-¿Sabes una cosa?- La pregunta llegó en una respiración apresurada, y Dara se volvió algo vagamente consciente del frío contra su oído, en su mano.

Su teléfono. Estaba en el teléfono. No podía recordar escucharlo sonar o alcanzarlo para responder. Su mente empezó a nadar.

Dormir. Ella quería más horas de sueño.

-¿Dara?

-¿Mmmhhh?- Dijo, a través de las imágenes en su mente. Formas aleatorias: una casa, una televisión, una pala púrpura.

-Te dejé como cinco mensajes anoche. ¿Dónde estabas?

Ayer por la noche. Había algo acerca de anoche. Pero ahora la pala bailaba salsa con una pelota, y eso era terriblemente intrigante.

-¡Dara!

Dara se obligó a abrir los ojos, lentamente, y trató de centrarse en algo, en nada, pero la habitación parecía extraña, cambiada de alguna manera. Cerró sus ojos de nuevo y se sintió mejor.

-Tengo tanto sueño.- Murmuró ella, queriendo simplemente colgar, y sucumbir ante la calidez de las sábanas y la suavidad de la almohada.- Háblame más tarde.

-No más tarde. Ahora. Finge que estás despierta durante medio segundo y escúchame: ¡tengo una entrevista con CL!

CL.

Todo volvió de repente: la pintura en las paredes, champán frío, terrible poesía. Y besos. Muchos besos. Los ojos de Dara estaban abiertos ahora. Estaba el cartel mirándola por encima de su cama, el que le dio Jiyong. Lo sentía como un millón de años atrás. Jiyong. Se sentía como una parte de la vida de alguien más, parte de una historia que otra persona le contó. Algo había cambiado. Ella había cambiado.

Chaerin la había besado.

-¿Dara? ¿Me oíste?

-¡Eso es increíble!- Exclamó ella, sonriente, sintiéndose abrumadoramente feliz; por Heechul, claro, pero por ella en su mayoría. Chaerin la había besado.

¡Chaerin la había besado!

-Es necesario que me ayudes a averiguar qué puedo ponerme para la entrevista. ¿Podemos vernos para el almuerzo?

Dara sacó lejos de su mente los recuerdos de la tentadora boca de Chaerin sobre suya, y trató de concentrarse.

-No puedo, lo siento. Tengo clases y realmente necesito ver a uno de mis profesores para resolver un gran malentendido.- Y a Chaerin. Desesperadamente necesito ver a Chaerin.- ¿Por qué no llevas a Siwon?

-Por favor, lo amo, pero él tiene cero gusto en ropa. Prácticamente lo he vestido en la mañana. No debería decirlo... pero es más divertido desnudarlo.

-Ew.

-Oh, lo que sea. Trataré con él. ¿Cómo está tu cosa?

-¿Mi cosa?

-Tu aventura.

-No es una aventura.

-¿Qué es entonces?

-Es...- Dara hizo una pausa, al no encontrar un nombre real para ello. Se habían besado. Habían admitido que tenían sentimientos la una por la otra. Pero no ha habido promesas hechas. No hay normas establecidas. No hay pistas para lo que vendrá después.- No lo sé. No sé lo que es. Nos besamos.- Y su corazón se paró ante las palabras. En la forma real y sólida con la que sonaba en el mundo real.

-Wow.- Dijo Heechul, ahora sonaba interesado.- ¿Cómo fue?

-Increíble.- Abrumador. Aterrador. Confuso. Pero sobre todo sorprendente.

-Awwww. Qué lindo. ¿Significa que puedo decirle a Siwon?

-¡No!- Ella sintió pánico al pensarlo.- Todavía no.

-Oye, relájate. Solo porque salí del vientre de mi madre ondeando una bandera del orgullo gay mientras sostenía una foto de George Clooney no quiere decir que voy a arrastrarte fuera del armario antes de estar lista.

-Imaginarme eso fue realmente extraño, pero gracias.- Ella bostezó, y sintió nuevamente la pesadez de sus ojos.

-Bueno, voy a dejarte. Todavía tengo una hora y media para seguir saltando y gritando. Te textearé algunas imágenes de posibles atuendos, ¿de acuerdo? Hasta más tarde.

Dara puso el teléfono en la mesita de luz y se fijó en la impresión en el techo. Ella siempre había pensado en ello como una promesa. Su promesa de que un día irían a París, pasearían por el Museo del Louvre juntos, de la mano. Había sido un bonito pensamiento en el momento, la persistencia de una fantasía, una especie de esperanza. Pero no había nada de eso ahora, sólo tinta sobre papel que se perdía en los bordes que coincidían con el desvanecimiento de los recuerdos.

Sintió una especie de alivio que se iba con él. Una sensación de ser que tenía en parte que ver con el hecho de que Chaerin le había devuelto el beso. Cualquiera que sea lo próximo que vendría, bueno o malo, feliz o doloroso, por lo menos sería por ella. Sería su decisión. Su vida.

Se puso en pie, luchando por el equilibrio en el colchón elástico, y tomó el cartel abajo.

~~~~ **** ~~~~

¿Fue un sueño?

Chaerin despertó con la pregunta en su mente, o el sentimiento de querer preguntar eso, o la pregunta en sí misma. Repitió la noche anterior en su mente, cada palabra, cada toque, cada beso. hasta que ya no había ninguna duda.

Definitivamente no fue un sueño.

Definitivamente no fue un sueño, y sin embargo, no se sentía real. No parecía muy real. Había, en el borde de todo, una persistente certeza de que lo que sentía se mantenía solo de su lado.

Era más fácil -doloroso, pero más fácil- creer que Dara simplemente había perdido la cabeza, que la combinación de vapores de la pintura, el champán y la mala poesía habían provocado una reacción química que resultó en la locura temporal. Dara se despertaría con una especie de resaca y no recordaría una sola cosa.

Mucho menos doloroso, pero mucho más aterrador era la idea de que Dara haya dicho en realidad lo que había dicho. Eso significaba que... ¿qué significaba exactamente?

Por lo menos el rechazo tenía una trayectoria clara. El desengaño era más sólido, más concreto. Podía abastecerse de helados, escuchar música triste, enojarse. Habría de superar con el tiempo y volver a un buen tipo de miseria; el tipo habitual, el tipo familiar.

Este lugar donde se encontraba en la actualidad, este espacio turbio entre la esperanza y la gran sensación de pánico era algo totalmente nuevo. Dara la había besado. Más que eso, ella había hecho que Chaerin se confesara. No había vuelta atrás. Dara podría ocultarlo fácilmente; podría echarle la culpa a la curiosidad o la experimentación, y Chaerin le sonreiría, le guiñaría un ojo y diría: "Está bien. Lo entiendo." Pero Chaerin no podía ocultarse detrás de una excusa, no quería, incluso si podía.

Se arrastró en la cama, y se enrolló con las sábanas. El dormitorio estaba vestido con los colores naranja-amarillo de la mañana, un recordatorio más de que el día estaba ante ella, junto con sus preguntas e incertidumbres.

Chaerin no quería pensar en la última noche, porque la verdad es que a pesar de todos sus temores y dudas, no cambiaría su tiempo con Dara por nada. Ella nunca sintió algo tan poderoso, tan real, tan desgarradoramente perfecto. Quería volver con ella más tarde, cuando supiera cómo se sentía sobre ello, cuando esté segura de que era seguro andar sobre las huellas de la memoria.

Y entonces, ahí estaba, el tono de llamada de Dara, cortando sin problemas el silencio. Chaerin se congeló ante el sonido. Ella no estaba lista. No estaba dispuesta a escuchar a Dara decir que había cambiado de parecer, que había sido un gran malentendido. No estaba dispuesta fingir que estaba bien, a fingir alegría y decir que podían ser amigas.

Pero el sonido persistía y no podía ignorarlo. Ella no podía ignorar a Dara, y ese era realmente el problema.

-¿Hola?- Su voz salió sonando como alguien más, alguna débil e incierta versión de sí misma.

-Hey, ¿te desperté?

Dara sonaba muy parecida a como siempre lo hacía, y Chaerin no sabía qué hacer con ello. ¿Era bueno? ¿Era malo?

-No. Solo estaba...- Miró a su alrededor, en busca de una mentira. No pudo encontrar una.-... Pensando.

-Oh.- Hubo una breve pausa después de eso, y Chaerin contuvo la respiración.- ¿Cualquier cosa en particular?

Chaerin odiaba esa tensión incómoda entre ellas, así que dijo:

-Delfines.

-Delfines.- Repitió Dara, arrastrando la palabra.- ¿Y a menudo te encuentras pensando en mamíferos marinos a esta hora de la mañana?

-A veces. Ellos son, después de todo, las segundas criaturas más inteligentes de la Tierra. Después de los ratones, por supuesto.

-Por supuesto.

Chaerin podía oír la sonrisa de Dara, y deseó poder verla.

-No estaba pensando en delfines.

-¿Qué estabas pensando realmente? ¿Ballenas? ¿Manatíes?

-Sirenos.

Dara reía, y Chaerin se preguntó si esa era la calma que precede a la tormenta.

-Estás dando muchas vueltas.- Dijo Dara después de unos segundos.

-Me estás dejando.

-Muy bien. Así que...

Chaerin recogió un pedazo de pelusa que la cubría. Su corazón estaba en una carrera. Aquí venían, a su juicio, las diculpas y la marcha atrás.

-¿Sí?

-Ayer por la noche...

... Fue un error, Chaerin adivinó.

... Nunca debió haber ocurrido.

-... Fue... no puedo pensar en un buen adjetivo. ¿Maravilloso? ¿Eso es poco convinvente?

¿Maravilloso?

Chaerin se pasó el teléfono al otro oído.

-¿Maravilloso?

-¿Poco convincente? Lo sabía. Lo siento.

-Espera. ¿Quisiste decir... que piensas que fue maravilloso?

-Bueno, sí.- Dara ahora sonaba incierta.- ¿Estás diciendo que no?

Chaerin podía percibir un rastro de preocupación en la voz de Dara y se apresuró en responder.

-¡No! Quiero decir, sí. Fue maravilloso. Simplemente pensé... pensé que tal vez...- Se sentía estúpida ahora.- Pensé que habías cambiado de opinión.

-¿Acerca de...?

-Acerca de...- Chaerin no tenía ni idea. No habían establecido nada. Apenas habían hablado.- No estoy segura. Creo que sobre lo que dijiste.

-¿Acerca de estar tan encendida o que no podía pensar en nada más que en ser tuya?

El estómago de Chaerin daba vueltas ante la palabra "tuya". Tragó saliva.

-Ambas cosas.- Ella deseaba desesperadamente no tener esta conversación por teléfono.

Dara no dijo nada de inmediato y Chaerin se preocupó de haber arruinado las cosas.

-¿Puedo verte hoy?

-¡Sí! Bueno...- Chaerin realizó una visión general de su calendario.- Tengo que estar en el set. Estamos filmando y, no estoy segura de por qué, pero parece que los directores prefieren cuando hay un actor delante de la cámara.

-¿En serio? Qué extraño. ¿Qué hay después?

-Podría ser muy tarde...

-No me importa.

-Entonces voy a llamar cuando sepa a qué hora salgo.

-Muy bien... ¿Chaerin?

-¿Sí?

-Quise decir lo que dije anoche. Todo sigue igual.

Chaerin sonrió, sintiendo por primera vez en todo el día como si en realidad pudiera respirar.

-Yo también.

~~~~ **** ~~~~

Dara miraba su reflejo en el espejo del baño tratando de determinar exactamente lo que vio Chaerin en ella. Estaba bien de aspecto, objetivamente hablando. Bastante, incluso. Dependiendo del tipo de luz.

Movió su cabeza de lado a lado, tratando de obtener la perspectiva de un extraño. Había sentido siempre que su oreja izquierda era más grande que la derecha a diferencia de Chaerin, cuyos lóbulos eran perfectos. Toda Chaerin era perfecta. A la luz del día, con el pensamiento claro y racional, sabía que no tenía sentido.

Y, sin embargo, Chaerin la había besado. Chaerin le dijo que se sentía de la misma manera. Chaerin había ido tan lejos como para preocuparse de que Dara pudo haber cambiado de opinión. Lo que era ridículo; más que ridículo. Era... bueno, todo lo más ridículo que ridículo.

Así, ella estaba ahí, encerrada en su cuarto de baño, contemplando lóbulos desequilibrados y escondiéndose de su mejor amiga.

Dara había decidido -en algún momento entre la noche y ahora- que tendría que decirle a Bom. Tendría que decirle, por lo menos, tanto como le había dicho a Heechul. Porque no había vuelta atras, y Bom merecía saberlo.

Sin embargo, ella se escondía. Estaba empezando a entender por qué Siwon había tardado tanto en salirse con ella. Había algo acerca de paralizar todo. Bom iba a estar bien con ella, por supuesto. Dara sabía que así sería. Pero persistía alrededor de las esquinas de su certeza, el temor de que las cosas cambiaría, que Bom la vería diferente.

-¿Quieres un café?- Bom preguntó desde el otro lado de la puerta.- Acabo de hacer una jarra nueva.

-Ah, claro. Gracias.- Ella realmente no quería café. Su estómago le dolía ante el mero pensamiento. Tal vez podría enviar un correo a Bom.- Oh, seguro. Con lo bien que te fue la última vez.- Murmuró ella y golpeó su frente suavemente en el espejo. Cerró los ojos y respiró hondo.

Haría esto. Lo haría abrupta, rápida e indoloramente.

Recogió los pedazos dispersos de su determinación y abrió la puerta. Bom se encontraba en la cocina, bebiendo café y mirando hacia abajo en un periódico. Dara brevemente se preguntó si existía una guía de cómo hacer este tipo de cosas. Tendría que haber algo en Google.

Al detectar su presencia, Bom dijo:

-Puse tu taza favorita sobre el mostrador.

-Me gustan las chicas.- Dara soltó, porque ella estaba muy segura que no tenía una forma para pasar a hablar de este tema en particular.

Bom volteó su cabeza lentamente, tan lentamente que por un momento Dara pensó que iba en cámara lenta.

-Estás bromeando.

-No.- Dara sintió una creciente sensación de pánico. Bom tenía que estar bien con ello. Tenía que estarlo.- Mira, sé que se trata de una sorpresa...

-¿Qué?¿Finalmente lo admitiste? Oh, sí. Voy a decírselo.

Dara abrió la boca y luego la cerró de nuevo. Decidió sentarse.

-¿Qué quieres decir con "finalmente"?

-Aposté a Siwon como cincuenta dólares, hace mil millones de años que te hacía gay. Y él dijo que no había ninguna maldita manera. Me imaginé que tú acabarías por tener como ochenta años en el momento en que te darías cuenta, ya que eres una maldita mojigata.- Bom le sonrió.- Él me debe cincuenta dólares.

Esta conversación Dara la había previsto de varias formas, pero de alguna manera este escenario había escapado de su mente.

-¿Había una apuesta? ¿Por qué? ¿Por qué creías que lo era?

-Vamos a ver. Bueno, estaba Terry.

-¿Terry? ¿La chica de al lado?

-¿Hay una chica de al lado?

-La nieta de la Sra. Platt's.

-Oh, esa. No. Estoy hablando de esa chica que Siwon fingía pretender. ¿No se llamaba Terry?

-Tiffany.- La corrigió Dara.

Bom sonrió.

-Incluso recue