Capítulo 39
Black Ice (Hielo Negro)
—Siwon no me matará hasta que le haya dicho dónde está el mapa —musitó Tae fríamente—. Cree que tiene que encontrarlo antes que un guarda bosques, o alguien del servicio forestal, lo haga.
—¿Dónde está el mapa?
—Cuando regresé de cazar esta mañana y encontré que te fuiste, supe que caminarías hasta Idlewilde. Sabía que Siwon era un asesino y tenía que sacarte tan pronto como fuera posible. No tenía tiempo para ir a la cabaña del guarda forestal y dejar el mapa ahí. Así que dejé el mapa. Debajo de nuestro árbol. Engañé a Siwon. Nadie encontrará el mapa sin ayuda. E incluso si lo hacen, no sabrán lo que revela. Probablemente lo vayan a tirar cuando se le entregue a un guarda bosques. Pero no voy a permitir que Siwon crea que esa es una posibilidad. Tenemos que asegurarnos de que siente la amenaza de ser descubierto. Fany, voy a ver de sacarte de aquí con vida. Tendrás que mostrarle a la policía donde está el mapa.
—Ambas saldremos de aquí vivas —le corregí firmemente.
—Siwon podría dispararte, para eliminarte como testigo — continuó Tae sin responderme—, pero no creo que lo haga. Eres su última negociación, si eres asesinada, él sabe que no cederé al mapa. Su plan es el mismo de antes. Usarte para forzarme a hablar. Lo cual es el por qué estamos juntas y vamos tras él. Intentaremos atraparle desde detrás, y le desarmaré. Después de eso, es solo una cuestión de sostenerle hasta que podamos llevarlo a la policía.
—¿Qué pasa si nos atrapa desde detrás?
Tae apenas me miró, pero supe la respuesta. Tuvimos una mirada equitativa, para mejor, de desarmar a Siwon. Tae me dio un beso rudo. Sentí calor y tranquilidad cuando me sostuvo con fuerza, y deseé que nunca me dejara ir. Ojala pudiéramos quedarnos aquí, sosteniéndonos la una a la otra, y de alguna manera eso fuera suficiente.
—No tenemos que ir tras Siwon —sugerí con suavidad—. Podemos caminar hasta la carretera y llamar a la policía. Es lo más seguro para hacer.
—Mató a mi hermana —dijo Tae—. No voy a huir. Voy a llevarle a la justicia. Dame el arma.
Las sombras oscuras destilando en la parte posterior de sus ojos me preocuparon. Toqué su manga.
—Tae, prométeme algo. Prométeme que no le matarás.
Sus ojos cortaron con agudeza los míos.
—He pasado el último año conducida por la idea de matarle.
—No merece morir. —Ya no estaba enamorada de Siwon. Pero le había conocido toda mi vida. He visto lo bueno y lo malo. Era demasiado tarde para ayudarle, pero no quería destruirle tampoco. Era el hermano de Jessica. Mi primer amor. Había demasiada historia. Pero más importante, no quería que Tae se volviera como Siwon. Una asesina.
—Se merece lo peor —dijo Tae.
—Pensó que matar era la respuesta. Quiero probar que hay otra forma.
—Estás pidiéndome que permita vivir al hombre que asesinó brutalmente a mi hermana —dijo firmemente.
—Estará en prisión. Durante mucho tiempo. Cuando piensas en ello, eso no es una vida real. Por favor prométemelo.
—No le mataré —dijo con oscuridad al final—. Por ti no lo haré. Pero quiero.
Le tendí el arma, esperando que no estuviera cometiendo un error. Tae revisó que el arma estuviera cargada.
—Cuando termine, voy a darle a Yoona un entierro apropiado. Con familia y seres queridos. Se merece eso.
Dejé caer los ojos al suelo.
—El cadáver en la habitación del almacén. La chica que estaba llevando un vestido negro de cóctel. Era Yoona, ¿verdad?
Lágrimas destellaron en los ojos de Tae. Miró al cielo negro, parpadeando. Había sabido que era ella desde el momento que le había dicho que había encontrado el cuerpo, pero era solo ahora que sus hombros temblaban y su respiración se aceleraba. Mantuvo el dolor reprimido, porque había necesitado permanecer fuerte. Por mí. No podía haberme protegido si se hubiera estado centrado en ella.
—Ella te ha perdonado, Tae. Tienes que creer eso. Ella eligió beber. Eligió marcharse con Yul. Lo que le ocurrió después de eso es inexcusable y terrorífico, y no estoy diciendo que merezca estar muerta, porque en absoluto lo hacía —nadie merece eso— pero en el mismo punto, ella tenía que parar de apoyarse en ti para salvarla, y aprender a salvarse a sí misma. —Hablé desde la profundidad de mi corazón. En más formas de lo que jamás podría expresarle a Tae. Había necesitado estar con ella para ver como de dependiente era yo de mi padre, Ian, y Siwon.
Tae me había ayudado a ver que necesitaba cambiar. Ella había estado conmigo cuando tomé esos primeros escalofriantes pasos. Tae hizo un atormentado y profundo sonido en la garganta.
—Si solo pudiera perdonarme a mí misma. Evitar preguntarme por qué Siwon lo hizo. —Se limpió la nariz con la manga—. Quiero saber por qué, por qué en mi mente, tiene que haber una explicación lógica, cuando en realidad, nada es lógico en la mente de un asesino a sangre fría.
—Siwon se resintió con Yoona porque ella entró en Stanford y él no. Pasó toda su vida siendo conducido por su padre a que las chicas de alguna manera son inferiores, y eso le mató hasta pensar que alguien por debajo de él había logrado más. —Cuando lo dije, me golpeó como de endeble en realidad era el motivo.
Eso hacía la violencia de Siwon mucho más inconsciente.
Tae me miró.
—¿La mató porque entró en una universidad a la que ella ni siquiera quería ir? —Sacudió la cabeza en una manera disgustada y dolorosa—. ¿Ese es el por qué se llevó su gorro de los Cardinals?
—¿A qué te refieres?
—La gorra de la pelota de los Cardinals que te dio. Era de Yoona. El amarillo salpicado arriba —no mostaza sin
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