Julio de 2011

Oxford, Inglaterra

 

Cuando llegó el descanso de la hora de comer, tae se excusó para ir al baño y le pidió a jessica que la esperara al volver, mientras subía la escalera que llevaba a la sala de conferencias, un par de Christian Louboutins se cruzaron en su camino.

 

Los ojos de tae fueron ascendiendo por un par de piernas cubiertas por medias de seda, luego por una falda tubo negra, una chaqueta entallada y, finalmente, la cara de hyuna.

 

Su expresión era hostil, pero notablemente tensa, como evidenciaban los nudillos blancos de la mano con la que se agarraba a la barandilla Iba cambiando el peso de pie, como si no estuviera segura de si debía avanzar o retirarse.

 

—Ya tengo ganas de oír tu conferencia estoy segura de que se me ocurrirán algunas preguntas.

 

Ignorándola, tae trató de seguir su camino, pero hyuna se lo impidió.

 

Ella resopló con impaciencia.

 

— ¿Qué quieres?

 

—Te crees muy lista.

 

—Tú y yo no tenemos nada de qué hablar.

 

—Oh, yo creo que sí.

 

tae  apretó los ojos con fuerza cuando los volvió a abrir, la miró con incredulidad.

 

— ¿De verdad quieres que discutamos aquí, en pleno simposio? ¿No te das cuenta de cómo estás perjudicando tu carrera con tus actos? tiffany  me contó que Columbia te ha obligado a matricularte en el programa de máster en vez de en el de doctorado quemaste tus puentes en Toronto y ahora vienes hasta aquí a quemar más ¿No te parece que ya es hora de dejar las cosas como están?

 

—No me rindo tan fácilmente.

 

—Tu vendetta es ridícula, Yo nunca te he hecho nada.

 

hyuna se echó a reír, pero era una risa sombría.

 

—Esto no tiene nada que ver contigo, Tú no vales la pena.

 

—Entonces, ¿por qué lo haces?

 

—Porque tienes algo que quiero Y siempre consigo lo que deseo, Siempre.

 

—Déjame pasar —le ordenó tae, alzando la barbilla en un gesto desafiante.

 

Los ojos de hyuna la recorrieron de arriba abajo.

 

—No entiendo qué ve en ti no eres tan guapa—Con un gesto desdeñoso, le señaló el sencillo traje y los zapatos, que no eran de diseño—tiffany, en cambio, es guapísima es una leyenda todas las mujeres del Lobby la conocían y querían follar con ella —La miró con desprecio—Y, de repente, entre todas las disponibles, te elige a ti.

 

»Pero no podrás retenerla necesita tener a su lado a una mujer cuyo apetito sea tan voraz como el suyo.

 

—Ya lo está.

 

hyuna se echó a reír, pero su risa sonó falsa y crispada.

 

—No lo creo Oh, sí, seguro que disfrutó conquistándote al principio pero ahora que ya te tiene, buscará nuevos retos y la perderás—La miró con los ojos brillantes—Probablemente ya te haya engañado O esté planeando hacerlo.

 

—Si no me dejas pasar, pediré ayuda ¿De verdad quieres volver a ponerte en evidencia delante de todo el mundo? Cuando hyuna titubeó, tae aprovechó para abrirse camino.

 

Dos escalones antes de llegar al final de la escalera, se detuvo y se volvió.

 

—Amor —dijo en voz baja.

 

— ¿Qué?

 

—Te preguntas qué ve tiffany en mí la respuesta es amor sé que ha habido otras mujeres no es un secreto pero esas mujeres no son una amenaza.

 

hyuna puso los brazos en jarras.

 

— ¿En qué mundo vives? Así que amor, ¿eh? Pero ¿tú te has visto? ¿Por qué iba a querer estar con un ratón soso e insignificante, pudiendo tener a una tigresa en su cama?

 

—Mejor estar con un ratón que te quiere que con una tigresa indiferente—tae enderezó los hombros—Esas mujeres no sabían ver en su interior no les importaba que fuera infeliz se habrían aprovechado de ella hasta que no quedara nada y luego la habrían tirado a la basura.

 

»Yo la amo desde que tenía diecisiete años la amo por completo, con lo bueno y lo malo, con su luz y sus sombras por eso está conmigo las otras mujeres forman parte del pasado. Nunca volverá con ellas.

 

»Así que si tienes previsto seducir a mi esposa, hyuna, adelante pero te lo advierto: fracasarás.

 

Se volvió para irse, pero una vez más, se detuvo.

 

—En una cosa te doy la razón —añadió, mirándola por encima del hombro.

 

— ¿Ah, sí? —Preguntó hyuna, despectiva— ¿En qué?

 

tae le dirigió una sonrisa cargada de intención.

 

—Mi esposa es una amante excepcional es atenta, creativa y absolutamente alucinante Y esta noche, igual que todas las noches, la mujer que disfrutará de su naturaleza aventurera seré yo—La miró fijamente antes de añadir—No está mal para un ratón.

 

—Siento que hayas tenido otro encontronazo con hyuna —dijo jessicamientras la acompañaba a un pequeño restaurante libanés que no quedaba lejos—Supongo que ha venido expresamente para acosarte.

 

tae  jugueteó con su anillo de casada, moviéndolo con el pulgar.

 

—Dice que me hará preguntas durante la conferencia Supongo que tratará de hacerme quedar como una idiota.

 

jessica le rodeó los hombros con el brazo.

 

—No puede hacerte quedar como una idiota porque no lo eres mantente firme en tus convicciones y todo irá bien—Le dio un último apretón antes de soltarla— Tienes muy buen aspecto mucho mejor que la última vez que te vi.

 

tae  se estremeció al recordar el día en que se había despedido de jessica a la puerta de su apartamento de Cambridge, el verano anterior en aquella época estaba más delgada y mucho más triste, pero cautelosamente optimista ante lo que la vida podía depararle en Harvard.

 

—La vida de casada me sienta bien.

 

jessica  hizo una mueca no quería pensar en la vida de casada de taeyeon, porque no podía soportar imaginársela durmiendo junto a la profesora hwang esperaba que ésta se hubiera olvidado de su afición al y que tratara a tae  con el cuidado que se merecía se le encogió el estómago cuando una imagen de hwang  atando a tae a la cama le cruzó lamente.

 

— ¿Te encuentras bien? Te veo un poco pálida.

 

—Estoy bien—jessica se obligó a sonreír—Es que acabo de darme cuenta de que el Conejito ya no existe.

 

—Bueno, ya era hora, ¿no crees?

 

—Lo echaré de menos.

 

Ella clavó la vista al frente, en la acera—A veces vuelve, en momentos de tensión me tiemblan las piernas sólo de pensar en tener que hablar delante de toda esa gente.

 

—Puedes hacerlo Imagínate que me estás hablando sólo a mí olvídate de todos los demás.

 

jessica alargó la mano instintivamente hacia la de ella, pero rectificó a tiempo.

 

Disimuló señalándole la cabeza.

 

—Ejem, ¿te has cortado el pelo?

 

Ella se tiró de uno de los mechones, que ahora le quedaban justo por encima de los hombros.

 

—Pensé que así quedaba más profesional a tiffany no le gusta.

 

—Ya me lo imagino.

 

(Por supuesto, jessica no mencionó que estaba de acuerdo con la Profesora.)

 

Hizo un gesto con la mano izquierda.

 

—Menudo pedrusco llevas ahí.

 

—Gracias, lo eligió tiffany.

 

«No me extraña que le haya comprado un pedrusco gigante —pensó jessica—Lo que me extraña es que no le haya tatuado su nombre en la frente.»

 

—Me habría casado con ella aunque me hubiera regalado un anillo que le hubiera salido en una caja de cereales—tae se miró la mano como si estuviera perdida en sus recuerdos—Me habría casado con ella con un trozo plástico atado al dedo para mí estas cosas no tienen importancia.

 

«Exacto yo nunca le habría podido comprar un anillo como ése, pero tae es de esas chicas que son felices con casi nada, siempre y cuando estén enamoradas de su pareja.»

 

—También me pagó los créditos de estudiante —añadió ella con timidez.

 

— ¿Cómo? ¿Todos?

 

tae  asintió.

 

—Estaba a punto de unirlos en uno solo y empezar a pagarlos poco a poco, pero ella insistió en liquidarlos.

 

jessica soltó un silbido.

 

—Debe de valer un pastón.

 

—Sí, Me ha costado un poco asimilar estas cosas ahora lo compartimos todo, hasta las cuentas bancarias yo tenía una pequeña cuenta corriente cuando nos casamos ella tenía... más.

 

— ¿Y qué tal es la vida en Cambridge? —jessica cambió de tema no le apetecía seguir oyendo en cuántas cosas la Profesora tenía más que ella.

 

—Me encanta, Vivimos tan cerca de Harvard que puedo ir andando Y eso es importante, porque no conduzco —admitió avergonzada.

 

— ¿Ah, no? ¿Y por qué?

 

—Me perdía constantemente y acababa en barrios peligrosos Una noche llamé a tiffany desde Dorchester y casi le dio un ataque Y eso que ya había empezado a usar el GPS.

 

— ¿Y cómo es que fuiste a parar a Dorchester?

 

—El GPS se estropeó no reconocía las calles de un solo sentido me dijo que hiciera un giro ilegal mientras iba por un paso subterráneo. Y cada vez me alejaba más de casa desde ese día no he vuelto a coger el coche.

 

— ¿No conduces nunca?

 

—No en ciudad, El Range Rover de tiffany es difícil de aparcar y siempre tengo miedo de chocar con alguien los conductores de Boston van como locos por no hablar de los peatones.

 

jessica se resistió a la tentación de pormenorizar el sinnúmero de defectos de tiffany, prefiriendo centrarse en uno.

 

— ¿Por qué no te compra un coche para ti? Es obvio que puede permitírselo.

 

—Porque yo quiero un coche pequeño, un Smart o uno de esos Fiat nuevos pero tiffany  dice que eso es como conducir una lata de atún —respondió ella, suspirando— Quiere que lleve algo más grande, ¡como un Hummer!

 

— ¿Planeas invadir Bagdad? ¿O sólo Charlestown? —bromeó, dándole un golpecito juguetón con el hombro.

 

—Muy graciosa, Si no puedo aparcar en paralelo el Range Rover, ¿cómo demonios voy a aparcar un Hummer?

 

jessica se echó a reír y le abrió la puerta del restaurante.

 

Antes de que pidieran mesa, un alboroto en una mesa cercana los distrajo. Una niña pequeña, de tres o cuatro años, con unas gafas de gruesos cristales, estaba golpeando un botón de su libro musical repetidamente, haciendo que sonara la misma melodía una y otra vez.

 

Mientras ella seguía golpeando el libro, jessica y tae  miraron a su alrededor los demás clientes no parecían muy contentos.

 

Una mujer vestida con recato y con la cabeza cubierta con un pañuelo, trataba de convencerla de que cambiara el libro musical por otro pero la niña chillaba cada vez que intentaba quitarle el libro.

 

En ese momento, un señor de cierta edad que estaba sentado cerca le exigió al camarero que la hiciera callar se quejó de que le estaban amargando la comida y declaró que no se debería dejar entraren los restaurantes a los niños que no sabían comportarse en público.

 

La mujer se ruborizó violentamente y volvió a intentar convencer a la niña, pero ésta volvió a protestar, dando patadas a la mesa.

 

En ese momento, el maître se acercó a ellos.

 

—Mesa para dos —indicó jessica alegremente.

 

— ¿Cerca de la ventana? —preguntó el maître, señalando una mesa en el extremo opuesto del restaurante.

 

—Sí—jessica se apresuró a seguir al hombre, que las guiaba tras coger dos cartas.

 

Mientras atravesaban el comedor, tae  se fijó en que el señor mayor seguía protestando y que la niña seguía haciendo sonar el libro musical se preguntó si la niña sería autista lo fuera o no, la actitud del hombre era horrible.

 

— ¿Tal vez podríamos cambiarnos con esa niña y su madre? —Le propuso tae al maître— Si no quieren cambiarse de mesa, no pasa nada, pero tal vez les guste mirar por la ventana Y la niña podrá jugar con su libro en paz.

 

El maître se volvió hacia la mesa conflictiva y vio que los comensales de alrededor empezaban a impacientarse.

 

—Si me disculpan... —les dijo, acercándose a la madre.

 

La mujer y el maître conversaron en árabe y luego ella se dirigió a la niña en inglés:

 

—Maia, podemos sentarnos junto a la ventana ¿Qué te parece? Así podremos ver los coches.

 

La pequeña miró hacia donde su madre le señalaba parpadeó tras los gruesos cristales de sus gafas y asintió.

 

—Maia, di gracias.

 

El nombre de la pequeña resonó en el restaurante. Al oírlo, tae se sobresaltó y se quedó mirando fijamente a la niña.

 

Ésta miró al maître y murmuró algo, mientras la madre les dirigía una sonrisa a tae y a jessica.

 

Poco después, las dos estaban felizmente instaladas en el rincón. La pequeña tenía la cara pegada a la ventana y miraba pasar los coches y los peatones se había olvidado del libro por completo.

tae y jessica estaban sentadas a la otra mesa, cerca del señor mayor, que se sentía victorioso.

 

Pidieron varios platos para compartir y empezaron a beber en silencio.

 

—No me has preguntado si estaba de acuerdo —comentó jessica, sacándola de sus pensamientos.

 

—Sabía que no te importaría sentarte aquí.

 

—Es verdad. Además, me alegro de que te hayas ocupado del asunto. Estaba a punto de ir a hablar con el tipo ese. Menudo idiota.

 

Ella se volvió hacia el hombre que se había quejado tanto y negó con la cabeza.

 

—No sé por qué sigo sorprendiéndome por la falta de consideración de la gente, pero lo hago.

—Pues me alegro, Ya conozco a demasiados cínicos.

 

 

—Yo también.

 

jessica se volvió hacia la madre y la hija.

 

— ¿Estás pensando en tener tu propia Maia?

 

Al oír el nombre de la niña, tae se sobresaltó.

 

—No Ejem, quiero decir, aún no.

 

jessica la miró con preocupación.

 

—Pareces asustada, ¿Te da miedo tener hijos?

 

Ella bajó la vista.

 

—No, quiero tener hijos pero más adelante—Bebió un poco de agua— ¿Cómo está tu padjessicase preguntó si debería averiguar la causa de su inquietud, pero lo descartó.

 

—Está bien, Sigo ayudándolo en la granja, así que dejé el apartamento de Toronto.

 

— ¿Cómo llevas la tesis?

 

jessica soltó una risa burlona.

 

—Fatal Casi no tengo tiempo de escribir Picton está enfadada conmigo se suponía que tenía que entregarle un capítulo hace dos semanas y todavía no lo he acabado.

 

— ¿Hay algo que pueda hacer?

 

—No, a menos que quieras escribir tú mi tesis. Me gustaría buscar trabajo este otoño, pero la profesora Picton no lo permitirá a menos que vea que voy avanzando—Suspiró

profundamente—Voy a tener que quedarme al menos un año más en la granja Y cuanto más tiempo paso allí, más me cuesta coger el hilo.

 

—Lo siento mucho.

 

tae  dejó el vaso en la mesa y se frotó los ojos.

 

— ¿Estás cansada? —preguntó jessica, preocupada.

 

—Un poco a veces me duelen los ojos probablemente sea estrés. —Bajó las manos al regazo—Lo siento. No quiero que hablemos sólo de mí. Tengo muchas ganas de saber cómo te van las cosas.

 

—Ya hablaremos de mí luego ¿Desde cuándo te duelen los ojos?

 

—Desde que me trasladé a Boston.

 

—Muchos estudiantes acaban con la vista cansada. Deberías revisártela.

 

—No se me había ocurrido. ¿Tú llevas gafas?

 

—No, yo tomé mucha leche de pequeña es buena para la vista.

 

tae  pareció sorprendida.

 

— ¿No eran las zanahorias?

 

—La leche es buena para todo.

 

Ella se echó a reír.

 

jessica admiró la belleza de tae, que se hacía más evidente cuando reía Iba a decir algo, pero la interrumpió el camarero que les traía la comida en cuanto se fue, ella preguntó:

 

— ¿Estás saliendo con alguien?

 

jessica hizo un esfuerzo para no fruncir el cejo.

 

—Ali y yo salimos de vez en cuando, Nada serio.

 

—Es una buena chica le importas.

 

—Ya lo sé —replicó ella secamente.

 

—Quiero que seas feliz.

 

jessica cambió de tema.

 

— ¿Qué tal las clases?

 

tae  jugueteó con los cubiertos antes de responder:

 

—Los profesores son duros y no tengo ni un minuto libre, pero me encanta.

 

— ¿Y los compañeros?

 

tae hizo una mueca.

 

—Son muy competitivos, Me llevo bien con un par de ellos, pero no acabo de fiarme de ninguno una vez, en la biblioteca, me encontré con que alguien había escondido unos textos sobre Bocaccio para que los demás no pudiéramos usarlos.

 

—Vaya Entonces, ¿nada de quedarte en la biblioteca hasta las tantas, compartiendo un despacho privado con alguna compañera?

 

—Puedes estar segura de que no—tae  comió un poco de uno de los platos.

 

— ¿Sales alguna vez?

 

—Muy poco es incómodo, porque los demás salen con sus parejas y tiffany  no quiere venir.

 

— ¿Por qué no?

 

—No le parece buena idea hacer amistad con alumnos.

 

jessica se mordió la lengua, Con fuerza.

 

—Quiere tener un bebé —soltó tae de pronto.

 

Inmediatamente se arrepintió de haber sido tan indiscreta.

 

—Puede que le cueste un poco, teniendo en cuenta su biología —bromeó jessica Al ver que a ella no le hacía gracia, cambió de expresión— ¿Y tú, no quieres?

 

—No tan pronto—Retorció la servilleta en el regazo—Quiero acabar los estudios antes. Tengo miedo de no poder doctorarme si tengo un niño.

 

Agachó la cabeza, arrepentida de haber sacado un tema tan íntimo en la conversación tiffany  se molestaría mucho si se enterara de que le hacía ese tipo de confidencias a jessica Pero necesitaba hablar con alguien. Y Lucy, aunque siempre la apoyaba, no se hacía cargo de lo exigente que podía llegar a ser la vida académica.

 

—Lo siento, tae ¿Lo has hablado con ella?

 

—Sí. Me dijo que lo comprendía. Pero está ahí, ¿sabes? Una vez que el tema ha salido, ya no puedes volver a guardarlo como si no existiera.

 

Nerviosa, jessica dio golpecitos en el suelo con el pie. La conversación había dado un giro inesperado y, francamente, no sabía qué decir. Pronto se le ocurrió algo.

 

—En Toronto había algunas madres entre las alumnas, pero pocas, la verdad.

 

— ¿Lograron acabar los estudios?

 

— ¿Sinceramente? La mayoría no había tipos con hijos también. Pero casi todos estaban casados y sus mujeres se quedaban en casa cuidando de los niños, o trabajaban media jornada.

 

»Eh. —jessica esperó a que levantara la vista para seguir hablando—. Sólo es una muestra.

La verdad es que nunca he prestado demasiada atención a estos temas. Probablemente en Harvard haya un grupo que pueda aconsejarte sobre la mejor manera de conciliar la vida familiar con la académica.

 

—Es que no quería tener que preocuparme de esas cosas todavía.

 

—Lo entiendo. —jessica negó con la cabeza—tae ya sé que no es asunto mío, pero no dejes que nadie te obligue a vivir una vida que no es la tuya. Si no estás preparada para formar una familia, dilo Y mantente firme en tu postura. Si no, no podrás ser feliz.

 

—No creo que tener un bebé con mi esposa vaya a hacerme infeliz —replicó, a la defensiva.

 

—No, pero tener que dejar los estudios sí. Te conozco. Sé lo que es importante para ti.

Llevas mucho tiempo luchando por tus objetivos. No lo eches ahora todo por la borda.

 

—No quiero hacerlo, pero me siento culpable.

 

jessica  maldijo entre dientes.

 

—Pensaba que ella te apoyaba.

 

—Y lo hace.

 

—Entonces, ¿por qué te sientes culpable?

 

—Por poner mis intereses por delante estoy poniendo los estudios por delante de su felicidad.jessica la miró con dureza.

 

—Si te ama, no será feliz a costa de tu felicidad.

 

tae  recolocó los cubiertos sobre el mantel con precisión milimétrica.

 

—No me gusta decirte esto, pero creo que deberías hablarlo de nuevo con ella Dile lo que piensas y pídele que espere un poco—Con una sonrisa, añadió—: Y si no lo hace, dale una patada y tírala a la cuneta.

 

Ella la miró sorprendida.

 

—jessica, no creo que...

 

jessica la interrumpió.

 

—En serio, tae Si tu esposa te quiere, tiene que abrir los ojos y olvidarse de esa mierda detenerte encerrada en casa y preñada.

 

tae  frunció el cejo.

 

—No es eso lo que quiere.

 

—En ese caso, no tienes por qué sentirte culpable. Eres joven. Tienes toda la vida por delante. No tienes por qué elegir entre la vida familiar y el doctorado. Puedes tener las dos cosas.

 

—Pero yo no soy la única persona con sueños los suyos también son importantes.

 

—Es posible. —jessica la miró fijamente y bajó la voz—: Me temo que, cuando se trata de ti, no soy demasiado objetiva.

 

—Lo sé —dijo ella en voz baja—Eres una buena amiga, Gracias.

 

—No hace falta que me des las gracias —replicó ella con voz ronca.

 

—Yo creo que sí es muy difícil encontrar una amiga de verdad. Ayer, cuando hyuna  empezó a hablar de lo que pasó en Toronto, me sentí muy humillada.

 

—Ojalá alguien le cerrara la boca de una vez por todas.

 

—tiffany  lo intentó. Discutieron en público y montaron una escena. Suerte que llegó la profesora Picton y amenazó con echar a hyuna  del simposio.

 

jessica silbó.

 

—Vaya, siento habérmelo perdido. ¿hyuna y la Picton en un combate a muerte en una jaula de acero? Podríamos vender palomitas.

 

Al ver la preocupación en su cara, se disculpó.

 

—Perdona, soy una idiota.

 

—No eres ninguna idiota.

 

jessica  siguió golpeando el suelo con el pie, incómoda.

 

—Te dije tonterías en el email que te envié antes de que te casaras y luego me negué a ir a la boda. Ese comportamiento es propio de una idiota.

 

tae abrió mucho los ojos, sorprendida.

 

—Me dijiste que no podías venir porque tu padre estaba enfermo.

 

El movimiento del pie aumentó de intensidad.

 

—Es verdad. Mi padre estaba enfermo. Pero ésa no fue la razón por la que no quise ir—La miró a los ojos—No podía soportar ver cómo te casabas con ella.

 

Al ver su expresión preocupada, jessica se echó hacia adelante.

 

—Sé que estás casada y nunca me entrometeré en tu matrimonio, pero lo siento, no habría soportado ver cómo te casabas con otra mujer.

 

—jessica, yo...

 

jessica la hizo callar levantando una mano.

 

—No estoy esperando una oportunidad entre bastidores. Pero me resulta muy duro verte con ella Y comprobar que sigues envuelta en rumores y habladurías. Rumores que son culpa suya, por cierto, no tuya... Y, encima, ahora me dices que te está presionando para que tengáis un hijo, justo cuando acabas de empezar el doctorado... ¡Joder! —Negó con la cabeza— ¿Cuándo se va a dar cuenta de que se ha casado con una mujer excepcional y que tiene que cuidarla?

 

—Me cuida mucho tiffany  no es como tú piensas.

 

jessica alzó una ceja, incrédula.

 

—Por tu bien, espero que tengas razón.

 

—Es voluntaria en el Hogar Italiano para Niños y colabora en labores humanitarias para ayudar a los pobres, Ha cambiado.

 

—Muy humanitaria no será si no se da cuenta de que su esposa necesita tiempo antes de ser madre.

 

—Se da cuenta soy yo la que tengo dudas. Es difícil negarle algo a alguien a quien amas, sabiendo que puedes hacerla feliz—Tras unos instantes de silencio, añadió—: Y yo también soy feliz tú misma lo has notado al verme sé que tiffany  tiene defectos, pero yo también los tengo me daría el mundo si pudiera metérselo en el bolsillo. Y nunca, nunca me deja caer.

 

jessica apartó la vista, haciendo botar la pierna bajo la mesa.