cap 9

El Infierno de Taeyeon

Lobby era una coctelería exclusiva de la calle Bloor tiffany, siempre fiel a la obra de Dante, se refería al local como El Vestíbulo y se imaginaba que los parroquianos eran como los paganos virtuosos que pasaban la eternidad en la versión de Dante del Limbo. Aunque, en realidad, muchos de los clientes de Lobby tenían más en común con los habitantes de varios de los círculos del Infierno.

A tiffany no le apetecía ir allí con Erika, y mucho menos con Lucy, ya que Lobby era su terreno de caza. El lugar adonde iba a satisfacer sus apetitos. En ese sitio lo conocía demasiada gente, o al menos conocía su fama. Tenía miedo de lo que pudieran decir unos labios rojos liberados por el alcohol pero al menos en Lobby estaría en su terreno, podría tratar de controlar el entorno. De ninguna manera se arriesgaría a llevar a Lucy y a Erika a un local que no pudiera controlar. Por una noche cambiaría de papel. Dejaría de ser Dante y se convertiría en Beowulf; sería una guerrera en vez de una poeta. Llevaría la espada en la mano y mataría al monstruoso Grendel y a todos sus parientes si se atrevían siquiera a mirar a cualquiera de las dos jóvenes a su cargo. Sabía que era muy hipócrita por su parte, pero no le importaba. Esa noche sería una tortura, pero haría cualquier cosa para que Lucy estuviera contenta cuando ésta y taeyeon salieron del taxi tras ella, las tres se dirigieron a la entrada del club, donde había una larga fila de gente que quería entrar. Ignorando la fila, tiffany se acercó al guardia de seguridad, un enorme gorila calvo afrocanadiense, con diamantes en las orejas. El hombre la saludó estrechándole la mano formalmente.

—Señora Hwang.

—Ethan, quiero presentarte a mi hermana Lucy y a su amiga, Erika —dijo señalándolas el vigilante las saludó con una inclinación de cabeza y se apartó para dejarlos pasar.

— ¿Cómo ha hecho eso? —susurró taeyeon al oído de Lucy, mientras entraban en un espacio moderno y elegante, decorado en blanco y negro.

—Al parecer, tiffany está en la lista de los vip. No preguntes —respondió su amiga, arrugando la nariz.

Tiffany las guió hacia la parte trasera del club, una área exclusiva donde había reservado sitio, llamada «El salón blanco», que debía su nombre a su decoración monocromática. Las amigas se sentaron en un banco largo acolchado y se acomodaron entre los cojines forrados de armiño. Desde su mirador privilegiado se veía la pista de baile, situada en el centro, con acceso privado a todos los reservados. En ese momento todavía no había nadie bailando Lucy dedicó una mirada de admiración a su protégée.

—tae está preciosa, ¿no crees, tiffany? Espectacular —Ella se ruborizó mucho más de lo habitual y acabó de un color parecido al carmesí.

—Lucy, por favor —susurró, jugando con el dobladillo del vestido.

— ¿Qué pasa? —Insistió su amiga, fulminando con la mirada a su hermana, que le estaba lanzando a su vez una mirada de advertencia—. ¿Está guapa o no está guapa?

—Las dos estáis muy bien —dijo ella, no admitiendo nada y cambiando de postura como si le doliera algo taeyeon negó con la cabeza discretamente, reprendiéndose. Se preguntó por qué seguía importándole su opinión y por qué le costaba tanto a aquella mujer ser agradable.

A su lado, Lucy se encogió de hombros. Era el dinero de tiffany. Si a ella no le importaba gastarse casi dos mil dólares para que tae estuviera guapa, ¿quién era ella para objetar nada? El problema era que le daba rabia ser incapaz de conseguir que su hermana reaccionara, así que decidió provocarlo un poco —tae —empezó a decir, mirándolo a ella de reojo y asegurándose de que estaba atenta a sus palabras antes de seguir hablando—, ¿qué tal fue tu cita con jessica?

La piel de su amiga mantuvo su profunda tonalidad carmesí —Muy agradable es una auténtica persona agradable y muy amable—respondió, resistiéndose al impulso de volverse para ver si tiffany estaba escuchando no debería haberse molestado Lucy ya se estaba ocupando de mirar por las dos.

— ¿Fuisteis a cenar?

—Sí. Fuimos al Nataraj, su restaurante hindú favorito. Y mañana iremos a ver una sesión doble al Festival de Cine y después a cenar al barrio chino.

— ¿Es mona?

Taeyeon se revolvió en el asiento, inquieta —Bueno, me cuesta llamar «mona» a una jugadora de rugby, pero es guapa y amable y me trata como a una princesa.

—Follaángeles.

Las dos se volvieron hacia tiffany al mismo tiempo, sin acabarse de creer lo que habían oído taeyeon alzó las cejas, pero en seguida apartó la vista satisfecha de haber conseguido provocar una reacción en su hermana, Lucy se volvió hacia el espejo que cubría la pared para retocarse el maquillaje. Se estaba aplicando un toque de pintalabios Chanel color rosa cuando se detuvo en seco y se quedó observando a alguien que venía hacia ellas—tiffany, ¡esa mujer se te está comiendo con los ojos! ¿Qué demonios...? Antes de poder acabar de preguntar, una camarera rubia de bote llegó a su lado.

—Señora Hwang, me alegro de volver a verla —dijo y se inclinó sobre ella, mostrándole el escote y apoyándole una mano en el hombro. Llevaba las uñas pintadas de color coral y le brillaban a la suave luz del local con el cejo fruncido, taeyeon se preguntó si tendría previsto hacerle algo a tiffany  con esas uñas o si enseñarlas sólo era su manera de ahuyentar a las demás mujeres —Me llamo Alicia —añadió, saludándolas—. Seré su camarera esta noche.

—Abre una cuenta a mi nombre, por favor. Y apunta las bebidas de las tres —le dijo tiffany, poniéndole un billete doblado en la mano y soltándose así el hombro—. Ponle también una copa a Ethan de mi parte. Y otra para ti, por supuesto — Alicia sonrió y se guardó el billete en el bolsillo.

— ¿Señoras? —preguntó, sin dejar de mirarla y sonriéndole provocativamente. La punta de la lengua asomaba entre sus labios.

—Para mí un Cosmo— taeyeon no supo qué pedir.

— ¿Qué te apetece? —la animó Lucy.

—No... No lo sé —balbuceó, preguntándose qué decir para no quedar en evidencia en un sitio como Lobby no podía pedir una cerveza o unos chupitos de tequila, que eran sus opciones habituales.

—Pues dos Cosmopolitans —encargó Lucy y volviéndose hacia ella, añadió—: Te encantará. Está buenísimo.

—Laphroaig de veinticinco años para mí. Doble y sin hielo. Y un vaso de agua mineral sin gas —pidió tiffany, sin devolverle la mirada a la camarera cuando ésta se hubo marchado, Lucy empezó a reír.

—Hermanita, sólo tú puedes conseguir que pedir una copa suene pretencioso— taeyeon se echó a reír, divertida ante la expresión indignada de ella— ¿Qué es Laphroaig? —preguntó.

—Un whisky escocés de malta.

— ¿Y para qué quieres el agua mineral?

—Una o dos gotas potencian el sabor del whisky. Te lo dejaré probar cuando me lo traigan.

Cuando tiffany le sonrió, taeyeon apartó la vista en seguida y se quedó contemplando sus preciosos zapatos nuevos tiffany siguió la dirección de su mirada y se quedó hipnotizada por los deliciosos zapatos de tacón Luce no tenía ni idea de la buena compra que había hecho. Estaba encantada de haber pagado hasta el último céntimo que hubieran costado sólo por poder ver las preciosas piernas de la señorita kim, estilizadas y arqueadas por los exquisitos zapatos. Se removió incómoda en el asiento, esperando que el movimiento hiciera que sus bragas no se mojaran tanto no fue así—tiffany, tú puedes quedarte a esperar las bebidas si quieres, pero tae y yo nos vamos a bailar.

Antes de que ella pudiera protestar, Lucy la había llevado a la pista de baile y, tras hacerle un gesto al DJ para que subiera el volumen de la música, empezó a bailar con entusiasmo tae, en cambio, se sentía muy incómoda tiffany se había cambiado de sitio y la estaba observando reclinada cómodamente en el asiento. Su mirada era intensa. Parecía que ni siquiera parpadeara. Se preguntó si se habría dado cuenta de que no llevaba ropa interior convencional debajo del vestido ¿Se dará cuenta de que llevo tanga? Taeyeon no podía apartar la mirada de ella y vio cómo la recorría con los ojos de arriba abajo, deteniéndose más tiempo del necesario en sus largas piernas y en sus zapatos de suela roja.

—No puedo bailar con estos zapatos —le dijo a Lucy al oído.

—Tonterías. Deja los pies quietos y mueve el cuerpo. Por cierto, estás impresionante. Mi hermana es idiota—taeyeon le dio la espalda a Hwang y empezó a bailar, cerrando los ojos y dejándose llevar por la música. Era una sensación increíble. En cuanto logró olvidarse de La Profesora y de sus penetrantes ojos cafés, empezó a disfrutar un poquito de la noche « ¿Se marcará el tanga debajo del vestido? Espero que sí. Espero que tiffany  se fije y sufra. Disfruta del espectáculo, profesora, porque es lo único que vas a conseguir esta noche.» Cuando la canción llegó a su fin, Lucy se acercó al DJ con una sonrisa y le preguntó qué canciones tenía previsto poner a continuación. Su respuesta le gustó, porque levantó el puño en el aire de un modo nada femenino y soltó un grito. — ¡Genial! —Exclamó, regresando junto a tae, cogiéndola de las manos y haciéndola girar al verlas bailando —y pasándolo tan bien—, varias personas de los reservados cercanos empezaron a unirse a ellas, incluido un joven rubio muy guapo.

—Hola —saludó, acercándose a tae y moviéndose al ritmo de la música.

—Hola —contestó ella, un poco incómoda por estar llamando la atención recordó la vieja asociación femenina entre baile y el o en los hombres. No sabía quién era el recién llegado, pero sin duda debía de ser excelente en lo segundo, porque era un bailarín muy bueno, con un estilo muy heteroual. Cortaba la respiración.

—No te había visto nunca por aquí —dijo él, sonriendo taeyeon se fijó primero en sus dientes, muy blancos, y luego en sus ojos, azules como la flor del aciano. Perdida en ellos, se olvidó momentáneamente de responderle.

—Yo soy Sam ¿Cómo te llamas tú? —insistió él, inclinándose y casi rozándole los labios con la oreja para poder oír su respuesta por encima de la música.

Ella se sobresaltó un poco al notar su cercanía —taeyeon —respondió.

—Encantado de conocerte, taeyeon. Es un nombre precioso —ella asintió con la cabeza para que supiera que lo había oído y dirigió una mirada desesperada a jessica, pidiéndole en silencio que la rescatara. Pero su amiga estaba bailando con los ojos cerrados. Al parecer, le encantaba aquella canción.

— ¿Puedo invitarte a una copa? Mis amigos y yo estamos en una mesa de allí delante —dijo, haciendo un vago gesto con la mano.

—Gracias, pero estoy con mi amiga.

Él sonrió más ampliamente, acercándose un poco más —Tráetela también. Tienes unos ojos preciosos. No me perdonaría nunca dejarte escapar sin pedirte el número de teléfono.

—Bueno... no sé.

—Al menos, deja que te dé el mío — taeyeon se volvió hacia Lucy, lo que no fue muy buena idea, pues eso impidió que viera que Sam se acercaba todavía más. Al volverse, lo pisó. Él hizo una mueca de dolor y taeyeon perdió el equilibrio Sam la sujetó antes de que cayera al suelo y la mantuvo abrazada contra su pecho. La verdad era que tenía un pecho musculoso y unos brazos sorprendentemente fuertes para ser alguien que trabajaba con traje—Cuidado, preciosa. Siento haberte hecho caer. ¿Estás bien? — La siguió sujetando con la mano izquierda, mientras con la derecha le apartaba el pelo de la cara. Cuando los ojos le quedaron al descubierto, la miró y sonrió.

—Estoy bien. Gracias por no dejarme caer.

—Sería un idiota si te dejara escapar, taeyeon — Ella vio que tenía una bonita sonrisa. De hecho, todo él era muy agradable. Su traje le dijo que había ido al club directamente del trabajo. Probablemente debía de estar en alguna gran empresa del centro de la ciudad. Una de esas compañías donde los empleados todavía tenían que llevar traje y corbata. Y zapatos negros muy brillantes.

Se lo veía seguro de sí mismo, pero no arrogante. Sus palabras, aunque elegidas cuidadosamente, no parecían calculadas taeyeon se podía imaginar saliendo con él unas cuantas veces, pero no creía que esa relación fuera a llegar muy lejos. No creía que tuvieran demasiado en común. Bailar, por ejemplo. Aunque a ella no le habían quedado ganas de repetir la experiencia en un futuro próximo. Sin embargo, no le importaría bailar con él en privado... Era demasiado tímida para alargar la conversación, de modo que abrió la boca para disculparse, pero justo entonces alguien la agarró por el otro brazo y se colocó entre Sam y ella. Sintió que un escalofrío le recorría la piel y supo con certeza quién era la dueña de aquellos dedos largos y fríos que le sujetaban el brazo desnudo — ¿Estás bien? —le preguntó tiffany, hablando y mirándola como si estuviera sola el tono tranquilo de su voz contrastaba con el inexplicable enfado que se reflejaba en sus ojos. Ese enfado la sorprendió tanto que no respondió. Se quedó inmóvil, perpleja y Sam se dio cuenta enseguida.

— ¿Te está haciendo daño esta idiota? —preguntó, enderezando la espalda. Y, mirando a tiffany amenazadoramente, dio un paso al frente taeyeon negó con la cabeza, todavía sorprendida.

—Está conmigo —gruñó tiffany, sin molestarse en mirarlo su tono había sido tan agresivo que Sam otro dio un paso atrás—Vamos —ordenó tiffany, apartándola de la pista y dirigiéndose con ella hacia el reservado con una mirada de disculpa por encima del hombro, taeyeon la acompañó de buen grado tiffany le acercó una copa mientras por su parte trataba de recuperar el aliento se había sorprendido a sí misma con su reacción. Se había lanzado al rescate de taeyeon sin pararse a pensar en las consecuencias mientras ella bebía unos sorbitos de su Cosmopolitan, tratando de procesar lo que acababa de pasar, tiffany se volvió y la miró, sujetando con fuerza su copa, ya medio vacía—Debes ir con más cuidado. Estos locales pueden ser peligrosos para chicas como tú... ¡que eres una calamidad andante!

Taeyeon apretó los dientes, indignada—Estaba bien. ¡Y él ha sido muy amable!

—Te ha puesto las manos encima.

— ¿Y qué? Me ha sujetado para que no me cayera al suelo. Estaba bailando con él. ¿Me has invitado tú a bailar? Porque no lo he oído — tiffany volvió a reclinarse en el asiento y le dirigió una sonrisa lenta y sinuosa.

—Eso frustraría el objetivo de la noche, que es mirar, ¿no crees? — Ella se echó el pelo por encima del hombro y apartó la mirada de los brillantes ojos marrones en que se habían convertido los ojos de tiffany con ayuda del whisky escocés. Vio que Sam trataba de llamar su atención desde la pista de baile y, mediante lenguaje corporal, le transmitió el mensaje de que tiffany y ella no estaban juntas. Los ojos del joven se iluminaron al entender lo que le decía. Asintió con la cabeza y desapareció.

—Te he prometido que te lo dejaría probar —dijo tiffany, acercándose a ella y levantando la copa a la altura de sus labios.

—No —replicó taeyeon desdeñosa, volviendo la cara.

—Insisto. —La voz de ella se había endurecido ella suspiró y trató de coger la copa, pero tiffany  no la soltó—Deja que te lo dé yo —susurró con voz ronca una voz que sonaba a o. O, al menos, como taeyeon se imaginaba que sonaría el o de estar éste sentado en un banco blanco, con los ojos cafés brillantes, mandíbula arrogante y tratando de acercarle un vaso helado a la boca «Oh, Dios mío, tiffany Oh, Dios mío, tiffany. Oh, Dios mío, tiffany. Oh... Dios... mío... tiffany.»

—Puedo hacerlo sola —murmuró, insegura.

—Por supuesto. Pero ¿por qué hacerlo sola si estoy yo aquí para dártelo? —insistió ella con una sonrisa que dejó al descubierto sus dientes perfectos taeyeon no quería tirar su caro whisky escocés al suelo por accidente, así que dejó que apoyara la copa en su labio inferior. Los movimientos de tiffany eran lentos y sensuales y ella cerró los ojos y se concentró en la sensación de frío que le transmitía el cristal tiffany levantó la copa con delicadeza hasta que el líquido ahumado penetró en sus labios y se derramó en su boca abierta, expectante qué extraño que se estuviera comportando de un modo tan atrevido y sensual, pensó taeyeon. Pero en cuanto el whisky le alcanzó la lengua, abrasándole la boca, se olvidó de todo lo demás y tragó rápidamente.

— ¡Es horrible! —exclamó—. ¡Es como beberse una hoguera!

Tiffany se echó hacia atrás y la contempló. Estaba sofocada y muy animada —Es por la turba. No es algo que guste la primera vez que se prueba. Cuando lo hayas probado dos o tres veces, puedes decidir si quieres seguir insistiendo hasta que te guste —replicó ella con una sonrisa irónica taeyeon negó con la cabeza y tosió.

—Lo dudo mucho. Y, por cierto, no soy una niña pequeña y sé cuidarme sola. Así que, a menos que te pida ayuda, te agradecería que me dejaras ocuparme a mí de mis asuntos.

—Tonterías. —tiffany señaló hacia la pista de baile—. Grendel y sus parientes te devorarían si les diera la menor oportunidad, así que no te molestes en discutir conmigo.

— ¿Cómo dices? ¿Quién te has creído que eres?

—Alguien que reconoce la inocencia y la ingenuidad cuando las ve. Ahora, bébete tu copa despacio como una niña buena y deja de actuar como si estuvieras acostumbrada a moverte en este ambiente. —Le dedicó una mirada sombría y se acabó el whisky de un trago—. ¡Calamity Erika!

— ¿Qué quieres decir con eso de inocencia e ingenuidad? ¿Qué me estás diciendo exactamente, tiffany?

— ¿Tengo que deletrearlo? Haciendo una mueca, se le acercó taeyeon puso los ojos en blanco mentalmente cuando su cálido aliento le rozó el cuello —Te ruborizas como una adolescente, Erika —susurró ella—. Y puedo sentir tu inocencia. Es obvio que eres virgen, así que deja de aparentar que no es así.

— ¡Eres una...! ¡Eres...! —Se apartó bruscamente de su lado mientras buscaba un insulto adecuado en inglés. Al no encontrarlo, pasó al italiano—: Stronzo!

Tiffany la miró furiosa durante un instante, pero en seguida la expresión de la cara se le suavizó y empezó a reír. Echando la cabeza hacia atrás, cerró los ojos y se rió con tantas ganas que acabó sujetándose el vientre con las manos taeyeon estaba furiosa. Allí sentada, bebiéndose su Cosmopolitan muy de prisa, se preguntó cómo era posible que ella supiera la verdad habiéndose visto tan pocas veces. No creía que Lucy... No, Lucy no haría algo así.

Era una información muy personal y no se la habría contado a nadie. Tal vez a Aarón, pero a nadie más. Y Aarón era demasiado caballero como para repetir eso por ahí mientras tiffany seguía riendo, ella lamentó haber perdido la oportunidad de conocer a alguien que parecía agradable. Probablemente no le habría dado su número de teléfono, pues no solía hacer esas cosas, pero en todo caso habría preferido tomar personalmente la decisión, no que le viniera impuesta por La Profesora. En efecto era una capulla. Y ya era hora de que dejara de serlo poco después, la camarera rubia de bote se acercó a taeyeon y le entregó una cajita dorada.

—Es para ti.

—Lo siento, debe de haber un error. Yo no he pedido nada.

—Es obvio, cariño. Uno de esos tipos de la mesa de los banqueros te lo envía. Y me ha pedido que te diga que le romperás el corazón si lo rechazas. —Con una seductora sonrisa en dirección a tiffany, añadió—: ¿Le traigo otra copa, señora Hwang?

—Creo que estamos servidas, gracias —respondió ella, con la mirada clavada en taeyeon mientras ella examinaba la caja, dándole vueltas al abrirla, encontró una tarjeta de visita y un bombón envuelto en papel metalizado azul. En la tarjeta leyó:

Sam Choi, MBA Vicepresidente, Mercado de capitales

Banco de Montreal Calle Bloor, oeste, n.º 55, 5.ª planta Toronto, Ontario

Tel. 416-555-2525

Al darle la vuelta, vio que había escrito una nota con una letra que denotaba confianza:

tae:

Siento que hayamos empezado con mal pie.

El chocolate me recuerda tus preciosos ojos Sam

Por favor, llámame: 416-555-1491

Ella le dio la vuelta a la tarjeta y sonrió Sam bromeaba sobre el incidente, no pensaba que su timidez fuera un obstáculo y no la había llamado «virgen» como si fuera una palabrota. Había elogiado sus ojos y le había hecho saber que le parecía atractiva con delicadeza, abrió el envoltorio y se metió el bombón en la boca. «Celestial.» ¿Cómo había sabido que le encantaba el chocolate caro? Tenía que ser el destino. Cerró los ojos y paladeó el sabor intenso, oscuro, pasándose la lengua por los labios para asegurarse de que no desperdiciaba ni una pizca. Se le escapó un gemido involuntario « ¿Por qué no conocí a alguien así en mi primer año en Saint Joseph?»

Mientras tanto, tiffany se estaba mordiendo los nudillos de la mano derecha como una animal desquiciada. Una vez más, la visión de la señorita kim disfrutando de los pequeños placeres de la vida estaba siendo uno de los espectáculos más eróticos que había presenciado nunca. Su manera de abrir los ojos al ver el bombón; el rubor que le había cubierto las mejillas al metérselo en la boca; el gemido; la lengua asomando para recoger los restos de chocolate de sus labios rojos como el rubí... Era demasiado tenía que ponerle fin de alguna manera — ¿No te habrás comido eso? —taeyeon volvió la cabeza bruscamente. Había estado tan perdida en las sensaciones cuasi orgásmicas inducidas por el bombón que se había olvidado de tiffany.

—Estaba delicioso.

—Podrían haberte drogado. ¿Nadie te ha dicho que no debes aceptar dulces de extraños, niña?

—Supongo que esa norma no se aplica a las manzanas, ¿no, tiffany? —Ella entornó los ojos ante el brusco cambio de tema. ¿Se había perdido algo? —Y no soy una niña —añadió, refunfuñando.

—Pues deja de comportarte como si lo fueras. No pensarás guardar eso, ¿no? —Señaló la caja que ella acababa de meter en el bolsito.

— ¿Por qué no? Parecía simpático.

— ¿Serías capaz? ¿Serías capaz de liarte con un hombre al que has conocido en un bar? —taeyeon frunció el cejo y el labio inferior le empezó a temblar.

— ¡No me he liado con nadie! ¿Y tú? ¿No te has liado nunca con una mujer en un bar? ¿Y no te la has llevado a casa? Yo no lo he hecho nunca, aunque no veo que eso sea asunto tuyo, profesora. —tiffany se ruborizó. No podía contradecirla, sería demasiado hipócrita por su parte. Pero algo de lo que había pasado entre ella y Grendel, el banquero rubio, la había alterado mucho, aunque aún no sabía exactamente qué había sido. Con un gesto de la mano, pidió otro whisky.

Por su parte, taeyeon pidió otro Cosmopolitan, esperando que el combinado afrutado pero potente la ayudara a olvidarse de la mujer cautivadora y cruel que estaba sentada a su lado, pero que nunca podría ser suya cuando Lucy regresó y se dejó caer agotada en el asiento, taeyeon se excusó y buscó los servicios. La arrogancia y condescendencia de tiffany la ponían furiosa. Al parecer, no la quería, pero tampoco quería que nadie más se le acercara. ¿Qué demonios le pasaba?

Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se percató de que había un hombre en el pasillo y tropezó con él. Cuando estaba a punto de caerse al suelo, el hombre la agarró.

—Gracias —murmuró ella. Al levantar la cabeza, vio que se trataba de Ethan, el gorila de la entrada.

—No pasa nada —dijo él, soltándola de inmediato.

—Estaba buscando el baño.

Ethan señaló con el teléfono móvil—Está hacia el otro lado.

—Y volviendo a mirar el mensaje de texto que estaba escribiendo, exclamó—: ¡Maldita sea!

— ¿He roto algo?

Él negó con la cabeza—No, no. Es que tengo problemas... para expresarme.

Taeyeon le dirigió una sonrisa compasiva—Lo siento.

—Yo también. —Ethan la miró de arriba abajo y añadió—: Estoy impresionado Hwang no suele venir nunca con compañía femenina.

— ¿Ah, no? ¿Por qué?

El hombre rió con ironía — ¿Lo preguntas en serio? Mira a tu alrededor. ¿Cuántas de las parejas que ves crees que han venido juntas?

—Oh. ¿Y viene a menudo?

—Eso vas a tener que preguntárselo a ella—taeyeon se sintió mal.

Al darse cuenta de su expresión, Ethan trató de tranquilizarla—Eh, esta noche está aquí contigo. Eso debe de significar algo, sin duda.

Ella se miró las manos y jugueteó con sus uñas—Bueno, en realidad no está conmigo. No soy más que una vieja amiga de su hermana tenía un aspecto tan triste, con aquellos Azules y el labio tembloroso, que Ethan trató de distraerla con lo primero que se le ocurrió—Susan, ¿no hablarás italiano, por casualidad?

Ella sonrió—Me llamo taeyeon Y de hecho, sí, estudio italiano en la universidad—Los ojos del hombre se iluminaron.

— ¿Podrías ayudarme a escribirle un mensaje de texto a mi novia? Es italiana y me gustaría impresionarla.

—tiffany lo habla mucho mejor que yo. Deberías pedírselo a ella.

Ethan la miró como si se hubiera vuelto loca—Estás de broma, ¿no? No quiero que tiffany se acerque a mi pareja. Veo cómo reaccionan las mujeres cuando está cerca. No puede quitárselas de encima.

Taeyeon volvió a sentir náuseas, pero luchó contra ellas—Por supuesto. ¿Qué quieres traducir?

Ethan le entregó el teléfono y ella empezó a escribir palabras en italiano. Con alguna de las frases más íntimas se le escapó la risa, pero en general se quedó impresionada de que un tipo de aspecto tan duro e insensible como Ethan se molestara en asegurarle a su novia que la quería y que estaba manteniendo a raya a las clientas de Lobby. Cuando estaba acabando, alguien tosió a sus espaldas.

Taeyeon alzó la vista y se encontró con un par de ojos cafés muy enfadados—Señora hwangs —saludó Ethan.

—Ethan —contestó tiffany—taeyeon pensó que sus oídos la habían engañado, pues le había parecido que la voz de tiffany había sonado como un gruñido animal surgido de lo más profundo de su pecho, pero no podía ser tras apretar el botón de ENVIAR, le devolvió el teléfono a Ethan.

—Ya está. Listo.

—Gracias, taeyeon te debo una copa —dijo, antes de despedirse con una inclinación de cabeza y desaparecer ella se dirigió hacia el baño.

— ¿Adónde crees que vas? —preguntó tiffany, siguiéndola.

—Al servicio de señoras, aunque no sabía que fuera asunto tuyo—Ella la sujetó por la muñeca y no pudo resistirse a acariciarle con el pulgar las venas que latían bajo su pálida piel taeyeon ahogó una exclamación tiffany tiró de ella, arrastrándola hasta un pasillo largo y oscuro y empujándola contra la pared. Sin dejar de acariciarle la muñeca, sintió cómo el pulso se le aceleraba y apoyó la otra mano en la pared, a la altura de su hombro. Estaba atrapada se permitió un momento para aspirar su aroma a vainilla mientras se pasaba la lengua por los labios, pero no parecía contenta en absoluto.

— ¿Por qué le has dado tu número de teléfono? Ethan vive con una mujer. ¿Por qué de repente te llama taeyeon y te invita a copas?

— ¡Me llama taeyeon porque ése es mi nombre! Tú eres la única que no lo usa. Y, a estas alturas, aunque quisieras hacerlo, te diría que no. Será mejor que de ahora en adelante me llames señorita kim Y no le he dado mi número de teléfono.

— ¿Cómo qué no? Te he visto. Se lo estabas anotando. ¿Con cuántos hombres a la vez piensas quedar? — Ella negó con la cabeza, demasiado enfadada para responder, y trató de escabullirse por debajo de su brazo, pero ella la atrapó por la cintura.

—Baila conmigo.

— ¡Ja! ¡Ni de coña!

—No seas rebelde.

—Sólo estoy empezando a ser rebelde, profesora.

—Ten cuidado —susurró ella en tono amenazador taeyeon sintió que un escalofrío le recorría la espalda.

— ¿Por qué no me clavas un puñal en el corazón y acabamos antes? —susurró, mirándola fijamente—. ¿No me has hecho ya bastante daño? —la soltó inmediatamente y se tambaleó hacia atrás.

—Erika —Su tono estaba a medio camino entre un reproche y una pregunta. Frunció el cejo, muy disgustada. No estaba enfadada. Más bien parecía herida—. ¿Tan ersa soy? —murmuró ella negó con la cabeza, con los hombros hundidos—No tengo ningún deseo de hacerte daño. Todo lo contrario —dijo ella al ver que había vuelto a adoptar una postura sumisa y le buscó la boca con la mirada. Vio que el labio inferior le temblaba. Y también que no sabía a dónde mirar «Está asustada, payasa. Afloja un poco.» —Antes has dicho que no te había invitado a bailar. Te invito ahora —añadió, suavizando mucho su tono de voz—. Erika, ¿me harías el honor de bailar conmigo, por favor? —Y sonrió con la cabeza un poco ladeada, un gesto que usaba mucho cuando quería seducir a una mujer, pero que no tuvo el efecto deseado, porque taeyeon no alzó la vista.

Alargando la mano, volvió a acariciarle la muñeca, como si estuviera pidiéndole disculpas a su piel, aunque ésta no las habría aceptado de haber podido hablar taeyeon se llevó a mano al cuello instintivamente, como si estuviera sufriendo un latigazo cervical por culpa de su vaivén emocional al levantar la vista hacia su garganta blanca como la nieve, tiffany volvió a fijarse en sus venas azules, que vibraban con cada latido «Como un colibrí —pensó—. Tan diminuta, tan frágil. Ten cuidado...» taeyeon tragó saliva y buscó una salida con la vista—Por favor —insistió tiffany, con los ojos brillándole en la oscuridad.

—No sé bailar.

—Estabas bailando hace un momento.

—Bailar lento es distinto. Te pisaré y te haré daño con los tacones. O tropezaré y acabaré en el suelo y te sentirás avergonzada. Ya estás bastante enfadada conmigo... —El labio le empezó a temblar de un modo más evidente tiffany dio un paso hacia ella, que se apretó contra la pared casi como si tratara de desaparecer a través del muro tiffany le cogió la mano y se la llevó a los labios ceremoniosamente. Con una sonrisa decidida, se inclinó y le acercó la boca a la oreja. La piel de taeyeon vibraba con su cercanía y la calidez de su aliento.

—taeyeon, ¿cómo podría estar enfadada con alguien tan dulce? Te prometo que no me enfadaré ni me sentiré humillada. Ya verás como sí sabes bailar —susurró. Su voz era suave pero decidida; seductora y ual; whisky escocés y licor de menta—. Ven conmigo.

Al tomarla de la mano, un nuevo escalofrío le recorrió el brazo. Mientras tiffany esperaba su reacción, ella se quedó muy quieta. Se sentía muy rara. Un momento antes estaba temblando, pero en ese instante parecía no poder moverse—Por favor, profesora —le rogó con un hilo de voz, con los ojos clavados en sus pechos.

—Pensaba que esta noche éramos tiffany y Erika.

—En realidad no quieres bailar conmigo. Es el whisky el que habla por tu boca—Ella enarcó las cejas. Habría respondido de mala manera, pero se reprimió. La estaba provocando. Parecía que supiera exactamente qué botones tenía que pulsar para que saltara.

—Sólo un baile. No es mucho pedir.

— ¿Por qué quieres bailar con una virgen? —murmuró ella, súbitamente fascinada por la punta de sus zapatos tiffany se puso tensa.

—No quiero bailar con una virgen, quiero bailar contigo, Erika. Pensaba que tú también querrías bailar con alguien que no fuera a acosarte en la pista y que no se tomara libertades contigo en un club lleno de hombres ualmente agresivos ella la miró con escepticismo, pero no dijo nada—Estoy tratando de mantener a los lobos a raya —añadió tiffany en voz baja «Una leona manteniendo a raya a los lobos —pensó ella—. Muy adecuado.» Pero ella no parecía tomárselo a broma. Sus intensos ojos cafés la mantenían clavada en el sitio—Si bailas conmigo, aunque sólo sea una vez, nadie te molestará. Y eso será muy de agradecer —aclaró con una débil sonrisa—. Con suerte, nadie volverá a acercarse a ti y podré bajar la guardia durante el resto de la noche.

A ella no le hizo ninguna gracia, pero se dio cuenta de que era una tontería discutir con ella.

A esas alturas de la vida estaba acostumbrado a salirse con la suya «Pero no siempre fue así. ¿No es cierto, tiffany?» — ¿Qué quieres que bailemos? —Preguntó tiffany, con una mano apoyada en la parte baja de su espalda, mientras volvían al reservado—. Pediré que pongan lo que tú quieras. ¿Qué tal los Nine Inch Nails? Podría pedir Closer —tiffany sonrió para que viera que estaba bromeando, pero taeyeon no se dio cuenta, porque estaba mirando el suelo para no tropezar y no avergonzar a La Profesora. Sin embargo, en cuanto el nombre de la canción salió de sus labios, se quedó petrificada se detuvo tan bruscamente que fue ella quien casi chocó contra su espalda tiffany  sintió la tensión de su cuerpo con la punta de los dedos y se arrepintió de haber pronunciado el nombre del grupo. La rodeó para mirarla a la cara y lo que vio lo dejó muy preocupado—erika, mírame— Ella contuvo la respiración—Por favor —insistió tiffany.

Obedientemente, taeyeon levantó la vista y la miró a través de sus largas pestañas. Vio que estaba asustada y, sobre todo, muy incómoda y se le encogió el estómago—Ha sido una broma... de mal gusto. No ha tenido ninguna gracia. Nunca pediría esa canción para bailar contigo. Sería una blasfemia horrible someter a alguien como tú a unas palabras como ésas—taeyeon parpadeó, confusa—He sido una auténtica... stronzo esta noche. Pero elegiré algo bonito. Te lo prometo.

No queriendo soltarla por miedo a que saliera huyendo, se la llevó con ella hasta la cabina de DJ y, deslizando un billete en su dirección, susurró su petición. El DJ sonrió y asintió, saludando a taeyeon con la mano antes de ponerse a buscar su encargo.

Tiffany la guió hasta la pista de baile y la acercó a ella, aunque no demasiado. Se fijó en que sus manos, mucho más blancas que las suyas, habían empezado a sudar. Ni se le ocurrió pensar que esa reacción pudiese tener algo que ver con la canción de los Nine Inch Nails que había mencionado. Lo que pensó fue que taeyeon le tenía una gran antipatía y que ella había empeorado las cosas con su prepotencia y sus modales insultantes, cuando lo único que pretendía era ahuyentar a los lobos que habían acudido a olisquear sus faldas « ¿Y por qué tengo que preocuparme yo de quién se le acerca? Ya no es una niña. Ni siquiera somos amigas.» Ella se estremeció y tiffany volvió a lamentar haber sido tan brusca. Era un ser delicado y evidentemente muy sensible. No debería haber mencionado que había notado que era virgen.

Había sido un comentario zafio. Grace se habría sentido horrorizada, y con razón trataría de compensarla. Trataría de demostrarle a la hermosa Erika que era capaz de comportarse como una dama sujetándola con delicadeza por la cintura, la acercó un poco más. La respiración de ella se aceleró inmediatamente—Relájate —susurró ella, rozándole la mejilla con los labios accidentalmente sus cuerpos se acercaron hasta que sus pechos entraron en contacto separados sólo por la ropa taeyeon no reconoció la canción que había pedido. La vocalista cantaba en español y, aunque no entendía la letra, reconoció las palabras «bésame mucho». Sabía poco español, pero lo suficiente para entender eso. Moviéndose al compás del lento ritmo latino, tiffany la guió como una experta por la pista de baile. Que hubiera elegido una canción tan romántica hizo que ella se ruborizara «Te besé mucho, tiffany, durante una única y gloriosa noche. Pero tú no te acuerdas. Me pregunto si te acordarías si te besara otra vez...» Notó que el dedo meñique de ella rozaba la tira del tanga por encima del vestido y se preguntó si sabría lo que estaba tocando. Al pensar que probablemente sí, sintió que la piel se le encendía. Disimuló fijando la mirada en los botones de la camisa de tiffany—Sería mejor que me miraras a los ojos. Te sería más fácil seguirme.

Al hacerlo, vio que la estaba mirando con una sonrisa amplia y genuina que hacía muchos años que no veía en su cara. Aunque el corazón le dio un brinco, taeyeon le devolvió la sonrisa y, por un instante, bajó la guardia, aunque por el momento eso era lo único que pensaba bajar la expresión de tiffany se volvió más solemne—Tu cara me resulta familiar. ¿Estás segura de que Luce no nos presentó durante alguna de mis visitas? Los ojos de taeyeon se iluminaron esperanzados.

—No, Lucy no nos presentó, pero...

—Habría jurado que nos habíamos visto antes —la interrumpió ella, arrugando la frente.

—Tiffany —dijo ella, tratando de revelarle la verdad con la mirada pero ella respiró hondo, negando con la cabeza.

—No, supongo que no. Pero me recuerdas a la Beatriz del cuadro de Holiday. ¿No te parece curioso que tú también tengas ese cuadro en tu habitación? Si tiffany hubiera sabido qué buscar, o si se hubiera fijado un poco más, habría visto que el brillo esperanzado desaparecía de los ojos de taeyeon esta se mordió el labio inferior.

—Una... una amiga me habló de ese cuadro. Por eso compré la lámina.

—Tu amiga tenía buen gusto— La respuesta de ella le molestó, pero le quitó importancia diciéndose que lo que le molestaba era que hubiera vuelto a tensarse entre sus brazos. Suspiró y apoyó la frente en la suya, acariciándole el rostro con su aliento olía a Laphroaig y a algo genuinamente suyo y potencialmente peligroso, pensó taeyeon.

—erika, te prometo que no te morderé. No estés tan tensa. — Aunque sabía que tiffany estaba tratando de hacerla sentir cómoda, se tensó un poco más. Estaba harta de su temperamento voluble. No era una marioneta con la que pudiera jugar dependiendo de sus cambios de humor. No podía librarse de la sensación de que todo aquello había sido provocado por un banquero rubio que le había enviado un bombón. Más que un baile, era una oportunidad de proclamar su supremacía.

—No me parece que esto sea muy profesional —dijo ella, molesta— La sonrisa de tiffany se desvaneció y sus ojos destellaron.

—No lo es, señorita kim. No estoy siendo profesional contigo. En mi defensa, sólo puedo alegar que quería bailar con la chica más bonita del club—La preciosa boca de taeyeon se abrió ligeramente, pero en seguida apretó los labios con fuerza.

—No te creo.

— ¿Qué es lo que no crees? ¿Que eres de lejos la mujer más hermosa que hay aquí esta noche, con el debido respeto para mi hermana? ¿O que una cabrona insensible como yo quiera bailar una canción romántica contigo?

—No te burles de mí.

—No lo estoy haciendo, Erika. —Cuando la sujetó con más fuerza por la zona lumbar, ella ahogó una exclamación tiffany había esperado provocarle una reacción, pero sus propias entrañas eran las que habían reaccionado. Pero lo que ella no sabía era que no era la primera vez que la tenía agarrada de esa manera. Había sido la primera mujer en hacerlo y la piel de taeyeon nunca había dejado de añorar su contacto cuando la excitación dio paso a la indignación, tiffany la observó divertida—Cuando no estás frunciendo el cejo y me miras con tus ojos grandes y dulces, eres muy bonita. Eres atractiva siempre, pero en esos momentos pareces un ángel. Casi como si fueras... Te pareces a...La miró como si la hubiera reconocido y taeyeon dejó de bailar apretándole la mano, lo miró a los ojos, animándolo a recordar.

— ¿A quién, tiffany? ¿A quién te recuerdo? La cara de ella perdió toda expresión. Negó con la cabeza y sonrió tristemente.

—Ha sido una ilusión pasajera. No te preocupes, señorita kim, el baile casi ha llegado a su fin. Pronto te librarás de mí.

—Ojalá pudiera —murmuró ella.

— ¿Qué has dicho? —preguntó tiffany, pegando su frente a la suya una vez más. Sin pensar en que su acción iba a resultar demasiado íntima, le soltó la mano y le apartó un mechón de cabello de la cara, aprovechando para rozarle la piel del cuello con los nudillos mucho más tiempo del necesario—Eres preciosa —susurró.

—Me siento como Cenicienta. Lucy me ha comprado el vestido y los zapatos —replicó ella, cambiando totalmente de tema tiffany bajó la mano.

— ¿De verdad te sientes como Cenicienta? taeyeon asintió.

—Cuesta tan poco hacerte feliz... —reflexionó ella en voz alta—. El vestido es precioso. Lucy debía de saber que el lila es tu color favorito.

— ¿Cómo sabes que el lila es mi color favorito?

—En tu apartamento hay cosas lila por todas partes. — Ella hizo una mueca y desvió la vista al recordar su primera y única visita a su agujero de hobbit tiffany quería que la mirara a ella. Sólo a ella—Y los zapatos son exquisitos —añadió, mirándola de arriba abajo. Ella se encogió de hombros.

—Tengo miedo de caerme.

—No lo permitiré.

—Lucy es muy generosa.

—Lo es. Igual que lo era Grace. taeyeon asintió. —Pero no como yo. —Las palabras que salieron de la boca de ella sonaron más como una pregunta que como una afirmación.

—Yo no he dicho eso. De hecho, creo que puedes ser muy generosa cuando quieres.

— ¿Cuando quiero?

—Sí. Estaba hambrienta y tú me diste de comer. —«Dos veces», añadió para sus adentros.

— ¿Estabas hambrienta? —repitió tiffany horrorizada, con la voz ronca y dejando de bailar—. ¿Estás pasando hambre? —Sus ojos se convirtieron en dos piedras preciosas, frías como el hielo y su voz se enfrió a la temperatura del agua que corre bajo un glaciar.

—No literalmente, profesora, sólo he echado de menos algunas cosas. Filetes. Y manzanas—La miró con timidez, tratando de calmarla.

Pero ella estaba demasiado alterada como para darse cuenta de la referencia a las manzanas. Se le había hecho un nudo en la garganta al enfrentarse a la realidad de la vida de muchos estudiantes. Una realidad con la que estaba familiarizada, pero que no podía soportar ligada a la señorita kim. No era de extrañar que estuviera tan delgada y pálida—Dime la verdad. ¿Te llega el dinero para vivir? Si no, el lunes iré a hablar con el jefe del departamento y haré que te suban el importe de la beca. No, mejor te doy mi American Express esta misma noche. Por el amor de Dios, no pienso permitir que pases hambre.

Taeyeon lo contemplaba en silencio, estupefacta por su reacción—Estoy bien, profesora. Si me organizo, tengo suficiente dinero. Y cocinar en mi apartamento no es cómodo, pero no paso hambre. — Muy lentamente, tiffany volvió a bailar, guiándola con suavidad por la pista de baile. Bajando la vista hacia sus pies, preguntó: — ¿Vas a tener que vender los zapatos para comprar comida? ¿O para pagar el alquiler?

— ¡Por supuesto que no! Son un regalo de Grace. Más o menos. Nunca me desprenderé de ellos. Pase lo que pase.

— ¿Me prometes que si alguna vez necesitas dinero acudirás a mí? ¿Por la memoria de Grace? Taeyeon apartó la vista y guardó silencio tiffany suspiró y añadió en voz más baja: —Sé que no me he ganado tu confianza, pero te pido que en esto y sólo en esto confíes en mí. ¿Me lo prometes? Ella inspiró hondo y contuvo el aire.

— ¿Tan importante es para ti?

—Ni te lo imaginas. Muchísimo.

Taeyeon soltó entonces el aire ruidosamente. —En ese caso, sí. Te lo prometo.

—Gracias —dijo tiffany, aliviada.

—Lucy y Grace siempre se portaron muy bien conmigo, especialmente después de la muerte de mi madre.

— ¿Cuándo murió tu madre?

—Durante mi último año de instituto. En aquella época yo ya estaba viviendo con mi padre en Selinsgrove. Ella vivía en San Luis.

—Lo siento.

—Gracias. —taeyeon abrió la boca como si fuera a decir algo más, pero se quedó callada.

—No pasa nada —susurró ella—. Puedes decir lo que quieras.

La animó con la mirada y, por un momento, taeyeon se olvidó de lo que quería decir. Pero se obligó a concentrarse. —Iba a decir que si alguna vez necesitas hablar con alguien... sobre Grace... Quiero decir que... sé que Luce va a volver pronto a Filadelfia y... bueno, yo seguiré aquí. No será muy profesional, pero bueno, eso —Evitó mirarla a los ojos y tiffany notó que se estaba tensando otra vez, como si esperara que pasara algo horrible. « ¿Qué le he hecho a esta pobre criatura? Está aterrorizada. Tiene miedo de que empiece a gritarle en medio de toda esta gente.»    Sabía que se había ganado a pulso su desconfianza, así que optó por colmarla de amabilidad... al menos hasta que la canción terminase y volvieran a asumir sus roles profesionales. Entonces seguiría siendo amable, pero distante.

—Erika, mírame. No tengo ninguna regla en contra de que la gente me mire a los ojos.

Ella levantó la vista, no muy convencida—Es una oferta muy generosa. Gracias. No me gusta hablar de ciertas cosas, pero lo tendré en cuenta. —Sonrió y, esa vez, mantuvo la sonrisa—. Posees amabilidad y caridad, dos de las principales virtudes. De hecho, estoy seguro de que posees las siete. «Especialmente, la castidad», pensaron los dos a la vez. «Y ella cree que la castidad es algo digno de burla», pensó taeyeon.

—Nunca había bailado así con nadie —confesó, melancólica.

—Pues me alegro de ser la primera —replicó ella, apretándole la mano cariñosamente taeyeon se quedó inmóvil.

—Erika, ¿qué te pasa? —Los ojos de ella se nublaron y la piel se le enfrió rápidamente. El rubor que se había extendido por sus mejillas un par de minutos antes desapareció por completo, dejándole la piel más que blanca, translúcida, como papel de arroz. Tenía la vista clavada en algún lugar lejos de allí. Cuando tiffany le apretó el trasero, fue como si no lo notara cuando salió de aquella especie de trance, ella trató de hacerla hablar, pero estaba demasiado alterada para ello. Tiffany no tenía ni idea de qué le había pasado, por lo que optó por ser prudente y le pidió a Lucy con un gesto que la acompañara al baño de señoras.

Luego se acercó a la barra y encargó un whisky doble, que se bebió antes de que regresaran en ese momento tomó una decisión: era hora de volver a casa. Era obvio que la señorita kim no se encontraba bien y El Vestíbulo no era un lugar adecuado para ella en ninguna circunstancia. Sabía que en algún momento de la noche los hombres se emborracharían y tendrían las manos demasiado largas y las mujeres se emborracharían también y se pondrían cachondas. No quería exponer a su hermana ni a la al señorita kim a cualquiera de esos tipos de comportamiento. Así que pagó la cuenta y le pidió a Ethan que les consiguiera dos taxis. Pensaba darle una buena propina al taxista de la señorita kim para que dejara a ésta en la puerta de su casa y esperara hasta que estuviera a salvo en el interior pero por desgracia para ella, Lucy tenía sus propios planes.

— ¡Buenas noches, tae! Te veo luego en casa, tiffany. Gracias por acompañarla a casa —dijo, entrando en uno de los taxis, cerrando la puerta de golpe y alargándole un billete de veinte dólares al taxista para que arrancara antes de que su hermana pudiera preguntarle nada.

Era obvio que estaba tratando de lanzarlas a la una en brazos de la otra. Sin embargo, era menos probable que Lucy se encontrara con algún indeseable en el vestíbulo del edificio Manulife, donde siempre había un vigilante de guardia, que la señorita kim en la avenida Madison. Así que no pudo enfadarse demasiado con ella ayudó a taeyeon  a entrar en el otro taxi antes de entrar ella. Cuando se detuvieron delante de su bloque de pisos, le indicó al taxista que la esperara. La acompañó hasta la puerta y aguardó mientras ella buscaba las llaves. Por supuesto, se le cayeron al suelo, porque seguía alterada por lo que había pasado en el club tiffany las recogió y abrió. Al devolvérselas, le acarició la mano con un dedo y se la quedó mirando con expresión enigmática.

Taeyeon inspiró hondo y empezó a hablarles a sus zapatos negros —que eran un poco demasiado lujosos y brillantes incluso para tiffany—, porque no podía decir lo que tenía que decir mirando aquellos ojos preciosos pero tan fríos.

—Profesora hwang, quiero darle las gracias por abrirme las puertas y por bailar conmigo. Estoy segura de que se ha sentido mal por tener que comportarse así con una estudiante. Sé que sólo tolera mi presencia porque Lucy está aquí y que, cuando se marche, todo volverá a la normalidad entre nosotras. Prometo que no le diré nada a nadie. Se me da muy bien guardar secretos »Voy a solicitar un cambio de directora de proyecto. Sé que piensa que no soy demasiado brillante y que si no pidió el cambio fue porque sintió lástima al ver mi apartamento. Es evidente que piensa que no estoy a su altura y que le resulta muy duro tener que tratar con una estudiante virgen y tonta. Así que, adiós con el corazón encogido, se volvió para entrar en el edificio.

— ¿Has terminado? —preguntó tiffany, barrándole el paso.

Taeyeon alzó la vista, temblando al oír la dureza en su voz. —Tú has dicho lo que querías decir. Creo que las leyes de la cortesía me otorgan el derecho de réplica. —Se apartó de la puerta y se la quedó mirando fijamente, con furia reprimida—. Te abro las puertas porque es así como se trata a las damas, y tú, señorita kim, eres una dama. Sé que yo no siempre me comporto como una dama también, aunque Grace intentó inculcármelo. »Lucy es una chica muy dulce, pero demasiado sentimental. Si por ella fuera, estaría recitando sonetos bajo tu ventana, como un adolescente. Así que vamos a dejar a mi hermana fuera de todo esto, ¿de acuerdo? »Por lo que a ti respecta, si Grace te adoptó como me adoptó a mí, quiere decir que vio en ti algo muy especial.

Ella tenía un modo muy particular de curar a la gente, gracias al amor. Por desgracia, en tu caso, igual que en el mío, probablemente llegó demasiado tarde taeyeon levantó la vista al oír esas últimas palabras. Habría querido preguntarle a qué se refería, pero no se atrevió. —Te he pedido que bailaras conmigo porque me apetecía estar contigo. Tienes una mente brillante y una personalidad encantadora. Si quieres otra directora, no me opondré, pero francamente, me decepcionas. No creía que fueras de las que se rinden ante la primera dificultad.

»Y si piensas que hago cosas por lástima es que no me conoces. Soy una cabrona egoísta y egocéntrica que no suele darse cuenta de los problemas de la gente que lo rodea. ¡Maldito sea tu discurso, maldita sea tu baja autoestima y maldito sea el curso de especialización! —Resopló, tratando de no perder la compostura—. Tu idad no es algo de lo que debas avergonzarte y, desde luego, no es asunto mío. Sólo quería hacerte sonreír y... Se calló y le acarició la barbilla.

Luego le levantó la cara con delicadeza hasta que sus ojos se encontraron se inclinó hacia ella hasta que sus labios quedaron a escasos centímetros de distancia. Estaban tan cerca que taeyeon podía notar su aliento en la cara «Whisky escocés y licor de menta.» Las dos aspiraron, empapándose del aliento de la otra. Ella cerró los ojos y se humedeció el labio inferior, esperando.

—Facilis descensus Averni —susurró tiffany y sus palabras agoreras y premonitorias golpearon a taeyeon en el alma—. Qué fácil es descender al infierno.

Enderezando la espalda, le soltó la barbilla y se dirigió al taxi, cerrando la puerta con un golpe seco taeyeon abrió los ojos y vio que el coche se alejaba. Las piernas le temblaban tanto que tuvo que apoyarse en la pared para no caerse.

 

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Comments

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Karly34 #1
No te encuentro en wattpad :;(
yeye_AlcTae #2
Yo igual tengo un hueco enorme apartir del capitulo 25 no se que paso ahí :cc
Jeesica27
#3
Chapter 25: Holaaaaa, oye quería decirte que desde el capitulo 25 la historia tiene un hueco increíble y no sale los capitulos donde Tae y Phany fueron a Florencia y así
Un saludo, me quiero terminar esta historia para ver la pelicula xd
Cass_Addiction19 #4
<3
natovida #5
Chapter 142: Gracias por la historia! Espero que la proxima sea de misterio o algo asi
gea_ly
#6
Por mi parte no me e saltado ningún capitulo ,li volvi a revisar y lo llevo bien
natovida #7
Chapter 36: Tengo huecos en la historia
natovida #8
Chapter 33: Quien putas es Paulina??? Me perdi!!!
diamond09
#9
Chapter 29: Por alguna razón siento q nos saltamos capítulos... ??? o asi va la historia?