El regreso a Nueva York llegó más rápido de lo que Dara había esperado. Miércoles fue un fragmento de lo que podría ser la vida: despertar juntas, ducharse juntas, desayunar juntas, pasear por la playa, hacer el amor en cada oportunidad. Dara quería esa vida. Por lo menos, quería más días de ininterrumpido tiempo con Chaerin. Pero el jueves eso se dio la vuelta y se produjeron reuniones a las que Chaerin tuvo que ir, llamadas telefónicas que tenía que responder y el día se deslizó rápidamente hasta que iban en un avión, de regreso hacia el este.

Mucho había sucedido en cuatro días, y Dara seguía procesando los eventos de la semana. Chaerin le había salido a su familia, que sólo hizo a Dara pensar en hacer lo mismo con la suya. El pensamiento le llenó de temor. Era imposible ser valiente cuando ya sabía el resultado. Se sentía como una bomba de reloj. Tic-tac, tic-tac. Boom! Estaría su familia, perdida en un torbellino de lágrimas y rabia citando la Biblia. Podía vivir en una mentira y mantenerlos contentos, o podía decir la verdad y perder su amor. Había una respuesta correcta. Todo se reducía a elegir la opción con la que podía vivir.

Les diría. Algún día. Con el tiempo. Tal vez. Les escribiría una carta. Los llamaría por teléfono. Se les aparecería en persona. No importaba. Ella ya podía ver el rostro de su madre, enferma de vergüenza, de dolor y decepción.

Se apartó de la ventanilla del avión y miró a Chaerin. Chaerin levantó la vista del libro y algo en sus ojos atravesó el alma de Dara. Se sentía indigna, sentada junto a Chaerin. Se sentía avergonzada de su propia cobardía. Chaerin creció soportando el peso de la muerte de su madre, la culpabilidad de su padre y la debilitada salud de su abuela, todo el tiempo frente a la presión de una carrera en el centro de atención. Ahora tenía el temor de perder su carrera y todo para lo que había trabajado. Y todavía le había salido a su familia.

-¿Cómo lo haces?- Preguntó ella.

Chaerin cerró el libro.

-¿Hacer qué?

-¿Cómo eres tan valiente?

-¿Valiente? ¿Yo?- Comenzó a reír, pero Chaerin vio que Dara estaba seria.- No soy valiente, sólo soy impulsiva. Al igual que tú al tirar vino en la cara de Janet.

-Espera, ¿tiró vino en la cara de alguien?- Bom había aparecido de pronto al oír eso. Ella se dejó caer en el asiento al otro lado de Dara.

-¿Quién tiró vino en la cara de alguien?- Minzy preguntó, tomando el asiento al lado de Bom.

-Dara.

-¿En la cara de quién?

-¿Quién es Janet?- Preguntó Bom.

-¿Dara tiró vino en la cara de Janet?- Youngbae se acercó.

-¿Alguien puede decirme quién es Janet?

-La madrastra de Chaerin.- Respondió Minzy.

-Maldita sea. ¿En serio?

-¿Por qué no estuve ahí para verlo?- Youngbae preguntó.- Ya está. Oficialmente, eres mi héroe.

-Espera, cuéntenos todo.- Dijo Minzy.

-¿Qué está pasando aquí?- Les preguntó Heechul

-Dara tiró vino en la cara de la madrastra de CL.- Dijo Bom

-¿En serio?

-Van a contarnos la historia.

Todos miraban expectantes a Dara.

Sorprendida por la súbita atención, Dara miró a Chaerin para que la ayudara, pero su novia estaba demasiado ocupada mirando divertida para ser de mucha ayuda. Dara se aclaró la garganta. No quería entrar en detalles completos de lo que Janet había dicho. La idea le enfurecía y le daban ganas de viajar en el tiempo y darle puñetazos en la cara.

-Uhm, bueno, nos encontramos con el papá y la madrastra de Chaerin en el restaurante…

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Todos los días, Chaerin había estado temiendo su separación con Dara. Se había acostumbrado a estar cerca de ella todo el día. Se había acostumbrado a dormir con Dara en sus brazos y despertar a su lado. La idea de volver a su apartamento vacío le provocaban ganas de llorar.

Dejaron a Heechul primero. A continuación, a Youngbae y Minzy. Bom las entretenía con las historias de sus aventuras salvajes con Minzy en Los Ángeles, que Chaerin hubiese disfrutado más si no hubiera estado sintiéndose cada vez más deprimida por la idea de decir adiós.

No pasó mucho tiempo antes de que se dirigieran hasta el apartamento de Dara y Bom, que saltó primero para dar algo de privacidad.

Había un montón de cosas en la punta de la lengua de Chaerin. Un montón de cosas que pudo haber dicho si hubiera sabido exactamente cómo expresarlas.

-Esto es una estupidez.- Dijo Dara.

-¿Qué?

-Estar aquí sentadas tratando de encontrar la manera de dar las buenas noches.- Dara la miró.- ¿Te gustaría dormir aquí? Quiero decir, ya tienes tu equipaje contigo. Y el viaje al estudio es más corto desde aquí.

Chaerin había estado a punto de pedirle a Dara que volviera a su apartamento con ella. La alternativa no se le había ocurrido.

-¿En serio?

-Bueno, mi apartamento es una pesadilla…

-No me importa tu casa.- No le gustó la forma en que eso sonó, así que lo intentó de nuevo.- Quiero decir, no importa cuán grande o pequeño o estrecho sea. Sería feliz contigo en cualquier lugar.

-¿Eso es un….?

-Sí.- Dijo Chaerin, y sonrió, sintiendo al alivio circular por ella.

-Entonces vamos.

Para Chaerin, el apartamento de Dara era fascinante. Era pequeño y nada en él era nuevo o brillante. Los muebles estaban encontrados. Las paredes estaban cubiertas de obras de arte, algunas enmarcadas y otras grabadas o con clavos y tachuelas. Había grietas en el techo. Una ventana estaba rota. Pero ahí de pie, Chaerin se sentía como si la hubieran metido en un lugar especial. A diferencia de los lugares en lo que había crecido, ahí se sentía invitada, era acogedor. Estaba lleno de algo intangible, pero le gustaba.

Chaerin se preguntó si esa vida podría haber sido la suya si hubiera sido una actriz pobre que tratara de triunfar en el mundo. Nunca había tenido esa experiencia: ir por la vida eligiendo sobre la base de lo que podía y no podía permitirse. Ella no sabía lo que era vivir tratando de subir hacia arriba en vez de no caer.

-Debe parecer deprimente.- Dijo Bom, apoyada en la puerta de su habitación.

Chaerin se preguntó cuánto tiempo había estado de pie. Dara había ido a la ducha y el sonido del agua se hizo eco en voz alta en el pequeño espacio. Le recordaba a Chaerin estar de pie cerca de una cascada.

-¿Qué debería parecérmelo?

-El apartamento.

-Estaba pensando todo lo contrario, en realidad.- Respondió Chaerin.- Estaba pensando que es muy hogareño.

Bom se echó a reír.

-Sí, hogareño. Código para los oprimidos.- Ella se acercó y se apoyó contra el respaldo del sofá.- La vida es rara, ¿verdad?

-Lo es.- Chaerin no estaba dispuesta a estar en desacuerdo, porque quería saber qué pensaba Bom sobre el tema.

-Hace unos meses, Dara estaba vagando por ahí como un zombie emocional, y yo estaba trabajando hasta mi trasero en una tienda de café que apenas cubría el alquiler. Ahora Dara está flotando en el aire, y yo estoy en una película. Contigo.

Chaerin sonrió. Hace unos meses estaba caminando como un zombie emocional también, pero no lo dijo. Todo eso se sentía como hace toda una vida.

-Por cierto, ¿tuviste algo que ver con eso?

-¿Con qué?

-Con que consiguiera un papel en la película.

-Ah.- Dijo ella, y sabía que estaba haciendo tiempo. La respuesta estaba en algún lugar en medio de sí y no, pero no sabía cómo explicarlo.- Realmente no tuve ni voz ni voto en la elección final del casting. Fuiste admitida porque eres muy buena. Pero sí te recomendé para el papel.- Recordando lo que suponía la parte, agregó:- Quiero decir, le pregunté a Jessica si había una parte para ti. Yo no… ya sabes… no quise decir que te he solicitado específicamente para ese papel.

-Ow, acabo de hacer sonrojar a CL. Este momento va directo a mi diario.- Bom sonrió.- De