cap 3

El Infierno de Taeyeon
 

—No puedes presentar esto—tiffany entró en el estudio la tarde siguiente, con una copia de la ponencia de tae en la mano.

Ella levantó la vista de la pantalla del ordenador, horrorizada.

— ¿Por qué no?

—Está equivocado—Soltó las páginas para quitarse las gafas, que dejó encima de la mesa—San Francisco va a buscar el alma de Guido da Montefeltro cuando éste muere. Ya lo discutimos y estabas de acuerdo conmigo.

Tae se cruzó los brazos, a la defensiva.

—He cambiado de idea.

—Pero ¡si es la única interpretación que tiene sentido!

Ella tragó saliva y negó con la cabeza.

Tiffany empezó a pasear por delante del escritorio.

—Lo hablamos en Belice ¡Y te envié una ilustración de la escena mientras estuvimos separadas, por el amor de Dios! ¿Piensas ponerte delante de una sala llena de gente y decir que no pasó?

—Si hubieras leído las notas al pie, sabrías que...

Tiffany se detuvo en seco y se volvió hacia ella.

—He leído las notas al pie ninguna de tus fuentes llega hasta donde tú llegas sólo estás especulando.

— ¿Sólo? —tae arrastró la silla hacia atrás—He encontrado varias fuentes respetables que están de acuerdo con casi todo lo que digo a la profesora Marinelli le ha gustado.

—Es demasiado indulgente contigo.

Ella se quedó con la boca abierta— ¿Demasiado indulgente? ¿Y qué más? Ahora me dirás que la profesora Picton me invitó a darla conferencia por caridad...

La expresión de tiffany se suavizó.

—Por supuesto que no, Tiene una gran opinión de ti pero no quiero que te presentes delante de un montón de profesores experimentados y les ofrezcas una interpretación inocente si hubieras leído mi libro, sabrías...

—He leído tu libro, «profesora hwang» El texto que analizo sólo lo mencionas de pasada. Y adoptas la versión oficial ingenuamente, sin pararte a reflexionar si es lo que deberías hacer.

tiffany entornó los ojos.

—Me quedo con la interpretación que tiene más sentido —replicó en tono glacial—Y nunca hago nada ingenuamente.

tae se levantó resoplando de frustración.

— ¿No quieres que tenga ideas propias? ¿Crees que debo repetir lo que dicen los demás porque soy una simple estudiante recién licenciada?

tiffany se ruborizó.

—Nunca he dicho eso, Yo también fui un estudiante recién graduada en su momento. Pero ya no lo soy podrías aprovecharte de mi experiencia.

—Ah, ya estamos—Alzó los brazos, disgustada, y salió del estudio.

tiffany la siguió.

— ¿Qué quieres decir con «ya estamos»?

Ella no se dignó a mirarla—Te molesta que te lleve la contraria en público.

—Bobadas.

— ¿Bobadas? —Se volvió al instante hacia ella—Entonces, ¿por qué me dices que cambie mi conferencia para que diga lo mismo que tu libro?

tiffany apoyó una mano en el brazo de taeyeon.

—No quiero que diga lo mismo que mi libro sólo trato de evitar que hagas el ridícu... —Se paró en seco.

— ¿Cómo dices? —tae le apartó la mano bruscamente.

—Nada.

tiffany cerró los ojos e inspiró hondo.

Cuando los volvió a abrir parecía más calmada.

—Si empiezas inmediatamente, tienes tiempo de reescribirla puedo ayudarte.

—No quiero tu ayuda Y no puedo cambiar toda la tesis ya han publicado la sinopsis en la web del simposio.

—Llamaré a Katherine —insistió ella con una sonrisa de ánimo—Lo entenderá.

—No, no lo harás no voy a cambiar nada.

tiffany apretó los labios—No es momento para ponerte tozuda.

—Oh, sí, sí lo es, es mi ponencia.

—taeyeon, escúchame...

—Te preocupa que haga el ridículo Y que te avergüence delante de tus colegas.

—Yo no he dicho eso.

Ella le dirigió una mirada dolida, como si la hubiera traicionado—Acabas de decirlo.

tae entró en el dormitorio y trató de cerrar la puerta, pero tiffany levantó la mano para impedirlo.

— ¿Qué haces?

—Trato de poner distancia entre nosotras.

—taeyeon, espera—tiffany miró a su alrededor, sin saber qué hacer—Podemos hablarlo tranquilamente.

—No, no podemos—Le clavó un dedo en el pecho—Ya no soy tu alumna tengo derecho a tener mis propias ideas.

—No te he dicho lo contrario.

Sin escucharla, tae se dirigió al cuarto de baño.

— ¡taeyeon, maldita sea, espera! —exclamó tiffany desde la puerta.

Ella se volvió— ¡No me grites!

tiffany levantó las manos en señal de rendición y respiró hondo.

—Lo siento sentémonos a hablar.

—Ahora no puedo diré cosas de las que luego me arrepentiré Y es evidente que tú también necesitas calmarte.

— ¿Adónde vas?

—Al baño voy a encerrarme y te voy a ignorar durante el resto del día si no me dejas en paz, me iré a casa de mi padre.

tiffany hizo una mueca tae no había vuelto a casa de su padre desde antes de la boda.

— ¿Cómo irías?

Ella puso los ojos en blanco.

—No te preocupes, no te dejaré sin coche llamaré un taxi y me largaré.

—Aquí no hay taxis tendrías que llamar a Sunbury.

Ella la fulminó con la mirada—Lo sé, tiffany Antes vivía aquí, ¿te acuerdas? Realmente me consideras una idiota...

Entró en el baño y se encerró dando un portazo.

tiffan oyó el ruido del pestillo al cerrarse esperó unos momentos antes de llamar a la puerta.

—Lucy, Aaron y Richard deben de estar a punto de llegar ¿Qué les digo?

—Diles que soy una idiota, claro.

—taeyeon, escúchame un momento, por favor.

tiffany oyó que el agua empezaba a correr.

— ¡Perfecto! —Gritó—Ignórame nuestra primera discusión y la arreglas encerrándote en el maldito baño—Golpeó la puerta con la palma de la mano.

El agua dejó de correr.

Ella alzó la voz para hacerse oír:

—Mi primera conferencia y me dices que es una mierda Y no porque lo sea, ¡sino porque no estoy de acuerdo contigo y con tu jodido libro!

Tras un largo baño caliente, tae abrió la puerta el dormitorio estaba vacío se vistió rápidamente antes de salir al pasillo se acercó sigilosamente a la escalera y escuchó.

Tras comprobar que estaba sola, volvió al despacho y cerró la puerta eligió un poco de jazz ligero como música de fondo y volvió al trabajo.

— ¿Dónde está tae? —Lucy abrazó a su hermana antes de entrar con su maleta de ruedas y la de su marido, Aaron, al salón. Iba vestida con pantalones de color caqui y una camiseta blanca con cuello de pico alta y espigada, llevaba la larga melena castaña sujeta por unas grandes gafas de sol negras iba poco maquillada, pero estaba impecable parecía la modelo de un anuncio.

tiffany trató de disimular una mueca de disgusto.

—Está trabajando en la conferencia.

— ¿Le has dicho que hemos llegado? —Acercándose a la escalera, Lucy la llamó—: tae, mueve el culo y baja a vernos.

—Luce, por favor —la reprendió su padre suavemente, antes de abrazar a tiffany.

Richard era unos cinco centímetros más baja que su hija tenía el cabello claro y los ojos grises.

Era un hombre callado y serio, y se ganaba el respeto de los demás con su inteligencia y su amabilidad.

Al ver que nadie se movía en el piso de arriba, Lucy se volvió hacia tiffany y entornó los ojos, que eran oscuros como los de su padre.

— ¿Por qué se esconde?

tiffany saludó a Aaron estrechándole la mano.

—No se esconde no te habrá oído tenéis las habitaciones preparadas y hay toallas limpias en el baño de invitados Papá, si quieres dormir en tu antiguo cuarto, no hay ningún problema.

—En la habitación de invitados estaré bien. —Richard cogió su maleta y empezó a subir la escalera.

— ¿Os habéis peleado? —insistió Lucy, mirando a su hermana con desconfianza.

tiffany frunció los labios—Salúdala ahora cuando subas nos vemos luego en el porche trasero y tomamos algo estoy preparando costillas a la barbacoa para cenar.

— ¿Costillas? ¡Fantástico! —Aaron le dio una agradecida palmada en la espalda a su cuñada—Quería parar a comprar unas Corona antes de llegar, pero Luce ha querido que viniéramos directamente. Vuelvo en seguida —dijo, mientras cogía las llaves del coche.

Cuando estaba a punto de llegar a la puerta, su esposa lo detuvo y negó con la cabeza.

A tiffany le pareció un buen momento para desaparecer.

—Os espero en el patio —les indicó, dejándolos solos.

Lucy miró a su marido mientras negaba con la cabeza.

—Han discutido. Yo hablaré con tae, tú habla con tiffany Ya irás a buscar las Corona más tarde.

— ¿Por qué habrán discutido? —se preguntó Aaron, pasándose las manos por el pelo, oscuro y rizado.

— ¿Quién sabe? Tal vez tae le ha ordenado la colección de tacones sin avisarle.

— ¡Hola! —Lucy abrió la puerta del antiguo despacho de su padre.

tae saludó a su mejor amiga con una sonrisa radiante.

— ¡Luce! ¡Hola!

Las dos mujeres se abrazaron y luego Lucy se sentó en una de las cómodas butacas que había junto a la ventana.

— ¿Cómo va todo?

—Bien.

—Entonces, ¿qué te pasa con tiffany?

—Nada.

—Mientes descaradamente.

tae apartó la vista.

— ¿Qué te hace pensar que estamos enfadadas?

—tiffany está abajo, mustia, y tú estás arriba, mustia la tensión en la casa es palpable. No hace falta ser una médium para darse cuenta.

—No quiero hablar de ello.

—Las personas son unas gilipollas.

—No te lo voy a discutir—tae se dejó caer en la otra butaca y colgó las piernas de uno de los reposabrazos.

—Aaron y yo discutimos a veces Él se enfada y se marcha un par de horas, pero siempre vuelve—Lucy buscó la mirada de su amiga— ¿Quieres que le dé una paliza a tiffany?

—No, pero tienes razón hemos discutido.

— ¿Qué ha pasado?

—He cometido el error de dejarla leer la conferencia que estoy preparando me ha dicho que es horrible.

— ¿Te ha dicho eso? —Lucy enderezó la espalda y alzó la voz.

—Bueno, con otras palabras.

—Pero ¿qué se ha creído? Yo le habría tirado algo a la cabeza.

tae sonrió sin ganas—Lo he pensado, pero no me apetecía limpiar la sangre.

Lucy se echó a reír— ¿Y por qué cree que tu conferencia es horrible?

—Dice que me equivoco Y que sólo quiere ayudarme.

—Suena a que quiere controlar tu trabajo, igual que trata de controlar todo lo demás. Pensaba que estaba yendo a terapia para superarlo.

tae guardó silencio unos instantes.

—No quiero que me mienta sólo para que no me disguste. Si tengo que cambiar algo de lo que he escrito, quiero saberlo.

—Pero debería saber cómo ayudarte sin decirte que la conferencia es horrible.

tae soltó el aire, frustrada—Exacto. Dice que quiere formar una familia conmigo y al cabo de un rato se comporta como una idiota condescendiente.

Lucy levantó la mano, pidiéndole que hiciera una pausa.

—Un momento, ¿qué has dicho? ¿tiffany quiere tener hijos?

tae se revolvió en la butaca.

—Sí.

— ¡tae, es fantástico! Me alegro por ti ¿Cuándo os vais a poner a ello con todo eso del tratamiento?

—De momento no decidimos esperar hasta que me gradúe.

—Eso es mucho tiempo —murmuró Lucy.

—Ya, pero hacer el doctorado y tener un bebé a la vez sería demasiado complicado.

Lucy asintió, jugueteando con el dobladillo de la camiseta.

—A nosotros nos gustaría tener un hijo.

tae cambió de postura para mirar mejor a su amiga.

— ¿Qué? ¿Ahora?

—Puede.

— ¿Cómo supiste que estabas preparada?

Lucy se echó a reír.

—En realidad, todavía no lo sé. Siempre he querido tener hijos y a Aaron le pasa lo mismo.

Llevamos hablando del tema desde el instituto.

»Quiero a Aaron. No me importaría pasar el resto de la vida a su lado, los dos solos. Pero cuando pienso en el futuro, siempre veo niños a nuestro alrededor. Quiero tener a alguien que venga a casa en Navidad.

»Si algo me enseñó la muerte de mi madre es que en la vida nada es seguro. No quiero esperar y esperar para formar una familia y descubrir luego que es demasiado tarde.

tae sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas, pero parpadeó para controlarlas.

—Te haces mamografías cada año, ¿no?

—Sí y me han hecho pruebas genéticas no tengo el gen del cáncer de mama, pero creo que mi madre tampoco lo tenía Y, bueno, aunque lo tuviera, cuando se dio cuenta era demasiado tarde para hacer nada.

—Lo siento mucho.

Lucy suspiró y miró por la ventana.

—No me gusta hablar de ello, pero reconozco que me preocupa. ¿Y si me encuentran cáncer después de tener hijos? Trato de no darle muchas vueltas al tema, pero siempre está ahí, agazapado.

Se volvió hacia su amiga y añadió al cabo de unos segundos:

—Tener hijos sería una manera estupenda de librarte de la actitud condescendiente de tiffany.

— ¿Ah, sí?

—Claro. Si el bebé ensucia los pañales y le mancha la ropa, acudirá a ti, pidiendo ayuda a gritos.

tae se echó a reír, pero en seguida recuperó la expresión sombría.

—Sólo quiero que considere que mis ideas son importantes. Tan importantes como las suyas.

—Por supuesto que lo son. Díselo.

—Lo haré, pero aún no. Ahora mismo, prefiero no hablar con ella.

Lucy acarició el reposabrazos.

—tiffany ha cambiado mucho. Verla casada y pensando en tener hijos... es asombroso. Mamá me contó que cuando llegó a casa, escondía comida en la habitación. No importaba lo que le dijeran para tranquilizarla, siempre se guardaba algo en el bolsillo.

— ¿Pasaba hambre?

—Tenía miedo de pasar hambre. No se fiaba de qué papá y mamá fueran a alimentarla siempre, así que se iba guardando una reserva para cuando se olvidaran.

»Y tampoco deshizo la maleta hasta que la adoptaran. Esperaba que la devolvieran en cualquier momento.

—No lo sabía —admitió tae, con el corazón en un puño.

Lucy le dirigió una mirada comprensiva.

—Es mi hermana y la quiero mucho, pero no piensa las cosas antes de decirlas.

Seguramente, lo que pasa es que no escribes las cosas tal como ella lo haría.

—Y no pienso empezar a hacerlo ahora. Tengo mis propias ideas.

—Te aconsejo que lo hables con ella De todos modos, tampoco le viene mal sufrir un poco antes no le pasará nada por dormir en el sofá una noche.

—Por desgracia, probablemente seré yo la que duerma en el sofá —replicó tae, señalando el que había en el otro extremo del despacho.

Decir que el ambiente durante la cena fue tenso era quedarse corto.

taeyeon y tiffany estaban sentadas la una al lado de la otra Incluso se dieron la mano mientras bendecían la mesa. Pero su actitud fue distante y educada. No intercambiaron miradas ardientes, ni palabras cariñosas, ni caricias robadas bajo la mesa.

tiffany estaba rígida y permaneció seria durante toda la cena taeyeon estaba callada y abstraída, como si tuviera la mente en otro sitio.

Richard, Aaron y Lucy mantuvieron el peso de la conversación, mientras las hwang apenas abrían la boca después de la cena, tae se excusó y volvió al estudio a trabajar, sin tomar postre.

tiffany la siguió con la vista mientras se alejaba a pesar de sus ojos tristes y de un tic nervioso en la mandíbula, no hizo nada para detenerla sólo la miró marcharse.

Cuando Lucy fue a la cocina a preparar el café, Aaron no pudo aguantar más y se inclinó hacia tiffany.

—Tía, trágate el orgullo y dile que lo sientes.

tiffany levantó las cejas.

— ¿Por qué das por hecho que es culpa mía?

—Porque tú eres la que tiene las más grandes las tet... —Al ver la mirada de advertencia de su suegro, carraspeó—Ejem, las estadísticas dicen que el ochenta por ciento de las peleas son culpa del más terco Discúlpate y quítatelo de encima no quiero tener que volver a pasar por una cena así el ambiente es tan frío que voy a tener que salir a la calle a calentarme.

—Me temo que Aaron tiene razón, aunque ya sé que nadie ha pedido mi opinión —dijo Richard, sonriendo disimuladamente.

tiffany miró a los dos hombres indignada.

—Ya he intentado hablar con ella y ha sido peor. Hemos acabado discutiendo. Se ha encerrado en el baño y me ha mandado a la mierda.

Richard y Aaron intercambiaron una mirada cómplice y, tras un expresivo silbido de compasión,

Aaron dijo:

—Chica, estás metida en un buen lío. Ya puedes ir a hablar con ella pronto o te veo durmiendo en el sofá—Sacudiendo la cabeza, se levantó y fue a buscar a Lucy a la cocina.

Richard golpeó el pie de la copa de vino, pensativo.

— ¿También tú, Brutus? —preguntó tiffany, frunciendo el cejo.

—No he dicho nada. —Richard miró a su hija con afecto—He tratado de mantenerme al margen.

—Gracias.

—Pero cuando los viejos matrimonios aconsejan a los recién casados que no se vayan a dormir sin haber resuelto sus problemas, no es por capricho. Resolver los conflictos sin darles tiempo a crecer hará que tu vida sea más fácil.

—No puedo mantener una conversación con alguien que está encerrada en una habitación.

—Claro que puedes la cortejaste una vez vuelve a hacerlo.

tiffany lo miró con incredulidad— ¿Me estás sugiriendo que corteje a mi esposa?

—Te estoy aconsejando que te olvides de tu ego, te disculpes y luego la escuches. No siempre fui el hombre que vez puedes aprender de mis errores.

—Mamá y tú teníais un matrimonio perfecto.

Richard se echó a reír.

—Nuestro matrimonio estaba muy lejos de ser perfecto. Pero hicimos un pacto:

mantendríamos las imperfecciones fuera de la vista y el oído de nuestros hijos. Los niños se inquietan si ven que sus padres se pelean.

»Mi experiencia personal dice que las parejas discuten por dinero, por o, o bien por falta de atención o de respeto.

tiffany fue a protestar, pero Richard la interrumpió levantando una mano.

—No te pregunto en qué categoría cae vuestra discusión. Os lo dejo a vosotras. Pero es evidente que tae está dolida se ha mostrado retraída durante toda la cena. Muchas veces estaba así antes de que empezarais a veros.

—No he sido yo la que ha cerrado la puerta a la comunicación racional —dijo tiffany, con arrogancia.

— ¿Te estás oyendo? —la reprendió su padre—tae no es irracional, está dolida. Cuando alguien te hace daño, retraerse es una reacción racional Y en especial, con su historial.

tiffany hizo una mueca—No pretendía hacerle daño.

—Estoy seguro pero también me temo que no juegas limpio. Aprender a discutir con tu pareja es un arte, no una ciencia. Tu madre y yo tardamos bastante tiempo en descubrirlo. Pero una vez lo comprendimos, ya casi no volvimos a discutir. Y cuando lo hacíamos ya no era desagradable ni doloroso.

»Si puedes discutir con tae y convencerla al mismo tiempo de que la amas y de que es importante para ti, los conflictos serán mucho más llevaderos.

Richard apuró el vino y dejó la copa en la mesa. Al cabo de un momento, añadió:

—Escucha el consejo de alguien que estuvo mucho tiempo casado y que crió a dos hijas. Cuando una mujer se retrae y se muestra fría, es porque se está protegiendo tú lo deberías saber te aconsejo que seas amable y delicada con tu esposa y que la convenzas para que salga de su encierro. O ya puedes prepararte para pasar no una, sino muchas noches frías y solitarias en el sofá.

tae apagó el portátil ya pasada la medianoche. Sabía que todos se habían ido a la cama. Los había oído pasar frente a su puerta.

Abrió una rendija y vio que salía luz por debajo de la puerta cerrada de la habitación de matrimonio. Sin duda tiffany estaba despierta, leyendo.

Se planteó ir a verla, pero la distancia hasta allí le pareció insalvable.

Cogió la botella de gel de baño que se había llevado del dormitorio después de cenar. Se daría un baño caliente en el cuarto de baño de invitados y trataría de olvidar los problemas.

Media hora más tarde, volvió a entrar en el estudio y cerró la puerta. Se había refrescado, pero no había logrado relajarse demasiado. Ya que tiffany parecía decidida a guardar las distancias, pasaría la noche en el sofá del despacho.

Mientras se tapaba con la vieja manta de lana que habían compartido por primera vez tantos años atrás en el huerto de manzanos, pensó en su casa de Cambridge y en lo felices que habían sido sus primeros meses de matrimonio.

Quería especializarse en Dante sabía que el camino no sería fácil; que necesitaría grandes dosis de trabajo, sacrificio y humildad. No quería ser de esas personas que no aceptan las críticas y era consciente de que tenía que mejorar.

Pero cuando tiffany había dicho que iba a hacer el ridículo, el dolor fue terrible. Necesitaba que ella la apoyara, que le diera ánimos. No necesitaba que la subestimara. Su confianza en sí misma ya era bastante precaria sin la ayuda de nadie.

«¿Por qué no se da cuenta de que necesito su apoyo?»

Cada vez más triste, se preguntó por qué no había ido a buscarla.

Sin duda había pasado la noche con su familia, fumándose un puro en el porche y charlando sobre los viejos tiempos. Se preguntó qué explicación le habría dado a Lucy sobre su conflicto. Y se preguntó por qué estaba sola, a oscuras, a punto de llorar, y a ella no parecía importarle lo más mínimo.

Justo en ese momento, oyó que se abría una puerta y los pasos de tiffany, rápidos y decididos, que llegaban hasta su puerta.

Se sentó y contuvo la respiración. Una luz apagada se colaba por la rendija de la puerta.

«Oh, dioses de las recién casadas que se pelean, por favor, que llame a la puerta.»

Oyó un suspiro apagado y lo que bien pudo ser una mano apoyándose en el picaporte.

Luego vio una sombra que oscurecía la luz mientras los pasos se retiraban por donde habían venido.

 

tae se hizo un ovillo, pero no lloró.

 

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
Karly34 #1
No te encuentro en wattpad :;(
yeye_AlcTae #2
Yo igual tengo un hueco enorme apartir del capitulo 25 no se que paso ahí :cc
Jeesica27
#3
Chapter 25: Holaaaaa, oye quería decirte que desde el capitulo 25 la historia tiene un hueco increíble y no sale los capitulos donde Tae y Phany fueron a Florencia y así
Un saludo, me quiero terminar esta historia para ver la pelicula xd
Cass_Addiction19 #4
<3
natovida #5
Chapter 142: Gracias por la historia! Espero que la proxima sea de misterio o algo asi
gea_ly
#6
Por mi parte no me e saltado ningún capitulo ,li volvi a revisar y lo llevo bien
natovida #7
Chapter 36: Tengo huecos en la historia
natovida #8
Chapter 33: Quien putas es Paulina??? Me perdi!!!
diamond09
#9
Chapter 29: Por alguna razón siento q nos saltamos capítulos... ??? o asi va la historia?