noche de lilas

Desayuno en Júpiter

«Es una tipa dura».

 

Eso es lo que pensé cuando taeyeon le quitó el cigarrillo de las manos a Tayo. Y después:

 

«Es cien por cien lesbiana».

 

Y por último:

 

«No me gustaría irme nunca de aquí. Ojalá Harlon estaba para verlo. »

 

Es como encontrarse en el interior de una gruta de hadas. Ahora que ha anochecido y el cielo cae como un manto lila sobre el césped y las flores, las lucecitas de colores del árbol nos iluminan. Parecemos un cuadro de Van Gogh. O de Matisse. Klimt, incluido.

 

Amarillo sobre azul sobre violeta sobre rojo sobre naranja sobre verde.

 

Tayo, taeyeon y yo estamos tumbados de espaldas sobre la hierba, observando cómo cambian las bombillitas. Jimmy Race se ha arrellanado sobre el banco de forja y está tocando a Blondie con la guitarra acústica, solo que no suena como Blondie en absoluto. Es suave y ligero y como un pedacito de sueño.

 

–Así que le dije: «No, tío, de ninguna manera, antes orino en el vino; tú te disfrazas de perrito caliente y yo seré Blancanieves ». Y por eso el programa de desintoxicación One day at a time es lo puto mejor del planeta Tierra.

 

Jimmy Race nos cuenta su experiencia como animador en un asilo (parte de su programa de reinserción en la sociedad).

 

Desde la cocina, el señor y la señora Enilo (que son casi inexplicablemente guais para tratarse de una pareja de cincuenta años) mantiene una animada discusión sobre quién debería ocuparse de la salsa bechamel y quién de la salsa de tomate.

 

–Mi hermano también está en el programa One day at a time –digo, y siento los ojos de taeyeon tan cerca de mí que parecen acariciarme–. Tiene una aplicación en el móvil y todo que cuenta los días que lleva sobrio, y cuando son bastantes meses seguidos, sube una captura de pantalla a Facebook y toda la familia se reúne y cenamos juntos y todo eso.

 

–¿Y cuánto tiempo lleva? –Me pregunta Tayo, que tiene el mismo rostro que taeyeon, solo que la piel y los ojos más claros y muchas menos pecas.

 

–Este junio hará un año.

 

Jimmy Race deja de tocar. Bajo la luz de la luna, las venas de sus brazos parecen incluso más marcadas y bulbosas, punteadas de pequeñas cicatrices como lunares azul violáceo.

 

–Rapunzel, eso sí que se merece una jodida celebración. Desde junio, ¿no? ¡Eso hace cinco meses! Mi madre se desmayaría, la pobre. Deberíamos hacer algo. Os invito a todos a mi futura choza de Londres.

 

 

 

¿Por qué me llamas Rapunzel? –Le pregunto, y taeyeon y yo nos dirigimos una mirada de complicidad.

 

Jimmy Race no piensa demasiado la respuesta.

 

–Porque tienes una trenza larga y rubia, como la de Rapunzel. ¡Coño, si no he visto esa película mil veces con mi sobrina, no la he visto ninguna!

 

taeyeon ríe tan cerca de mí que siento su aliento sobre mi nariz. Ambas nos hemos descalzado, porque no hay nada como sentir la hierba fría bajo las plantas desnudas, y hemos entrelazado los pies.

 

Me siento como una cría de to de primaria con su primer novio, pero es agradable. Es muy muy muy agradable.

 

–Tiffany no es Rapunzel –dice taeyeon, y su pulgar recorre los dedos de mi pie derecho como las teclas de un piano–. tiffany es Twiggy.

 

Y me quito la peluca para demostrárselo.

 

Tayo irrumpe en una carcajada tan fuerte e inesperada que tiene que hundir el rostro en el hombro de su hermana para contenerla.

 

Jimmy deja la guitarra a un lado.

 

–¡Perra santísima! ¡Eres Twiggy!

 

–Solo que cada una de mis cachas es tan gorda como el culo entero de Twiggy. –Río, pero Jimmy no me hace caso.

 

Acaba de recoger la peluca del suelo y la observa como si se tratase de un raro espécimen que necesitase una inspección exhaustiva.

 

¿Puedo probármela, Twiggy? Te juro que no tengo piojos.

 

Cuando lo dice ya prácticamente la tiene sobre la cabeza, pero de todos modos no me importa. Parece una estrella de rock de los años ochenta.

 

–¡Mirad todos, soy Olivia Newton-John! –Chilla, y empieza a cantar los temas de Grease con tanto entusiasmo que los vecinos de al lado comienzan a protestar.

 

Tayo tiene la mirada clavada en el cielo. Una sombra azul pálido cubre su frente y el puente de su nariz.

 

–Twiggy –repite–. Twiggy. Twiggy. Twiggy. Tengo problemas con la te y la ge. Es como si tuviese la lengua dormida. No salen con fuerza. Twiggy. Twiggy. Twiggy.

 

–Twiggy acaba de perder todo su significado –le asegura Amoke, apretándole la mano–. En la rehabilitación de voz vas a tener que repetir nombres raros de modelos en vez de trabalenguas.

 

El efecto que esa frase simple tiene en Jimmy Race es extraordinario. Se quita la peluca de golpe, deja de cantar, se detiene y se acuclilla frente a nosotros. Todo ocurre tan rápido que tengo que procesarlo individualmente: se quita la peluca; deja de cantar; se detiene; se acuclilla.

 

–¿Alguien ha dicho trabalenguas?

 

Tayo se tapa la cara con la mano derecha.

 

–No, por favor, otra vez no.

 

Jimmy Race, desde luego, no le hace el menor caso.

 

–¿Cuál queréis escuchar? ¿El de las brujas travestis? El de las brujas travestis es mi favorito. Puedo decir tres veces muy rápido cualquier trabalenguas que se os ocurra.

 

–¡No, Jimmy, no! –Protestan Tayo y taeyeon.

 

–¡Sí, Jimmy, sí! –Chillo yo–. Nunca he oído el de las brujas travestis.

 

Oh, pues es fabuloso, fabuloso de verdad. Cuando tenía nueve años me senté en el salón y no dejé de repetirlo hasta que me salió bien. Es muy muy muy complicado.

 

–¿Y qué pasó después? –Le digo.

 

taeyeon y Tayo siguen negando y dando vueltas sobre la hierba con un dramatismo digno de una clase de teatro de primaria.

 

Jimmy Race estira los labios.

 

–Que mi hermano me tiró el mando a distancia a la frente y me pidió que, por la Virgen bendita y todos los dichosos santos, cerrase el pico de una vez.

 

Y se señala una cicatriz delgada y muy blanca que divide su ceja izquierda en dos.

 

¿Has experimentado alguna vez esa sensación maravillosa de estar flotando en una nube cuando de repente, y sin ninguna explicación lógica, haces clic con una persona? ¿La has sentido alguna vez con una familia entera?

 

Podría hacer una lista de todas las cosas que me gustan y me hacen sentir bienvenida de los Enilo, pero me temo que me quedaría sin papel aunque asaltase una tienda de artículos de oficina.

 

Me gustan las gafitas redondas del señor Enilo, y me gusta que su voz sea grave pero calmada, y me

 

gusta que bese a su mujer en la mejilla, y que me hable como si fuera una mujer adulta y no una niña que ni siquiera sabe qué hacer con su futuro.

 

Me gustan los ojos de gato de la señora Enilo-Clark y el hecho de que haya decidido mantener su apellido de soltera, y me gusta que hable de la pérdida de mi cabello sin ningún ápice de condescendencia, y que sienta verdadero interés por la tricotilomanía y esa ansia irrefrenable e irracional de mutilar cada pelo de tu cuerpo.

 

Me gusta que Tayo sea calmado y divertido, y que no se disculpe por las cosas que no se puede controlar, y que tenga el sentido del humor seco y vagamente intelectual de taeyeon, y que se esfuerce por que todos en la mesa nos sintamos interesantes.

Me gustan las cicatrices de Jimmy Race, porque son como puntos en un mapa, y me gusta que sea arrollador e incansable, y que ría tan fuerte que los vasos y los platos parezcan temblar, y me gusta que me escuche hablar de Lisandro como si lo que yo tuviese que decir fue realmente apasionante.

Y ante todo me gusta taeyeon. Me gusta que se haya sentado a mi lado y que haga bromas y que ponga los ojos en blanco y que sea la persona más inteligente y más divertida que conozco, y me gusta que me presente y hable de mí como si fuera el tipo de persona que todo el mundo ardería en deseos de conocer.

Me gusta sentir que esto es una familia y que de alguna manera yo podría pertenecer a este lugar.

Cuando el señor Enilo se levanta para traer el postre (una tarta de queso y jengibre que sabe a Navidad ya noches de invierno) y Jimmy se ofrece a recoger los platos, siento algo muy oscuro y pegajoso en la boca del estómago. Hemos hablado tanto tiempo que apenas falta media hora para mi toque de queda de las diez. A papá le daría un ataque al corazón si me queda más tarde en un lugar como Tower Gardens.

En la calle ya se oyen gritos ya un par de borrachos cantando, y unos sonidos explosivos que podrían ser o no ser disparos, pero solo yo parezco alertarme por ello.

–¿Sabes qué me gusta, Lekan? –Dice la regordeta señora Enilo-Clark, dándole un último trago a su copa de vino–. Que Tayo y Amoke, con lo callados que son, hayan conseguido unos novios tan alegres y vivarachos como Jimmy y tiffany.

Ha dicho «vivarachos» de verdad.

Y que soy la novia de taeyeon.

Ojalá pudiera hundir la cara en la tarta de queso y esconderme allí hasta las diez.

–Igual que nosotros –dice el señor Enilo, que no ha bebido porque insiste en conducir hasta mi casa–.

Mis padres siempre me decían que tenía que conocer a una buena mujer que me hiciera sacar la nariz de los libros. Y, mira por dónde, una noche fui a un concierto grunge y vi a la cantante más preciosa del mundo.

–¡Sí, pero no conseguí sacarte la nariz de los libros!

Todos ríen, y la señora Enilo-Clark vacía la botella de vino en su copa.

No sé si debería decir algo.

taeyeon está muy seria, con la mirada clavada en la esquina del mantel y la comisura derecha de su labio temblando sin parar.

–Tiffany no es mi novia –responde lentamente, y en la mesa se hace el silencio.

Aunque es inequívocamente verdad, me siento mal al oírlo. Como si ni siquiera taeyeon, que parece ser capaz de ver todas las cosas bonitas del mundo, pudiera sentirse atraída por mí.

–Pues debería serlo –insiste su madre, señalándonos con la cucharilla de postre–. Cariño, sé que lo de Zannah fue duro, pero no le has dado una sola oportunidad a nadie desde entonces.

Los labios de taeyeon se vuelven del color de la leche agria. Sigue mirando la esquina del mantel.

–Lo de Zannah no fue duro, fue una mierda. Llevábamos juntas siete meses. Puede que no sea mucho, pero siete fueron meses de mi vida que dediqué a una relación para que luego ella decidiese, de la noche a la mañana, que ni siquiera le gustan las mujeres.

–No creo que fuera de la noche a la mañana –susurra Tayo, pero taeyeon no le hace caso.

–Me parece muy bien que os preocupéis por mí, pero estáis poniendo a tiffany en una situación muy incómoda. Ya tiene novio.

El ambiente es bastante tenso, especialmente ahora que todos se han vuelto para mirarme, así que no digo nada.

Cuando el señor Enilo sube a buscar su chaqueta, taeyeon y yo nos quedamos solas, rodeadas de un cúmulo de ruidos:

a) Los del grifo de la cocina, donde la señora Enilo-Clark friega los platos.

b) Las conversaciones ahogadas de Tayo y Jimmy desde el salón.

c) El cricrí de los grillos en la calle, y las canciones de los borrachos, y esas pequeñas explosiones que siguen pudiendo ser disparos.

taeyeon sonríe, colocándome bien la peluca.

–Gracias por no asustarte antes –dados–. Ya sabes, en la cena. Siento todo ese numerito de «vamos a ser la Celestina de taeyeon».

–Mi padre es igual. Siempre está dándome la lata para que encuentre un buen novio judío. Creo que tiene una especie de amnesia selectiva que le impide recordar que él estuvo casado con una católica casi diecinueve años.

Aquello que era tan oscuro y pegajoso en la boca de mi estómago se ha convertido en un globo de helio. Siento que me hincho y me hincho y me hincho y que en cualquier momento explotaré.

–En realidad no tengo novio.

Suelto las palabras muy rápido para no tener que analizarlas por separado.

No. Tengo. Novio.

taeyeon alza las cejas.

–Ah.

–Ese chico de JSwipe ... solo estaba tonteando con él, pero en realidad no me gusta. Es un poco soso.

Además, estoy bastante segura de que yo tampoco le gusto a él (no como algo más que una amiga, al menos), así que ...

taeyeon sonríe y asiente, y su mano se mueve nerviosamente por el aparador de la entrada.

–Me alegro de que no estés con un chico soso –dice.

-Yo también.

Nos quedamos calladas y asintiendo y jugueteando con las figuritas del aparador hasta que nuestros dedos chocan y apartamos las manos.

Pum. Pum. Pum. Pum.

Los pasos del señor Enilo bajando las escaleras retumban en toda la casa como una manada de caballos desbocada.

–Supongo que nos veremos mañana –dice taeyeon.

–Supongo que sí. Me iré preparando para tu repertorio punk.

Y le doy un beso de despedida en la mejilla derecha.

Me siento muy muy bien.

taeyeon

 

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
LlamaAmerica #1
Chapter 52: D: asi termina????
Shizuma #2
Chapter 25: Me encanta esta historia, por favor continúa!
Saludosss