Canción:

Euphoria; Jeon JungKook

Si MinHo hubiese sido un hijo normal, probablemente habría pasado sus extensas tardes de castigo encerrado en su habitación haciendo cosas productivas como lo era estudiar, leer, jugar algún tipo de juego individual o simplemente perder el tiempo contando grietas en el techo.

Pero MinHo no era un chico normal.

—¡¿Cuándo demonios dejarás de tocar esa maldita pandereta?! —Habló SooYoung, abriendo la puerta de la habitación de MinHo de repente.

—Cuando me regresen a Cessi —Contestó el chico, recostado y con los ojos cerrados sobre su cama mientras sacudía y golpeaba el instrumento rítmicamente.

—Tu padre está atendiendo a pacientes abajo —Recriminó.

MinHo no le prestó atención; en cambio, comenzó a sonajear más el instrumento para fastidiar aún más a su madre.

Revisó hacia la puerta y notó cómo esta volvía a estar cerrada, logrando que cantara victoria silenciosamente. Sin embargo, dos minutos después su madre regresó a la habitación, y sin darse cuenta ella le quitó el pandero de la mano para continuamente extender una caja blanca hacia él.

—Regrésamelo —Demandó MinHo.

—Tú no me hablas así —Amenazó ella, aún tendiendo la caja—. Aquí. Si no vas a hacer algo útil al menos pierde tu tiempo en esto.

—Pierdo el tiempo con la música.

—Esto no es música —Sacudió SooYoung con sarcasmo la pandereta—. Esto es una pataleta. Toma la caja; hay un libro instructivo adentro, pero si tienes una duda puedes consultarme.

MinHo, desconfiado, tomó la caja y la abrió. Un set de manualidades para hacer brazaletes se encontraba en su interior, desde pequeñas decoraciones hasta hilos encerados; había una cinta métrica; ganchos de aros; y un pequeño libro de enseñanza práctica para hacer pulseras.

—¿Quieres que haga brazaletes de la amistad? —Consultó en burla MinHo, pero su madre no cambió su rostro.

—Si vas a perder el tiempo, al menos hazlo en algo producente.

—Jugando con cosas de niñitas —MinHo tomó dos rollos de hilo encerado de color negro y rojo—. ¿Qué? ¿Después me traerás velas y nos haremos trenzas mutuamente?

MinHo sabía que su madre no estaba comportándose mal, pero él seguía sintiendo tanta rabia que se le era imposible no atacarla de esa forma.

—Bueno- ve tú lo que quieras hacer. Me tienes cansada —Su madre aleteó violentamente antes de salir de la habitación, dando un portazo de furia.

Rápidamente el remordimiento se apoderó de MinHo, pero no quiso aceptarlo. Empujó con su pie la caja hacia la orilla de la cama mientras él volvía a recostarse con sus piernas apoyadas en la pared, y comenzó a soplar en sus manos para emitir un ruido lo más parecido a un ave, y mover y levantar dedos que imitaban la flauta para hacer melodías ociosas.

Todavía no había hablado con sus padres sobre el viaje a Seúl, especialmente cuando ya había pasado días de ese momento. Próximamente habría una reunión con los padres de los participantes para poder organizar el trayecto, y MinHo era consciente que tenía que comentarles a sus padres antes de la fecha. Sin embargo, cuando veía a ambos en la cena actuar como si nada hubiera sucedido, eso enfurecía a MinHo.

—Si quieres salir rápido de ahí deja de andar enojado —Le había aconsejado ChangBin en la escuela—. Solo traerás más problemas.

Y era verdad, pero MinHo era rencoroso.

A veces le costaba ceder, pero otras veces permitía que sus padres le hablaran con normalidad y él contestara de la misma forma; no obstante, MinHo sentía que era la primera vez en años que ellos lo tenían en casa y no sabían qué hacer con eso.

El castigo habría sido más llevadero tanto para él como para sus padres si le hubieran dejado a Cessi, pero en alguna parte de la cabeza de ellos creyeron que era una buena idea dejar a MinHo sin su instrumento favorito provocando que canalizara toda su energía artística en su humor, trayendo así un comportamiento desagradable tanto con sus padres como con sus amigos.

¡Incluso le había contestado mal a Felix y a JeongIn! ¿Quién era esa bestia que no podía zacear su frustración?

Cuando pasó una hora o dos de la nueva discusión con su madre, terminó cediendo al aburrimiento y se estiró hacia la caja para revisar con mayor profundidad su interior. Antes de darse cuenta, había escuchado dos discos de Taylor Swift por completo mientras practicaba su habilidad para hacer pulseras.

Al día siguiente, MinHo llegó con ocho pulseras artesanales de distintos diseños y colores.

—¿Y esto qué? —SeungMin preguntó al ver la pulsera de color negra que MinHo le tendía.

—¡Brazaletes de amistad! —Exclamó MinHo con sorna, sacando del bolsillo de su chaqueta otra pulsera de color rojo con el mismo patrón de hilo de SeungMin—. Y esta es para YiSu- así ambos combinan.

—Te burlas porque combinamos prendas, ¿Y nos haces las mismas pulseras?

—Me he emancipado de mis padres y ahora me he adoptado a ustedes.

SeungMin abrió su boca dispuesto a burlarse de MinHo-mentira, se burló abiertamente de él; pero el chico no rechazó la pulsera, y dejó que MinHo la amarrara en su muñeca.

Había llovido toda la mañana, y del fortuito encuentro que MinHo tuvo con SeungMin antes de entrar a la escuela ambos se fueron a refugiar bajo el techo de un local para fumar un cigarrillo antes de iniciar las clases.

—¿Hablaste con tus padres sobre el encuentro? —Consultó SeungMin, viendo como MinHo quemaba el hilo encerado sobre su muñeca para poder adherirla mejor—. La reunión es el viernes.

—Pronto lo haré —Contestó mientras soltaba una calada—. Créeme, mejor tarde que temprano.

—No creo que el dicho vaya así.

—Como sea- ¿Cómo van con la banda?

SeungMin soltó un suspiro junto al humo del cigarrillo, pero no era necesariamente una mala señal. —Empezamos a practicar viejas canciones, en verdad. Pedimos una extensión de horario y ahora nosotros cerramos la escuela.

—¿A qué hora se van?

—Alrededor de las seis o siete —Cuenta—. El director Kwon tiene a JiSung amenazado, y JiSung tiene a Chan amenazado.

—Me parece bien —Caló—. ¿Cantas tú?

—JeongInnie toma el micrófono de vez en cuando- nos repartimos entre él y yo —Y una leve sonrisa se posó en los labios de SeungMin—. Cuando terminan los demás clubes, YiSu pasea por el salón y también canta.

—Por supuesto —A MinHo le seguía llamando la atención la forma en la que SeungMin hablaba de ella- se le era raro porque creía que ya estando en una relación todo se calmaría, pero su amigo seguía igual de emocionado como cuando realizó que le gustaba—. Supongo que Felix debe estar contento y-

—Y en su defecto, ChangBin molesto —Completó SeungMin, calando igualmente—. Taylor Swift noona nos hará la vida imposible.

Ambos apoyaron su mirada en la acera frente a ellos, donde JiSung y Yuna pasaban conversando sobre alguna trivialidad mientras eran cubiertos por un paragua. SeungMin y MinHo silbaron para llamar su atención, y ambos hicieron gestos románticos melodramáticos como forma de saludo mientras que JiSung levantaba el dedo del medio hacia ellos.

—Es increíble lo que hiciste —Comentó SeungMin mientras veía a la pareja perderse en la entrada de la escuela—. Realmente pareciera que-

—Por favor no opines nada al respecto —Pidió enseguida MinHo al saber hacia dónde iba la conversación.

—¡Vamos! Me llama la atención que siempre aborreciste la actividad pero justo cuando JiSung te lo pide, tu aceptas.

—Alto —MinHo le miró, ofendido—. Primero, él no me pidió, yo me ofrecí. Segundo, yo no la aborrecía, la odiaba. Y tercero, JiSung ya me estaba dando la suficiente pena ajena como para no hacer algo; estaba salvando el clima del grupo.

SeungMin puso los ojos en blanco mientras calaba, obviamente no creyendo ninguna palabra.

—Eres tan raro —Expresó—. Tú y él. Realmente no los comprendo.

—Un romance homoual nace entre los dos —Se burló MinHo.

Pero su amigo no pareció reírse con la broma. —No juegues con esas cosas.

El sentido del humor de MinHo se apagó al igual que el cigarro, no captando a SeungMin.

—¿Qué?

—Una cosa- bueno, una cosa es besarte con un chico en una fiesta —Apunta SeungMin, sin mostrar rasgos de broma en sus palabras—. Y otra cosa es que realmente te guste un chico- ya sabes.

MinHo, temeroso, negó. —No, SeungMin, no te entiendo.

—Agh… —SeungMin tiró su cigarro al suelo y se subió el gorro de su chaqueta para cubrirse de la lluvia—. La pregunta inicial es, ¿Te gusta JiSung?

—No.

—Vale, eso está bien.

—¿Pero estaría mal que me gustara? —MinHo indagó.

Y temió, porque SeungMin se encogió de hombros de la misma forma en la que lo hacía siempre. —Preferiría que no, ¿Sabes? ¿O eres gay?

—¿Por qué todo el mundo me pregunta eso? ¡No lo soy!

—Por más de que estemos en el siglo XXI y lo que sea, no le estarías haciendo un favor a alguien siendo homoual —Terminó contestando el chico—. Espérate a que te vayas del pueblo o lo que sea.

—¡Pero no soy gay!

—Y eso es genial. ¿Vamos a clases?

Realmente MinHo no había captado su conversación con SeungMin, ¿Le estaba diciendo que no le importaba si gustaba de JiSung- no, alto, MinHo ni siquiera gustaba de JiSung; lo que SeungMin había hecho era sacar a flote el concepto de homoual, que a pesar de que MinHo había pasado todas sus vacaciones de invierno besándose con un chico (un chico específico, mejor dicho), él concluyó que realmente no sentía nada por los varones.

Sin embargo, el que parecía romper el molde tanto para él como para todos era JiSung.

¿Por qué demonios desde que llegó JiSung han insinuado que puede gustarme? ChangBin, Chan… Incluso SeungMin ahora. ¿Están todos mal de la cabeza o qué mierda?

Llegó corriendo junto a SeungMin a la escuela, mojado. Canturreó divertidamente al saber que los chicos de baloncesto no los mojarían porque- hola, ya lo estaban.

Por alguna razón en particular a MinHo siempre le llamó la atención que los estudiantes estuvieran un poco ansiosos cada vez que llovía. No es como si no lloviera en invierno, pero eran días particulares en los que los estudiantes estaban más bullicios, volátiles e hiperquinéticos. Incluso vio un par de niños de to grado correr por el pasillo de los mayores en dirección a su salón de clases.

—¿A ti también te llama la atención eso? —Consultó SeungMin con diversión, apuntando a los menores que corrían.

—Por supuesto —MinHo se recompuso entregándole una sonrisa. Probablemente su conversación de antes no había sido relevante—. ¿Recuerdas en cuarto grado, cuando entramos sin querer a los camerinos de los de tercero y le robamos el bolso a tres chicos mientras se bañaban?

—Suspendieron a otro chico por nuestra culpa —Rio SeungMin con el recuerdo—. Cuarto grado… Siento que fue hace mucho tiempo.

—Siete años —Contestó nostálgico.

—Hemos crecido mucho desde ese entonces.

Casi por la nostalgia atrajeron la atención de Chan, quien caminaba desoladamente por el pasillo.

—¿Innie se enfermó? —Consultó SeungMin al no ver al chico.

—Se vino antes —Contestó el australiano con tono neutro.

—Uh, ¿Se pelearon?

Chan no contestó, solamente se limitó a negar.

—Oh, vale —MinHo se recompuso para distraer a su amigo—. Mira, hice un brazalete de la amistad.

—Por supuesto que lo hiciste —Chan tomó el brazalete verde que MinHo había hecho—. ¿Fue terapéutico para ti?

—¿Cómo lo sabes? —Sonrió MinHo.

—Porque me lo entregaste en la mano y no me lo tiraste por la cabeza.

MinHo le concedió ese punto a Chan.

. . .

—¡Provecho!

El salón avanzado era el más amplio y el más vacío en ese momento, por lo que se les era cómodo tanto a JeongIn como a Felix ubicarse alrededor de la mesa de JiSung para tomar desayuno.

—MinHo me dijo que les entregara esto —Nombró enseguida Felix, sacando de sus bolsillos dos brazaletes: rojo y gris.

—¿Y esto? —JeongIn consultó con gracia, tomándolo—. ¿Acaso tiene once años?

—Opino que es un lindo detalle —Comentó JiSung, tomando la pulsera—. Aunque yo no uso estas cosas.

—Oh, tienes que ponértela —Aconsejó JeongIn, dejando que Felix amarrara la pulsera en su muñeca—. Si esto ayuda a que el imbécil deje de ser desagradable, entonces será genial.

JiSung se lo replanteó por un momento antes de amarrarla por su mismo.

Como siempre, Felix sacaba de sus propios postres mientras que JeongIn repartía en distintas tapas de termos un té; JiSung, por su parte sacó de una bolsa de plástico pequeños cuadrados de barras de cereal energizante.

—¿Dónde compraste esto? —Consultó Felix con interés, revisando la chocolatada barra de cereal—. No creí que los vendieran acá.

—Mi mamá los encarga desde Seúl —Explica JiSung dando un bocado—. Son barras de cereal energizantes. Comiendo uno en la mañana, medio día y antes del entrenamiento me mantienen con vida.

—¿Solo eso? —Felix sonrió—. Entonces come mucho para que tengas un buen desayuno.

JiSung sonrió también, y asintió.

—Bien- JeongInnie —JiSung enfocó su mirada en su amigo—. ¿Qué sucede?

—¿Por qué? —Cuestionó el menor, pareciendo pasar desapercibido del resto.

—Escuché de ChangBin quien escuchó de SeungMin quien escuchó de MinHo quien escuchó de ti que estabas castigado —Explica Felix—. Y escuché de ChangBin quien escuchó de SeungMin-

—Se entendió —Interrumpió JiSung—. ¿JeongIn?

—En serio no sucede nada —Se defiende él, esbozando una sonrisa—. Solamente me castigaron- mis padres estaban peleando y me metí en el medio.

—Oh…

—Pero no es la gran cosa, han estado así desde hace un par de días —Se encoge de hombros JeongIn restándole importancia—. Aunque Chan me regañó. Idiota.

—Vamos~ sabes que él te quiere —Expresó Felix con ternura en su voz.

JeongIn emitió un falso sonido de arcada. —Si, claro. A veces realmente se le olvida que no somos hermanos de verdad y actúa como si lo fuera.

—Llegó a ti cuando tenías tres años —Repuso Felix—. Es tu hermano.

—Si, pero siempre existió esa brecha, ¿Saben? —Desanimadamente JeongIn tomó uno de los bocadillos de JiSung y lo observó—. No sé ni cuándo empezó, pero siento que cuando nuestros padres se separen mi madrastra se llevará a Chan a Australia y yo me quedaré con mi padre acá.

—¿En serio crees que sus padres se van a separar? —Consultó JiSung.

JeongIn, con el mismo semblante, se encogió de hombros. —Mi abuela dice que si mi padre sigue de esa manera, probablemente lo hagan.

—¿Y cómo lo están tomando Chan y tú eso?

—Me dice que no me involucre, pero es inevitable —Suspiró—. Por eso me regaña- ¡No es mi culpa que él no quiera hacer algo al respecto!

—Pero tiene razón —Confesó con sutileza JiSung, intentando que su amigo no se enojara—. Eso son problemas de padres, no deberían de por qué los hijos estar involucrados.

—Bueno, alguien tiene que hacerlo, ¿No? —Expresó con cierto rencor en su voz. Al notarlo, JeongIn soltó otro pesado suspiro y esbozó una leve sonrisa—. Como sea, cambiando de tema- el dueño de la pastelería comentó que habría una subasta en otro pueblo.

—¿Harán la subasta un día de semana? —Se sorprendió Felix.

—No, será a fin de febrero —JeongIn le dio una mirada a JiSung—. Ya que no estarán en el pueblo, espero que así ahorren para que me compren algo lindo.

—Ay, por favor… —Exclamó con dramatismo JiSung—. Apenas tengo para mantenerme a mi… ¿No quieres algo de Seúl, mejor?

—Si quisiera algo de Seúl, sería una figura de acción de PSY bailando Daddy —JeongIn esbozó con aburrimiento—. Y como sé que esas cosas no existen- quiero la subasta. O juro que les quemaré las cejas.

JiSung y Felix se miraron antes de reír, para luego unírseles JeongIn.

El desayuno siguió con la conversación fluida, incluso un par de chicos de tercer grado entraron al aula correteando antes de salir de allí. Finalmente, cuando la campana sonó, ambos muchachos se largaron de allí para dejar a JiSung con sus tapones de oído.

Esos días JiSung pudo confirmar la exigencia del salón avanzado, y de cuán pesado era. A pesar de que la profesora Ji hacía de todo para que sus estudiantes no tuvieran explicaciones abiertas, a veces pasaban más de noventa minutos en una dura clase. El estudio autónomo también era algo pesado para JiSung, pero desde pequeño siempre ha estado acostumbrado a ese tipo de disciplina; aunque su energía poco a poco se iba agotando.

Para el receso previo del almuerzo, cuando JiSung notó que faltaba un texto de estudio, vio a Yuna apoyada en la puerta.

—¡Hola! —Saludó JiSung, antes de darse cuenta de que seguía con los tapones.

—Hey… ¿Vas a alguna parte? —Consultó ella, tomándolo de ambas manos para menearlas.

—Iba a la biblioteca, ¿Me acompañas?

Ella asintió con una sonrisa, aferrándose de su brazo (y excusándose con el frío) para caminar hacia la biblioteca.

—¿Por qué hay tantos niños en el pasillo? —Cuestionó JiSung—. ¿No tienen su propio lugar?

—Trasladaron a todos los de la primaria hacia acá porque unos salones tienen goteras —Explicó ella—. Como son pocos los que vienen de tercero los juntaron a todos en un aula para que los niños pudieran estar en clases.

—¡Yuna! —Saludaron un grupo de niñas de segundo año, quienes se sonrojaron al ver la presencia de JiSung a su lado.

—¡Hola! —Saludó con un tono mucho más agudo (e insoportable), mientras se detenía para inclinarse levemente—. ¿Cómo están? Recuerden no salir al patio porque está lloviendo.

—Yanggie quiere tener el cabello como tú —Jaló una de las niñas a una compañerita que era tan rubia como lo fue Yuna antes—. Pero no negro.

—Ah- eh, no traje mis crayones —Lamentó ella, haciendo una mueca—. Pero les prometo que mañana los traeré y les pintaré el cabello.

—¡Ya~!

—Ese encanto natural que tienes con los menores es sorprendente —Reconoció JiSung, retomando sus pasos había la biblioteca—. El único infante que le agrado es mi primito- y me tolera.

—Te regaló un peluche.

—Soy el único ser humano más cercano a su edad que ha visto.

Yuna rio ante el comentario de JiSung, y él no pudo evitar sonreír.

Desde la confesión de MinHo, JiSung no se había atrevido a conversar sobre el tema con Yuna. Había preferido vivir siendo un idiota a que enfrentar las reales consecuencias que podría traer al comentarle eso.

Además, no es como si su relación hubiera cambiado mucho desde ese entonces.

—Una relación no está equilibrada si uno es bueno con los niños y el otro no —Bromeó ella.

Por el camino se encontraron a HyunJin y a JeongIn, quienes al igual que esa mañana con SeungMin y MinHo, se burlaron de su caminar con saludos melosos.

—¿Contarán estos como los niños con los que si me llevo bien? —Apuntó JiSung hacia el dúo, causando que Yuna riera.

—Por lo que he visto desde afuera- supongo que puedes practicar con ellos —Canturreó ella, apoyando su cabeza en el hombro del chico.

Por un momento JiSung no comprendió a lo que se refería ella, hasta que un flashbacks de sus primeras citas se le vinieron a la mente, en el que ella había comentado que se quedaría en el pueblo y que le gustaría tener hijos.

Oh, pensó él, sonrojado.

—Opino lo mismo —Sonrió JiSung.

Pensar en algo tan radical como lo era tener hijos (especialmente cuando estaban en una edad temprana) era algo que aterraba levemente a JiSung. Sabía que su madre estimaba en él que se casara con su novia de escuela y formar una linda familia, pero en verdad JiSung no quería tener hijos- o al menos lo más pronto posible. No sabía ni siquiera qué estudiar en la universidad (si es que logra entrar, obviamente); no podía estar pensando en hijos.

Mientras Yuna comentaba sobre una divertida conversación que ella había tenido con Lia, JiSung buscaba entre los estantes de la biblioteca un texto referente a la lengua coreana y uno de matemáticas; la voz de Yuna retumbaba en el silencio pero nadie parecía tener ánimos de negarle algo a la chica, por lo que JiSung pudo contemplar como algunos tapaban sus oídos y otros se urgían incómodamente.

—Yuna, ¿Puedes bajar un poco la voz? —Pidió JiSung en un susurro.

—Oh —Ella, sin darse cuenta, terminó asintiendo levemente avergonzada—. Perdón.

La ternura que había causado su actuar hizo que JiSung levantara su mano para acariciar la cabeza de la chica, pero ella miró su muñeca con impresión.

—¿Y esa pulsera?

JiSung no era de llevar joyería- para nada. Yuna peleó con él para que usara un collar a juego con ella por una semana porque él sentía que era un acto totalmente soberbio; sin embargo, ahí estaba él, usando una pulsera de hilo encerado con un punto que cambiaba a la mitad de camino.

—No sé, MinHo la hizo —Contestó JiSung viendo la pulsera gris—. Suponemos que esto lo anima, ya que ha estado un poco triste estos días.

—¿Por qué? —Consultó, preocupada—. Yo lo veo igual que siempre.

—Está castigado —Contó.

—¿Y por qué?

El repentino interés que su novia planteó en él incomodó enseguida a JiSung, pero se retractó enseguida; probablemente era su propia cabeza que estaba inventando ese tipo de escenarios y molestias, y que realmente no era nada.

—Ya sabes cómo es él —Intentó contestar JiSung con desinterés, volviendo a su búsqueda.

Se mantuvieron en un silencio pareciente a ser incómodo, y eso era mucho decir cuando Yuna era habladora. El sentimiento de culpa punzó a JiSung hasta que ella volvió a hablar.

—Te amo, Hannie.

JiSung apartó su mirada de la estantería y miró a su novia para sonreír levemente. Se acercó a ella y le entregó un corto beso en los labios.

—Lo sé.

. . .

Días más tarde, la lluvia no se detuvo.

—¡Vale!, JiSung, ¿Trajiste tu laptop?

JiSung, quien notoriamente no había comprendido inicialmente el plan de HyunJin, asintió con torpeza mientras sacaba el aparato de su mochila.

Era la hora del almuerzo, como siempre. HyunJin había hecho un esfuerzo sobrehumano para arrastrar a MinHo para sentarse con ellos, quien infantilmente se echó sobre Felix mientras lloriqueaba y se quejaba.

Todos estaban aglomerados en un lado de la mesa, los ocho. Haber cerrado temporalmente el área de la primaria significaba que los niños también tenían que almorzar en la misma cafetería que ellos, por lo que el bullicio y el desorden había aumentado un 50% de lo normal; eso significaba que también la ocupación del espacio había aumentado, produciendo que el grupo tuviera que compartir mesa con un grupo de cuarto grado quienes lo miraban en silencio.

—¿Qué mierda hiciste ahora? —Consultó Chan, viendo como HyunJin rebuscaba en su propio bolso. Sacaba y dejaba en la mesa sus baquetas, su estuche, un texto de agronomía y un plátano verde—. ¿HyunJin?

—¡Lo encontré!

Una pequeña tarjeta negra de cámara fotográfica sostenía él en sus manos, para que rápidamente se lanzara sobre la laptop de JiSung para insertarla.

En estos momentos MinHo podría estar viviendo su momento protagónico con la lluvia, pero no.

—Indagando en las cosas de mi madre encontré esta preciosura —HyunJin tecleó una clave para desbloquear la tarjeta, y automáticamente se desbloqueó una tarjeta con más de doscientas fotografías—. ¡Eureka! ¿Recuerdan cuando me dio por ser fotógrafo?

—¡No! —El grupo exclamó con grima (asustando al grupo de menores que los miraban). JiSung y Felix se miraron sin comprender, pero agraciados por la reacción del resto.

—HyunJin, dijiste que habías borrado todo eso —Acusó SeungMin, ocultando su rostro en sus manos—. ¿Por qué lo trajiste?

—¡Yo tengo tanto que perder como ustedes! —HyunJin elevó la voz, antes de mirar a JiSung y Felix—. ¿Quieren ver?

—¡Oye, preciosa! —Un chico del equipo de baloncesto interrumpió el aire con un grito hacia HyunJin—. ¡Bonitas tus trenzas, niñita! ¿A tu noviecito le gustan?

—No, hombre, le gustan a tu madre —Contestó HyunJin desafiante.

El muchacho, notoriamente molesto por al réplica, lanzó su botella de plástico hacia HyunJin, quien desvió el objeto ágilmente, aunque este golpeara a SeungMin en el rostro.

—Lo siento.

—No te preocupes.

—A mí me gustan tus trenzas —Comentó JeongIn mirando a HyunJin.

HyunJin, junto con su cabello medianamente largo, alardeó las coloridas trenzas aleatorias que MinHo y YiSu habían hecho.

MinHo vio a Felix aproximarse enseguida hacia la laptop, trayéndola para él y JiSung. Ambos pegaron sus cabezas como infantes para poder ver con mejor comodidad las fotografías, que si MinHo corría suerte podría ver solamente el periodo de niñez de HyunJin y no la etapa escolar-

—¡¿Qué es eso?! —Gritaron ambos reventando en risas, donde una fotografía mostraba cómo ChangBin asomaba su mejilla junto a un gran grano reventado, junto a su lado estaba JeongIn colocando una cara extremadamente divertida con la materia del grano en sus dedos—. ¡Por dios! ¡Qué asco!

—¡¿Cómo pensaron que era una buena idea?! —Exclamó Felix.

—JeongIn había insistido —Se justifica ChangBin, quien a pesar de que él era protagonista era JeongIn quien pasaba más vergüenza.

La siguiente fotografía que pasó era un penoso intento de genialidad por parte del grupo, ubicados en el garaje de MinHo; incluso Chan llevaba unos ridículos lentes de sol para hacerse ver más grande. MinHo notaba como JiSung intentaba ser cordial y no reír abiertamente, pero Felix estaba rojo.

A la madre de HyunJin siempre le gustó la fotografía, y esa afición se la pegó a su hijo. Hubo una extensa temporada para el chico en el que pasaba sus tardes fotografiando ambientes o personas- claro, ese hobbie terminó cuando notó que los vasos con hielo que el equipo de baloncesto les lanzaba podrían empapar su cámara.

—¡Mira, mira, mira! —Apuntó ChangBin sobre los chicos la pantalla: SeungMin se encontraba con su rostro tapado mientras que MinHo quemaba con un palo de fósforo un papel firmado. A MinHo le costó un momento captar qué momento había sido, hasta que ChangBin volvió a hablar—. ¡Cuando SeungMin y MinHo se casaron!

—¡¿Se casaron?! —Chillaron ambos.

—¿Por qué tenemos que ver eso? —Preguntó MinHo con vergüenza.

—¿Qué fue lo que pasó? —Felix le preguntó, mientras que SeungMin ocultaba también su rostro con JiSung.

—Ni yo sé —Murmuró.

—SeungYeol, quien ahora va en primero, quiso casarse con MinHo —Contó SeungMin—. ¡Kim SeungYeol! ¡Se confundieron de nombre e hicieron un maldito certificado donde me casaba con él!

—¿Por qué demonios hacían matrimonios falsos? —Consultó al aire HyunJin, consternado.

—¡La pregunta es por qué demonios alguien quiso casarse conmigo! —Exclamó MinHo con horror—. ¡Ni siquiera pidieron mi consentimiento!

—¿Entonces son una pareja divorciada? —Se burló Felix.

Siguieron viendo las fotografías bajo las miradas de los chicos de cuarto grado. Pasaron de fotografías donde mostraba el momento exacto en el que SeungMin caía de un árbol o del periodo oscuro de MinHo cuando quiso imitar a Bono cuando armaron la banda.

—¡La fase otaku de HyunJin! —Apuntó JeongIn agraciadamente a una fotografía, donde el chico llevaba una clara muñequera del anime Hunter X Hunter.

—Nos merecíamos el bullying —Expresó MinHo.

—¡Oh, que estaban pequeños acá! —Comentó Chan otra fotografía, donde mostraba a HyunJin, Yeji y a ChangBin en quinto grado frente a la entrada de la primaria—. Fue el primer día de clases.

—En la noche me oriné en la cama por la emoción —Contó HyunJin a JiSung y Felix—. Y no lo escucharon de mi- pero Yeji igual. Estábamos emocionados porque era la primera vez que estudiaríamos en la escuela, ya que antes estudiábamos en casa.

—¿En serio?

—Si, nuestros padres estaban tan emocionados que nos sacaron fotos todo los días en ese año, cuando nos iban a dejar y cuando nos iban a buscar

Seguidamente, el grupo vio como en el transcurso de un año Yeji y HyunJin iban creciendo, con distintos fondos y muecas divertidas que hacían. A veces ChangBin se les unía, y otras veces un pequeño JeongIn se asomaba tímidamente a saludar.

—¡Oh! —MinHo y JiSung expresaron a la par.

Una fotografía donde HyunJin y Yeji salían en la entrada de la escuela por el lado de la primaria, en el fondo MinHo se reconoció a sí mismo entrando desinteresadamente a la escuela, mirando despectivamente al niño que, junto al portón de entrada, se encontraba llorando desconsoladamente aferrándose a un objeto en su pecho.

—¡¿Qué es esto?! —Gritaron ambos, sintiéndose hilarantes.

—¡Que lindo! ¡Tienen una foto juntos! —Se burló SeungMin.

—Mira la cara de MinHo —Apuntó Felix—. Es la de un gato.

—Es como si odiara a JiSung —Coincidió ChangBin—. ¿Qué habrá estado pensando en ese momento?

—‘Ugh, ¿Por qué no se va a llorar a otra parte? Voy a romperle la cabeza’ —Imitó HyunJin con voz aguda.

—Realmente pensé algo parecido —Reconoció MinHo, mirando a través de Felix a JiSung con una sonrisa divertida—. ¿Por qué demonios llorabas?

—Oh, no voy a hablar de eso —Contestó JiSung, risueño y nostálgico—. Es muy deprimente.

—Vamos, viste nuestros lados penosos, es tu deber —Le empujó ChangBin.

JiSung miró la fotografía una vez más y sonrió. —Los voy a deprimir.

—¡Cuenta! —Corearon los siete.

—Están advertidos- bueno, si mal no recuerdo (probablemente recuerde mal), estaba llorando porque… uh, creo que mi papá ya había fallecido en esa época.

De repente, el buen humor que acomodaba al grupo se esfumó enseguida, abrazando un silencio incómodo.

—Ah…

—Les advertí que sería deprimente —Les dijo JiSung mientras los miraba—. Pero en serio está bien, me causa gracia que MinHo me estaba deseando la muerte en ese momento. Simplemente lo echaba de menos.

JiSung había contado eso semanas atrás mientras estudiaban para los exámenes de navidad. MinHo recordó que SeungMin le había preguntado deliberadamente sobre sus padres y JiSung no pareció perturbado ni molesto en contar que padre había fallecido- y a pesar de que en ese tiempo MinHo si sabía la causa, JiSung nunca le había comentado algo más al respecto.

—Te estaba haciendo un favor —Bromeó cruelmente MinHo, aligerando el ambiente.

Y JiSung rio, trayendo la calma consigo de nuevo al grupo.

—¡Mira esa! ¡Fue cuando fuimos a casa de HyunJin por primera vez!

—Chan, ¿Por qué demonios te atropelló una vaca esa vez?

—¡Tengo el video de eso!

Estuvieron navegando un rato en eso, tanto que poco a poco la cafetería comenzó a vaciarse hasta que la campana de regreso a clases sonó.

—¿Puedo dejarte con ella para seguir viendo en el club? —Consultó HyunJin a JiSung, aludiendo a la tarjeta de memoria.

—Si, te entrego la laptop antes de que vaya a entrenar —Asintió JiSung.

Caminaron con su propia tranquilidad hacia sus salones, que atiborrados de gente era una definición muy pequeña para explicar el caos que había. La poca costumbre de transitar con niños pequeños era notoria, porque incluso HyunJin tuvo que disculparse con una niña de segundo grado que la había empujado, y Chan saltó asustado al notar como un niño de primer grado chocó con sus piernas.

—Oye, tonto —JiSung tomó a MinHo del brazo para atraerlo—. ¿Hablaste con tus padres sobre el viaje?

—No —MinHo contestó mientras bufaba.

—Vamos~, mañana es la reunión y cuando los padres autoricen nuestra presencia nos darán al fin el bendito país —Recordó JiSung, antes de fruncir el ceño hacia él—. ¿Has leído aunque sea en qué constará este año la actividad?

Y no, MinHo realmente no lo había hecho, por lo que para excusarse quiso poner su sonrisa más encantadora antes de decir:

—Ni un poco, cielo.

JiSung, notoriamente hastiado, puso sus ojos en blanco. —Eres la causa de mi estrés.

—Yo también te amo.

—Te golpearé duro en la cabeza si no me llegas con tus padres mañana —Amenazó JiSung, y por el tono MinHo supo que el chico no se encontraba bromeando, sintiéndose culpable.

—Vale, lo siento. Llegaré a hablar de eso con mis padres.

—Te juro MinHo que si me pones un problema más, raparé tu cabeza.

—Si tocas mi espectacular cabello, yo te cocinaré a fuego lento —Bromeó el pelinegro, antes de empujarlo con el codo.

—¿Es romance lo que veo florecer en ustedes dos? —Se burló ChangBin sobre su hombro.

—Y será lo último que verás —Se le lanzó MinHo a la espalda de JiSung para atacar su cabeza.

Sin embargo, la gracia y el chiste terminó cuando ChangBin y MinHo traspillaron con un niño de cuarto grado, haciendo que los tres cayeran al suelo y logrando que el grupo reventara en una estruendosa carcajada.

MinHo y ChangBin apenas podían ponerse de pie a causa de la risa, y JiSung tuvo que ayudar al pobre niño a recomponerse mientras se doblaba de las carcajadas; sin embargo, MinHo notó como un muchacho pasaba junto a ellos pateó intencionalmente a ChangBin antes de patearlo a él de igual forma.

—¡Oye! —Las carcajadas de MinHo se apagaron repentinamente, desconcentrando al resto de los chicos por no entender qué pasaba—. Fíjate donde vas, imbécil.

Las piernas del chico se detuvieron y regresaron hacia MinHo, y antes de que él pudiera verle la cara el chico volvió a patear con la planta de su zapatilla en el hombro.

Vio por el rabillo de su ojo como ChangBin también apagaba la risa para levantarse, y a JiSung acercarse al muchacho; pero MinHo tenía mucha rabia acumulada por los últimos días y sin vacilar tomó los pantalones del chico y los jaló hacia abajo.

Y no fueron solo los pantalones los que cayeron.

—¡Lee! ¡Choi! —La potente voz del director Kwon retumbó por los pasillos.

MinHo se apartó rápidamente el chico mientras que este, totalmente avergonzado, se subía los pantalones bajo las carcajadas de los demás estudiantes.

Contra todo pronóstico, MinHo si se sintió culpable por hacerle pasar esa vergüenza.

Se levantó con cuidado y junto al chico desconocido se encaminaron hacia la oficina del director, donde MinHo asumió que él no saldría vivo de ahí.