EL VALLE DE ACERO Y HORMIGÓN

Desayuno en Júpiter

Lo han convertido en un aeropuerto cualquiera. Extremadamente diminuto, solo vuelos nacionales, un mero símbolo que recuerda a los isleños que no solo se puede acceder a tierra mediante el mar.

Parte del Valley sigue siendo propiedad de la RAF, desde luego, y todavía se pueden encontrar algunas instalaciones cuyo acceso está vetado a los civiles. Pero es solo un aeropuerto cualquiera. Moderno, un auténtico valle de acero y hormigón que muy poco tiene que ver con la estación construida en plena guerra.

–Ese va a Londres –asegura Harlon, señalando el avión que acaba de despegar.

Estamos sentados en el muro del aparcamiento, él y yo, viendo los aviones pasar. Aunque he seguido las indicaciones que me dio ayer taeyeon, hemos tardado más de lo previsto, lo que el cielo está empezando a cambiar ya oscurecerse.

–No, un Swansea.

–A Londres. Lo sé por la dirección que ha tomado.

–Todos van en la misma dirección –le recuerdo–. Si no, acabarían en Groenlandia.

–O en Irlanda. Nunca he estado allí. ¿Alguna vez ha ...?

Se interrumpe porque algo acaba de captar repentinamente su atención. Por el aparcamiento, justo debajo de nuestros pies, pasa un grupo de viajeros. Personas. Personas que podrían o no podrían verlo.

No me da tiempo a detenerlo, claro. Harlon salta del muro a la rampa y baja corriendo en su dirección, probablemente ensayando una buena excusa en su cabeza, porque hoy podría ser el día. Podría haber alguien más como yo, y él debería estar preparado para tener algo relevante que decir.

–¡Eh, espera! –Digo, corriendo detrás de él–. ¡Harlon Brae, tontorrón, no puedes ir a hacer amigos sin mí y ...!

Algo cae del bolsillo izquierdo de mi bolso y me hace detenerme. Es un papel, y está repleto de la caligrafía redonda y esmerada de Amoke. Ha debido de guardarlo ahí cuando estábamos en el tranvía.

Para mí, siempre, ver es leer, de modo que cuando lo desdoblo no puedo evitar volver a sentarme en el muro y comenzar la lectura.

El cielo pasa de naranja a dorado, y de dorado a rosa, y de rosa a malva ya añil. El papel (blanco, sin un solo tachón) se oscurece hasta que tengo que apretar mucho los ojos para seguir leyendo, pero no me detengo. Veo a Harlon en mi mirada periférica, alicaído y jugueteando con las piedrecillas del suelo, y sigo leyendo.

Cuando termino me siento extraña, como si acabasen de desvelarme algo muy preciado y frágil. Y es un privilegio que taeyeon me haya considerado lo suficientemente importante para confesarme por qué Darwin y para contarme que estamos hechos de estrellas.

–Harlon, ¿no tendrás por casualidad un poco de papel por ahí, verdad?

Harlon rebusca en su bolsillo derecho y de él saca algo que se parece mucho a una de las etiquetas de los frascos de mermelada de mi padre. Puesto que el anverso está completamente en blanco, cojo mi bolígrafo del bolso y empiezo a escribir una respuesta mientras Harlon lee mis palabras por encima de mi hombro y hace ruiditos de desagrado o aprobación.

¿Ves como tenía razón? Lo supe desde un principio. ¿Por qué las personas como tú guardáis con tanto celo todas vuestras palabras?

Yo en realidad no tengo demasiado que decir, pero hablo mucho igualmente. A lo mejor es para ver si, de pura chiripa, en algún momento digo algo realmente importante o relevante o qué se yo.

En mi familia, mi hermano y yo hablamos, y mamá y papá escuchan. Mi hermano habla y parece que ejércitos enteros vayan a cong regarse a escucharlo. Tiene una de esas voces. Y cuando habla, además, puedes notar cómo el ambiente de la habitación cambia y cómo todos los que lo escuchan sonríen con más facilidad. «Más, más», parecen decir. «Cuéntanos más.» Yo solo hablo. In English o en ing lés o en galego o en hebreo. A veces un poco de galés, incluso, y unas pinceladas de francés cuando me siento lo suficientemente pretenciosa. Puedo hablar muchos idiomas, pero nunca digo demasiado en ninguno de elos.

Muchas g racias por contarme lo de las estrelas. No me importa demasiado el olvido, pero es ag radable saber que tenemos tanto en común con algo tan mag nífico como las estrelas (¡aunque solo seamos drop outs charlatanes sin un propósito en la vida!).

pd: Harlon y yo hemos ido al Valey (de hecho, podría estar o no estar escribiendo esta carta en el aparcamiento ahora mismo). Lo han transformado en un aeropuerto corriente y moliente, ¡horror! Pero hemos visto pasar los aviones, y ahora que ha anochecido y esto está desierto, parece uno de los decorados de Expediente X.

ppd: ¿Te gusta Expediente X? ¡Espero que sí! Quiero saber todas las cosas que te gustan, porque a fin de cuentas vamos a compartir muchos viajes en tranvía, ¿no? Podemos hacerlo por carta, si quieres. ¡Será una buena excusa para mejorar mi calig rafía!

Bisous,

tiffany joven

taeyeon

 

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Comments

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LlamaAmerica #1
Chapter 52: D: asi termina????
Shizuma #2
Chapter 25: Me encanta esta historia, por favor continúa!
Saludosss