Capítulo 55: "- Te mentí."

taeyeon kim ( taeny, vampiros)

Soo  entró corriendo por la puerta de mi habitación mientras tomaba con una mano mi pecho y con la otra mi garganta. Me dolía de todo lo que había gritado. Cuando me di cuenta de que había despertado, mi respiración se calmó de a poco, y mi mano peinó mi cabello hacia atrás. Tantas pesadillas me habían quitado el sueño, y de tan pocas horas de dormir, mis ojos ardían y me imaginaba que estaban rojos, como inyectados en sangre.

soo se sentó junto a mí en la cama y no dijo nada. Simplemente acarició mi espalda hasta que todo había vuelto a la normalidad. O a la desastrosa "normalidad" que yo vivía.

 

- ¿Otra pesadilla? - Preguntó, luego de unos cuantos minutos, aún sin detener su mano tranquilizante en mi espalda. Asentí con la cabeza, sin mirarla.

- ¿Cuánto dormí esta vez? ¿Dos horas?

- Tan sólo veinte minutos. - Reí sin una pizca de gracia. - Quedaste desmayada en el sofá, y siwon  se ofreció a llevarte a tu habitación antes de irse. Para que estuvieras más cómoda. - Ya me había acostumbrado a despertarme en lugares en los que ni siquiera recordaba haberme dormido. Lo último que estaba fresco en mi mente antes de aparecer en mi cama, gritando, sudando, y aterrada, era, generalmente, el sofá de la sala y una película, el auto de siwon  junto con las voces de soo y él mismo, y hasta a veces recordaba el baño, y un cepillo de dientes. Ya hasta parecía una rutina dormirme y despertarme en mi cama por arte de magia. O por arte de siwon, mejor dicho. - ¿Quieres contarme qué fue esta vez? - Su voz era cautelosa, tranquila, llena de pena. Era el tono de voz que la gente usaba cuando entraba a un loquero y un paciente se le acercaba diciendo cualquier tipo de disparatadas estupideces. Odiaba que las personas usaran ese tono de voz conmigo, y soo lo sabía, aunque también sabía que no podía evitarlo y que no lo hacía con intención, simplemente quería hacerme sentir mejor.

- No. - Dije seca. Prefería no hablar de las imágenes que rondaban en mi cabeza.

Sentía que si hablaba de ellas con otra persona, podrían hacerse reales y era lo que menos deseaba en el mundo. - Ya estoy bien, en serio. - Miré a soo a los ojos, intentando convencerla, pero por su mirada, sabía que no me había creído ni un poco. Se levantó de la cama y me observó por un largo tiempo, examinó todo m rostro con sus ojos llenos de preocupación, y finalmente se inclinó para besar mi frente. Cerré los ojos al sentir sus labios fríos chocarse contra mi piel, que estaba prácticamente hirviendo y luego escuché que sus pasos se alejaban al tiempo que la puerta de mi habitación se abría y se cerraba. Y luego desaparecía. Ya no s escuchaba nada, únicamente el sonido de la lluvia que caía fuera del apartamento.

Abrí los ojos, y miré por la ventana, en donde las gotas caían sin piedad y eran reemplazadas por otras constantemente. El clima en jeonju, siempre había sido horrible. Desde que habíamos llegado, no había visto un sólo día en el que el sol brillara sin que una nube lo tapara. Cada tanto llovía, pero nunca había pasado de esta manera. Hacía tres días que no paraba de llover, y aún peor, las tormentas venían acompañadas de ruidosos truenos y fuertes vientos que podían hacer que volaras sin ser Mary Poppins, y sin tener su mágico paraguas.

Seulgi  era el causante de todo esto, y saberlo me dolía. Me dolía pensar en élla, más que otra cosa, porque hacía ya, más de una semana que no cruzaba una mirada ni una sola palabra con las kim. No había ido a la escuela, por lo tanto se había facilitado el tema de evadirlos, y mi teléfono llevaba muerto más de cinco días, porque me negaba rotundamente a cargarle la batería. Tener comunicación con el exterior de las cuatro paredes que conformaban mi habitación, significaba tener noticias de las kim. Y no sabía si estaba del todo preparada para verlas. Y menos a yoona.

El director del instituto jeonju, había llamado dos veces en ocasiones diferentes del día, pidiendo hablar con mi madre o con mi padre, esperando que se pudieran justificar tantas faltas a la escuela, y amenazando con que podría ir a la escuela de verano, por ausentarme en tantas clases. Soo  había fingido una voz cualquiera, haciéndose pasar por nuestra supuesta madre, y se limitó a decir que tenía varicela, o sarampión, justificando que el Doctor kim ya me había revisado, y tomaba los medicamentos correspondientes, sólo hacía falta que hiciera reposo para que los remedios pudieran hacer efecto, además, podría contagiar a mis compañeros, y no queríamos comenzar con una epidemia, ¿o sí?

Casi sonreí al recordar el tono de voz ofendido de soo, cuando el director sugirió que simplemente no me gustaba ir a la escuela. Bill había llamado también, completamente preocupado, preguntando qué sucedía conmigo. Soo  le había contado brevemente lo de mi supuesta enfermedad, y, aunque ella no me lo había dicho aún, sabía que Bill me había despedido. Y lo comprendía completamente. De los cien turnos que había tenido en su bar, supongo que falté a ciento veintitrés. Lo había averiguado porque había escuchado toda la conversación que soo  y él habían tenido, en donde ella le rogaba por una nueva oportunidad, y por más que él hubiese derribado el bar entero para abrir uno nuevo en el que pudiera contratarme, el hombre que le alquilaba el lugar, el verdadero dueño, había comenzado a sospechar que unas cuantas meseras se llevaban un salario gratis, ya que la gente había aumentado, y de un momento a otro, sólo había dos camareras para más de treinta personas. Estaba agradecida con soo por intentar ocultarlo, por intentar protegerme, pero no era nada que pudiera hacerme sentir peor de lo que ya estaba. Eso era casi imposible. Sólo se me ocurría pensar en los problemas económicos que tendríamos en el futuro y un agudo dolor de cabeza se posaba en la parte inferior y trasera de mi cráneo.

Inspiré mucho aire, esperando que me diera las fuerzas suficientes como para levantarme, y así lo hice, con mayor esfuerzo del que pensaba que necesitaría.

Envolví mi cuerpo en nuestra famosa frazada, caminé hasta la puerta arrastrando mis pies, enfundados en medias, por el suelo frío que me ponía la piel de gallina. Deambulé por el pasillo, intentando hacer el menor ruido posible, porque me di cuenta de que era de noche. No tenía mucha noción de la hora últimamente, pero sí podía notar que era tarde, y que soo por fin había entrado a su habitación en vez de quedarse desvelada en el sofá, o en mi propio cuarto, esperando a que pudiera dormir un poco, o, tal vez milagrosamente, no tuviera ninguna pesadilla por la que ella tuviera que venir a socorrerme a causa de mis gritos incesables. Era como una niña, pero podía saber a la perfección cuando soo había llegado a su punto de agotamiento máximo, aunque ella no quisiera admitirlo. No le vendrían mal unos cuantos días de siesta. Lo que daría yo, por tan sólo unas ocho horas seguidas de sueño sin que a mi cerebro se le ocurriera crear esas horribles imágenes que aún rondaban por mi cabeza.

 

Tomé una de las píldoras que soo me venía dando desde hacía días para que mi dolor de cabeza desapareciera. A pesar de que sólo hacían efecto por unas horas, me sentía aún más despierta y activa cuando las tomaba, y dormir no era algo que quisiera hacer en ese preciso momento. Arrastré mis pies hasta la cocina, me serví un vaso de agua helada y me tragué la pastilla, que bajó por mi garganta con facilidad. Apoyé mis manos en la mesada y bostecé, refregué mis ojos con una de mis manos y estiré mi cuello, intentando hacer que sonara, aunque no sucedió. Todo mi cuerpo dolía y sabía que tenía que ver con el cansancio, más que por un dolor físico en particular. Sentía que la cabeza se me hinchaba de a poco, e intenté no pensar en absolutamente nada, para que mi cerebro dejara de funcionar por tan sólo unos segundos, pero me parecía imposible.

¿Por qué quería funcionar ahora, y no cuando tenía examen de Química?

Un golpe fuerte y constante que venía de la puerta interrumpió mis pensamientossin sentido, y no sabía si agradecer por eso, o querer golpear a quien sea que estuviera afuera, destrozando mi puerta a puñetazos, porque iba a despertar a soo. Me moví lo más rápido que pude, a pesar de que mi cuerpo no daba para tanto, y abrí la puerta sin dudarlo, con cara de cansancio, ojeras, ira, lagañas, y palidez, probablemente. La imagen de un taeyeon completamente empapado me dejó sin aliento. Siempre que la veía en frente de mi puerta, a élla o a cualquiera de las kim, el cerebro me formulaba la misma pregunta, y era, ¿cómo mierda hacían para entrar al edificio, si yo nunca les había dado una llave? Pero después de tanto tiempo de no obtener respuesta por parte de ninguno de ellos, decidí descartarla de mi cabeza. No tenía tiempo para preocuparme de una cosa más.

Su cabello negro, que siempre estaba despeinado, se encontraba pegado a su frente y goteaba agua de lluvia por toda su cara. Llevaba una chaqueta que no estaba tan empapada como su rostro, pero que estaba mojando todo el piso del pasillo del edificio. Sus vaqueros negros se notaban húmedos y sus zapatillas de lona estaban salpicadas con barro. Ni siquiera quería enterarme de lo que había hecho. Sus ojos estaban fijos en los míos, y luego de unos segundos, noté que se había quedado estática al verme. Parecía nerviosa, incluso insegura, y no me animé a preguntarle qué era lo que estaba pasando. Luego de tanto tiempo sin verlo, pensé que mi reacción sería peor, que tal vez me escondería o que le cerraría la puerta en la cara, esperando a que diera explicaciones de lo que había hecho hacía un tiempo. Pero no. No había hecho ninguna de esas cosas. Simplemente la había mirado. Había contemplado su belleza, y me había parecido más bonita de lo que recordaba, o tal vez el agua lo hacía ver más hermosa. No estaba segura, no lo sabía.

- Tenemos que hablar. – Soltó, casi confundiéndose con sus propias palabras.Lamió sus labios, y se quedó quieta. No intentó pasar, no intentó tocarme ni explicarse. Tragó saliva y de un momento a otro, lo ojos se me llenaron de lágrimas, y me acerqué a élla todo lo que pude para poder rodearlo con mis brazos, y encerrarlo en un abrazo que necesitaba desde hacía mucho tiempo. Apoyé mi cabeza en s clavícula y sentí cómo el agua de su cuerpo se colaba por mi ropa hasta tocar mi piel. Se me erizaron los pequeños cabellos de la nuca al sentir que sus brazos congelados me rodeaban la parte superior de mi caliente espalda y me atraían aún más a su cuerpo. No me importaba estar mojándome, y tampoco me importaba qu la única vecina que vivía en nuestro piso, saliera a ver qué ocurría y se encontrara con nosotros dos, abrazadas como si esperáramos que el mundo acabase a nuestro alrededor.

Antes de que me largara a llorar, me alejé de élla, sin dejarlo decir una palabra, y lo tomé de la mano mientras me dirigía con extrema cautela a mi habitación. Élla había cerrado la puerta principal, y se estaba sacando la chaqueta mientras revisaba que soo  estuviera profundamente dormida. Me acomodé en mi cama, dándole la espalda, y luego de unos minutos, sentí sus frías manos enrollar mi cintura, y después, todo su cuerpo estaba envolviendo al mío en un gigantesco abrazo. Sus largas piernas se unieron con las mías y una de mis manos jugó con los dedos que me tomaban con cuidado, como si creyera que fuera a romperme. Cerré los ojos al sentir el extraño ritmo de su respiración en mi cuello, y suspiré. El cansancio se apoderó de mi cuerpo de un instante a otro, y de repente mis parpados no podían quedarse levantados y mis ojos se morían del cansancio el triple que antes. Escuché que taeyeon suspiraba contra la suave piel de mi cuello, y no estaba segura de sí había sido el agua de lluvia que podría haber caído de su cabello, pero mi piel pudo detectar pequeñas gotas que mojaban la parte trasera de mi hombro.

 

(...)

 

Mi cuerpo recuperó la conciencia antes que mis ojos, que aún seguían cerrados. No había tenido pesadillas, y no habían dormido tres días, como en realidad sentía que había pasado. Un leve ruido en mi habitación me hizo reaccionar, y cuando abrí los ojos, lo primero que vi fue la ventana, las gotas seguían cayendo sin piedad, y a pesar de que había dormido más de dos horas, mi cuerpo podía notarlo, aún era de noche. Noté que los brazos de taeyeon no estaban donde se encontraban antes dedormirme, y cuando me volteé para verificar que aún estaba en mi cama, la vi parada junto a la puerta, apoyado contra la pared. Su cabello se había secado, tenía puesta su chaqueta otra vez, y sus zapatillas estaban mal atadas, como si no hubiese tenido el tiempo suficiente para hacerlo bien o como si sus dedos se hubieran vuelto torpes de repente, y no hubieran funcionado en su debido momento. Miraba al suelo, sin parpadear y sus hombros tensos me pusieron nerviosa. Me senté en l cama, para poder pedirle que volviera a dormir conmigo, porque era de la única manera en que las pesadillas no me atormentaran, pero él me interrumpió.

- Te mentí. – Su tono de voz era frío y seco, y me hizo juntar las cejas, sin entender de lo que hablaba. – Te mentí, y por eso me voy. No volveré a molestarte nunca más. Adiós. – No me dejó siquiera reaccionar, que ya estaba saliendo de mi habitación, sin mirar atrás. Tuve cinco segundos para procesar lo que decía, y otros diez para ponerme lo primero que encontré en los pies. Escuché que la puerta principal se cerraba de un fuerte portazo y me apuré a correr por el pasillo.

- ¡taeyeon! ¡Espera! – Grité, sabiendo que podía escucharme a pesar de estar a metros y metros de mí. Escuché la voz de soo  a mis espaldas, pero no tuve tiempo de entender lo que decía. Salí disparada como una bala hacia el pasillo mientras las puertas del ascensor se cerraban delante de mis ojos. Las golpeé hasta el cansancio, esperando que taeyeon  las abriera para que me diera explicaciones de lo que había querido decir.

 

- fany, ¿qué está pasando? – soo parecía alarmada, mientras me veía correr desesperada hasta las escaleras de emergencia, tragándome uno o dos escalones, para poder bajar más rápido. Sentía sus pasos detrás de mí, aun llamándome, esperando a que le contestara. Empujé la puerta final, y mientras se abría, noté que taeyeon  salía del edificio, con su cabeza encapuchada, sin responder a un solo llamado de mis gritos. Salí del edificio antes de que la puerta se cerrara, y caminé unos cuantos pasos, intentando llamar su atención, mojándome de pies a cabeza por culpa de la lluvia.

- ¡TAEYEON! – Grité desde lo más profundo de mi garganta. Élla detuvo su paso, pero no se volteó. - ¿Qué sucede? ¿Qué está pasando? – Pregunté inocentemente. Élla se volteó, con muy pocas ganas de verme.

- Tengo que irme. – Volvió a repetir, y negué con la cabeza.

- No. Dime qué está pasando. Dime qué sucede, yo podría ayudarte y tú podrías quedarte aquí, conmigo. – La luz que iluminaba la calle, y la que iluminaba la entrada del departamento, me daban una perfecta visión de su rostro. Su cabello volvía a mojarse de a poco, y ahora sí estaba empapado de cabeza a pies. Su pechó se infló, y observé con cuidado cómo apretaba su mandíbula al tiempo que intentaba decir algo que le costaba. Se notaba a pesar de que estaba a unos cuantos pasos de élla.

- Yo no te amo. – Sus palabras fueron como una puñalada al corazón. No estaba segura de sí respiraba, ni de si mis piernas estaban hechas de huesos y músculos o tan sólo eran simples fideos.

- taeyeon... - Tragué saliva, intentando buscar una explicación a esa oración, intentando descubrir en qué momento me diría que sólo se trataba de una horrible broma. - ¿Qué estás diciendo? – Mordió uno de sus labios y miró al suelo, buscando qué decir.

- No te amo, y nunca te amé. – Escupió, como si esa simple oración no estuviera rompiendo las pocas piezas de mi corazón que aún estaban completas. – Todo fue una mentira. Todo. – Remarcó. No podía distinguir si las gotas de agua que rodaban por mi cara eran a causa de la lluvia, o se habían mezclado con mis lágrimas. –

Yoona  necesitaba saber si eras su hermana, y yo le debo un favor hace mucho tiempo, y hacer que me amaras... Era la manera más simple para acercarme a ti y que me dijeras toda la verdad.

- No. Por favor, no. – Di un paso hacia élla, que juntó las cejas, como si no entendiera algo. – No me dejes ahora. Por favor. – Su cara se llenó de ira.

- ¿¡Es que acaso no entiendes!? ¡NUNCA TE HE AMADO! – De mi garganta salió un sollozo completamente quebrado, y mi cuerpo comenzó a temblar al tiempo que rodeaba mi cuerpo con mis brazos. Los ojos de taeyeon  estaban clavados en los míos, sin decirme absolutamente nada, como si se trataran de los ojos de un cadáver. Se les había escapado toda la luz que amaba de ellos, y la boca que siempre me había maravillado, ahora estaba diciendo las cosas más horribles que nadie nunca podría haberme dicho. – Todo fue una mentira, un juego, un engaño. Te necesitaba para saber la verdad, y si no la hubiera conseguido, probablemente te hubiese matado sin que nadie se enterara. – Mi pecho se agitaba al ritmo de mis lágrimas y al compás de mis sollozos, mientras escuchaba todo lo que taeyeon tenía para decirme, y me destruía de a poco. – yoona  me pidió que te dijera la verdad, y ni se te ocurra hacerla responsable de todo esto, porque el plan fue completamente ideado por mí.

 

Élla sí te quiere, y me pidió que fuera sincera contigo, y que me vaya, para que no te hiciera tanto daño. – Limpió el agua que se había salpicado en su cara, pero no tenía sentido, porque nuevas gotas volvían a rodar por todo su rostro. Inspiré con profundidad y negué con la cabeza.

- Te odio. – Susurré, mientras sentía que parte del dolor que acababa de destrozar a mi corazón se convertía en odio. - ¡TE ODIO! – Grité por fin, y cuando intenté correr para poder decírselo en la cara, el agua me hizo caer, sin fuerza, sin esperanza, completamente patética. Observé que se daba media vuelta, sin poder soportar mirarme a los ojos un segundo más. Las manos de soo  me socorrieron al instante, abrazándome, sin importarle que su ropa, su cabello o incluso su maquillaje, se arruinaran a causa de la lluvia. Mi respiración comenzaba a fallar de a poco por culpa de los sollozos, y mis ojos no pudieron evitar ver a taeyeon alejarse de mí, escurriéndose de mi vida como el agua de lluvia que pasaba entre mis dedos.

Me puse de pie, alejándome de soo  que me miraba con cierta sorpresa y me mantuve parada, intentando mantener el equilibrio que tanto me había costado recuperar. Taeyeon  seguía alejándose de mí sin mirar atrás, sin dudarlo un solo segundo, sin arrepentirse, sin pensarlo dos veces. Supuse que mi cerebro no habí procesado completamente lo que estaba pasando, aún esperaba que fuera una mentira, que se volteara a decirme que todo había sido una broma cruel, y que las kim aparecieran de la nada, con una cámara, diciéndome que debería ver mi cara, y que lo tenían todo grabado. Quería que taeyeon  me abrazara como lo había hecho minutos antes, que me besara, y quería sentir el calor que se formaba cuando nuestros cuerpos se tocaban, cuando estaba cerca de mí. Quería que su respiración recayera en mi cuello otra vez y que me hiciera cosquillas, quería verlo sonreír y reírse por cualquier tipo de estupidez que dijera. Quería darme vuelta y descubrirlo mirándome como había hecho por meses, y que sonriera cuando notara que me había dado cuenta de que me estaba observando. Quería escuchar uno de sus comentarios sarcásticos y cínicos, y quería contestarle con uno más sarcástico aún, para que élla revoleara sus ojos y me dijera que yo siempre quería competir en absolutamente todo, quería contestarle que no era verdad a pesar de que sí lo era.

Quería todas esas cosas, pero aún más, quería que Aaron me amara como lo había hecho todo este tiempo.

- ¡ERES UNA COBARDE! – Le grité por fin, haciendo que detuviera su paso en seco. La garganta me ardía de tanto llorar y gritar, y mi vista se había nublado un poco, entre las lágrimas y las gotas de lluvia, pero aun así, veía su figura encogida bajo la oscuridad, dándome la espalda, sin tener las agallas suficientes como para verme a los ojos. - ¡Eres una cobarde! ¡Tú no me dejas porque ya no me amas, o porque nunca lo hayas hecho! ¡Me abandonas como haces con todo lo que temes perder! – Sus manos se hicieron puños, aún sin voltearse a mirarme. - ¡Estás haciendo lo mismo que hiciste con tu madre! ¡Maldita cobarde! ¡No quiero volver a verte nunca! ¡Te odio! – Grité por última vez, mientras observaba que sus puños se apretaban cada vez que de mi boca salía una palabra. Luego de unos segundos en los que pensé que se voltearía a golpearme o sólo para decirme palabras igual o más dolorosas que las que ya me había dicho, acomodó su chaqueta una vez más, y siguió caminando como si nunca hubiera escuchado mi voz, como si nada de lo que hubiera dicho le afectara en lo más mínimo, cuando en realidad, era todo lo contrario. La taeyeon  que yo conocía hacía meses, no hubiera soportado que dijera algo así, pero si lo que élla decía era verdad, y me dejaba porque yoona se lo había pedido, tal vez la persona que había conocido y de la cual me había enamorado, sólo había sido una ilusión, una mentira, algo que jamás había existido. Un producto creado a base de un plan horrible y despiadado, que tenía como objetivo romperme el corazón cuando élla me abandonara, diciéndome que todo lo que habíamos vivid sólo había sido una gran, absurda y patética mentira.

El corazón se me había terminado de romper, en el momento en que su figura desapareció en la oscuridad. Supe desde ese entonces, que esa sería la última vez que vería a taeyeon kim de esa manera, o simplemente la última vez que lo vería, porque definitivamente, ya no quería que formara parte de mi vida, y deseaba que hubiera un interruptor que pudiera borrar de mi mente todo lo que había vivido y todo lo que había sentido por él alguna vez. Tenía esa necesidad de hacerme pequeña y llorar hasta que el universo se apiadara de mí y decidiera que podía desaparecer sin dejar ningún tipo de rastros para que nadie pudiera encontrarme.

sentía un ardor en el pecho que costaría en apagarse y una angustia que se poderaba de mi garganta, sin dejar que nada pasara por allí, ni siquiera mi saliva.

Todos los momentos que había vivido con taeyeon  se me aparecieron en la cabeza como pequeños flashes que me hicieron marearme por unos segundos.

Caí en la realidad de golpe. En donde mi corazón estaba destrozado en minúsculos pedazos que taeyeon  se había encargado de pisar hasta hacerlos polvo, en donde todo mi cuerpo dolía y las imágenes en mi cabeza me hacían perder el equilibrio. Allí estaba. Parada bajo la lluvia, esperando que pasara algo que no sabía con exactitud qué era, mientras el frío se colaba por mis huesos y hacía que mi cuerpo temblara.

ME NEGABA A ADAPTAR ESTE ULTIMO CAPITULO POR QUE BUENO YA LO LEYERON ME DEJO CON UN TRAGO AMARGO TAEYEON ES UNA VAMPIRA COBARDE ME RECORDO CUANDO EDWARD DEJO A BELLA PARA NO SEGUIR LASTIMANDOLA QUE PENA , AH PROMETO ENCONTRAR UNA BUEN SEGUNDA TEMPORADA CON EL TAENY QUE A TODOS NOS GUSTA CREO QUE ESTA PRIMERA TEMPORADA ESTUBO MUY TRISTE, MUCHAS PELEAS, GRACIAS POR LEEER KIM TAEYEON.

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
dafnytae
#1
Chapter 57: Como vas con la segunda temporada? (>_<)
2597611 #2
Chapter 57: Yeahhh!! Porfin
Itaenylove
#3
Chapter 57: siiiiiii
por fin
Skyth06
#4
Chapter 57: Antes q nada feliz año, mis mejores deseos, y púes sii segunda temporada :3!!
mv007842 #5
Chapter 57: Hola que este año sea de mucho excito y que dios te bendiga y que bueno que ya vas a actualizar la segunda temporada de esta historia actualiza chau
rafayola
#6
Chapter 57: HOLAAA y un MUY felíz año te deseo lo mejor :D y pues claro a apoyarlas, en cuanto a la segunda temporada espero con ansias <3
Taeny16 #7
Chapter 56: No quería leer este capítulo :( pero lo leí porque soy una maldita masoquista
rafayola
#8
Chapter 56: No puedo con el último capítulo, me destrozó muchas gracias por la adaptación espero con ansias la segunda temporada
Taeny16 #9
Chapter 53: Este Fic es genial, me encanta, lo estaba leyendo antes pero la autora no lo actualizó más. Me encanta❤ Pero tengo miedo de leer el final :(