Instantes después, tiffany recorría la multitud con la vista buscando a taeyeon Los ojos se le abrieron como platos al ver la escena que tenía lugar en la parte delantera de la sala.

Alguien estaba abrazando a su esposa alguien mediana, Una mujer.

Una mujer guapa.

Tiffany bajó corriendo los escalones de dos en dos para llegar cuanto antes a su lado Vio que tae se apartaba de la mujer y que sus apetitosos labios se curvaban dibujando una amplia sonrisa de felicidad.

A regañadientes, ella le soltó la cintura antes de decirle algo que la hizo reír.

A tiffany le vinieron ganas de estrangularla primero y de retarla en duelo después.

Mientras se acercaba, tae se volvió hacia ella la mujer siguió la dirección de su mirada.

Tiffany se detuvo en seco.

—La Follaángeles —murmuró.

— ¿Perdón? —jessica jung se quedó mirando a su antigua directora de tesis, no muy segura de haber oído bien aunque lo cierto era que ella también tenía una buena colección de adjetivos para describir a la Profesora, pocos de ellos halagadores.

«Follaalumnas», pensó.

—Esta conferencia no hace más que mejorar —murmuró tiffany, enderezando la espalda para parecer más alta de su metro sesenta.

—Profesora hwang —la saludó jessica, hinchando el pecho.

—jessica —tiffany se colocó junto a tae en actitud posesiva y le dio el botellín de agua.

—Damas, Salúdense —les ordenó ella, mirando a su esposa y a su amiga con el cejo fruncido.

Ellas siguieron sus instrucciones sin entusiasmo.

—No sabía que vendría —confesó tiffany, con la mirada fija en jessic.

—No iba a venir, pero uno de los ponentes ha fallado en el último momento y la profesora Picton me ha invitado mi charla es justo antes que la de taeyeon.

Ella sonrió.

—Es fantástico, Enhorabuena.

jessica le dirigió una sonrisa radiante.

— ¿Puedo invitarte a comer?

—Me temo que ya tiene planes —respondió tiffany en su lugar.

tae se volvió hacia su esposa con lo que sólo podría definirse como «la mirada» antes de asentir.

—Me encantaría ir a comer contigo, jessica Gracias.

tiffany la agarró del codo.

—No creo que sea adecuado —le susurró.

—Cariño —susurró ella a su vez en tono de advertencia.

—Hola, señora jung —los interrumpió Katherine, estrechando la mano de jessica con fuerza antes de volverse hacia tiffany —La señora jung y yo cenaremos juntas esta noche. Me gustaría que taeyeon y tú nos acompañarais.

—Estaremos encantadas —replicó tiffany, aunque no logró sonar sincera— Y ya que nos veremos esta noche, señora jung, reclamo la compañía de mi esposa a la hora de comer. —Sonrió, mostrando todos los dientes, blancos y relucientes.

—Cariño —dijo tae—, ¿podemos hablar un momento? —Volviéndose hacia Katherine y jessica, añadió—: En seguida volvemos.

Tomándola de la mano, se llevó a tiffany a un rincón donde no había nadie.

—Quiero comer con ella.

—Por encima de mi cadáver —repuso tiffany, cruzándose de brazos.

—Es una vieja amiga.

—Una vieja amiga que te besó.

—Después de que tú me dejaras. Y te recuerdo que la rechacé. —tae se cruzó de brazos también, imitando su postura.

tiffany frunció el cejo.

—Te desea.

—jessica nunca intentaría nada con una mujer casada. Sólo vamos a comer, así que te pido que no le des más importancia de la que tiene.

— ¡Es que tiene mucha importancia!

—Hace un año que no la veo. Me apetece hablar con ella y saber cómo le va la vida. Tal vez haya vuelto con Allison.

—Sigue enamorada de ti.

—No, no lo está.

tiffany se acercó a ella y le dijo en voz más baja:

—Te olvidas de que las mujeres guapas, inteligentes y amables escasean una persona haría cualquier cosa por conseguir a alguien como tú. Incluso robársela a su esposa.

taeyeon enderezó los hombros.

—Te olvidas de que cuando una mujer encuentra a una buena mujer, una mujer que la ama y la hace feliz, no va follando por ahí con otros.

tiffany hizo una mueca al ver a hyuna, que las estaba observando con una sonrisa burlona.

Volviendo a centrar la atención en su esposa, descruzó los brazos.

—Pero que sepas que no me gusta que vayas.

tae se puso de puntillas para besarla en la mejilla.

—Podré soportarlo, Gracias.

Minutos después, tiffany se encontró en la incómoda situación de tener que compartir a su esposa con la Follaángeles, que se sentó a un lado de tae, mientras ella se sentaba en el otro lado tae y su amiga intercambiaron unas palabras cariñosas antes de que empezara la sesión y a tiffany le dolió cada una de ellas.

«Este simposio es como un recorrido por todos los niveles del Infierno —pensó—. Sólo falta un respetable Virgilio y hordas de gente gritando.»

Sufrir los golpes y dardos de la señorita hyuna era una cosa. Pero ver a tae en brazos de otra mujer era mucho peor. Sobre todo si esa mujer era nada más y nada menos que la Follaángeles.

tiffany empezó a recitar mentalmente la oración de san Francisco en italiano para calmarse.

Sabía que tenía que contarle a tae su encuentro con hyuna, pero también sabía que ella se disgustaría mucho al enterarse, y que eso afectaría a su seguridad y actitud a la hora de enfrentarse al público así que se guardó los escabrosos detalles para más tarde.

Además, había cosas más urgentes de las que ocuparse concretamente de la señora jung

jessica había sido una buena amiga para tae cuando ella más lo necesitaba. Una amiga fiel y entregada, que había cometido el error de tratar de que su amistad se convirtiera en algo más, algo que tiffany comprendía, pero que nunca la iba a perdonar.

Quería mantener a tae tan alejada de jessica como fuera posible. Pero la expresión de la cara de ésta al ver a su amiga le hizo cambiar de planes. El día anterior había sido duro para ella. No quería que su sonrisa desapareciera.

tiffany movía nerviosa una pierna mientras la primera conferenciante empezaba a hablar. Estaba totalmente ajena al ruido que sus tacones italianos hacían contra el suelo hasta que tae le puso una mano en la rodilla.

Sacó la pluma Meisterstück 149 y jugueteó con ella, tratando de hacerla girar entre los dedos con un solo movimiento.

La conferencia le aburría. Habría jurado que ya la había oído antes. Para distraerse, recordó la primera discusión que tuvo con taeyeon en público, cuando todavía era su alumna.

En pleno seminario, la había provocado delante de hyuna, jessica y el resto de la clase. Se había sentido avergonzada y furiosa.

Tan furiosa que había destrozado una sólida y resistente silla de Ikea.

Desde ese día, tae le había enseñado muchas cosas, entre ellas, la importancia de perdonarse a uno misma y de perdonar a los demás. Pero su esposa llevaba su tendencia al pacifismo hasta extremos exagerados. Sin ella —o alguien como ella— a su lado, habían abusado de ella, quebrantando su espíritu.

tiffany la observó, reflexivo. Tal vez se había vuelto pacifista precisamente por los abusos sufridos. Tal vez las cicatrices que tenía en el alma le recordaban el daño que las palabras y las acciones podían provocar en los demás. Reflexionó sobre ello sin quitarle la vista de encima, hasta que ella se removió, incómoda.

taeyeon, con su piel clara y aquellos ojos tan onices, era muy hermosa, pero no lo sabía.