Capítulo 50: "- ¿Una canción?"

taeyeon kim ( taeny, vampiros)

Me sentía una a.

Una reveladora pero sensual a estilo caperucita roja

No entendía cómo esto podía ser un disfraz de caperucita roja. No cabía en mi cabeza que adebia vestime de la manera en que estaba vestida en este momento. Y toda la culpa recaía en soo, o tal vez en mí, por dejar que ella se hiciera cargo de los disfraces.

Tendría que haberme imaginado que algo como esto pasaría.

- Te ves genial. – Me giré hacia la puerta de mi habitación y noté a soo con su disfraz de gato. No pude evitar reír al ver que Blaze saltaba para alcanzar su cola. – Ha estado haciendo eso desde que lo saqué de la funda... LEJOS BESTIA – soo  le hizo el típico sonido de gato enojado y Blaze se echó a correr hacia mí.

- Explícame por qué tengo que usar tacones. Caperucita roja  no usan tacones. – soo  se paró detrás de mí y ambas nos vimos en el espejo.

- Tú no eres una bruja. Eres una chica linda que lleva un disfraz sensual que parece el de una bruja. – soo  me sonrió mientras suspiraba. – Y luego estoy yo. Que sólo quiero fastidiar a mi novio lobo y por eso me disfracé de gato. – Reí al notar qu Soo  acomodaba sus orejas. Su disfraz era de una sola pieza, completamente ajustado al cuerpo, y era naranja, como Garfield. Tenía orejas en la cabeza, tacones animal-print, y se había comprado uñas postizas para que parecieran garras. Su cara estaba pintada con bigotes y una nariz simpática y su cabello estaba lleno de ondas, muy extraño en ella, ya que era naturalmente liso.

- Me siento una ridícula. – Confesé, al verme detalladamente. Mi vestido, era extremadamente pequeño y no quedaba para nada bien con mis piernas cortas, a pesar de que con los tacones, parecían más largas. La falda era acampanada y estaba llena de tul rojo y negro  que brillaba. La parte de arriba era algo así como un corsé negro, que no me dejaba respirar. Mis niñas se sentían asfixiadas y al no tener espacio, iban hacia arriba. Y no me gustaba para nada. Lo único que sí me gusta de mi disfraz, era el gorro que tenía en la cabeza, porque era lo que más cubría de todo mi atuendo. Agradecía a Dios que soo  hubiera comprado de esas medias de látex para las piernas y que fueran negras. Al menos todo se veía un poco menos. Me había maquillado y me había peinado, y aun así parecía una a, y no una caperucita roja.

- Estás linda. – soo  subió un poco más mi falda y yo la bajé, exasperada. No entendía cuál era su capricho de querer hacer que muestre cada centímetro de mi piel. Rió mientras me gritaba algo que no escuché porque el timbre tapó su voz. Tomé la canasta que completaba mi disfraz, y que sólo hizo que me sintiera más ridícula de lo que ya me sentía y caminé hasta la sala.

- Wow, Fany  Estás... - Levanté una mano sin dejar que siwon  terminara la oración.

 

- Ni me lo digas. – Su sonrisa se hizo más grande y noté su disfraz de repente. – Te faltó el caballo. – Él se encogió de hombros.

- ¿Cómo iba a meterlo en el departamento? – Reí mientras golpeaba su sombrero de vaquero que me causaba mucha gracia.

- Veo que notaste el disfraz de soo... - Le guiñé el ojo mientras él sacudía la cabeza y ella desfilaba por el departamento como una modelo de pasarela.

- Estás bellísima. – Le dijo. Estaba segura de que siwon  se lo estaba tomando como una broma, más que con fastidio. Soo  solía hacer este tipo de cosas para enojarlo, pero nunca funcionaban. Él parecía tener un autocontrol impresionante cuandovobservaba que soo  se ponía faldas cortas o usaba ropa lo bastante reveladora como para hacer que la gente se volteara a mirarla. Como ya había dicho antes, soo  amaba ser el centro de atención, pero le gustaba más aún, llamar la atención de siwon. Recordaba que alguna que otra vez me había revelado que tenía miedo de que Siwon  se aburriera de ella, así que constantemente intentaba hacerlo enojar porque supuestamente, se mantendría vivo el sentimiento de no sé qué mierda. Soo  estaba desquiciada, eso era algo que sabía. Y otra cosa que también sabía, era que siwon estaba completa y totalmente loco por ella.

Pensando en esto, nunca me había dado cuenta de lo insegura que era soo...

¿Quién lo diría?

- Como siempre. – Agitó sus pestañas postizas con gracia y lo besó en los labios mientras reían.

Necesitaba a taeyeon.

Suspiré rendida y tiré de mi falda una vez más porque, al parecer, quería subirse hasta mi cabeza. Mi frustración se hacía un nudo en mi garganta y me daban ganas de desgarrar cada parte de este vestido hasta dejarlo hecho trizas. Lo detestaba. Estaba fastidiosa e insoportable. Si yo fuera soo o siwon , ya me habría golpeado en la cara unas cinco veces, como mínimo.

- Oh, no... – siwon  susurró en el momento en que se separaba de soo y fruncía el entrecejo. Blaze comenzó a ladrar como loco mientras corría a mí alrededor. Lo tomé en mis brazos y observé que soo  iba a abrir la puerta, porque había sonado el timbre de nuestra puerta.

No recordaba darle la llave del edificio a alguien que no fuera siwon.

- TODOS PARA UNO... - Sonreí al instante y corrí hacia la puerta. Blaze aún gruñía, pero había dejado de ladrar en el momento en que lo había tomado en mis brazos. Ante mis ojos, Suzy  levantaba una espada en el aire, con sus ojos cerrados, y vestida de una forma extraña que parecía del siglo pasado. Tenía un gracioso sombrero que tenía una gigantesca pluma. Se veía más ridícula que siwon. Soo  se había cruzado de brazos por delante de mí, y yo veía todo por encima de su hombro. Sentí que siwon se paraba detrás de mí, y respiraba enojado. Tan enojado, que su aliento chocaba contra mi hombro. – Chicas... - Susurró Suzy  mientras hacía una seña con la mano que tenía desocupada y abría los ojos. Wendy y seulgi  aparecieron de repente a sus costados, vestidos igual que suzy, subiendo una espada, idéntica a la de suzy, al aire, de mala gana.

- Y uno para todos. – Murmuraron ambos, completamente fastidiadas. Seulgi tapó su cara con vergüenza y Wendy  golpeó su frente contra el marco de la puerta de nuestro apartamento.

 

Eran los tres mosqueteros  versión femenina más patéticas que había visto jamás.

 

- Buenas noches, damiselas. – Suzy  guardó su espada en el cinturón de su disfraz y nos miró a ambas. Hizo una reverencia que me hizo reír, mientras Wendy y seulgi luchaban con sus respectivos sombreros. No se veían para nada felices.

- Esto es demasiado. – soo  negó con la cabeza, levantó sus manos y se llevó a siwon arrastrando hasta su habitación. Reí con sutileza mientras los escuchaba discutir y dejé a Blaze en el suelo, que salió corriendo hacia el sofá, reclamando su territorio.

Acomodé mis tacones y mi falda porque seguía subiéndose y levanté mi vista hacia las tres individuas que me observaban como si fuera una alienígena que acababa de salir de su nave espacial. Sus ojos estaban abiertos como platos y juraba que todas tenían la boca abierta. Veía baba, incluso. Me sentí incómoda y carraspeé con la garganta, esperando que alguna reaccionara, pero parecía una posibilidad tan lejana.

- Bueno, tampoco estoy tan fea. – Fruncí las cejas y me crucé de brazos, cuando sus miradas lograron exasperarme. Tampoco quería tratarlas tan mal. No tenía idea de que vendrían a la fiesta, y ahora, al menos no estaría sola. Wendy  pareció reaccionar de repente, pero con un tic. Sus ojos pestañeaban más de lo normal y se iban a cualquier lado en donde yo no estuviera.

- No. No, no, no, no. N-o. N-no. Es decir, no... Quiero decir... - No sabía si debía reír, o simplemente largarme a llorar.

- T-t ... T- ... T , t , t -ú. – seulgi  me señaló y yo volví a ver mi atuendo una vez más.

No. Definitivamente no se me había salido una teta hacia afuera.

- Estás muy... – Wendy  seguía con su tic y pensé que tal vez tenía algo en los ojosque no dejaba de molestarlo.

-Hermosa. – Miré a suzy, que me contemplaba como si fuera algún tipo de estrella de cine. Los ojos le brillaban y detallaban cada parte de mi cuerpo. La incomodidad se desvaneció, y en cambio, me sentí halagada. Sonreí como una estúpida y negué con la cabeza, sin saber qué decir.

- Pasen. – Les dije mientras abría la puerta aún más. Ellas no tuvieron mejor idea que pasar las tres juntas y, obviamente, se chocaron las unas a los otras. Se golpearon, se vieron mal y se susurraron cosas que no escuché. Estaban más idiotas de lo normal, pero esperaba con todas mis ganas que no siguieran así en el baile porque me moriría de aburrimiento. - ¿Qué están haciendo aquí? – Ellas se quedaron paradas, completamente estáticas en el medio de la sala. Los tacones me estaban matando, así que decidí sentarme junto a Blaze, que ahora dormía una preciosa siesta, la cual yo también anhelaba en ese momento.

- B-bueno... - Comenzó seulgi. El hecho de que tartamudeara, estaba comenzando a causarme demasiada gracia. Me tragué las risas como pude y me obligué a mí misma a recordar este momento para siempre. – t-taeyeon quería q-que vengamos  porque... - No entendía por qué se ponían de esa manera. Era yo. fany. La misma fany que las vencía en los videojuegos y las incitaba a que faltaran a clase porque estaba aburrida. La misma fany que hablaba de ellas sobre la cantidad de vampiras que Suzy  se había tirado, de las ex-novias de wendy y de las hermosas cosas que había hecho por ellas, y del hecho de que seulgi necesitaba conseguirse una vampira linda y simpática para no pasar toda su eternidad sola. Y decía vampira, porque les había prohibido estrictamente que incorporaran a una humana a sus vidas. Yo debía ser la única.

- Porque no quería que te dejáramos sola. Estaba paranoica. – Wendy  seguía sin mirarme a los ojos y no pude evitar reír.

- ¿Paranoica? – Miré a suzy, que parecía ser la unica lo suficientemente normal como para responder con sensatez. A pesar de que seguía viéndome demasiado.

- Por las chicas de la escuela. Yo le dije que estaba viendo demasiadas películas de adolescentes, pero élla insiste en que te mantengamos un ojo toda la noche... – Suzy me sonrió. – Pero ahora que te veo, un ojo no será suficiente. – Reí ante su intento fallido de coqueteo y pateé su pierna despacio.

- Bien. Reglas para esta noche. – Chasqueé mis dedos, intentando llamar la atención de todas, y al verme a los ojos, noté que seulgi y Wendy se sonrojaban. – Primero lo primero: dejen de actuar extraño. – El tic de Wendy  comenzó a disminuir de a poco y seulgi  respiró profundamente, intentando relajarse. – Es la primera vez que me ven vestida como si fuera una verdadera mujer, y su reacción es de lo peor. Sigo siendo la misma Fany  que les patea el trasero en Mario Kart siempre que se lo propone, así que deténganse. Soo  jamás será mi estilista otra vez. – Susurré para mí misma. – Regla dos: nada de parecer guarda espaldas del presidente. Los golpeo. Regla tres: me dejan sola y las mato. Regla cuatro: el que no sea divertida, es la encargada de acompañarme al baño de chicas y esperarme , ¿de acuerdo seulgi? –Élla revoleó los ojos y observé que soo y siwon se asomaban por el pasillo, ambos hablando de lo que sea. – Regla cinco, y ésta es para todas: no quiero ni una sola pelea. De lo que sea. ¿Quedó claro? – Observé que todas me miraban mal y achiqué mis ojos. -

¿Quedó claro? – Volví a repetir. Todas asintieron y susurraron cosas, incluso insultos. Sonreí. - ¡Hora de la fiesta! – soo  y yo gritamos de emoción y nos tambaleamos un poco mientras tomábamos nuestros bolsos y abrigos y salíamos del departamento, con siwon y las kim  detrás de nosotras, renegando y quejándose sobre lo que sea.

(...)

 

Esto era un desastre. Era un desastre desastroso.

En el momento en que entramos, siwon y soo se fueron por su lado, saludaron a susamigos y a las porristas y se fueron a la pista de baile de inmediato. Bueno, soo había arrastrado a siwon. Agradecía que fuera una fiesta de disfraces. Al parecer, según las kim, las personas se nos quedaban mirando por mi culpa, y no porque los habían reconocido. Seg n Chad, mi disfraz era demasiado „revelador‟. No había usado esa palabra, pero lo había tenido que golpear por su expresión.

 

Lo primero que hice fue salir corriendo al baño, con seulgi  como mi asistente. Se había quedado afuera, sosteniendo mi bolso como la buena mejor amiga que era, y luego me había reprendido por haber tardado tanto tiempo allí adentro. La verdad, era que no había hecho absolutamente nada. Me había visto al espejo como diez minutos, había comprobado que era una ridícula, pero me había repetido un millón de veces que esto era una fiesta de disfraces, y yo no era la única que parecía un adefesio mal vestido, y bueno, ¿a quién quería engañar? Había hecho un millón de caras estúpidas en el espejo.

Suzy  se había perdido entre la multitud, Wendy  se había sentado en una de las mesas que había en el gimnasio de la escuela y se había sacado el sombrero porque, como había dicho, no lo soportaba más.seulgi  se sentó junto a élla, y jugó con su teléfono sin prestarme ni un poco de atención. Ninguna parecía tener ganas de hablar, ni de divertirse, ni de existir, y me reprendí un millón de veces por no haberle hecho caso a mi cerebro cuando creo esta posibilidad en mi cabeza. Aunque claro, también había creado la posibilidad del asteroide estrellándose en el techo del gimnasio y haciendo que todos tuviéramos una muerte horrible y dolorosa. Era mejor no hacerle caso a mi cabeza, porque definitivamente no pensaba con claridad.

Todos parecían estar divirtiéndose, menos nosotras, que no parábamos de suspirarcon frustración. Al menos las miradas habían disminuido, y no escuchaba un solo susurro ni una risa porque la música estaba lo suficientemente alta como para no dejarme escuchar lo que sea que seulgi  estaba gritándome. La vi revolear los ojos, al entender que no comprendía ni mierda de lo que intentaba decirme, y apoyó la espalda contra su silla con fastidio. Miré mi teléfono. Me parecía muy extraño que

Taeyeon  no hubiera llamado aún, o siquiera mandado un mensaje. Me había prometido que nos veríamos después de la fiesta, y no sabía si su asunto con Yoona  había sido solucionado, o si seguía ocupada, o si tal vez no regresaría a su casa hasta mañana, por lo cual no podría verlo esta noche. Quizás estaba demasiada cansada y había decidido dormir un poco y esa era la razón por la cual no llamaba.

Sacudí la cabeza y dejé el teléfono dentro de mi bolso bruscamente.

- ¡Las odio! – Grité dirigiéndome hacia Wendy y seulgi, que ni siquiera se dieron cuenta de que les estaba hablando. Me crucé de brazos como una niña pequeña y pateé la silla de seulgi, que se volteó y comenzó a insultarme, pero ni siquiera la escuché. Saqué la lengua, demostrándole lo aburrida que estaba hacía más de dos horas.

No veo la hora de que esto termine.

 

- Hola. – Salté en mi silla por la voz extraña que había aparecido de repente junto a mi oreja. Cuando me volteé, un chico pintado como un esqueleto me sonrió. Sus ojos eran completamente grises, y me pregunté si tal vez estaría usando lentes de contacto, mientras se alejaba un poco de mí y acomodaba su cabello. - ¿Quieres bailar? – Volvió a decir cerca de mi oreja. Sonreí cordialmente, y estuve a punto de decir que sí, porque bailar sería un millón de veces más divertido que quedarme sentada viendo cómo todos disfrutaban menos yo.

 

- Lo siento, tengo novia. – Era la primera vez que usaba esa frase en mi vida, y el corazón se me desinfló como un globo al notar que extrañaba mucho a taeyeon. No la veía hacía dos días, y no estaba acostumbrada a no tener cerca su constante acoso.

De todas maneras, que él no estuviera, no significaba que yo no pudiera divertirme, aunque la culpa de que estuviera aburrida recaía completamente en Wendy y seulgi.

Y en suzy, que había desaparecido.

- Lo sé, taeyeon kim. – Lo miré sorprendida y no pude evitar dejar que la

sonrisa creciera.

- ¿Cómo lo sabes? – Él me sonrió y noté que guiñaba un ojo en la casi oscuridad del gimnasio del instituto.

- Todo el mundo lo sabe. – El hecho de que todos supieran que taeyeon era mi novia, me hizo preguntarme en qué momento élla se había convertido en mi novia. Porque que yo recordara, nunca lo había preguntado, ni yo tampoco. Achiqué los ojos ante el pensamiento, y me obligué a recordarme que debería hablar esto lo antes posible

. – Sólo quería bailar contigo, porque pareces aburrida. Sin ninguna doble intención. – Sonreí otra vez y dejé mi bolso en la mesa.

Estaba a punto de pararme, cuando la mano de seulgi  me tomó del brazo y me hizo bajar en la silla nuevamente. Fruncí mi ceño de inmediato y miré su agarre, indicándole que me soltara porque la mataría de la manera más sangrienta que se me ocurriera en el momento.

- Mala suerte amigo, no puede. – Wendy  se cruzó de brazos y gritó las palabras. Su voz se había hecho potente de repente, y rompió cualquier barrera de sonido que la música creaba. – Está con nosotras. – Los fulminé a ambos con la mirada y negué con la cabeza. Me volteé hacia el esqueleto que era el primer hombre no apellidado Kim  que había tenido las agallas de acercarse a hablarme después de que Taeyeon  me había besado en la cafetería del colegio. Él se encogió de hombros e hizo una mueca con la boca.

- Lo siento por molestar. Espero que pases una linda noche fany. – Y luego se levantó de la silla y se fue.

- ¡Espera! ¡Ni siquiera sé tu nombre! – Grité, pero mi voz fue tapada por la música.

Tiré de mi brazo y me solté del agarre de seulgi  mientras las miraba de la peor manera que podía. – Eso fue lo peor que pudieron haberme hecho en sus vidas. El chico era agradable y no parecía para nada interesado en mí. – Achiqué mis ojos mientras Wendy  reía.

 

- Por favor fany. Su táctica es llamada la "seulgi kim". De lo más com n. –

 

Seulgi  asintió, como si lo que Wendy  estaba diciendo fueran palabras sabias, sacadas de la biblia, en vez de una estupidez. – El chico se hace el que no le importas en lo más mínimo, y cuando menos te das cuenta, ya te acostaste con él diez veces y te dejó embarazada de trillizos. – Subí las cejas.

- ¿Y a eso le llaman la "seulgi kim"?

- Bueno... No lo pensamos bien a la hora de ponerle nombre. – Revoleé los ojos y me estrellé en el respaldo de mi silla al ver a seulgi  entrecerrar sus ojos mientras hablaba.

- Me están tratando como si fuera una prisionera de la cárcel. ¿En dónde está escrito que no puedo acercarme a algún chico agradable que me invite a bailar? – seulgi  se acercó más a mi oreja para hablarme.

- En el contrato que taeyeon  nos hizo firmar antes de venir. – Reí con ironía.

- Como si taeyeon  les hubiese hecho firmar un contrato. – seulgi y Wendy  me observaron con sus cejas levantadas.

Estaban jugando conmigo.

- ¿Les hizo firmar un contrato? – Ninguna contestó. Volvieron a sus posiciones del inicio, sin prestarme una pizca de atención. Observando todo con ojos filosos. -

¡Maldita bastarda! ¡Como si fuera un jodido objeto! – Respiré frustrada, exasperada y fastidiada.

Esa imbécil se las vería conmigo. ¿Quién se creía que era? ¿¡Quién se creía que era yo!?

- ¡HEY! ¡HEEEEEEYYY! – la  mosquetero imbécil número tres se hizo presente ante nosotros. Tambaleándose e intentando decir alguna palabra sensata, pero le resultó imposible.

¿Estaba borracha? Pero eso era imposible...

- ¡SUZY! ¡ES LA ESTUPIDEZ MÁS GRANDE QUE HAS HECHO EN TODA TU VIDA! – Élla rió escandalosamente mientras las kim la ayudaban a sentarse.

- Juro que no me comí a nadie. – Dijo, riéndose. Entonces había consumido suficiente sangre como para ponerse borracha. Al menos la noche se había puesto interesante.

- ¿De dónde la sacaste? – Preguntó Wendy y Suzy  hizo un gesto con sus labios y su dedo, pidiéndole que guardara silencio. Sacó una botella que llevaba escondida en su traje, y se la tendió a wendy.

- Del hospital... No le digas a mamá. – Y volvió a reír. Con razón había desaparecido tanto tiempo.

- ¿Cuántas te tomaste? – seulgi la tomó del brazo, para que dejara de moverse.

- ¿Dos? ¿Tres? – Hizo una mueca con sus labios, intentando recordar, y luego se encogió de hombros. – Perdí la cuenta después de la quinta. - Se acercó a mí y me sonrió, apenas podía abrir sus ojos y me causó mucha risa el hecho de que se movía como un fideo. – Linda chica. Bailar. – Y de repente se había convertido en George de la Selva.

 

¿Cómo había entrado al hospital? ¿Y cómo mierda había puesto la sangre dentro de esa botella?

- Esto es demasiado estresante. – Wendy  bebió de la botella de repente y seulgi  abrió los ojos como platos mientras observábamos que sus ojos destellaban de un rojo escarlata que desapareció en el momento en que los cerró y se sentó en su silla.

- ¡ESTÁS LOCA! – Le grité mientras seulgi le arrebataba la botella como podía.

- ¡Ese es mi hermana! – Suzy  chocó la mano con Wendy  y ambas rieron.

- ¿¡Por qué mierda hiciste eso!? – Rugió seulgi, que escondió la botella debajo de la mesa para que nadie la viera. wendy parecía completamente relajada en su silla, no estaba tan mal como suzy, ni siquiera se acercaba, pero parecía que en cualquier momento se pondría a dormir allí mismo.

- Porque olía bien. Muy jodidamente bien. Y porque sé que tú te encargarás de todo.

– Sus ojos habían vuelto a su color normal, los de Suzy aún no. seulgi respiró tranquilamente y me miró.

- fany, necesito que te deshagas de esa botella en este instante. – Ni siquiera le respondí. Élla también parecía a punto de perder el control y abalanzarse hacia la botella. Saqué el canasto  que tenia  y la metí dentro, intentando disimular. Corrí al baño lo más rápido que pude, evitando a cualquiera que intentara acercarse. Me metí en el primer cubículo que encontré desocupado, disimulé un poco para que ninguna de las chicas que estaban dentro, se dieran cuenta que algo pasaba, y vacié hasta la última gota por el retrete. Tomé mi frente mientras me sentaba y miraba hacia la puerta escrita que tenía delante de mí. Escuchaba los susurros de chicas que no conocía del otro lado de la puerta y decidí que no me importaba que sus susurros tuvieran nombre y apellido, y aún menos que ese fuera el mío. Acomodé mi falda y me pregunté qué mierda haría con la botella ahora que me había deshecho de lo que tenía adentro.

- ¿fany? ¿fany estás ahí? – La voz de soo  se hizo presente en el eco del baño y luego de unos segundos, escuché que la puerta se cerraba y los susurros desaparecían junto con la música que me había aturdido por el tiempo en que la puerta se había abierto. - ¡FANY! – La cabeza de soo apareció por debajo de la puerta y sonreí al ver su ceño fruncido de preocupación. - ¿Por qué corriste como si el último pedazo de tu pastel preferido estuviera encerrado dentro de este baño? –

Me pregunté cómo hacía soo para agacharse de esa manera, con tacones, y aun así, no tocar el suelo con otra cosa que no fueran sus pies.

Seguramente el tema de las porristas la había hecho más flexible.

- Sólo un pequeño percance, ya lo solucioné. Bueno... Casi. – seulgi tenía que arreglar la otra parte del plan. Si es que acaso teníamos un plan.

 

- ¿Percance? ¿Quieres contármelo? – Suspiré, y soo  se dio cuenta de que si lo hacía, ella enloquecería. – Te juro que no enloqueceré.

 

- Sí, claro. – Se me había escapado sin querer.

- Lo prometo. Sólo quiero ayudar. – Volví a suspirar y me paré del retrete, que estaba más cómodo de lo que esperaba, mientras la cabeza de soo  desaparecía de mi vista. Abrí la puerta y observé que ella trababa la otra para que nadie pudiera pasar. Se volteó hacia mí y me miró expectante. – Suéltalo. – Bajé mi falda, no porque hubiese estado muy arriba, aunque sí lo estaba, fue más un acto de nerviosismo, intentando mantener mis manos ocupadas.

- Suzy está borracha. Y Wendy ... Bueno, élla está bien, pero no tan bien. Es decir, no está borracha pero sí está...

- ¡fany! – soo me interrumpió y movió sus manos. - ¡Al punto!

Suzy  robó sangre del hospital y tomó tanta que ahora está algo así como borracha y drogad, y luego Wendy  tomó un poco de sangre. Y luego hubo ojos rojos y seulgi  me pidió que me deshiciera de la botella, y lo hice. – Busqué la botella dentro del cubículo del baño y se la mostré a soo, que me miraba como si no pudiera creer lo que en realidad escuchaba. – Y ahora no sé qué va a pasar. Porque seulgi no se veía tan fuerte como para poder sostenerlos a ambas, y no creo que Suzy esté feliz cuando se dé cuenta que no queda más sangre. Bueno, sí hay. Pero está dentro de los estudiantes disfrazados, y tengo miedo de que alguno de las dos idiotas mate a alguien. – Terminé mi relato en el momento en que soo  arrebataba la botella de mis manos.

- Bien. Lo primero que vamos a hacer, y no es golpearlas a ambas por crear un drama más del cual preocuparme, es deshacernos de la botella. – soo abrió una pequeña ventana que se encontraba debajo de un conducto de ventilación y revoleó la botella con todas sus fuerzas. Luego de unos segundos, ambas escuchamos un estruendo y supe que la botella había terminado hecha pedazos. – Lo segundo que vamos a hacer, es avisarle a siwon para que ayude a seulgi con las otras dos. – Hice una mueca con mis labios.

- No creo que las kim estén muy felices de escuchar eso...

- Bueno, entonces las kim tendrán que madurar de una vez por todas. – Tomé mi teléfono de mi bolso y llamé a seulgi, esperando que pudiera contestarme. Luego de tres timbrazos, y con mi esperanza por los suelos, porque creía que jamás me contestaría, la voz de Suzy  resonó en mi oído.

- ¿¡POR QUÉ NO A MÍ!? ¡MALDITA SEA!

- fany, este no es un buen momento.

Ya lo sabía, ¿acaso pensaba que era idiota?

- ¿Oh, en serio? Y yo que quería saber cómo estaba el clima para mañana. – Los gritos de Suzy  ahora parecían ahogados y lejanos. Podía incluso imaginar la cara de fastidio de seulgi  al escuchar mi sarcasmo.

- No tengo tiempo para esto, ¿Te deshiciste de la botella? – Del otro lado del auricular, la música que sonaba en el gimnasio, se escuchaba apagada, como si seulgi  estuviera lo suficientemente lejos como para que apenas se escuchara de fondo.

Supuse que en alguna parte de la escuela, tal vez.

- ¡MI BOTELLA! ¡MI AMADA BOTELLA! ¡LA ÚNICA QUE SIEMPRE ME HA AMADO! – Otra vez suzy.

- ¡Cierra la boca! – Wendy  sonaba más gruñóna que de costumbre y supliqué interiormente para que la sangre no estuviera haciendo ningún efecto en élla.

Recordaba un las millones de historias de taeyeon sobre las veces que las kim habían tenido problemas para controlar su sed de sangre, y esperaba con toda mi alma que esta no fuera una de ellas.

- Sí, por eso llamaba. – soo  me arrancó el teléfono de las manos.

- Voy a avisarle a siwom para que las ayude... ME IMPORTA UN COMINO QUE NO QUIERAS SU AYUDA ... ¿Por qué está gritando como un maniática? ...¡HEY! ¡CUIDADO! ¡ESTÁS HABLANDO DE MÍ NOVIO! – No veía que esto llegara a algún lado, de verdad. – Mira, seulgi, tú, vas a hacer lo que yo digo porque yo lo digo y porque tengo un millón de razones por las cuales hacerme responsable de esta situación, y tú, eres una de ellas, de una manera retorcida y espeluznante, pero lo eres. Sólo cállate y espera en donde quiera que estés, siwon puede encontrarlos. – Cortó, sin decir una palabra más y volvió a tenderme el teléfono. – Toma. Voy a buscar a siwon para convencerlo de que no sea un idiota. Tú quédate aquí. – Detuve a soo  del brazo en el momento en que intentó abrir la puerta.

- Yo no pienso quedarme aquí. Quiero ayudar. Voy a hacerlo. – Ella se zafó de mi agarre de repente, y noté que todo su rostro se ponía rojo de la furia.

- ¿¡Podrías, por favor, mantenerte lejos de los problemas una vez y hacerme caso en esto!? ¡YO SÉ DE QUÉ ESTOY HABLANDO! – Fruncí mis cejas sin entender cuál era el apuro de soo  por ayudar a las kim. Ella no era su fan número uno, para ser honesta, y no entendía tanta generosidad y bondad de su parte hacia ellas. - Yo puedo hacerlo Sólo... Sólo... Diviértete de una jodida vez – Estaba, oficialmente, desconcertada.

- ¿De acuerdo? – Dije, sin saber si esa era la respuesta que ella estaba buscando.

Soltó todo el aire que llevaba adentro y revoleó los ojos.

- ¡Increíble! Una vez que intento hacer algo lindo por ti. – Y luego salió por la puerta, dejándome completamente sorprendida. Esperaba que siwon accediera a ayudarlas. Aunque conociendo a soo, sabía que siwon aceptaría, de una manera u otra. Tal vez la situación no era tan grave como parecía. Tal vez había hecho más problemas y teorías en mi cabeza, de lo que en realidad estaba sucediendo. Seulgi  no sonaba tan asustada o desesperada o como si la tercera guerra mundial estuviera a punto de desatarse. Tampoco era una gran crisis... ¿Verdad? ¿ VERDAD ?

Necesito salir de aquí.

Prácticamente pateé la puerta del baño para que se abriera y salí de allí como si estuviera teniendo un ataque. Disimular definitivamente era lo mío, el único problema, era que no lo estaba haciendo muy bien en este momento. Los que estaban cerca del baño, se voltearon para verme, como si estuviera completamente desquiciada. Acomodé mi pequeño bolso en mi hombro y me puse mi canasto  intentando camuflarme un poco más. Comencé a caminar en donde se

 

encontraba la salida del gimnasio hacia las instalaciones de la escuela, pero mi teléfono vibrando me detuvo.

- ¡TE JURO QUE SI ME LLEGO A ENTERAR DE QUE SALISTE DE ESA FIESTA, TE MATARE CON MIS PROPIAS MANOS! ¡SIN EXCEPCIONES! –

Los gritos de soo  me habían dejado incluso más sorda de lo que ya estaba por la música. No tuve tiempo de contestarle, porque ya había cortado. Suspiré irritada y miré a mi alrededor, pensando en qué hacer.

Tampoco era como si tuviera muchos amigos, y las únicas chicas que conocía de mis clases, habían venido con una cita y no pensaba hacer de mal tercio ni aunque estuviera llorando del aburrimiento.

Este es el plan, fany. Consigues comida y algo para beber, y luego te sientas en la mesa más arrinconada que encuentres para que nadie te moleste. Después de una hora de cansarte de jugar con tu teléfono, llamas a soo, y le dices que la fiesta está aburrida, y te vas.

O, simplemente podrías ser social.

Sí, la opción uno.

Me dirigí hacia la mesa en donde se servían todos los aperitivos y me metí cinco de los que se veían más sabrosos en la boca. Mastiqué como un camello hasta que los pude tragar y me serví un poco de ponche, porque se habían quedado atrapados en mi garganta y dificultaban mi respiración.

- ¡Princesa!

¿Por qué los hombres tenían que llegar en el peor momento de mi vida?

- No. – Dije como pude. El chico, vestido de Jack Sparrow, frunció las cejas mientras le daba un buen sorbo a mi riquísimo ponche de alguna cosa rara.

- Ni siquiera te pregunté nada. – Revoleé los ojos, ante su irritante voz. - ¿Quieres bailar?

- Otra vez, no. – No conocía persona más simpática que yo.

- ¿Estás segura que quieres perderte de mis movimientos? – Sobé mi frente mientras lo veía bailar como un retrasado y sorbía otro poco de ponche.

- Segurísima. – No entendía cuál era el problema con los hombres. Cuando una chica decía que no, era no. A menos que dijera que no, pero en realidad significara sí. Aunque este no era uno de esos casos.

- ¿Y si sólo nos besamos y listo? – Mis ojos se achicaron e intenté transmitirle la mirada asesina más poderosa que pudiera, a pesar de la oscuridad. Su sonrisa arrogante y su guiño me hicieron exasperar aún más.

 

¿Quién se creía que era? ¿Johnny Deep?

- Uh, hermano. Acabas de cometer un grave error. – Ambos dirigimos nuestra vista hacia un chica que estaba junto a mí, también bebiendo ponche. No lo había notado antes de que hablara. Llevaba unos jeans , una blusa manga larga con rallas negras, llevaba una máscara que cubría la mitad de su rostro y de su cabeza le Sali un liston negro.

- ¿Perdón? – Dijo el falso y para nada educado Jack Sparrow a mi lado. Aunque agradecía que hubiera hablado para que no me lanzara encima de él a matarlo, aborrecía el hecho de que otra persona más se unía a una conversación de la cual no quería formar parte y de la que también yo era el tema principal. El raro disfraz  se volteó hacia nosotros, y observó al muchacho como si supiera todo lo que sucedía en el universo. Noté que sus ojos eran rojos y supuse que llevaba puestos lentes de contacto. Nadie podía tener los ojos de ese color naturalmente.

- Si estás intentando llegar a ella de forma altanera y arrogante, créeme que no llegarás a ningún lado. Jamás. – Fruncí mis cejas sin poder creer que hablaban de mí como si fuera un jodido objeto.

- ¿Perdón? – Mi voz sonó aún más indignada de lo que quería y mi mirada asesina se afiló ante su sonrisa de superioridad.

- ¿Y cuál crees que es la mejor manera?

¿Esto estaba ocurriendo en serio?

- Bueno, para empezar, „princesa‟ es estúpido. – Dio un sorbo de ponche y dejó el vaso sobre la mesa. – Tampoco „belleza‟, ni „preciosura‟, ni ning n apodo est pido que se te ocurra. No parece de las que les gustan los nombres. – No entendía por qué todavía no le había estrellado el vaso en la cabeza y me había ido. Me crucé de brazos, y sentí que toda la furia se posicionaba en mis mejillas. – Tal vez un „hola‟, o algo que suene más amistoso, y luego le preguntas qué le pasa, porque definitivamente le pasa algo. – Abrí la boca, sin encontrar las palabras correctas que quería decir y observé que sus ojos se dirigían a mi rostro y la estudiaban hasta el más mínimo detalle. – Ha salido del baño con la cara completamente pálida y se estaba a punto de ir hasta que sonó su teléfono. Luego vino aquí, y se comió seis de esas cosas en menos de treinta segundos. Sin contar que se ha terminado el vaso de ponche sin darse cuenta. Y bueno, tu pobre actuación para hacer que se fije en ti no funcionaría nunca, porque definitivamente no eres su tipo. – Su sonrisa me estaba comenzando a irritar como nunca jamás me había irritado nunca y me enfurecí aún más al notar que había tenido razón en todo lo que había dicho.

Le arrancaría los dientes ala cosa esa y a Jack Sparrow si seguían molestándome. Y allí va otra oración que jamás pensé que diría.

- ¿Y cuál es mi tipo, entonces? – Dije, llevada por la ira, con mis dientes apretados.

Élla sólo se cruzó de brazos.

- Yo creo, que tiene que ser un tipo o tipa duro. Ya sabes, pareces de esas con carácter fuerte, difíciles de llevar. Debe ser alguien interesante, porque estoy segura de que te aburres fácil. Alguien que te conozca y te haga sentir protegida, porque eres insegura. Demasiado. Que te haga reír, eso es muy importante. Y también que sea guapa, porque no creo que estés con el primer sapo que se te cruce. – la cosa rara observó a Jack Sparrow y negó con la cabeza mientras hacía una mueca con sus labios. – No cumples con los requisitos amigo, si fuera tú desaparecería antes de que te haga trizas, porque también es muy agresiva. – Mis puños se cerraron sin quererlo, mientras Jack Sparrow desaparecía. A pesar de que me había ayudado de deshacerme de un idiota, aún quedaba otro.

- ¿Estás acostumbrada a acosar de esa manera a la gente? ¿Nunca te han dicho que es de mala educación? – Su sonrisa se hizo aún más grande, y apartó sus ojos de mí.

- Yo no diría que estaba acosándote. Analizarte, sería un término más apropiado. – La música volvía a ser fuerte y eso hacía que su voz sonara apagada.

- ¿Y todavía no te han golpeado por „analizar‟ así a las personas? – Me miró aún con la sonrisa sellada en su rostro, y me guiñó un ojo detrás de la máscara.

- Un par de veces, pero sólo lo hago cuando quiero conseguir algo. – Fruncí las cejas.

- ¿Y eso es...? – Esperé para que completara la oración, y no sabía si era una movida para llamar mi atención, o sólo quería que lo escuchara mejor a pesar de la música, pero se acercó a mi rostro, sólo un poco, pero lo suficiente como para poder detallar en mi mente cada parte de su máscara y de la piel que no estaba cubierta.

- Que ese idiota se aleje y, en cambio, hacer que hables sólo conmigo. – Me golpeé alrededor de diez bofetadas interiormente al saber que me estaba sonrojando. Mecrucé de brazos y no retiré mi mirada de la suya, porque no iba a ganar. De ninguna jodida manera ganaría.

- Pues quiero que sepas, que no estoy disfrutando mucho de este momento en mi vida. Y para tu información, tú tampoco pareces ser mi tipo. – Levanté mis cejas e hice una mueca con mis labios mientras lo escuchaba reír suavemente. No retiró la cercanía de su rostro con el mío, en cambio, lo acercó un poco más, como si estuviera desafiándome.

- ¿Cómo lo sabes, si aún no me conoces? – Achiqué mis ojos una vez más.

- Conozco a las de tu tipo.

- ¿Oh, en serio?

- Sí.

- ¿Y cómo son lzs de mi tipo?

 

- Arrogantes, narcisistas, superficiales, se creen que el universo es suyo y que las chicas son un objeto al cual pueden reclamar como su propiedad. Imbéciles, básicamente. – Sonreí de la manera más sarcástica que pude.

- Eso dolió. – Hizo un sonido como si de verdad hubiese dolido y volvió a sonreírme. - ¿Sabes qué cosa no duele? Bailar.

 

- No. – Élla retrocedió y noté que entrecerraba sus ojos detrás de la máscara.

- ¿No? ¿Por qué no? – No contesté. Élla no tenía por qué saber mis razones. Además,no pensaba decírselas tampoco. No lo conocía. ¿Y si era un loca? ¿Un asesina? ¿Un violador? Tenía demasiada información al haberme analizado, a pesar de que no la había confirmado ni negado. – Oh, ya veo. – Asintió con la cabeza y yo levanté mis cejas aún más, esperando a que hablara. – Tienes novia. – Volví a quedarme muda mientras la observaba dar otro sorbo a su vaso relleno de ponche. – Y debe ser una muy celosa si no te deja bailar con alguien. – Negué con la cabeza, mientras sentía

que el enojo volvía a crecer en mí.

- Élla no es mi dueña. – No me daba cuenta de que acababa de confirmarle que tenía novia, pero lo descubrí cuando sonrió como el gato de Cheshire y me tendió su mano.

- Pruébalo. Baila conmigo. – Miré su mano con mis ojos entrecerrados y luego su sonrisa y me insulté a mí misma por lo que estaba a punto de hacer.

- Bien. Sólo una canción. – Dije, mientras la dejaba allí, con su mano tendida, y caminaba hasta el medio de la pista de baile, en donde un millón de parejas se abrazaban y bailaban al ritmo de la canción. Y justo, y en ese preciso momento, me di cuenta que era lenta. Una canción lenta. la maldita me había sacado a bailar porque era una jodida canción lenta.

- ¿Qué pasa? ¿Tu novia no te deja bailar canciones lentas? Porque estoy dispuesta a esperar para la próxima si me lo pides. – Apreté los dientes al escuchar su irritante voz distorsionada por el volumen de los altavoces.

- Cállate. – Apoyé mis brazos en sus hombros y los dejé rígidos, intentando crear una gran distancia entre nosotros. Élla rodeó mi cintura con sus brazos, más debajo de lo que era debido, y aprovechó el momento en que empujaba sus manos hacia arriba para acercar su cuerpo al mío. Mis brazos quedaron estáticos a los lados de mi cuerpo y alejé mi rostro como pude del suyo.

- Háblame de esta novia tuya. – Susurró y sentí que mi espalda comenzaba a doler por el esfuerzo de tanto doblarla.

- No tengo nada que decir. – Élla hizo una mueca con sus labios.

- Umh, no suena tan interesante como supuse. – Entrecerré mis ojos.

- Sí es interesante.

- Entonces háblame de élla.

- ¿Qué quieres que te diga? – Fruncí mis cejas.

- Lo que sea... ¿Acaso es más apuesta que yo? ¿Tan celosa como estoy seguro que es? ¿La extrañas? – Su sonrisa me daba ganas de golpearlo con un martillo en la cabeza.

 

- ¿Por qué tendría que extrañarla? – Sí la extrañaba, pero ese no era el punto.

 

 

- Porque si yo fuera tu novia, y estuviera aquí, jamás te dejaría sola, menos aún con lo que llevas puesto. Bonito atuendo, hablando de eso. – Sus ojos escanearon todo mi cuerpo, y las ganas de golpearla crecieron.

- Eres tan insoportable, ¿te lo he dicho? – el disfraz raro sonrió aún más.

- No me lo dices hace mucho.

- ¿Qué? – Fruncí las cejas mientras sentía que me apretaba contra su cuerpo, y acercaba su rostro aún más al mío. Observé con cuidado su sonrisa, cómo curvaba su labio de arriba un poco más a la izquierda, y un camino irregular de lunares que comenzaba en la parte superior de su cuello y seguía hasta por debajo de su blusa.

- No puedo creer que no te hayas dado cuenta. – Mordió su labio inferior, intentando no reír y de repente, su voz se hizo más clara, y ya no sonaba tan ronca y forzada como antes.

- ¡Eres una idiota! – Golpeé su pecho con mis manos mientras sentía que se sacudía debajo de mi tacto. Estaba riendo. – Estuve a diez segundos de golpearte en la cara taeyeon. – Quité su máscara, para confirmar lo que ya sabía, y su rostro me recibió como una taza de chocolate caliente en un día frío de invierno además q estaba pintada con bigotitos.

- Estuviste a diez segundos de besarme, y lo sabes. – Era mentira. Jamás besaría a otra chica que no fuera taeyeon. – Aunque creo que eso debería preocuparme,

 

¿cierto? – Tiré su cabello hacia atrás intentando no mover de su lugar el liston negro que tenía en la cabeza y sonreí.

La había extrañado tanto.

- Jamás hubiese besado a esa idiota egocéntrica. Pero a ti... Puedo pensarlo. – Dimos un giro mientras nos tambaleábamos al ritmo de la canción, que parecía interminable, y esperaba que así lo fuera.

- Bien. Porque de verdad me habría enfadado si hubieras querido besarme. Bueno, al diablo yo. – Señalé sus ojos con la mano libre que no sostenía la máscara, intentando preguntarle si eran lentes de contacto. – Lentes de contacto. – Y sí lo eran. Rodeé su cuello con mis brazos.

- ¿Qué estás haciendo aquí? – Necesitaba saber si había resuelto sus asuntos con yoona, porque jamás me perdonaría que lo hubiese dejado plantada por mi culpa y por la culpa de este estúpido bailes.

- Debo admitir que hubo un poco de conspiración... - Reí, y sentí que uno de sus dedos hacía círculos en mi cintura. – Pero principalmente, jamás te habría dejado salir sola. Y menos con lo que llevas puesto. Hablando de eso, ¿por qué llevas puesto eso? ¿Quieres darme un ataque al corazón? Porque lo causaste desde el primer momento en que te vi. – Golpeé su nuca con cuidado y evité la respuesta.

- ¿yoona  y tú arreglaron lo que tenían que arreglar? – Su rostro no me dijo nada.

Se volvió completamente ilegible, como una roca.

- Es un asunto complicado, y de verdad no quiero hablar de eso ahora. Quiero hablar de esa frase tuya... ¿Cómo fue? – Sabía que cambiaba de tema de repente porque había algo que no quería o no debía contarme. No me preocupé, tarde o temprano lo averiguaría. – Ah, sí: "Mi novia no es mi dueña", ¿algo para decir, Señorita hwang? – Negué con la cabeza y sentí que los cabellos de su nuca se erizaban al proveerle ligeras caricias en el cuello con mi mano libre. Toda taeyeon  se tensó bajo mi tacto y me resultó tierno y divertido al mismo tiempo, así que sólo lo seguí haciendo.

- Técnicamente hablando, no tengo novia. Y si lo tuviera, élla definitivamente no sería mi dueña, ni hablar. – taeyeon  frunció sus cejas y juro que vi brillar sus ojos a pesar de los lentes de contacto. – Hablando de cosas que recuerdo, ¿me quieres mencionar algo sobre un contrato? – Levanté las cejas con gracia.

- ¿Técnicamente hablando? Claro que tienes novia. Yo soy tu novia. – Sonreí con todo lo que había en mí y bajé la mirada un segundo, hasta que recordé que estaba lo suficientemente oscuro como para que élla no notara que estaba ruborizándome, aunque probablemente lo sabía, ya saben, vampiro. No me importó que evitara mi pregunta como el mejor, lo que acababa de decir me estaba derritiendo de adentro hacia afuera.

- No recuerdo el momento en que lo hicimos oficial. – Élla suspiró con cansancio y yo mordí mi labio inferior porque amaba exasperarla de esa manera. No necesitaba escuchar de sus labios la famosa pregunta para saber que éramos novias, ya lo sabía, sólo me gustaba torturarlo con estas cosas de chicas que él no soportaba en absoluto.

- ¿En serio? ¿Me vas a hacer esto en un baile? ¿No habíamos hablado de los clichés?

- A la última conclusión que llegamos, fue que no eran tan malos como parecen. –

Revoleó los ojos y me pregunté si los lentes le molestaban.

- Eso fue porque quería besarte.

- Si quieres besarme otra vez, entonces dilo. – taeyeon  paró de balancearnos y se quedó en el lugar en donde estábamos. La música nos rodeó como si se tratara de la mismísima niebla y juro que no me importaba que todo el mundo dijera lo mismo, yo hablaba en serio cuando decía que el tiempo se había detenido, y a nuestro alrededor no había nada más que las escasas luces que iluminaban el gimnasio.

- fany, ¿quieres ser mi novia? – Mordí mi labio, intentando evitar la sonrisa que se formó en mi rostro, pero me fue imposible.

 

 

 

- Claro que no. Estás loca y eres un vampiro. Ni drogada. – Élla rió y se abalanzó hacia mí, besando mis labios con delicadeza. Una de sus manos viajó hasta mi nuca y me acercó un poco más hacia élla. Me alejé un poco, y abrí mis ojos mientras sentía que su nariz chocaba con la mía. Su aliento caliente golpeó mi cara y mi rostro estaba serio. – Claro que quiero ser tu novia, taeyeon. – Élla sonrió mientras volvía a empujarme cerca para estrellar sus labios con los míos una vez más. Me sentía en la novena nube o tal vez más alto.

- ¡Distancia, Señorita kim! – taeyeon  se alejó de mí y ambos observamos al Profesor Young, con sus lentes casi cayendo de su nariz. Reí y desvié la mirada, completamente avergonzada. Era la segunda vez que nos encontraba en una situación bastante comprometedora.

- Claro señor. – taeyeon  se alejó de mí todo lo que pudo mientras yo seguía riendo de la manera más sutil que podía al notar que el Profesor Young nos observaba como si fuera mi padre en realidad. Luego de que se alejó, fui yo la que dio el primer paso hacia taeyeon  que seguía sonriendo, divertida por la situación. Me agaché un poco y apoyé mi barbilla en su hombro, mis manos envolvieron la parte superior de su espalda y suspiré, completamente feliz. Sentí la respiración tranquila de taeyeon recaer sobre mi nuca y la piel se me puso de gallina al sentirlo tan cerca. – Me acabo de dar cuenta que no tenemos una canción. – Fruncí las cejas a pesar de que Élla  no podía verme.

- ¿Una canción? – Susurré.

- Sí, todas las grandes parejas tienen una canción. – Dijo, completamente seguro y decidido.

- De acuerdo... ¿Qué te parece si esta es nuestra canción? – Me imaginaba su rostro completamente serio mientras comenzaba a balancearnos levemente de un lado al otro. - ¿La conoces? – Pregunté.

- No, ¿y tú? – Sacudí con la cabeza, porque no se me apetecía hablar más, sólo quería disfrutar de ese hermoso momento. – Entonces será nuestra canción secreta.

Es tan secreta que ninguno de las dos sabe cuál es. – Sonreí, cerré los ojos y no contesté. Taeyeon  seguía balanceándonos de un lado a otro con suavidad y sentía que cada segundo que pasaba, las mariposas en mi estómago me hacían volar más alto y ya no estaba en la novena nube, estaba en la décima, onceava, vigésima, milésima nube. Había perdido la cuenta, pero no podía evitar sentirme bien cuando taeyeon  me rodeaba con sus brazos y me sostenía de la manera en que lo estaba haciendo.

- fany... - Abrí los ojos, creyendo que taeyeon era la que susurraba mi nombre, pero no era su voz. – fany... - Alguien más estaba susurrando mi nombre.

Observé a mi alrededor, intentando buscar a alguien que estuviera lo suficientemente cerca como para que susurrara mi nombre y lo escuchara. Pero no había nadie, sólo un montón de parejas abrazadas, ninguna prestando atención a lo que estaba haciendo. – fany. – Como si hubiera aparecido del aire, soo  estaba a unos cuantos pasos de mí, con su disfraz y su cara llena de sangre. Me miró con terror, y leí que formulaba mi nombre con sus labios. Mi cuerpo se tensó y mis piernas flaquearon mientras la veía correr hacia los pasillos que llevaban a la escuela. Me alejé de Aaron de inmediato y sólo le dije que debía ir al baño. Corrí detrás de soo, apenas la veía, escuchaba su llanto y sus pasos rápidos por los pasillos y las escaleras de la escuela. Intenté llamarla, decirle que se detenga, pero nada daba resultado, así que sólo seguí corriendo, intentando alcanzarla y sin notar hacia donde estaba corriendo, hasta que subió unas escaleras por las que nunca había pasado, abrió una puerta y se detuvo, mirando al cielo. Me acerqué a ella, pero antes de que pudiera tocarla, se volteó, sonrió mientras me guiñaba un ojo y luego desapareció en el aire. Se hizo polvo. Se esfumó completamente. Como si nunca hubiese existido. Me faltaba la respiración de tanto correr, pero más que nada, de la impresión y el asombro por lo que acababa de suceder.

- Sólo dímelo. – Una voz que conocía bastante, me llegó a los oídos de repente. No me moví de mi lugar, estaba demasiado sorprendida como para hacer un solo movimiento. A lo lejos, en la azotea de la escuela, noté el cuerpo de Yoona hablando con una sombra terrorífica de ojos rojos que destellaban en la oscuridad. –

Sólo dime... ¿Lo es? – Los ojos de kriss volaron hacia mí, y juro que podía ver su sonrisa brillar aunque estaba bastante oscuro, y lo único que iluminaba mi pobre vista, era la luz de la luna, que no ayudaba en casi nada a ver con claridad.

- Sí. Sí lo es. – Me guiñó un ojo al mismo tiempo que veía que Yoona  caía al suelo, completamente rendida. Levantó sus dos manos y escuché un ruido en mi espalda, pero no le hice caso, porque kriss  acababa de tirarse del edificio. Una exclamación de sorpresa salió de mis labios, olvidándome completamente que para ellos era normal saltar de grandes alturas sin hacerse el más mínimo daño. Yoona  se volteó hacia mí de repente y noté que sus ojos se abrían con sorpresa, pero no me estaba viendo a mí. Giré sobre mí misma y me quedé estática al ver que un gigantesco tanque de agua estaba comenzando a caer directamente encima de mí. No pude moverme. Una fuerza extraña no me dejaba despegar mis pies del piso y por más de que mi cerebro haya gritado una y otra vez " CORRE POR TU VIDA ", " VAS A MORIR ", " MUÉVETE ", mis piernas seguían sin responder ni al más mínimo llamado de auxilio que resonaba en mi cabeza. Veía el objeto caer y caer y caer, como si estuviera en cámara lenta. Me imaginé qué sería de mí cuando muriera. Cómo le explicarían a soo  que ya no estaba, e imaginarme la reacción de Taeyeon  al ver mi cadáver en un ataúd me rompió el corazón e hizo que un millón de lágrimas se envolvieran alrededor de mis ojos. Mis brazos envolvieron mi cabeza, en un acto de reflejo, y me dejé llevar por el miedo que corría por mis venas. Iba a morir.

 

Mi cabeza estrelló contra algo duro y sentí una fuerte presión en mi cintura mientras escuchaba el ruido de algo parecido a una explosión a mí alrededor. Mi cuerpo se mojó de la cabeza a los pies y cuando abrí los ojos, me di cuenta que no había muerto realmente. Mi cabeza dolía y cuando miré mis manos, descubrí que estaba sangrando. Mi vista se volvió algo borrosa, pero pude distinguir a un Yoona  igual o incluso más mojado que yo, sacudiéndome por los hombros, y diciéndome un millón de cosas que sólo llegaban a mis oídos como un eco lejano que retumbaba y retumbaba, sin dejarme distinguir nada con claridad. Y luego todo se puso negro.

 

(...)

La puerta principal de las kim estaba abierta y me extraño como nunca en mi vida. Siempre la cerraban con llave. Siempre alguna de ellas me abría la puerta para dejarme pasar. Aunque no era la primer cosa extraña que me pasaba en el día y estaba más que segura de que tampoco sería la última.

"Ven a casa, necesito hablar contigo." Decía el mensaje que me había mandado seulgi, y esperaba con todo lo que había dentro de mí, que no quisiera hablar de la noche de la fiesta de Halloween, porque mi respuesta sería la misma que les había dado a todos cuando Jaejoong  estaba cociendo mi cabeza en el hospital. No lo sabía, y no tenía idea. Todo era una mancha oscura en mi cabeza y cada vez que me ponía a pensar en ello, una terrible jaqueca se apoderaba de mí y me causaba nauseas. Me encaminé por el pasillo principal, intentando ir a la cocina, pero al pasar por la

entrada de la sala, distinguí la cabeza de taeyeon  sentada en el sofá. Sonreí mientras me colaba en la sala, pero esa sonrisa desapareció al instante al notar que toda la familia kim se encontraba allí, completamente callados y observándome con pena.

Sólo habían sido un par de puntos y unos cuantos moretones, dentro de unos meses estaría como nueva. No había que preocuparse tanto.

- ¿Hola? – Dije incómoda. Ninguno me respondió. Observaron el suelo y eso me dio tiempo para fijarme más en cada uno de ellos. Jaejoong y bora estaban tomados de la mano, bora  aún tenía un par de lágrimas en los ojos y sus alrededores, mientras Jaejoong sobaba su espalda con todo el cariño que podía transmitirle.

Ambos estaban sentados en un sofá, en frente de otro en donde se situaban taeyeon y yoona. No podía ver la cara de yoona, porque la tenía enterrada entre sus manos. Taeyeon  tenía esa expresión en el rostro que la gente tiene cuando está a punto de darte muy malas noticias. Suzy  se encontraba en un rincón de la pared, con su vista perdida en donde sea y justo en el otro extremo estaba Wendy , que miraba hacia todos lados, como si intentara decidir qué hacer. Seulgi estaba sentada en una silla, muy cerca de mí, y tiraba ligeramente de su cabello mientras me observaba a mí y al suelo intercaladamente. La preocupación se instaló instantáneamente en mi cuerpo y miré a taeyeon, intentando conseguir alguna respuesta de lo que estaba sucediendo. Élla sólo me miró, y observé que tragaba saliva como podía. – Díganme qué sucede. – Quería que hablaran de lo que sea, sin anestesia, ni tacto. Si lo soltaban de repente dolería menos. Como las banditas.

 

- fany, tenemos que hablar. – Fue lo único que dijo taeyeon. Y luego todos me

 

miraron.

 

¿Qué había hecho ahora?

SI ENCUENTRO AL MENOS ALGUNOS COMENTARIOS MAÑANA TEMPRANO SUBO EL SIGUIENTE CAPITULO , YA LO TENGO TERMINADO Y ESTOY ...................................................................................................  QUE GRAN REVELACION DE YOONA!!

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Comments

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dafnytae
#1
Chapter 57: Como vas con la segunda temporada? (>_<)
2597611 #2
Chapter 57: Yeahhh!! Porfin
Itaenylove
#3
Chapter 57: siiiiiii
por fin
Skyth06
#4
Chapter 57: Antes q nada feliz año, mis mejores deseos, y púes sii segunda temporada :3!!
mv007842 #5
Chapter 57: Hola que este año sea de mucho excito y que dios te bendiga y que bueno que ya vas a actualizar la segunda temporada de esta historia actualiza chau
rafayola
#6
Chapter 57: HOLAAA y un MUY felíz año te deseo lo mejor :D y pues claro a apoyarlas, en cuanto a la segunda temporada espero con ansias <3
Taeny16 #7
Chapter 56: No quería leer este capítulo :( pero lo leí porque soy una maldita masoquista
rafayola
#8
Chapter 56: No puedo con el último capítulo, me destrozó muchas gracias por la adaptación espero con ansias la segunda temporada
Taeny16 #9
Chapter 53: Este Fic es genial, me encanta, lo estaba leyendo antes pero la autora no lo actualizó más. Me encanta❤ Pero tengo miedo de leer el final :(