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—Me veo ridícula. —Winter se veía al espejo sin poder reconocerse. Jamás en su vida pensó que tendría que ir a la escuela con uniforme. Se dio media vuelta y su mamá Tiffany se acercó, ajustando su corbata mientras Minjeong hacía gestos de asfixia. —Te ves como tu mamá. —Tiffany no dejaba de sonreír, ver a su hija con su antiguo uniforme era casi como ver a Taeyeon cuando recién se habían conocido. —Muy guapa. —Agregó, volteando a Minjeong para que se vuelva a ver al espejo. Ese día tenía que ser su primer día de clases, pero como no tenía su uniforme tuvo que faltar.

Tiffany comprendía que su hija seguía estando dolida por la mudanza. También sabía que Minjeong estaba en una edad complicada, algo entre querer ser adulta y seguir viviendo en la adolescencia donde tus decisiones tenían que ser constantemente cuestionadas por los adultos a su alrededor. —¿Todo bien? —Una señora estirada apareció por la esquina del probador, Tiffany se giró y asintió. —Llevaremos dos de este. —La mujer sonrió. —También vamos a querer dos uniformes deportivos.

—Perfecto.

Cuando Tiffany se dio vuelta, Minjeong ya se había desatado la corbata y se quitaba el suéter. —Iré a pagar en lo que te cambies. —Minjeong no respondió porque no estaba de humor. Ese día había despertado particularmente gruñona, no le gustaba no estar en su cama y todavía no se acostumbraba al cambio de horario. Se cambió a su ropa de calle y dobló el uniforme que se había probado.

Después de comprar el uniforme, las dos fueron a un pequeño café para comprar dos capuchinos que tomaron mientras caminaban por el pueblo. —Había olvidado lo tranquilo que es. —Suspiró Tiffany, dando un par de sorbos a su café. —Se siente bien estar alejada de la ciudad, tener silencio y poder escuchar tus pensamientos.

—Eso es bueno si tus pensamientos son buenos.

Tiffany se quedó callada nuevamente, era extraño porque generalmente era ella la que debía regañar a su hija y Taeyeon siempre hacía las cosas divertidas. Pocas veces había sido de otra forma y quizá ahora era la más seria de todas. Tiffany quería intentar arreglar las cosas, pero estaba siendo más difícil de lo que pensaba. —Mamá. —El llamado de su hija la hizo dejar de pensar en esas cosas. —¿Crees que algún día dejes de amar a mamá? —La pregunta le tomó por sorpresa, sobre todo porque nació de la nada.

—¿Por qué dices eso? Obviamente no dejaré de amar a Taeyeon, con los años mi amor por ella solo crece. —Winter se quedó mirando la sonrisa que tenía su mamá, podía confirmar que no estaba mintiendo. —Aunque no le digas eso, tengo una imagen de mujer difícil que mantener.

Minjeong soltó unas risas. Sabía que cuando eran adolescentes y comenzaban a salir, Tiffany se hacía la difícil y fue Taeyeon quien estuvo tras ella por meses hasta lograr que acepte salir con ella, pero ahora no podía ser más lejano a eso. Su mamá Tiffany era muy cariñosa y siempre demostraba lo enamorada que estaba. —Y ahora no solo la amo a ella, también amo la familia que formamos, es un lazo incluso más fuerte. —Tiffany pasó su brazo alrededor del cuerpo de su hija y continuaron caminando abrazadas. —¿Por qué preguntas? —Tiffany se hacía una idea, pero quería saber igualmente.

—Yunjin y yo estuvimos hablando sobre sus mamás. Me dijo que se habían dejado de querer.

—Todas las relaciones son distintas. —En momentos como esos era que Tiffany recordaba que su hija seguía siendo apenas una adolescente de 16 años. Tenía miedos e inseguridades y ella como mamá sentía que era su responsabilidad ayudar en momentos así. —Estoy segura de que Yuri y Yoona todavía se quieren mucho, algunas relaciones se desgastan y otras cambian.

—¿Crees que volverán? —Minjeong adoraba a sus tías y no imaginarlas juntas era algo que le costaba creer.

—Eso no lo sé, pero nunca se alejarán realmente. Tienen una hija juntas y muchos recuerdos, esas cosas simplemente no se cortan. —Winter asintió y Tiffany se tranquilizó al saber que su hija se veía un poco mejor. —Sé que Jennifer y tú ya no son tan cercanas como antes, aunque a tu mamá y Yuri les cueste aceptarlo. —Tiffany y Yoona se habían dado cuenta hace tiempo que sus hijas ya no eran uña y mugre como cuando eran pequeñas. —Pero intenta acompañarla, no creo que sea fácil para ella asimilar que sus mamás ya no están juntas. No sé quiénes sean sus amigas acá, pero no todos son muy receptivos cuando saben que tienes dos mamás. A lo mejor es bueno que hablen esas cosas y la apoyes.

A Winter le hacía sentido eso porque Yunjin le había hablado eso de la nada. Quizá la menor quería desahogarse y pensó que ella podría comprender. —Lo haré. —Se comprometió y justo llegaron al auto para volver a casa.

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—Jen. —Eran pasadas las diez de la noche, Minjeong todavía no tenía ni un poco de sueño y al día siguiente tenía su primer día de clases. Había decidido llamarla porque no dejaba de pensar en la conversación que había tenido con Tiffany. —¿Es muy tarde para llamarte?

—No, no. —Yunjin sonaba más que despierta. —¿Todo bien? —Minjeong caminó hasta la ventana, vio a los vecinos del frente saliendo de la casa. Su mamá le había dicho que la mujer se llamaba Krystal y el hombre asumió que era el esposo. Ambos subieron a un auto y salieron de ahí. —Todo bien ¿y tú? —Hubo un silencio del otro lado, quizá porque Yunjin no esperaba que aquella fuera una llamada casual.

—Bien, me preparaba para ir a la cama.

—¿Yuri ya se devolvió a Seúl? —Minjeong quiso introducir el tema con delicadeza, porque no sabía si era delicado o no.

—Se fue luego de la cena, no se queda a dormir cuando viene de visita.

—¿Te puedo preguntar algo? —Se iba a devolver a la cama cuando notó a una chica saliendo de la casa del frente, era la misma que habían visto cuando Yunjin estaba en su casa. —Claro, pregunta. —Winter se quedó parada viendo a la chica, su cabello negro y largo se movía con el viento, traía unos shorts de jeans, un hoodie algo grande y cruzó sus brazos como si estuviera de mal humor. Minjeong no podía dejar de mirarla, era quizá la chica más hermosa que había visto en toda su vida. —¿Winter? —La voz de Yunjin le recordó que estaba hablando por teléfono. —¿Qué es lo que me vas a preguntar?

Minjeong aclaró su garganta, aunque no dejó de ver a su vecina. —Perdón, es que me distraje. —Rió un poquito nerviosa, por un momento sintió que su vecina la estaba mirando por lo que decidió mirar a otro lado. —¿Por qué quisiste venir a Naevis? —Quería saber qué era lo que atraía a alguien de su edad a venir a un pueblo como Naevis. Tan diferente a Seúl, y no de una buena forma.

—Quería venir. —No era la respuesta que pensaba escuchar, en su cabeza Yunjin había sido obligada por su mamá, tal cual como le pasó a ella. —Mamá estaba muy estresada viviendo en la ciudad. Tenía una depresión muy fuerte y mamá Yuri no se daba cuenta, entonces comenzó a venir los fines de semana y un día le dije que nos viniéramos a vivir de forma permanente, que no me importaba cambiarme de escuela y desde entonces vivimos acá.

—¿Fue muy difícil el cambio? —Minjeong quería saber más de su experiencia, quizá no sería tan complicado para ella. Volvió a mirar por la ventana y vio a alguien corriendo por la calle. —Lo fue, pero hice amigas luego y ahora es todo perfecto. —Su vecina y el chico que había dejado de correr se abrazaron y besaron en los labios, fue ahí que reconoció que el chico era Jeno. —Minjeong, vas a estar bien. Solo no seas tan obvia.

—¿Tan obvia? —Karina tomó a Jeno de la mano y lo metió dentro de su casa. —Ya sabes, tan obvia en demostrar que te gustan las chicas. Las personas aquí no son muy receptivas a estos temas, lo mejor es que pases desapercibida.

Minjeong rodó los ojos, era exactamente eso lo que odiaba de lugares como Naevis. Yunjin tenía dos mamás y seguramente nadie en la escuela sabía. —Es fácil decirlo cuando eres hetero. —Se quejó Minjeong, obteniendo silencio desde el otro lado. Notó entonces las sombras en la habitación que daba frente a la suya, supo de inmediato que eran las dos personas que antes se besaban en la calle.

—Solo tendrás que soportar un año ¿No? Además tu mamá siempre se queja de que nunca quieres algo serio, creo que podrás pasar desapercibida.

—Es cierto, pero tampoco me voy a esforzar para pasar desapercibida, Jennifer. No siento que deba ocultar nada. —Ladeó la cabeza al notar que claramente la sesión de sus vecinos comenzaba a agitarse.

—No me gustaría que lo pases mal.

La chica empujó a su novio contra lo que supuso era una cama y todo comenzaba a verse un poco complicado. —Soy más dura de lo que piensas. —La chica del otro lado comenzó a reír. —Toddy diría lo contrario.

—No metas a Toddy en esto.

Ahora las dos reían, y las risas solo se detuvieron cuando Minjeong notó que el chico se paraba de golpe y se perdía su figura. Luego la silueta de la vecina se movió y apenas unos segundos después estaban los dos nuevamente en la calle, al parecer, discutiendo.

—Entonces ¿Vamos a la escuela juntas mañana? —preguntó Yunjin, volviendo a sonar como la chica amigable de la que alguna vez fue muy cercana.

—Claro, yo paso por ti.

Minjeong cortó la llamada y continuó viendo hacia abajo, notó que Jimin se limpiaba un par de lágrimas y estaba casi segura de que volvieron a hacer contacto visual antes de que se entrara a su casa.

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Minjeong tocó el timbre de la casa de Yunjin, la de la menor quedaba de camino a la escuela y cerca del barrio donde vivía. Abrió la puerta Yoona, quien de inmediato la abrazó. —Minjeong, tanto tiempo. Estás tan hermosa. —Winter correspondió al abrazo, no veía a su tía Yoona hace mucho tiempo porque luego de la separación se había alejado un poco del grupo, algo completamente entendible. —¡Yunjin! Minjeong ya llegó. —La casa de Yoona y Yunjin era bastante modesta para un pueblo como Naevis, pero tenía un diseño moderno y por dentro estaba lleno de esculturas y pinturas únicas, ya que Yoona era artista. La casa parecía un verdadero museo. —Sé que debe ser un cambio brusco, pero cualquier cosa que necesites eres siempre bienvenida en nuestra casa ¿Si? —Minjeong asintió con una sonrisa, Yoona siempre había sido de sus tías favoritas.

—Estoy lista. —Yunjin abrazó a su mamá y salió de la casa junto a Minjeong. La menor traía su cabello suelto con una trenza a uno de los costados, tenía un muy ligero maquillaje y Minjeong solo pudo pensar en que no lo necesitaba porque Yunjin era probablemente la chica más linda que conocía.

—¿Estás nerviosa?

—¿Debería estarlo? —La mañana estaba fresca, pero perfecta para ir caminando a la escuela, algo que no muchos hacían, ya que a los padres les encantaba llevar a sus hijos a la escuela y competir por quién tenía el mejor auto.

—En mi primer día me temblaban las rodillas. —Confesó Yunjin, un poco tímida.

—Estoy nerviosa. —Comentó Minjeong cuando comenzó a ver la escuela a la distancia. —No me tiemblan las rodillas, pero el corazón me late un poquito más fuerte de lo normal.

—Vas a estar bien. —Yunjin le dio unos golpecitos en el hombro. —Me gusta que estés aquí, jamás pensé decirlo.

—Jamás pensé que te escucharía decirlo.

Entraron a la escuela y Minjeong se robó la mirada de todos, no era habitual que lleguen estudiantes nuevos. —El pasillo de la izquierda es para el edificio de los hombres y el de la derecha el de las mujeres. Tenemos clases divididas, pero hay espacios comunes como gimnasios, cafetería y patios. —Le explicó Yunjin mientras se iban por el lado derecho. Minejong notó que cada salón tenía un número escrito en la puerta, pudo recordar en la ficha que leyó en la mañana que el suyo sería el A3, el mismo que tenía Yunjin.

—Bueno, aquí paramos nosotras. —Yunjin dio golpecitos en su espalda y ambas entraron a la sala llena de jóvenes de su misma edad, todas dejaron de hacer lo suyo para verlas a ellas. —Tenemos asientos asignados así que tendrás que esperar a la profesora para que te digan dónde sentarte. —Yunjin hizo un puchero, ya que no le gustaba la idea de dejar a Minjeong ahí, donde sería en blanco de todas las miradas. Minjeong le dio una mirada segura, estaba bien esperar un poco. Por suerte no fue muy larga esa espera, Minjeong se quedó en una esquina y la maestra reconoció de inmediato el rostro nuevo. —Debes ser Minjeong ¿No? —Se acercó para poder saludarla apropiadamente. —Yo soy la profesora Lee, estoy a cargo de esta clase y también enseño historia.

—¡Clase! —La profesora que debía tener unos cuarenta años logró que todas las mujeres se quedaran en silencio, al parecer era respetada por todas. —Buenos días, antes de comenzar tengo que presentar a la nueva alumna. Ella es Kim Minjeong y será parte de nuestro grupo, es nueva en Naevis así que espero que sean amables con ella. —Todas la analizaban de pies a cabeza, algo que sin duda no era muy amable para alguien que estaba recién llegando. —Puedes tomar asiento en la tercera fila, el asiento libre junto a la ventana. —Minjeong sonrió, ya que era uno de los mejores asientos. Podría distraerse viendo al patio y pasar desapercibida por estar en medio de todos los asientos.

Caminó hasta dicho asiento, notando que delante de ella estaba su vecina, aunque a ella no le interesaba ni siquiera hacer contacto visual con Minjeong. —Ning Yizhuo. —La chica del asiento de al lado se estiró para poder presentarse sin tener que gritar y le ofreció su mano, la cual Minjeong no dudó en estrechar. —Pero todos me llaman NingNing.

—Nadie te llama NingNing. —La chica del asiento de adelante de Yizhuo se dio vuelta, Minjeong notó de inmediato que no tenía una cara de muchos amigos. —Para que alguien te llame así primero tendrían que conocerte.

—Me estás hablando ahora. —NingNing pareció indiferente a lo que Minjeong consideraba muy desagradable de parte de la otra chica.

—Como sea. —La chica rodó los ojos y se dio vuelta. Minjeong se quedó viendo a su compañera de al lado y para su sorpresa estaba sonriendo. Sus compañeras eran muy raras.

Después de 45 aburridos minutos de historia, el timbre sonó y todas se levantaron rápidamente para un pequeño receso. Notó que Yunjin conversaba con una chica y que salieron del salón juntas, supuso que tenían que conversar algo importante. —¿Vas a salir? —Yizhuo preguntó, parada junto a su asiento.

—Tomaré una siesta antes de la otra clase. —Sabía que si quería hacer amigos tenía que intentar salir y socializar, pero podía dejar eso para otro día. Dobló sus brazos sobre la mesa y recostó su cabeza ahí para dormir un poco.

No supo cuánto tiempo había pasado desde que cerró los ojos, pero despertó cuando alguien comenzó a mover su cabeza. Creyó que podía ser Yunjin, pero cuando se reintegró vio con sorpresa a la chica que vive frente a su casa. Miró a todos lados y notó que eran las únicas que estaban ahí.

—Kim Minjeong ¿No es cierto? —Tenía un tono de voz neutro, pero Winter pensó que le quedaba perfecto. Odiaba analizar cada detalle de la chica, tenía que confesar que había algo que le atraía mucho de ella. Minjeong asintió, sin decir nada. —Vives frente a mi casa. —No era una pregunta, pero la menor volvió a asentir. —¿Qué fue lo que viste anoche? —Supo ahí que no podía seguir refugiándose en movimientos de cabeza y que tenía que hablar.

—Uhm, nada. —Técnicamente había visto cosas, pero no estaba segura de lo que pasó porque todo lo interpretó ella misma.

—No tienes que hacerte la tonta, te vi desde la ventana.

—Pero no vi nada.

Jimin se comenzó a ver un poco irritada. —Mira no estoy segura qué clase de persona eres, pero no es de buena educación ver lo que hacen otras personas en sus casas. —Minjeong abrió la boca para defenderse, pero Jimin no le dio tiempo. —Pero sea lo que hayas visto no se lo puedes decir a nadie. —El cambio del tono de voz le tomó por sorpresa. —Mi imagen es muy importante, nadie puede saber que mi novio me va a ver cuando mis padres no están. —Minjeong se quedó un poco confundida porque estaba casi segura de que nada realmente impuro había ocurrido en el poco tiempo que su novio había estado de visita. —Si quieres pasarlo bien este año te quedarás callada, de verdad puedo hacer de tu vida un infierno si abres la boca.

Justo cuando Jimin terminó sus amenazas sonó el timbre y el salón comenzó a llenarse del resto de sus compañeras. —¡Ahí estás! —La conversación se vio interrumpida cuando la otra chica de adelante se acercó. —De pronto te desapareciste.

—Sí. Quería darle la bienvenida a la compañera nueva, labores de presidenta de sala. —Jimin sonrió falsamente y la que supuso que era su amiga hizo lo mismo.

—Giselle Uchinaga. —Finalmente se presentó, estirando su mano, la cual Minjeong tomó sin muchas ganas. —Espero nos llevemos bien. —Minjeong simplemente asintió, supo de inmediato que no tenía nada que ver con esas dos chicas.

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—¿Vienes a almorzar con nosotras? —Antes de entrar a la cafetería, Yunjin apuntó a la mesa en que se encontraba Jimin y otras chicas, rápidamente Minjeong negó. —Iré a comer con mi compañera de asiento. —Yunjin hizo una mueca rara, pero aceptó y se fue a la otra mesa.

—Yunjin. —La chica dejó de comer su almuerzo y miró a su compañera. —Conoces a la chica nueva ¿Verdad? —Giselle no dejaba de ver a Minjeong a la distancia. —Las vi llegar juntas en la mañana.

—Nos criamos juntas cuando pequeñas, mi mamá es amiga de su mamá.

—De sus mamás dirás. —Corrigió Jimin, quien ya había escuchado toda la historia de Minjeong porque su mamá las conocía de cuando eran estudiantes. —Minjeong tiene dos mamás.

Yunjin se atoró con su jugo y Sullyoon le dio golpecitos en la espalda para que vuelva a respirar. —Cool. —Giselle fue la primera en hablar mientras mezclaba su ensalada. —Me encantan esas cosas, son tan modernas.

—Es raro. —Respondió Jimin, todavía viendo a Minjeong a la distancia. —Pero bueno, parece que ya decidió cuál es su grupo. —El resto de las porristas se dieron vuelta para ver que Minjeong estaba sentada con Yizhuo, Chaewon, Yoon y otras de las chicas no populares.

—Minjeong juega fútbol. —Explicó Yunjin, tomando jugo para aclarar su garganta. —En Estados Unidos su equipo era bastante bueno, quizá ayude a las chicas a mejorar.

—A menos que sea una versión femenina de Heung Min Son dudo que alguien pueda ayudar a esas pobres chicas. —Bromeó Giselle, haciendo que todas en la mesa comenzaran a reír.

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—Nunca nos habían visto tanto. —Yoon no dejaba de hablar de cómo el grupo de chicas populares arrojaban miradas en su dirección y parecían reír de vez en cuando. Minjeong mordió una de sus papas y se quedó viendo directamente a Jimin, la porrista hacía lo mismo y juntas tenían una batalla de miradas a la distancia. —¿Creen que están hablando de mí? —NingNing parecía demasiado emocionada como para poder contener su alegría al preguntar.

—Definitivamente no. —Respondió Chaewon negando con la cabeza. —Ya acepta que Giselle nunca se va a fijar en ti. —Yizhuo golpeó la cabeza de Chaewon y fue toda esa interacción la que hizo que Minjeong deje de mirar a Jimin y les de toda su atención a las dos chicas.

—¿Te gusta Giselle? —Minjeong estaba sorprendida, no pensó que alguien en esa escuela hablaría abiertamente sobre gustar de alguien de su mismo o. —¿Es eso un problema? —Yoon, quien era la más alegre y torpe al mismo tiempo, preguntó. Minjeong notó de inmediato un tono sobreprotector.

—¡Oh no! —La respuesta fue inmediata. —Para nada, de hecho, soy supergay. Mis mamás también, mi familia es un arcoíris completo. —El grupo comenzó a reír, Minjeong parecía acoplarse de manera perfecta a las tres.

—Igual a mí no me gustan las chicas. —Yoon rodó los ojos por lo que decía Yizhuo. —Soy Giual. —Chaewon actuó como si fuera a vomitar y Yoon la imitó luego.

—Giselle es guapa. —Comentó Minjeong, haciendo que el resto de las chicas se detuvieran. —Pero.

—¡Pero! —Interrumpieron Chaewon y Yoon.

—Pero no se ve muy agradable.

—¡Exacto! —Fue Chaewon quien habló. —Es muy desagradable, se cree la dueña de la escuela y te hace bullying.

—No me hace bullying. —La defendió Yizhuo, mordiendo su sándwich. —Hoy me habló, Minjeong lo vio.

Minjeong prefirió callar, porque no creía que la interacción que habían tenido había sido realmente buena. —Probablemente para decirte alguna pesadez. —Chaewon no soltaba el tema, quería mucho a NingNing y no comprendía su obsesión con la chica que siempre la trataba mal.

—Hablando de Giselle. —Yoon bebió su soda a propósito para provocar intriga en el grupo. —Escuché que hoy dará una fiesta porque sus padres están de viaje. Shotaro me dijo que podíamos ir.

—¿Quién es Shotaro? —preguntó Minjeong, curiosa de tener un nuevo nombre en la historia.

—El hermano de Giselle. —Respondió Chaewon. —Es el tutor de Yoon, nuestra amiga, aquí no se sabe las tablas de multiplicar.

—Eres tan graciosa. Sé multiplicar, solo me cuestan algunas cosas y mis padres son muy exigentes así que me consiguieron un tutor, que resultó ser el hermano de Giselle. —Explicó Yoon, un poco más seria de lo habitual. —Quien sorpresivamente es muy educado, a diferencia de su hermana.

—Vamos. —NingNing no dudó. —¿Vamos, verdad? —Preguntó al resto del grupo, Chaewon y Yoon se quedaron viendo poco convencidas y Minjeong realmente no tenía intenciones de ir a una fiesta a la cual no había sido invitada.

—Mejor vengan a mi casa, podemos ver una película y.

—¡No! —Yizhuo se negó ante la idea de Yoon. —Es por eso que nadie se junta con nosotras, sin ofender, Minjeong. —Minjeong simplemente se encogió de hombros, completamente desinteresada en ser parte de las chicas populares. —O bueno, podemos hacer eso otro día. —El cambio en el tono de voz fue adorable. —Vayamos a la fiesta, por favor.

—Acepto, pero mañana me compras el almuerzo. —Yizhuo aplaudió para demostrar su emoción porque Chaweon irá.

—Por mí está bien. —Minjeong no tenía nada mejor que hacer. Las tres se quedaron viendo a Yoon, quien seguía comiendo un poco nerviosa.

—Mis papás no me dejarían salir. —Yoon hizo un puchero, sus padres eran muy estrictos y jamás la dejarían salir de casa una noche en medio de la semana. —Te ayudamos a salir sin que se den cuenta. —Al parecer Yizhuo no tomaría un no por respuesta.

—Está bien. —Aceptó Yoon. —Vamos todas a la fiesta en la noche.