Rastros de memoria en la construcción de una persona

Mr. Brightside; MinSung

Canción:

Bohemian Rhapsody; Queen

Tw- pensamientos intrusivos, mención de desórdenes alimenticios y mención de suicidio

—¿Estás escuchándome?

Sintió como si hubiese despertado una vez más, aunque estuvo despierto todo el tiempo. Sus manos presionaron al conejo de peluche que una vez había atrapado en las maquinas de pinza y giró su cabeza para ver a Yuna a su lado.

—No, lo siento… —admitió, avergonzado—. ¿Qué…?

Más allá de mostrarse molesta, Yuna emitió un pequeño sonido mientras acariciaba el cabello de JiSung. —Está bien, no es importante…

Estaba en casa de Yuna, lo que significaba que tenía que seguir con su relación. JiSung se encontraba con un torbellino de tantas emociones que ni siquiera sabía cómo priorizar una en alguna escena.

—¿Te encuentras bien?, estuviste callado todo el día… —Yuna se recostó más en su cama, girando todo su cuerpo para ver a JiSung.

—Fue el sueño. Ayer fue pesado —murmuró, imitándola.

—¿Solo eso?

JiSung elevó una mano y se rascó sus labios. —Digo…

—Está bien no estar bien —se apresuró en decir Yuna, acariciando la mejilla del chico—. En especial si ChaeWon era tu amiga.

Él negó con intenciones de mostrar que la situación no le afectaba, pero la chica estiró sus brazos alrededor de la cabeza de JiSung y lo atrajo hacia su pecho para poder servir como contención.

¿En serio el tiempo seguía pasando?, JiSung no podía medirlo si lo hacía rápido o lento.

Se atribuía la habilidad de hacer sonar su dedo meñique de la mano derecha, presionándolo intercaladamente a su vez que lo estiraba para que el ruido siguiera estando presente. Castañeaba sus dientes de tanto en tanto, aunque no hiciera frío dentro del pasillo. Y, con un subjetivo remordimiento hacia su entorno, exhaló con rabia.

Su cabeza se encontraba divagando un poco dentro del mar de la fantasía, con sus ojos abiertos ensimismados en la taquilla frente a él cuya intención era de ser utilidad para poder recordar que seguía encontrándose en la realidad. Su disociación lo mantenía enajenado de la realidad escolar, y ni siquiera era consciente de traer ropa puesta o estar respirando en ese instante.

—¿JiSung?

Trayéndose de nuevo, el chico se giró. HanSoo se encontraba esperándolo con la puerta abierta de su oficina, junto a una estudiante saliendo de ahí con total calma.

Se levantó del suelo y se adentró a la oficina. A diferencia de las otras veces que tenían un intenso olor artificial de desodorante ambiental, esta vez tenía un suave incienso de esencia de limón que asqueaba profundamente a JiSung. Tomó asiento frente al escritorio de HanSoo, como las veces anteriores, y esperó pacientemente a que ella terminase de rellenar en su cuaderno antes de mirar a JiSung.

—Bien, JiSung, ¿Cómo te encuentras?

—Para la mierda, sinceramente, pero ese no es el punto —comentó, aunque intentó sonar divertido, en verdad se escuchaba como si no tuviese algún sentimiento dentro de su cuerpo—. Yo quería…, uh…, cotizar, ¿Sabe?, su colega que se especializaba en trastornos alimenticios…

—Ah, no es necesario cotizar —renegó ella enseguida, aunque abrió su laptop para teclear algo ahí—. La primera consulta siempre es de cortesía- en especial si estás aliado a alguna cobertura médica. ¿Tienes dinero? —JiSung negó—. Está bien, la primera será siempre de cortesía. Si te acomoda, podemos traer a tu madre acá y explicarle el tema, ¿Qué te parece?, para que así vayas tomando el ritmo.

—Creo que probaré la primera consulta —opinó JiSung. Él no podía imaginar ver a su madre sentada en ese instante junto a él, escuchando con una real preocupación todas las cosas que HanSoo podía decir, todo con el fin de hacer algo para remediarlo—. Después…, eh…, después veré qué haré.

HanSoo escribió la dirección y número de teléfono en un post-it y se lo entregó a JiSung. —¿Quiere que agende una hora?

—Sí, por favor —si JiSung era el encargado de eso, conociéndose, probablemente lo dejaría de lado.

Después de cinco minutos de llamada telefónica, donde HanSoo le explicó a su colega la situación de JiSung, terminaron agendando una cita ese jueves en la tarde, en el centro de Seúl.

Tendré que escaparme, consideró JiSung sin mucho interés. Tal vez Yuna puede hacerme una coartada.

—Vale… —HanSoo, colgando la llamada, le sonrió a JiSung—. Todo listo. Jueves a las seis en Seúl. ¿Necesitas algo más?

—No, en realidad…

Pero JiSung no se movió. Su mente había vuelto a perderse en su entorno.

Había sido un fin de semana como cualquiera, aunque no haya querido salir de su dormitorio. Leyó un libro a gusto y estudio un poco para los exámenes de febrero; el sábado en la tarde paseó con Yuna en otro pueblo para ver los parques y el domingo se reunió con la banda a pasar el rato en la Alameda, donde vio a los chicos jugar mientras él junto a SeungMin leían tirados en el césped.

Había sido normal. Su madre no lo molestó y no se había sentido tan pesado.

Bueno, salvo por el sábado en la mañana, cuando no se atrevió a ir al servicio funerario de ChaeWon.

—Clínicamente, el proceso de duelo se vive de forma individual que se vive en fases —empezó a explicar HanSoo, al ver que JiSung seguía sin irse de la oficina—. La negación es parte natural de ello, al igual que la ira.

—No me enoja la muerte de Chae, tampoco la niego —respondió él, bajando la mirada hacia sus manos. Estaban muy resecas, y podía observar la ligera piel levantada a causa de eso—. Era esperable, al fin y al cabo.

—Aunque sea esperable, eso no significa que no pueda dolerte —rectificó ella con suavidad—. Ella era amiga cercana, ¿No?

—Ni tanto, en realidad —admitió, pareciendo no importarle mucho—. Nos acercamos los últimos meses, pero todo aquel que estudia acá está condenado a conocer al otro desde pequeño.

—¿Has podido manifestar tu dolencia de alguna forma? —consultó—. El apoyo de alguien, hablarlo…

Nah, no es necesario —JiSung tomó la valentía de levantarse del asiento antes de inclinar su cabeza—. Gracias por esto, señorita Min. Prometo no seguir siendo una molestia.

—Eres mi estudiante, JiSung —se precipitó a decir ella, también levantándose—. Nunca serás mi molestia. Quiero ayudarte en todo lo que necesites.

JiSung en verdad no enmendaba ninguna palabra. Prefería mantener un poco su perfil bajo, especialmente en todo lo que significaba su salud emocional, y continuar bajo la misma ruta que él no tenía idea de cómo seguiría.

¿Qué iba a hacer él ahora?

Rindió el suneung hace cuatro días atrás- los mismos cuatro desde cuando ChaeWon se suicidó. Habían hecho una pequeña conmemoración en la escuela y HanSoo se había mostrado furiosa con la profesora Ji por la poca atención en la salud mental había dentro de su salón. La culpa era fácil de echar cuando todos y a su vez nadie la tenía, por lo que JiSung optó con la maravillosa idea de dejar de pensar.

Los últimos tres años de su vida se prepararon para rendir el examen y ahora todo se había acabado. Si no hubiese sido por ChaeWon, JiSung probablemente se había vuelto loco por el abrupto cambio de aire y de metas que había cumplido, tal vez habría dormido por cinco días seguidos o haber tenido un ataque de pánico por sentirse inútil.

Era un inútil, y también se sentía como uno, pero ahora su mente podía estar distraía con otra cosa.

Otra cosa que no era real.

Al caminar por el pasillo del llanto, su mirada se posó en el pequeño memorial hecho por el Centro de Estudiantes hacia ChaeWon, donde distintas flores estaban ubicadas en un macetero de cerámica- el macetero más feo que JiSung alguna vez había visto.

Se hincó frente a él, giró un poco las flores y quitó las hojas que estaban marchitas por la falta de agua; arregló un poco la postura de ellas y quitó otros pétalos que amenazaban con caerse, todo para dejarlo un poco más presentable.

Al no tener nada más qué hacer, se retiró de regreso a su salón, donde se había ido con la excusa de ir al baño.

. . .

—Uh- ¿Vas a asesinarme?

Hana, sacando las llaves de su casa, miró a MinHo con extrañeza. —¿Por qué habría de asesinarte?

—Porque me trajiste a tu casa.

—¿Por eso trajiste a tu amigo, también?

A la izquierda de MinHo se encontraba JeongIn, observando la fachada de la casa.

—No… —murmuró el pelinegro.

—Ah- ¿Y tampoco trajiste a SeungMin por eso?

A la derecha de MinHo se encontraba él, notoriamente hastiado por estar ahí.

—¿Podemos buscar a los gatos y largarnos? —aceleró el proceso SeungMin. Estar con su ex novia y el otro idiota no lo ponía del mejor humor.

Entraron a la casa y se sacaron los zapatos. Ella los guio hacia su propio dormitorio, donde sobre la cama de ella, había una preciosa gata negra con naranjo y blanco que se encontraba amamantando a cinco pequeños mininos de distintos colores.

 —Tres machos y dos hembras —apuntó Hana hacia la camada—. Originalmente fueron siete, pero dos murieron.

Ow, y yo que quería nombrarlos como a BTS —lamentó falsamente MinHo—. Bien- JeongIn, la caja.

HyunJin, como siempre, había cedido de sus cajones de naranja para la situación. JeongIn se lo entregó y, con ayuda de Hana y SeungMin, comenzaron a construir un pequeño lecho cómodo con almohadas y mantas que los gatos se habían apoderado en usar.

—Mira este nene —tomó MinHo uno de los gatitos machos, sonriendo con ternura—. Tiene una manchita en la nariz. Le pondré Doongie.

—Recuerda que tienes que darlos a todos en adopción —le dijo JeongIn, observando con admiración cómo los gatitos maullaban dentro del cajón de frutas—. Son adorables. Me gustaría tener uno.

—¿No puedes?

—Me mudo en febrero.

—Verdad…

Con cuidado, una vez que todos los felinos estuvieran cómodos, MinHo tomó el cajón.

—Chequéalos cada tres horas. Dale los remedios a mi gata, y espero que castres a tu gato —recordó Hana por enésima vez, saliendo los cuatro de la casa de la chica para ir de nuevo a la escuela—. Intenta no tocar mucho a los gatitos, y puedes darlos en adopción de uno a dos meses después de su nacimiento.

—¿Voy a tener que cortar mi sueño por dos meses para cuidarlos? —MinHo le preguntó, con impresión molesta.

—Si hubieses castrado a tu gato cuando debías, no estaríamos teniendo esta conversación.

La chica tomó la delantera de la caminata. MinHo no quería acelerar el paso porque temía molestar o marear a los pequeños gatos que maullaban y se estiraban de una manera que MinHo no podía concentrarse en el camino sin evitar morir de ternura por los animales.

—¿Dónde los dejarás? —consultó JeongIn.

—No creo que me digan algo por tenerlos conmigo en el aula —opinó, considerando que MinHo no tendía a ser una molestia y lo dejaban hacer lo que querían.

—¿Y para el ensayo?

Uh, bueno, eso si era de consideración.

—Tienes razón~ —concordó MinHo, cambiando su tono de voz a uno mucho más meloso mientras veía a los gatos—. No puedo dejarlos a ustedes con todo ese ruido~, ¿Cierto~?

A su lado, SeungMin no decía ni una palabra. No es como si MinHo quisiera conversar con él, pero le llamaba la atención que el chico haya aceptado con tanta facilidad ir a casa de su exnovia. No se veía contento, pero si no hubiese querido estar ahí, no lo habría estado en primer lugar.

Al llegar a la escuela, se encontraron con HyunJin y YiSu comiendo en la cafetería. Ambos emitiendo pequeños sonidos que expresaban su pena por ver a los nacidos.

—¿Cuánto llevan de vida? —preguntó HyunJin, tomando un gatito de lomo negro con confianza para apoyarlo en su pecho—. Mira este bebé~, se parece a Kkami.

—¿Qué tengo que hacer para tener uno? —lamentó YiSu, acariciando con cuidado la cabeza de la gata madre—. Soy alérgica…

—Una pena para tu vida —burló MinHo, dejando el cajón sobre la mesa para que el resto se ubicara en los asientos—. Tengo que cuidarlos hasta que estén aptos para la adopción. ¿Qué haré con estos gatos todo este tiempo?

—¿No estarán con Soonie? —HyunJin seguía sin querer soltar al gato—. Mamá y papá. Tienen una familia más funcional que el resto de ustedes.

—Mis papás si se quieren —se defendió MinHo.

—Mi papá ni siquiera es funcional —comentó JeongIn.

—Las familias monoparentales son más sanas que las que tienen dos padres —se defendió SeungMin, con YiSu dándole la razón.

—Ustedes son los que viven en pecado —defendió HyunJin.

—A veces olvido que eres cristiano —murmuró MinHo para sí.

Estuvieron el resto de la hora de almuerzo expresando sus ternuras por los gatos, entre caricias y comentarios, atrajeron la atención de diversos estudiantes que alegaban querer uno pero no pareciendo realmente interesados en la adopción.

Finalmente, todos fueron a sus propias clases.

—No puedes entrar con gatos a la escuela —lo atajó Yuna, una vez que él intentó entrar con el cajón a su aula—. No se permiten animales.

—¿Y por qué tú estás aquí, entonces? —burló MinHo.

Pero Yuna, esperando a que lo insultara de vuelta, en realidad solo se cruzó de brazos y mantuvo su mirada seria sobre MinHo- no, no era seria: era de asco.

—¿Puedes hacerme caso una maldita vez en tu vida? —masculló ella entre dientes—. Si la maldita aula huele a mierda o a orina de gato serás tú el responsable y limpiarás el desastre, ¿Vale?

MinHo se encogió de hombros como señal de concordancia, aunque seguía encontrándose desentendido y con ganas de querer contestar con la misma rabia que ella emanaba.

Los gatos fueron un gran distractor, pero MinHo no podía dejarlo solos. La maestra de tanto en tanto se cruzaba para poder acariciarlos y la mayoría de los estudiantes tenían sus ojos pegados en el cajón, y un grito colectivo de ternura se expresó cuando uno pequeñito se asomó en dos patas y cayó por la falta del equilibrio.

Las clases de MinHo terminaron sin parecer una victoria, y él no sabía dónde dejar los gatos.

Una bombilla se encendió en su cabeza, y se dirigió hacia el salón 1, esperando a que JeongIn, Felix y JiSung (y, por alguna razón, también Lily) salieran de ahí.

—¿Hoy ensayamos en el taller de YiSu? —consultó Felix a MinHo al verlo, antes de lanzar un suspiro al ver a los gatos.

—Sí, pero-

—¡Míralos, míralos, míralos! —exclamó Lily mientras zarandeaba a JeongIn—. ¡Son bonitos los gatos!

—Lo sé. Fui a buscarlos.

Nerviosamente, MinHo miró a JiSung. —¿Te puedo pedir un favor?

MinHo podía reconocer que el semblante de JiSung no había cambiado desde el viernes, por más que el otro lo negara. Mantenía sus manos en sus bolsillos con el fin de que no se rascara los labios, pero el chico los mordía sin darse cuenta; MinHo dudaba que el chico se hubiese lavado el cabello porque se encontraba usando el gorro que él le había hecho para su cumpleaños; sus ojos detonaban la misma tristeza que él había expresado esa vez que pasó la noche en la sala de urgencias, pero intentaba parecer que todo se encontraba bajo control.

Tal vez los gatos podrían animarlo.

—No puedo cuidarlos —como si le leyera la mente, JiSung negó—. Recuerda que tengo que hacer las tutorías ahora.

—Lo sé, pero si tus chicos pudieron concentrarse contigo y una cabeza de caballo, pueden hacerlo con estas preciosuras —intentó sonar con su clásico tono jocoso, mostrándole el cajón—. No es mucho lo que tienes que hacer. Si se orinan o algo por el estilo, yo cambiaré la manta cuando termine el ensayo. Es solo para que no les moleste el ruido.

JiSung, pareciendo finalmente ceder, soltó un suspiro por la nariz mientras estiraba su cuello para ver a los gatos. —¿Con cuál te vas a quedar tú?

—Con ninguno, pero a ese le puse Doongie —apuntó al bautizado—. ¿No quieres adoptar uno?

—¿Con qué dinero lo mantengo? —se lamentó, acariciando también la cabeza de la gata madre—. Están tiernos.

—Gracias. Son los genes Lee.

MinHo se sintió mal porque eso no hizo reír a JiSung.

—Lily —llamó el castaño, tomando la caja—. ¿Vamos?

—¡Sí, sí! —apartándose de JeongIn, se dirigió hacia JiSung—. ¿Puedo llevarlos?

—Está bien.

Y así, ambos se perdieron por el pasillo en dirección a la biblioteca.

—Me asusta que JiSung esté así —admitió Felix a MinHo, al notar que el pelinegro no tenía intenciones de moverse.

MinHo se giró, dudoso. —Así…, ¿Triste?

—Sé que es parte del proceso del duelo- él era el más cercano a Delicia, después de todo —razonó con obviedad—. Pero…, uh…, ¿Cómo decirlo…?

—En el salón avanzado parecen estar todos contagiados por su suicidio —comentó JeongIn—. Tal vez sea ese mismo efecto. Uno de ellos finalmente cayó.

“Uno de ellos finalmente cayó,” JiSung le había dicho a MinHo, meses atrás, cómo es que a todos los estudiantes del salón avanzado les seguía una gran nube negra, como también que todos esperaban a que algo sucediera con ellos que fuera lo esperable.

El suicidio fue esperable.

—¿Vamos a ensayar? —propuso MinHo, intentando alentar a JeongIn y Felix—. Hay que perfeccionar las nuevas canciones.

—No puede ser que hayas convencido a ChangBin de tocar a Taylor Swift —expresó Felix con asombro, dejando atrás el semblante de lástima.

MinHo, fanfarroneándose, les guiñó el ojo a los otros dos chicos. —Eso es lo que hace el poder del amor.

—El poder de la insistencia, diría yo —opinó JeongIn—. Él quería quemarte las pestañas.

JiSung, por su parte, caminaba hacia la biblioteca con su corazón en la mano y con Lily a su izquierda. Ella le había pedido unirse a las tutorías para poder estudiar para los exámenes previos a la semana navideña, y como JiSung no era de cerrar las oportunidades para sus amigos, aceptó su presencia ahí.

El problema era enfrentar a los demás chicos.

El viernes, por obvias razones, las tutorías no se llevaron a cabo. Con los pseudo estudiantes que él tenía se había topado de tres a cuatro veces en el pasillo, inclinándose ante él mientras mantenían un semblante de reincorporación que negaban el estado de shock que seguía sobre ellos.

Él no estaba preparado para tener la sesión, pero no podía dejarlos botados. Si ninguno se presentaba en la biblioteca, todo estaría bien.

Pero no lo estuvo, porque la misma cantidad de chicos que siempre los acompañó, se encontraban distribuidos en las mesas según su grado y amistados, tal y como siempre lo habían hecho.

¿Cómo empiezo esto?, se preguntó. Los menores se encontraban tan confundidos que ni siquiera se acercaron a ver los gatos.

—¿Cómo están? —comenzó JiSung, intentando mantener la calma.

Ninguno respondió enseguida. Todos se miraban los rostros para ver quién daba el primer paso, y JiSung nunca había empatizado tanto con el temor de expresar erróneamente los sentimientos.

Unnie… —comenzó una chica, la cual JiSung había presentado como Este a Felix, tiempo atrás—. ¿Por qué ella…?

JiSung conocía este proceso, porque en el libro La Lingüística y la Moral lo mencionaba; personas mayores usaban momentos dentro de un grupo de jóvenes para realizar una contención- una especie de catarsis grupal que se hacía antes de que comenzara la jornada de clases con el fin de desestresarlos y aclarar sus dudas para que tuvieran un buen día. JiSung creía encontrarse preparado para hacer eso.

Otro chico de la escuela media, bautizado como Rojo, chistó. —Esas cosas no se preguntan.

—Pero ella…

—Las personas que deciden terminar con su vida, son por decisiones meramente personales —aclaró JiSung, sin saber lo que decía era correcto o no—. Ninguno puede intervenir en ello- pero, si hablamos de Chae, ella se fue disfrutando de las cosas que siempre hizo.

—¿A qué se refiere? —preguntó otro de primer año, apodado Norte—. Si las hubiese disfrutado, no se habría suicidado.

—Hay veces que las cosas malas sobrepasan a las cosas buenas, pero tienen que pensar que esas cosas buenas se quedarán así, como cosas buenas —nervioso, JiSung comenzó a rascar su labio—. No me pidan este tipo de explicaciones, porque yo tampoco lo sé. Pero sé que ahora con ustedes tengo una responsabilidad con ella.

—Puede disolver el grupo —propuso una bautizada como La Falda—. Oppa, podemos estudiar por nuestra propia cuenta.

—Vamos a trabajar bajo la voluntad de ChaeWon. A ella siempre le gustó hacer clases- incluso, quería ser maestra —JiSung se esforzó para esbozar una sonrisa, aunque en su garganta se hizo un fuerte nudo—. Como se vienen los exámenes antes de navidad, nos juntaremos todas las tardes, ¿Les parece?

Colectivamente se murmuró un , lo suficiente como para que JiSung pudiera continuar con su mismo sentimiento.

Lily trabajaba directamente con él, ya que no había ningún estudiante de su grado. JiSung se encargaba de hacer ejercicios de álgebras y preguntas de bioquímica para los demás, como también ayudaba con interrogaciones rápidas a aquellos humanistas que todavía tenían complicaciones con recordar acontecimientos. Él, en todas sus herramientas humorísticas, intentó hacer la sesión lo más ligero posible, desde comentar respecto a los gatos y hablar sobre la ansiada feria costumbrista que habría el fin de semana, comentando con orgullo cómo sus amigos participarían ahí.

No sabía mucho qué hacer. Estaba totalmente perdido.

ChaeWon usualmente le daba las indicaciones de qué hacer en las tutorías, como las guías de estudio o la organización para que no se estrellaran entre ellos con preguntas y no hacer al tutor explotar la cabeza; pero como JiSung no había sido más que un aprendiz, seguía sintiéndose confundido con las exigencias que la gran cantidad de estudiantes acudían con él.

Y los malditos gatos lo estaban poniendo nervioso.

—Lily —cuando no pudo más, JiSung se encaminó hacia la chica—. ¿Puedes echarle un ojo?, regreso enseguida.

—Sí, tranquilo, ve…

¿Por qué se sentía así?, ChaeWon ni siquiera era una amiga cercana. Era una chica con quien tenía traumas similares y podían hablar de ellos sin la necesidad de que la otra persona los mande a terapia solo porque sí. Había sido alguien quien había vivido la crueldad del mundo en carne propia y que se había ido sin dar explicaciones.

Mierda, ¿No que teníamos un pacto?

Se escondió por un momento en un cubículo del baño y dejó drenar las emociones. Sus manos temblaron bruscamente y su cuerpo no soportaba mucho la presión del mismo aire chocando con la piel, lo que le hacía convertirse en una especie de camaleón con el espacio sobrante de los objetos para poder vomitar el batido que había tenido de desayuno.

¿Eso era parte del duelo?, se preguntaba JiSung con rencor.

En realidad, JiSung comenzó su duelo durante el campamento, cuando se dio cuenta que su verdadero yo nunca existió y que él era solamente los residuos de sus traumas.

La muerte de ChaeWon solo era un choque nuevo a la realidad, una realidad en la que JiSung no se sentía humano, donde su mente estaba construida de conductas adaptadas a la supervivencia de su entorno, y que ya no quería estar consciente.

Pero él no podía desaparecer por un tiempo estimado; tenía que regresar a sí mismo.

Aunque en realidad no le importaba.

Continuar con su vida durante los siguientes días era igual de monótono que su fin de semana. Intentar y fracasar levantarse de la cama, en sentarse y poder tomar una ducha correspondiente. Su madre hablaba en voz alta durante las cenas cuán lastimosa había sido la muerte de esa chiquilla que decían que estaba enferma, porque en su funeral su familia lloraba con tanta vehemencia que JiSung podía descifrar, bajo las palabras de su madre, que no era más que sarcasmo o remordimiento de que ellos no fueron la que la mataron.

¿Será lo mismo con la muerte de JiSung?, ¿Su madre también llorará de rencor porque no pudo ella matarlo, sino que él se tomó la delantera?

Su madre estaba impidiéndole que viva, pero no necesariamente estaba asesinándolo directamente.

Sus mejillas eran un gran ardor como lo era su espalda, y si no fuera porque las operaciones de orejas eran demasiado costosas, SunHee probablemente habría rajado el arete del cartílago de la oreja de JiSung; probablemente habría colocado la cabeza bajo el fregadero hasta que el muchacho se hubiese ahogado en su propia sangre o se hubiese desmayado del dolor.

De todas formas, aunque JiSung no quisiera considerar a su madre como parte de su vida, tenía que seguir hablando con ella.

—Mamá —le llamó un miércoles, el día anterior de la sesión con la psicóloga en Seúl—. Tengo que ir a la capital mañana a la tarde, y necesito dinero para el transporte.

—¿Qué pasó con el dinero que te di el lunes?

Él y MinHo habían visto una película en el celular del otro, y JiSung tenía que pagar la parte del internet porque era lo que consideraba justo cuando un video de hora media consumía bolsas de promociones tan rápido.

—Me topé con Yuna en la municipalidad, esta mañana —comentó su madre, cortando un asqueroso pollo en donde probablemente se habría ido toda la pensión—. Yo voy a ayudar también para la feria costumbrista, y ella estaba inscribiendo a dos clubs de su escuela que iban a tener un stand de ventas.

—Eso es bueno…

—Me comentó cómo es que tú te encontrabas tan triste por la muerte de esa chiquilla —dijo—. Apenas le diriges la palabra y ya no vas a su casa.

—He estado ocupado —recordó en voz baja—. Las tutorías. La obra de navidad. También tengo que estudiar y-

—¿No habíamos hablado en mantener a tu pareja contenta? —SunHee dijo con su tono suave. Ponía enfermo a JiSung esa voz—. No vas a querer perderla, ¿O sí?

—Por supuesto que no, mamá —le dio la razón—. Pasaré el resto de mi vida con ella.

—No me hables con sarcasmo.

—No lo hago, mamá.

La mesa quedó en silencio. El silencio que era la nueva fobia de JiSung.

—¿No me dirás que engañaste a Yuna con esa chica que se mató?

JiSung sintió como si alguien se hubiese sentado bruscamente sobre su pecho. —No, mamá…, Chae era mi amiga…

—Nunca me hablaste de ella.

—Era del salón avanzado. Cuando me sacaron, me dio apuntes y ensayos del suneung para ayudarme-

SunHee palmeó con fuerza la mesa, y JiSung recordó que no debía de mencionar ese hecho porque seguía haciendo hervir la sangre de su madre.

—Perdón…

—Yuna puede perdonarte esa infidelidad, pero yo no.

—No la he engañado, mamá —su voz tomó una postura mansa, tan sumisa que le hizo sentir asco de sí mismo. Su cabeza casi estaba enterrada en el feo plato de comida, y si los palillos hubiesen sido de madera, probablemente se habrían partido a la mitad. — A-amo a Yuna, es solo que con Chae…, si tengo más amigas, mamá…

—Lo sé, pero- dime, JiSung, ¿Dónde se te fue el dinero que te di el lunes?

No es como si pudiera invitar a salir a una muerta, pensó con ironía, aunque no se sentía correcto.

—L-lo- lo gasté en com-ida —mintió, nervioso.

SunHee apegó sus ojos en el lado de la cabeza de JiSung. Los ojos de ella expresaban un odio con tanta fuerza que él se preguntó si es que realmente era amado- o había sido considerado o deseado. Podía soportar la idea de que su madre, al fin y al cabo, no lo quería; pero no creía poder vivir con el pensamiento de que ella nunca lo respetó, o nunca lo consideró persona.

¿Tal vez JiSung no era una persona?

—¿Adónde irás mañana? —preguntó, volviendo a comer.

¿Mentir o decir la verdad?

Ambos caminos llevaban al mismo desastre, al fin y al cabo.

—La señorita Min me recomendó una terapeuta especializada en trastornos alimenticios —comentó, mirando su plato de comida que ni siquiera había tocado—. Ya sabes, por el que tengo.

—¿Qué tienes?

—Restricción de alimentos —intentando parecer que no fuera la gran cosa, JiSung empezó a revolver la comida con sus palillos—. Leí un poco de él- tiende a desarrollarse con personas que tienen un trastorno obsesivo compulsivo, pero yo no lo tengo- creo que es el rechazo psicológico el cual me hace restringirme la comida.

—Es ridículo. Solamente eres malcriado para comer.

—Literalmente.

Su madre, quedándose en un abrupto silencio, se llevó un pedazo de comida a la boca. Ni siquiera miró a JiSung.

—¿A qué hora es la sesión? —preguntó finalmente ella.

—A las seis.

—No te daré dinero. Y la puerta estará cerrada a las nueve de la noche.

JiSung era consciente de que eso era en serio.

—Los gatos de mierda a penas me dejan dormir —se quejó MinHo, al día siguiente. Felix tenía hora médica en Seúl esa mañana, por lo que JiSung no se sintió tan culpable de saltarse el primer período con MinHo en la Alameda—. Maúllan. Se quejan. Tengo que darle sus vitaminas y su mamá me pega. Mi abuelita me echará pronto de la casa.

—¿No le has comentado a tu mamá sobre los gatos? —consultó JiSung, viendo a MinHo jugar con el trenzado que hacía de una nueva pulsera.

—Si lo hice, pero no puede cuidarlos- mano —JiSung la tendió, y MinHo midió la pulsera en la muñeca. Esa sería la quinta que recibiría del chico—. Y no es que yo tenga problema con eso, pero mi papá quiere que le construyamos una parra a mi mamá en el jardín y no puedo dejar a los gatos en la casa.

—¿Y qué hay de tu abuelo?, ¿No los puedes usar como gatos terapéuticos?

—Si nombro la palabra con t, me lanzará uno por la cabeza —bromeó, antes de asentir—. Pero creo que es buena idea, en realidad. No te conté, pero cuando cenamos, encontré a mi abuelo caminando por el segundo piso. Si sigue así, podrá regresar las escaleras y andar con burrito.

—Eso debe ser un fuerte golpe a su orgullo.

—Demasiado. Al menos sabemos que su cadera está mejor y no se morirá pronto.

—¿Y tu abuela?

—Cada vez más loca esa vieja. Se olvidó cómo colocarse los calcetines.

—Oh, MinHo. Lo siento.

Meh, lo lamento más por mi mamá —finalmente, él soltó un suspiro mientras se apoyaba en el respaldo del banco—. Encuentro injusto que tenga que vivir sus 30s de esta forma. No lo esperas tan joven, ¿Sabes?, y a mi papá se le nota que tiene miedo de que recaiga.

—¿Y a ti no?

—Claro que sí. No soy tan insensible.

—¿Por eso le harán la parra?

—En parte sí. También porque mi papá quiere uvas.

—¿Cuándo regresarás donde tus papás?

MinHo se encogió de hombros. —Un par de semanas, creo.

Ambos se quedaron en silencio un momento, viendo a las personas de tercera edad salir de sus casas para hacer sus trámites mañaneros y ver a personas tomar los buses interurbanos para ir a Seúl. La actividad en el lugar antes de la pandemia era palpable, lo que animaba un poco el regresar a la normalidad.

—Iré a Seúl a la tarde —contó JiSung, moviendo su mano sobre su muslo como signo de nerviosismo—. Eh…, HanSoo me recomendó con una psiquiatra especialista e iré a la sesión de cortesía.

—¿Especialista? —MinHo le miró—. ¿Especialista en qué?

Ah, verdad. JiSung nunca se lo comentó a MinHo; lo cual era raro, ya que creía que el otro sabía todo de él.

—Desórdenes alimenticios —soltó, casi como un disparo de alivio.

MinHo no contestó enseguida, tal vez porque ya lo suponía o porque no sabía qué comentar al respecto. El chico bajó la mirada de nuevo a su trenzado, y continuó.

—¿Seguirás con el tratamiento o irás solo a la primera sesión? —consultó.

—Uh- quiero ver cómo es, primero. Después conseguiré dinero en alguna parte y pagaré las sesiones —intentó idear el plan, del cual no estaba muy convencido para hacerlo.

—¿Y seguirás con HanSoo?

—No creo que sea necesario.

—Tienes que estar también con ayuda de psicóloga.

—Sí- pero quiero ver primero…, ya sabes, tantear terreno.

El chico asintió en comprensión, antes de volver a apartar la mirada del trenzado hacia JiSung. Pudo ver la pena reflejada en sus ojos, y eso le desagradó.

—¿Quieres ir solo?

JiSung, forzándose a esbozar una sonrisa, asintió. MinHo palmeó con afecto el muslo del chico.

La cantidad necesaria de palabras y sentimientos que JiSung necesitaba.

MinHo terminó de hacer la pulsera; la cortó y quemó los bordes con su encendedor antes de amarrarla en la muñeca de JiSung. Era una mezcla de trenzado bonito de cinco hilos con colores amarillos y grises, casi favorito de JiSung.

—Está linda —comentó JiSung, observándola—. Gracias.

MinHo emitió su clásica sonrisa gatuna antes de bufar. —¿Entremos a clases?

—¿Tú ofreciendo entrar a clases?, estoy asombrado.

—Quiero practicar un poco para el sábado. YiSu está a nada de expulsarnos del taller.

—¿Qué canción van a tocar?

—Sorpresa~

Por supuesto que es sorpresa, razonó con sarcasmo, levantándose con MinHo de la banca para ambos ir de nuevo a la escuela.

—Ah- eh…, mi madre me dijo que no me paseara por la casa si es que llegaba después de las nueve —comentó de nuevo JiSung, apenado—. Si es así, ¿Puedo…?

—Mi casa siempre estará abierta para ti, mi rayo de sol.

—¿Irás escalando en la grima que dan los apodos que me das?

—Puedo decirte ‘mi linda vena cardiaca que hace mi corazón latir’.

—Eh-

JiSung no negaría que se encontraba muy nervioso. Felix llegó pasada de las once a la escuela y fue un gran distractor ponerse a trabajar con él dentro del aula con actividades evaluativas; JeongIn también se les sumó, excusándose de que se aburría cuando los maestros empezaban con las prácticas de los exámenes previos a la temporada de navidad.

—¿Y por qué no quieres rendirlos? —curioseó Felix.

—Porque de nada sirve hacerlo si me voy a ir —contestó con obviedad, sin despegar la mirada de su cuaderno de dibujos—. Tendré que volver a rendir segundo, genial~

—Al menos tienes más chance de entrar a la universidad —opinó JiSung.

JeongIn se encogió de hombros. —Depende de cuánto tiempo disponemos.

—¿Chan no estudiará allá?

—Sí lo hará, pero lo hará el siguiente año.

—Es tan fácil estudiar allá… —murmuró con lástima JiSung, recostándose sobre la mesa.

—Lárgate con nosotros. Le agradas a Chan —le recomendó JeongIn.

—Gracias y- no puedo, ¿Con qué dinero?, tengo que ir a Seúl a la tarde y ni siquiera tengo dinero para el transporte.

—Puedo prestarte —propuso Felix.

JiSung negó. —No tengo ni idea de cuándo podré regresarte. Es mejor dejarme en prenda con los choferes de los autobuses.

Su tarde terminó resumiéndose en retorcijones en su estómago y en zacear su ansiedad haciendo clases con un volumen de voz un poco más alto que lo acostumbrado ante los demás chicos menores. Lily era una gran mano derecha, también cooperando un poco con la ayuda, aunque los chicos la encontraran extraña.

Yuna se había mantenido al margen, como toda la semana; acudía a JiSung cuando era necesario pero tendía a darle espacio para que lidiara con sus propios sentimientos. Era una fórmula que podría mantener las sospechas en JiSung de que algo sucedía con ella si hubiese sido una situación ordinaria, pero él ni siquiera podía considerarlo en ese instante.

A las cinco treinta JiSung dejó el pueblo, juntando las monedas que le quedaban en su mochila para poder pagar el pasaje de ida. Se fue escuchando música para desconcentrar el fuerte dolor de su estómago, y se consoló un poco al notar que las canciones eran de su gusto- que podían hacerlo sentir un poco contento.

A Kind Of Magic resonaba con tranquilidad, para luego darle paso a  The Invisible Man y Headlong. Queen parecía animar el estado de JiSung.

Hell, you made a sensation. You found a way through- and one by one… —canto para sí No one but You, trayendo a colación recuerdos de su infancia que podían ser un estimado sentimiento de nostalgia inexistente—. Only the good die Young. They’re only fllyin’ too close to the sun. We’ll remember forever…

Ah, mierda, Queen es tan bueno, pensó con melancolía. ¿Por qué a MinHo no le gustarán?

Con el pensamiento divertido, buscó en su celular algunas canciones de U2 que MinHo había colocado arbitrariamente una tarde, reproduciendo Stay con todas las faltas de expectativas que tenía de la realidad.

Le gustó la canción, y su trayecto se basó en la creación de un argumento de por qué le había hecho.

Al llegar a Seúl, se perdió. Buscó entre el gran mapa del tren subterráneo alguna forma de llegar hacia la consulta de la amiga de HanSoo. Buscó también en el mapa de su celular y, tras rogarle a los guardias del metro-tren para que lo dejaran pasar y bajarse en dos estaciones diferentes, llegó a la gran calle principal de Seúl.

Era un elegante edificio de ejecutivos, donde en cada piso y departamento se especializaban en algo diferente. Había hombres y mujeres en traje como también estudiantes haciendo sus propias actividades. Una de las placas indicaba tutorías rápidas después de clases como otra de arreglos estéticos; había una larga fila frente a un departamento de un montón de colegialas que esperaban ansiosamente hacerse un cambio en el cabello.

Al octavo piso del edificio, JiSung llegó a la consulta.

Su cabeza se apagó automáticamente.

La mujer era mayor que HanSoo, demasiado. Ella le hizo unas preguntas y le comentó lo que sabía de él, mientras que JiSung se esmeraba en responder entre monosílabos con intenciones de querer formular respuestas extensas, aunque su lengua no quisiera colaborar y sintiera su cabeza mucho más lejana de la realidad.

Ella le habló en diversos idiomas: compasión, medicamentos, recomendaciones y pena. O era lo que JiSung observaba.

Si tuviera alguna noción de la realidad- algo que le diera a mostrar que todo lo que ella decía tendría algún efecto positivo en la vida de JiSung en un futuro, él la habría tomado. Pero su postura pesimista hacia el resto de las personas no hacía más que sentir una gran tristeza.

La doctora hablaba. JiSung escuchaba.

Contestaba, o tal vez no lo hacía- ¿Probablemente la insulto?, JiSung no recuerda.

Ella parece tener paciencia, pero sus manos están sobre la mesa. ¿Estaba impresionada por el semblante de JiSung?, eso lo hizo sentir culpable- no quería hacer que las personas sintieran miedo.

Es una profesional, no va a sentir miedo de mí. Sí, pero tal vez pueda sentir miedo de la ignorancia que JiSung tenía con su propio cuerpo.

No lo está viendo a la cara, ¿Por qué no lo hace?, JiSung cree que tiene ojos lindos- no tanto para cautivar, pero sí como para hacer contacto visual. Aunque la médica estaba intercalando su mirada entre alguien más y él.

¿Había alguien más a su lado?, tal vez era su madre. JiSung no recordaba que ella lo hubiese acompañado.

Probablemente lo hizo, retorciéndose en su alma por la angustia y la pena de haber maltratado a su hijo todo esos años- oh, se lo dijo a la doctora, y si lo hizo con su madre presente, probablemente ella lo golpee.

Oh, también dijo eso. JiSung quería negar la opción de que los golpes era algo extraordinario y que ella se los daba en la cantidad necesaria.

—¿Cuál es la cantidad necesaria?

Ni JiSung lo sabía, pero como el recuerdo de su yo de once años donde sentía los dedos de su madre tocar hasta el fondo de su garganta para vomitar todos sus secretos podía encontrarlo como una fase normal, ahí pudo ver su origen de su trastorno.

Vaya, descubrió américa la vieja loca. ¿No era obvio eso ya?

No todo lo que sucede puede ser obvio.

¿Cómo que no?, mi padre se muere y me deja con mi madre. ChaeWon acaba de hacer lo mismo.

Son la misma persona para JiSung.

No lo son. Si lo fueran, los sufriría de todas formas.

¿No tuviste tiempo de esperanza con ellos, al fin y al cabo?

JiSung estaba cansado de ser fuerte y de carrear con sus emociones. Quería ser egoísta y no pensar en el resto. Si más personas sufrían cosas peores que él, con o sin JiSung en vida lo seguirán viviendo.

Con o sin vida.

No era una idea tentadora, pero era adrenalínica.

No es como si fuera a suicidarme. Lo habría hecho si lo hubiese deseado.

La doctora habló, pero JiSung no la escuchó. Pero la calma de sus palabras lo hicieron sentir más animado.

La culpa era de su madre.

¡Eso sí era obvio!, si ella fue capaz de destruirlo, eso significa que ahora JiSung podía hacer las cosas que quería sin recaer en la culpa inexistente.

Aunque eso no justificaba su mal actuar.

¿Cuál era mi mal actuar?

¿Cuál considera que es su mal actuar?

Podía describirse en una larga lista dentro de la cabeza de JiSung, oscilando entre recuerdos reales y sueños lúcidos que él pudo encontrar en su cabeza- sueños lúcidos que también eran parte de su mundo real, pero por el agotamiento mental no podía almacenarlos en el mismo lugar.

¿Por qué no me dejan ir?

Le propusieron la idea de empezar con un tratamiento, pero como Corea es tan escaso con la salud mental que todo costaba una fortuna desde la perspectiva de JiSung. Él siempre estuvo bien solo- sin ayuda, asistencia o medicamentos; podía sobrevivir la universidad si es que seguía mentalizándose tal como lo hizo antes.

Pero estoy cansado.

Terminó por salir del tratamiento abruptamente, y JiSung no tenía idea de qué horas eran. La fila del cambio de estética ya se encontraba vacía y los ascensores fueron mucho más fáciles de tomar, pero las grandes calles de la capital seguían estando repletas.

Se preguntó cómo regresaría a casa, ya que no traía dinero ni creía que de nuevo lo dejarían usar el tren subterráneo gratis. Revisó las cartolas y mapas en las paradas de autobuses y caminó por las calles lo más próximo hacia la estación de buses donde debía tomar su transporte interurbano.

Se paró por un momento en la calle, sentándose frente a un local cerrado para poder contar el dinero que podía de haber en su mochila, pero con toda la recolección terminó juntando algo para pagar el pasaje de vuelta a su pueblo.

Lamentándose como si fuera una mala canción, se resignó a colocar sus auriculares y poner la música en aleatorio. Tal vez así, en una canción sorpresiva, podría traerlo de vuelta a la tierra.

Solo soy un chico pobre. Nadie me ama.

Y con la rabia dentro de su corazón, siguió caminando por la oscuridad.

Los autos pasan. Los autobuses pasan. La vida sigue continuando de la forma más cruel porque nunca se detendrían- ni cuando las calles se cortan, ni cuando las personas se caen. No habría detención dentro de la gran ciudad si no fuera porque tenía que estar en constante funcionamiento.

Siempre.

Siempre.

Siempre.

La ciudad se detiene y hay caos.

¿La ciudad es consciente del dolor que hay dentro de ella?, ¿De la pobreza en las calles de más abajo?, ¿De los abusos que hay sobre las colinas?, ¿Notará que existe algún tipo de relación horizontal que puede llevarse de forma pacífica?

No. Eso no existe.

Si el mundo era cruel, si la ciudad era dura, JiSung también tenía que hacerlo.

¿Lloraré solo porque me tratan mal?, no tengo la voluntad psicológica para eso.

Las bocinas son fuertes. Contaminan. Las luces son innecesarias. Contaminan. Las personas son muchas. Contaminan.

Contaminan.

Contaminan.

Contaminan.

Las alturas son preciosas, aunque a JiSung le intimidaban.

La sensación de vértigo en las pasarelas para cruzar las calles de las grandes avenidas era tentadoras porque eran libres. Son tan románticas que permiten una perfecta muestra de la contaminación lumínica como escenario de amor eterno donde uno pediría un deseo al confundir la luz de un avión con una estrella fugaz.

Nada realmente importa para mí.

JiSung se sentía dramático, pero ni siquiera podía pensar con su cabeza cuando solamente se estaba dejando llevar por el gran odio que se tenía.

 Su verdadero yo nunca existió. JiSung es solamente los residuos de sus traumas.

La realización de notar que no era una persona real le hizo sentir un poco más de consuelo, en especial cuando ya se había rendido con todo.

Finalmente, regresó en sí cuando cayó al suelo, con un cuerpo en su espalda agarrando con fuerza sus brazos mientras lo arrastraba lo más posible fuera del barandal de la pasarela.

—Oh, mierda —expresó el hombre que lo agarraba, jadeando de miedo—. Estuvo cerca, ¿No te parece?

JiSung, sin entender, pero sin querer hacerlo, dejó su cuerpo caer hacia el pavimento y apoyó su cabeza en el suelo, mirando el cielo mientras también jadeaba.

Después de un momento en el que ambos se encontraban en silencio, siendo objeto de visión de las personas que seguían cruzando, JiSung se tocó su cangurera con fuerza y sacó el inhalado para poder jalarlo un poco antes de reincorporarse.

—Oye, chico —el hombre, de un gran traje largo y una frondosa barba, golpeó el brazo de JiSung para llamar su atención—. ¿Quieres comer algo?

. . .

MinHo, arrepintiéndose de haber accedido en ayudar a su padre en construir una parra a las nueve de la noche, se recostó sobre la endeble madera que ayudaba de camino para los racimos de uvas que aún no existían.

—Estoy cansado~ —se quejó, soltando sus brazos hacia sus lados para dejarlos descansar—. He estado practicando toda la tarde~

—Tú accediste en ayudarme —recordó MyungDae, serruchando una tabla.

—Pero no esperaba a que tenía que levantar tablas y- y clavar…

Él nunca había tenido noción de cuán grande era el jardín hasta que su madre se dispuso a arreglarlo. Había un sector de plantaciones diarias mientras que había otro sector de flores y arbustos; MinHo los encontraba preciosos porque podía perderse en su interior con el gran pasto; además, Noorie se sentía más joven por poder tener su propia selva.

La parra a medio hacer estaba ubicada junto a un árbol que SooYoung esperaba a que creciera a lo largo de los años. Las ramas de uva que MyungDae había robado serían ubicadas una vez que él y MinHo terminasen el trabajo, pero como el menor se encontraba absolutamente cansado, no creía hacerlo pronto.

Viejoooo~ —MinHo, aún apoyado su mejilla en la tabla sobre la parra, balanceó sus piernas—. ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Diga.

—¿Cómo lo haces cuando tu señora tiene comportamientos raros? —fue directo al grano.

MyungDae, sin saber a lo que se refería en un inicio, miró a MinHo. —¿Eh?

—Ya sabe…, cuando está en esos días donde estás mal —MinHo tomó la parra en sus manos y giró para poder caer al suelo, quedando colgado y finalmente soltándose para acercarse al hombre—. Cuando ella no quiere nada con el mundo y se la pasa encerrada en su habitación.

—¿Lo aludes por su depresión? —MinHo asintió—. ¿Por qué preguntas?

—Porque es diferente cuando lo ve un hijo a cuando lo ve su marido…

—¿Estás con una chica que tiene depresión?

Nervioso, MinHo negó. —Mi amigo, JiSung…, él ha tenido unas cosas complicadas estos últimos años y- y hoy acabo de enterarme que tiene un trastorno alimenticio.

—JiSung, JiSung…, ¿Al que tu abuelo le abrió la ceja?

—Él mismo.

—Vaya, lo siento. ¿Y sabes que tiene depresión?

—No hay que ser un genio como para notarlo —dijo, apoyándose en la madera mientras evitaba mirar a su padre—. Y siento que- desde que llegué a su vida, todo se ha ido a la mierda en la suya.

—No creo que seas tú el culpable de las cosas malas que le suceden a él, especialmente porque no lo conoces desde hace mucho —razonó MyungDae.

—No- lo sé, pero creo que él habría estado mejor si yo no hubiese intervenido…

Era un temor que MinHo tenía desde el fondo de su corazón. En el mundo paralelo donde él dejaba a JiSung tranquilo terminaba con el castaño siendo victorioso porque…, bueno, MinHo no terminó más que trayéndole problemas.

—La forma en la que JiSung actúe ante los acontecimientos no es necesariamente porque tú los hiciste directamente —comentó el hombre, midiendo la madera para después cortarla con una motosierra. Al terminar, volvió a hablar—. Además, tú eres su amigo. ¿Crees que él te habría querido mantener cerca si es que le causabas tanto caos, como dices tú?

MinHo se encogió de hombros. —Él es demasiado amable.

—Y tú igual —reconoció—. Lamento lo que le pasa a JiSung, MinHo, pero tú no puedes hacerte responsable de su depresión. No eres su superhéroe.

—¿Y cómo tú con mamá?

—Yo no podía rescatar a SooYoung, MinHo —MyungDae lo encaró—. Ella carreaba con algo más grande que quedar embarazada de ti. Tenía a sus padres, a sus abuelos, el prejuicio misógino y una suegra que no la quería. Yo podía salvarla de algunas cosas, pero no de ella misma.

—¿Y no te aterraba?

—Por supuesto que sí —la apariencia de MyungDae no cambió, pero su voz comenzó a flagelar un poco para poder bajar el volumen—. No quería dejarla sola, pero yo tenía que cuidarte a ti- no podía permitir que crecieras mal solo porque a mi sistemáticamente no me correspondía cuidarte. Fuiste un gran alivio cuando notamos que tú eras muy independiente. Yo podía estudiar mientras SooYoung se ahogaba en llanto en su habitación tranquilamente porque tu pasatiempo favorito a los tres años era mirar por la ventana.

—Tu independencia fue tanto benéfica como perjudicial, ¿Sabes? No se si te acuerdas, pero cuando te fuimos a dejar al jardín de infantes, tu madre lloró por todas las horas que no estuviste presente porque le dolió que no tuvieras problemas en alejarte de ella. Ella pensó que había fracasado como madre.

—Yo no podía hacer nada, en realidad, porque tenía que levantar mi clínica y aún cuidarte a ti. Yo tampoco fui de mucha ayuda para SooYoung en ese tiempo, pero sí una vez la tuve que sentar y decirle que, si quería formar un vínculo contigo, ella debía de mejorar. Podrás notar que se demoró años en poder hacerlo.

—Y yo, MinHo, como el esposo de ella, no podía hacer más que apoyarla y contenerla en lo que necesitaba. No podía salvarla de todo lo que le rodeaba, pero tenía que apoyar sus decisiones…, desde querer quedarse a seguir formando una familia conmigo, hasta permitir a que armara sus maletas y se fuera del pueblo.

MinHo, totalmente callado, pensó en sus siguientes palabras para no sonar tan gangoso como creía que lo haría, pero su corazón estaba tan estrujado de la cruda realidad que no le tomó más tiempo en aceptar todo lo que vendría.

—¿Eso es en lo que te metes cuando estás en una relación con alguien así? —preguntó finalmente.

—Somos personas, MinHo. Ella también tuvo que lidiar conmigo en mis momentos —le recordó MyungDae, pareciendo conmovido con su propio relato—. Así es como funciona.

Pocket of the sunshine de Natasha Bedingfield sonó a la distancia, y MinHo se encaminó para poder contestar la llamada.

—¿Aló? —respondió, con un falso tono de anciano para pasar desapercibida su conmoción—. ¿Quién es?

Uh, voy de regreso al pueblo…

La voz de JiSung resonó sorpresivamente al otro lado de la línea, pareciendo mucho más compuesta de lo que esperaba.

—Ah- JiSung —MinHo se había asustado, llamando la atención de su padre—. Eh- yo estoy con lo de las parras. Me avisas cuando llegues y nos vamos donde mi abuela…

Okey…

Y cortó la llamada. MinHo no supo cómo sentirse al respecto.

—¿JiSung? —su padre aludió. El chico asintió—. ¿Tan tarde viene de Seúl?

—Su mamá le dijo que si llegaba después de las nueve, que no tocara la casa —contó, intentando mostrarse desinteresado.

—Ah… —MyungDae, volviendo a mirar la madera, se encogió de hombros—. Bueno- creo que es hora de cenar. ¿Por qué no lo invitas acá y cenamos con tu madre?, nunca he hablado con él.

Aunque MinHo quiso negarse enseguida, se sentía lo suficientemente abatido como para negarse.

—Sí, claro.

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Comments

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Missanion
#1
Chapter 11: Estos chicos me estresan.
Missanion
#2
Chapter 10: Bueno. Primero, Lo positivo es que Mingi y San si quieren a Jisung peeeero,en lugar de enojarse también con Yuna sólo lo hacen con Minho? ?o sea...es la chica la que se le esta insinuando todo el tiempo pero es la culpa de Minho quien la rechaza absolutamente todo el tiempo? ?
Segundo, la verdad es que Jisung es bastante egoísta y particular. Sólo piensa en él mismo y no valora o no le interesa el cariño que recibe. No se preocupa por mantener sus amistades, creo que los cambiaría a todos por un 10 en sus exámenes. Así de egoísta me parece.
Missanion
#3
Chapter 9: La mamá de Jisung tiene problemas mentales.
Minho me dio mucha ternura en éste capítulo!!! Jisung no estaba ni cerca de tener una erección en absoluto. En eso estaban iguales los dos,se concentraban más en sus acciones que en el momento y no lo disfrutaban. Minho por ser su primera fez y por los nervios y Jisung creo que el realidad nunca disfruta nada relacionado con su noviazgo,; se engaña así mismo.
También me di cuenta que Yuna si se preocupa a su manera por Jisung, pero sigo pensando que no lo quiere del todo y que esta con el para experimentar.
Missanion
#4
Chapter 8: Bueno,al parecer los chicos si quieren a Jisung. Pensé que no les importaba pero Mingi, San y Yeosan parecen celosos de sus constantes interacciones con el grupo de Minho ;eso o simplemente no toleran al grupo de Minho y por ende no toleran ser rechazados por ellos.
Creo que Chan le dijo a Minho algo de lo que Changbin y creo hasta Félix ya se dieron cuenta. Pero claramente para él no es fácil de aceptar. Creo que ellos 3 no van a tener mayor problema si el llega a aceptarlo o comentar algo de eso a los chicos. Por Seungmin no sé, Jeongin y Hyunjin tampoco creo que lo juzguen.
Missanion
#5
Chapter 7: Awwwww, escuchan música del mismo auricular. ❤
Al verdad pensé que Jisung le iba a decir que se quede a dormir porque ya era muy tarde o que Minho se aauto- invitaría a dormir para pasar más tiempo con él. Pero no,se volvió solito a la madrugada, aunque seguramente su casa no quedaba para nada lejos ,si en 10 minutos y a paso tranquilo llegó a la casa de Jisung.
Missanion
#6
Chapter 6: Sii! Al fin estuvieron libres de las otras pestes. Por lo que dijo Hyunjin, ya me cae mal Yeji. Es la típica adolescente mimada, egoísta y que quiere ser rebelde y no hace más que estupideces.
Amo las conversaciones de Chan y Changbin, no entiendo mucho de lo que hablan pero las amo Jaja.
Missanion
#7
Chapter 5: Todo el grupo de Minho es genial. Son chicos muy buenos.
No me esperaba esa charla de "eres gay? No soy gay"en absoluto jajaja sobre todo el diálogo de Minho 😂 yo sé que él es el dueño de ese pene mágico que hará a Jisung cambiar de opinion jajajaja
Missanion
#8
Chapter 4: En realidad pienso que Minho debería aceptar ir al curso avanzado. Tiene una mentalidad muy básica y cerrada. Hacer eso le puede abrir otras puertas y tener más oportunidades académicas y laborales en el futuro pero bueno,es un adolescente de pueblo y su madre no le exige absolutamente nada,su padre obviamente no sabe de esto. Me gustaría que acepte,si ya se aburre y frustra en demasía con los contenidos que da ahora porque le resultan fáciles en exceso,imagínense a futuro.
Jisung en este capítulo en verdad da pena y hasta ganas de enojarse. Sabe que no puede fumar por el asma severo que tiene y aún así va como perrito detrás de sus "amigos" a quienes parece no importarle en absoluto su salud ni bienestar. Fumar marihuana en la escuela,en serio??? Qué tienen en la cabeza?? Claramente aire. Su novia me cae cada vez peor. Los chicos parecen ser sólo cabezas huecos y bravucones en potencia. Hasta el momento no han dañado físicamente a los chicos (si,les lanzan latas y creo que hasta piedras pero no fueron a los golpes mano a mano o una golpiza en grupo a uno solo)pero sí los acosan cuando tienen oportunidad y eso esta muy mal. Peeeeero a Jisung, teniendo conocimiento de esto,parece no importarle, así que es él quien tiene que cambiar de actitud y ponerle un alto a sus amigos,si no ,no tiene sentido.
Missanion
#9
Chapter 3: Owww, me.encantó su interacción con Felix. Jisung en verdad necesita nuevos amigos,los que tiene ahora no califican para ese título. Creo que se llevaría mucho mejor con los amigos de Minho.
Missanion
#10
Chapter 2: Primero, de dónde sacan que Minho anda hormonal con Yuna? ? De verdad hay cosas que no entiendo. Si se sabe que el anda solo o con sus amigos,nunca intentó interactuar con Yuna...entonces,por qué arrojarle agua y decirle que "le baje a sus hormonas" con Yuna? Juro que la voy a odiar si ella anda esparciendo falsos rumores de que el gusta de ella o le tiene ganas. Es ella la que lo busca y no puede evitar darle el 100% de su atención cada vez que lo ve.
Segundo, Changbin le hizo una buena pregunta a Minho. Por Qué le interesa y afecta tanto lo que Jisung piense o sienta por él? Es para que se ponga a meditar y encontrar una respuesta Jaja. Anquee con eso de que la sonrisa de Han le parece bonita y quiere verla más seguido ya tengo mi respuesta jaja