Cantar a la par del sonido de la alegría

Mr. Brightside; MinSung

Canción:

 Haven; Stray Kids

 —Tenía pensado encargar comida, hoy —avisó HeaJung, paseándose por la cocina para ir hacia la sala—. JiSung, ¿Te harás tú comida?

—¿Ah?, eh- ¡Sí! —accedió, girándose nerviosamente hacia el mesón donde había dejado las compras—. Lo haré enseguida.

—MinHo-ssi, ¿Quieres pedir algo específico? —consultó HeaJung. MinHo, un poco perdido, negó.

—Como de todo —dijo, sin saber a qué lado moverse.

La música en el fondo cambió, y MinHo asumió que las chicas que JiSung cuidaba se encontraban jugando Just Dance. Miró a JiSung moverse por el mesón, encender la cocina y mantenerse un momento quieto, mirando el refrigerador.

—¿Hay algo interesante ahí? —se atrevió a preguntar, acercándose a él.

—Hago memoria sobre lo que tengo que almorzar hoy —contestó JiSung.

—¿Ahora cocinas?

—No mucho, pero me dijeron que lo hiciera para… —sus palabras divagaron, mirando a MinHo como si quisiera formular palabras correctas para contestar—… para poder- poder ver lo que como.

—Ah… —MinHo no entendía el real punto de eso, pero prefirió ser cordial—. ¿Te ayudó?

—Eh- las verduras —indicó, yendo hacia la pequeña fuente de arroz para poder lavarlo—. Tiene que ser… dos dedos de verdura roja, dos de verde y una de amarillo.

—¿Tomate y dos pimentones?

—Me encanta el pimentón.

MinHo sonrió. Era consciente de ello.

JiSung le indicó con la cabeza dónde se encontraban las verduras, y después de que él lavara el arroz y lo colocara en la arrocera, MinHo lavó las verduras y tomó una tabla de picar para poder cortarlos.

No obstante, su mano se congeló.

Bien…, tomó con la izquierda y corto con la derecha- no, no puedo cerrar la derecha.

Con su palma abierta, MinHo presionó el tomate para tener un poco de agarre, y con su mano izquierda comenzó a cortarlo con lentitud.

—¿Por qué lo cortas raro?

MinHo casi soltó el cuchillo del susto. JiSung estaba a su lado, mirándolo.

—Así hago mejor presión —contestó.

—Al presionarlo se saldrá el jugo.

—Sí- tienes razón…

Pero el movimiento de agarre de sus dedos hizo que el dolor de su muñeca se intensificara, especialmente en su dedo pulgar.

—Me duele la mano —admitió.

JiSung, en un suave movimiento, apartó a MinHo de la tabla de cortar para hacerlo él. —¿Por qué?, ¿Te caíste?

Ah…, ¿Ya empezamos con los relatos? —Más o menos.

El chico lo miró. —¿Más o menos?

—Fue días después de año nuevo —empezó, apoyándose en el mesón—. Con SeungMin estábamos fumando en el Puente de Besos-

—¿Te arreglaste con SeungMin?

—Sí —sonrió—, aunque- no me lo recuerdes. Fue ridículamente dramático. Como sea- estábamos ahí y un auto nos chocó.

—¡¿Qué?!

—Sí, y fue divertido —con emoción, MinHo movió sus manos para simular el choque—. El auto derrapó en el hielo y chocó con el parapeto donde estaba con SeungMin sentados. Él lo vio primero, entonces me empujó hacia el río-

—¡MinHo!

—¡Fue caótico! —rio él—. Y justo cuando me empujó, yo lo agarré de la pierna y caímos. El auto chocó y después se cayó.

JiSung estaba con la boca abierta, incluso había dejado de cortar para verlo. MinHo sintió un dejo de ternura al verlo con su semblante de impresión y preocupación acoplarse en él.

—Y qué- ¿Qué?, ¿Cómo- ¿Eh? —JiSung ni siquiera podía formular palabras, mirando a MinHo de pies a cabeza—. Oh- tienes una- una cicatriz en la cabeza, ¿Y cómo?, ¿Qué-

—Cuento corto- SeungMin se lesionó el tobillo y se le rompieron los tendones del brazo —apuntó—. Y yo me jodí los hombros y se me fracturó una clavícula; también tengo problemas en la muñeca- perdón, túnel carpiano, así que no puedo tocar.

 Como primera función del tacto, JiSung dejó el cuchillo sobre la tabla y tomó la muñeca derecha de MinHo para poder pasar con suavidad su dedo índice por todo el costado de su muñeca. MinHo sintió su respiración atorarse en su garganta ante el repentino acto, entregándole otra sensación.

Te eché tanto de menos…, pensó MinHo, mientras hacía todo el esfuerzo del mundo para no mirar a JiSung como un idiota.

—Se siente un poco inflamado —opinó JiSung, haciendo una ligera mueca—. ¿Por qué no me contaste?

—No quería molestarte —dijo con simpleza, y se encogió cuando JiSung lo miró a la cara—. Perdón, no creí que fuera importante.

—¿Cómo no puede ser importante? —preguntó con suavidad—. ¿Desde hace cuánto que no tocas?, ¿Estás bien?

Una pequeña bomba de tranquilidad y conmoción explotó dentro de MinHo, viendo cómo JiSung se preocupaba por algo tan banal para los demás que era su afición con la música. —Solo tengo que mejorarme de a poco.

Con sutileza, JiSung soltó la mano de MinHo para regresar a sus verduras. —¿Y SeungMin se encuentra bien?, por el tema de los ligamentos.

—Ya está resignado a no poder tocar, y le dijeron que debían operar para poder unirlos —explicó—. Pero no quiere hacerlo.

—Lo tuyo también es operable.

—¿Con qué dinero lo hago?

JiSung le cedió el punto.

—¿Por qué están jugando Just Dance? —cambió de tema MinHo, escuchando la música de fondo—. Creí que la Wii estaba descontinuada.

—No me preguntes. Cuando llegué, casi lloré de felicidad al verla viva —contó JiSung—. El Mario Kart era mi juego de confort.

—Adorable. Me gustaba jugar el Guitar Hero en casa de ChangBin- bueno, hasta que su mamá lanzó la Wii por la ventana.

—Oh, que ridículo —rio un poco JiSung—. ¿Por qué hizo eso?

—Ella lo había comprado, así que usó su autoridad como madre en…

La mente de MinHo divagó un poco. JiSung no tenía idea de que su madre había botado sus cosas.

—¿Autoridad en deshacerse de eso? —completó JiSung, al ver que MinHo no continuó con la frase—. Eso es radical.

MinHo decidió darle la razón, y volvió a cambiar de tema.

Antes de que la comida llegara a la casa, las gemelas que JiSung regresaron a casa. MinHo fue presentado a la pareja de HeaJung con un cordial saludo, y se dio cuenta que KyuBok no le sacaba los ojos de encima.

Cerca de las una de la tarde, los cuatro estaban sentados en la mesa, con el resto de la familia comiendo un almuerzo tailandés mientras que JiSung seguía con su propia comida de ensalada con arroz.

—¿Comerá picante? —le preguntó KiungMi a HeaJung con gracia, acercando sus palillos untados en salsa de la comida a la boca de KyuBok.

—KiungMi, no —advirtió HeaJung—. No le va a gustar.

MinHo miraba con detención el cómo JiSung hacia bailar sus palillos en su propia comida, untando un poco el arroz en salsa agridulce, comer un poco, y tomar una generosa cantidad de verduras.

—Tampoco es tan picante —insistió KiungMi, acercando los palillos una vez más a la boca de KyuBok—. Vamos, Bokkie, prueba.

KyuBok, en su inocencia, lamió los palillos con entusiasmo; cinco segundos después, él se urgió por completo por lo picante de la comida, haciendo tanto a KiungMi como HeaJung reír por su reacción.

—¡Te dije que no! —apuntó HeaJung—. Dale un poco de agua. Mala.

MinHo vio a JiSung sonreír ante lo sucedido, pero sus comisuras decayeron al ver la mirada del otro en él.

—¿Puedes dejar de mirarme? —le preguntó en voz baja—. Me asustas.

—No te veo desde hace tres meses —contestó el otro, pareciendo orgulloso con su observancia mientras comía—. Déjame ser.

—¿Tus abuelos han estado bien?

—Demasiado. Mi abuelo incluso regresó a su casa —contó.

—Así que regresaste donde tus padres…

Ajá. Echaré de menos dormir con Soonie —expresó con falsa melancolía—. Era un agradable compañero.

—¿Por qué no adoptas uno de sus hijos?

—El trabajo de mi padre.

—Ah…

—Noorie no era un problema, porque como estaba viejo, no se movía mucho. Pero tener un gato pequeño en una consulta de dentista…

—Atraería pacientes.

—Es un consultorio clínico, ¿Por qué debería atraer pacientes?

—Yo me rompería los dientes todos los días con tal de ver un gato bebé.

—Tú estás rayado de la cabeza, no me sorprendería.

JiSung le dio un codazo, y MinHo lo empujó con el hombro.

Una vez más, MinHo vio a JiSung jugar con su comida, pero de lo estimado de lo que era un plato, terminó comiendo la mitad de aquello. Él quería preguntarle sobre un montón de cosas, pero tampoco quería sofocarlo y asustarlo.

HeaJung comenzó a hablar algo sobre lo que vio en las noticias y a JiSung le gustó hablar sobre eso; KiungMi hacía menciones de tanto en tanto respecto a lo que opinaba, y MinHo pudo sentir como poco a poco las defensas tanto de JiSung como las de él iban bajando.

Al terminar de comer, MinHo se ofreció a lavar la loza, aunque JiSung se interpuso en son de cuidar la muñeca del chico.

—Puedo seguir siendo una persona funcional —se quejó MinHo—. Además- esto fue hace dos meses.

—Te sigue doliendo —apuntó JiSung, botando lo que quedaba de comida al basurero—. ¿Has usado el cabestrillo o algo así?

—El cabestrillo es para perdedores.

JiSung lo miró. —¿Disculpa?, ¿Con qué te has afirmado el brazo?

De su bolsillo, MinHo sacó el vendaje y la pañoleta que simulaba ser su cabestrillo, y soltó una risilla sarcástica.

—Lenin —mencionó JiSung, tomando la pañoleta con molestia—. ¿Has usado de cabestrillo una pañoleta de Lenin?

—Mi mamá tiene una colección de pañoletas de izquierda-

Con la misma prenda, JiSung golpeó a MinHo en el hombro con ella. MinHo, en su defensa, atacó a JiSung con su propio vendaje, usándolo de látigo para golpear el estómago del chico.

—Eres un tonto —masculló.

—Tú también eres un tonto —contestó JiSung entre golpes, aunque se aguantaba la risa—. ¿Cómo te caes de un puente?

—SeungMin me empujó.

—Tuvo que haberte empujado hacia el otro lado.

—Oye- en mi defensa —MinHo se detuvo—, si SeungMin no me hubiese empujado, yo me habría muerto. Sé más agradecido con mi existencia.

—¿Debo serlo? —preguntó con sarcasmo.

La sonrisa abierta de JiSung junto a su respiración agitada hizo a MinHo quedarse plantado un momento, viendo al mismo chico que hace tres meses, con ojos hinchados y voz cortada, le había mencionado que se iría del pueblo.

¿Cuántas eran las probabilidades de que sucediera lo mismo otra vez?

—Oye- ¿Quieres salir? —propuso JiSung, al notar que MinHo no estaba contestando—. Gimhae tiene lindos lugares.

—Sí- está bien —atontado, MinHo asintió—. Iré al…, uh- me voy al baño.

—Okey.

Me voy a morir de taquicardia.

Al salir del baño, divisó a JiSung en su propio dormitorio, y como MinHo se sentía lo suficientemente nervioso como para querer compartir con la familia del chico, se adentró indiscriminadamente a la habitación, viendo a Bbama revolcarse de espaldas sobre la cama.

—No me gustan los perros —anunció, viendo a Bbama desde la puerta.

JiSung, desviando su mirada desde su celular, sonrió. —¿Por qué?, son una bola de amor.

Bbama seguía rascando su espalda en el colchón, y MinHo sintió escalofríos al ver el pelo blanco que dejaba. —¿No te da alergia su pelo?

—No, normalmente- uh, normalmente me recuesto en la ventana —apuntó en voz baja, tirando su celular junto a cama.

MinHo no supo si le impresionaba más que el celular de JiSung fuese un Nokia del año 2000, o que en el acolchado marco de la ventana se encontrase una manta y una almohada.

—¿En serio? —se asombró, pasando de JiSung para sentarse en el marco. Era realmente acolchado—. ¿Por qué?

JiSung, pareciendo querer contestar, terminó por sellar sus labios y negar. —Es necesario. ¿Puedes darte vuelta para poder cambiarme?

—No es como si no te hubiese visto el alma —bromeó, pero el semblante de JiSung no cambió.

—Por favor —pidió.

Alzando sus manos, MinHo hizo caso, girando su cuerpo para poder ver el exterior. No había rastros de que ese día iba a llover, y seguían los pequeños rayos de sol en la calle.

—Puedes girarte.

De forma obediente, MinHo lo hizo, y lanzó una fuerte carcajada cuando vio la mesa de noche del chico. —Vaya, tienes más remedios que mis abuelos juntos. Déjame ver si adivino para qué son.

JiSung, terminando de cerrar su polerón, lo alentó.

—Ese es para la anemia —apuntó al calcio—. Y la de allá es para dormir. Ese es para la depresión. El de allá…, ni idea, ¿Ansiedad?, ¿Por qué tiene un logo verde?, ¿Es marihuana?

—Me han recomendado calmantes naturales para no morir de una sobredosis de fármacos —contó JiSung, cruzando una cangurera negra por su pecho y guardar su celular junto a su inhalador—. No sé si sea negligente o posible, porque en verdad los considero una mierda.

—¿Y por qué los consumes?

—Efecto placebo, ¿Vamos?

Despidiéndose de la familia, ambos salieron. MinHo no tenía ni la más remota idea de lo que existía en Gimhae, por lo que confiaba en el juicio del chico de andar a pie por la ciudad.

—¿Qué hay de divertido acá? —cuestionó MinHo, observando las casas y los edificios—. Las casas son lindas.

—Casitas del barrio alto… —murmuró MinHo bajo su mascarilla, dándole la razón—. Preciosas. Por acá cerca voy a un parque a pasear a Bbama. ¿Qué quieres hacer?

—Dijiste que Gimhae tiene lindos lugares.

—Sí, pero como eres tan exquisito que dudo que te guste algo de lo que te proponga.

—Hazme un tour turístico. ¿Qué es Gimhae para Han JiSung?

—Te puedo dar las locaciones donde algunas veces voy a tratamiento, y también donde compro verdura a precio sin impuestos.

—¿Cómo sabías que ese era mi pasatiempo favorito?

Llegaron a una calle que, parecida a la de su pueblo, estaba llena de locales comerciales con diversos productos que podían ser momentáneos temas de conversación. Pararon en una tienda de productos de animes donde JiSung le habló sobre diversos mangas que había leído, y MinHo lo detuvo en una tienda de instrumentos, comentándole los últimos discos que había escuchado.

—Me gusta esta película, creo que sería divertido verla —opinó JiSung en un momento, una vez que entraron a una tienda de películas que se encontraba en medio de un bazar—. El protagonista muere.

—¿Para qué verla si me contaste el final? —MinHo puso exageradamente sus ojos en blanco.

—Porque lo encuentro interesante. Me gusta ver los finales de películas —contó.

—Pierdes la gracia —opinó—. ¿Por qué verte algo que te sabes el final?

—Porque si la película está bien hecha, entonces el final te seguirá sorprendiendo.

—Es el maldito Pulp Fiction, JiSung, no pidas demasiado.

JiSung soltó una fuerte risa antes de dejar la película en su lugar, pero eso no evitó en arrastrar a MinHo a diversos puntos de la tienda para poder darle datos curiosos de otros filmes que MinHo ni siquiera había escuchado.

—También este está basado en un libro. Pero dicen que la adaptación es pésima. Yo la vi hace un par de días y no me pareció tan mala, pero no me he leído el libro —comentó.

—Son obras independientes. No sé si puedas hacer una crítica en base a aquello —le dijo MinHo, paseando entre las estanterías—. Mira esta película- ¿Es mejor la versión moderna o la antigua?

—Hay diferencia de por medio.

—Lo mismo que el libro y la película.

—Pero hay adaptaciones realmente malas.

—No lo digas así-

—¿Live action de Death Note?

—Tienes razón. Adaptaciones realmente malas.

Luego, entraron a una tienda de música, donde MinHo se perdió por muchos minutos. Con el mismo ímpetu que le había hablado JiSung, MinHo le comentaba sobre los sencillos de artistas tanto coreanos como asiáticos que habían roto la barrera de la estima del chico.

—¡Ah!, no te conté, HanSoo quiere contratarme como trabajador en la tienda de música —contó, mirando a JiSung desde el otro lado del estante—. Dijo que abrirá una tienda en Seúl, así que me quiere mantener en la suya.

—¿En la del pueblo o en la de Seúl?

—La del pueblo. No creo que me mande a trabajar a Seúl sin un viático de vivienda.

—Puedes viajar del pueblo a la capital,

—Mucha pereza —marcó un falso acento francés al decirlo—. ¡Mira! —sacando emocionadamente una carátula de CD, la portada del último disco que Creep Hyp había lanzado—. HyunJin me hizo escucharlos como maniático porque quería tocarlos para la fiesta de graduación. Como era de esperarse, ChangBin lo mandó al demonio.

—¿Tocarán para la fiesta de graduación? —se sorprendió JiSung al escucharlo—. No me has contado nada de tu vida…

—Te dije que me atropellaron —dijo con sorna, encaminándose hacia la música en extranjero—. Y nada más, en realidad.

—Conozco una presentación de My Universe que se hizo viral en YouTube… —murmuró.

MinHo, girándose y sonriendo bajo la mascarilla, asintió con orgullo. —Todo gracias a la pequeña Olivia. Ella insistió en tocar a BTS.

—Pero, ¿Coldplay?

—Yo tampoco estaba de acuerdo, pero quién me escucha.

—¿Qué más ha pasado? —preguntó, acercándose a él al andar—. ¿La obra de navidad?

—Llevada a cabo con éxito —mencionó, tirando ligeramente su cabeza hacia adelante—. Fue lo más ridículo que hice, pero HyunJin cantó.

—No sabes el remordimiento que tuve por haberlo dejado botado —admitió, rascando la parte de atrás de su oreja—. Y las tutorías con los chicos menores- oh, ellos también fueron un sacrificio. Además de-

—Calla —interrumpió, golpeando la cara de JiSung con la carátula de un disco—. Ya te fuiste. Ya pasó. No llores por leche derramada.

—Eres un insensible —insultó.

Boo hoo —burló, mostrando la carátula: Don’t be a !!! De Dirty Blondes.

JiSung lo golpeó en el abdomen enseguida, haciendo a MinHo reír y dejar la carátula en su lugar.

—No tengo mucho chisme por contar —siguió mencionando MinHo, paseando por los estantes—. Lo último que recuerdo fue lo que pasó hace poco- ChangBin está depresivo porque quería ir con Rena a la fiesta de graduación como pareja pero ella tenía novio.

—¿Ella sigue con el chico que tú le bajaste los pantalones?

Ajá, tristeza por el chico.

—Podrías mostrar un poco más de compasión por tu amigo —atacó JiSung, bromeando—. Es triste estar en la zona de amigos.

—Como tú me dejaste por años ahí —comentó con sarcasmo.

JiSung le mostró la carátula, esta vez de un vinilo: Bad Attitude de Meat Loaf.

—No tengo una mala actitud —acusó.

—Claro que no. —JiSung puso sus ojos en blanco antes de dejar la carátula de lado.

—Bueno, ya sabes… —escogiendo con cuidado, MinHo tomó un disco de la sección de Pop: I’m Not Cool—. HyunA lo dice.

—¿Qué más ha sucedido?

—¡Conocimos al novio de YongBokkie! —recordó MinHo con alegría, bajando su mascarilla—. Es lindo, coreano y australiano. Tiene un acento encantador y una chaqueta que yo también quiero.

—MinHo.

—¿Sí?

JiSung le mostró un disco: Love Yourself: Tear de BTS.

—Eres cruel.

—Lo sé. ¿Qué tocarán para la fiesta de graduación?

—Lo mismo que para la presentación de navidad y la feria costumbrista —dijo MinHo, aún paseándose por la tienda.

—Y no puedes tocar.

MinHo soltó un exagerado suspiro antes de ver a JiSung. —Cada día duele más mi corazón.

—¿Estás con kinesiólogo, aunque sea? —cuestionó JiSung, acercándose a él.

—El entrenador Connor es un fisioterapeuta, así que trabajo con él —respondió, mostrando su mano—. En serio me duele tocar.

—Por supuesto… —una vez más y sin pudor, JiSung tomó la muñeca de MinHo para observar, aunque no hubiese nada que ver—. Te cortaron las alas.

MinHo, tomando la carátula más próxima de un cd, lo colocó en la cara de JiSung.

Don’t Waste Your Wishes… —leyó con lentitud la carátula de The Killers—. No lo hago, imbécil. ¿No puedo preocuparme?

—No quiero que lo hagas. Tengo todo bajo control —aseguró, bajando una vez más su mascarilla para mostrar su sonrisa—. ¿No confías en mí?

—Cuando me fui, me fui dejándote intacto —mencionó JiSung, palmeando ambos hombros de MinHo con suavidad—. Y me encuentro contigo, ahora, todo dañado…

—Oh, está bien, al menos no me hicieron un hoyo en la cabeza —intentó alentarlo.

Se encontraba peligrosamente cerca de JiSung, y el otro parecía notar la situación. MinHo hubiese arriesgado todo en ese momento si no fuera porque estaban en público, lo que le hizo subirse su mascarilla.

—Tampoco te conté que el primo de Chan y JeongIn fue para las fiestas… —mencionó MinHo.

Lo vio abrir los ojos, y pudo notar como un montón de pensamientos pasaron a través de ellos que le hizo retroceder un paso. —Oh…, ¿Y cómo está él?

—Bien, parece —MinHo se encogió de hombros con desinterés—. Una noche tuvimos una fiesta en casa de YongBokkie, y su novio nos hizo un trago asesino.

—¿Tan rápido moriste?

—Como cadáver. Pero eso me ayudo a saldar las cosas con él.

JiSung, asintiendo en comprensión, giró su cuerpo para ver las carátulas que estaban en un estante. MinHo notó enseguida que eso era señal de peligro.

—Ahora estamos bien —continuó, acercándose a JiSung de lado—. Y sin índoles uales de por medio, para que no estés celoso.

—No estoy celoso —respondió automáticamente.

—Oh, está bien… —con una timidez jugosa, MinHo se encaminó hacia otro estante y tomar otro disco, esta vez de una artista en específico—. No deberías estarlo, ¿Sabes por qué?

—¿Por qué?

Mostró la carátula: Cuz I Love You de Lizzo.

JiSung lo miró un momento, antes de levantar sus ojos hacia MinHo como si se tratase de una mala broma por su parte. —Eres un cursi.

—Lo digo en serio.

—¿Tienes el descaro de decirme eso cuando también me evitaste por tres meses? —mencionó, acercándose a él.

Ouch, MinHo había olvidado ese detalle.

—No te evité —se defendió con solemnidad—. Mandé mis saludos a través de HyunJin.

—Porque no hay nada más lindo que recibir saludos de tu novio a través de tu amigo y tu tía —comentó con sarcasmo.

MinHo se congeló un momento, antes de rascar incómodamente su tatuaje en el cuello. —¿Seguimos siendo novios?

De nuevo, JiSung lo miró un momento y, repentinamente, se acercó a MinHo, lo tomó de la cabeza, y lo ladeó bruscamente. —Creo que te cerraron la cicatriz con un par de neuronas afuera.

—¿En serio seguimos siendo novios?

—¿Creíste que había terminado contigo? —preguntó, enderezando la cabeza del chico. JiSung lo miraba con ojos grandes—. ¿Creíste que terminamos…?, oh, no, ¿Te enrollaste con Dorian?

—No, no, no, no, no, no, no —negó enseguida, pareciendo bastante asustado ante esa idea en la cabeza de JiSung—. No, no, no, no, no.

—Son demasiadas negaciones, ¿Acaso tú-

—No. Casi, sí, pero no.

—Entonces-

—No pasó nada, no hicimos nada —aseguró de nuevo—. Estaba triste, enojado y borracho, pero no quería hacer algo con él.

—Pero creías que habíamos roto.

—O sea- no es lo mismo creer que no éramos novios, a creer que habíamos terminado —se explicó.

JiSung lo soltó, mirándolo con aún más duda. —¿Qué?

—Ya sabes —MinHo movió sus manos—. Una cosa es dejar de ser novios, pero otra cosa es terminar. No sabía si seguíamos siendo novios, pero sabía que no habíamos terminado.

—¿Qué cosa?

Y, con sutileza, sus manos envolvieron tanto su cuerpo como el cuerpo de JiSung. —Esto.

JiSung parpadeó un par de veces, cayendo por primera vez en cuenta la situación en la que había sometido su relación con MinHo durante todo ese tiempo. MinHo mantenía su rencor a viva voz, pero quería mencionarlo lo antes posible, porque al ver cómo los ojos de JiSung se aguaban de a poco le hizo obviar el hecho de que él lo tuvo, por supuesto, mucho más difícil.

—Han sido unos meses de mierda —admitió JiSung finalmente, bajando la voz—. Ni te imaginas cuánto te extrañé. No podía pensar en ti porque realmente dolía hacerlo, pero a veces necesitaba hacerlo para sentirme- para sentirme un poco mejor…

—Y eso está bien-

—No, no lo está, porque tuve que haber terminado contigo —con frustración, JiSung se quitó el gorro para revolver su pelo—. No pensé que me iba a demorar tanto en…, no sé, pero no lo creía. No tuve que dejarte colgado de esa forma, MinHo, realmente lo siento.

—Mira- yo… —MinHo miró hacia el resto de la tienda, esperando que el tono de las voces de ambos no estaba siendo muy alto—. Yo estaba- estoy enojado contigo, ¿Sabías?, porque miraba a mis padres y…, y a mi papá se le era tan fácil lidiar con eso, pero yo no podía hacerlo contigo y- y me dejaste tan repentinamente- no creas que estoy sacándote en cara eso —se apresuró en agregar MinHo—, sabía que te irías en algún punto porque siempre me lo dijiste, pero después pasaron un montón de cosas que me dejaron trastocado y…, y yo también te eché de menos.

—¿Por eso no quisiste hablar conmigo?

—Era frustrante, porque quería darte tu espacio- ya sabes, lo que hace cuando amas a alguien —admitió, apoyándose en uno de los estantes—. Pero ahora SeungMin me dijo que podía terminar odiándote por la forma en la que actuaba y- y yo realmente no quiero hacerlo. Te quiero demasiado como para odiarte.

JiSung se mantuvo un momento ahí, procesando cada palabra que MinHo había expresado y asintiendo en comprensión; apoyándose también a su lado junto al estante.

—¿Si notas que del amor al odio hay un solo paso? —preguntó.

—Tú eres el mejor exponente de eso.

—Perdóname por haberte hecho sentir mal. Quiero estar bien para ti.

—Lo sé, pero yo no quiero ser tu ancla en esta tierra porque también es un desgaste para mí —recordó—. No soy un héroe…

—Entiendo. Por eso me fui del pueblo —concordó—. Si seguía ahí…, te habría arrastrado.

—Bueno- fugitivo idiota, aprende a crecer.

—He estado en terapia —contó con un dejo de orgullo—. Psicóloga…, psiquiatra…, nutriólogo…, incluso la profesora Ji me mandaba tareas para poder prepararme para el Examen Nacional.

—Lo rendirás en el pueblo, ¿No?

—Exacto.

—¿Y dónde te quedarás?

—Con KiungMi en Seúl. Viajaré todos los días para los exámenes.

—¿Y por qué no te quedas conmigo?

—¿Acabamos de sintonizarnos y quieres que me quede contigo toda una semana?

—Ya lo hemos hecho antes —renegó MinHo con burla—. Además, puedes siempre echarme de casa.

Aunque JiSung tuviese la mascarilla tapándole la mitad del rostro, para MinHo era fácil identificar cuándo el chico se encontraba sonriendo.

—Gracias por estar conmigo —respondió JiSung finalmente.

—Aw —con simpatía, MinHo pasó un dedo bajo la barbilla del chico—. Si no estuviéramos en público te comería la boca.

Salieron de la tienda de música para seguir con diversas rutas, esta vez con un ambiente mucho más cómodo e íntimo. MinHo le comentó un par de cosas durante los tres meses de separación mientras que JiSung opinaba respecto a lo sucedido en índole de burla, haciendo a MinHo sentirse un poco más en casa.

—¿Qué sería una buena fórmula de trabajo si no tuvieras que salir de un dormitorio?

—Supongo que una estructura de aplicación y estación en cada rincón.

—Pero tienes que hacer ingresos, ¿Cómo lo haces si no puedes salir?

—KiungMi puede hacer eso, aunque no tengo idea.

—¿No sabes en qué trabaja tu tía?

—No sé ni en qué escuela va Bokkie, supéralo.

Como la tarde seguía siendo larga aún cuando era pasado de las seis, ambos visitaron un museo en son del ocio; un museo artístico psicodélico que dejó a ambos chicos colgados por un momento ante cada exposición que veían.

—Es una mujer desnuda… —apuntó MinHo hacia una pintura que no tenía forma—. O algo así.

—¿Viste The Dispatch French? —preguntó JiSung.

—JiSung, no eres norteamericano. Para de consumir su medio.

—En esa película hay una pintura que es parecida a esta —dijo—. ¿Tal vez…?

Ambos la siguieron mirando.

—¿Mujer desnuda? —insistió MinHo.

—¿Al menos sabes cómo se ve una?

—Seis años atrás. Viejas fotografías en la casa de mis abuelos.

—¿Sabes?, tu abuela me contó su historia. Creo que es caóticamente turbio que te hayas masturbado con fotografías de exesposas rescatadas de soldados japoneses —admitió.

—Tú tenías o con Yuna. Es casi lo mismo.

Y MinHo tuvo que tapar su rostro de la carcajada mientras que JiSung lo golpeaba.

—¿Quieres hacer algo? —preguntó JiSung—. Aparte de recorrer exhibiciones que ni nosotros entendemos.

—Creo que lo que Darwin quiso exponer en su obra era la idea de la ruptura de la relación del obrero con la monarquía durante los inicios del siglo XIX durante la revolución rusa —opinó.

—No puedo creer que todo lo que dijiste esté erróneo.

—No soy de museo.

—Tenemos que ir a cenar.

—¿Tienes horario para eso?

—Para casi todo, en verdad —codeó suavemente el costado de MinHo para que lo siguiera—. Desayuno. Colación. Almuerzo. Colación. Cena. Ayuno.

—Espera- pero no comiste después de que almorzamos —observó MinHo.

JiSung se encogió de hombros con desinterés. —A veces se me olvida. Otras veces son más difíciles.

Caminando por una de las extensas calles que tenía la ciudad, MinHo reconoció estar cerca del terminal de autobuses, junto con diversos locales tanto de comida rápida como de restaurantes.

—¿Puedo preguntarte eso? —tanteó MinHo, sin saber si seguía siendo un tema tabú para JiSung.

—Claro. ¿Te apetece pedir algo para llevar e ir a comer a un parque?

—Por mí está bien. ¿Desde hace cuánto…?

JiSung movió su mano ligeramente. —Tiempo, en verdad. No fue intencional.

—¿Accidental sería cómo…?

—¿Puedes pedir por mí?

Compraron comida en una tienda de convivencia, hirvieron ramyeon y compraron bebidas calientes en lata, todo para guardarlo en una bolsa y salir a caminar lo más rápido posible hasta llegar a un parque.

Era cerca de las ocho. El tiempo pasaba volando, y MinHo se sentía recaudado ante cada charla que podía permitirse tener con JiSung; empero, el pequeño semblante del otro que era un gran rasgo de su trauma como persona lo hacía limitarse en su comportamiento: creía sentirse natural, pero temía destrozar a JiSung con un mal movimiento.

Su padre probablemente le diría que no es su responsabilidad y que no puede actuar de forma condescendiente con él, pero MinHo se sentía constantemente en alerta.

Se instalaron en un parque, en unos bancos; colocaron la comida entre medio y se reflejaban en comer con cuidado. MinHo notó que JiSung contaba en sus dedos un tiempo específico antes de abrir el paquete e ingerir la comida drásticamente, para continuamente hacer lo mismo.

—Te sabes la historia, en realidad —empezó JiSung, tan calmado como si estuviese hablando de algo trivial.

—¿La dieta que te sometió tu madre luego de que tu papá falleciera? —JiSung asintió—. No pudieron continuar porque te dio anemia y casi te moriste.

—No me iba a morir.

—Te dejó desnutrido. Desde ahí llevaste una vida vegetariana.

—Exacto.

—Recuerdo que me dijiste que era una dieta ovo-lácteo vegetariana —recordó MinHo con gracia—. Era gracioso porque te habías equivocado de concepto.

—Creí que el ovo-lácteo era aquellos que no comían ni huevo ni lácteos —se justificó JiSung con vergüenza.

—No era una dieta vegana la que llevabas, ¿Cierto?

JiSung, con lentitud, negó. El corazón de MinHo respiró con calma.

—Cuento corto: ella no fue amable conmigo para seguir con la dieta- yo tampoco ponía de mi parte, en realidad- no, olvídalo. Ella era exigente —dijo rápidamente JiSung—, lo era mucho y me dejó traumado, o algo así. Mi psiquiatra dice que hago reflejos de ese tiempo- ¿Puedes creerlo?, por un suceso que sucedió por un tiempo cuando tenía once terminó marcándome toda mi vida…

—¿Te imaginas si nunca te hubieses dado cuenta? —preguntó MinHo, mirando cómo JiSung soplaba los fideos en su palillo para poder ingerirlos—. Entonces, el año pasado, cuando fuimos a Seúl y te pillé vomitando-

—Fue reflejo —respondieron a la par.

—¿Sabías que esa fue mi primera vez que probaba un pastel de queso? —comentó JiSung—. Nunca lo había hecho, y siempre se vio tan apetitoso que- comparado con esas asquerosas barras energéticas…

¿Podía MinHo sentirse culpable por aquello? Se sentía idiota por aquella reminiscencia, porque él creía que pudo hacer algo en ese momento- dios, él estuvo parte de su infancia en un salón especial a causa de su memoria eidética, ¡¿Cómo no se dio cuenta de lo de JiSung?!, ¿Qué clase de novio era?

—De todas formas, nunca me gustó mencionarlo —continuó JiSung, capaz de leer el sentimiento que los ojos de MinHo expresaban—. Había sido difícil porque lo había asumido, pero no aceptado. Era injusto, pero más injusto era seguir con ese…, con este maltrato porque yo- yo realmente…

—Vale —interrumpió MinHo, notando cómo el orgullo de JiSung no se permitía a continuar—. ¿Quieres cambiar de tema?

—Mi psicóloga dice que no puedo hacer chistes con el tema, y tengo toda una rutina preparada…

—¿Qué haremos la semana que estarás en el pueblo? —preguntó MinHo—. Tengo que hablar con HanSoo y le pediré trabajar las tardes de la semana para poder tener el otro fin de semana libre- ya sabes, por la graduación y esas cosas.

—Creí que ella tendría contemplado eso.

—Oye, ella me gritoneó porque le pedí libre estos dos días —contó con gracia—. Dijo que no le importaba si era para venir a verte, no debía de priorizar mis relaciones personales con el trabajo.

—Te tiene mucha estima.

—Lo agradezco.

—¿Cómo está tu relación con tus padres, MinHo?

Tal vez no era un tema zanjado dentro de la cabeza del chico, y probablemente nunca lo estaría porque su personalidad simplemente no era capaz de permitirlo.

Empero, todo parecía estar mejor.

¿Era aquello lo que la gente llamaba madurez?, ¿Poder empatizar más allá del rencor?

—Está genial —admitió, un poco avergonzado—. Digo- puedo…, puedo entender más a mi mamá y a mi papá.

—¿Los perdonaste? —consultó con interés.

—No es como si quisiera hacerlo en un futuro próximo. Esperaré a la siguiente pelea para agregar más dramatismo a la situación —comentó con gracia—. Pero…, creo que estamos bien. No sé. No siento el desinterés de antes, ¿Sabes?, ahora estoy igual de desinteresado, pero…, no sé, es diferente, simplemente.

—Irte de la casa te ayudó a tener más percepción de tu relación con ellos —apuntó JiSung—. Y viceversa, probablemente.

—Siguen siendo unos negligentes de mierda —aclamó—. ¿Sabías que ellos creyeron que yo ya no necesitaba que ellos me dieran afecto porque yo era independiente?, ¿Sabes lo mierda que es eso?

—¿Te acuerdas de eso?

—¡No!, no me acuerdo de la mitad de mi infancia —entonces, el semblante de MinHo se puso dramáticamente en blanco—. ¿Qué tal si tengo un gran trauma y por eso tengo amnesia de la infancia?

JiSung rio ante la propuesta, haciendo a MinHo reír torpemente también. —Te hablo en serio, JiSung.

—Es que tu cara fue divertida —admitió, tapándose la boca—. Perdón, ¿Qué clase de trauma?

—Tal vez mi mamá me intentó cocinar en la parrilla —continuó, y JiSung rio más fuerte—. ¡Te estoy hablando en serio!

—¡Y te estoy escuchando!

—Cerdo hipócrita, solo tus problemas son reales —se quejó, golpeando el hombro de JiSung y causando que el otro lanzara un exagerado quejido mientras se lo sostenía—. Así me dueles.

—¿Te intentaron cocinar?

—De pequeño era una linda bola de grasa. Algo que tú no puedes afrontar.

—En mi defensa, me desnutrí a los once.

—Tal vez no eres creyente porque un cura te vio en la iglesia y vio que, al no tener mucha carne, no servías.

—¡¿Y qué me dices tú, chico abandonado?!

—Asúmelo. A mí no me intentaron vender.

—¡Pero si no me intentaron vender!

—¡¿Cómo sabes que no?!, ¡¿De dónde mierda sacas dinero si tu madre ni trabaja, basura?!

JiSung volvió a explotar en risa esta vez con MinHo uniéndose.

—Eres un desastre —dijo JiSung entre aires.

—Cállate. Yo no soy un fugitivo idiota.

—¿Fugitivo idiota?, ¿Ese es mi nuevo apodo?

—Ya no eres un pequeño ángel, perdón.

—Dios, cariño, no sabes cuánto me rompe el corazón —lamentó con falsedad el otro.

A MinHo se le posó un pequeño recuerdo en su mente. La sonrisa emocionada de JiSung luego de haber debutado en el festival de navidad, un año atrás. JiSung se había enterado de que los chicos habían abierto el club de la banda en su nombre con el fin de tener la oportunidad de entrar al Salón Avanzado.

Había estado reacio ante la idea, pero tras ver la sonrisa de emoción que había hecho el chico, a la par de la primera vez que lo abrazó, hizo a MinHo proponerse inconscientemente de querer sacar a flote todas las veces que JiSung le permitiera ese precioso rasgo de su felicidad.

MinHo podía creer en ese instante que él amaba más a JiSung comparado de lo que era correspondido, y se sentía bien con ese pensamiento, porque quería seguir con esa voluntad del su yo del pasado por lo que le quedaba de camino junto a JiSung.

Fue obvio, razonó, maravillado. Tal como dijo YiSu: todo estuvo ahí desde el principio porque era obvio que iban a terminar así.

Después de comer y botar la basura, compraron otras bebidas calientes para ubicarse en la misma banca y ahí, en la compañía del otro, seguir sumiéndose en conversaciones mientras miraban a las pocas personas pasar, a los faroles iluminarse, y a las estrellas aparecer con normalidad en medio de la contaminación lumínica.

—Entonces- ¿Cuál será el plan de mañana? —preguntó MinHo.

—Tienes que hablar con mis tías sobre la idea de quedarme en tu casa durante la semana —explicó JiSung, jugando con timidez con las pulseras de la muñeca de MinHo—, así no gastan en un hotel y mierdas así.

—¿Y para la graduación?

JiSung se encogió de hombros con desinterés. —Será mucha molestia si van. Es mejor que se queden acá y yo regreso el domingo o el lunes.

—¿No estarás para la despedida de Chan y JeongIn?

—¿Cuándo es?

—marzo, antes del cumpleaños de HyunJin.

—No sé qué será de nosotros a la noche y me preguntas qué será de mi en marzo, MinHo. Tenme paciencia.

No obstante, tanto las orejas de JiSung como las de MinHo se pusieron coloradas.

—Eso sonó mal-

—Cállate —interrumpió JiSung—. Dime- ¿Cómo va lo de Chan y JeongIn?

MinHo soltó un profundo suspiro. —Caótico. A JeongIn recién le pesó la idea de irse a vivir a Australia. Entró en pánico.

—¿Y Chan?

—Más calmado- enojado, pero calmado. Se peleó con JeongIn porque él propuso la idea de quedarse con su papá.

—Me imagino el griterío.

—No fue tanto, pero la tensión estaba ahí —imitó con sus manos el movimiento—. Y antes de venirme, JeongIn seguía sobre estimulado.

Al notar que no había personas rondando el parque, o no lo suficiente para estar interesado en ambos, JiSung acarició el muslo de MinHo mientras que el otro apoyaba su cabeza en el hombro del otro. —¿Y cómo estás tú con eso?

—¿Por qué debería de afectarme la decisión de ellos?

Y aquí vamos de nuevo…

—Porque te duele. Son tus amigos de infancia —JiSung explicó con calma—. Al igual que JeongIn, has estado rodeado de las mismas personas desde que eres un niño. ¿No te afecta eso?

—No, en realidad…

—¿Ni Chan ni JeongIn?, ¿Aquellos chicos que conoces desde los seis y que de repente ellos se irán a vivir a Australia?

—No es como si fuéramos tan cercanos…

JiSung le palmeó su muslo, y MinHo soltó un suspiro. —No quiero pensar en ello hasta el día en que ellos se vayan, ¿Okey?, así lo digiero más fácil. Además, no es como si se fueran para siempre.

Ninguno lo mencionó, pero ambos asumían que así sería.

La llovizna de la noche se aproximó en ellos, lo que hizo que tuvieran que regresar a casa en una gran carrera. A la entrada, ambos se secaban estrujando sus propias prendas mientras MinHo cantaba esporádicamente In My Head de Jason Derulo.

—¿Desde cuándo te gusta él? —cuestionó JiSung.

—Me gusta más Usher —opinó MinHo—. Quiero ser cantante…, como sea- In my head, i see you all over me – in my head, you fulfill my fantasy – in my head – you’ll be screaming ‘more!”

—¿Es una propuesta indecente?

—Solo si tu accedes-

—¿De qué hablan ustedes dos? —abriendo la puerta, HeaJung miró a los dos chicos junto con Bbama ladrando—. Dios, están todos mojados- vayan a ponerse el pijama.

MinHo quiso reírse cruelmente cuando, diez minutos después, vio a JiSung con las mismas prendas en edición pijama.

—No me sorprende —comentó MinHo con gracia.

—Cállate.

 —¿Dónde dormiré yo?

—Deberías preguntarle a Bbama si te hace un espacio.

—¿JiSung?

Desde la cocina, ambos vieron a HeaJung acercarse hacia los quemadores para poder hervir el agua. Instintivamente JiSung se alejó de ahí, pero siguió a su tía con su mirada.

—¿Cuál es el plan de mañana? —preguntó ella.

—Eh…, en vez de que KiungMi gaste dinero en un hostal, me quedaré en la semana con MinHo —contestó JiSung, un tanto nervioso.

HeaJung intercaló su mirada seria entre MinHo y JiSung, barriendo su mirada con tanto análisis que MinHo se sintió ligeramente expuesto.

—¿Tus padres están de acuerdo con esto, MinHo? —le preguntó HeaJung.

MinHo tanteó sus bolsillos, nervioso. —Eh- no saben, pero no tienen problema. Me dejan hacer lo que quiero.

—¿Recibir a un chico durante una semana completa?

—Tenemos un grupo de amigos grande —explicó—. Mi mamá prefiere a un chico durante cinco días a que ocho en una noche.

—Entonces, ¿No te molesta si hablo con ella por teléfono?

En realidad mi papá es el páter de la casa, pero ya qué.

Enviando un rápido mensaje a su madre donde la contextualizaba, le dio el contacto a HeaJung.

—Entonces, ¿No te molesta estar solo durante esa semana en el pueblo? —preguntó HeaJung con detención, esta vez mirando a JiSung.

JiSung, vacilante a la hora de hablar, le dio una mirada a MinHo. —Ve a mi dormitorio.

Haciendo caso enseguida, MinHo se inclinó con torpeza ante HeaJung y subió hasta el siguiente piso, donde Bbama se encontraba recostado en la cama y KyuBok se encontraba dibujando en el suelo. Cuando KyuBok alzó la mirada hacia MinHo, su ceño se frunció.

—¿Qué hace acá? —cuestionó.

—Me mandaron a mi habitación —respondió MinHo, sentándose en la cama sin molestar al cachorro.

KyuBok bajó la mirada a su dibujo. —A mi también me mandan a mi habitación algunas veces.

De mera curiosidad y ocio, MinHo fue hacia la mesa de noche de JiSung para ver sus medicamentos y efectos adversos.  Se atrevió a acariciar a Bbama y le preguntó a KyuBok qué es lo que dibujaba, aunque este contestó ofendido porque MinHo no lo había divisado.

Para su sorpresa, media hora más tarde, JiSung entró al dormitorio.

—Bokkie, ¿Puedes dejarnos solos? —preguntó JiSung, con un semblante agotado.

KyuBok asintió, y de un pequeño llamado Bbama bajó la cama para seguirlo. A MinHo le sorprendió que la puerta del dormitorio quedase abierta.

—¿Qué pasó? —preguntó MinHo—. ¿Hablaron con mi santa madre?

—Algo así… —murmuró, sentándose en la cama y tomando al pequeño peluche de quokka con nerviosismo—. Tu mamá es un sol, ¿Lo sabías?

—Bueno, le agradas.

—No sé qué haré una semana con ella en tu casa mientras trabajas… —se preguntó, ansioso.

—Lo mismo que con mi abuela —con confianza, MinHo se recostó en la cama—. Te llevaste bien con ella, y te echó de menos. Marcas a las personas, primor.

—¿Cómo puedo marcarlas si soy tan poca cosa? —cuestionó en voz baja.

—Bueno, serás poca cosa porque parte de ti la dejas en el resto, y como no te reconstruyes enseguida, quedas en eso —explicó MinHo sin encontrar la lástima en el tono de JiSung—. Ya sabes, como una membrana.

JiSung lo quedó mirando por un momento, y MinHo no lo captó. El otro soltó un suspiro y esbozó una pequeña sonrisa. —Eres increíble.

—¿Lo dices en sentido sarcástico?

—¿No puedo halagarte, basura humana?

—¿Qué me halagarás tú, pequeño gusano?, solamente me quieres por mi cuerpo.

—Hablando de tu cuerpo —JiSung se sentó en la cama mientras apuntaba la puerta—, quieren que dejemos la puerta abierta si dormirás conmigo.

—¿Qué?, ¿Por qué? —cuestionó, tímido por la repentina exposición.

—Políticas de la casa —contestó, encogiéndose de hombros—. Cualquiera con pareja debe dormir con la puerta abierta, salvo los dueños de ella.

—Es ridículo. Siento que vulneraron mi derecho a la privacidad.

JiSung volvió a reír, palmeando con suavidad el rostro de MinHo para simular una bofetada.

Tras cepillar sus dientes y aprovechar el internet del hogar, desde la tableta de las tías de JiSung vieron una película antes de que a MinHo le entrara el sueño y JiSung tuviese que tomar sus pastillas. Desearon las buenas noches al hogar, y ambos cayeron dormidos.

JiSung podría decir que se encontraba nervioso, desde su punto de vista. Ser golpeado por el fármaco para dormir y recibir los efectos adversos de sus otros medicamentos lo hizo sentir borracho de sueño cerca de las cuatro de la mañana, en el punto donde MinHo murmuraba entre sueños y se encontraba más inquieto.

Con cuidado, JiSung gateó de la cama para poder pasar de la cama al ventanal, abrazarse con la manta de lanilla que colocaba e, intentando mantener su mente en calma, cerró los ojos.

¿Podía regresar?, ¿Sería justo hacerlo? En ese pueblo Yuna podía estar esperándolo con los ojos abiertos, anhelando algún tipo de desarrollo, respuesta, o simplemente un acto de odio que fuese justo en caer en JiSung.

Su madre también estaba ahí, y JiSung no tenía idea si se encontraba preparado para enfrentarla.

Debía de verla. Tenía que verla a la cara y decir las cosas que debía hacer para su futuro; tal vez recuperar un poco de sus cosas, aclamar o solucionar algo. Sus terapeutas le habían recomendado trabajar con lo que él mismo podía desafiar, pero a las cuatro de la mañana él ni siquiera sabía en qué posición se encontraba.

Los pensamientos intrusivos de conceder la culpabilidad de sus acciones hacían actos de presencia en caravana navideña, con una simpática locución de recuerdos de todos los comportamientos asquerosos que tanto él y ella tuvieron con el otro. ¿Ambos eran merecedores de poder enfrentarse de nuevo?

Ella intentó dañarlo de verdad. Le intentó quemar tras lanzarle el agua. Sus manos tienen pequeñas hendiduras y cicatrices de ampollas que lo acompañaron durante días o semanas hasta que finalmente pudieron desaparecer.

Pero, con sus ojos cerrados, él aún podía sentir la presencia de su madre como una bestia en la montaña: sentada tras la colina con sus piernas abrazadas, observándolo con cóncavos en vez de ojos y sin nada más en su rostro; con la arruga de su vejez marcando cada uno de los gritos y enojos que él le hizo pasar, de forma tanto justa como injusta.

¿Cómo JiSung podía enfrentar eso?

Pasos de bebé, intentó consolarse. En un par de horas tendría que tomar un autobús a Seúl para llegar al pueblo. ¿Eso era un paso, lo suficientemente pequeño, como para poder afrontar su propia mente?

Siete días. Tres meses de avance para esos siete días.

Si JiSung no podía enfrentar esos siete días, eso significa que estuvo estancado todo ese tiempo, y que hizo perder el tiempo a sus tías en vano.

No quería que todo fuera en vano. No creía que todo fuera en vano.

Las luces fuera de la casa poco a poco empezaron a apagarse, y JiSung presumió que la alarma sonaría para poder levantarse. MinHo seguía gimiendo y murmurando cosas contra la almohada que le hacía mantenerse activo en sueño; y JiSung sentía que no podría mantenerse en orden durante toda la semana.

El gemido de MinHo se aclamó más, y JiSung apartó la mirada de la ventana para poder enfocarlo en él, incorporándose en la cama. —¿Desde cuándo estás ahí?

—Un rato —JiSung no medía el tiempo—. ¿Te despertó la luz de afuera? No duermo con las cortinas cerradas.

Con su rostro hinchado y con pereza en sus movimientos, MinHo gateó por la cama hasta llegar a la ventana, sentándose en el lado opuesto de JiSung para poder imitarlo. —Ilumina más que la mierda. ¿Cómo lo haces para dormir?

—No lo sé en verano, pero como en invierno los días son oscuros… —razonó.

Cayeron en silencio. JiSung abrazaba más la manta mientras evitaba a toda costa observar los desnudos pies de MinHo tentar a tocar los suyos, como si fuera un gran distractor.

—¿Realmente quieres ir al pueblo, hoy? —preguntó MinHo.

JiSung, sin apartar la mirada de la ventana, asintió. —No puedo aplazarlo.

—¿Ni rendirlo en forma de internet?

—Se dice ‘forma online’- y no. No vale la pena si ya dije que iría —pero, en medio de sus palabras, JiSung se desordenó el cabello mientras soltaba una ácida risa—. Perdón, estoy haciendo un drama. Solo dame un momento.

—Solamente será una semana —intentó alentar—. Lo harás y te vendrás acá todo el tiempo que quieras.

—No sé si pueda hacerlo. No me atrevo a pisar el pueblo y aún tengo que reclamar mis cosas… —murmuró.

—Tengo que decirte algo, JiSung.

JiSung alzó su mirada. MinHo había expresado la oración como una bala. —¿Qué cosa?

MinHo, dubitativo, se rascó su tatuaje. —No me comentaste que tuviste una úlcera.

No era de sorpresa para JiSung, quien solamente apoyó su cabeza en la ventana. —No fue serio, pero- uh, sí, me lo vieron cuando llegué acá.

Entonces, pareciendo caer en cuenta, frunció su ceño.

—¿Cómo te enteraste?

—HyunJin comentó que- cuando habías regresado a tu casa después de escapar, le habías dicho que tu madre había destrozado todo, ¿No? —JiSung asintió—. Yo regresé, días después, y tu mamá justo…, justo entró.

—¿Qué? —moduló—. Estás- ¿Qué?, ¿Por qué-

—Me escondí, y estaba hablando con una de tus tías- HeaJung, creo, y le dijo que iba a botar tus cosas si es que no volvías para el final de esa semana —contó con rapidez—. Rescaté algunas cosas tuyas, pero- uh, lo siento, tu mamá…

MinHo ni siquiera pudo terminar la frase cuando vio a JiSung palidecer de golpe, tirando su cabeza hacia atrás mientras luchaba por no llorar.

—Estás…, ¿Dices que mi mamá botó todo? —preguntó JiSung—. Yo…, yo quería venderlo, MinHo- lo que sea, discos, libros, cualquier mierda. No tengo dinero. No tengo fondos. No puedo estudiar y- ¿Y me quedé sin nada?, ¿En serio botó todo?

Aunque MinHo pareciera tener complicaciones para hablar, asintió con seguridad. —Lo vimos- con los chicos, tus cosas fuera de tu casa para que la basura lo buscara. Pero tengo algo- o, bueno, SeungMin lo tiene, pero están algunos libros, discos, fotos…, y Yuna tiene tus cosas de tu casillero.

—Pero- espera —JiSung se incorporó, ansioso—. ¿Por qué…?, ¿Por qué no tengo nada?, O sea-, ¿Por qué me botaron todo?, ¿Acaso…?

“La independencia es una forma en la que te haces un adulto; entiendes lo que es la madurez emocional y mantienes tus lazos afectivos según a tu conveniencia. Huir de casa es simplemente estancar tu crecimiento; forzarte a crecer.”

Un temor colateral se posó en la columna de JiSung. Había un pensamiento radicado en su mente sobre el concepto de huir de casa que le hacía temer cómo sería su propia evolución como persona en consecuencia de todo lo que sucedió. Un temor natural, alguien podría llamarlo, pero JiSung se aterraba más la tesis nueva de su tesis más antítesis.

Tendría que forzarse a hacer ambas cosas.

—Probablemente tu madre quiere hacerte creer que no tienes un lugar para volver —continuó MinHo.

—¿Quiere hacerme creer?, ¿Por qué no lo haría a secas?

—No lo sé. No sé cómo funciona ella, por lo que tampoco sé cómo son sus intenciones —incómodamente, MinHo se urgió en la ventana para poder estirar más sus piernas y, así, acariciar las de JiSung con las suyas—. Pero creo que esperabas eso.

JiSung se encogió de hombros. —No lo sé, en verdad.

—Botó tus cosas. Si hubieses tenido una mascota, probablemente la habría cocinado solo para hacerte sentir mal —repuso MinHo, y JiSung se atragantó ante el caso hipotético—. Lo siento, pero ¿Realmente no esperabas esto?

—Te estaría mintiendo si te dijera que no, aunque quisiera que no fuera así —y, como un niño pequeño, sus manos se posaron en sus propias mejillas para poder bajar el calor de ellas con sus manos heladas—. En el fondo siempre espero a que volvamos a la normalidad, aunque para eso necesito que mi papá esté con vida.

—¿Quieres animarte un poco?

—Siempre.

—¿Por qué no vamos (o vas, como desees) a ver a tu padre?

—¿No que querías animarme? —preguntó con sarcasmo.

MinHo lo golpeó ligeramente con su pierna.

—Admito que a mi nunca se me ha muerto un familiar- o al menos alguno que me importe —murmuró MinHo lo último—, pero he visto que SeungMin se reanima cuando está en silencio con el ánfora de su hermano. No sé, es como una recarga de energía.

JiSung, pareciendo complacerse con la idea, acarició con su pie la pantorrilla de MinHo. —No creo tener recuerdos de haber ido a verlo. Sé que está en alguna parte de Seúl, pero no…, no he ido.

—¡Dios!, ¡Tu madre no tiene ningún ápice de bondad en su alma!

—En mi defensa, a ella le dolía ir —justificó JiSung enseguida—. Y era mejor, no sé. No soy espiritualista, por lo que no compro la idea de que esté a mi lado o que yendo a verlo me sentiré más cercano a él. Y si él hubiese estado conmigo o algo así, no habría permitido que me hubiese largado de casa o algo así —entonces, él le mostró sus manos a MinHo—. Mira esta belleza. Y casi tengo un estómago perforado. Mis huesos son más débiles que ramas y de milagro no me he fracturado. ¡Y apenas puedo dormir en las noches porque los medicamentos me hacen un jodido efecto rebote!, ¿Crees que alguien que presuntamente te amó, y ahora te acompaña en sentido espiritual, habría dejado que me pasara toooooodo esto?

—¿Qué no eras fan de Aristóteles o una mierda así? —MinHo se acercó a JiSung mientras le tomaba ambas manos—. El plano metafísico no colisiona con el real, o algo así.

—Estás errado.

—¿Y a mi qué?, la compañía no es salvación, JiSung, es compañía —afirmó—. Creer que tu papá está a tu lado no es para plantear la oportunidad de haberte ayudado, es para plantear la idea de que- creyendo que estás solo, en realidad no lo estabas.

—¿Y qué me importa a mí si no lo puedo ver? —cuestionó de mala gana—. No necesito fantasmas imaginarios a mi alrededor molestándome.

—Porque, como me dijiste una vez, ese tipo de pensamiento hace que las personas se sientan menos solas.

JiSung, cerrando su boca, enfocó su mirada en sus manos sostenidas por MinHo y no pudo evitar soltar un mohín. —Eres detestable.

—Soy consciente de ello.

Y, con cuidado, JiSung estiró su cuello hacia adelante para poder darle un par de besos en los labios, los cuales MinHo recibió sin apuros.

—Uh- mejor no —se apartó suavemente JiSung, frunciendo el ceño—. Tu boca apesta.

—Lástima —burló MinHo, tomando del cuello a JiSung para soplarle en la cara.

Entre burlas, malos coqueteos y otros besos, esperaron a que la alarma sonara esa mañana para tomar desayuno.

—¿Tus medicamentos? —enlistó HeaJung, viendo a JiSung pasearse por su dormitorio.

Yep.

—¿Celular?

—Ajá.

—Apuntes.

—Sip.

—¿Ropa?

—La suficiente.

—¿El quokka?

—Eh… —avergonzadamente, JiSung le dio una mirada al peluche de quokka que seguía reposado en su cama. Pudo escuchar la carcajada burlesca de MinHo de fondo—. ¿Lo dejo acá?

—Bokkie se va a ofender —apuntó HeaJung.

—¿Cómo puedes dejar a tu pequeño hijo botado acá? —le cuestionó MinHo con falsa ofensa, tomando al peluche de la pata para poder tendérselo a JiSung—. Guárdalo. Es tu apoyo emocional.

JiSung, sin ningún ápice de gracia, tomó el peluche y comenzó a golpear el brazo de MinHo con él.

El paso sencillo fue salir de la casa; despedirse por una semana de sus tías y su primo hizo sentir a JiSung más melancólico de lo que esperaba, al punto de sentir vergüenza de su propia sensibilidad. Tomar el autobús con dirección a Seúl a las ocho de la mañana fue el siguiente, en donde tanto JiSung como MinHo cayeron dormidos escuchando la música del segundo tan pronto como se sentaron en las butacas.

Pasado del mediodía, ambos llegaron a Seúl.

El pulso de JiSung se alzaba ante cada cambio de autobús y visita esporádica. Al subirse al transporte hacia su pueblo, y ambos tomaron asientos alejados para seguir encerrados en su propio mundo, JiSung no podía evitar mirar compulsivamente a todos los pasajeros, tantos los que subían como los que bajaban.

No estaba preparado para enfrentar a su madre.

—Oh, mierda —masculló MinHo con cansancio, sobre la música que escuchaba—. Los chicos están en mi casa.

—¿Qué tiene eso de malo? —el repentino terror de JiSung fue opacado por una inocente emoción de volver a ver a sus amigos

 —Quería llegar a dormir. No a preocuparme de una ridícula presentación —masculló, guardando su celular.

—¿No que te gusta cantar?

—No cuando tengo sueño.

—¿Estás de malhumor porque el bebé tiene sueño?

—¿Es un apodo o un insulto?

—¿Tú qué crees?

Pudo reconocer las rutas que ingresaban al pueblo, y ver el rostro de alguno de sus vecinos bajar del autobús. JiSung se sentía tan nervioso que podía sentir cómo el sudor salía de sus manos.

Con palmadas alentadoras a su costado, JiSung y MinHo bajaron del autobús.

El aroma que lo acompañó durante toda su infancia le golpeó en el rostro, y JiSung se sintió repentinamente borracho por la cantidad de emociones que estaba sintiendo en ese instante. Su cabeza se movía de lado a lado, asegurándose que en la parada no estuviesen esos ojos comunes de su infancia que lo habían aterrado, esperándolo para brindarle un castigo.

—¿Por qué está más silencioso? —preguntó JiSung.

MinHo, acomodándose su mochila en el hombro bueno, miró también a su alrededor. —Supongo que nunca hubo mucho ruido. ¿Avanzamos?

Asintiendo con torpeza, JiSung dio el primer paso en bajar de la vereda para cruzar la calle.

No debía de por qué ser peligroso si él creía que no lo era.

Resignificar. JiSung pensó en ese concepto mientras seguía a MinHo en silencio.

La idea de resignificar su hogar haría que el temor de su cuerpo se drenara poco a poco para pensar en las burdas cosas positivas que podía traer el lugar. Sería una semana en otro lugar, con otro JiSung, y con las mismas personas que lo acompañaron durante el tiempo que él más lo necesitó.

Poco a poco, el silencioso pueblo empezó a corromperse cuando el alegórico ruido de una batería en sentido arrítmico resonaba por todas partes. Entraron a la calle de la casa de MinHo y JiSung vislumbró la camioneta de HyunJin estacionada en la acera, y con el portón del garaje abierto a más no poder mientras se podía ver a SeungMin fumar afuera y dar indicaciones caóticas desde el interior.

—No puedes mandarlos. Yo los mando —apareció Lily en la vereda, discutiendo con SeungMin.

—Si van a seguir con el maldito popurrí de la Taylor Swift, no deberían empezar con lo fuerte para terminar con lo suave —criticó él.

—¡Eso es porque después sigue una canción fuerte!, ¡Hay que mantener el equilibrio del ritmo!

—¡Es ridículo!, ¡Aburrirás a las personas así!

—¡Las personas no los van a escuchar!

—Me siento adolorido con esa afirmación —comentó HyunJin desde la batería, con sus brazos ardiendo de la constante práctica—. ¿Podemos descansar?, tengo que estudiar.

—¿Y a ti qué te importa estudiar? —le cuestionó ChangBin—. Ya repetiste el año.

—Nunca hay que perder la esperanza —dijo, antes de apuntar a Lily (aunque ella no le prestara atención)—. Si no, seré su compañero de salón.

—Puedes pelearte con ella ahora y dejar de ser amigos —JeongIn opinó a su lado—. Estarás solo en el siguiente ciclo.

—Si lo pones de esa manera, significa que tendré que esforzarme en pasar.

—Deberías. Al menos YiSu si se esfuerza —apuntó ChangBin a la chica que se encontraba en el sofá junto a Felix, quien la ayudaba en poder estudiar y memorizar las asignaturas del año en una tarde.

—¿Por qué no mejor cambian a Taylor Swift por algo mejor? —siguió SeungMin discutiendo con Lily—. Está sobrevalorada.

—Dile a MinHo eso, veamos si está de acuerdo contigo MinHo —desafió la chica.

El lugar era tan ruidoso que corrompía los pensamientos de JiSung.

—¿Quieres saludar? —le susurró MinHo a JiSung.

Él, sin saber qué decir, se encogió de hombros.

A pesar de que nadie lo tocó en la primera hora que apareció por la creencia de ver a un fantasma, JiSung se sintió lo suficientemente cálido como para poder sonreír abiertamente mientras le preguntaban qué había sido de su vida en los últimos tres meses.

Todo era tan confuso para él que ni siquiera era capaz de meditar en lo que él era o no merecedor de algunos comportamientos o palabras. Los abrazos afectivos de HyunJin o Felix, mientras que JeongIn hablaba con él sobre su irrefutable miedo a la mudanza, o los comentarios ansiosos de SeungMin de lo que respectaba su futuro, o la mirada de calma que Chan y ChangBin podían emitir en son de su madurez; todo aquello era parte de una memoria de JiSung que le hizo sentir a flor de piel la misma sensación de cuando los había conocido.

No debo ser intenso, se reprochó. Deja el dramatismo de lado.

Pero él se sentía contento.

 

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Comments

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Missanion
#1
Chapter 11: Estos chicos me estresan.
Missanion
#2
Chapter 10: Bueno. Primero, Lo positivo es que Mingi y San si quieren a Jisung peeeero,en lugar de enojarse también con Yuna sólo lo hacen con Minho? ?o sea...es la chica la que se le esta insinuando todo el tiempo pero es la culpa de Minho quien la rechaza absolutamente todo el tiempo? ?
Segundo, la verdad es que Jisung es bastante egoísta y particular. Sólo piensa en él mismo y no valora o no le interesa el cariño que recibe. No se preocupa por mantener sus amistades, creo que los cambiaría a todos por un 10 en sus exámenes. Así de egoísta me parece.
Missanion
#3
Chapter 9: La mamá de Jisung tiene problemas mentales.
Minho me dio mucha ternura en éste capítulo!!! Jisung no estaba ni cerca de tener una erección en absoluto. En eso estaban iguales los dos,se concentraban más en sus acciones que en el momento y no lo disfrutaban. Minho por ser su primera fez y por los nervios y Jisung creo que el realidad nunca disfruta nada relacionado con su noviazgo,; se engaña así mismo.
También me di cuenta que Yuna si se preocupa a su manera por Jisung, pero sigo pensando que no lo quiere del todo y que esta con el para experimentar.
Missanion
#4
Chapter 8: Bueno,al parecer los chicos si quieren a Jisung. Pensé que no les importaba pero Mingi, San y Yeosan parecen celosos de sus constantes interacciones con el grupo de Minho ;eso o simplemente no toleran al grupo de Minho y por ende no toleran ser rechazados por ellos.
Creo que Chan le dijo a Minho algo de lo que Changbin y creo hasta Félix ya se dieron cuenta. Pero claramente para él no es fácil de aceptar. Creo que ellos 3 no van a tener mayor problema si el llega a aceptarlo o comentar algo de eso a los chicos. Por Seungmin no sé, Jeongin y Hyunjin tampoco creo que lo juzguen.
Missanion
#5
Chapter 7: Awwwww, escuchan música del mismo auricular. ❤
Al verdad pensé que Jisung le iba a decir que se quede a dormir porque ya era muy tarde o que Minho se aauto- invitaría a dormir para pasar más tiempo con él. Pero no,se volvió solito a la madrugada, aunque seguramente su casa no quedaba para nada lejos ,si en 10 minutos y a paso tranquilo llegó a la casa de Jisung.
Missanion
#6
Chapter 6: Sii! Al fin estuvieron libres de las otras pestes. Por lo que dijo Hyunjin, ya me cae mal Yeji. Es la típica adolescente mimada, egoísta y que quiere ser rebelde y no hace más que estupideces.
Amo las conversaciones de Chan y Changbin, no entiendo mucho de lo que hablan pero las amo Jaja.
Missanion
#7
Chapter 5: Todo el grupo de Minho es genial. Son chicos muy buenos.
No me esperaba esa charla de "eres gay? No soy gay"en absoluto jajaja sobre todo el diálogo de Minho 😂 yo sé que él es el dueño de ese pene mágico que hará a Jisung cambiar de opinion jajajaja
Missanion
#8
Chapter 4: En realidad pienso que Minho debería aceptar ir al curso avanzado. Tiene una mentalidad muy básica y cerrada. Hacer eso le puede abrir otras puertas y tener más oportunidades académicas y laborales en el futuro pero bueno,es un adolescente de pueblo y su madre no le exige absolutamente nada,su padre obviamente no sabe de esto. Me gustaría que acepte,si ya se aburre y frustra en demasía con los contenidos que da ahora porque le resultan fáciles en exceso,imagínense a futuro.
Jisung en este capítulo en verdad da pena y hasta ganas de enojarse. Sabe que no puede fumar por el asma severo que tiene y aún así va como perrito detrás de sus "amigos" a quienes parece no importarle en absoluto su salud ni bienestar. Fumar marihuana en la escuela,en serio??? Qué tienen en la cabeza?? Claramente aire. Su novia me cae cada vez peor. Los chicos parecen ser sólo cabezas huecos y bravucones en potencia. Hasta el momento no han dañado físicamente a los chicos (si,les lanzan latas y creo que hasta piedras pero no fueron a los golpes mano a mano o una golpiza en grupo a uno solo)pero sí los acosan cuando tienen oportunidad y eso esta muy mal. Peeeeero a Jisung, teniendo conocimiento de esto,parece no importarle, así que es él quien tiene que cambiar de actitud y ponerle un alto a sus amigos,si no ,no tiene sentido.
Missanion
#9
Chapter 3: Owww, me.encantó su interacción con Felix. Jisung en verdad necesita nuevos amigos,los que tiene ahora no califican para ese título. Creo que se llevaría mucho mejor con los amigos de Minho.
Missanion
#10
Chapter 2: Primero, de dónde sacan que Minho anda hormonal con Yuna? ? De verdad hay cosas que no entiendo. Si se sabe que el anda solo o con sus amigos,nunca intentó interactuar con Yuna...entonces,por qué arrojarle agua y decirle que "le baje a sus hormonas" con Yuna? Juro que la voy a odiar si ella anda esparciendo falsos rumores de que el gusta de ella o le tiene ganas. Es ella la que lo busca y no puede evitar darle el 100% de su atención cada vez que lo ve.
Segundo, Changbin le hizo una buena pregunta a Minho. Por Qué le interesa y afecta tanto lo que Jisung piense o sienta por él? Es para que se ponga a meditar y encontrar una respuesta Jaja. Anquee con eso de que la sonrisa de Han le parece bonita y quiere verla más seguido ya tengo mi respuesta jaja