cap 21

El Infierno de Taeyeon

Mientras tae esperaba en su piso, tiffany trataba de mimetizarse con su entorno, como un camaleón. Se mostraba encantadora con sus colegas, aunque tenía las entrañas revueltas y la mente desbocada se obligó a comer y rechazó una copa tras otra estaba convencida de que, cuando llegara a casa, tae ya no estaría allí habría salido huyendo no es que eso la pillara por sorpresa sabía que pasaría tarde o temprano lo que no se había imaginado era que sería precisamente ése el secreto que las separaría tiffany sabía que no se merecía a tae por muchas razones, razones que se había callado como una cobarde no era una cuestión de amor, no creía que ella pudiera llegar a amarla nunca no era posible amar a alguien como ella pero había esperado poder cortejarla el tiempo suficiente para que el afecto y la amistad las unieran, a pesar de algunos de sus oscuros secretos pero ya era demasiado tarde.

Cuando por fin llegó a casa, se sorprendió al encontrarla durmiendo en el sofá su rostro era la imagen de la serenidad trató de no tocarla, pero no lo logró alargó la mano y le acarició el pelo, murmurando unas palabras tristes en italiano necesitaba música en esos momentos necesitaba una melodía que la ayudara a calmar la agonía, pero en la única canción que podía pensar era en Mad World, de Gary Jules. Y no quería estar oyendo esa canción cuando tae la abandonara ella abrió los ojos de repente vio que tiffany se había quitado el abrigo tiffany sonrió con cautela—No quería despertarte.

—No pasa nada, sólo había cerrado los ojos un momento— tae bostezó y se incorporó lentamente.

—Puedes seguir durmiendo.

—No creo que sea buena idea.

— ¿Has comido algo?—Ella negó con la cabeza— ¿Te apetece hacerlo ahora? Puedo prepararte una tortilla.

—No, tengo el estómago encogido.

A tiffany le molestaba que se negara a comer, pero prefirió no discutir con ella, consciente de que una discusión más grave se acercaba por el horizonte—Tengo un regalo para ti.

—tiffany, un regalo es lo último que necesito en este momento.

—No estoy de acuerdo, pero puede esperar. —Se removió incómoda en el sofá, sin apartar los ojos de ella—. Llevas un chal y estás sentada al lado del fuego, pero sigues estando muy pálida. ¿Tienes frío?

—No—tae empezó a quitarse la pashmina, pero los largos dedos de tiffany le sujetaron la mano.

— ¿Puedo?— Ella retiró la mano y asintió recelosa tiffany se acercó y tae cerró los ojos cuando su aroma la envolvió. Con delicadeza, ella le desenrolló el chal con las dos manos y lo dejó entre las dos, en el sofá. Luego le acarició el cuello con los nudillos—Eres preciosa —murmuró—No me extraña que todos los ojos estuvieran clavados en ti esta noche.

Ella se tensó al oírla y tiffany se echó hacia atrás, maldiciéndose entre dientes al bajar la vista, tae se dio cuenta de que no había llegado a quitarse las botas, pero a tiffany no parecía molestarle—Siento haber puesto las botas sobre el sofá. Me las quitaré— Cuando empezó a bajarse una de las cremalleras, tiffany se puso de rodillas en el suelo— ¿Qué haces? —preguntó ella, mirándola sorprendida.

—Admirar tus botas. Me gustan mucho —respondió ella, acariciando el tacón de una de ellas.

—Lucy me ayudó a elegirlas, pero los tacones son demasiado altos.

—Los tacones nunca son demasiado altos. Pero deja que te ayude— La voz de ella, ronca y cargada de adoración, le aceleró el pulso con las manos suspendidas en el aire por encima de sus rodillas, repitió: — ¿Puedo? tae asintió, conteniendo el aliento.

Reverentemente, tiffany le acabó de desabrochar la bota y, con delicadeza, le recorrió la pierna con los dedos, desde la pantorrilla hasta el tobillo antes de quitársela tras repetir el proceso con la otra bota, las dejó ambas junto al sofá luego le levantó el pie derecho y empezó a masajearlo ligeramente con ambas manos tae gimió sin poder evitarlo y luego se mordió el labio, avergonzada—No hay nada malo en demostrar que sientes placer, Erika —la tranquilizó ella—. Me anima mucho comprobar que no te resulto del todo repulsiva.

—No me resultas repulsiva en absoluto. Pero no me gusta verte de rodillas —susurró ella.

La expresión satisfecha de tiffany se ensombreció— Puedo decir lo mismo.

Britt volvió a gemir— ¿Dónde aprendiste a hacer eso?—tiffany la miró sin comprender— ¿Dónde aprendiste a dar masajes en los pies? —insistió ella, ruborizándose.

Ella suspiró—Una amiga me enseñó «Una de sus amigas merecedoras de una foto en blanco y negro, seguro», pensó tae—Sí —dijo tiffany, como si la hubiera oído—Me gustaría ampliar el masaje al resto del cuerpo, pero no creo que sea una buena idea, al menos de momento los ojos se le habían oscurecido mientras hablaba cambiando de pie, bajó la vista—Tengo hambre de tu cuerpo, Erika no soy lo suficientemente fuerte como para tocarte de manera casta no si estuvieras tumbada ante mí, cubierta sólo por una sábana permanecieron en silencio unos instantes, mientras tiffany le masajeaba el pie luego, tiffany se echó hacia atrás y, sentada sobre los talones, le pasó un dedo arriba y abajo por las medias—Si quieres, puedo llevarte a tu casa y hablamos mañana. O puedes quedarte aquí. Duerme en mi habitación y yo lo haré en la de invitados —le ofreció, insegura.

—No quiero alargar las cosas innecesariamente me gustaría que habláramos, si no te importa.

—No me importa. ¿Quieres algo de beber? —tiffany señaló hacia la cocina—Puedo abrir una botella de vino. O prepararte un cóctel—La miró fijamente—. Por favor, deja que haga algo por ti. Una llama prendió en el vientre de tae, creciendo y envolviéndola, pero luchó contra ella.

—Agua, por favor. Necesito tener la cabeza clara.

Tiffany se levantó y fue a la cocina tae oyó que se lavaba las manos y luego el ruido de varios cajones de la nevera abriéndose y cerrándose regresó con un vaso alto lleno de agua Perrier, hielo y varios trozos de lima— ¿Me disculpas un momento?

—Todos los que necesites. Regresa al fuego cuando estés lista. —Trató de sonreír, pero estaba demasiado tensa para que la sonrisa resultara sincera tae desapareció con su bebida tiffany supuso que necesitaba armarse de valor para enfrentarse a la siguiente revelación sobre su maldita y miserable existencia. O tal vez pensaba encerrarse en el baño y exigirle que hablaran a través de la puerta. No podría culparla la mente de tae funcionaba a la velocidad de la luz. No sabía lo que tiffany iba a decirle, ni cómo respondería ella. Era muy posible que se enterara de cosas que hicieran imposible que su relación continuara. La idea la destrozaba. No importaba lo que ella hubiera hecho o con quién; la amaba. La idea de perderla otra vez, después de la felicidad de haberla reencontrada, era una tortura tiffany se había sentado en su butaca roja y estaba contemplando la chimenea. Al verla tan melancólica, le recordó a un personaje de una novela de las hermanas Brontë. Mientras se acercaba a ella, le rogó a Charlotte que fuera un personaje de una de las suyas, no de su hermana Emily «Lo siento, pero es que Heathcliff me aterroriza. Por favor, que tiffany no sea un Heathcliff. (No se ofenda, señorita Emily.) Por favor.» Desde donde estaba, ella no la veía. Carraspeó para advertirla de su presencia tiffany le hizo un gesto con el brazo para que se acercara al fuego—Ven a calentarte—tae hizo amago de sentarse en el suelo, pero ella se lo impidió con un gesto de la mano—Por favor —le dijo con una sonrisa—, siéntate en mi regazo. O en la otomana. O en el sofá.

A tae no le importaba en absoluto sentarse en el suelo frente al fuego, pero a tiffany parecía molestarle y no valía la pena discutir por algo así. Se decantó por la otomana y tomó asiento, contemplando las llamas azules y naranja. En su mente ya no era La Profesora; sino tiffany, su profesora, su amada tiffany cambio de postura, preguntándose por qué tae se habría sentado tan lejos «Porque ahora sabe lo que eres y te tiene miedo.» — ¿Por qué no te gusta verme de rodillas? —preguntó ella finalmente, rompiendo el silencio.

—Una razón que cobra más peso si tienes en cuenta lo que me contaste en tu apartamento—Hizo una breve pausa—Eres demasiado humilde y la gente se aprovecha de tu dulzura y amabilidad.

—Los estudiantes universitarios no lo tienen fácil. Tienen que ganárselo todo con esfuerzo.

—Ser una estudiante no tiene nada que ver con esto.

—Tú siempre serás la profesora brillante y yo siempre seré tu alumna —dijo ella en voz baja.

—Te olvidas de que te conocí antes de que fueras mi alumna. Y no serás estudiante eternamente. Estaré sentada en primera fila cuando des tu primera conferencia. Y respecto a tus prejuicios contra los profesores, sólo puedo decir: «Si nos pincháis, ¿no sangramos?».

—«Y si nos atacáis, ¿no tenemos derecho a vengarnos?» —replicó ella, siguiendo con el monólogo de El Mercader de Venecia.

Tiffany se echó hacia atrás en la butaca y la miró complacida— ¿Quién es ahora la maestra, profesora kim? Yo sólo te supero en edad y en experiencia.

—La edad no lo vuelve a uno sabio necesariamente.

—Por supuesto que no. Y aunque tú eres joven, eres trabajadora y estás comenzando lo que promete ser una larga y brillante carrera. Tal vez no he dejado lo bastante claro lo mucho que te admiro.

Tae no dijo nada y mantuvo la vista clavada en las llamas tiffany se aclaró la garganta—Ann no me hizo daño, Erika apenas pienso en ella y, cuando lo hago, es para lamentar lo que pasó no me dejó cicatrices.

Tae se volvió para mirarla con preocupación—No todas las cicatrices dejan marcas en la piel. ¿Por qué tuviste que elegirla a ella, de entre tanta gente?

Ella se encogió de hombros y clavó la mirada en las llamas— ¿Por qué hacen las cosas los seres humanos? Todos buscan la felicidad. Me prometió un placer intenso y en ese momento necesitaba distraerme con algo.

— ¿Dejaste que te hiciera daño porque estabas aburrida?

Tae sintió náuseas la expresión de tiffany se endureció—No espero que lo entiendas, pero en ese momento necesitaba quitarme una cosa de la cabeza. Podía elegir entre el dolor o el alcohol y no quería hacer nada que pudiera perjudicar a Grace o a Richard. Traté de mantener relaciones con varias mujeres, pero en seguida perdía el interés. Los os fáciles pero sin sentido acaban cansando, Erika.

«Trataré de recordarlo», pensó ella—La actitud de la profesora Singer, tanto en la conferencia como durante la cena, no era la de una mujer despechada.

—Ella desprecia la debilidad y por tanto no reconoce el fracaso. Fue un duro golpe para su reputación y su enorme ego cuando trató de dominarme y fracasó. No quiere que se sepa.

— ¿La querías?

—No es un súcubo sin alma ni corazón—tae volvió a mirar hacia la chimenea y apretó los labios—En realidad, fue una especie de prueba. Y no la superamos en otras palabras, aunque... nos relacionamos, nunca existió nada entre nosotras.

—Me disculparás, pero carezco de vocabulario específico para descifrar lo que tratas de decirme. 

—Estoy tratando de explicártelo sin manchar tu inocencia más de lo necesario. No me pidas que sea más explícita —dijo con frialdad.

— ¿Todavía deseas lo que ella te ofrecía?

—No, fue una experiencia desastrosa.

— ¿Y con otra persona?

—No.

— ¿Y qué harás la próxima vez que te envuelva la oscuridad?

—Pensaba que lo había dejado claro. Cuando tú estás a mi lado, la oscuridad desaparece, Beatriz. —Carraspeó—Erika.

—Dime que no era ella la que aparecía en las fotografías.

—No, en absoluto las mujeres que fotografié me gustaban.

— ¿Por qué te echó de su casa?

Tiffany apretó los dientes antes de responder—Hice algo que en su mundo es absolutamente inaceptable no te mentiré diciendo que no disfruté al ver la expresión de su cara cuando le di a probar su propia medicina. Aunque al hacerlo violé una de mis reglas sagradas.

Tae se estremeció—Entonces, ¿por qué sigue acosándote?

—Represento su fracaso, sigue deseando dominarme. Aparte de que poseo algunas habilidades... —Ella se ruborizó, incómoda—Me refiero a mis habilidades pugilísticas. Cuando se enteró de que había boxeado y de que era miembro del Club de Esgrima de Oxford, no pude quitármela de encima. Por desgracia, tenemos esas aficiones en común.

Tae se pasó un dedo por la cicatriz de la cabeza—No puedo estar con alguien que pega, tiffany  ni por enfado, ni por placer, ni por ninguna otra razón.

—Y haces bien lo apoyo. No está en mi naturaleza ser violenta con las mujeres. Me gusta seducirlas. Ann fue una excepción. Si conocieras las circunstancias, creo que me darías la razón y me perdonarías.

—Pero tampoco puedo estar con alguien que desea que le peguen la violencia me da mucho miedo. Por favor, entiéndelo.

—Lo entiendo. Pensé que lo que Ann me ofrecía me ayudaría a superar mis problemas—Negó con la cabeza con tristeza—Erika, lo auténticamente doloroso ha sido tener que mirarte a la cara y admitir mi sórdida relación con ella. Por ti, desearía no tener pasado. Desearía ser tan buena como tú.

Tae bajó la vista hasta sus manos, que se estaba retorciendo sobre el regazo—La sola idea de que alguien te golpee... y te trate como a un animal... —La voz le empezó a temblar y los ojos se le llenaron de lágrimas—. No me importa que mantuvierais relaciones uales. No me importa que no te dejara marcas. Lo que no soporto es la idea de que alguien te haga daño porque tú lo desees— tiffany apretó los labios y guardó silencio—La idea de alguien golpeándote me pone enferma—tiffany apretó los dientes al ver dos lágrimas cayendo por sus mejillas—Debes estar con alguien que te trate con amabilidad —dijo tae, secándose la mejilla con el dorso de la mano—. Prométeme que nunca volverás con ella o con alguien como ella.

Tiffany le dirigió una dura mirada—Te dije que no tendrías que compartirme con nadie. Cumplo mis promesas.

Ella negó con la cabeza—Digo nunca más. Ni siquiera después de mí. Prométemelo.

Tiffany gruñó—Lo dices como si fuera inevitable que vaya a haber un después.

Tae se secó otra lágrima—Prométeme que no dejarás que nadie te maltrate para castigarte a ti misma. Pase lo que pase— tiffany apretó los dientes con más fuerza—Prométemelo, tiffany no volveré a pedirte nada, pero prométeme esto.

Entornando los ojos, tiffany la observó en silencio unos instantes antes de asentir—Te lo prometo.

Tae se relajó y dejó caer la cabeza hacia adelante, física y emocionalmente exhausta tiffany no se había perdido detalle de las emociones que habían batallado en su rostro, tan pronto pálido como sofocado, o del modo de retorcerse la tela del vestido. Le dolía mucho verla tan disgustada. Y verla llorar era desesperante «El ángel de ojos azules estaba llorando por el demonio. El ángel lloraba porque le dolía que alguien le hiciera daño a ella.» Sin una palabra, la agarró y la sentó sobre su regazo apoyó su cabeza delicadamente en su pecho y la abrazó—No más lágrimas. Ya has derramado demasiadas lágrimas por mí —le susurró al oído— y te aseguro que no me merezco ni una. —Suspiró pesarosa—. He sido muy egoísta queriendo estar contigo, erika. Deberías estar con alguien de tu edad, alguien bueno, como tú. No con una retorcida Calibán, que merece estar en la isla de La tempestad y no a tu lado.

—A veces eres tan inocente como yo.

— ¿Cuándo? Dímelo.

—Cuando me abrazas cuando me acaricias el pelo —susurró ella—. Cuando estamos en la cama juntas.

Tiffany la miró con expresión torturada—Si no me quieres en tu vida, sólo tienes que decirlo y desapareceré para siempre. No quiero que tengas miedo de mi reacción. Si me rechazas, te prometo que no trataré de retenerte. Si es lo que deseas, te dejaré marchar— tae guardó silencio, sin saber qué decir—Sé que tengo una personalidad controladora y admito que, como tú misma dijiste, soy una mandona —continuó, con la voz baja y crispada—. Pero nunca te trataría como a ella. No te haré daño, Erika sería incapaz de hacerte daño—Le acarició el brazo con un dedo y a tae se le erizó el vello, tanto por su caricia como por sus palabras.

—No me preocupa lo que puedas hacerme, sino lo que Ann pueda hacerte a ti.

—Hacía mucho tiempo que nadie se preocupaba por mí.

—Tu familia lo hace. Y yo también antes de mudarme a Toronto. Me preocupaba por ti cada día.

tiffany  le dio un suave beso en los labios, que ella le devolvió—A pesar de mis pasadas indiscreciones, me gusta mucho más dar a mis amantes un placer loco y apasionado que dolor, te lo aseguro algún día me gustará mostrarte esa faceta mía. Despacio, por supuesto.

tae  se mordió la mejilla por dentro, buscando las palabras adecuadas para lo que tenía que decir—Tengo que decirte algo.

— ¿Sí?

—No soy... tan inocente como crees.

— ¿Y qué se supone que quiere decir eso? —Preguntó ella, bruscamente— tae  se mordisqueó el labio superior, nerviosa—Lo siento. Me has pillado por sorpresa—tiffany se frotó los ojos.

—He tenido una novia.

Ella frunció el cejo—Ya lo sabía.

—Y nosotras... hicimos cosas.

— ¿Qué clase de cosas? —preguntó tiffany, levantando las cejas. Las palabras habían salido de su boca sin pensar, pero en seguida cambió de idea—. No respondas. No quiero saberlo.

—No soy tan inocente como lo era cuando tú y yo nos conocimos, lo que significa que tienes una visión falsa e idealizada de mi tiffany  reflexionó un instante sobre lo que estaba oyendo. Quería saber los detalles, pero al mismo tiempo tenía miedo de lo que tae  pudiera decir. La idea de que otra persona —ella— la hubiera tocado, le hubiera dado placer, la ponía furiosa se daba cuenta de que ella necesitaba contarlo, pero no estaba segura de poder reaccionar correctamente—Tú fuiste la primera en besarme la primera que me cogió la mano —dijo tae.

—Me alegro. —tiffany  le levantó una mano y le besó el dorso—. Ojalá hubiera podido ser la primera en todo.

—No me arrebató todas las primeras veces. —tae cerró la boca rápidamente. No había querido decir eso el uso de la palabra «arrebatar» despertó en tiffany instintos asesinos. Si alguna vez se encontraba a esa mujer, le partiría el cuello con sus propias manos—Al ver que no regresabas, empecé a salir con alguien. En Filadelfia. Y... bueno... empezaron a pasar cosas.

— ¿Cosas que tú deseabas que pasaran?

Tae se removió en el asiento, incómoda—Era mi novia. A veces... perdía la paciencia.

—Justo lo que me temía. Era una manipuladora hija de puta que te sedujo.

—Tengo voluntad propia. No tenía por qué ceder.

Tiffany permaneció en silencio «No puedo soportarlo. Estos celos me matan. Pensar en sus manos y sus labios con los de otra persona... No.» —Sé qué no tengo derecho a preguntarte esto —dijo finalmente—, pero ¿la amabas?

—No— tiffany trató de ocultar la satisfacción que sintió al oír su respuesta levantando la barbilla.

—No me toques nunca, ni permitas que yo lo haga, a no ser que lo desees. Quiero que me hagas esta promesa ahora mismo—tae parpadeó sorprendida—Me conozco. Hasta ahora he mantenido mis pasiones a raya, pero más de una vez he sido demasiado directa y te he hecho sentir incómoda. Me disgustaría mucho saber que nuestra relación había avanzado sólo porque te sentías coaccionada.

—Te lo prometo, tiffany.

Ella asintió y la besó en la frente—Erika, ¿por qué no quieres que te llame Beatriz?

—Me entristeció mucho que no quisieras saber mi nombre cuando nos conocimos.

Tiffany la miró intensamente—Quiero saber mucho más que eso. Quiero conocer tu auténtico yo—tae sonrió— ¿Todavía quieres estar conmigo? —Preguntó tiffany—. ¿O quieres dejarme?

—Claro que quiero estar contigo.

—Cariño, no lo sientas sólo explícame qué he hecho mal para no repetirlo.

—No has hecho nada mal—tae  se secó las lágrimas—Es que nadie había hecho algo así por mí antes—Sonrió melancólica.

—No quería disgustarte. Quería hacerte feliz.

—Son lágrimas de felicidad. Más o menos —contestó ella, riendo y llorando a la vez.

Tiffany la abrazó una vez más antes de soltarla. Retirándole el pelo por detrás de los hombros, dijo: —Creo que alguien de por aquí necesita un trozo de tarta cortó una generosa porción, de la que partió un trozo con el tenedor, sosteniéndolo delante de ella—Me gustaría dártelo yo, pero entenderé si no quieres que lo haga

Tae abrió la boca inmediatamente y tiffany le metió la tarta en la boca—Hum, está buenísima —dijo, con la boca llena.

Mientras se quitaba unas cuantas migas de los labios, sonrió—Me alegro.

—No sabía que tuvieses asistenta.

—Sólo viene dos veces a la semana.

— ¿Y también cocina?

—A veces. Funciono a rachas. O tal vez debería decir por obsesiones, ya sabes —respondió, dándole un golpecito en la nariz—. Esta receta era de su abuela. No puedo decirte lo que puso en la masa del hojaldre. Es un secreto —añadió, guiñando un ojo.

— ¿Y tú? ¿No vas a comer?

—Prefiero ver cómo disfrutas. Aunque esto no es una cena en condiciones. Me quedaría más tranquila si me dejaras prepararte algo caliente.

—Mi padre siempre come un trozo de queso con la tarta de manzana. Si tienes queso, tomaré un poco Al principio, tiffany pareció sorprendido por la petición, pero en seguida reaccionó y fue a la nevera a buscar un trozo de queso cheddar blanco curado—Perfecto —murmuró ella. Cuando acabó de comer, permaneció unos segundos en silencio, preguntándose si debería volver a su casa. No le apetecía, pero tal vez después de tantas lágrimas y tanto drama, tiffany no quisiera que se quedara.

—No respondiste a mi nota —comentó ella, rompiendo el silencio—la que te envié con las gardenias.

—Te envié un correo electrónico.

—Pero te olvidaste de una cosa.

Tae tardó unos segundos en contestar—No sabía cómo responder a lo de la domesticación.

—Me dijiste que ese diálogo entre el Principito y el zorro era tu favorito. Pensé que te quedaría claro.

Ella negó con la cabeza—Sé lo que quería decir el zorro, pero no tengo tan claro lo que significa para ti.

—Entonces te lo aclararé. No espero que confíes en mí, pero me gustaría ganarme tu confianza. Tal vez cuando logre que confíes en mí con la mente, puedas confiarme también tu cuerpo. Ése era el tipo de domesticación al que me refería. Quiero estar pendiente de ti... de tus necesidades y tus deseos... y quiero dedicarles todo el tiempo que se merecen.

— ¿Cómo me domesticarás?

—Mostrándote con mis actos que soy digna de confianza. Y así.

Le sujetó la cara entre las manos y acercó su boca a la de ella hasta que estuvieron casi rozándose tae cerró los ojos y aguardó, conteniendo el aliento, a que sus labios se tocaran pero no lo hicieron el aire cálido que salía de los labios entreabiertos de tiffany le acariciaba la boca con la punta de la lengua, tae se humedeció el labio inferior al sentir el aliento de ella sobre la humedad de sus labios, un escalofrío le recorrió la espalda—Estás temblando —susurró tiffany, enviándole una nueva oleada de aliento cálido junto con sus palabras tae se ruborizó entre sus manos. El calor se extendió por su rostro y descendió por su cuello—Noto cómo te ruborizas. Tu piel florece y se llena de color le acarició las cejas. Al abrir los ojos, tae se encontró con dos perlas cafés—Tienes las pupilas dilatadas —siguió describiendo tiffany, con una sonrisa— y tu respiración se ha acelerado. ¿Sabes lo que eso significa?

—Ella decía que era frígida —confesó tae, avergonzada—Fría como la nieve. Y eso la enfurecía.

—Sólo una niñata que no sabe nada de mujeres puede estar tan ciega y decir algo tan ridículo. No lo creas ni por un momento, Erika. Sé que no es verdad. —Esbozó una sonrisa seductora—. Sé perfectamente cuándo estás excitada. Lo veo en tus ojos. Lo noto en tu piel. Puedo... sentirlo. Volvió a pasarle los dedos por las cejas para relajarla—Por favor, no te sientas mal. No hay nada vergonzoso en ello. Es excitante y muy erótico.

Tae cerró los ojos y aspiró hondo—Chanel, menta y la bendita tiffany.

Tiffany se echó a reír— ¿Es tu manera de decirme que te gusta mi colonia? — Se inclinó un poco hacia ella para que pudiera olerle mejor el cuello, donde el aroma de la colonia era más intenso.

— ¿Qué haces?

—Alimentar el deseo, Erika. Dime qué deseas. Estás sofocada, tu corazón late rápidamente y la respiración se te ha acelerado. ¿Qué deseas, tae? —repitió, volviendo a sujetarle la cara entre las manos y acercándole la boca a los labios, sin tocarla.

—Quiero besarte —susurró ella.

—Yo también quiero besarte —replicó ella, sonriendo tae  aguardó, pero tiffany permaneció quieta—Erika —murmuró ella contra su boca tae  abrió los ojos—Toma lo que deseas—tae inspiró hondo—Si no inicias tú el beso de vez en cuando, pensaré que no me deseas. Que te estoy obligando. Y después de una noche como ésta, la única que debes exigir algo eres tú.

Tiffany la estaba mirando con los ojos muy abiertos y cargados de intención ella no necesitó más sorprendiéndolas a ambas, le rodeó el cuello con los brazos y la atrajo hacia sí. Cuando sus labios se encontraron, las manos de tiffany se desplazaron hasta la espalda de tae. Se imaginó acariciando su piel desnuda tae le mordisqueó el labio inferior antes de succionárselo y metérselo en la boca, imitando lo que ella le había hecho en una ocasión anterior. Aunque le faltaba experiencia, a tiffany le encantó su calmada pasión la enardecía. En pocos segundos, le había subido la temperatura y su corazón se había disparado. Mientras le exploraba la boca con la lengua, deseaba separarle las castas rodillas con una mano y apretarse contra ella. Y llevarla en brazos hasta el dormitorio para... Se separó bruscamente y la sujetó por los antebrazos desnudos—Tengo que parar—Apoyando la frente en la suya, soltó el aire ruidosamente.

—Lo siento.

Tiffany le besó la frente—No te disculpes por seguir el dictado de tus deseos. Eres hermosa y sensual. Y me excitas muchísimo. Puedo disfrutar de ti sin llevar esto más lejos, pero no seré capaz de contenerme si te sigo besando— Permanecieron inmóviles, abrazadas, hasta que tiffany abrió los ojos y le acarició la mejilla—Dime que deseas, Erika. Esta noche soy tuya. ¿Quieres que te lleve a casa? ¿Quieres quedarte?

Ella le acarició la mandíbula con la nariz—Me gustaría quedarme.

—En ese caso, creo que es hora de que nos vayamos a la cama.

Le ofreció la mano para ayudarla a bajar del taburete— ¿No te resulta raro compartir la cama conmigo?

—Te quiero en mi cama y entre mis brazos todas las noches— tae guardó silencio mientras iba en busca del maletín— ¿Te molesta? —preguntó tiffany, frunciendo el cejo.

—No, aunque tal vez debería.

—Te he echado de menos esta semana.

—Yo también te he echado de menos.

—Duermo mejor cuando estás entre mis brazos —confesó tiffany con una cálida sonrisa—, pero puedes elegir donde prefieres dormir.

—Me gustaría compartir la cama contigo —admitió ella, con timidez—, si no te importa.

—Nunca te negaría algo así —dijo ella, guiándola hacia el dormitorio.

Cuando tae se sentó en la cama, tiffany cogió la foto de la cómoda—Tú tienes una foto mía debajo de la almohada. Pensé que no te importaría que yo tuviera una foto tuya —bromeó, ofreciéndosela.

Tae se devanó los sesos tratando averiguar cómo habría encontrado ella la fotografía— ¿De dónde la has sacado?

—Soy yo la que debería preguntarte de dónde sacaste tú una foto de mis tiempos en el equipo de remo de Princeton —replicó ella, mientras se sacaba el vestido negro tae apartó la vista, maldiciendo en silencio ver cómo se desnudaba era todavía más y que verla cubierta por una toalla lila demasiado pequeña.

— Bueno... Lucy la tenía colgada en un corcho, en su habitación. La primera vez que la vi, no pude resistirme y me la llevé.

Tiffany se inclinó sobre ella para mirarla a la cara— ¿Te la llevaste? ¿Quieres decir que la robaste? 

—Ya sé que no hice bien. Pero tenías una sonrisa tan maravillosa. Yo tenía diecisiete años y era muy tonta, tiffany.

— ¿Tonta o enamorada?

Tae bajó la vista—Creo que ya lo sabes.

—Lucy tomó unas cuantas fotos con su teléfono cuando fuimos a Lobby. Ésta es mi favorita, por eso la enmarqué. —La observó más de cerca—. ¿No te gusta?

Tae se puso nerviosa—Estás muy guapa.

Tiffany le quitó la foto de las manos y la dejó en su sitio— ¿Qué piensas? Cuéntamelo.

—Tu manera de mirarme mientras bailábamos... no la entiendo.

—Eres una mujer muy hermosa, tae ¿Por qué no iba a mirarte?

—Pero me miras de una manera muy especial.

—Siempre te miro así —confesó ella, dándole un beso suave—. Te estoy mirando así ahora mismo. —Le echó el pelo hacia atrás—En seguida vuelvo.

Ella se quitó el vestido y se puso lo que sería su pijama de aquella noche. Luego se acercó a la puerta del cuarto de baño, de donde salía una luz blanquecina—Quieta —dijo tiffany, que había regresado a la cama y estaba tumbada, observándola tae se miró, inquieta.

Había dudado mucho. Casi todos sus pijamas eran demasiado infantiles para ponérselos estando con ella y no tenía lencería bonita. Y, aunque tuviera, no se habría atrevido a ponérsela. Así que, finalmente, se había decidido por una camiseta amplia y oscura y unos pantalones cortos con el logo de la universidad de Saint Joseph—Eres exquisita ella hizo una mueca y alargó la mano para apagar la luz—Espera. Ahí, recortada contra la luz, pareces un ángel.

Tae asintió para que supiera que la había oído, antes de apagar la luz y volver a la cama tiffany la acogió en un cálido abrazo tae se dio cuenta de que iba vestida de un modo muy similar. ¡Menudo par estaban hechas! Pero al menos sus piernas desnudas podían unirse felizmente bajo las sábanas tiffany la besó con ternura y se reclinó en la almohada, suspirando de satisfacción cuando ella apoyó la cara en su pecho y le rodeó la cintura con un brazo—Lamento que te sientas sola, Erika—Ella se sorprendió por el brusco cambio de tema—Hace unos días, me dijiste que te sentías muy sola. Que no tienes amigos—tae hizo una mueca al recordarlo— ¿Quieres que te compre un gato o un conejo para que te hagan compañía?

—tiffany, te lo agradezco mucho, pero no puedes tratar de solucionar todos mis problemas comprándome cosas.

—Lo sé, pero puedo comprarte cosas para hacerte sonreír.

Volvió a besarla—La amabilidad vale mucho más que todo el dinero del mundo.

—La tendrás. Entre otras cosas.

—No quiero nada más.

—Quédate conmigo este fin de semana.

Ella sólo dudó un instante—De acuerdo —susurró.

Tiffany pareció aliviada— ¿Qué me dices de un pez? Son la nueva moda en mascotas.

Tae se echó a reír—Mejor no. Bastante me cuesta ya cuidar de mí misma, como para tener que cuidar de una pobre criatura que no tiene ninguna culpa.

Tiffany se incorporó un poco para poder mirarla a la cara—En ese caso, deja que yo cuide de ti —susurró, con los ojos brillantes.

—Podrías tener a cualquier mujer que quisieras, tiffany.

Ella frunció el cejo—Sólo te quiero a ti—Ella apoyó la cabeza en su pecho y sonrió—Estar sin ti es como vivir en una eterna noche sin estrellas. 

 

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Comments

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Karly34 #1
No te encuentro en wattpad :;(
yeye_AlcTae #2
Yo igual tengo un hueco enorme apartir del capitulo 25 no se que paso ahí :cc
Jeesica27
#3
Chapter 25: Holaaaaa, oye quería decirte que desde el capitulo 25 la historia tiene un hueco increíble y no sale los capitulos donde Tae y Phany fueron a Florencia y así
Un saludo, me quiero terminar esta historia para ver la pelicula xd
Cass_Addiction19 #4
<3
natovida #5
Chapter 142: Gracias por la historia! Espero que la proxima sea de misterio o algo asi
gea_ly
#6
Por mi parte no me e saltado ningún capitulo ,li volvi a revisar y lo llevo bien
natovida #7
Chapter 36: Tengo huecos en la historia
natovida #8
Chapter 33: Quien putas es Paulina??? Me perdi!!!
diamond09
#9
Chapter 29: Por alguna razón siento q nos saltamos capítulos... ??? o asi va la historia?