendo lo mismo.

¿Con qué cara él podía consolar a HyunJin cuando era igual de cruel?

—Pero- hombre, siempre es mejor la sinceridad —intentó decir MinHo, forzar una simpatía que le complicaba por sus sentimientos—. Tal vez te ilusionó, pero ella fue finalmente honesta contigo…

—Pero si ella no quería estar conmigo, ¿Por qué aceptó ser mi novia? —murmuró, tapándose el rostro—. Fui tan idiota…

—HyunJin…

—Es que- es extraño, porque supongo que antes de lo de YongBokkie probablemente no estaría pensando así —admitió, lanzando una risa culposa—. Puedo decir que ella es una total perra por haberme hecho eso, pero pienso en Felix y en…, ¿Qué tuvo que pasar en la cabeza de ella como para hacer eso?, ¿Qué tan difícil fue?, miera- ni siquiera puedo poner en frente mis sentimientos porque me hace sentir egoísta si lo hago.

—Pero puedes ponerte en prioridad —insistió MinHo—. No debes sufrir por lo que a ella le pasó, tienes que hacerlo por lo que te hizo a ti-

—MinHo —le cortó, molesto—, no sé si eres capaz de entenderlo, pero cuando amas a una persona, te es inevitable sentirte mal cuando ella también lo está.

—¡Claro que lo entiendo!

—Todos sabemos que eres un corazón de piedra —sorbió su mucosidad—. Y no lo digo con mala intención, es solo que- no sé, estar enamorado es diferente a que querer a tus amigos…

MinHo se sintió ofendido, pero no podía exteriorizarlo porque HyunJin estaba mal, y en su total derecho. Él también estaba en su derecho de creer eso de MinHo, porque él no se había dignado a comentar sus emociones desde- nunca, en realidad.

¿Tal vez MinHo era realmente alguien insensible?, SeungMin, quien lo conocía mejor que nadie, se lo había mencionado. ¿Era real?

Podía serlo, ya que estaba haciendo lo mismo que hacía sufrir a HyunJin en ese instante.

—Lo siento- no quería atacarte de esa manera —se disculpó enseguida HyunJin, sintiendo compunción.

—No, está bien- es normal —MinHo, manteniendo su personaje, se encogió de hombros con desinterés—. MinYu te tiene mal, ¿Eh?, ¿Has hablado con ella sobre eso?

—No me atrevo a hacerlo —admitió, nervioso—. Digo- pidió confidencialidad, ¿No?, ¿No se molestará con ustedes porque me lo dijeron?

—Sí…, tienes razón —concordó YiSu, estirando su mano para acariciar el brazo de HyunJin—. Deberías esperar a que ella te lo cuente, si es que quiere.

Pensar en decirle la verdad a Yuna era cada vez una realidad, porque desde la perspectiva de MinHo como las intenciones de JiSung le hizo sentir un gran remordimiento en todo.

¿Acaso JiSung no sentía remordimiento?

A MinHo le gustaría hablar más de ese tema con él, porque realmente lo desgastaba ser el otro de la relación.

Cuando faltaba poco para el regreso a clases, los tres chicos se dirigieron a la escuela, encontrándose con SeungMin en el pasillo. MinHo se tentó a la idea de largarse de ahí por la presencia del otro, pero tras lo sucedido el domingo, él no tenía idea de si los dos se habían arreglado o no.

—Hay un poco de arroz frito con un poco de verduras salteadas —comentó YiSu a SeungMin entregándole una bolsa con los restos de comida, mientras HyunJin y MinHo se sumían en otra conversación—. También te compré un jugo. ¿Entrarás a clases o comerás en otra parte?

—Tenía pensado en saltarme las clases. Es educación física. ¿Qué harás tú? —preguntó SeungMin, tomando la bolsa de comida.

—Quería pasar a buscar un par de vestidos ahora para irme a casa después de clases —explicó—. No sé si los maestros me digan algo si me pongo a corregir uno en clases…

—Vamos, te acompaño.

Por inercia, MinHo y HyunJin los siguieron pasos atrás. HyunJin le conversaba sobre el nuevo anime de la temporada que quería ver que le daba absolutamente igual a MinHo, mientras el otro seguía la conversación con preguntas irrelevantes.

Al llegar al taller, este se encontraba abierto. En su interior, ChangBin y Rena se encontraban ensimismados del otro mientras que KwangSu seguía nadando en las bolsas con retazos de telas, y otras dos chicas se encontraban trabajando en sus propios proyectos en un rincón.

—¿Qué no tienes novio? —le preguntó MinHo a Rena.

—Por eso estamos acá, duh —se excusó la chica, antes de volver a atacar la boca de ChangBin.

YiSu, por su parte, dio media vuelta y se ganó en el pasillo, pareciendo esperar a que SeungMin tomara las cosas que ella necesitaba.

—¿Y tú qué? —le preguntó HyunJin. Ella, con falso desinterés, se encogió de hombros.

MinHo demoró un poco en captar lo que pasaba, recordando dos noches atrás cómo él ni siquiera tenía buena consciencia en ese momento.

SeungMin, moviéndose por la sala, ignoró por completo la presencia de KwangSu, quien lo miraba de reojo mientras seguía recostado en los retazos de tela. SeungMin tomó el cuaderno donde YiSu tendía a anotar toda la información de las prendas dentro de una bolsa que ella siempre dejaba en el taller.

—Saquen ese vestido y pónganlo en la bolsa de allá —ordenó SeungMin a MinHo y HyunJin, mientras seguía guardando las cosas.

—¿Por qué? —cuestionaron, aunque yendo a hacer su cometido.

—Necesito llevarme trabajo para la casa si es que quiero terminar a tiempo —comentó YiSu desde la entrada—. ¿Sabían que son muchas chicas de la generación?

—Te estás haciendo millonaria —comentó MinHo—. Te pagarás toda la carrera.

—Esa es mi meta~ —canturreó.

Después de cumplir el cometido, SeungMin se giró hacia KwangSu, se encaminó hacia él, y se hincó.

El menor solamente pudo retroceder en el suelo.

—Escucha —habló él con voz quedada, mirando directamente a KwangSu—. No volverás a este lugar, ¿Vale?, porque si lo haces, te voy a matar.

—¿Pero qué mierda? —cuestionó HyunJin al aire.

MinHo, pareciendo que lo más pertinente de la situación era dejarlos solos (y con la pareja que no estaba interesado en lo que sucedía), tomó a HyunJin del brazo para sacarlo del aula. YiSu, por su parte, se encontraba apoyada en el otro lado de la puerta, mirando el suelo con una apariencia lejana.

Él no sabía qué comentar al respecto, o como demostrar algún tipo de apoyo. YiSu levantó la mirada del suelo e hizo un ligero contacto visual con MinHo, haciendo un leve asentimiento que hizo sentir al chico mal por ella.

Momentos después, a la par que la campana sonaba, SeungMin salió del aula con el resto de las chicas y ChangBin, dejando a KwangSu en el interior.

Mientras la pareja se adelantaba a ellos, MinHo no sabía si explicarle la situación a HyunJin, aunque YiSu se viera también de cercana a él. A final optó por hacerlo con palabras muy abstractas y con ideas en el aire, logrando que, con la imaginación de HyunJin, pudiera comprender lo sucedido.

—Tal vez sea anticlimático, pero puede hablar con Yeji —opinó HyunJin, sin saber qué comentar en realidad—. Sigue vistiéndose como a de barrio rojo, pero sigue haciéndolo, no sé si me explico.

—O sea, si crees que eso será bueno para ella.

Al llegar al pasillo del llanto, cada uno se separó hacia sus propios salones, saludando a JeongIn y Felix quienes entraban al salón del último, dando a entender a MinHo que JiSung todavía no llegaba.

Y, al llegar al suyo, se dio cuenta de que Yuna había estado llorando.

. . .

—Realmente es todo un trauma obsesivo- todavía no tengo idea de cómo sigo viva —comentó ChaeWon mientras fumaba del cigarro de marihuana que ella había hecho—. La terapia ha sido buena, y mi psiquiatra me dice que al hablar de eso es señal de que estoy sanando, pero- mierda, JiSung, no le encuentro el sentido.

—Es como si te sintieras ajena, ¿No? —comentó JiSung, recostado en la tierra mientras la miraba a ella de lado—. Es increíble…

—Realmente es la peor sensación que hay —concordó—. Y además- ¡No!, ¡Además es un sentimiento tan persecutor!, ‘¿Por qué no te sientes mal?’ ‘¿Acaso perdiste el sentido de humanidad?’, mierda, incluso mi familia me encuentra insensible.

—¿Bromeas?, ¿Después de todo? —se sorprendió—. O sea- sé que son circunstancias distintas, pero- carajo, sería peor si no te mostraras así.

—Consideran mi comportamiento destructivo, y me quieren sana solo para ser servible —siguió—. Irme de mi puta casa sería un deseo, pero me dicen que siendo maestra no alcanzaré nada- ¿Y a mi qué?, yéndome a vivir a Seúl en esos departamentos de dos metros cuadrado mientras trabajo de camello de drogas me haría mucho más feliz que estar acá.

JiSung no podía sentirse comprendido por nadie más que por ChaeWon; ambos viviendo experiencias cercanas a la muerte que dejaron una línea divisoria entre la cordura y locura. Empero, entre los dos, JiSung era más estable, junto con un pasado que presentaba un futuro mucho más lumínico que el de ella.

—Pero…, ¿A tu familia le has hablado de eso?

ChaeWon, calando una vez más, tocó nerviosamente sus muslos mientras los restregaba con fuerza. —¿Cómo les puedo hablar de eso?, ya estoy clínicamente loca, pero con lo que hice…, supongo que me internarían en un manicomio.

—Pero estabas pequeña…

—Me enamoré de mi puto primo, JiSung, ¿No te parece eso descabellado?

Bien- aunque para la moralidad de JiSung y su conexión con personas fuera del pueblo le habían demostrado que era extraño el matrimonio entre primos, dentro del pueblo era común en familia numerosas- incluso HyunJin había comentado aquello con sumo aire de inocencia haciendo a JiSung atragantarse la primera vez que lo había oído.

—¿Sabes qué?, no digas nada… —interrumpió ella, antes de abrir la boca—. Es lo suficientemente perturbador.

—Pero sigues siendo alguien que está en calidad de víctima —recordó JiSung—. No te enamoraste porque…, porque querías.

—¿Quién se enamora de otra forma?, no seas idiota.

JiSung lanzó un suspiro. Era bastante complicado hablar de ese tema.

—O sea, supongo que si hubiese avisado antes, podría haberme ahorrado todo este problema —expresó con rabia, calando nuevamente—. Pero qué iba a saber yo. Tenía doce. Creí que era normal que él abusara de mí de esa forma.

—¿Y no puedes denunciarlo ahora?

—¿Con qué fin?, ya revisé y, sin evidencia, no hay condena.

—¿Tu estado mental no es evidencia suficiente?

—Claro que no, JiSungie —dijo con sarcasmo—. La cerda bulímica se volvió loca porque el chico que le gustaba no gustaba de vuelta. Nada tiene que ver que su primo se haya acostado con ella antes de que comenzara a menstruar.

El ácido comentario hizo a JiSung quedarse callado un momento, estirando su brazo para poder palmear la rodilla de ella con afecto, notando cómo se limpiaba furiosamente sus lágrimas. ChaeWon estiró su brazo del cigarro hacia JiSung, quien correspondió enseguida.

Ya llevaban un rato fumando mientras conversaban de la vida, por lo que JiSung podía sentir el suave efecto idílico que la marihuana de RyuJin tenía.

—¿Tú no tienes una historia de trauma detrás? —preguntó ChaeWon con crueldad, después de un prolongado silencio donde eran acompañados por el ruido de las aves y del viento.

JiSung, mirando esta vez el cielo mientras cerraba sus ojos, se encogió de hombros. —Nada de lo que no sabes.

—Dijiste que ayer te golpearon, ¿No?

—Sí, mi madre es una puta loca —dijo con rabia, calando una vez más—. Todo por este puto aro…, ¿Qué problema tiene?, parezco más gay que un maleante.

—Los maleantes tienen pinta de gay —comentó ella, recostándose a su lado para imitarlo y ver el cielo—. Ya que no pueden acercarse a chicas porque ellas huyen de ellos, tienen que acostarse entre ellos.

—Bueno, conmigo tiene sentido, soy bi.

—Que agradable, ¿Se lo has chupado a un hombre?

—Sí.

—¿Al chico que te gusta?

—No es como si regalara chupadas.

ChaeWon rio, olvidando un momento su malestar.

—A tu mamá le dará un paro cardiaco cuando se entere de eso —comentó ChaeWon. Los efectos de la marihuana ya parecían golpearle—. O a Yuna, pobre Yuna…

—No lo digas como si no me sintiera culpable. Es terrible —admitió—. Mi propio miedo de ser feliz me hace creer que debo seguir con Yuna, ¡No tengo intenciones de casarme con ella!

—Eres un idiota. Deberías romper con ella.

—Lo hice, pero cuando se lo mencioné a mi madre, ella me dijo que nadie me iba a amar, no cumplía con la voluntad de mi padre y mierdas así —contó—. Después me encerró de nuevo en el puto armario y me dio un ataque de asma. Hubiese sido una experiencia divertida en la sala de urgencias si no fuera porque creía que me iba a morir.

Tal vez JiSung lo dijo con una voz divertida, porque ChaeWon lanzó una fuerte carcajada mientras le abofeteaba el brazo. —Eres ridículo.

—Lo soy. Si mi madre no se muere primero, probablemente me moriré yo.

—Oh, suicidio. ¿Y si hacemos un pacto?

JiSung abrió los ojos y la miró, pareciendo entre entender como no querer hacerlo a sus palabras. —¿Un pacto real?

—Si no obtenemos el puntaje deseado, nos lanzamos desde este cerro —propuso.

Pensándolo un momento, él negó. —No hay que perder las esperanzas tan luego…

—¿Después de la selección universitaria?

—Eso lo encuentro más realista. Trato.

Ella tendió su mano y él la aceptó, sellando así una ridícula promesa que coqueteaba en la realidad.

—¿Sabes qué no me gusta de esta mierda? —comentó ChaeWon, terminando de apagar el cigarro en la tierra—. Me entra el hambre después, ¿Dónde se supone que vomitaré?

—¿Vomitar?, eso es tan del 2014… —burló JiSung.

—Cállate. Lo tuyo ni siquiera tiene tratamiento —se defendió—. ‘Ay, no quiero comer lácteos porque me recuerda a mi madre metiéndome los dedos- ayuda, esto no es un chiste.”

JiSung lanzó una fuerte carcajada ante la imitación, haciendo que ChaeWon le siguiera enseguida.

Sin embargo, como la disociación era conjunta, ChaeWon volvió a hablar.

—¿Cómo mierda seguimos en pie?

—Supongo que podemos ver nuestra mierda… —respondió JiSung, igual de curioso—. Ya sabes…, nos tenemos a nosotros mismos.

—Odio ese discurso —dijo con recelo—. Es tan liberal- ‘al final de cuentas, no me tengo nadie más que a mí’, y pura mierda. Esto no es un despido de trabajo- literalmente nos estamos muriendo y necesitamos en desespero una red de apoyo- ¡No, espera!, ¡No podemos tenerlo porque somos autodestructivos, eso significa que destruiremos el resto!

—Entonces requerimos la terapia —continuó JiSung con el mismo tono—. Y el terapista te dice que tenemos que abrirnos a nuestro círculo- ash, mierda, ¿No habíamos mencionado que personas como nosotras eran destructivas?, somos tóóóóóóxicas, y la gente no necesita a alguien así, así que- por amor a ellos, dejamos la terapia para no contar con ellos.

—Pero al final seguimos necesitando de ambos, y lo único en lo que no confiamos es en nosotros mismos —terminó ChaeWon, riendo por el relato—. Somos del asco.

JiSung se preguntaba si habría alguien con quien hablar de esa forma. Enfocando su situación en un sentido cruel, siendo egoísta en sus decisiones y tomando el camino de hundirse en su mierda con el fin de no querer ser rescatado. Se sentía tan bien estando así, que su consciencia le recalcaba lo malo que era eso.

¿Por qué es malo ahora?, este es mi lugar…

“No tienes lugar. No mereces lugar.”

No me importa. Déjenme ser.

Pero él, para hundirse en su propia mierda, debía de asegurarse de no arrastrar a nadie.

De repente, su celular vibró.

Yuna εїз

>> ¿dónde estás?

>> ¿a qué hora regresarás?

>> ¿es verdad lo que me dijo RyuJin?

>> jisung, contéstame

—¿Quién requiere tanto de tu presencia? —consultó ChaeWon, adormilada.

—Yuna…, se me olvidó avisarle —reconoció con culpa.

—¿Y a quién mierda le enviaste las fotos?

—A MinHo.

Pareciendo epifanía, ella lanzó una fuerte risa mientras golpeaba reiteradas veces en el brazo a JiSung. —¡Sucio bastardo!, ¡¿Es MinHo?!

JiSung, ensanchando su sonrisa, asintió. —Sí, por supuesto que es él.

—¿Por qué lo dices así?

—Porque es obvio —razonó, soltando un suspiro mientras miraba el cielo—. Mierda, Chae, es mi puto cable a tierra.

—¿Quieres asistir a terapia por él?

—Sí, y es terrorífico —coincidió, mirándola—. Es como una paradoja- me gusto un poco más cuando estoy con él porque- bueno, lo hago feliz. Y es así con todos, no sé por qué. Desde que me dijiste eso sobre las personas que me rodeaban, me daban ganas de mantenerme estable solo porque ellos me aprecian así.

—MinHo te tiene loco… —se burló, antes de cambiar su semblante a uno dramático—. Y dije que quería involucrarme con él- ay, JiSung, perdón.

Él movió una mano para restarle importancia. —Es divertido mantenerlo en secreto- aunque, no es tan secreto. SeungMin y YiSu ya lo saben.

—Bueno, con lo de Felix, supongo que no tienen muchas razones para ocultarlo —concordó ella, antes de mirarlo bruscamente—. Pero- uh, ni se te ocurra hacerlo público.

—¿Me ves con cara de idiota?

—Sí.

En venganza, JiSung le dio un manotazo en el brazo a ella. —Perra.

—¿Y?, ¿Están juntos?, ¿Cuánto tiempo llevan?, ¿Cómo lo hacen para tener o?

—¿Qué preguntas?, pero sí. Creo que llevamos…, no sé, ¿Seis?, ¿Siete meses?, casi termino con él porque me sentía lo suficientemente mierda como para seguir.

—Te autoflagelas demasiado, ¿Lo sabías?

—Me lo han comentado.

—¿Y?, ¿Están bien o algo así?

—Demasiado —asintió, sintiendo como una corriente de felicidad lo recorría de pies a cabeza. Probablemente era la hipersensibilización de la marihuana, lo que le hacía sentir aún más contento—. ¿Sonaré muy intenso si digo que quiero pasar el resto de mi vida con él?

ChaeWon lanzó un pequeño grito junto con una carcajada, y JiSung la imitó, sintiéndose igual de estúpido por decir aquello en voz alta. —Eres un cursi~

—Lo sé, pero créeme, el día en que casarse sea legal, será lo primero que haremos.

En broma, ella chasqueó sus dedos. —Rayos, no podremos hacer el pacto entonces.

—Bueno- MinHo siempre puede contactarse a través de la ouija.

Una vez más, ambos estallaron en carcajadas.

Su celular volvió a sonar.

>> JiSung

—Mierda, olvidé contestarle —susurró.

Lo lamento, se me pasó por alto <<

>> ¿cómo se te puede pasar por alto?

>> soy tu novia, ¡deberías informarme!

>> ¿o acaso quieres que le cuente a tu madre?

>> me tenías enferma de preocupada.

[foto] <<

Estoy en una colina con ChaeWon <<

Estamos bien <<

>> ¿Delicia?

>> ¿Por qué estás con ella?

Estamos desestresándonos un poco por todo el tema del suneung <<

Lamento no habértelo comentado <<

La burbuja de la fotografía de la chica aparecía como índice de que se encontraba escribiendo, aunque aparecía y desaparecía en reiteradas ocasiones.

—Te van a regaña~ —canturreó ChaeWon a su lado.

—Cállate.

Yuna nunca envió el mensaje.

. . .

‘Cause they don’t know about the night in the hotel, they weren’t riding in the car when we both fell —cantó MinHo mientras golpeteaba sus dedos en la mesa—. Didn’t read the note on the polaroid picture. They don’t know how much I miss you~

—Te trajimos acá para que nos ayudaras, no para que cantaras —interrumpió ChangBin.

Aish —el chico puso sus ojos en blanco, acercándose a la hoja de ejercicios que Chan y ChangBin le habían pedido ayuda—. No me dejan cumplir mi sueño de artista.

—Ridículo.

—¿Sabían que Taylor Swift regrabará su disco Red?

—¿Y quieres hacer un cover de ella? —le preguntó ChangBin, pero antes de que contestara, interrumpió—. Olvídalo. Haznos la tarea.

Como el maestro del último bloque de MinHo había faltado, él se había escurrido hacia el aula de Chan y ChangBin meramente para perder el tiempo. Su maestra no tenía muchas complicaciones por ello, por los que los tres se quedaron trabajando en una guía práctica de Historia de Corea.

Sin embargo, su foco de concentración se fue al demonio cuando escucharon pasos en el pasillo.

Como los asientos de Chan y ChangBin eran los más próximos hacia el pasillo, se alzaron para ver en las ventanas qué sucedía. Vieron a JeongIn y Felix correr a través del corredor hacia abajo, perdiéndose de su vista; empero, rápidamente se divisó a Jeon y a su grupo siguiéndolos.

—¿Qué mierda? —preguntó ChangBin—. ¡¿Vamos a tener que volver a pelear?!

De nuevo, los pasos se escucharon. JeongIn y Felix seguían corriendo y Jeon con su grupo seguían persiguiéndolos.

—Eh- profesora —MinHo se levantó del asiento—. ¿Podemos ir los tres al baño?

—Solo puede ir uno por turno —respondió ella.

—No se preocupe, profesora, no nos gustan los hombres.

Y antes de que ella pudiera decir algo, los tres salieron al pasillo. Fue cuestión de tiempo para ver a JeongIn y Felix correr de regreso por el pasillo.

—¡Sigan! ¡Sigan! ¡Sigan! —gritó JeongIn.

Como los tres demoraron un poco en entender, tuvieron que ser jalados por el dúo para emprender también una carrera con ellos, totalmente desconcertados de por qué estaban siendo seguidos.

Corrieron por el pasillo hacia abajo, doblando en las esquinas mientras escuchaban los insultos del grupo de atrás. Tuvieron la manía de subir los escalones y bajarlos rápidamente, meterse en los pasillos de la escuela media y, en un esporádico movimiento, llegaron al lado de la escuela primaria, siendo regañados por distintos maestros hasta regresar a su pasillo.

Finalmente, lo que pareció ser eterno, llegaron al pasillo principal de la escuela. Vieron a JeongIn entorpecer su paso y, cantando un grito de guerra, abrió la puerta de la oficina de HanSoo.

—¡Señorita Min!, ¡Señorita Min! —chilló él mientras entraba con el resto del grupo, asustando a la mujer para esconder su pipa en el cajón de su escritorio—. ¡Lo tenemos!, ¡Lo tenemos!

—¿Qué?, ¿Qué sucede? —preguntó, perdida.

La puerta de la oficina se abrió bruscamente, mostrando a un Jeon rojo de la furia que iba a abalanzarse directo a alguien del otro grupo.

—¡Alto!, ¡Alto!, ¡Alto! —HanSoo se interpuso rápidamente entre ambos grupos, antes de enfrentar a JeongIn—. ¿Qué tienen?, ¿Qué pasó?

—¡Ese hijo de perra me robó el celular! —gritó Jeon.

Oh, MinHo sintió que iba a vomitar.

HanSoo giró su cabeza hacia JeongIn. —¿Le robaste su celular, Yang?

—Dijo que había borrado las fotografías, pero no le creía. Me aseguré y- y las vi ahí —acusó, manteniendo su semblante de fuerza—. Sigue con ellas, profesora, tiene que hacer algo.

—¡¿De qué idioteces hablas?! —alegó, intentando abalanzarse hacia JeongIn, pero rápidamente tanto Chan como ChangBin lo colocaron tras ellos.

—Revisaremos tu celular con el director, así que tienes que acompañarme —sentenció HanSoo. Ella le había comentado a MinHo una vez mientras trabajaban que no trataba diferente a los estudiantes, pero él podía notar que ella actuaba muy en pro de ellos.

Ni siquiera necesitaron que Felix estuviera presente. HanSoo dejó a Felix dentro de su oficina mientras esparcía al resto de los estudiantes hacia sus respectivos salones. Era de esperarse que ellos no dejaron a Felix a su suerte, quien, tras la revelación, él había quedado sumido en un silencio.

—No me sorprende —comentó ChangBin, rompiendo el silencio—. ¿En serio creíamos que lo borraría?

—Es horrible —dijo Chan, palmeando el hombro de Felix—. ¿Cómo puede hacer eso?

—Nivel de poder sobre otros, un clásico de quienes no tienen autoestima —opinó JeongIn—. Aunque dudo que eso lo haga ver más poderoso…

—Hay que ser positivos. JeongIn jugó a Misión Imposible y pudo delatarlo —habló MinHo, palmeando el hombro del menor—. Espero que nunca seas policía, porque sino tendré que matarte ahora.

JeongIn le sonrió, pero se esfumó al ver como Felix seguía manteniendo una distancia entre ellos.

—Con la mensajería tendrá un seguimiento de todos a quienes compartió las fotografías —intentó consolar a Felix—. Está todo controlado.

—Creo que es un poco difícil superarlo… —admitió Felix, notando como se sentía deprimido—. Y no ser una molestia- ustedes nunca me dejan solo.

—¿Qué esperas que hiciéramos? —encaró ChangBin—. Ninguno quiere que te hagan daño.

—Tú dejaste de hablarle cuando regresamos de la suspensión —le recordó JeongIn.

—Sí- bueno —ChangBin, sintiéndose culpable, abrazó la cabeza de Felix, haciendo que el alto se encorvara para ponerla en su pecho—. Felix me perdonó, ¿No es así?, y le prometí que nunca más lo dejaría.

—Hmff… —manifestó el chico.

—Aprovecha, YongBokkie —bromeó MinHo, mientras levantaba sus manos y las estrujaba—. No todos tienen la oportunidad que tú tienes.

Animando al chico, Felix elevó una de sus manos y apretó con fuerza el pecho de ChangBin, haciendo que este graznara y se alejara.

 MinHo se apartó un poco del grupo tras sentir su celular vibrar, esperando a que el aviso de JiSung apareciera.

Pelmazo de mal gusto

>> donde estaaaaaaaaaaaas

>> te echo de menos

>> te amo

>> demasiado

>> chae dice que también te ama

Lindo <<

¿Estás drogado? <<

>> o sea

>> fumamos

>> pero creo

>> que no

>> se nota

Genial <<

Estamos en la oficina de HanSoo <<

JeongIn robó el celular de Jeon y vio que seguía con las fotos de Felix, así que él está un poco sensible <<

>> oki doki corazoki

—JiSung viene~ —anunció MinHo, guardando su celular y reincorporándose al grupo.

—¿Dónde se fue? —consultó JeongIn—. Creí que había faltado.

—Se fugo a un cerro a volarse. Dudo que esté lúcido.

Y lo confirmó, porque quince minutos después, JiSung abrió abruptamente la puerta de la oficina, y rio un poco al verlos reunidos. Sin embargo, tras ver a MinHo, apagó su sonrisa en una forzada mueca de seriedad, y saludó con la cabeza.

—Hola —dijo, engruesando su voz mientras iba hacia Felix—. ¿Cómo te encuentras?

Felix, pareciendo agraciado por el comportamiento de JiSung, rio un poco. —Bien, ¿Y tú?

JiSung, manteniendo su seriedad, asintió. Su comportamiento era tan divertido que tanto ChangBin como MinHo aguantaron la risa en sus bocas.

Drásticamente, el chico estiró sus brazos. Felix, sonriendo, aceptó el abrazo, dejándose querer y permitiendo que durara todo lo que tenía que durar.

MinHo, de gusto propio, le sacó un par de fotografías al estado de JiSung, pensando que era un lindo recuerdo mantener la inhibida sonrisa de real felicidad que el chico tenía en el rostro. La que siempre le había gustado ver.

. . .

Lo primero que Yuna hizo cuando sonó la campana, fue ir en busca de JiSung.

¿Cómo podía él, en un momento de tanta circunstancia como lo era noviembre, fugarse con otra chica para irse a fumar a una colina?

¡¿Quién se creía él?!

Aunque una parte de Yuna le atacada con el rencor de que todo el daño que ella le había hecho el año anterior estaba finalmente regresando, lo cual le hacía merecedora de todo lo que JiSung le producía.

Sin embargo, otra parte de ella negaba eso- no podía estar sentada y soportar el comportamiento tan distante y cruel de JiSung bajo la excusa de que era un karma, porque ella también tenía emociones.

¡Ah!, todo le hacía querer llorar.

Nunca había llorado por un chico, y mucho menos por amor. JiSung era su primer amor que nunca le había hecho llorar (bueno, solo dos veces, pero ambos ayudaron al desarrollo de su relación), pero ese día las lágrimas que había derramado había sido de un trato de ignorancia que nunca creyó que pasaría con él.

Tal vez no era lo doloroso su distanciamiento, o tal vez la frialdad, era saber que él estaba interesado en otra chica y que simplemente estaba con Yuna por un pasatiempo que ni ella podía descifrar por qué.

Sin embargo, encaminándose por los pasillos para poder salir del lugar e ir a casa de JiSung, se encontró con ella en el pasillo.

ChaeWon, o Delicia para otros.

—Delicia —le llamó Yuna, intentando mantener su sonrisa de simpatía aún cuando sus ojos estaban inyectados de sangre por el llanto—. Disculpa, ¿Puedo hablar contigo?

Como era de esperarse, Delicia tenía sus ojos también rojos; se encontraba un poco pálida y tranquila comprada con el aura que tendía a emanar para el resto de las personas. No había señal de que se hubiese recostado con JiSung, pero se habían fugado durante más de ocho horas.

Todo le enfermaba del estómago.

Delicia, pareciendo más en otro planeta que en la tierra, asintió.

Yuna la llevó al único lugar donde podían tener privacidad en ese instante, el cual era el salón donde el Centro de Estudiantes llevaban a cabo las reuniones. Era consciente que no tendría ensayo de la obra de teatro porque la mayor parte seguía con la resaca del domingo, así que tendrían el espacio para ellas solas.

—Eh- supe que te fugaste con mi novio hoy —empezó ella, mientras guardaba sus manos en los bolsillos de la jardinera que llevaba ese día.

Delicia, pareciendo entender lo que pasaba, colocó un rostro de seriedad. —Sí, Yuna, lo siento…

—El problema no es que no me haya enterado, es que me enteré por RyuJin —dijo, manteniendo un poco la rabia en sus dientes—. JiSung le pidió un poco de marihuana y tú fuiste en su búsqueda. Después subieron una colina a drogarse.

—Sé que suena mal si lo pones de esa manera —se apresuró en decir, aunque sus palabras se arrastraban un poco—. En tu lugar también estaría molesta- pero, Yuna, no pasó nada…

—Está bien, te creo. Y no niego el hecho de que JiSung pueda tener amigas —aclaró enseguida, aunque eso no evitó a que se acercara a Delicia—. Pero, por favor, recuerda cuál es tu posición.

—Sí, lo sé, lo siento…

Yuna no podría actuar como matona ante ella, en especial por más ganas que tuviera de golpearla en la cabeza.

Delicia, tomando la señal de que podía retirarse, se encaminó hacia la puerta del salón. Sin embargo, Yuna quería aprovechar esa oportunidad.

—¿Qué tan cercana eres de JiSung? —preguntó.

La otra, deteniéndose en su actuar, se giró un poco desorientada. —Eh…, no lo sé…, somos amigos.

—Lo parece —dijo con sorna, antes de sentarse en la mesa del maestro y cruzar sus brazos—. Por eso te pregunto esto: ¿sabes si JiSung está engañándome?

El semblante de Delicia cambió drásticamente, pareciendo no haber esperado por completo la pregunta. Yuna no quería hacerse ideas locas, pero según la forma en la que la otra chica, drogada, le contestaba, era la respuesta verídica que tendría.

—¿Por- por qué lo preguntas? —respondió Delicia.

No…

Si Yuna se ponía a llorar frente a Delicia, rompería con el semblante que ella intentaba emanar. Pero sentía su corazón fracturarse con lentitud.

—Por nada —negó Yuna, aguantando las ganas de llorar—. Vete tranquila.

Delicia se inclinó con cordialidad antes de retirarse, dejando que la chica pudiera sentir un poco más real la brecha entre ella y su amado.

¿Desde hace cuánto?, ¿Por qué?, ¿Con quién?, ¿Fue con Delicia o con otra chica?, ¿Ella la conocía o era de otra parte?, ¿Por qué JiSung ha terminado con ella todavía?

Un montón de preguntas se desplegaron tanto en su mente que la hizo sentir terror por un momento de la vida real, creyendo que era no más que una mentira de su propia cabeza o un sueño en el momento que cayó noqueada. Pero el ardor de su pecho era tan real que era imposible que ella pudiera haberlo soñado.

Me lo merezco…, realmente me lo merezco…, pensó, sintiéndose cada vez más tonta y culpable.

Ocultó su rostro entre sus manos con la intención de no hacer más sonoros los leves sollozos, sus rodillas se subieron para abrazar a su pecho y su cabello caía dramáticamente hacia el frente, tapando todo rasgo de vergüenza que estaba teniendo.

Vamos- puede que no es verdad. JiSung está estresado por el suneung, esperabas a que él estuviera lejano.

Pero Delicia contestó de esa forma…, no lo negó…

Tal vez solo fue su forma de responder, no tienes por qué ser tan dramática.

Ella había cometido errores que JiSung le había perdonado. Si Yuna se lo preguntaba y JiSung era totalmente sincero con ella, reclamando sus errores y pidiendo las disculpas, ella lo aceptaría. Yuna lo aceptaría porque ella lo amaba, y así era como funciona.

Recomponiéndose, Yuna se limpió sus lagrimas y tomó aire. Su misión ahora era encontrar a JiSung, contenerlo si es que se encontraba muy drogado, y llevarlo a casa para que pudiera descansar un poco.

Sí, eso iba a hacer.

Sin embargo, cuando salió del salón, corrió con la suerte de toparse con el grupo de amigos de JiSung fuera de la oficina de la señorita Min. JiSung se veía fuera de sí, abrazando a Felix por los hombros mientras le hablaba sobre cosas que ella no podía escuchar.

Yuna se encaminó hacia él, intentando hacer su mejor sonrisa para no parecer tan damnificada. Pero algo le llamó la atención que la hizo detenerse.

—Mira, ni siquiera puedes estar serio —escuchó a MinHo comentar mientras apuntaba a JiSung. Yuna no podía saber como se encontraba porque MinHo le daba la espalda, pero podía tener el perfecto plano del rostro de JiSung.

—Sí puedo —desafió JiSung, incorporándose en sí mismo para hacerle frente a MinHo—. Mira- competencia de pestañeo.

JiSung no notaba la presencia de Yuna, lo cual era esperable porque un montón de estudiantes estaban entre ellos. Pero aún con la distancia ella podía ver cómo, en cuestión de segundos, JiSung fallaba en el contacto visual con MinHo para bajar su mirada, sonreír de una forma que ella recordaba, y levantar sus ojos de nuevo hacia el otro muchacho, titilando tan fuerte que dejó a Yuna deslumbrada.

“—No me voy a alejar de MinHo solo porque me lo pides”

¿Cómo ella nunca se dio cuenta?, JiSung le sonreía a MinHo de la misma forma en lo solía hacer con Yuna.

. . .

Dieciocho de noviembre.

La madrugada no era solo helada, sino asolada. La habitación de JiSung nunca le había parecido más intoxicante de lo que era ahora; tal vez porque su ventana estaba abierta o porque sentía que sus intestinos se escaparían en cualquier momento de su boca.

El silencio era grande, lo que era terrorífico. JiSung podía percibir el segundero del reloj sonar en cada movida como las luces de la calle de afuera, recordando las palabras de JeongIn que le había expresado hace un año atrás durante un ensayo de la banda.

“—¿No te molesta el ruido?

—Al contrario. El silencio se me es agobiante.

—¿Por qué?

—No entiendo el concepto. El silencio es ausencia de ruido, pero cuando los maestros nos piden hacer eso, el sonido del reloj o de las luces siguen sonando, ¿No deberían de callar también?”

JiSung estuvo un año sin entender a lo que se refería, y no fue hasta que se sintió hipersensible y capaz de ahogarse dentro de su propia existencia que contempló la posibilidad de que, tal vez, el silencio era un arma de doble filo.

Sintió la alarma de su madre sonar al otro lado de la casa- cuatro de la mañana, específicamente. El examen era a las ocho, pero sabían cuán caótico sería toda la ciudad de Seúl para ese día.

Como decía Shakespeare, era mejor llegar tres horas antes a que un minuto tarde.

Al estirar su mano hacia su celular, notó que MinHo le había enviado un mensaje; sin embargo, JiSung prefería escucharlo.

¿Quién es el cerdo capitalista que nos obliga a levantarnos tan temprano? —fue lo primero que JiSung oyó una vez que MinHo contestara.

—El trafico estará caótico para hoy —comentó JiSung en voz baja—. ¿Qué tal si llegas tarde?

De una u otra forma lo haré. Mi escuela queda a la mierda de donde tú y SeungMin lo rendirán.

Eso te pasa por ser tan anciano.

Ambos quedaron en silencio un momento, y JiSung no se dio cuenta que era él el que parecía estar tan absorto de la realidad.

¿JiSung?

—¿Sí?

Lo harás bien —dijo, animado—. ¿O no sientes la energía de la sabiduría luego del sacrificio que hicimos con los chicos ayer?

Me sorprendió más que Satanás no apareció para arrastrarnos al infierno.

Ventajas de vivir en pueblo. Satanás probablemente no sabe donde vivimos nosotros.

—MinHo… —la voz de JiSung salió un poco más temblorosa. Él quería culpar al frío—. ¿Qué pasará si fallo?

Como era de esperarse, MinHo quedó callado en la otra línea. JiSung ya no podía soportar más espera de todo, y su cuerpo en ese instante no estaba preparado para enfrentar toda la cantidad de miedo que lo estaba intoxicando en ese instante.

Pero un picabuey entró por su ventana.

Fallarás, duh —respondió finalmente MinHo, con un tono de obviedad—. Para irte de casa, tendrás que trabajar y estudiar a la vez. Rendirás el suneung el siguiente año y ahí serás exitoso.

—Exitoso… —repitió en voz baja—. No quiero ser exitoso.

Exitoso con tu meta, JiSung. ¿No sabes sobre metáforas o mierdas líricas?

Eso fue suficiente como para poder animar a JiSung.

Una vez que su madre salió del baño, JiSung tomó una ducha con el agua más helada que podía- sin importarle si podía agarrar una hipotermia o un resfrío, porque necesitaba estar despierto. Tomó un suplemento vitamínico en un batido porque no quería quedarse dormido a causa de su estómago pesado. Repitió en su cabeza todas las formulas que se había aprendido y, a las cinco de la mañana, JiSung salió de la casa.

—Buenos días… —saludó él, viendo a SeungMin beber una lata de bebida energética mientras que MinHo fumaba. Ambos muertos de frío en la calle.

—Día de examen. Yei —canturreó con sarcasmo MinHo—. Levantarse a la hora del demonio solo para pasar ocho horas de estrés. Yei.

—Puedes largarte si así lo deseas —le respondió SeungMin directamente. Ambos seguían enojados.

—¿Sabes qué?, solo porque me pides que me vaya no lo haré —molestó.

JiSung puso sus ojos en blanco. —No sean infantiles.

La puerta de la casa de JiSung sonó, y los tres miraron a SunHee acercarse a su auto estacionado en la acera.

—No quiero que fumen o beban dentro de mi auto —apuntó ella amenazantemente.

SeungMin vertió el resto del contenido en el suelo y MinHo apagó el cigarro con su zapatilla.

El viaje, como siempre, fue terrorífico y silencioso. JiSung iba con su mirada perdida en la ventana en el asiento del copiloto mientras los dos chicos iban lo más alejado posible en los asientos de atrás. Su madre, en signo de piedad, mantuvo su boca cerrada en los cuarenta minutos a la capital, aunque tarareaba un poco canciones de su edad de oro que hacía a JiSung sentir ganas de vomitar.

Él realmente iba a vomitar.

Revisó su celular, solamente tenía un mensaje de ChaeWon deseándole la buena suerte, lo cual JiSung correspondió enseguida.

La instancia de la rendición del examen era una situación caótica en todo el país, asustándolo. Eran recién las seis de la mañana cuando llegaron a Seúl y el tránsito estaba cortado en algunas partes para que el transporte público no interfiriera en los autos particulares que iban a las escuelas a dejar a los estudiantes. En las calles se veía muchos chicos de su edad hablando por teléfono, conversando entre ellos o repasando asignaturas con pequeñas tarjetas rápidas que los hacían tropezarse entre ellos.

—En esta línea de metro te quedará más accesible para llegar a tu escuela —se detuvo SunHee frente a una estación del metro subterráneo.

—Gracias, señora —se inclinó MinHo mientras se colocaba su mascarilla y salía del auto—. Buena suerte.

Al cerrar, JiSung vio a MinHo bajar los escalones del tren subterráneo, perdiéndose entre la gran multitud de personas.

Treinta minutos más tarde, SunHee se estacionó frente a la escuela donde JiSung y SeungMin debían de realizar el examen. Ella, en su drástica voluntad, dio en voz alta un rezo que JiSung se sintió avergonzado.

A las siete de la mañana, ambos chicos ingresaron a la escuela para poder registrarse y esperar a que las ocho de la mañana llegaran.

—Oh, no… —SeungMin comentó, con ambos sentados en el suelo, apoyados en una pared, dentro de una gran fila de estudiantes que estaban de la misma forma que ellos.

—¿Qué sucede? —JiSung apenas podía hablar del nerviosismo.

—El grupo.

JiSung se metió en el chat grupal, y casi escupió su saliva al notar que HyunJin estaba bromeando con sacrificar su oveja en son de un exitoso examen para los tres. JeongIn le regañaba por no tener lógica lo que decía, y Lily había descubierto de colocar las letras al revés en el chat.

Terminología sináptica de las neuronas simias de Chan (10 integrantes)

Idiota campeón

>> a que no saben lo que me pasó

Príncipe de Persia

>> no, idiota, no sabemos

JeongInnie

>> chan dice que te atropellaron

Idiota campeón

>> casi

Príncipe de Persia

>> cASI?

Idiota campeón

>> detuvieron el tren en donde iba porque apareció un loco con una katana, no sé

>> y yo iba a llegar tarde porque, a diferencia de los otros dos imbéciles, yo estoy muy grande para rendir el examen, por lo que me mandaron a una escuela a la mierda del centro

>> entonces probé lo que una vez mi mamá me aconsejó

Binnie Binnie ChangBinnie

>> ¿por fin despojarte de tu forma humana y volar como el demonio que eres?

Idiota campeón

>> ¡Llamar a la policía!

>> [foto]

Fue inevitable para JiSung soltar una estruendosa carcajada, la cual fue acompañada por unas notorias intenciones de no hacerlo por parte de SeungMin, observando la selfie que MinHo se había sacado con otro chico que también era estudiante en la parte de atrás de un carro de policía.

—Esto es horrible… —murmuró SeungMin.

—Concuerdo.

A pesar de que ambos no hablaron, era lo suficientemente cómodo como para mantenerse en silencio, observando a los padres rezar, carteles de apoyo y estudiantes vomitando de los nervios.

Siete treinta y todos ingresaron a la escuela. Les reclamaron a SeungMin y JiSung porque sus uniformes escolares los hacían parecer garzones, y los separaron de salones para poder rendir sus propios exámenes generales y electivos.

Ocho de la mañana, y JiSung consideró el silencio como su nueva fobia.

. . .

La mañana después del examen fue la situación más agotadora para MinHo. No le veía mucha lógica el estar tan cansado si él había rendido el examen con facilidad, aunque tal vez la concentración, el recuerdo y pasar ocho horas encerrado en una sala con un montón de adolescentes sudorosos y nerviosos era causa fácil para quedar dormido.

Cuando abrió los ojos, era la nueve de la mañana.

—¿Por qué no me despertó, abue? —preguntó él mientras salía a la sala, donde la abuela Goo se encontraba viendo televisión con Soonie (finalmente aparecido y regresado. La abuela no estuvo muy contenta del paradero de él) en su regazo.

—Soo me dijo que no te molestara hoy —contestó la abuela Goo, con un semblante rostro de orgullo—. Y te preparé el desayuno. Solo tienes que calentarlo.

A MinHo no le gustaba ese tipo de diferencia comparado con los días anteriores, pero no lo negaría si era para tomar un buen desayuno.

Mientras comía con Soonie paseándose entre sus piernas, revisó su celular. En Naver seguían saliendo artículos de lo caótico del día anterior y cómo era la recuperación; en twitter era parecido, e incluso vio algunos posts en Instagram de gente que no conocía que parecían sufrir en todos sus idiomas.

Sin embargo, cuando revisó sus mensajes, dejó caer los palillos a la mesa.

MinHo se vistió rápidamente y salió de su casa, llenando de mensajes el canal de JiSung y en el chat grupal en busca del paradero de él. Como todos parecían estar en clases, MinHo no creía que JiSung estaría en la escuela, así que su primera parada fue ir a su casa.

—¡Hola, señora H! —saludó MinHo cuando SunHee abrió la puerta de la casa—. ¿Se encuentra JiSu-

¡PAF!, la señora cerró la puerta.

Vieja bastarda, masculló en su mente.

Al llegar a la escuela, notó que era el cambio el primer receso, por lo que enseguida buscó a la única persona que sabía de su paradero.

Yuna.

—Oye- —MinHo no la saludó, solamente abrió la puerta del salón del Centro de Estudiantes cuando notó que ella se encontraba ahí—. ¿Has visto a JiSung?

Yuna, mirándolo con sus abiertos ojos café, y con un ramo de claveles en sus manos, negó. —Pensé que estaba en casa.

—No. Fui a buscarlo y no está —respondió—. Eh- ¿No se lo has dicho, por casualidad?

Ella bufó con sarcasmo. —¿Decirle?, no lo he visto desde anteayer.

Mierda…

—Entonces- le diré yo, si te parece bien —dijo.

—Parecerme bien… —Yuna seguía con su mirada en él, pareciendo querer expresarle una idea que MinHo no podía alcanzar. Era estresante—. Eres su amigo, ¿No?, o mejor amigo —comentó con leve acidez—. Yo tengo que arreglar el memorial.

—Sí, okey. Lo seguiré buscando.

Su estómago estaba hecho un nudo. No creía que JiSung fuera una persona tan impulsiva, pero si se enteraba de que su amiga se había suicidado, tal vez podría reaccionar de forma destructiva.

—Buenas —saludó, un poco apresurado mientras se asomaba por el salón 1, donde Felix y JeongIn se encontraban tomando desayuno—. ¿Han visto a JiSung?

—No… —negaron ambos, viéndose igual de pésame. JeongIn tomó la delantera—. ¿Sabes si sabe?

—No- ni tengo idea de dónde está.

—¿Le preguntaste a Yuna? —opinó Felix.

—Sí, tampoco sabe dónde está.

—San puede saber.

Ugh.

Lo encontró en su casillero junto a YeoSang, ambos conversando de quién sabe qué mientras cambiaba sus textos. Obviamente su mirada decayó al ver que MinHo se acercaba a ellos, y él solamente esperaba tener el reflejo de vomito para poder vomitarle sus pies.

—¿Han visto a JiSung? —repitió la pregunta entre dientes, intentando no sonar tan irritado.

Sin embargo, los otros dos chicos no parecían estar dispuestos a ser un obstáculo.

—Lo vimos antes de entrar a clases. Dijo que dormiría en el almacén de deportes —respondió San—. El que tiene las llaves.

El club. —Y- y, ¿Sabes si sabe…?

—No. La noticia se dio en la mitad de la clase —contó YeoSang—. Aunque Yuna dice que habrá una pequeña conmemoración en su nombre.

—Conmemoración —repitió con recelo. Pero no tenía tiempo para eso—. Como sea- eh, gracias.

No esperó la respuesta de los otros dos. Solamente se encaminó lo más rápido hacia el club, pasando frente al salón avanzado donde mantenían la puerta abierta y, el casillero de ChaeWon, tenía una pequeña flor tendida en el suelo.

El clima dentro de la escuela era diferente.

Al llegar al patio de la vieja ala escolar, se encaminó deprisa hacia el ventanal, emitiendo un poco de fuerza y palanca con sus manos hasta que pudo abrirla. El ruido parecía haber despertado a JiSung, o al menos cuando MinHo entró, el otro se encontraba viéndolo.

—Hola —saludó JiSung, incorporándose en las colchonetas mientras se estiraba—. ¿Cómo estás?

—Bien, bien… —de repente, MinHo no sabía cómo transmitir la noticia. ¿Él era el indicado?, ¿Cómo podía decirlo? —. ¿Y tú…, estás bien?

—Quiero dormir un poco más, para serte sincero —dijo, intentando peinar su cabello—. ¿No quieres acompañarme?

“—¿Sabes qué es lo más triste de toda la situación, MinHo?

—¿Qué?

—Ni siquiera pude verlo por última vez. Él simplemente… se fue- y yo creí que lo volvería a ver. Tuve cinco días de esperanza.”

MinHo no podía regalarle tiempo ni de felicidad, ni de esperanza.

—JiSung… —MinHo, dando un paso hacia adelante, manifestó con suavidad—. Nos acabamos de enterar que…, que ChaeWon se…, uh…

El adormilado rostro de JiSung cambió con lentitud, de uno vacilante, interrogante y, finalmente, resignación.

—¿De verdad? —preguntó con suavidad, bajando su mirada hacia sus manos—. Vaya…

En ese instante, MinHo no tenía idea de lo que estaba pasando por la cabeza de JiSung. El chico parecía estar conteniéndose emocionalmente ante la noticia, pero no parecía sorprendido.

—Supongo que era obvio… —moduló.

MinHo no estaba seguro de si JiSung lo iba a recibir, pero de todas formas dio un paso adelante y estiró con lentitud sus brazos, teniendo JiSung el tiempo suficiente como para poder alejarse.

Sin embargo, no lo hizo. No correspondió el abrazo, pero estaba bien, porque se aferró a las mangas de MinHo y, con suavidad, suspiró.

 

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Comments

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Missanion
#1
Chapter 11: Estos chicos me estresan.
Missanion
#2
Chapter 10: Bueno. Primero, Lo positivo es que Mingi y San si quieren a Jisung peeeero,en lugar de enojarse también con Yuna sólo lo hacen con Minho? ?o sea...es la chica la que se le esta insinuando todo el tiempo pero es la culpa de Minho quien la rechaza absolutamente todo el tiempo? ?
Segundo, la verdad es que Jisung es bastante egoísta y particular. Sólo piensa en él mismo y no valora o no le interesa el cariño que recibe. No se preocupa por mantener sus amistades, creo que los cambiaría a todos por un 10 en sus exámenes. Así de egoísta me parece.
Missanion
#3
Chapter 9: La mamá de Jisung tiene problemas mentales.
Minho me dio mucha ternura en éste capítulo!!! Jisung no estaba ni cerca de tener una erección en absoluto. En eso estaban iguales los dos,se concentraban más en sus acciones que en el momento y no lo disfrutaban. Minho por ser su primera fez y por los nervios y Jisung creo que el realidad nunca disfruta nada relacionado con su noviazgo,; se engaña así mismo.
También me di cuenta que Yuna si se preocupa a su manera por Jisung, pero sigo pensando que no lo quiere del todo y que esta con el para experimentar.
Missanion
#4
Chapter 8: Bueno,al parecer los chicos si quieren a Jisung. Pensé que no les importaba pero Mingi, San y Yeosan parecen celosos de sus constantes interacciones con el grupo de Minho ;eso o simplemente no toleran al grupo de Minho y por ende no toleran ser rechazados por ellos.
Creo que Chan le dijo a Minho algo de lo que Changbin y creo hasta Félix ya se dieron cuenta. Pero claramente para él no es fácil de aceptar. Creo que ellos 3 no van a tener mayor problema si el llega a aceptarlo o comentar algo de eso a los chicos. Por Seungmin no sé, Jeongin y Hyunjin tampoco creo que lo juzguen.
Missanion
#5
Chapter 7: Awwwww, escuchan música del mismo auricular. ❤
Al verdad pensé que Jisung le iba a decir que se quede a dormir porque ya era muy tarde o que Minho se aauto- invitaría a dormir para pasar más tiempo con él. Pero no,se volvió solito a la madrugada, aunque seguramente su casa no quedaba para nada lejos ,si en 10 minutos y a paso tranquilo llegó a la casa de Jisung.
Missanion
#6
Chapter 6: Sii! Al fin estuvieron libres de las otras pestes. Por lo que dijo Hyunjin, ya me cae mal Yeji. Es la típica adolescente mimada, egoísta y que quiere ser rebelde y no hace más que estupideces.
Amo las conversaciones de Chan y Changbin, no entiendo mucho de lo que hablan pero las amo Jaja.
Missanion
#7
Chapter 5: Todo el grupo de Minho es genial. Son chicos muy buenos.
No me esperaba esa charla de "eres gay? No soy gay"en absoluto jajaja sobre todo el diálogo de Minho 😂 yo sé que él es el dueño de ese pene mágico que hará a Jisung cambiar de opinion jajajaja
Missanion
#8
Chapter 4: En realidad pienso que Minho debería aceptar ir al curso avanzado. Tiene una mentalidad muy básica y cerrada. Hacer eso le puede abrir otras puertas y tener más oportunidades académicas y laborales en el futuro pero bueno,es un adolescente de pueblo y su madre no le exige absolutamente nada,su padre obviamente no sabe de esto. Me gustaría que acepte,si ya se aburre y frustra en demasía con los contenidos que da ahora porque le resultan fáciles en exceso,imagínense a futuro.
Jisung en este capítulo en verdad da pena y hasta ganas de enojarse. Sabe que no puede fumar por el asma severo que tiene y aún así va como perrito detrás de sus "amigos" a quienes parece no importarle en absoluto su salud ni bienestar. Fumar marihuana en la escuela,en serio??? Qué tienen en la cabeza?? Claramente aire. Su novia me cae cada vez peor. Los chicos parecen ser sólo cabezas huecos y bravucones en potencia. Hasta el momento no han dañado físicamente a los chicos (si,les lanzan latas y creo que hasta piedras pero no fueron a los golpes mano a mano o una golpiza en grupo a uno solo)pero sí los acosan cuando tienen oportunidad y eso esta muy mal. Peeeeero a Jisung, teniendo conocimiento de esto,parece no importarle, así que es él quien tiene que cambiar de actitud y ponerle un alto a sus amigos,si no ,no tiene sentido.
Missanion
#9
Chapter 3: Owww, me.encantó su interacción con Felix. Jisung en verdad necesita nuevos amigos,los que tiene ahora no califican para ese título. Creo que se llevaría mucho mejor con los amigos de Minho.
Missanion
#10
Chapter 2: Primero, de dónde sacan que Minho anda hormonal con Yuna? ? De verdad hay cosas que no entiendo. Si se sabe que el anda solo o con sus amigos,nunca intentó interactuar con Yuna...entonces,por qué arrojarle agua y decirle que "le baje a sus hormonas" con Yuna? Juro que la voy a odiar si ella anda esparciendo falsos rumores de que el gusta de ella o le tiene ganas. Es ella la que lo busca y no puede evitar darle el 100% de su atención cada vez que lo ve.
Segundo, Changbin le hizo una buena pregunta a Minho. Por Qué le interesa y afecta tanto lo que Jisung piense o sienta por él? Es para que se ponga a meditar y encontrar una respuesta Jaja. Anquee con eso de que la sonrisa de Han le parece bonita y quiere verla más seguido ya tengo mi respuesta jaja