Capítulo 20
El amor es tan complicado-¿No es como el décimo traje que te has probado?- Preguntó Bom desde la puerta. –No me malinterpretes, estoy totalmente de acuerdo con esta locura, pero no estoy como tú.
Dara contemplaba su reflejo en el espejo de cuerpo entero, frunciendo el ceño ante la imagen antes de darse la vuelta.
-Me estoy volviendo loca.- Hizo una pausa para examinar la pila de ropa sobre la cama. -¿A cuál de ustedes llevaré?
Bom frunció el ceño brevemente.
-¿Sabes que los trajes no pueden hablar, verdad?
Dara suspiró y se dirigió hacia el armario, quitándose el vestido que llevaba.
-No ayudas…
-Me gustaría tener una cámara para capturar este momento.
-Estoy muy contenta de que no la tengas. Conociéndote, probablemente lo subes a Youtube.- Dara se puso otro vestido y se volvió hacia el espejo. –Demasiado putilla. ¿Por qué todos mis vestidos son tan cortos?
-Hmm, esos son míos…
-Eso lo explica todo.
Bom sonrió.
-Hablas como una verdadera mejor amiga.- Se acercó a la cama y a la pila de ropa. Comenzó a clasificar a través del caos. Tomó una falda larga y se la lanzó a Dara. –Ahí está tu imagen de mojigata.- Lanzó una camisa con botones que Dara sabía que era un poco demasiado fuerte. –Ahí está tu imagen y pero no fuera de los límites.- Se acercó a la cómoda y escogió un par de aretes y un collar a juego. –Y aquí está tu imagen artística pero sofisticada.
Dara frunció el ceño con la vista en la ropa.
-¿Cómo hiciste eso?
-Magia. Puedes tomar prestadas mis botas nuevas. Irán a la perfección.
-Creí que las ibas a usar…
-Cambio de planes. Tengo una estrella o con convicciones religiosas y morales para seducir.
-Buena suerte con eso.
-Gracias. Me voy a la ducha… ¿Estás emocionada?
-¿Por la ducha? Pues sí, mi corazón palpita.
-Ha-ha.
Dara dejó escapar un suspiro.
-Mi estómago ha estado en nudos todo el día.
-Relájate. Va a ser genial. Tu obra va a estar volando por las paredes.
Dara se echó a reír.
-A 950 dólares cada una, no lo creo. Le dije al tipo de la galería que estaba loco de poner ese precio, pero dijo que era una cantidad normal para este tipo de evento.
-Debería haberlos puesto a un precio de 10.000.
-Claro, ¿por qué no un millón?
Bom sonrió.
-Apuesto a que alguien los compra.
-Apuesto a que alguien tendría que estar loco.- Dara sonrió. –Pero gracias por los comentarios halagadores. Ayudan.
-Es agradable saberlo.- Dijo Bom mientras se alejaba. –Pero sigo pensando que alguien los comprará.
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-No puedo ir.- Dijo Chaerin de repente, haciendo que tanto Minzy como Youngbae levantaran la vista de sus comidas. Había estado en el fondo de su mente desde hace días, pero no tan persistente y ahora lo sabía. No podía ir a la muestra de Dara. –No puedo ir esta noche.- Dijo de nuevo.
-Es perfectamente normal estar nerviosa.- Ofreció Minzy.
-Especialmente si estás loca por ella.
Chaerin levantó la vista bruscamente.
-No estoy loca por ella. Apenas la conozco. Simplemente no puedo estar ahí.
-¿Por qué?
Chaerin dejó el tenedor.
-Porque al segundo que dé un paso dentro de esa galería todo irá sobre mí. ¿Quién va a estar mirando obras de arte cuando CL está paseando por los pasillos? Sé que suena terriblemente presuntuoso de mi parte, pero es la verdad. Debe ser la noche de Dara.
-Creo que eso es lo que querías, conseguir algo de publicidad para Dara.
-Lo quería.- Dijo Chaerin, recogiendo el tenedor de nuevo. Miró alrededor del restaurante, tratando de ordenar sus pensamientos. –Me preocupa que no resulte de esa manera. No quiero que esta noche sea mía. No puedo hacerlo. No está bien.- Trató de ocultar su decepción. Ella hubiera querido estar ahí… todavía quería. Miró a Minzy. –Necesito un favor.
-Oh, oh…- Dijo Minzy.
-Corre.- Susurró Youngbae.
-Necesito que vayas por mí.
Su asistente suspiró.
-¿Y qué quieres que haga yo ahí?
-Sólo una pequeña cosa.
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Fragmentos de conversaciones inconexas flotaban en el aire como Dara se movía a través de la galería. Escuchaba sólo brevemente. Capturaba palabras y frases que, la mayoría de las veces, no tenía nada que ver con el arte. Sonrió cuando le sonreían, respondió cuando le hablaban y obedientemente tomó en cuenta el trabajo de otras personas.
De vez en cuando hacía una pausa para mirar a su alrededor, esperando encontrar una cara conocida entre tantos extraños. Ahogó un suspiro, sintiéndose sola y fuera de lugar en una noche a la que quería desesperadamente pertenecer. La mayoría de los artistas habían venido con su propio clan de admiradores.
En general, la noche no estaba resultando muy bien cómo Dara había imaginado. En los bordes de su excitación era una corriente subterránea de incomodidad que no había previsto. Tan asombroso como se sentía al ver su obre de arte en exhibición, no podía evitar la sensación de que se trataba de un mundo en el que ella nunca iba a sentirse como en casa.
-Hey, ¿eres Sandara Park?
El corazón de Dara se aceleró ante el sonido de la voz desconocida. Se dio la vuelta y miró a la chica que estaba parada ahí.
-¿Sí?
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