Pero sí a pasos de tortuga

Mr. Brightside; MinSung

Canción:

Crown; TXT

tw

Do you remember, we were sittin’ there by the water? You put your arm around me for the first time. You made a rebel of a careless man’s careful daughter. You are the best thing- ¡¿Cómo dice el público?!

Silencio.

—¿Saben?, es más entretenido cuando colaboran todos.

—Ay, discúlpame, cielo —dijo Rena sin ningún lamento—, pero por si no sabías- aquí venimos a trabajar, no ha tirarle dinero a un vago desafinado.

—¿Desafinado?

—Dios, Rena… —suspiró YiSu.

—¡¿Desafinado?! —exclamó de nuevo MinHo, levantándose de su asiento—. Perdóname preciosa, pero el único momento en que podrás alcanzar mi rango vocal será cuando estés pariendo.

Rena se levantó de su asiento y amenazó a MinHo con el alfiler que usaba para descoser prendas. —Dilo de nuevo y despídete de tu pequeño y flácido pene.

Y MinHo, sin mucho tacto, tomó del mango la guitarra acústica de ChangBin. —Atrévete y yo te arreglo la cara.

—YiSu… —KwangSu murmuró junto a ella con temor.

La chica, resignada, suspiró nuevamente antes de levantarse y ganarse entre los dos chicos.

—Basta ya- Rena, siéntate, y MinHo- ¿Por qué sigues acá?

—No puedo ir al club, nos tomamos el día.

—¿Es eso o están descansando de ti? —se burló Rena.

MinHo volvió a levantar su guitarra y YiSu lo impidió enseguida, entregándole una prenda de lana media hacer mientras le quitaba su guitarra. —Ve. Trabaja en eso si no quieres que te banee de acá.

Y el pelinegro, con desánimo, terminó haciendo caso; sentándose junto a la chica que arreglaba su maquina de coser para ponerse a ovillar la lana de la prenda.

Los chicos habían decidido, por el bienestar de todos, no juntarse ese día en el club.

Chan había estado encerrado en la biblioteca de la escuela, evitándolos; ChangBin le había comentado a MinHo que para las clases apenas le dirigía la palabra y ni siquiera levantaba la vista de su cuaderno, presumiendo que el chico se seguía sintiendo bastante humillado y culpable por lo sucedido el lunes. En cambio, JeongIn se había mantenido con su mismo humor de siempre: dibujando en su croquera, tirando comentarios al aire y huyendo de Lily.

El grupo ya había vivido en conflictos antes- especialmente cuando había un par de hermanos involucrado; sin embargo, como cada vez que discutían, cada pelea que aparecía era peor que la anterior.

 En eso, pareciendo luz en sus ojos, vio a SeungMin ingresar por la puerta del taller para ir directamente hacia YiSu.

—Comida de mi madre —avisó él, dejando una lonchera en el regazo de la chica—. Ya que decidiste saltar el almuerzo.

—Te amo tanto —sonriendo ella, abriendo la lonchera enseguida mientras SeungMin le daba un beso en su cabello.

—¿Fuiste a tu casa a buscarle comida a tu novia? —consultó MinHo, ofendido—. Eres patético.

SeungMin, rodando sus ojos, sacó de la lonchera una barra de chocolate y se lo tiró a la frente.

—Cállate.

—Yo también te amo tanto—correspondió, buscando en el suelo la barra caída.

KwangSu, con notorio sentido de inferioridad, se inclinó ante SeungMin antes de ceder su silla junto a YiSu, haciendo que MinHo se atragantara de la risa.

—¿En qué están los otros? —preguntó el pelinegro.

—ChangBin abdujo a Chan a su casa —contó el chico, tomando la prenda en la cual YiSu trabajaba para revisarla—, él no quería a primera instancia, pero ya sabes lo insistente que es Seo- como sea, y JeongIn anda correteando de aquí por allá y, si te soy sincero, no sé qué pasa por su cabeza.

—¿Se pelearon? —preguntó Rena sin ningún tacto.

—Cállate, chismosa —respondió MinHo con la boca llena. Ella le levantó el dedo del medio.

—¿Y supiste por qué Hanji no vino? —siguió SeungMin.

MinHo, intentando no mostrarse decepcionado, negó. —Le envié un mensaje a la hora de almuerzo, pero ni siquiera me ha dejado el visto- creo que lo iré a ver a la tarde.

—Que romántico —burló YiSu con la boca llena—. ¿Por qué no aprovechas y le vas a dejar su tarea? Delicia me comentó que se fueron a la mierda con la carga académica, y conociéndolo, no creo que quiera estar atrasado.

Ah- al menos tengo una excusa para verle, pensó para sus adentros, antes de sentir la bomba de felicidad en su cuerpo. Bueno, ya no necesito excusas para hacerlo~

—Supongo que iré donde la maestra Ji para que me pase sus mierdas —dijo, levantándose para guardar la guitarra de ChangBin en su estuche—. Aunque no sé si lo haga- ya saben, por esas cosas de derechos de autor y- mira, JeongIn.

Los dos giraron su cabeza hacia la puerta del taller, abrazando su bolso mientras sonreía y se sentaba en la mesa. —Hola.

—¿Qué hiciste? —preguntaron SeungMin y YiSu enseguida.

—Nada —se defendió—. ¿Ya se van?

—Iré a ver a JiSung —mencionó MinHo.

—¡Oh!, ¿Puedo acompañarte?

—Eh- —vale, no era plan ideal para MinHo, pero no lo negaría—. Claro, buscamos a la profesora Ji primero.

—¡Okay!

Pero MinHo vio como YiSu palmeaba el brazo de SeungMin y apuntaba al menor con su cabeza. El chico, cansado, puso sus ojos en blanco antes de mirar a JeongIn. —Innie.

—¿Sí?

—¿Qué sucede?

JeongIn no pareció dilatar mucho la situación, por lo que se encogió de hombros con inocencia mientras miraba a la pareja. —Solamente- pensé que, si seguía escapando de Lily, ella seguiría insistiendo en acercarse, así que hice lo opuesto.

—¿Te harás amigo de ella, finalmente? —preguntó YiSu.

 —No- le robé su conejo. Se llama Tupie.

Todo el taller se silenció al ver a JeongIn sacar de su mochila un gran conejo café, que miraba dulcemente a todos lados.

—¿La verdad?, me lo esperaba —rompió el silencio MinHo.

YiSu, entregando la lonchera de comida a SeungMin, se levantó y tomó con cuidado el conejo de sus brazos con total calma. —Iremos a regresar esto, JeongInnie, ¿Sí?

—Pero Lily me seguirá molestando.

—Es mejor que te moleste antes de que te denuncie —aconsejó SeungMin, también levantándose para tomar sus cosas—. Nos vemos.

MinHo y JeongIn se encaminaron por su propio lado hacia el aula de maestros, donde encontraron a la profesora Ji corrigiendo un par de trabajos mientras tenía a un par de chicos de primaria junto a ella. Cuando notó que los dos muchachos se encontraban abanicando para llamar su atención, se acercó a ellos con rapidez.

—Hola, muchachos —saludó ella con amabilidad—. ¿Qué se le ofrece?

—Delicia nos comentó que les dejó mucha tarea en su clase, así que vinimos a buscarla para ir a dejársela a JiSung —contó MinHo.

—¿Delicia? —la mujer preguntó, extrañada—. ¿Quién es ella?

MinHo y JeongIn compartieron una mirada. No se sabían su nombre.

—Como sea- no puedo entregársela —agregó enseguida ella—. La mamá de JiSung me llamó esta mañana y me dijo que están haciendo cuarentena.

Cuarentena, el estómago de MinHo cayó enseguida.

—¿Qué? —tanto MinHo como JeongIn se veían pálidos—. ¿Por qué?, ¿Se contagiaron?

No tuvimos que haber ido al busking, no tuvimos que haberlo hecho, se renegó enseguida MinHo, sintiéndose culpable.

—¿Están bien? —preguntó JeongIn—. Ya habrían avisado si se contagiaron- ¿Lo dijo en la municipalidad?

—No- es cuarentena preventiva —aclaró ella enseguida—. Su madre me dijo que JiSung se sintió un poco enfermo anoche, así que fueron a urgencias y estuvieron en la sala de espera por mucho tiempo.

Eso no bajaba la preocupación de MinHo por el otro.

—¿No te lo contó? —preguntó JeongIn a MinHo, ambos caminando por la escuela para irse a sus casas.

—No- uh, supongo que tuvo que haber llegado muy cansado anoche porque no me ha contestado los mensajes —dijo, viendo la bandeja de entradas de su celular y- nop, ningún mensaje de JiSung—. Bueno- no hay que preocuparse, ya que la cuarentena es preventiva-

—Pero, ¿JiSung no había mencionado que tiene un seguro médico? —recordó—, si tiene un seguro, no creo que haya tenido que esperar en la sala de emergencias.

—Un seguro te permite cubrir ciertos beneficios de forma económica —explicó—, no un privilegio de atención- o, bueno, eso me explicaron.

JeongIn hizo una mueca ante la explicación, y terminó asintiendo con resignación. —¿Puedo ir a tu casa?, mi mochila huele mal y quiero lavarla.

—Seguro.

Sin embargo, un par de metros del camino, saliendo del salón donde se reunía el centro de estudiantes, Yuna apareció junto a Lia conversando sobre algún tema interesante. MinHo tuvo la punzada de la mala idea, pero no corría ningún riesgo en preguntar.

—Vuelvo enseguida —indicó a JeongIn, encaminándose hacia las otras dos chicas—. ¡Hey!, uh- hola.

Lia, con sus ojos grandes, mantuvo su mirada en él como si de una película de terror se tratara; por otra parte, Yuna le dirigió una incómoda mirada.

—Hola —correspondieron las dos.

—Uh- Yuna —por dios, ¿Por qué esto es tan incómodo?—, la señorita Ji me acaba de decir que JiSung está en cuarentena preventiva porque estuvo en urgencias, ¿Acaso tú…?

—No- no sé nada de él —contestó ella con dureza, rompiendo con su personaje amable; sin embargo, ella relamió sus labios un poco antes de cambiar su apariencia a uno más suave—. ¿Sabes cómo está?, ¿O lo que le pasó?

—Quería preguntarte eso- me dijeron que se enfermó un poco, pero- uh, hace unos días me dijo que ha estado cansándose un poco rápido —explicó incómodamente—. ¿Te lo mencionó?

Y Yuna, impasible, negó. —No, él ya no me dice esas cosas, pero… —de repente, sus ojos se cerraron y, tras abrirlos, MinHo la vio con ojos brillosos—. Pe-pero, ¿Él ha estado bien?, me refiero a que- estresado o algo, ¿Lo has visto estresado?

—Yuna… —Lia la llamó, colocando su mano en su hombro.

¿Estresado?, ese parecía ser un estado permanente en JiSung, por lo que no entendía muy bien la pregunta. —O sea- no diferente a como antes, aunque ahora ha estado ayudando a los chicos con sus estudios y ha hecho actividades, ejercicios y cosas así- ¿Crees que eso lo estrese?

—Claro —y la chica pareció omitir por completo a MinHo para ver a Lia—. Está estresado, Lia, y yo no lo entendí.

—¿Qué sucede con eso? —preguntó MinHo.

—Cosas de nosotros dos —respondió ella, antes de tomar a Lia del brazo para conversarle sobre lo que sea que se estaba refiriendo.

Cosas de nosotros dos- bah, MinHo pensó con amargura, chistando su lengua mientras veía a las dos chicas alejarse. Yo también estoy en esto.

Pero las palabras de Yuna lo llenaron de curiosidad. ¿Será que JiSung le ha estado contando cosas que a MinHo no?, ¿O tal vez se comportará de otra forma con ella?, a lo mejor él se soltaba con ella porque es su novia, lo que significaba que MinHo era-

¿Qué era MinHo?

¿Por qué él debía de enterarse de las mismas cosas que Yuna?

JiSung quería terminar con Yuna- eso le había dicho, pero, ¿Quién era MinHo como para involucrarse en el vínculo que JiSung había generado con Yuna?, trabajando bajo la lógica que YiSu había mencionado alguna vez sobre formar amistad antes que una relación, y JiSung compartiendo sus experiencias con ello, ¿Era probable que, si terminaban, ellos seguirían hablando?

Una punzada de celos apareció en el estómago de MinHo, sintiéndose apartado.

¿Por qué Yuna?

—¿MinHo? —le llamó JeongIn, acercándose a él—. ¿Y?, ¿Yuna sabe algo?

—No —respondió—. Supongo que su cabeza anda en las nubes.

—Yo la veo pegada a su cuerpo.

—Es metáfora.

Al llegar a casa con JeongIn, el chico se dispuso a lavar su mochila en el jardín mientras MinHo se disponía a preparar la cena (—¿No es muy temprano para cenar? —Nunca es muy temprano). En algún momento de la preparación, notó a través de la ventana de la cocina cómo JeongIn se había quedado conversando con su madre en el jardín sobre las nuevas plantas que ella se encontraba plantando tanto en semilla como en tallo.

—¿Te puedo hacer una pregunta? —consultó MinHo a MyungDae, luego de verlo ingresar a la cocina para robar un poco del cerdo cocinado que había hecho.

—Diga.

—¿Qué hace mamá?

MyungDae, viendo por la ventana como JeongIn seguía hablando con SooYoung, sonrió. —Plantando.

—¿Bromeas, Sherlock?

—El psiquiatra le recomendó hacer otro tipo de actividades para poder distraerse y hacer algo —contó, regresando a la olla para robar un poco más de cerdo. MinHo lo amenazó con su cuchara de palo—. Y, a diferencia de la última vez con las pulseras, las plantas si parecen interesarle.

—No entiendo.

—Necesita mantenerse ocupada- y, si sigue así, puede que vuelva a trabajar, así que hay que apoyarla —resumió MyungDae, palmeando la espalda de MinHo con afecto antes de retirarse—. ¡Ponle más merquén al cerdo, por favor!

MinHo nunca había sido certero con la depresión de su madre. Por un momento creyó que era depresión post-parto y que por eso ella siempre lo mantuvo al margen en su infancia; luego, MyungDae le había comentado que ella siempre lo había tenido pero que nunca se trató hasta cuando MinHo nació. SooYoung era una mujer misteriosa para MinHo, pero, desde su conocimiento, podía ver cómo la mujer se encontraba un poco más animada cada día.

De repente, JiSung se posó en su mente.

Estresado…, meditó, un poco ido. Tal vez…, ¿Tal vez él sufre de una depresión no tratada?

Podía ser una conclusión muy repentina, en especial por alguien quien solamente le ha mostrado su mejor rostro; sin embargo, había varias cosas en su cabeza que no paraban de cobrar sentido.

¿Por qué JiSung nunca se centró en los amigos que tenía?

¿Por qué era tan reservado?

¿Acaso, esa noche en Seúl, fue la primera vez en la que JiSung contaba su pena por la muerte de su padre?

¿Cómo era su madre?, era exigente, lo sabía, ¿Pero eso lastimaba a JiSung?

SooYoung, aun explicándole a JeongIn sobre las plantas, hizo que MinHo llegara a una terrible conclusión.

JiSung no estaba bien.

—Tú mamá me regaló unos palos de plantas para mi abuela —comentó JeongIn, entrando a la cocina mientras sonreía y mostraba las ramas—. ¡Es muy amable!

MinHo, mirándolo detenidamente, no pudo evitar sonreír y dejar su cuchara de cocina a un lado. —¿JeongIn?

—¿Sí?

—¿Puedo abrazarte?

JeongIn, extrañado abruptamente, miró hacia el suelo antes de asentir con lentitud.

Él era más alto que MinHo, pero aún así podía darle un poco de su afecto al menor.

. . .

Las cenas en la casa Yang y Bang eran usualmente ruidosas a causa de las noticias de la tarde que la abuela Yang veía, cosa que a causa de su sordera el volumen era siempre elevado por lo que las conversaciones eran aún más fuertes.

Sin embargo, los últimos días han sido silenciosos,

Muy silenciosos.

—JeongIn lava los trastes —anunció el páter Kho, dejando su plato en el lugar donde se encontraba antes de ir hacia la sala de estar.

JeongIn, sin mucha queja y con ayuda de su madrastra Ann, comenzó a recolectar la loza y se encaminó hacia la cocina mientras que Chan ayudaba a la abuela Yang ubicarse junto a Kho en el sofá para ver las noticias.

En ese instante, el menor se sentía perdido y ansioso; a penas podía concentrarse correctamente en clases y buscaba constantemente algún tipo de estímulo que lo hiciera desconcentrarse. Su mente no era suficiente para poder refugiarse, en especial cuando esta había sido invadida por la culpa y resentimiento hacia si mismo luego de haberle gritado esas palabras a Chan el otro día.

No es como si él lo hubiese notado, pero tanto HyunJin como SeungMin se habían encargado de mencionarlo con su toque especial todo lo que había hecho.

Sin embargo, más allá del daño de haber tratado mal a Chan, sabía que tenía razón; Chan no era más que una tibieza dentro de una guerra, y si él no hacía nada era porque no era nada más que un cobarde o un inmaduro. Chan no debería de sentirse tan mal por haber dicho verdades, aunque JeongIn no esperaba realmente qué iba a resultar de todo eso.

Una vez que colectó la loza y se dispuso a lavarla, llenó la palangana de agua caliente antes de verter la loza por parte: plato, pocillo, palillos, potes y vasos; y, con una esponja cargada de lavaloza, empapó con espumas la loza y las dejó a un lado para poder vaciar la palangana. Todo eso a la par que ignoraba a Chan, quien buscaba un paño para poder limpiar la mesa.

—Tienes que enjuagarlo enseguida —recordó Chan sin mirarlo a la cara, entretenido buscando en la alacena un paño—. Si no lo haces, queda el sabor de lavaloza en los vasos.

JeongIn lo ignoró intencionalmente, y siguió con su proceso de lavar la loza.

La espuma poco a poco comenzó a perderse en la loza que JeongIn colectaba a un lado, cosa que Chan llamó la atención una vez más, pero el menor siguió manteniéndose al margen, sin escucharlo.

La tercera vez, Chan tocó su hombro y JeongIn dio bruscamente un paso hacia el lado.

—La loza —apuntó Chan con paciencia, hablándole directamente por primera vez desde hace unos días—. Debes lavarlo sino quieres que tenga sabor a lavaloza.

—Así se ahora agua —respondió JeongIn, monótono, continuando con su proceso.

—Sí- pero quedará la loza con sabor a lavaplatos —insistió.

—No queda con sabor a lavaplatos.

—Si queda.

—Pero no se pierde más agua.

—¿Eres tú el que paga la cuenta?

—No. ¿Y eso qué tiene que ver?

—Vamos- estás haciendo un desperdicio.

—Podrías lavar los trastes tú.

—No porque te toca a ti- hazlo bien.

—Para de decirme qué-

—¿No van a parar de pelear?

Ambos, asustados, se giraron hacia el marco de la puerta para ver a la abuela Yang parada ahí, afirmándose de la madera mientras veía con seriedad a los dos chicos.

—Abue… —Chan, dejando su misión de lado, se acercó hacia su abuela para poder afirmarla del brazo—. No puede levantarse como si nada.

—Los escuché discutir y quise unirme —dijo ella con simpleza, aunque no se veía para nada contenta—. Paren lo que sea que hacían y acompáñenme a mi habitación.

JeongIn y Chan compartieron una mirada antes de hacer caso y seguirla a paso lento, cruzando la sala de estar en la primera planta hasta llegar a la concurrida pero amplia habitación donde dormía la abuela Yang, donde la luz del día llegaba directo a la cama y su mesa de noche contenía distintos cuarzos y cera de vela.

Luego de que ella se ubicara entre quejidos y muecas en la cama, miró a los dos chicos con seriedad. —¿Qué demonios está pasando con ustedes? -JeongIn, silencio.

El menor, quien ya había abierto la boca para replicar de forma molesta, la cerró de golpe.

—Nada —contestó Chan sin mirarla.

—¿No creen que sea suficiente estrés para sus padres tener que convivir con el otro como para que ustedes los imiten? —preguntó, y al no recibir respuesta, volvió a hablar—. La familia no pelea.

—Es que JeongIn-

—Christopher.

—Es que Chan-

—JeongIn —interrumpió—. Sé muy bien cuáles son sus posturas en estos momentos, pero tienen que dejarlas de lado si no quieren que esto se desmorone.

La mujer soltó un suspiro, tomando sus propias piernas para poder recostarlas en la cama. —JeongInnie, el problema de tus padres es de ellos- personales, no puedes involucrarte en cosas de adultos.

Como la sensibilidad de JeongIn había estado muy alta estos últimos días, sus ojos lagrimeaban seguido; bajó su cabeza para no ver a su abuela e intentó contener la respiración para no poder llorar.

—Pero él es malo… —balbuceó.

—Sé que te afecta, zorrito, pero por tu sanidad no puedes involucrarte —dijo con afecto—. No puedes cargar con el problema de tu padre.

—L-le falta el respeto a mamá. No quiero…, no quiero…

—¿Tienes miedo de que se separen? —preguntó.

JeongIn, sin levantar la cabeza, asintió.

—¿Qué opinas tú, Channie? —ahora la mujer se dirigió al mayor, mirándolo con calma—. De toda esta situación.

—JeongIn está metiéndose donde no lo llaman —contestó entre dientes. La abuela Yang elevó una mano para poder atajar la emoción de Chan—. Él…, hace que la casa sea insoportable y- y yo entiendo que la relación de nuestros padres no nos involucra- confío en mamá, pero- pero JeongIn me hace sentir como- como si no fuera lo suficiente para ella…

—¿JeongIn?

—¡Él no la protege! —exclamó, sin alzar la cabeza—. Él no sabe lo que tiene- ¿Por qué no la cuida?, ¿Por qué no lo hace?

—Yo si lo hago —habló Chan directamente.

—¡No!

—¡Que sí!

—Basta —interrumpió la voz de la abuela Yang, antes de suspirar—. JeongIn- sé que tienes miedo de que Ann te abandone…, pero no lo va a hacer.

—Si lo va a hacer —contestó, secándose las lágrimas con el dorso de su mano—. Ella no vive acá- Chan tampoco. Se van a separar y ella se irá de nuevo a Australia.

—¿Con qué dinero? —preguntó Chan con sarcasmo—. Apenas tenemos…

La abuela Yang palmeó un costado de la cama, y JeongIn se aproximó hacia ella, arrodillándose en el suelo mientras le tomaba la mano a ella; la señora, con la misma templanza, hizo lo mismo hacia Chan, que en vez de sentarse solo se mantuvo de pie.

—Por favor, cálmense —pidió ella—. No peleen.

No es como si para JeongIn fuera tan fácil como para actuar de forma razonable bajo la voluntad de su abuela, por lo que el problema no se solucionaba rápidamente.

Sin embargo, aunque podía seguir ignorando a Chan, podía disminuir un poco su remordimiento.

. . .

You got that James Dean daydream look in your eyes, and I got that red lip classic thing that you like-

—Abre la tapa del tupper, por favor —pidió SeungMin.

And when we go crashing down, we come back every time —cantó MinHo mientras hacía el cometido—. ‘Cause we never go out of style, we never go out of style.

 SeungMin, con paciencia, vertió del arroz preparado junto a kimchi fermentado de hace un día en el pote, y cuando pareció suficiente, cerró el tupper con su tapa.

—Bien- ¿Vamos?

—Aún no entiendo por qué tenemos que hacer esto —comentó MinHo, siguiendo a SeungMin fuera de su casa con una lonchera en mano.

no tenías por qué acompañarme.

—Dijiste que era una cita.

—Dije que iba a buscarle comida a YiSu.

—Lo mismo.

Era jueves, y MinHo se sentía demasiado aburrido sin tener a JiSung cerca.

Claro- ha habido días en los que ambos no hablaban mucho y apenas se veían, pero era distinto saber que podía encontrarse con él esporádicamente en el pasillo y alegrarle el día a que saber que estaba el chico encerrado en su casa haciendo cuarentena preventiva.

Se regañaba mentalmente por eso- claro, no podía hacer mucho, además de que JiSung le había contado que se descompuso por el asma y que tuvo que viajar de urgencias; MinHo no debía de pensar tan egoístamente sobre él, pero se le era inevitable no echarle de menos.

Por dios- no tengo seis años como para extrañarlo.

¿Cómo se lidiaban con ese tipo de cosas?, MinHo se seguía poniendo muy nervioso cada vez que JiSung pasaba por su mente, ¿Cuándo supuestamente se superaba eso?

Aunque esos días no solo los nervios y la nostalgia lo acompañaban. Los celos parecían ser un gran aliado, y estos aparecían cada vez que él veía a Yuna.

La chica, inerte de la realidad de MinHo, seguía moviéndose con calma entre sus amigas y amigos con un ánimo que él catalogaba como “viudez”, ¿Por qué demonios ella se veía tan triste?, MinHo esperaba que fuera por una situación personal porque no quería creer que JiSung estaba involucrado en esa pena que, o podía hacer a MinHo muy feliz como muy enojado.

¿Él le contará cosas a ella?, ¿Hablarán de otros temas?, ¿Cómo ha ido la experiencia?

En el tramo de tiempo que MinHo y JiSung han estado- bueno, juntos, ¿JiSung la habrá besado?, ¿La habrá tratado igual que a MinHo?, ¿O tratará a MinHo igual que ella?

¿Ya tuvieron o?

Por dios, ¿Debo tener o con él también?, ¿Cómo mierda sería eso?

Y, luego de todo el bombardeo de pensamientos y preguntas, MinHo regresaba al mismo punto de “no seas egoísta, JiSung está enfermo y no tiene por qué decirte esas cosas.”

Pero ¿Realmente no tenía que hacerlo?

Con SeungMin se encaminaron de regreso a la escuela y se orientaron al taller de diseño y costura.

Otro día sin club.

MinHo no creía que duraría mucho tiempo, ya que por lo que ChangBin le había contado, JeongIn y Chan compartieron una mesa sin atacarse directamente, por lo que creía que para mañana o la próxima semana las cosas volverían a la normalidad.

Tras abrir la puerta corrediza, solamente YiSu y KwangSu se encontraban adentro.

Hyung, ella no se quiere ir —acusó KwangSu a YiSu, causando que la chica chistara la lengua con molestia.

—No necesito que me cuides —contestó ella.

MinHo vio como las orejas de cachorros imaginarias de KwangSu bajaban al igual que su cola imaginaria.

—Entonces me iré… —murmuró el chico, tomando su bolso para irse del salón.

MinHo y SeungMin compartieron una mirada mientras se aguantaban la risa. —Pobre.

Seh —concordó SeungMin, acercándose a la chica—. ¿Y a ti qué?

—La maldita máquina se traba —masculló ella mientras intentaba hacerla funcionar el pedal junto a la rueda manual—. Se me fue una fortuna arreglándola.

—¿No la estarás manejando mal? —preguntó MinHo.

La chica, molesta, se giró con lentitud para verlo desafiantemente. —¿Ah, sí?, entonces pruébelo usted.

El otro, nervioso por la pesada mirada de ella, se sentó en el asiento que ella cedió frente a la máquina y, tras observarla un par de momentos, bajó el pie prénsatelas.

—Eres un fracaso —le dijo ella.

—¡Perdón!, esta cosa parece método de tortura medieval —se excusó MinHo, moviendo la rueda manual para ver a la aguja subir y bajar—. ¿Cómo demonios haces trabajar esto?, ¿Puedo poner el dedo ahí?

—Inténtalo —lo alentó SeungMin.

—No- olvídalo, suficiente por hoy —desistió ella, sentándose en una de las grandes mesas—. Ya no quiero coser más.

—¿Qué demonios has estado haciendo? —preguntó MinHo, viendo cómo SeungMin tendía la lonchera para que ella lo abriera con rapidez y comer de adentro—. Apenas te dejas ver.

—La dueña de la sastrería me dio una excelente idea: en un pueblo cercano hay una escuela técnica de dos años de costura que te entrega un título- lo cual me hace poder entrar a trabajar en el mundo de la moda en un nivel básico —explicó ella, comiendo—. Quiero ir y- bueno, cuesta dinero, por lo que mi plan es hacer vestidos de graduación para nuestras compañeras de generación y venderlos, así gano ingresos y practico mi magia.

MinHo quedó sorprendido por la cantidad de información que salió por la boca de ella. —Eso es…, sorprendente- y muy matador, ¿Cómo demonios vives?

—He vivido bien, gracias.

—¿Y tú qué opinas? —le preguntó a SeungMin.

El chico, sentado al lado de su novia, se encogió de hombros. —Pareciera que yo no tengo opinión en eso.

YiSu, poniendo sus ojos en blanco, codeó a SeungMin mientras él sonreía.

Asqueroso.

—Me sorprende la cantidad de confianza que se tienen —murmuró MinHo con recelo, mirando sus zapatillas—. Es como si fueran un viejo matrimonio de sesenta.

Ejém- sí, se le llama madurar —burló SeungMin—. Y dejar de tener miedo al compromiso. E inteligencia emocional. ¿Por qué no pruebas las tres al mismo tiempo?

—Yo no le tengo miedo al compromiso —negó.

—¿Rena? —preguntó YiSu con burla.

—No se habla con la boca llena.

Los tres se sumieron en una conversación aparte mientras YiSu comía, sin embargo, la duda de la estabilidad de la relación de sus amigos seguía dando vuelta.

¿Su relación con JiSung era así?, ¿O la relación de JiSung con Yuna?

Puede que sus amigos fueran vomitivos, pero él no iba a negar que los envidiaba no solo por poder hacerlo con libertad sino por poder ser tan estables.

Él consideraba que su comunicación con JiSung era estable, ¿O tal vez no lo era?, tampoco podía decir mucho porque se encontraba el chico en casa, pero- ¿Tal vez flagelaban en algo?

¿Por qué piensas en estas cosas, hombre?, tú relación no es la misma que la de SeungMin y YiSu.

Pero- ¿Por qué no podía serlo?

—¿Les puedo hacer una pregunta? —intentando no mostrarse tan tímido como se sentía, MinHo habló.

SeungMin y YiSu, atentos, asintieron.

—Cómo…, ¿Cómo hacen que una relación funcione?

La pregunta pilló desprevenidos a ambos, quienes se mantuvieron un momento en silencio antes de perder la cabeza.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué?!

—¡¿Acaba él…?!

—¡Así parece!

—Oh, por la mierda… —MinHo soltó un suspiro mientras echaba su cabeza hacia atrás—. Son insoportables.

—¿Es por la chica que te gusta? —preguntó YiSu ansiosa.

—¿Qué?, ¿Te gusta alguien? —cuestionó SeungMin, sorprendido.

—Sí- no- quiero decir —sentía cómo sus orejas comenzaban a arder intensamente, por lo que fingió mantener la calma—. Hay una chica que me interesa, sí, pero no quiero ser su novio-

—¿Quién es?, ¿Quién es?

—¿Es Lia?

—¿Te volvió a gustar Rena?

—¿Es Yuna?

—¿Pueden callarse ambos? —detuvo MinHo—. ¿Saben qué?, olvídalo- mejor me voy.

—¡No, no, perdón! —YiSu, quien era la más próxima a MinHo, lo tomó del brazo para atraerlo hacia ellos—. Solamente- me pilló desprevenida.

—Y a mí —admitió SeungMin—. Creí que toda tu vida se centraría en tu guitarra y que vivirías como tu abuelo obsesionado con los gatos.

—Es solo una pregunta inocente —insistió, intentando no sentir más pena ajena de él mismo—. Ya saben…, curiosidad.

YiSu, mirando ansiosamente por todas partes, centró su mirada en el pizarrón del aula y asintió. —Vale, la pizarra.

La chica se bajó con cuidado de la mesa para encaminarse hacia el pizarrón, borrar una esquina de él y, con su plumón violeta, escribió:

Stayin’ alive with a relationship.

RCP

—¿Stayin’ alive? —preguntó MinHo—. ¿La canción de Bee Gees? Well, you can tell by the way I use my walk I’m a woman’s man, no time to tal-

—Cállate —interrumpió SeungMin.

—Está bien.

—Estas tres palabras mantendrán viva tu relación por todo el tiempo que quieras —explicó YiSu, haciendo un triángulo en el pizarrón y colocando cada inicial en cada arista—. ¿Qué es lo que mantiene vivo una relación?

—Uh… —MinHo, sin tener idea, se encogió de hombros—. No sé- ¿o?

—Sí, pero eso es opcional- opcional —repitió ella con severidad cuando vio a SeungMin abrir la boca—. Por eso lo pondremos en medio de triangulo porque S de triangulo.

—No tiene sentido.

—RCP, Respeto, Comunicación, Paciencia —explicó ahora SeungMin, levantándose de la mesa para tomar otro plumón y rayar los nombres junto a las iniciales—. Son ivos, ¿Sabes lo que significa ivos?

—Te odio.

—Sin uno de ellos se te desarma el triángulo —siguió explicando—. No puedes tener uno sin el otro.

—No entiendo.

—Ejemplos, YiSu.

—Con SeungMin tenemos una dinámica los domingos en mi casa o en su casa porque sí —ejemplificó ella—. Entonces, un domingo, SeungMin me informa que él no quiere pasar ese domingo conmigo porque quiere ir a casa de HyunJin- ¿Qué harías en esa situación, MinHo?

—Me sentiría ofendido porque me deja de lado.

Ddaeng —canturreó SeungMin.

—Eso lleva a pelea y termina en ruptura —informó YiSu—. Fracaso. Lo que haces ahí es respetar la decisión del otro. Tu otra persona tiene una vida aparte de ti, y tienes que respetar eso. ¿SeungMin?

—Los primeros días en los que empezamos a salir, ella me dejó plantada un par de veces a la hora del almuerzo porque ella se quedaba trabajando —contó el chico—. Yo, molesto, la enfrento. Ella se disculpa y, para la siguiente acordada, llegó diez minutos tarde, ¿Sabes lo que significa eso?

—Que ella no te tiene respeto.

YiSu, sin escrúpulos, lanzó su plumón a la cabeza de MinHo.

—Paciencia —siguió explicando él—. Le tuve paciencia porque, sabiendo cuán difícil era para ella dejar el taller, tuve que aprender que ella tiene muy fuertes motivaciones- a cambio de darle eso, ella me dio respeto: acomodó su horario para poder pasar tiempo conmigo.

—Sin paciencia, eso lleva a pelea y termina en ruptura —repitió la chica, antes de apuntar la C—. Vamos, sé que esta te la sabes.

—Eh…

—Pista: ¿Cómo demonios ambos acordamos que esto era lo fundamental para una relación?

—¿Comunicación?

SeungMin y YiSu se miraron por un momento antes de encogerse de hombros.

—¿Tienes serpentina o algo?

—Tengo un chicle.

—Olvídalo.

—¿Es comunicación? —corroboró MinHo, mirando a los dos.

—¡Claro que es comunicación! —expresaron los dos.

—Nos hablamos —dijo YiSu, acercándose a MinHo para poder palmear sus rodillas con cariño—. Sabemos del otro, y sabemos que no nos leemos la mente- es por eso por lo que acordamos en que, si uno quería la atención del otro, simplemente tenía que decirlo.

MinHo, totalmente aturdido, miró a SeungMin. —¿Qué?, no es eso…, bueno, ¿Penoso?

—Nos ha funcionado —concordó SeungMin, acercándose también a él—. Conmigo en la banda y con ella en el taller, es normal que no convergemos en algunas cosas, por lo que es bueno decir con franqueza que queremos la atención del otro cuando la queremos.

—Pero- MinHo —ella agregó—. Esto no es solo para una relación romántica- cualquier vínculo que establezcas con alguien es bueno que sea de esta forma, porque esto es solamente la base, el resto se acopla con su personalidad.

—¿Qué clase de psicología de mierda me perdí que no me enseñaron estas cosas? —preguntó el chico, ofendido mientras miraba a la pareja—. ¿Por qué ustedes saben esto?

—Porque aprendemos —contestó SeungMin como si no fuera la gran cosa, volviendo a su tono neutro mientras se sentaba al lado del chico—. Además- ya sabes, cuando te gusta alguien, lo último que quieres hacer es que la otra persona pase por un mal rato por tu culpa.

La frase quedó en la mente de MinHo por un momento, moviendo ligeramente sus piernas mientras asentía en comprensión.

Tal vez…, ¿Tal vez eso lo ayude a ser mejor persona para JiSung?, MinHo no quería que el chico tuviera un mal rato en realidad, y si su teoría estaba en lo correcto, eso significaba que tenía que aprender a entender las emociones de otras personas.

. . .

Sábado por la noche.

En algún mundo paralelo, JiSung podría encontrarse en casa de Felix disfrutando de alguna película con el grupo, riendo de las estupideces que ellos comentaban o de los karaokes improvisados que salían en la banda sonora de la película que estarían viendo.

En otro mundo, tal vez estaba él en casa de Yuna, también viendo una película sobre alguna cosa mientras se besaban con ímpetu de la calentura de la adolescencia.

Y, en otro mundo, él simplemente no estaba.

Vamos, dejemos de ser tan dramáticos, se dijo. Pudo haber sido peor.

El último panorama que JiSung habría pensado para los martes era pasar toda su noche en vela, compartiendo un cubo de vómito con un hombre fatigado a causa del corte en su cara y una mujer embarazada que sufría una hemorragia. Si JiSung no se había contagiado de coronavirus ahí, probablemente se habría contagiado de cualquier otra cosa.

Sin embargo, luego de que un inspector municipal hizo el examen rápido de anticuerpos tanto en su madre como en JiSung, denotó que el chico no portaba el virus.

Eso no lo libraba de tener que estar con su brazo enganchado en un suero.

Ash-

—Lo siento, cielo —se disculpó su madre, limpiando el antebrazo de JiSung con un algodón mojado en alcohol—. Pierdo el pulso.

—Está bien… —dijo en voz baja.

—Que bonitas pulseras —mencionó, tocando con su larga uña el trenzado complejo de color gris—. Y tiene mostacilla- que linda.

Su madre, una vez más, colocó la aguja en la vena de JiSung y, notando la pequeña expresión de sangre y la función del gotero del suero, sonrió y pegó la intravenosa con cinta adhesiva de papel. —Esta es tu última bolsa.

—Sí…

—¿Y tu pecho?, ¿Se encuentra bien?

Asintió.

—Okey- iré a acostarme entonces —anunció, levantándose de la cama—. Cualquier cosa me avisas.

—Gracias, mamá…

Una vez que SunHee cerró la puerta del dormitorio, JiSung estiró su brazo izquierdo hacia su mesa de noche y, con algo de dificultad, lo desbloqueó para ver sus mensajes.

Mensajes de la banda. Del grupo de Yuna. De ella y de MinHo.

Si tenía con mensajes su bandeja de entrada, ¿Por qué demonios, en ese momento, JiSung se sentía tan solo?

“Eres un malagradecido.”

Lo sé.

Si algo había aprendido en esa visita al hospital era que tenía que ser agradecido con las cosas que tenía, como lo era con su madre, por darle un hogar, comida, y que a pesar de que ella estaba enojada con él, lo llevó al hospital cuando la escala de pánico de JiSung se aumentaron para convertirse en un ataque de asma; pagó por sus exámenes de sangre al notar, una vez más, la deficiencia de hierro y desnutrición en su persona; también compró bolsas de suero para poder alimentarlo, y a pesar de que el pulso de ella no era bueno, introdujo todas las veces necesarias las intravenosas a sus brazos y manos.

También tenía que ser agradecido con sus amigos, porque eran sus amigos y se preocupaban por él; no podía darles vuelta la cara aún cuando ellos estaban deteniendo un momento de su vida para saber cómo estaba él.

Agradecido con Yuna, quien a pesar de haber terminado ella se mantuvo preocupada por el estado de salud de JiSung.

Y agradecido con MinHo, quien le enviaba mensajes aún cuando JiSung tenía pensado terminar con él.

Terminar- ja, fueron solamente fueron- ¿Cuánto? ¿Catorce días de lo que sea que tuvimos?

Se odiaba por ser mal agradecido, pero se odiaba más por ser tan malo.

Soy un asco…, soy un asco…

Tan dramático. Tan irrespetuoso. Tan irresponsable. Tan delgado. Tan gordo. Tan feo. Tan mentiroso. Tan cruel. Tan abierto. Tan malo.

JiSung era todo eso y mucho más.

Por eso, contestando con cortesía los mensajes de texto, apagó su celular y durmió.

Tan solo.

El lunes en la mañana, luego de haber abandonado las bolsas de suero por más de veinticuatro horas, su madre le recomendó darse una ducha antes de ir a hacer exámenes médicos a la ciudad, y a pesar de que eran cerca de las cinco de la mañana, JiSung no lo negó.

Al terminar de bañarse, sintió la vergüenza abrazarle al ver cómo sus brazos y manos se encontraban con moretones violetas a causa de la mala pulsión de su madre en poner las intravenosas en su lugar. Lo ponían en una situación de vulnerabilidad que daría lástima a las demás personas que lo verían- y lo último que JiSung quería emanar era eso- en especial cuando era una mala persona.

Se colocó su clásica camiseta grande de algodón y jeans sueltos, y junto a su cangurera en su pecho donde portaba su mascarilla e inhaladores, salió con su madre en dirección a Seúl.

Cuarenta minutos de ida. Hora y media de estadía allá. Cuarenta minutos de vuelta.

Cuando faltaban no más de veinte minutos para el inicio de las clases, JiSung tomó su bolso y se fue de su casa, inhalando con lentitud el pulcro aire del pueblo. Para distraer un poco su mente, conectó sus auriculares en su mp4 y puso Radio Ga Ga de Queen, intentando así animar un poco sus sentimientos para poder encaminarse a la escuela.

Sin embargo, estaba cansado.

Al llegar al pasillo principal, se encaminó con la cabeza gacha hacia el pasillo del llanto, intentando pasar desapercibido su existencia entre las demás personas enfocándose en lo suyo.

Abrió su casillero sin sutileza. Comenzó a revisar el pequeño calendario y horario que tenía pegado en la pared y comenzó a distribuir los cuadernos, textos y cuadernillos de fotocopias para ese día, como también revisó su pequeña agenda para saber sobre los pendientes de ese día.

Notó en un extremo del pasillo la presencia de MinHo con SeungMin; la pulsión de querer aproximarse a él era demasiado grande- la necesidad de sentir un poco de consuelo o apoyo por alguien real. Sin embargo, el pésame de la culpa volvió a apuñalarlo y la cruz de su espalda se hizo drásticamente más pesada; por lo que, sin querer llamar la atención, cerró su casillero y se dio vuelta para poder ir hacia el salón avanzado.

—Han —saludó con afecto la maestra Ji cuando él cruzó el umbral—. Un gusto verte de nuevo, ¿Cómo estás?, ¿Cómo te encuentras?

JiSung, sonriendo cordialmente, asintió para mostrar que se encontraba bien.

Se cansaba al hablar.

—Hemos avanzado mucho la semana pasada —explicó ella, yendo hacia su propia mesa de maestro para poder abrir de un cajón todo el material que JiSung se había perdido—. En tríos tendrán que hacer una exposición, y he separado al grupo por la mitad para que hagan un informe investigativo con influencia tanto en el área científica y humanista.

Asintió.

—También tengo tu examen de práctica para el CSAT, así que te recomiendo que lo hagas enseguida para que pueda tener tu puntaje en la tarde —el rostro de JiSung decayó un poco—. Oh, no te preocupes- sé que no tuviste tiempo para estudiar, pero esto solo servirá como práctica- el dos semanas realizaremos otro, ¿Sí?

Asintió.

Tomó las hojas que la maestra Ji le tendía y se dirigió hacia su puesto, saludando a un par de estudiantes que le habían sonreído en forma política pero que ninguno se había acercado precisamente a hablar con él. Cambió sus auriculares por sus tapones para oídos y, antes de que la campana sonara para iniciar la jornada, comenzó a trabajar.

Dos horas y media más tarde, perdiendo el primer receso, JiSung ya había realizado el ensayo genérico del CSAT; le entregó el examen a la maestra Ji y ella le regaló un periodo de descanso.

¿Qué podía hacer ahora?, JiSung tenía veinte minutos libres y todos en la escuela estaban en clase. Creyó que la mejor manera de matar el tiempo era entregar el certificado médico hacia el entrenador Connor que lo ausentaba de los entrenamientos de esa semana- no era muy bueno para su rendimiento en el equipo, pero debía tener al hombre informado.

Recordó la última conversación que había tenido con él sobre su peso- no hace más de dos o tres semanas, donde él le había recomendado ir a un nutriólogo.

Tengo varias bolsas de hierro en mi sangre, ¿No es eso suficiente?

Suerte para JiSung, el entrenador se encontraba en su bloque libre por lo que estaba en el salón de maestros; JiSung tocó la puerta y, tras saludarle con la mano, el hombre lo dejó pasar.

—Un agrado volver a verte —sonrió el entrenador Connor al chico—. ¿Cómo estás?, ¿No fue nada grave?

JiSung, haciendo una mueca, respondió: —Bueno…, fue un viaje… interesante.

—Me lo imagino- una vez se me rompió el esternón y tuve que pasar un día en urgencias esperando a que se desocupara el médico —bromeó él, aunque eso aterrorizó a JiSung—. ¿Me trajiste tu certificado?

Asintiendo, JiSung lo sacó de su cangurera, y con un nudo nervioso esperó a que el entrenador frunciera el ceño a medida que leía.

—¿Han?, ¿Has ido al nutriólogo como te dije?

El chico, con vergüenza, miró el suelo.

¿Por qué me tienen que hacer sentir culpable por algo que no les incumbe?

—Han…, ¿No me mencionaste que ya habías tenido anemia?, todo esto no le hace bien a tu salud- necesitas regularte —informó—. Una dieta sana- calcio, calorías, proteínas…, ¿Qué consumes diariamente?

¿Qué consumía JiSung diariamente?

—Barras de cereal —informó en voz baja, con cuidado—… té…, fruta…

—¿Qué más? —preguntó—. ¿Trigo?, ¿Legumbre?, ¿Carnes?, ¿Lácteos?

—Soy- uh…, soy vegano…

—¡¿Vegano?! —el entrenador parecía sorprendido. ¿Por qué demonios lo hace? —Hombre- ¿Cómo puedes mantenerte de pie?

Es gracioso- si siento que me voy a un lado, muevo la cabeza hacia el lado contrario.

—Quiero ver tus exámenes de sangre —dijo el entrenador con seriedad—. No puedes mantenerte de esta forma- JiSung, no es sano para ti.

Y JiSung, sin elevar su mirada, asintió de forma condescendiente.

—Voy a hablar con tu madre para que vayas a un nutriólogo —informó, levantándose de su asiento—. En este mismo instante…- no puede ser que estés muriéndote y ella no haga nada.

Los otros maestros, sin escrúpulos, levantaron la mirada de su trabajo para ver lo que sucedía, cosa que aterró aún más a JiSung porque no quería que más personas se involucraran.

—No… —pidió, intentando elevar un poco más la voz—. Ella es consciente…, por favor no…

El entrenador Connor, bajo la voz flagelante de JiSung, se detuvo abruptamente para mirarlo.

Pena, observó JiSung, me está mirando con pena.

No quiero que me mire con pena.

No me deben tener lástima.

“Tú muestras tu debilidad.”

“¿Por qué estás tan afectado?, no es la gran cosa.”

“Por favor, ten decencia y párate derecho.”

El entrenador, preocupado, se acercó a JiSung y habló en voz baja.

—¿Cómo te trata tu madre? —preguntó.

JiSung, rápidamente, asintió.  —Bien…, ella me trata bien…

—¿Estás seguro? —el entrenador apuntó hacia la mejilla del chico y las manos de él—. Tú… tienes moretones.

—Cuando…, cuando tuve el ataque…, caí inconsciente por un mom…ento en el hospital —explicó, intentando no ahogarse en el pánico que comenzó a apoderarse de él—. Por eso la mejilla…, y las manos- bueno, fueron las… las intravenosas.

Pero el entrenador Connor no era idiota- por más que JiSung deseara que lo fuera. El hombre asintió mientras levantó su mano para poder palmear el hombro del chico, pero inconscientemente JiSung dio un paso a un lado.

—¿Puedes hacerme un favor? —el entrenador, aún en voz baja, le miró. JiSung asintió—. Eres un chico inteligente y maduro…, he visto como bajas de la nube a los del equipo de baloncesto…, y está bien que no quieras hablar conmigo- pero, ¿Puedes darle una oportunidad a la señorita Min?

El estómago de JiSung dio un vuelco al escucharlo, y sintiendo sus ojos picar él negó.

—No…, ¿Por qué? —preguntó, con el pánico expresándose lentamente—. Yo estoy bien…, en serio…

Sus brazos y piernas estaban tensadas, y no notaba cuan compulsivamente limpiaba sus manos en sus pantalones.

—Sé que estás bien —afirmó enseguida el entrenador—. Pero necesito que estés con la señorita Min.

—Tengo- clases…

—Hablaré con tu maestra —una vez más, el entrenador Connor intentó tocar el hombro de JiSung, pero él volvió a dar un paso a un lado—. Hazlo, ¿Sí?, no te preocupes por el entrenamiento.

¿Por qué es tan amable?, renegó enseguida JiSung, caminando junto al hombre en dirección a la oficina de la psicóloga. ¿Qué gana él con eso?, quiero que se aleje de mi…

El entrenador Connor golpeó la puerta de la oficina de la señorita Min, y ella demoró un poco en contestar. Cuando la puerta fue abierta, un fuerte olor a desodorante ambiental golpeó a JiSung en la cara que lo hizo toser.

—Oh, Connor —saludó ella, marcando la r del nombre del hombre de forma exagerada—. Y JiSung~, ¿Qué los trae por acá?

—Han, entra a la oficina —ordenó el entrenador, y HanSoo, fingiendo desentendimiento, salió de la oficina y cerró la puerta para que JiSung no escuchara.

No era la primera vez que JiSung se encontraba ahí, aunque si la primera en la que miraba detenidamente todo. Tenía un escritorio y un pequeño estante de libros que era cedido por la escuela, aunque JiSung notó que esta portaba más plantas que textos. También, sobre el escritorio, junto a una pequeña suculenta de decoración, se encontraba un retrato de HanSoo junto a su esposo y su hijo, lo que lo hizo sentir un poco de ternura.

Sin embargo, las náuseas y su corazón nervioso no pudieron ser tranquilizados.

Una vez que HanSoo regresó a su oficina, JiSung la miró con ojos muy abiertos.

—Hola —saludó ella, bajo su misma consigna sarcástica y bromista—. ¿Por qué no te sientas?, sé que huele un poco fuerte, pero te acostumbrarás.

JiSung, vacilante, tomó asiento frente al escritorio de HanSoo, moviendo su rodilla bastante nerviosa.

—Bien, el entrenador me dijo un par de cosas y me gustaría saber tu percepción de ellas, ¿Sí? —sonrió, cerrando su laptop—. ¿Cómo estás?, faltaste la mayor parte de la semana pasada.

El chico, aguantando su respiración, asintió.

—Cuarentena preventiva si no me equivoco, ¿No?

Asintió.

—¿Por qué? —consultó—. Sé que ahora con certificado de vacuna, las cuarentenas están un poco más flexibles- especialmente con sus visitas a Seúl.

—Estuve en el hospital… —contó en voz baja—. Yo…, estuve horas ahí.

—¿En serio?, ¿Qué sucedió?

—Como…, como el ala está cerrado por… los contagios…, las atenciones son lentas…

—Ya…

—Y tampoco había camillas…, así que tuve que compartir puesto con…, otras dos personas.

—¿Y por qué fuiste a urgencias? —consultó de nuevo—. La maestra Ji no quiso contarme.

—Uh- el asma…

—¿Un ataque?

Asintió.

—También anemia, ¿No es así?

Asintió.

—¿Por qué? —le miró—, digo- es normal que personas tengan anemia- especialmente si llevan una vida vegana como lo haces tú- sin embargo, es extraño que sean las dos cosas juntas, ¿No te parece?

Por favor, cállese.

—¿Por qué crees que el entrenador Connor quiso que hablaras conmigo?

JiSung, sin mirarla, se encogió de hombros.

Por un momento, la mujer se mantuvo en silencio; JiSung alzó su mirada con lentitud y notó que los ojos de ella se encontraban pegados en él, y un pensamiento flash de incoherencia pasó por su mente, asustándolo.

—JiSung —habló ella—, yo no leo mentes.

Mierda- ¿Cómo supo que estaba pensando en eso?

—¿Puedo irme? —preguntó él.

—Puedes irte cuando quieras —dijo—, incluso ahora.

Pero JiSung se mantuvo aferrado a la silla, sintiendo el miedo apoderarse de él de nuevo.

El entorno por completo comenzó a oscurecerse, y su mirada bajó para posarse en la pequeña suculenta que tenía la mujer en el escritorio. La suculenta parecía tan viva, regada, querida por su entorno que se mantenía bella a pesar de ser una planta que JiSung consideraba rara; era tan pequeña y su maceta estaba pintada a mano…

“¿Puedes prestar atención?, te están hablando.”

Antes de notarlo, sus manos se habían formado en puños y la habitación comenzó a hacerse más y más pequeña, al igual que la suculenta.

El reflejo de vómito apareció en su esófago, y sintió una ola helada que lo hizo detener del movimiento que no hacía.

Quiero irme, quiero irme, quiero irme, quiero irme, quiero irme.

“Lárgate.”

Quiero irme, quiero irme, quiero irme, quiero irme, quiero irme.

“Lárgate.”

“No estás dañado.”

“Estás bien.”

“Estás bien.”

JiSung se levantó abruptamente de la silla, y antes de recordarlo él se encontraba en la oficina de la señorita HanSoo.

Esto no es normal.

“Lárgate.”

No estoy bien.

“Solo estás llamando la atención.”

Tienes razón- no, mentira, no estoy bien.

“Si lo estás. Has pasado por algo peor. Otras personas pasan por algo peor.”

“Esto es normal.”

No lo es.

“Si lo es.”

Lo es.

—JiSung —llamó HanSoo, al ver a JiSung poner su mano en el podio de la puerta.

JiSung, con terror de ser regañado, se giró con lentitud.

Pero ella no se veía molesta.

—Como también puedes irte cuando quieras, puedes venir cuando lo desees también —dijo ella con lentitud.

Él contuvo la respiración por un momento, el tiempo suficiente para poder inclinarse y salir de la oficina. Se sentía ahogado.

Apoyándose en la puerta de la oficina, JiSung sostuvo con fuerza la cangurera de su pecho antes de poder componerse y caminar en dirección al salón avanzado, recordando que lo peor ya había pasado.

Al llegar al salón, volvió a ponerse los tapones, e ignorando por completo el hecho de que una hora después la campana de receso sonó, JiSung se mantuvo encerrado en su propio mundo.

Sin embargo, tardó en darse cuenta de que, si se quedaba en el mismo lugar por mucho tiempo, alguien lo encontraría.

 Vio a MinHo en el marco de la puerta, saludando con su mano con su mejor rostro altivo antes de entrar indiscriminadamente al salón. Lo vio saludar también a una chica que JiSung conocía por un apodo de caramelo o algo así, y lo vio tomar una silla para sentarse frente al pupitre de JiSung.

MinHo, tranquilamente, comenzó a mover su boca modulando un par de palabras que JiSung captaba desinteresadamente, preocupándose más en cómo el chico nadaba en la ignorancia de lo que JiSung sentía con inocencia.

Soy muy mala persona, pensó JiSung con pena. Soy tan mala persona que incluso bloqueé su voz de mi siste- ah, no, espera.

Con vergüenza, JiSung se sacó los tapones de sus oídos, y lo primero que escuchó fue la carcajada incrédula de MinHo.

—¿Pero qué mierda? —preguntó el chico, mirando los tapones—. Me ofendes.

—Perdón…, no me di cuenta —dijo JiSung enseguida.

Chill~, ¿Cómo te encuentras? —consultó, jugando con su dedo sobre la mesa—. Te denuncio por negligente porque ni siquiera me hablabas de cómo estabas.

—Si te contaba —contestó JiSung suavemente—, y te mandé memes.

—No son muy explícitos —bromeo, antes de cambiar sus ojos a una vista mucho más preocupada—. ¿Cómo estás?

Instintivamente, JiSung estiró como reflejo las mangas de su camiseta para tapar sus manos mientras aguantaba las inmensas ganas de llorar.

—Bien… —dijo, moviendo su mano para apuntar por el sector del pecho—, pero yo…- tengo que decir-te algo…

Asintiendo, MinHo sonrió.

De repente, el aire se atascó en el pecho de JiSung, mientras se preguntaba por qué demonios se sentía tan fracasado en ese momento y tan cruel- MinHo no se merecía eso, era mejor dejar todo de lado y no permitirlo lidiar con esas cosas-

Olvídalo-, se recriminó mentalmente enseguida. No puedo. No quiero hacerlo.

“Terminaste con tu novia y todo se fue a la mierda. No puedes seguir con MinHo.”

¿Por qué no?, quiero hacerlo.

“Vas a terminar con él. Puedes soportarlo.”

No quiero.

“Tu madre te matará. MinHo no te entenderá y se aburrirá.”

Le contaré.

“¿Quieres tenerlo por pena?, sabes lo amable que es.”

Él será honesto conmigo.

“¿En serio?, ¿Después de todo lo que él hizo?”

El pensamiento congeló a JiSung.

MinHo le había mentido antes- mentiras blancas (o estúpidas), pero eran mentiras al final de la historia. Él no lo había hecho con mala intención, pero lo había hecho.

 ¿Qué le aseguraba que MinHo no se aburriría de él cuan pronto se enterara de esa noche, causando que esté a su lado solo por pena?

O peor, se iba.

¿Qué tal si mis sentimientos son falsos y en realidad me gusta cómo él me hace sentir?, ¿Me gusta la libertad que me entrega?, tal vez todo esto no es real y yo simplemente tengo que aprender a superar estas co-

De repente, su tobillo fue acariciado con lentitud por la punta de la zapatilla de MinHo.

—JiSung —habló el otro, con un tono de voz igual de pasivo y calmado como el de HanSoo—, sabes que puedes decirme lo que sea, y te apoyaré.

Y de repente, como si el mundo volviera a girar, JiSung lo entendió.

Estoy mal.

“No lo estás.”

Si lo estoy.

—Creo que tengo que ver a la señorita Min —admitió, sintiendo finalmente el peso de sus pulmones soltar con alivio—. Y me aterra caminar hasta allá solo.

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Comments

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Missanion
#1
Chapter 11: Estos chicos me estresan.
Missanion
#2
Chapter 10: Bueno. Primero, Lo positivo es que Mingi y San si quieren a Jisung peeeero,en lugar de enojarse también con Yuna sólo lo hacen con Minho? ?o sea...es la chica la que se le esta insinuando todo el tiempo pero es la culpa de Minho quien la rechaza absolutamente todo el tiempo? ?
Segundo, la verdad es que Jisung es bastante egoísta y particular. Sólo piensa en él mismo y no valora o no le interesa el cariño que recibe. No se preocupa por mantener sus amistades, creo que los cambiaría a todos por un 10 en sus exámenes. Así de egoísta me parece.
Missanion
#3
Chapter 9: La mamá de Jisung tiene problemas mentales.
Minho me dio mucha ternura en éste capítulo!!! Jisung no estaba ni cerca de tener una erección en absoluto. En eso estaban iguales los dos,se concentraban más en sus acciones que en el momento y no lo disfrutaban. Minho por ser su primera fez y por los nervios y Jisung creo que el realidad nunca disfruta nada relacionado con su noviazgo,; se engaña así mismo.
También me di cuenta que Yuna si se preocupa a su manera por Jisung, pero sigo pensando que no lo quiere del todo y que esta con el para experimentar.
Missanion
#4
Chapter 8: Bueno,al parecer los chicos si quieren a Jisung. Pensé que no les importaba pero Mingi, San y Yeosan parecen celosos de sus constantes interacciones con el grupo de Minho ;eso o simplemente no toleran al grupo de Minho y por ende no toleran ser rechazados por ellos.
Creo que Chan le dijo a Minho algo de lo que Changbin y creo hasta Félix ya se dieron cuenta. Pero claramente para él no es fácil de aceptar. Creo que ellos 3 no van a tener mayor problema si el llega a aceptarlo o comentar algo de eso a los chicos. Por Seungmin no sé, Jeongin y Hyunjin tampoco creo que lo juzguen.
Missanion
#5
Chapter 7: Awwwww, escuchan música del mismo auricular. ❤
Al verdad pensé que Jisung le iba a decir que se quede a dormir porque ya era muy tarde o que Minho se aauto- invitaría a dormir para pasar más tiempo con él. Pero no,se volvió solito a la madrugada, aunque seguramente su casa no quedaba para nada lejos ,si en 10 minutos y a paso tranquilo llegó a la casa de Jisung.
Missanion
#6
Chapter 6: Sii! Al fin estuvieron libres de las otras pestes. Por lo que dijo Hyunjin, ya me cae mal Yeji. Es la típica adolescente mimada, egoísta y que quiere ser rebelde y no hace más que estupideces.
Amo las conversaciones de Chan y Changbin, no entiendo mucho de lo que hablan pero las amo Jaja.
Missanion
#7
Chapter 5: Todo el grupo de Minho es genial. Son chicos muy buenos.
No me esperaba esa charla de "eres gay? No soy gay"en absoluto jajaja sobre todo el diálogo de Minho 😂 yo sé que él es el dueño de ese pene mágico que hará a Jisung cambiar de opinion jajajaja
Missanion
#8
Chapter 4: En realidad pienso que Minho debería aceptar ir al curso avanzado. Tiene una mentalidad muy básica y cerrada. Hacer eso le puede abrir otras puertas y tener más oportunidades académicas y laborales en el futuro pero bueno,es un adolescente de pueblo y su madre no le exige absolutamente nada,su padre obviamente no sabe de esto. Me gustaría que acepte,si ya se aburre y frustra en demasía con los contenidos que da ahora porque le resultan fáciles en exceso,imagínense a futuro.
Jisung en este capítulo en verdad da pena y hasta ganas de enojarse. Sabe que no puede fumar por el asma severo que tiene y aún así va como perrito detrás de sus "amigos" a quienes parece no importarle en absoluto su salud ni bienestar. Fumar marihuana en la escuela,en serio??? Qué tienen en la cabeza?? Claramente aire. Su novia me cae cada vez peor. Los chicos parecen ser sólo cabezas huecos y bravucones en potencia. Hasta el momento no han dañado físicamente a los chicos (si,les lanzan latas y creo que hasta piedras pero no fueron a los golpes mano a mano o una golpiza en grupo a uno solo)pero sí los acosan cuando tienen oportunidad y eso esta muy mal. Peeeeero a Jisung, teniendo conocimiento de esto,parece no importarle, así que es él quien tiene que cambiar de actitud y ponerle un alto a sus amigos,si no ,no tiene sentido.
Missanion
#9
Chapter 3: Owww, me.encantó su interacción con Felix. Jisung en verdad necesita nuevos amigos,los que tiene ahora no califican para ese título. Creo que se llevaría mucho mejor con los amigos de Minho.
Missanion
#10
Chapter 2: Primero, de dónde sacan que Minho anda hormonal con Yuna? ? De verdad hay cosas que no entiendo. Si se sabe que el anda solo o con sus amigos,nunca intentó interactuar con Yuna...entonces,por qué arrojarle agua y decirle que "le baje a sus hormonas" con Yuna? Juro que la voy a odiar si ella anda esparciendo falsos rumores de que el gusta de ella o le tiene ganas. Es ella la que lo busca y no puede evitar darle el 100% de su atención cada vez que lo ve.
Segundo, Changbin le hizo una buena pregunta a Minho. Por Qué le interesa y afecta tanto lo que Jisung piense o sienta por él? Es para que se ponga a meditar y encontrar una respuesta Jaja. Anquee con eso de que la sonrisa de Han le parece bonita y quiere verla más seguido ya tengo mi respuesta jaja