capi 4 y 5

El Infierno de Taeyeon
 

A la mañana siguiente, muy temprano, el móvil de taeyeon sonó.

Se despertó sobresaltada, con el tono de Message in a Bottle de The Police resonando en la habitación miró el teléfono, que vibraba sobre el escritorio, pero no respondió.

Poco después, el sonido de una campana le indicó que había recibido un mensaje de texto.

Curiosa, se acercó a la mesa y cogió el teléfono el mensaje era de Fotógrafa y, nada más y nada menos.

Lo siento.

Mientras pensaba cómo responder, llegó un segundo mensaje.

Perdóname.

Empezó a responder con otro mensaje, pero antes de acabar, oyó movimiento en el pasillo.

Alguien llamó a la puerta.

Por favor, déjame entrar.

Tae leyó el nuevo mensaje antes de acercarse a la puerta y abrirla unos centímetros.

—Hola —la saludó tiffany, con una sonrisa insegura.

Ella vio que tenía el pelo húmedo de la ducha se había puesto vaqueros ajustados y camiseta blanca, pero iba descalza era, probablemente, lo más bonito que había visto en su vida.

— ¿Hay alguna razón para que estés llamando a la puerta a las seis de la mañana? —preguntó, y la voz le salió más seria de lo que pretendía.

—Lo siento,taeyeon—dijo, con expresión compungida.

(Ciertamente, ayudaba ver que tenía los ojos rojos y la ropa arrugada, como si acabara de sacarla de una bolsa destinada al Ejército de Salvación.)

—Me hiciste daño —susurró tae.

—Lo sé y lo siento. —Dio un paso adelante—He vuelto a leer la conferencia.

tae se apoyó una mano en la cadera.

— ¿Me despiertas para decirme eso?

—Te he llamado, pero no has respondido—Se echó a reír—Me ha recordado a Toronto, cuando tuve que entrar por la ventana.

Ella se ruborizó al recordar a tiffany llamando a la ventana de su habitación para llevarle la cena.

Acababa de salir de la ducha y tuvo que abrirle tapada sólo con una toalla.

—Te olvidaste de algo de algo importante.

tiffany llevaba una ilustración en la mano. Era La disputa por el alma de Guido da Montefeltro.

—La encontré anoche en el suelo del dormitorio. No sé si se me cayó a mí o a ti, pero fue a una de las dos.

Sin hacer caso de la ilustración que ella le había dejado en el casillero de la Universidad de Toronto, tae la miró a la cara, tratando de interpretar su expresión. Parecía nerviosa y también algo preocupada.

tiffany se pasó las manos por el pelo mojado.

—Sé que me dijiste que querías estar sola un tiempo, pero creo que ya llevamos demasiadas horas separadas ¿Puedo pasar?

Ella se echó hacia atrás.

tiffany entro y cerró la puerta.

tae volvió al sofá y se enroscó, tapándose con la vieja manta.

tiffany se dio cuenta de que se había hecho un ovillo, lo que indicaba que volvía a estar a la defensiva dejó la ilustración sobre el ordenador antes de meterse las manos en los bolsillos.

—He vuelto a leer tu trabajo y luego he releído el Infierno—La miró fijamente—Dije cosas que no debí haber dicho.

—Gracias —contestó ella, relajando un poco los hombros.

—Tengo algunas sugerencias que podrían mejorar el trabajo. —tiffany se apoyó en el borde de la mesa—Sé que para ti es importante hacerlo sola, pero si me necesitas, estaré encantada de ayudarte.

—No me importa que me des consejos, siempre y cuando no me digas lo que debo pensar.

—Nunca te diría lo que tienes que pensar ¿Cómo iba a hacer eso? —Su expresión se suavizó—Tus ideas son una de las cosas que más me gustan de ti.

Bajó la vista y se quedó mirando la ilustración.

—Reaccioné mal lo siento. Pero es que el tema de la ponencia me toca de un modo muy especial, taeyeon la historia de san Francisco arriesgándose a entrar en el infierno para salvar el alma de Guido representa lo que yo traté de hacer cuando confesé ante el comité disciplinario en Toronto.

A tae se le hizo un nudo en la garganta no quería pensar en lo que había pasado el año anterior.

El comité disciplinario y la separación que siguió después seguían siendo un asunto demasiado doloroso.

—Reconozco que no reaccioné sólo por las tesis que planteas. Pensé que estabas rechazando la historia. Nuestra historia.

—Nunca rechazaría algo tan importante para nosotras. Sé que lo arriesgaste todo para salvarme sé que bajaste a los infiernos por mí. —Con expresión decidida, añadió—: Si la situación hubiera sido al revés, yo también habría bajado al infierno a buscarte.

Los labios de tiffany se curvaron en una sonrisa.

—Beatriz sabía que no podía acompañar a Dante al infierno, por eso envió a Virgilio en su lugar.

—El único Virgilio que conozco es versión femenina y es jessica jung Y no creo que hubieras agradecido su visita.

tiffany resopló.

—jessica no es una buena candidata a Virgilio.

—Para mí, sí.

Ella frunció el cejo. Pensar en jessica consolando a tae en su ausencia aún le dolía.

—Fui una cabrona entonces y lo sigo siendo. —Se apartó de la mesa y se sacó las manos de los bolsillos. Señaló el sofá con la cabeza— ¿Puedo?

Ella asintió.

tiffany se sentó a su lado y alargó la mano.

tae se la cogió.

—No quería hacerte daño.

—Lo sé —dijo ella— Yo también lo siento.

tiffany la sentó sobre su regazo y enterró la cara en su pelo.

—No quiero que tengas que encerrarte en el baño para escapar de mí.

Tomándole la cara entre las manos, unió sus labios en un beso. Tras un instante, ella respondió.

tiffany la besó con prudencia. Sus labios eran cálidos y acogedores, pero se limitaban a mordisquearle la boca y pronto tae no pudo más. Le rodeó el cuello con una mano para que se acercara.

tiffany trazó el contorno de sus labios con la lengua. Cuando ella los separó, se coló en su interior suavemente y sus lenguas se unieron. No sabía mentir cuando besaba. Transmitía así sus sentimientos.

tae notó su arrepentimiento y su tristeza, pero también la inconfundible llama de su deseo.

Le soltó la cara, la sujetó por las caderas y la levantó hasta que quedó montada sobre ella, con una pierna a cada lado. Sus torsos se pegaron mientras seguían besándose y explorándose con pasión.

— ¿Te vuelves a la cama conmigo? —le pidió tiffany con la voz ronca, agarrándole el culo con fuerza para que notara que estaba excitada.

—Sí.

—Bien —le susurró al oído— Aún tenemos tiempo de hacer las paces como Dios manda antes de que los invitados se despierten y quieran desayunar.

—No podemos hacer las paces como Dios manda con la casa llena de invitados.

—Oh, sí. Sí podemos. —Los ojos cafés de tiffany se iluminaron con un brillo peligroso—. Te lo demostraré.

—Ha sido una noche horrible. -tiffany estaba tumbada en la cama, con un brazo debajo de la cabeza. No se había molestado en cubrirse con nada. En el dormitorio no hacía frío y su querida esposa estaba tumbada a su lado, boca abajo, tan desnuda como ella En momentos como ése, deseaba que pudieran pasar todo el tiempo en la cama, desnudas.

—Estoy de acuerdo—tae se incorporó apoyándose sobre los codos para mirarla a los ojos— ¿Por qué no viniste a hablar conmigo?

—Quería volver a leer el texto. Y pensé que necesitabas estar sola.

—No me gusta discutir contigo —reconoció ella. Al agachar la cabeza, el pelo le rozó el borde de los pechos—Lo odio.

—A mí tampoco me gusta, lo que no deja de sorprenderme antes me encantaba discutir y pelearme con la gente—Hizo una mueca—Me estás convirtiendo en una pacifista.

—Creo que nunca podrás ser una auténtica pacifista, tiffany Ser estudiante de doctorado ya es bastante duro. Necesito tu apoyo —admitió ella con voz temblorosa.

—Lo tienes —le aseguró tiffany con firmeza.

—No era mi intención llevarte la contraria. Simplemente... me salió así.

—Ven aquí.

tae se tumbó sobre ella, que la abrazó.

—Tenemos que encontrar una manera de discutir sin llegar a los extremos de ayer. Mi corazón no lo soportaría.

—El mío tampoco —susurró tae.

—Prometo no ser una cabrona egoísta si tú me prometes no volver a encerrarte en el baño —propuso, mirándola fijamente.

—Y yo prometo no encerrarme en el baño si tú no me atosigas. Sólo trataba de alejarme de ti para que las cosas no llegaran demasiado lejos. No me dejabas en paz.

—Lo comprendo. Podemos separarnos para cortar una discusión, pero tenemos que prometer que luego lo hablaremos con calma. No a la mañana siguiente. No pienso dejar que vuelvas a dormir en el sofá. Ni pienso hacerlo yo.

—De acuerdo. El sofá es muy incómodo. Y solitario.

—No me expresé bien cuando hablamos sobre la conferencia. Te pido disculpas. No me preocupa que tu opinión no coincida con la mía. De hecho, creo que es bueno que te muestres en desacuerdo conmigo en público. Así todo el mundo se dará cuenta de que tienes ideas propias.

—No trato de llevarte la contraria—Una arruga apareció entre sus delicadas cejas.

tiffany trató de hacerla desaparecer con un beso. Sin éxito.

—Claro que no. Y aunque te parezca extraño, a veces me equivoco.

— ¿La Profesora, equivocada? Increíble —bromeó ella, echándose a reír.

—Cuesta de creer, ¿verdad? Pero cuando acabé de leer la conferencia por segunda vez, me habías convencido de que la versión oficial está equivocada.

— ¿Qué? —tae no podía creer lo que estaba oyendo.

—Lo que has oído. Tú conferencia me ha hecho cambiar de opinión. Tengo alguna sugerencia para reforzar la última parte. Ésa no me convenció tanto.

—Agradeceré tus sugerencias. Te citaré en las notas al pie.

tiffany la agarró por las nalgas—Será un honor aparecer en una de tus notas al pie.

tae dudó por un momento.

—Entonces... ¿no crees que la conferencia sea horrible? ¿Ni que vaya a hacer el ridículo?

—No. En cuanto superé la sorpresa inicial y presté atención a tus argumentos, me di cuenta de que la profesora Marinelli tiene razón. Tu trabajo es muy bueno.

—Gracias. —tae le apoyó la mejilla en el pecho—. No es fácil ser tu alumna. Siempre tengo la sensación de no estar a tu altura.

tiffany le enredó los dedos en el pelo.

—Me esforzaré más en mostrarte mi apoyo para que no te sientas así. No somos competidoras de hecho, algún día me gustaría escribir un artículo contigo.

Ella levantó la cabeza.

— ¿De verdad?

—Me encantaría que creáramos algo juntas, algo que saliera de nuestro amor compartido por Dante. Y estoy orgullosa de ti por tener el valor de defender tus convicciones cuando

pronuncies esa conferencia en Oxford, estaré en primera fila pensando « ¡Ésa es mi chica!».

—Oírte decir eso es un sueño hecho realidad.

—En ese caso, te lo diré más a menudo.

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Capítulo 5

Los parientes de las hwang fueron prudentes y no hicieron ningún comentario sobre lo felices y relajadas que parecían cuando finalmente salieron del dormitorio, justo antes de la hora de comer.

El hermano de tiffany, Scott, llegó aquella tarde con su esposa Tammy y su hijo Jake Junto con el padre de tae, Tom, y su novia Diane, todos se sentaron a la mesa temprano para cenar juntos.

Diane Stewart era una atractiva mujer afroamericana con una piel perfecta, grandes ojos oscuros y un pelo rizado que le llegaba hasta los hombros Tenía cuarenta años, diez menos que su novio.

Hacía mucho tiempo que se conocían, ya que ella había vivido toda la vida en Selinsgrove.

Al ver que el postre no llegaba, Diane fue a la cocina y se encontró a las hwang bailando.

tiffany había hecho instalar un sistema de sonido centralizado y las notas de una suave melodía de jazz flotaban en el aire.

Las recién casadas estaban abrazadas, moviéndose poco a poco, al ritmo de la música tiffany susurró algo al oído de tae Ella apartó la cara, aparentemente avergonzada, pero tiffany se echó a reír, la abrazó con más fuerza y la besó.

Diane trató de retirarse de manera discreta, pero las viejas tablas de madera del suelo crujieron bajo sus pies Las hwang se detuvieron y se volvieron hacia donde procedía el ruido.

Ella se echó a reír—Hay algo en el horno Y no es el pastel de manzana.

tiffany se rió con ganas su risa, fuerte y franca, hizo sonreír a tae, que apoyó la frente contra su pecho.

Diane asintió con aprobación.

—Tardabais tanto en preparar el café que pensaba que se os había olvidado cómo se hacía.

tiffany se pasó las manos por el pelo, que tenía alborotado por las atenciones de su esposa.

— ¿Querida?

—El café está listo y las tartas se están enfriando. En seguida vamos. —tae se separó de su esposa a regañadientes.

tiffany le dio una disimulada palmadita en el culo.

En ese momento, Luce y Tammy se unieron al grupo. Tammy había sido la última en incorporarse a la familia al casarse con Scott el mes anterior. Era una mujer alta, de metro ochenta de estatura y con muchas curvas. Tenía el pelo rubio cobrizo y los ojos de un azul muy pálido.

— ¿A qué viene el retraso? —preguntó Lucy, y miró a su hermana con desconfianza, como si la culpa sólo pudiera ser suya.

—Estábamos preparando el café —respondió tae sin levantar la vista de las tazas que llenaba para disimular la vergüenza.

— ¿Ahora se llama así? —bromeó Tammy, y guiñó un ojo.

—No, a mí me parece que lo que hacían no es eso. —Diane se sumó a la fiesta, negando con la cabeza y reprendiéndolas en broma con un dedo.

—Bueno, señoras, os dejaré solas para que critiquéis a gusto. —tiffany le dio un casto beso en la mejilla a tae antes de escaparse al salón.

Lucy comprobó la temperatura de las tartas de manzana con el dedo.

—tae, pásame un cuchillo. Vamos a probar cómo han quedado.

—Así se habla. —Diane rechazó el café que le ofrecía tae y se sentó en uno de los taburetes altos.

— ¿Y bien? —Insistió Lucy— ¿Qué estaba pasando aquí? Y, por favor, dime que no estabais usando la encimera —añadió, mientras miraba de reojo las superficies de granito que tiffany había insistido en comprar.

—No es demasiado fría—tae se tapó la boca con la mano, pero ya era demasiado tarde.

Las demás se echaron a reír a carcajadas y empezaron a burlarse de ella sin piedad.

— ¿Hace calor aquí o es cosa mía? —Bromeó Diane, abanicándose con una servilleta de papel— Voy a bautizar esta casa como La Casa del Amor.

—Mis padres también eran así. —Lucy miró a su alrededor—. No lo hacían sobre la encimera, que yo sepa, pero eran muy cariñosos debe de haber algo en esta cocina.

tae pensó que era muy posible. Había algo reconfortante, no sólo en la cocina, sino en toda la casa, que empujaba a ser cariñoso. A tiffany y a ella les costaba no estar todo el día tocándose, excepto cuando ella trabajaba.

—Entonces, ¿mi hermana te ha compensado por lo de ayer? —preguntó Lucy.

tae se ruborizó un poco—Sí.

—Bien de todos modos, hablaré con ella Se supone que después de una discusión tendría que comprarte flores. O diamantes.

tae bajó la vista hacia su anillo de compromiso, adornado con un gran diamante central, rodeado por otros más pequeños.

—Ya me ha comprado bastantes.

—Es un anillo precioso, cielo. —Diane se volvió hacia Tammy y bajó la vista hacia su mano izquierda—El tuyo también, cielo ¿Cómo te va la vida de casada?

La joven observó cómo la luz de las lámparas halógenas se reflejaba en las piedras de su anillo de compromiso.

—Nunca creí que me casaría de verdad.

— ¿Por qué no? —preguntó Lucy con la boca llena.

Tammy miró de reojo hacia la puerta.

— ¿No deberíamos servirles el postre?

Lucy tragó antes de responder:

—Todos tienen piernas. Si quieren tarta, pueden venir a buscarla.

Riendo, Tammy cogió la taza de café con las dos manos.

—Antes de empezar a salir con Scott, vivía con otra persona, mi novio de la facultad de Derecho habíamos hecho planes: nos casaríamos y nos compraríamos una casa con su jardín y su verja blanca no faltaría de nada pero entonces me quedé embarazada.

tae se removió inquieta en el taburete, con la vista fija en el suelo.

La mirada de Tammy se volvió melancólica.

—Scott me contó que, cuando él nació, también fue una sorpresa para sus padres, pero se alegraron mucho de su llegada. Ojalá hubiera podido conocer a Grace. Tuvo que ser una mujer maravillosa.

—Lo era —dijo Lucy— tiffany tampoco estaba en sus planes. Mis padres la acogieron cuando su madre murió y más tarde la adoptaron. Los planes son sólo eso, planes. Pero la vida no siempre les hace caso.

Tammy asintió.

—Habíamos hablado de tener hijos. Los dos queríamos tenerlos. Pero de repente, Eric decidió que no estaba preparado. Pensó que me había quedado embarazada a propósito para cazarlo.

—Como si te hubieras quedado embarazada tú sola... —comentó Diane, moviendo el tenedor en el aire.

tae no dijo nada. Se avergonzaba de comprender a Eric, aunque no estaba de acuerdo con sus actos. Ella tampoco se sentía preparada.

—Eric me dio un ultimátum: el bebé o él. Al ver que dudaba, se marchó.

—Menudo mamón —murmuró Lucy.

—Estaba destrozada. Sabía que el embarazo no era sólo responsabilidad mía, pero tenía la sensación de que debería haber ido con más cuidado. Llegué a plantearme abortar, pero Eric ya me había dejado. Además, en el fondo, me apetecía ser madre.

tae volvió a removerse en el asiento, conmovida por la sinceridad de Tammy.

—No podía pagar el alquiler yo sola, así que volví a casa de mis padres. Sentía que había fracasado. Soltera, embarazada, viviendo de nuevo con mis padres. Cada noche lloraba hasta quedarme dormida, y pensaba que ningún hombre me querría.

—Lo siento mucho —dijo tae, con los ojos llenos de lágrimas.

Tammy se acercó a ella y le dio un abrazo.

—Las cosas mejoraron con el tiempo, pero nunca le perdonaré a Eric que renunciara a sus derechos como padre. Ahora Jake nunca lo conocerá.

—Los donantes de esperma no son padres —la interrumpió Lucy—. Richard no contribuyó genéticamente a crear a tiffany, pero es su padre.

—No sé quién aportaría el material genético de tu hermana, pero tuvo que ser un hombre guapo, porque esa chica está muy bien —comentó Diane, señalando hacia el salón con la cabeza—. No tan bien como mi hombre, claro, porque eso es imposible.

tae soltó una risita incómoda. No estaba acostumbrada a que otras mujeres pensaran que su padre «estaba muy bien».

Tammy siguió hablando.

—Por suerte, tenía empleo. Trabajaba en la oficina del fiscal del distrito con Scott. Salimos un par de veces durante el embarazo. Sólo éramos amigos, pero siempre era tan amable conmigo... Suponía que tras tener al niño no volvería a saber nada de él, pero unas semanas después de que Jake naciera vino a verme y me invitó a salir en ese momento, me enamoré definitivamente.

—Él ya estaba enamorado de ti antes —recordó Lucy, entre risas—Hasta las trancas.

Tammy jugueteó con el anillo de compromiso, haciéndolo girar sobre el dedo.

—Por aquella época, le estaba dando el pecho al niño, así que tenía que sacarme leche antes de que viniera a buscarme, y la dejaba en la nevera para que se la dieran mis padres. Pero Scott nunca me hizo sentir incómoda. Me veía como a una persona, una mujer, no como a una madre. Creo que ya se había fijado en mí cuando salía con Eric—Con una sonrisa, añadió—: Antes de conoceros, tenía mucho miedo. No sabía qué pensaríais de mí. Pero todos me disteis la bienvenida—Mirando a tae, añadió—: A tiffany la conocí más tarde, pero ella también fue muy amable. Incluso cuando Jake le manchó la camisa.

—Deberías haberla visto antes de que conociera a tae —Lucy hizo una mueca—. Le habría pasado a Jake la factura de la tintorería.

tae estaba a punto de protestar en nombre de tiffany, pero Tammy volvió a hablar:

—No, no creo lo hiciera. Siempre se muestra encantadora con Jake, Scott es increíble. La paternidad o la maternidad tienen un efecto maravilloso sobre las personas. Sobre las personas buenas —especificó—Scott es amable y juguetón cuando está con Jake Se tira al suelo y juega a revolcarse con él. Nunca lo había visto así. Las personas que no tienen hijos se lo pierden.

tae se quedó pensando en qué tipo de madre sería tiffany.

—Tengo muchas ganas de tener una niña —añadió Tammy, sonriendo—. Sé que Scott la tratará como a una princesa.

— ¿Quieres más hijos? —preguntó Lucy, alzando las cejas.

—Sí, creo que con dos tendríamos suficiente, pero si viniera otro niño, me gustaría que fuéramos a buscar la niña.

En ese momento, Scott entró en la cocina con el pequeño Jake, de veintiún meses, medio dormido en brazos. Saludó a las reunidas con una inclinación de cabeza antes de acercarse a Tammy.

—Creo que es hora de ir a la cama.

tae sonrió ante el contraste entre Scott, con su metro noventa, y el menudo ángel rubio que llevaba en brazos. Parecía un gigante protector.

—Te ayudaré.

Tammy se levantó y cruzó la cocina hasta donde estaba su marido. Tras darle un beso, subieron juntos al dormitorio.

Lucy miró las tartas y los platos de postre.

—Creo que será mejor que les lleve el postre a los otros—Cortó dos trozos de tarta, los puso en el plato y se los llevó al salón.

Diane miró a tae sin dejar de juguetear con la taza.

— ¿Podemos hablar un momento, cielo?

—Claro. —tae cambió de postura en el taburete para mirar de frente a Diane.

—No sé cómo decir esto, así que voy a soltarlo sin más. Últimamente paso mucho tiempo con tu padre.

Ella sonrió para tranquilizarla—Me parece estupendo.

—Ya conoce a mi madre y al resto de mi familia. Incluso ha empezado a venir conmigo a la iglesia los domingos para oírme cantar en el coro.

Britt trató de ocultar la sorpresa que le causaba imaginarse a su padre en una iglesia.

—Cuando mi padre me preguntó si podía invitarte a mi boda, supuse que la cosa iba en serio.

—Lo quiero.

tae abrió mucho los ojos.

—Guau, ¿lo sabe él?

—Por supuesto. Él también me quiere. —Diane sonrió con timidez—. Hemos estado hablando sobre el futuro... Haciendo planes...

—Es fantástico.

— ¿De verdad lo piensas? —Diane la estaba mirando fijamente.

—Me alegro mucho de que esté con alguien que lo quiere. No me apetece mucho sacar el tema de Deb, pero estoy segura de que ya sabes que estuvieron un tiempo juntos La verdad es que no acababa de verlos como pareja. Aquello acabó en nada.

Diane guardó silencio. Parecía absorta en sus pensamientos.

—Tu padre y yo hemos hablado sobre dar el paso para hacer más permanente nuestra relación Quería que supieras que, cuando lo hagamos, no trataré de ocupar el lugar de tu madre.

—Sharon no era mi madre.

Diane le apoyó una mano en el brazo.

—Lo siento.

—No sé qué te habrá contado papá sobre ella, pero me imagino que no gran cosa.

—No lo he forzado a contarme nada. En el momento que quiera explicármelo, lo escucharé.

tae bebió el café en silencio. No le gustaba hablar de su madre; ni siquiera pensar en ella.

Había muerto cuando ella estaba en el último curso del instituto. Sharon era alcohólica.

Durante casi todo el tiempo se mostraba indiferente a los problemas de tae Y en las ocasiones que no era así, la trataba de un modo abusivo, y se burlaba de ella.

—Grace se portó como una madre conmigo. Me sentía mucho más cercana a Grace que a Sharon.

—Grace era una buena mujer.

Al mirar a Diane a los ojos, tae vio en ellos esperanza, pero también una cierta ansiedad.

—No me preocupa en absoluto que te conviertas en mi madrastra. Si papá y tú decidís casaros, yo estaré allí, apoyándoos.

—Harás mucho más que eso, cielo. Serás una de mis damas de honor. —Diane la abrazó con fuerza. Cuando al final se apartó, se enjugó las lágrimas—. Siempre quise tener una familia.

Quería un marido y una casa propia. Y parece que, a los cuarenta años, mis sueños se van a hacer realidad.

»Tenía miedo de lo que pudieras pensar. Deseaba que supieras que quiero a tu padre, que no estoy con él por su dinero.

tae la miró sin comprender, hasta que vio la chispa traviesa en los ojos de Diane y ambas mujeres se echaron a reír.

—Vale, me tomas el pelo. Papá no tiene dinero.

—Es un buen hombre, tiene trabajo y me hace feliz. Si una mujer encuentra a alguien así, que encima está requetebién, sería una idiota si no lo agarrara. El dinero es secundario.

Antes de que tae pudiera decir nada más, Tom apareció en la puerta. Al ver que Diane tenía los ojos llorosos, se acercó a ella.

— ¿Qué te pasa? —preguntó, al tiempo que le secaba las lágrimas con los dedos.

—Diane me estaba contando lo mucho que te quiere —respondió tae, con una sonrisa de aprobación.

— ¿Ah, sí? —La voz de Tom sonó más ronca.

—Ya sé que no me la has pedido, pero cuentas con mi bendición.

Los ojos oscuros de su padre buscaron los suyos.

— ¿Ah, sí? —repitió, emocionado.

Tom las abrazó, a cada una con un brazo, y les dio un beso en la coronilla.

—Mis chicas —susurró.

Poco después, tae se despidió de su padre y de Diane. Pensaba que estaban viviendo juntos, al menos parte del tiempo, pero ésta la sorprendió al decirle que seguía con su madre y que, por respeto a ella, no se quedaba a dormir en casa de Tom.

tae entendió entonces por qué tenía tanta prisa por casarse y tener su propia casa.

Después de que le sirvieran el postre, Richard Clark se sentó en el porche a beberse un whisky y a fumarse un puro. El aire era fresco y todo estaba en calma. Si cerraba los ojos, podía imaginarse a su esposa, Grace, saliendo de la cocina y sentándose en la silla Adirondack que tenía al lado.

La melancolía se apoderó de su corazón. Grace nunca volvería a sentarse con él.

— ¿Cómo estás?

Al abrir los ojos, vio a su nuera, taeyeon, sentada a su lado. Se estaba abrazando las rodillas, arrebujada en una de las viejas chaquetas de cachemira de tiffany.

Richard se cambió el puro de mano y movió el cenicero para no molestarla.

—Estoy bien, ¿y tú?

—Muy bien.

—La cena estaba muy buena. Francamente excepcional.

—He intentado copiar algunos de los platos que tomamos en Italia. Me alegro de que te hayan gustado. —Apoyó la cabeza en el respaldo de la silla y levantó la vista hacia el cielo oscuro.

Richard bebió un trago en silencio. Notaba que algo la preocupaba, pero no quería presionarla.

— ¿Richard?

Él se echó a reír.

—Pensaba que habíamos quedado en que me llamarías papá.

—Sí, claro, papá, lo siento. —Ella pasó una uña por el reposabrazos, marcando la madera.

—No lo sientas. Somos familia, tae Siempre que me necesites, aquí estaré.

—Gracias. —Ella recorrió con el dedo la marca que había dejado en la madera—. ¿Te molesta que hayamos cambiado cosas... de la casa?

Richard dudó unos momentos antes de responder.

—Al baño le hacía falta una reforma. Y me parece muy práctico que hayáis puesto un baño en la planta baja y otro en el dormitorio principal. Y a Grace le habría encantado lo que habéis hecho con la cocina. Llevaba años queriendo poner encimeras de granito.

A tae se le encogió el corazón.

—Hemos dejado muchas cosas como estaban.

—No te preocupes, de verdad. A Grace le habría encantado redecorar la casa contigo si hubiera estado aquí —la tranquilizó Richard.

— ¿Estás a gusto en la habitación de invitados? ¿No has cambiado de idea?

—Eres muy amable por preocuparte, pero te aseguro que estas cosas no me importan lo más mínimo. Lo único que me importa es que Grace se ha marchado y no volverá. Y me temo que eso no tiene remedio.

Richard bajó la vista hacia su anillo de boda, un sencillo aro de oro—En esta casa —dijo él—, a veces me parece oír su voz, oler su perfume. En Filadelfia no me pasa. Mi apartamento no tiene recuerdos de ella. —Le dirigió una sonrisa melancólica—. La separación no duele tanto cuando estoy aquí.

— ¿Es muy duro?

—Mucho.

tae permaneció en silencio unos instantes, como si se estuviera planteando cómo sería la vida sin tiffany Se quedaría destrozada, sin duda.

La duración de una vida humana era incierta. Cualquiera podía contraer una enfermedad grave o tener un accidente y de repente una familia quedaba rota.

Desde alguna parte de su interior, una vocecita le susurró: «Si tuvieras un hijo con tiffany, siempre tendrías una parte de ella». —Más que el pensamiento en sí, fue la voz lo que hizo que se estremeciera.

Al notar su reacción, Richard se levantó y le rodeó los hombros con una manta.

—Gracias —murmuró ella— ¿Te gusta vivir en Filadelfia?

—Mi puesto de investigador no es lo que esperaba. La verdad es que me he planteado retirarme—Echó la ceniza en el cenicero—Me trasladé allí para estar más cerca de Luce y de Scott, pero los veo poco. Están muy ocupados. Todos mis amigos, incluido tu padre, están aquí.

—Pues vuelve.

— ¿Cómo? —Richard se volvió hacia ella.

—Vuelve a Selinsgrove. Instálate aquí.

—Pero ahora ésta es vuestra casa.

—Sólo durante las vacaciones. Podrías ocupar la habitación principal inmediatamente y luego mandar a buscar tus cosas.

Richard se llevó el puro a los labios.

—Es un ofrecimiento muy generoso, pero ya tomé la decisión. Hace más de un año que le vendí la casa a tiffany.

—Ella se sentiría más feliz sabiendo que estás en el lugar que te corresponde.

Richard negó con la cabeza.

—No, no volveré atrás.

tae se estrujó el cerebro pensando en una táctica más convincente.

—Para nosotras sería como una buena obra, un mitzvah. Necesitamos que Dios nos bendiga.

Richard se echó a reír.

—Eso era lo que yo le decía a tiffany cuando se ponía tozuda ¿Por qué necesitáis que Dios os bendiga?

La expresión de tae se ensombreció.

—Le he pedido algo y no me ha respondido.

Al ver que no decía nada más, Richard aspiró y soltó el humo del puro.

—Creo que todas las oraciones reciben respuesta tarde o temprano, aunque a veces la respuesta es un «no» Rezaré para que recibas la tuya lo antes posible.

»No te digo que la idea no me resulte tentadora. Pero habéis gastado tiempo y energías en hacer de esta casa vuestro hogar. Habéis cambiado los muebles de la planta baja, habéis pintado las paredes...

—Hipotecaste esta casa para pagar las deudas que tiffany había contraído por culpa de las drogas.

Richard la miró sorprendido.

— ¿Te lo contó?

—Sí.

—Fue hace mucho tiempo. Ya nos devolvió el dinero.

— ¿No te parece normal que quiera devolverte también tu casa después de todo lo que hiciste por ella?

—Un padre hace lo que haga falta por su hija —replicó Richard con expresión solemne—. El dinero me importaba tan poco entonces como ahora. Sólo quería salvarle la vida.

—Lo hiciste. Grace y tú lo hicisteis. —tae miró a su alrededor—. Mientras la casa permanezca en la familia y podamos reunirnos en Acción de Gracias y Navidad, no importa quién sea el dueño ni quién viva en ella.

tae se cubrió con la manta cuando una brisa recorrió el porche y le acarició la cara—Sin embargo —continuó—, tiffany nunca se desprendería del huerto. Ha contratado unos jardineros para que recuperen los árboles. Y ha mandado plantar algunos nuevos.

—Esos manzanos hace años que no dan una buena cosecha. Me temo que es demasiado optimista.

tae miró hacia el huerto entre las sombras.

—El optimismo es bueno. A ella le hacía falta. —Y volviéndose hacia Richard, añadió—: Si vivieras aquí, podrías cuidar del huerto. Creo que tiffany se sentiría más tranquila si supiera que está en buenas manos. Nos estarías haciendo un favor.

Richard permaneció en silencio lo que pareció una eternidad.

—Gracias —dijo finalmente, con la voz ronca.

taeyeon le apretó la mano antes de dejarlo a solas con su puro y sus pensamientos.

Al cerrar los ojos, un sentimiento de esperanza descendió sobre él.

Cuando los invitados se fueron a dormir, tae se sentó en el borde de la nueva bañera con hidromasaje para comprobar la temperatura del agua necesitaba relajarse un poco.

Sabía que debería estar trabajando en la conferencia, pero las emociones del día la habían agotado. Se preguntó si debería llamar a su terapeuta de Boston. Seguro que la doctora Walters le daría buenos consejos para afrontar la ansiedad, los conflictos matrimoniales y el nuevo interés de tiffany por ampliar la familia.

Querer tener un bebé no era nada malo tae comparó el entusiasmo y la ternura de su esposa con la fría indiferencia que Eric le había mostrado a Tammy. Por supuesto, no había duda de cuál de las dos actitudes prefería. Pero tenía que mantenerse firme para que la pasión de tiffany no anulara su personalidad ni sus sueños.

Su pelea del día anterior demostraba que todavía tenían mucho que hacer para funcionar como pareja. Tenían que aprender esas lecciones antes de traer un niño al mundo.

Mientras esperaba a que el nivel del agua ascendiera, sintió que se le erizaban los pelillos de la nuca. Al volver la cabeza, vio a tiffany junto al tocador. Se había desabrochado los tres botones superiores del vestido.

—Nunca me canso de mirarte —dijo tiffany, y le dio un beso en la nuca antes de quitarle la toalla en la que se había envuelto—Debería pintarte —añadió, acariciándole la espalda con los dedos.

—Ya me pintaste la otra noche, Caravaggio. Manchamos de pintura todo el suelo.

—Ah, sí. Qué lástima tener que limpiarlo. Había pensado que podíamos añadir más pintura otro día.

—Tendrás que esperar a otra ocasión, cuando no haya invitados—La miró con picardía ¿Quieres acompañarme?

—Prefiero mirarte.

—En ese caso, me aseguraré de darte un buen espectáculo.

Se levantó la melena con las dos manos y arqueó la espalda adoptando la pose de una pin-up delos años cincuenta.

tiffany gruñó y se acercó más a ella.

tae la detuvo alzando una mano.

—Me dejé el gel de burbujas en el otro baño anoche ¿Podrías ir a buscarlo?

—Por supuesto, diosa—Le dio un beso en los labios antes de irse.

tiffany tardó unos minutos en localizar el jabón, porque a alguien se le había caído al suelo y la botella había ido rodando hasta la papelera. Se agachó para recogerlo, y vio algo que había quedado entre la papelera y la pared.

Era una caja pequeña, rectangular.

Leyó la etiqueta: Test de embarazo.

Pero la caja estaba vacía.

Cuando se hubo recuperado de la sorpresa, y tras volver a leer la etiqueta para asegurarse de que la había leído correctamente, dejó la caja donde la había encontrado y regresó a la habitación.

Sin una palabra, le dio la botella a tae, que echó el gel con aroma de sándalo y mandarina satsuma antes de entrar en la bañera. Se colocó en lo que le pareció que sería una pose provocativa, pero tiffany estaba perdida en sus pensamientos.

— ¿Qué pasa? —le preguntó, cambiando de postura para verle mejor la cara.

Ella se pasó una mano por la barbilla y la boca.

— ¿Está embarazada Lucy?

—Que yo sepa no, aunque me dijo que lo estaban intentando. ¿Por qué?

—He encontrado un test de embarazo en el baño de invitados. Bueno, sólo la caja vacía. Parecía que habían tratado de esconderla.

—Probablemente sea suyo.

—Ojalá fuera tuyo—tiffany la estaba observando con tanta intensidad que tae sintió el calor de su mirada en la piel.

— ¿Incluso después de lo de ayer?

—Por supuesto. Las parejas discuten un poco de o salvaje y sudoroso para reconciliarnos y todo está olvidado.

tae bajó la vista hacia el agua.

—Preferiría disfrutar del o salvaje y sudoroso sin discutir antes.

—Pero entonces la reconciliación perdería todo el sentido, ¿no crees? —susurró ella, con voz ronca. Respirando hondo, tae levantó la cara y la miró fijamente.

—No estoy preparada para formar una familia.

—Ya llegará el momento—tiffany le tomó la mano y le besó los dedos llenos de espuma—Créeme, no quiero volver a discutir contigo esta noche no quiero crearte más estrés.

Ella sonrió débilmente.

—Supongo que también podría ser de Tammy.

—Tammy ya tiene un hijo.

—Jake cumplirá dos años en septiembre. Y sé que quiere tener más hijos con Scott.

tiffany ajustó la intensidad de la luz, dejándola más tenue, antes de desaparecer en el dormitorio.

Cuando volvió, la voz de Astrud Gilberto sonaba por el altavoz que había hecho instalar en el techo del cuarto de baño.

tae miró a su esposa con admiración.

—Sea de quien sea, tal vez haya descubierto que no está embarazada. Pero si lo está, serás tía Otra vez la tía tiffany.

Sin hacer caso de sus palabras, ella se desabrochó la parte de arriba del vestido. Se la quitó, seguida del sujetador, dejando a la vista el tatuaje.

tae la observó mientras colgaba el vestido en un gancho y sus manos se acercaban a las bragas.

Una vez allí, tiffany se quedó quieta, provocándola.

tae puso los ojos en blanco.

—Cuando acabes, el agua ya estará fría.

—Lo dudo. Y te aseguro que cuando acabe, no estaré aquí fuera.

— ¿Por qué no?

—Porque pienso acabar dentro de ti.

Con una media sonrisa, se quitó las bragas.

tae conocía bien el cuerpo de su esposa, pero igualmente, verla la dejaba siempre sin aliento.

Tenía unas curvas impresionantes y unos hermosos redondos y bien proporcionados pechos con unos pezones con un color exquisito, los brazos eran delgados pero hermosos, igual que los abdominales, que acababan formando una uve que descendía vertiginosamente hasta su o.

—Me matas cuando me observas así —confesó tiffany.

— ¿Por qué? —tae le devolvió la mirada con descaro, moviéndose en la bañera para dejarle sitio.

—Porque parece que quieras lamerme... todo el cuerpo.

—Así es.

tiffany se metió en la bañera rápidamente. Se sentó tras ella y la rodeó con sus piernas.

—Este aroma me resulta familiar.

—Compré el gel porque me recordó al aceite de masaje que usaste en Florencia. Me hiciste un masaje en la espalda con él, ¿te acuerdas?

—En mi recuerdo, te froté algo más que la espalda. —tiffany le acarició la oreja con la nariz—Ni te imaginas el efecto que este aroma tiene sobre mí.

—Oh, sí. Me hago una idea —replicó tae.

—Antes de que nos dediquemos a... otras actividades, me gustaría que habláramos un poco.

— ¿Sobre qué? —tae se tensó.

tiffany le puso las manos sobre los hombros y empezó a masajearle el cuello.

—Relájate, no soy tu enemiga. Sólo estoy tratando de persuadirte para que confíes en mí. Sé que sueles tomar baños de espuma cuando estás estresada. Y últimamente te das un baño todos los días.

—No es nada. Es que tengo muchas cosas en la cabeza.

—Cuéntamelas.

Ella movió la mano adelante y atrás, empujando la espuma.

—Tengo miedo de no poder acabar los estudios. Y me preocupa mucho la conferencia.

tiffany pasó a masajearle los hombros.

—Ya hemos hablado de la conferencia y te he dado mi opinión sincera. Es buena. Y no vas a dejar los estudios a medias. Sólo tienes que ocuparte de ir superando los semestres uno a uno.

»Tampoco hace falta que estés pendiente de la familia toda la semana. Mañana les diremos que pasarás el día trabajando. Durante el día se entretendrán solos y por la noche yo prepararé filetes en la barbacoa. Seguro que Luce y Tammy estarán encantadas de echarme una mano.

Los músculos de tae empezaron a destensarse un poco.

—Eso me ayudaría, gracias.

—Haría cualquier cosa por ti —susurró tiffany, con los labios pegados a su cuello—Lo sabes, ¿no?

—Lo sé.

Cuando se separaron, ella sonrió.

—Tu cumpleaños nos pillará en Italia. ¿Cómo querrás celebrarlo?

—Contigo. En la cama. Durante dos días. —tiffany le rodeó la cintura con los brazos y le acarició la piel de alrededor del ombligo.

— ¿Quieres que invitemos a alguien a Umbría? Podrían venir a visitar la exposición de Florencia con nosotras.

—No, te quiero para mí sola esos días. Podemos invitarlos a celebrar tu cumpleaños en Cambridge.

tae apoyó la mano sobre la de ella para que dejara de acariciarla—No me gusta hacer nada especial por mi cumpleaños.

tiffany se echó hacia atrás, reclinándose en la bañera.

—Pensaba que ya lo habías superado.

—Es en septiembre estaremos muy ocupadas.

—No se cumplen veinticinco años todos los días. Es un hito importante y hay que festejarlo.

—Lo mismo digo los treinta y cinco son igual de importantes.

—Mis años sólo son importantes porque tú estás en mi vida. Sin ti, mis días estarían vacíos.

tae apoyó la cabeza en su pecho.

— ¿Por qué tienes que ser tan dulce?

—Porque ya he tenido bastantes amarguras en mi vida —respondió tiffany, resiguiéndole la línea del cuello y el hombro con los labios.

—En ese caso, supongo que daremos una fiesta en septiembre. Podríamos hacerla coincidir con el Día del Trabajo para alargar el fin de semana. —tae le besó los pechos antes de volver a tumbarse de espaldas sobre su pecho—Antes estabas hablando con Richard. ¿Qué te ha dicho?

—Que le gustaría volver a vivir aquí, pero que no quiere recomprar la casa. Supongo que contaba con el dinero de la venta para su jubilación.

—Puede vivir aquí sin comprar la casa. No te importaría, ¿no?

—No, claro que no. Al contrario, me gustaría que lo hiciera. Pero no quiere abusar, sobre todo después de las reformas que hemos hecho.

—Pues mejor, así las disfruta. El único problema que veo son los muebles. No nos caben en Cambridge.

—Podríamos dárselos a tu padre. Los de Tom ya están muy viejos—La estirada Profesora había vuelto a aparecer en escena.

— ¿Lo dices en serio?

—No quiero mentirte, tae Tu padre no es mi persona favorita de este mundo, pero como tú sí lo eres... —Dejó la frase en el aire para besarla.

—Richard no quiere desprenderse de ciertos muebles que compartió con Grace. Unos cuantos se los llevó, pero otros están en el guardamuebles. Tendremos que quitar los nuevos para hacer espacio para los viejos. Si lo prefieres, podemos ofrecérselos a Lucy.

—Muy buena idea. Diane y él están pensando en casarse.

tiffany la abrazó con más fuerza.

— ¿Y a ti qué te parece?

—Ella siempre se ha portado muy bien con él y conmigo. Me gusta la idea de que tenga a alguien a su lado para cuando se haga viejo.

—Siento ser yo quien te diga esto, querida, pero tu padre ya se está haciendo viejo. Todos nos hacemos viejos.

—Ya sabes a lo que me refiero.

tiffany la hizo volverse hasta quedar de cara a ella, con las piernas alrededor de su cintura.

 

—Por suerte para ti, yo aún no soy demasiado vieja para mantenerte despierta toda la noche. Creo que esta habitación no la hemos bautizado... todavía.

 

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Comments

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Karly34 #1
No te encuentro en wattpad :;(
yeye_AlcTae #2
Yo igual tengo un hueco enorme apartir del capitulo 25 no se que paso ahí :cc
Jeesica27
#3
Chapter 25: Holaaaaa, oye quería decirte que desde el capitulo 25 la historia tiene un hueco increíble y no sale los capitulos donde Tae y Phany fueron a Florencia y así
Un saludo, me quiero terminar esta historia para ver la pelicula xd
Cass_Addiction19 #4
<3
natovida #5
Chapter 142: Gracias por la historia! Espero que la proxima sea de misterio o algo asi
gea_ly
#6
Por mi parte no me e saltado ningún capitulo ,li volvi a revisar y lo llevo bien
natovida #7
Chapter 36: Tengo huecos en la historia
natovida #8
Chapter 33: Quien putas es Paulina??? Me perdi!!!
diamond09
#9
Chapter 29: Por alguna razón siento q nos saltamos capítulos... ??? o asi va la historia?