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—¿Puedo saber por qué no te quedaste con Taeyeon y Tiffany? —Yoona y Yuri habían pasado una buena cantidad de minutos en completo silencio. Yoona estaba en los preparativos para la cena mientras que Yuri pretendía ayudar, pero no encontraba mucho qué hacer y sentía que su ayuda terminaría estorbando a la otra.

El plan original para ella era quedarse en casa de Taeyeon y Tiffany, pero después de las últimas conversaciones que había tenido con la abogada, pensó que quizá no sería una muy buena idea. Tiffany no estaba de acuerdo con que ella esté pidiendo ayuda a su esposa para asesorarse en todo el tema de su separación.

—Pensé que sería más cómodo estar en un hotel, no quería tener que llegar de noche y molestar.

—¿Crees que la cena va a terminar muy tarde o tienes otros planes para la noche?

Había un poco de suspicacia en la pregunta y Yuri lo tomó como algo bueno, no podía negar que en parte estaba ahí para poder demostrarle a Yoona que todavía no era tan tarde para ellas.

—Mi único plan es estar con ustedes. —Contestó con un tono seguro. —E intimidar el novio de nuestra hija.

Yoona no pudo contener la risa. Yuri siempre había sido la más sobre protectora con Yunjin. La pintora metió la carne al horno, mientras que Yuri destapaba una botella de vino y servía dos copas.

Las dos hicieron chocar los cristales y bebieron un poco en silencio. —¿Puedes creer que Yunjin tiene novio? Parece que fue ayer cuando nos decía que se quería casar con Minjeong.

—Una parte de mí siempre quiso que terminen juntas, pero al menos son buenas amigas y eso es mejor.

—Yul. —La mencionada se derritió internamente por el sobrenombre que no escuchaba hace mucho tiempo y sus orejas se enrojecieron en parte por el apodo y por el vino. —No es necesario que ocupes a Taeyeon para decirme las cosas que tienes que decir. No nos hace bien, no me gustó y me sentí muy amenazada.

Habló con tanta suavidad, que casi no parecía que el mensaje tenía el fuerte significado que tenía en realidad.

Yoona siempre tuvo ese talento, endulzar el tono para no hacer que las cosas parecieran una discusión. Yuri recordó las últimas peleas que tuvieron y no pudo evitar concluir que debió haberla llevado hasta un punto límite para lograr que una persona tan pacífica le, termine gritando en su propia casa y con su hija apenas a unos metros de distancia.

—Tienes razón. —Yuri no tenía cómo defenderse. Había usado a Taeyeon como su último y desesperado recurso, algo que no había estado bien. —Supongo que ninguna de las dos es perfecta y las dos hicimos algo mal.

—No creo que yo haya hecho las cosas mal. —Yoona seguía usando un tono de voz neutral, no quería iniciar ningún tipo de discusión cuando en poco tiempo iban a recibir visita.

Yuri pensaba lo mismo, sabía que tenían que conversar como dos adultas responsables.

—No me dijiste que Seohyun estaba viviendo contigo.

Yoona no creía que tuviera que darle una explicación de quién vivía o no con ella, sobre todo porque las dos estaban separadas.

—No te dije porque no me pareció importante.

Las dos habían conversado sobre Seohyun en el pasado, Yoona sabía bien que ella y Yuri no tenían una buena relación por la forma en que se habían dado las cosas entre ella y Yuri. Yoona supo años después que en un principio era Seohyun la que estaba interesada en ella y entendió que esa había sido la principal razón por la que ellas dos habían dejado de ser amigas.

—¿Tienes algo con ella?

Yoona escuchó esa pregunta completamente incrédula. Nunca se lo había confirmado directamente, pero estaba segura de que la persona que había sido infiel durante la relación había sido Yuri. Ella siempre fue completamente fiel a su relación.

—Por supuesto que no. —Yuri sabía que había llegado demasiado lejos con su pregunta, pero no podía dejarlo de lado. —Yo jamás haría algo así, Seohyun es mi amiga y también ha sido muy importante para Yunjin. Sabes bien que las cosas no han sido fáciles para ella.

—Perdón si insinúe algo que no es. —Su intención no era faltarle el respeto a Yoona, pero tenía la necesidad de saber qué era lo que estaba ocurriendo en su vida. —Yo sé que Taeyeon te lo dijo, pero tienes que saber que lo de ir a terapia e intentar arreglar las cosas es serio. De verdad creo que nos podemos dar otra oportunidad, si no es por nuestra historia, al menos podría ser por nuestra hija.

—Por meses hice eso, Yuri.

A Yoona le molestaba lo tarde que su esposa se estaba dando cuenta de lo que ocurría.

—Busquemos a alguien, un profesional que nos pueda ayudar.

Yuri arrastró su mano por el mesón, haciendo un suave y sutil contacto con los dedos de Yoona, de quien no pasó desapercibido que ya no ocupaba su anillo de matrimonio.

—¡Mamá! —El grito de Yunjin las hizo soltarse rápidamente y sin mucha espera, su hija se asomó por la entrada de la cocina. —Jay viene en camino.

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Todo parecía indicar que Yunjin y Jay había oficialmente destronado a Jeno y Jimin como la pareja favorita de la escuela. Los dos no se hacían ver muy seguido juntos, pero cuando lo hacían, todos podían reconocer la felicidad y la química que había en la pareja.

A Jimin no le importaba en lo absoluto la falta de atención, estaba mucho más interesada en otras cosas (o en otra persona) como para sentir que la falta de atención era un problema.

El equipo de basquetbol había vuelto a las prácticas y Jeno se volvía a enfocar en eso, lo que también lo obligaba a tener que compartir con Jay más de lo que él quisiera. El chico no le gustaba, su presencia lo irritaba y ya no podía fingir que era su amigo solo por estar en el mismo equipo.

—¿Te has dado cuenta de que nunca se dan besos en público? —Karina y Jeno estaban sentados en una de las bancas frente a las distintas canchas deportivas de la escuela. El entrenamiento de las porristas había sido ahí y Jeno había decidido ir a buscar a su novia para pasar un poco de tiempo juntos.

Karina agradeció el gesto y decidió aceptar el pasar unos minutos junto al chico, tomando en silencio el jugo que le había llevado.

Por suerte el entrenamiento de las futbolistas todavía no había terminado y se podía entretener viendo a Minjeong y al resto de las chicas practicando.

La pregunta de su novio fue lo único que la hizo mirar en otra dirección, prestando atención a la escena a la que hacía referencia. Jay y Yunjin estaban caminando por entre medio de una de las canchas vacías, los dos sonreían y parecían mantener una conversación bastante entretenida.

Ella sabía cuál era la razón por la cual no se daban besos y que sus interacciones físicas eran limitadas cuando estaban en lugares públicos, pero por supuesto su novio no tendría por qué saber.

—No me había dado cuenta. —Mintió, en lo que hacía contacto visual con Yunjin.

Las dos estaban pasando por uno de sus mejores momentos desde que se habían hecho amigas. Por primera vez parecían tener una confianza que hasta entonces no se habían demostrado. Yunjin era completamente honesta con todo lo que sentía y con todo lo que pasaba, por supuesto que no iba a arruinar nada de eso por hablar de más con su novio.

—Igual nosotros tampoco hacemos esas cosas en público. —Le recordó Karina, sobre todo en el último tiempo, la porrista había cortado casi todo tipo de contacto físico en lugares donde podían verlos los demás estudiantes, principalmente por el temor de que Minjeong los vea juntos.

—Pero eso es porque llevamos mucho tiempo juntos. —Le explicó. —Ya no tenemos la necesidad de demostrar nada a nadie, en cambio, ellos están recién empezando.

Karina se enfocó en ver a su novio con una expresión un tanto confundida. —No pensé que las demostraciones en público eran para las otras personas, se supone que son cosas que salen de forma natural, ¿no?

Jeno se quedó en silencio, meditando lo que podía significar aquello. El chico no se destacaba por pensar mucho en sus sentimientos, pero las palabras de su novia le hicieron un eco.

En su intento desesperado por no pensar tanto, se estiró para poder besar los labios de su novia. Karina se sorprendió y no alcanzó a reaccionar, viéndose obligada a corresponder al beso. Era la primera vez en un largo tiempo que las chicas dejaron de ver a Jay y Yunjin, recordando por fin que originalmente existía otra pareja que encantaba a todos los estudiantes.

El chico se dejó llevar por sus instintos, empujando su cuerpo contra el de la chica sin cuidado ni precisión, lo que la obligó a poner su mano sobre el hombro de Jeno con la intención de frenarlo un poco, pero que para los espectadores de la escena solo parecía como una necesidad que tenía ella de hacer mayor contacto físico con su novio.

Todo siguió así hasta que un movimiento brusco soltó sus labios de los del chico y sin saber exactamente lo que había sucedido, lo primero que vió al abrir los ojos fue a Jeno tomándose la cabeza con ambas manos y los rostros llenos de impacto de algunos de los estudiantes que habían visto lo ocurrido.

Kim Minjeong, la estrella del equipo de fútbol se encontraba practicando tiros libres. Casi todos sus tiros llegaban perfectamente a la red, hasta que ocurrió lo impensado. El último (y el más fuerte) de los tiros, golpeó directamente en la cabeza del capitán del equipo de basquetbol.

Por la cercanía, Jimin fue capaz de ver el dolor del cual se aquejaba el chico. La pelota había golpeado muy fuerte con su oído, pero cuando se dio cuenta de que todo el mundo lo estaba viendo sonrió rápidamente y dejó de tocarse la cara. Observó luego a la persona que había lanzado el balón y levantó su mano con una sonrisa como para indicarle que no había problema.

—¿Estás bien? —Karina se había dado cuenta de lo mucho que el golpe le había dolido y como había cambiado su expresión solo para que los demás no se den cuenta de que el golpe en realidad había sido muy fuerte.

—Estoy acostumbrado. —Decidió fingir con ella también. —En el basquetbol nos llegan pelotazos todo el tiempo, de hecho, esas pelotas pesan más. —Le quitó importancia, aunque Jimin se sentía realmente preocupada porque ella había escuchado la potencia con la que el balón dio contra su cabeza.

El chico se quedó en silencio por un momento, intentando quitarse el mareo del golpe y en espera de que el resto de los presentes deje de mirarlo.

—Creo que me iré a casa. —Decidió Jeno, no soportando la atención. —Recordé que no terminé una tarea que es para mañana ¿No pasa nada si no te acompaño? —El plan inicial del chico era acompañarla hasta su casa, pero no se sentía bien como para hacerlo.

—Claro, no hay problema. —Jeno se paró y Karina imitó su acción, notando que el chico se tambaleaba un poco. —¿Estás seguro de que no quieres que te acompañe a la enfermería?

Jeno negó, acostumbrándose a estar de pie para luego poder caminar sin que el resto note que se encontraba bastante mareado. Se despidió con un frio: “Cuídate” y caminó taciturnamente hasta que desapareció de la vista de la porrista.

Se quedó un momento quita, recapitulando todo lo que había pasado en un par de minutos. Estaba segura de que Minjeong había enviado esa pelota a propósito para darle a Jeno y no lograba entender qué le hacía sentir. Le disgustaba la situación en demasía, quizá porque sabía que ella era la responsable de todo.

Yunjin pasó rápidamente junto a Jay para despedirse de ella, los dos se irían juntos a casa de Yunjin porque ella iba a ayudar al chico a estudiar. Eso significaba que si se quedaba esperando un tiempo, podría irse a solas junto a Minjeong.

Por un lado, no podía negar que se sentía un poco molesta con la futbolista por la actitud infantil que había tenido con Jeno, pero también sabía que no podía desperdiciar los pocos momentos en que podía compartir a solas con la chica.

Decidió que tenía que ser madura, lo mejor era conversar. Se quedó en ese lugar, aprovechando de avanzar una de las lecturas en lo que esperaba a que termine la práctica de las futbolistas.

Cerca de unos cuarenta minutos después, Minjeong se sentó silenciosamente a su lado. Jimin sintió rápidamente su presencia, reconociendo su olor y posteriormente viendo su cuerpo al lado del suyo.

—Gracias por esperarme.

Jimin guardó su libro en su mochila y se paró sin decir nada, para Minjeong no fue difícil darse cuenta de que algo ocurría con la porrista, quien generalmente la saludaba con un poco más de entusiasmo, sobre todo cuando estaban solas.

—Vamos.

El tono de voz se lo terminó por confirmar, y si bien Minjeong tenía una pequeña idea de cuál podía ser el motivo para ese trato tan hostil, prefirió quedarse callada a sabiendas de que Jimin no se callaría su molestia por mucho tiempo.

Las dos comenzaron a caminar su trayecto a casa, era el que intentaban hacer todos los días. A veces solas, otras veces acompañadas por Yunjin, pero siempre conversaban y ahora el silencio era absoluto.

Cada vez les quedaba menos tiempo para llegar a su destino y Jimin permanencia completamente callada.

—¿Por qué lo hiciste? —La pregunta llegó en último momento, y aunque Minjeong sabía a lo que se refería, prefirió fingir la ignorancia. —¿Hacer qué? —preguntó de vuelta, un poco desinteresada.

—¿Por qué golpeaste a Jeno? Todo el mundo lo vio.

Minjeong soltó una risa de incredulidad. —Fallé un tiro, no golpeé a nadie. —Por supuesto que lo había hecho a propósito, pero si podía salirse con la suya y fingir inocencia, al menos lo iba a intentar.

—Kim Minjeong. —Había pasado un tiempo desde la última vez que Karina la había llamado por su nombre completo, algo que hizo sobre todo cuando recién se estaban conociendo y que siempre tuvo como finalidad molestarla.

—¿Qué?

—Habías pateado como veinte veces y nunca fallaste ¿De verdad crees que me voy a creer que no fue a propósito?

Winter levantó un lado de su labio para sonreír con orgullo.

—No te estoy halagando.

—Pero me estás halagando un poquito.

—No es gracioso.

—Está bien, puede que lo haya hecho a propósito. —Confesó finalmente, pero todavía con un tono divertido en su voz. —Pero no fue para tanto, no me gusta verte con él.

Karina se vio conflictuada por lo que debía decir, no era fácil encontrarse en su posición, pero también sabía que no podía pedirle a Minjeong que no sienta lo que estaba sintiendo.

—No puedo simplemente no estar con Jeno.

Las palabras fueron siete apuñaladas directas a su corazón y su rostro no pudo disimularlo. Minjeong no iba a pedir disculpas por haber lanzado una pelota a Jeno, no cuando estaba tan decepcionada y adolorida.

—Y yo no puedo simplemente hacer como que no me molesta.

Minjeong decidió continuar caminando, dejando a Jimin unos metros atrás. Esas situaciones eran las únicas fuentes de sus pocas peleas, pero Jimin sentía que tal vez ahora podía ser un poco más serio.

Karina se tomó unos cuantos segundos antes de seguir a la siga de la joven futbolista. Podía notar la tensión con la que caminaba y en lo que la perseguía meditaba cómo poder solucionar el conflicto. —Winter. —La llamó cuando se sintió incapaz de alcanzarla. —¡Winter! —Gritó y por fin la chica se detuvo y se dio la media vuelta, provocando un choque algo duro entre ambas por la inesperada detención.

—Perdón, perdón. —Karina tomó el rostro de Minjeong, viendo que sus cabezas habían chocado un poco fuerte. —Perdóname. —Pero Minjeong dio un par de pasos atrás, queriendo demostrar que no había nada que perdonar, al menos no en relación con el choque entre ambas. —No me dejes hablando sola, podemos conversarlo ¿Sí? —Los papeles habían cambiado, y ahora era Karina la que sentía que estaba metida en problemas.

Minjeong sentía que todo el cuerpo le picaba porque sabía que el problema era el mismo de siempre, lo que significaba que sabía cuáles serían las respuestas de Karina. Ella había aceptado los términos de su relación y ahora tenía que lidiar con las consecuencias de eso.

Minjeong se quedó en espera, si quería conversar, entonces le daba todo el silencio del mundo para que diga lo que quiera.

—Quedan apenas unos meses para que salgamos de la escuela. Dijiste que podías esperar, pero si te comportas así la gente va a comenzar a sospechar, lo que hiciste hoy en la tarde no estuvo bien. Jeno no hizo nada malo.

La futbolista sabía cuál era su posición. Siempre decía que entendía, fingía que la necesidad que tenía Karina de cuidar su imagen era algo que ella lograba comprender.

La chica que tenía frente a ella era la definición de la perfección. No solo era la mujer más hermosa que había conocido en toda su vida, sino que estaba segura de que era una persona increíble en tantos aspectos, que no tenía absolutamente nada que temer. Karina era una persona realmente buena y admirable. Siempre se preocupaba de lo que le interesaba, era una excelente amiga, intentaba hacer orgullosos a sus padres, era buena alumna y siempre dejaba tiempo extra para ayudar a los animales, algo que era su verdadera vocación.

—¿De verdad quieres esperar hasta graduarnos?

Minjeong le había prometido anteriormente que iba a respetar sus tiempos, y hasta el momento lo había hecho, pero una cosa era esperarla y otra muy distinta era tener que verla con otra persona durante ese tiempo.

—Por favor.

A Winter le dolió el estómago, pero asintió con una sonrisa que no se reflejaba en sus ojos. Karina se acercó lentamente y abrazó a la más baja, Minjeong se demoró un poco, pero terminó por corresponderlo.

Esas dos últimas interacciones reflejaban claramente cómo era su relación. Ese golpe duro que se dieron al principio todavía tenía efectos de dolor en su cuerpo, pero el suave abrazo estaba ahora regalándole esa calidez y cuidado que tan bien la hacía sentir.

Se despidieron sin la misma alegría de siempre y el bajo ánimo de Minjeong no pasó desapercibido en el momento en que entró a su casa.

Taeyeon y Tiffany llevaban un tiempo dándose cuenta de que el humor de su única hija era muy cambiante. Algunos días llegaba risueña y alegre, mientras que otros días sus ojos se veían muy tristes y su entusiasmo era nulo.

Tiffany no tenía duda alguna de que los repentinos cambios de humor de su hija tenían directa relación con cierta vecina, mientras que Taeyeon insistía en que era normal en las personas de su edad.

Esa tarde Minjeong se fue directamente a su habitación, apenas las saludó y pidió si le podían llevar la cena a su habitación porque, según, tenía mucho que estudiar para el día siguiente.

Los comentarios de parte de Tiffany llegaron casi de inmediato. Por supuesto que tenía algo que decir, cada vez que se le ofrecía la oportunidad para culpar a Karina lo hacía y ahora no era la excepción. —Te estoy diciendo. —La pareja se encontraba en su habitación, Tiffany daba vueltas intranquilas. —Esa chica está jugando con Minjeong, pero tú no has sido capaz de hablarlo con ella.

—¿Y por qué no hablas tú con ella? —Taeyeon, quien permanecía con calma mientras veía a su esposa caminando, preguntó.

—¿Crees que no lo hice? —La relación entre la madre y la hija estaba un poco delicada y era exactamente por eso. Tiffany no se guardaba sus pensamientos sobre su relación con Karina, y aunque su hija nunca había especificado lo que tenían, era suficiente para que Tiffany le repitiera una y otra vez que ella merecía estar con alguien mucho mejor.

Taeyeon por su lado disfrutaba un poco no ser ella la que se encontrase en conflicto con su hija. Ya lo había pasado lo suficientemente mal los primeros meses y por fin podía tener una relación normal con Minjeong.

—Hazlo por mí. —Tiffany por fin se calmó, quedándose de rodillas sobre la cama, tomándo las manos de su esposa. —Habla con ella, hazla entrar en razón. —Taeyeon comprendía la preocupación de su esposa, también podía ver que su hija estaba pasando por un extraño momento emocional, y aunque creía que no podían protegerla de todo, pensó que al menos podía intentarlo. Si no arreglaba las cosas con su hija, al menos dejaría un poco conforme a su esposa.

Después de la cena en la que solo habían sido las dos junto a su papá, decidió ir a conversar con su hija. Tocó la puerta y escuchó la voz de la adolescente que le permitía entrar. Como era habitual, la habitación estaba completamente ordenada y limpia, a veces se preguntaba cómo su hija podía ser así con lo caótica que eran ella y su esposa.

Observó que su hija había comido la cena que le habían traído a la habitación y que ahora se encontraba en su cama, leyendo algún libro que suponía estaba adelantando.

—¿Está todo bien? —le preguntó, mientras cerraba la puerta detrás de ella y se sentaba en el borde de la cama.

Minjeong marcó su libro y lo dejó a un costado para prestarle toda su atención a su mamá. Cuando sintió la puerta, lo primero que pensó fue que se encontraría con Tiffany, por lo que ver a Taeyeon fue una sorpresa.

—Comiste muy poco, estás entrenando mucho, deberías alimentarte un poco mejor. —La regañó, y la verdad es que tenía razón, pero Minjeong apenas tenía apetito y recién se daba cuenta ahora que su mamá se lo hacía notar.

—Me duele un poco el estómago.

Era cierto, sentía el estómago revuelto y también tenía un poco de ansiedad acumulada, lo cual no iba a confesar.

—Debiste decirme, le pude pedir a Jieun que haga algo diferente. —Su mano se posó instintivamente en la frente de su hija, preocupada de que quizá tuviera fiebre y vuelva a estar enferma como hace poco, por suerte no sintió nada de eso.

—No te preocupes, tampoco tenía mucha hambre y seguro que mañana ya estoy mucho mejor. —Necesitaba amanecer mejor, no solo del estómago,sino también de todos los sentimientos que la tenían tan desanimada.

Taeyeon asintió, pensando en cómo introducir el tema sin parecer intrusiva o molestar a su hija. —¿Pasa algo? ¿Está bien el abuelo? —Minjeong notaba que su mamá parecía querer decir algo, y viendo que estaba un poco conflictuada, decidió preguntar.

—El abuelo está muy bien. —La tranquilizó de inmediato en ese tema. Por suerte su papá había estado bastante bien de salud desde que decidieron mudarse a Corea. —Quería hablar contigo… sobre ti. —El anuncio le tomó por sorpresa, no creía haber hecho nada últimamente que la haya podido meter en problemas o que requiera de una conversación con su mamá. —Tiffany y yo estamos un poco preocupadas, últimamente notamos que tu humor no es el mejor.

La joven futbolista sabía que a veces era bastante obvia en cuanto a lo disconforme que estaba. Su alegría y su tristeza eran tan volátiles que podían cambiar en un abrir y cerrar de ojos, dependiendo sobre todo en lo que pasaba en su relación con la chica del frente.

Era obvio que aquello no iba a pasar desapercibido por sus mamás, Tiffany ya se lo había hecho saber antes, pero prefería no discutirlo con ella porque no estaba dispuesta a escucharla hablar mal de Jimin y tampoco quería dar explicaciones o detalles de lo que ocurría entre ellas.

—Sé que los cambios han sido grandes, pero pensé que te estabas adecuando bien a la nueva escuela. He notado que eres muy cercana a Yunjin y tus compañeras de equipo también parecen quererte mucho. Tus calificaciones en la escuela son increíbles y al equipo también le va bien, el abuelo ha estado relativamente bien de salud ¿Hay algo de lo que no me haya enterado?

Minjeong no tenía dudas de que Tiffany había hablado con Taeyeon. Sabía que cada vez que ella no estaba presente su mamá aprovechaba de poner al día a Taeyeon sobre todo lo que sabía. Agradecía al menos que Taeyeon no imponga sus ideas y espere a que ella le cuente lo que sea que quisiera decir.

—Yo creo que ya lo sabes. —Las dos se sonrieron como cómplices, Minjeong no tenía ganas de explicar los detalles de su relación con Jimin. —Pero no es tan importante.

Si le hubieran preguntado cualquier otro día, quizá Tiffany o Taeyeon hubiera aceptado su respuesta. Pero justo en ese momento seguía con los síntomas que le habían provocado su dolorosa conversación con Karina. Además, el beso entre ella y Jeno seguía rondando en sus pensamientos como una pesadilla constante.

—Si no fuera tan importante, no tendrías esa cara.

Claramente delatada, no le quedaba otra que rendirse y aceptar que algo tenía que decir porque definitivamente algo estaba sucediendo.

—Bueno, estoy algo así como saliendo con alguien, pero nadie sabe.

—¿Nadie, nadie?

La pregunta existía únicamente porque Taeyeon ya había escuchado de esta supuesta relación secreta gracias a su esposa.

—Bueno, mamá sabe, y probablemente ella te contó a ti.

Nuevamente estaba esa sonrisa de parte de su mamá que le indicaba que estaba en lo correcto y Taeyeon ya no pudo continuar con su farsa.

—Tu mamá me dijo que estabas saliendo con una chica que tiene novio y sospecha que es la chica de la casa del frente.

Escucharlo de esa forma era recordar que esa era su realidad, y justamente ese día dolía un poco más de lo habitual.

—Ya sabes que mamá casi nunca se equivoca.

Una respuesta corta, pero era suficiente para que Taeyeon comprendra que efectivamente la relación la tenía con Karina. Ella había visto un par de veces a su joven vecina, recordando aquella vez en que notó las miradas que se daba con su hija. Tiffany podía ser la más acertada de las dos, pero la química entre las dos jóvenes tampoco había pasado desapercibida para ella.

—¿Me podrías explicar qué clase de relación tienes con ella? Estoy un poco vieja, me cuesta entender las relaciones de ustedes los jovenes.

Minjeong sabía que no sería difícil de explicar, pero sin duda que sería difícil de defender porque su mamá, al igual que Tiffany, tendría mucho que decir al respecto de lo que estaba haciendo con Karina.

Intentó hacerlo sin detallar algunas cosas, le contó a su mamá como al principio no se llevaban tan bien, pero que con el tiempo la porrista comenzó a ceder y la conexión entre ellas era imposible de negar hasta que dejaron de resistirse y dieron rienda suelta a sus sentimientos, llegando hasta lo que tenían ahora.

—Entonces, está saliendo contigo, pero en una relación con ese chico ¿O entiendo mal?

Minjeong no pudo evitar pensar lo genial que sería que su mamá estuviera pensando mal y que esa no fuese su realidad.

—Exactamente.

Su mamá respiró profundamente, odiando que su hija tuviera que estar pasando por algo así. Siempre había pensado que su hija merecía absolutamente lo mejor de lo mejor.

Era difícil procesarlo y comprenderlo ¿Tanto le importaba esa chica como para aceptar ese tipo de relación?

—¿Por qué aceptaste algo así? Estoy segura de que no es fácil, se nota que no lo estás pasando bien.

¿Por qué lo hacía? Porque estaba segura de que Karina era la persona que quería en su vida.

—Todo lo que me hace sentir lo vale. —Desde que habían iniciado esa conversación era la primera vez que su hija sonreía y que sus ojos se iluminaban en el proceso y era justamente por eso, porque estaba pensando en la chica que le gusta.

—Eres una muy buena chica, Minjeong y no lo digo porque sea tu mamá, yo creo que todas las personas que te conocen son capaces de darse cuenta de lo especial que eres. Donde sea que vayas logras una buena impresión y siempre he sabido que sin importar la persona que escojas para compartir tu vida eso no va a cambiar. Creo que tu mamá y yo siempre hemos temido que esa persona no sea lo suficientemente buena porque bajo nuestras miradas eres una niña verdaderamente perfecta. Favoritismo o no, no creo que estemos tan equivocadas y si bien yo no te puedo decir con quién debes o no estar, tampoco me puedo quedar callada en este momento y sé que vas a comprender mis palabras y entenderlas como eso, como una mamá preocupada que siempre va a querer lo mejor para su hija. Nadie merece ser querida a medias, no es justo y sé que no se siente bien. No puedo evitar que algún día alguien te rompa el corazón, pero tampoco me quedaré sin darte consejo porque para eso estamos las mamás y pase lo que pase, mientras nosotras estemos tú no vas a estar sola.

¿Estaba siendo querida a medias por Karina? No lo sentía tanto así, pero también entendía a lo que hacía referencia. La posición en la que se encontraba no era justa, pero su mamá tampoco entendía los argumentos de Karina, ella, por su lado, entendía que la porrista se encontraba en una posición difícil y ella comprendía que le tomaría un tiempo poder hacer las cosas como las dos quisieran.

—Voy a estar bien, mamá. —De eso no estaba segura, pero entendía que era lo que su mamá necesitaba escuchar. —Sé que es complicado y enredado, pero nosotras sabemos lo que estamos haciendo. —Dijo con seguridad, pese a que a ratos realmente no tenía idea de lo que estaba haciendo.

—Confío en ti.

Había miedo en las dos, eso no se podía negar, pero también había esperanza por ambos lados. Taeyeon confiaba en que su hija tomaría las mejores decisiones y que se preocuparía de ella misma, mientras que Minjeong esperaba que las cosas mejoren entre ella y Jimin. Su mamá tenía razón, nadie merecía que no le den el amor de forma desigual y ella sabía que por su parte lo estaba dando todo para que Karina sea realmente feliz.

Taeyeon se levantó para irse y Minjeong estaba lista para dejarla ir cuando se le ocurrió que tal vez sería buena idea preguntar algo que tenía dándole vueltas en la cabeza hace ya un tiempo.

—Mamá. —La llamó justo antes de que llegue a la puerta y la abogada se volteó para ver a su hija nuevamente a la espera de escucharla. —Sé que la situación es complicada, pero mamá parece tenerle un disgusto a Karina desde mucho antes de saber que estoy con ella ¿Sabes de qué se trata?

Tanto ella como Jimin llevaban un tiempo conversando del tema, al principio Minjeong pensaba que solo era su mamá siendo celosa, pero con el tiempo comenzó a pensar en que tal vez existía algo más.

Taeyeon tomó aire y decidió que la responsabilidad de aclarar algunas cosas era suya y no de su esposa, por lo que decidió volver a su antiguo puesto y observar a su hija, reflexionando en su interior de lo mucho que se parecían y no solo en lo físico.

—El problema de tu mamá no es con Jimin, no creo que le disguste si no la conoce. Tu mamá está protegiéndote y no debes enojarte con ella por eso. —Minjeong sabía que Tiffany era la más sobre protectora de las dos, pero últimamente le costaba entender la frialdad que tenía con la chica que tanto le gustaba. —Tu mamá le tiene un poco de miedo a su familia.

—¿A su familia?