Capítulo 29
Black Ice (Hielo Negro)
Al caer la noche, vi el humo de la chimenea elevándose por encima de las copas de los árboles. Había caminado todo el día sin comida ni agua y, delirando, caminé lentamente hacia ella. Cuando la cabaña apareció en los remolinos de viento más adelante, pensé que debía ser un milagro. Era demasiado hermoso para ser real, con sus ventanas color dorado quemado y una nube de humo gris elevándose de la chimenea. Tambaleándome para mantener el equilibrio mientras los vientos jugaban conmigo, caminé con dificultad hacia ella, hipnotizada por la idea de la calidez y el descanso. A medida que subía la pendiente bajo la nieve del camino de la entrada, me quedé sin aliento ante cuán expertamente mi mente me engañó.
Idlewilde se alzaba ante mí a gran detalle.
Carámbanos tan gruesos como mis brazos colgaban de los frontones, los cuales estaban uno tras otro, replicando los picos de las montañas glaciales asomándose en el fondo. Nieve, de pulgadas de profundidad, helaba el techo. Me quedé mirando la cabaña con avidez. La sombra de un hombre cruzó el amplio panel de ventanas. Él miró distraídamente hacia el patio, poniendo una taza en sus labios.
Siwon.
Me oí decir su nombre, un congelado sonido estrangulado. Y entonces estaba tropezando hacia la cabaña. Resbalándome y tambaleándome por la nieve, nunca quitando los ojos de la puerta. Estaba aterrorizada de que si apartaba la mirada por incluso un momento, Idlewilde y Siwon se desvanecerían en la creciente oscuridad.
Aporreé la puerta, mis manos congeladas sintiéndose como si pudieran hacerse añicos. Haciendo una mueca de dolor y llorando, rasqué ineficazmente la gruesa puerta de madera. Llevé mis botas contra ella, sollozando el nombre de Siwon. La puerta se abrió y Siwon se me quedó viendo. Durante un largo momento, no hubo ningún tipo de reconocimiento en su rostro, sólo confusión. De repente, sus ojos se abrieron en estado de conmoción.
—¡Tiff! —Tiró de mí dentro de la cabaña, sin perder tiempo quitándome la mochila y despojándome de mi abrigo y guantes mojados. Estaba demasiado agotada para hablar. La siguiente cosa que supe, fue que me había llevado a la sala de estar y me estiró en el sofá junto a la chimenea. Fui débilmente consciente de él buscando en mis bolsillos, posiblemente buscando alguna pista de dónde había estado. Al no encontrar nada, me quitó las botas y masajeó mis pies. Me envolvió en mantas calientes y secas, y puso un ajustado gorro sobre mi cabeza. Luego vino una larga letanía de preguntas que se revolvieron en mi congelado cerebro. ¿Puedes escucharme? ¿Cuántos dedos ves? ¿Cuánto tiempo estuviste fuera? ¿Estás sola? Incliné mi cabeza hacia un lado, mirando sus ojos verdes, tranquilizada por su competencia. Quería subir a sus brazos y llorar mientras me sostenía, pero no sabía cómo hacer que mi cuerpo se moviera. Una lágrima se resbaló por mi mejilla, y esperaba que Siwon entendiera las palabras que estaba demasiado cansada para decir.
Que estábamos juntos.
Que todo iba a estar bien.
Que él cuidaría de mí.
Siwon golpeteó mis mejillas.
—No te puedes quedar dormida. Asentí obedientemente, pero el sueño se arrastró hacia mí. Él no lo entendía. Había usado toda mi energía para llegar aquí. No me quedaba ninguna. Tenía que dormir. Había estado afuera, caminando y congelándome, mientras él estaba aquí en la cabaña. ¿Por qué no había ido a buscarme? Mientras me desvanecía dentro y fuera de la conciencia, Siwon salió de la habitación varias veces, siempre regresando rápidamente para empujarme y pincharme. Débilmente lo noté metiendo un termómetro debajo de mi lengua. En el siguiente viaje, puso botellas calientes de agua cerca de mis axilas y metió lo que se sentía como una almohadilla térmica alrededor de mi regazo. Me ordenó que bebiera una taza de té de hierbas e incluso me ofreció algún dulce, pero negué con la cabeza. Ellos podían esperar. Deseé que me dejara sola el tiempo suficiente para dejarme dormir profundamente. —…quédate conmigo, Tiff. No puedo, pensé, pero las palabras se disolvieron dentro de mí. Él me agarró la cabeza, obligándome a mirarlo directamente a los ojos. —No te duermas. No… me dejes solo. Concéntrate… en mí. —Sus palabras sonaban amortiguadas, como si viajaran a lo largo de un túnel antes de llegar a mí. Oh, Siwon. Suspiré, tratando de retorcerme fuera de su agarre. Golpeó mis mejillas de nuevo. Con una profunda punzada de molestia, deseé que dejara de molestarme. Si hubiera tenido la fuerza, lo habría empujado lejos.
—Vamos —arrastré las palabras con irritación, golpeando débilmente sus manos.
—Sigue… luchando. Quédate… conmigo. Caliéntate. Agarró mis hombros, sacudiéndome sin cesar, hasta que la poca paciencia que me quedaba se acabó y arremetí con ira.
—¡Detente, Siwon, déjame en paz! —Después de que las palabras explotaron fuera de mí, me hundí en el sofá, sin aliento y agotada. Pero completamente despierta. Inclinado sobre mí, Siwon se relajó. Sonrió, acariciando mi mejilla cuidadosamente.
—Eso me gusta más. Enfádate tanto como quieras, si eso es lo que necesitas para mantenerte consciente. No te dejaré dormir hasta que la temperatura llegue a trein
Comments