QUE JIMMY DIJO

Desayuno en Júpiter

Aunque intento acallar sus voces con la música de los Pistols, no puedo evitar oír a Jimmy ya Tayo hablar en el jardín. En realidad, a Tayo apenas puede oírsele. Es la voz de Jimmy la que se alza.

Si estiro el cuello puedo verlos, a Tayo sentado en el banco ya Jimmy en pie, hecho un ovillo de nervios y desesperación, dando vueltas en círculos y fumando un cigarrillo tras otro.

–¡Estás tocado del ala, eso es lo que pasa! –Grita–. ¿Qué se te ha perdido a ti en Sheffield?

La voz de Tayo es suave, calmada, como una brisa ante la tempestad de Jimmy.

–Más o menos lo que se te ha perdido a ti en Londres.

–¡A la mierda! A otro perro con ese hueso. Tú sabes que yo no tenía una sola oportunidad aquí. Mi madre le consiente a Brandon todas sus gilipolleces, pero como yo me pase un poco de la raya ... ¡Un día más en esa casa y me habrían echado a patadas! Ya ves que ni siquiera me han querido en Navidad.

–Tenías otra oportunidad. Podías haberte quedarse. Aquí.

No sé qué es lo que ocurre porque no quiero mirar, pero oigo un estruendo que me recuerda mucho al sonido de un contenedor que se desploma.

–¡Ni de coña! ¿Aquí? ¿Sin trabajo y con mi padre a la vuelta de la esquina?

–¿Y qué clase de trabajo tienes en Londres? Esa ciudad es cara de la hostia, ¿cómo puedes pagar un piso allí?

No se oye nada. Las palabras flotan y se desvanecen en las páginas de mi libro de texto cuando poso los ojos sobre él, de modo que trato de concentrarme en la pantalla de mi móvil. Los nombres de los artistas. Las carátulas de los discos. Buscando la canción más ruidosa.

–Eso no es cosa tuya –dice Jimmy finalmente–. Si que tú te vayas a Sheffield no es cosa mía, entonces lo que yo haga en Londres no es cosa tuya. Siempre fuimos iguales. Siempre juntos. Tú con lo tuyo y yo con lo mío. Y mira, Tayo, yo no soy muy listo, pero aquí el que se está separando eres tú. Nos estás dando a todos de lado.

Al alzar la cabeza veo a Jimmy, que entra de nuevo en casa, ya Tayo, que intenta detenerlo agarrándolo de la muñeca.

–Vamos, tío, sabes que no puedo seguirte.

–Yo tampoco puedo seguirte a ti.

Y lo veo desaparecer tras el umbral de la puerta.

No puedo seguir aquí. No puedo seguir aquí.

Me levanto, tratando de poner mis cosas en orden, cuando lo veo. Está ahí, en mi libro de texto, justo debajo del título del capítulo quince.

John Michael Wiliams

John Michael Wiliams

John Michael Wiliams es mi nombre Tiro la caja de modafinilo a la papelera.

Tengo que dormir.

Tengo que hablar con Ofelia enseguida.

Reconozco a Leo young al instante debido a las prótesis de su brazo izquierdo y de sus piernas.

Está sentado en el bordillo frente a la sinagoga, jugando a la peonza con un par de niños.

–¡Oh, no, mi garfio! –Exclama mientras se quita la prótesis del brazo–. ¿Qué voy a hacer sin mi garfio?

Veamos, ¿quién de vosotros es lo suficientemente pirata para derrotar a Peter Pan por mí?

Pienso en acercarme a él y preguntarle por su hermana cuando las puertas del templo se abren y sale tiffany, con las mejillas encendidas y la frente perlada de sudor.

Corre. Corre y no nos dirige una mirada ni a Leo ni a mí.

Leo se pone en pie y la llama, pero ella no contesta.

–Y por eso mi padre dice que nunca encontrará marido. –Suspira y se sienta, con gran dificultad, de nuevo entre los niños.

tiffany

 

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Comments

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LlamaAmerica #1
Chapter 52: D: asi termina????
Shizuma #2
Chapter 25: Me encanta esta historia, por favor continúa!
Saludosss