LA CASA DE MISS WONNACOTT

Desayuno en Júpiter

tiffany se sienta a mi lado en el tranvía de vuelta al centro. Tiene las mejillas encendidas y la frente perlada de sudor, como si acabase de llegar tras una larga carrera, y señala con un gesto de la cabeza mi biografía sobre Darwin antes de saludarme.

Puesto que sobre la biografía está mi bloc de notas, y puesto que estaba escribiendo en él, mi acto reflejo es tapar tanto el libro como el bloc con el antebrazo. tiffany se percata de ello (¿cómo no iba a hacerlo?), Pero no dice nada, lo que le agradezco muchísimo. En su lugar, solo ladea un poco la cabeza y pregunta:

–¿Por qué Darwin?

–¿Eh?

Su pregunta me coge por sorpresa, de modo que no sé cómo responder. tiffany, enroscándose un mechón del flequillo en el índice, se limita a repetir:

–¿Por qué Darwin? De todas las personas que han dejado su marca en el mundo, ¿por qué te interesa tanto Darwin? ¿Por qué no Winston Churchill o Marie Curie o Audrey Hepburn? ¿Por qué Darwin?

Siento mis mejillas arder y enrojecerse. Los ojos de botón de tiffany son demasiado brillantes y se clavan en mí con tanta intensidad que parecen ocupar toda mi mirada periférica.

¿Por qué Darwin? Podría escribir párrafos enteros sobre ello. Novelas. Páginas y páginas de todas las razones por las cuales Darwin me parece un ser excepcional, pero soy incapaz de hablar de ello. Todas mis palabras –mis ideas, mis pensamientos– se entrelazan entre sí y se desordenan antes de llegar a mi boca.

–Oh, no lo sé.

La odio. Esta separación entre las demás personas y yo. Si pudiese reorganizar mis pensamientos (los grandes primero y los pequeños después, como libros en una estantería), le explicaría a tiffany muchas cosas. Que no siempre soy tan aburrida, de verdad. Puedo ser agradable, simpática incluso. Interesante, en mis mejores días. Pero, por favor, que no me pida hablar. No cuando todavía no tenemos confianza.

No cuando hay tanto ruido y cuando tengo cosas que decir que mi mente se ocupa y crece, de nuevo, este muro de separación entre los demás y yo.

tiffany, sin embargo, sigue hablando como si mi aportación hubiera sido realmente relevante. Habla y gesticula y ríe, y durante un momento fugaz parece incluso brillar y flotar. ¿Cómo puede haber gente tan viva? Estoy segura de que cualquiera que nos vea, la una junto a la otra, podrá identificar las diferencias enseguida. Ella es vibrante y colorida, viva en el sentido más amplio de la palabra, como un cuadro de Van Gogh; yo, por mi parte, no puedo evitar sentirme gris, una cosita pobre y desnutrida, como uno de esos cuadros

inacabados que el pintor prefiere relegar al rincón más oscuro de su estudio.

–Así que siempre has vivido aquí, ¿no? –Dice tiffany, sin molestarse en enlazar su pregunta con otro tema en particular.

–Sí ... sí. Bueno, en realidad nunca he salido de Gales.

–Hay mucho que ver, ¿eh? Tenía un paciente, Jamie Lucas, que estaba haciendo turismo por la isla cuando ... –Niega con la cabeza–. En fin, hablo demasiado. Yo apenas conozco nada de Anglesey. Estaba pensando en visitar algunos de los lugares que Miss Wonnacott menciona en su biografía. Es absolutamente fascinante, todo lo que escribe. Podría pasarme horas escuchándola sin ni siquiera notar el paso del tiempo. Pero, en fin, ya estoy parloteando otra vez. Debes de estar cansada de mí, así que al grano. ¿Sabes si hay alguna pista de vuelo por aquí?

–¿Pista de vuelo? –Repito–. Bueno, está el Valle. Es una estación de la RAF. 8

–¿De la RAF? ¿En serio?

–Bueno, sí. Fui una vez con la escuela, en primaria. No estoy segura de que siga en funcionamiento. La construyeron durante la Segunda Guerra Mundial.

tiffany aprieta los labios. Los dedos de su mano derecha (que cuelga flácida como un animal muerto) comienzan a moverse uno a uno. Está contando.

–Entonces creo que no es a lo que me refiero. –Sonríe; su rostro parece capturar toda la luz del sol cuando lo hace–. Pero le echaré un vistazo de todas las formas. Muchas gracias, taeyeon.

Me gusta cómo lo pronuncia, cómo mi nombre se desprende tan fácilmente de sus labios. Suena a bienvenida.

tiffany se baja en la siguiente parada. Me dice adiós con un movimiento de cabeza, enarbolando en el aire el trozo de papel en el que acabo de escribir las indicaciones para llegar al Valle.

En cuanto las puertas se cierran y el tranvía retoma la marcha, compruebo lo ruidoso que puede llegar a ser un vagón. Los niños. El traqueteo. El viento contra las ventanillas. Las hojas de los periódicos.

Lo ruidosa que era la casa de Miss Wonnacott.

Lo ruidosos que pueden ser mis pensamientos.

Abro mi bloc de notas de nuevo.

¿Que por qué Darwin? Muy sencilo: es posiblemente la primera persona (al menos en la edad moderna) que nos ha comprendido. A los humanos. No somos peculiares. No somos ni tan siquiera un poco importantes, realmente.

Comparados con el universo, no somos más que un minúsculo borrón en la historia. Todas las guerras, todos los reyes de la antigüedad, todos los g randes pensadores ... todos forman parte del mismo proceso evolutivo, y todos caerán en el olvido tarde o temprano. Cleopatra y Shakespeare, a pesar de lo excepcionales que fueron en vida, sufren la misma suerte que el resto de la humanidad en la muerte.

Algunos considerarían esto terrible, pero para mí es un refug io. No somos importantes, pero estamos conectados a una serie de leyes de la naturaleza que sí lo son. Estamos hechos de materia espacial. El carbono y el oxígeno de los astros componen nuestros huesos y fluyen por nuestras venas. Nuestros cuerpos, que son tan pequeños y tan poco relevantes, están formados por los mismos elementos esenciales que causan el nacimiento y la muerte de las estrelas.

Aunque somos efímeros comparados con una nebulosa, en el fondo, estamos hechos de la misma materia, y este es un pensamiento que me reconforta por las noches.

En realidad no sabemos mucho de otras áreas. Todo lo que desconocemos del cerebro es tan vasto que incluso podríamos decir que no sabemos nada en absoluto. No comprendemos todavía la consciencia, ni si existe una posibilidad - por pequeña que sea— de que esta sobreviva a la muerte. Pero tenemos la convicción (y para mí es muy muy importante) de que, cuando ya no estemos vivos, los elementos que componían nuestro cuerpo retornarán, muy lentamente, al universo.

De algún modo, volvemos a casa, al lugar al que pertenecemos. Y, aunque a muchos les parece una sentencia temible, a mí me tranquiliza saber que es así.

tiffany

 

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Comments

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LlamaAmerica #1
Chapter 52: D: asi termina????
Shizuma #2
Chapter 25: Me encanta esta historia, por favor continúa!
Saludosss