5.
El amor es tan complicado-Odio a Shakespeare.
-Eso salió de la nada.- Respondió Bom cuando el viejo ascensor se detuvo en el piso 12.
Cuando salieron al deteriorado pasillo que conducía al apartamento de la madre de Dara, dejó salir un gruñido frustrado.
-Lo siento, es ese maldito informe. Estuve despierta toda la noche y todavía no termino. Soy un asco escribiendo.
-Mira el lado bueno. Hoy vendí dos de tus fotografías y un boceto.
Dara se iluminó con la noticia.
-¿Sí?- Llamó a la puerta marcada con el número 122C.- ¿Cuándo pensabas decirme eso?
Bom se encogió de hombros.
-Iba a esperar hasta la próxima vez que te enfadaras conmigo… pero pensé que este era un buen momento.
Antes de que Dara hubiese tenido la oportunidad de responder, la puerta se abrió y Choi Siwon retuvo a su hermanastra en sus brazos y la abrazó fuertemente. Besó su mejilla unas cuantas veces antes de permitirle irse.
-¡Llegó la enana!- Anunció.
Recibió una palmada en el brazo.
-Oh, no debería hablar, señor Feo.- Dara contrarrestó en broma.
Siwon no era nada feo, y ella estaba segura de que él lo sabía. Habían pasado unos meses desde que lo había visto por última vez y cuando el chico se volvió para abrazar a Bom, Dara tuvo la oportunidad de observar lo bien que se veía. Su pelo oscuro era ligeramente más largo de lo que recordaba. Se veía más alto y fornido.
-¿Has estado haciendo ejercicio?
Siwon le guiñó un ojo.
-Se incorporó de un salto.
Flexionó el brazo como prueba.
Dara miró rápidamente a Bom que estaba abanicándose. Se echaron a reír.
Kyung Park salió a mirarlos un segundo después. Se secó las manos sobre su falda mientras caminaba hacia ellos.
-Mi niña.- Saludó a Dara con un beso en la mejilla y, a continuación, se dirigió a saludar a Bom. Al saludarlas, dijo.- Jeong y Sanghyun fueron a la tienda por algunos comestibles. Volverán enseguida.- Se dirigieron a la sala de estar.- Ven, siéntate. Les traeré algo de beber.
Dara se sentó como le dijeron y pasó su vista por el apartamento. Era pequeño según todos los cánones. En la sala apenas entraba el sofá en el que estaba sentada. Pero era su hogar. Pinturas y fotos enmarcadas de Filipinas decoraban las paredes, junto con los adornos del pueblo natal de Jeong. Dara nunca había estado en ese lugar, pero Jeong y Siwon hablaban de él todo el tiempo. Jeong y la madre de Dara se habían mudado a Nueva York al tiempo de casarse.
-Entonces, ¿cómo está el mundo del arte en estos días?
Dara miró a Siwon con sus curiosos ojos marrones y se encogió de hombros. No quería decir que había llegado al final de un camino creativo.
-Bien.
Trató de convencerse a sí misma que no era una mentira. Era casi demasiado fácil olvidar que no había hecho nada en semanas.
-He vendido algunas de sus cosas mientras se encontraba en clase.- Se jactaba con orgullo Bom.- Y mucha gente se detuvo a contemplar su arte.
-No hay dinero en el arte.- Anunció Kyung, que regresaba de la cocina con una bandeja de jugo de naranja.- Pero nadie escucha a su madre.
Dara sonrió, aceptando una copa.
-Yo te escucho, mamá.
-¿Tú me escuchas?- Su madre entrecerró los ojos. Colocó la bandeja y se sentó en el sofá junto a Siwon. -¿Cuántas veces te he dicho que te pongas algo agradable? No sé cómo Jiyong sale contigo si te ves así todo el tiempo.
Dara miró hacia abajo en sus pantalones vaqueros manchados de pintura y holgada sudadera.
-¿Qué tiene de malo?
Kyung contestó con una mirada que le hacía entender la pregunta y, evidentemente, no necesitaba respuesta.
-Estoy contenta de que tengas a Jiyong para que cuide de ti, es todo lo que puedo decir. El Señor sabe que ese niño va por buen camino.
Siwon se aclaró la garganta.
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