────────────────────────────────────

Las dos llevaban un tiempo así, buscando encontrarse entre las salas menos concurridas por las estudiantes para así poder quitarse las ganas que tenían de besarse y poder conversar sobre cosas que no podían decirse en las clases de matemáticas donde tenían más oportunidad de hablar.

—Te extrañé toda la mañana. —Jimin dejó de besarla solo para poder verbalizar lo que antes había demostrado en acciones. La porrista se había quedado esperando hasta que la práctica del equipo de fútbol termine para poder encontrarse con Minjeong. La futbolista apenas había terminado de cambiarse de ropa cuando la otra chica la atacó con besos y dulces palabras.

Minjeong correspondió a cada uno de ellos, todavía encontrando difícil el poder acostumbrarse a Jimin de esa forma.

Después de que se recuperó, Jimin fue a su casa a visitarla cada vez que Tiffany no se encontraba en la casa, pero cuando las clases se retomaron, se había vuelto algo difícil el poder pasar tiempo juntas.

Las dos tenían muchas actividades en la escuela, horarios apretados y además de eso, Jimin también tenía que pasar tiempo con su novio.

Llevaban oficialmente una semana escabulléndose por los pasillos de la escuela y Minjeong sabía bien que en algún momento tendrían que llegar a un consenso sobre qué querían de esa relación. Por primera vez ella estaba segura de que Jimin era la persona que despertaba sentimientos en ella que jamás pensó sentir, es Jimin la persona con la que quiere tener algo serio y hacer las cosas bien. Pero no se atrevía a preguntar si por parte de la porrista el sentimiento era similar.

Jimin se encontraba en una posición difícil y Minjeong lo entendía, pero no estaba segura si podía resistir el seguir de esa forma. Siendo la amante a escondidas de la chica más popular de la escuela.

—Estaba pensando. —Karina nuevamente detuvo los besos para hablar, y Minjeong aprovecho la ocasión para arreglar un poco su blusa, la cual estaba muy arrugada después de los besos desenfrenados. —¿Irías conmigo al santuario? —La futbolista sonrío al escuchar eso, ese era un lugar privado en el que podrían estar juntas sin que nadie las moleste, además, era el lugar en donde según su punto de vista, Karina se veía más hermosa que nunca. Había algo especial y único al verla rodeada de naturaleza. —Quiero llevarles algunos medicamentos a los animales.

—Por supuesto, eso me encantaría.

No alcanzó a decir nada más, porque Jimin ya estaba encima de ella, robándole besos y arrugando su blusa una vez más.

Por suerte, otra cosa que podían hacer juntas sin levantar sospecha era caminar juntas hasta sus respectivas casas. No era culpa de ellas vivir frente a la otra. A veces Yunjin las acompañaba por un tramo, pero desde que había empezado su “relación” junto a Jay, el chico se daba el tiempo de acompañarla algunas veces. Karina no podía evitar pensar que si no fuera una relación falsa, Jay realmente podría ser un muy buen novio para Yunjin.

Y hablando de Yunjin, Minjeong había notado que su amiga de infancia estaba extrañamente distante a ella. No la quería presionar, pero ya se había decidido a hablar con ella prontamente para así poder aclarar algunas cosas.

Chaewon le había comentado algo, su compañera de equipo decidió sincerarse con ella sobre la pequeña conversación que habían tenido el día de la tormenta. Las dos se debían esa charla por la salud de su grupo de amigas. Por supuesto que su relación no era tan cercana como al principio y Winter había sido clara al decirle que su lealtad siempre iba a estar con Yunjin, sin importar lo que suceda, pero incluso así, las dos eran lo suficientemente maduras como para no afectar a Yoon y NingNing con sus problemas e incluso menos a su equipo.

—¿Te parece bien el viernes? Sé que el sábado tienes partido, pero prometo no ocuparte hasta muy tarde.

La futbolista no se había dado cuenta de que ya habían llegado a su destino, lo que lamentablemente significaba que tenían que despedirse. —No te preocupes por eso, todo mi tiempo estará disponible para ti. —Jimin rodó los ojos por la forma en que Winter siempre le demostraba darle su todo.

Se provocó un silencio después de eso, las dos sabían bien lo que querían hacer. Era como si hubiera un imán entre ellas que las obligaba a apegarse, Minjeong casi siempre intentaba respetar los procesos de Jimin y no hacer lo que quería cuando estaban en algún lugar público.

En ese momento la necesidad se hizo más fuerte que sus impulsos por proteger a Jimin y se acercó a ella con la clara intención de darle un beso de despedida. La mayor sonrió de inmediato al leer sus acciones y se acercó a ella para concretar lo que ella deseaba, pero por el rabillo de su ojo notó que el auto de su mamá se acercaba y decidió posicionar su mano sobre el pecho de Minjeong para detenerla en seco. Para la otra chica no fue difícil notar cuando el auto se paró frente a ellas y entendió que se trataba de la mamá de Karina. —Nos vemos mañana entonces. —No había nada en su tono de voz que podría indicar que estaba molesta o decepcionada, lo que le provocó incluso una mayor intriga a Karina.

La porrista la observó alejarse y luego tomó su propio camino para entrar a su casa. Su mamá ya estaba ahí, quitándose el abrigo y soltando su cabello. Su mamá tenía un hábito de quitarse toda su ropa de trabajo y luego ponerse algo cómodo para ir a trabajar en su jardín.

—Karina.

El llamado de su mamá la detuvo de irse rápidamente a su habitación. Se acercó a su mamá y ladeó su cabeza mientras la observaba sacarse los zapatos. —Me gusta verte cercana a Kim Minjeong. —Su corazón se aceleró de forma inmediata y comenzó a cuestionarse si acaso su mamá había visto que las dos estuvieron a punto de darse un beso frente a ella.

—No somos tan cercanas, solo nos llevamos bien.

Apegó su espalda a la pared contraria, sintiendo seguridad ahí, además así no veía a su mamá.

—Deberían serlo.

Karina se quedó muda, no era la primera vez que su mamá le daba a entender que quería que ella y Winter sean cercanas. —¿Por qué? —Pudo dejar el tema ahí, pero la curiosidad fue superior.

—Ya te dije, me parece una buena niña.

—Todas mis amigas son buenas niñas.

Pudo escuchar a su mamá reír desde el otro lado de la pared. —Sullyoon y Yunjin lo son, Giselle es… una buena amiga. —Karina fue quien soltó una risa ahora, era cierto que su mejor amiga podía ser un poco desordenada y de vez en cuando, una mala influencia, pero también era la persona que conocía hace más tiempo y a quien más quería. —Si Winter es un poco como su mamá, entonces sé que será una muy buena amiga para ti.

Y ahí estaba de nuevo la palabra “Amiga”por supuesto que su mamá solo aprobaría a Winter como una amiga y no como la quería verdaderamente.

—No sé, la señora Hwang me parece un poco intimidante.

—Me refería a Taeyeon.

Y después de decir eso, su mamá se fue del lugar para emprender camino a su jardín, donde seguramente pasaría toda su tarde.

────────────────────────────────────

Yunjin se pasó por su casa sin previo aviso, algo que por supuesto no molestó a nadie, ya que para Taeyeon y Tiffany, Yunjin se sentía como una segunda hija.

Taeyeon la saludó con el mismo cariño de siempre, intentando olvidar la culpa que sentía por todo lo que había hablado con Yuri hace un tiempo atrás. —Dos días con las chicas Kwon, vaya privilegio. —Taeyeon la soltó del abrazo y Yunjin asintió un poco nerviosa.

Su mamá vendría de visita para poder tener la cena con Jay y se estaría quedando en la casa de Taeyeon y Tiffany. Yunjin pensó que se quedaría con ella, pero supuso que las cosas entre ella y Yoona no estaban lo suficientemente bien como para lograr eso.

Yunjin subió por las escaleras y se encontró a Minjeong como era habitual, en su escritorio, trabajando en alguna tarea de la escuela. —¿Me pasas las respuestas después? —La menor sabía que últimamente le debía un par de explicaciones a Minjeong, quería ser simpática con ella y lograr un poco de esas sonrisas que tanto le gustaba ver en su amiga. —Traigo ofrendas. —Levantó la caja de donuts y finalmente obtuvo la atención de Winter.

La joven de cabello corto dejó sus cuadernos de lado y se sentó en la cama junto a Yunjin para comenzar a comer los donuts que le había traído.

—Te tengo que contar un par de cosas.

Yunjin decidió no comer, porque estaba algo nerviosa y no se sentía capaz de tragar nada. Era difícil saber por donde comenzar, y mientras organizaba sus ideas, Minjeong tragaba nerviosamente. Creía que si tenía cosas en la boca no haría obvio por su expresión, que sabía lo que estaba pasando con Jay.

Sabía que antes de hablar de Jay tendría que hablar de Chaewon y su encuentro en aquella tarde tormentosa.

La joven se esforzó en hacer el relato lo más detallado posible, recordando las palabras que utilizó Chaewon, describiendo cómo se sintió y los motivos que tuvo para decidir aceptar la propuesta de Jay de tener una relación falsa. En un momento de su narración, Chaewon la tomó de la mano porque comenzaba a entender lo difícil que debió ser para ella. —Necesitaba una señal, algo que me dijera que tenía que aceptar que Chaewon no me quería de la forma en que yo lo hago y el universo se las arregló para ponerlo justo frente a mí. Minju estuvo con ella en la noche en que yo estaba dispuesta a luchar por nosotras.

No sabía cuál era la relación de Chaewon y Minju en estos momentos, no se atrevió a preguntar, pero no la necesitaba porque ya estaba convencida de que su historia con Chaewon no tenía vuelta.

—¿Y qué crees que piensa ella de tu supuesta relación con Jay?

¿Celos? ¿Lástima? ¿Enojo? No estaba segura, la decisión la había tomado tan rápidamente en un momento de dolor que no tuvo el tiempo de decidir qué era lo que quería provocar en Chaewon con su supuesta relación con Jay. —No he hablado con ella desde entonces y no he sido capaz de verla a los ojos.

A decir verdad, tampoco había pensado en los sentimientos de Chaewon porque ella misma estaba avergonzada por su forma de actuar. Sabía que, por un lado, lo estaba haciendo para proteger a Jay y Jungwon, pero mayoritariamente lo hacía para herir a Chaewon y no podía estar orgullosa de eso.

Quizá, después de todo, no era tan distinta a su mamá. —¿Crees que lo que hice está mal? —No conocía a ninguna persona más sincera que Minjeong, si había alguien que podía darle un golpe de realidad y devolverle la humanidad sería ella.

—Creo que es un mundo jodido en el que vivimos. —Winter dejó de comer hace ya un rato porque no tenía nada que fingir. —El que tengas que hacerte pasar por la novia de alguien para que ese chico pueda ir a la escuela tranquilo… Me da asco solo pensarlo. —Minjeong se había quedado un poco pegada en la historia de Jay y Jungwon, quizá porque era algo que le tocaba de cerca. Por sobre todo entendía lo que motivó a Yunjin a ayudarlo también, ella misma llevaba meses ocultando lo que tenía con Chaewon por miedo. —Creo que si yo estuviera en tu lugar haría lo mismo. —Confesó, sabiendo que si ella pudiera ayudar a alguna de sus amigas lo haría sin importar qué. —Y creo que si Chaewon y tú no tienen nada ya, entonces no le debes ninguna explicación.

Un dolor en su pecho se pronunció al escuchar la que era su realidad, ella y la chica que amaba ya no eran nada.

—Ya va a pasar, ya va a dejar de doler. —La consoló mientras la envolvía en un abrazo.

────────────────────────────────────

—¿Cómo convenciste a tu mamá de dejarte salir conmigo? —Karina se subió al auto de Winter viéndose más hermosa que nunca (al menos así era en los ojos de la futbolista) con unos jeans anchos y cómodos, un sweater blanco que resaltaba la naturaleza de su belleza y el cabello largo y suelto.

Se sentó en el asiento de copiloto y besó la mejilla de Winter, algo que de inmediato le provocó un cambio en el color de su piel, de un pálido blanco a un dulce rosado.

—Mi mamá no te odia, solo es precavida.

Eso se lo inventó porque todo el asunto de Tiffany versus Karina era un acertijo para ella.

Karina conectó su teléfono a la radio y seleccionó algunas canciones para que así Winter conociera mejor sus gustos musicales. Todo el proceso de conocerse estaba resultando muy natural, y así mismo la conexión se agrandaba, no había muchas cosas que a ella le disgustaban de Karina.

Aquel día parecía ser que la primavera la robó un día al invierno porque el sol brillaba fuerte y los pájaros cantaban, algo así como lo que la una sentía por la otra cada vez que estaban juntas.

Llegaron al santuario un tiempo después, ese lugar parecía ser el lugar seguro de Jimin y Winter sabía lo mucho que significaba el que decidiera incluirla en ese grupo.

Lo primero que vieron al llegar fue a Joohyun cortando algunas ramas, Jimin le explicó que era mejor cortarlas antes de que el viento las quiebre, provocando algún accidente.

Winter estacionó y ambas se dirigieron a saludar a la mujer, que incluso con algo de sudor en su rostro seguía viéndose tan hermosa como una modelo. —Que bueno verlas juntas. —Fue su forma de saludar, Winter notó un intercambio de miradas entre las dos y se preguntó si Karina le había hablado algo sobre la relación que estaban comenzando, la idea la puso algo nerviosa.

—Los caballos están listos, la tarde está preciosa, así que aprovechen.

Winter no sabía que iban a cabalgar, pero de inmediato recordó que fue haciendo eso, que se dio cuenta de lo mucho que le gustaba Jimin.

Daisy y Roca estaban ensillados y comiendo pasto afuera del establo. El caballo negro de inmediato reaccionó a la presencia de Jimin, los dos parecían tener una linda conexión.

Por su parte, Daisy no tenía reacción alguna porque el pasto era lo único que le atraía. Aun así, Minjeong sonrió al verla porque pese a su lentitud y rostro desinteresado, la yegua había sido bastante mansa con una principiante y no la hizo ver tan mal frente a Jimin.

Jimin se desapareció unos segundos y volvió con una canasta con manzanas y zanahorias, le explicó que las zanahorias eran la comida favorita de Daisy y Winter decidió que no tenía nada que perder.

Para su sorpresa, la yegua galopó en su dirección y rápidamente aceptó la zanahoria que le ofrecía. Jimin observó la interacción a unos metros de distancia con enorme sonrisa porque era una escena adorable.

—Yo creo que ya son amigas.

—Yo creo que sí. —Rio Minjeong, acariciando las mejillas regordetas de la yegua.

Minjeong se subió sin ser tan torpe como la primera vez y nuevamente la imagen de Karina sobre Roca la dejó sin aliento. Quizá era porque ambos lucían una perfecta melena negra o por lo imponente que se veía sobre el caballo, tal vez ambas cosas, pero Minjeong sabía que no dejaría de sorprenderse cada vez que veía a Jimin así.

—Te ves muy guapa. —Le pareció correcto decirlo, porque pensamientos como esos no se debían guardar para siempre en su cabeza.

Jimin recibió sus palabras con una sonrisa y luego analizó la imagen de Minjeong sobre Daisy, intentando no reír al comentar. —Ustedes se ven adorables.

No eran exactamente las palabras que quería escuchar, pero la hicieron tremendamente feliz. Era algo nuevo para ella, el sentir que su autoestima y su felicidad podrían ser tan vulnerables, que otra persona era capaz de hacerla sentir así de bien.

Esa vez fue completamente distinta a la primera vez que salieron con los caballos, ahora Jimin no era inalcanzable, sino que cabalgaba justo a su lado. Incluso Daisy se veía más animada que esa vez, cabalgando a la par que Roca sin verse aburrida por tener que caminar.

Además, el camino era opuesto al que tomaron ese día en que buscaban a la oveja. Subieron por un monte de pasto perfectamente húmedo y verde. Minjeong comprendía por qué a la porrista le gustaba tanto pasar su tiempo libre ahí. El aire se sentía puro y los animales eran la mejor compañía cuando las personas no se comportaban bien.

—Gracias por enseñarme esto.

La honestidad de Minjeong la conmovió y Jimin solo le pudo responder con una de sus sonrisas más dulces, una imagen que quedaría grabada para siempre en la memoria de Winter.

En un momento se adentraron en un bosque similar al de la primera salida, el sol se filtraba a través de las ramas y de las hojas, haciendo que ese efecto de sombra se proyecte al rostro de ambas, las dos observaron la escena, sintiendo que sus corazones saltaban con fuerza por la imagen de la otra.

También había un dulce olor que se acentuaba a momentos, Karina le explicó que eran las flores silvestres e incluso le nombró algunas, algo que sabía gracias a la obsesión que tenía su mamá con su jardín.

—¿Alguna vez imaginaste que tendrías compañía aquí? —Se detuvieron en un momento para contemplar el paisaje y Minjeong no se pudo aguantar la pregunta.

Karina no sabía cómo responder esa pregunta. Había llegado a ese santuario casi por casualidad y solo sus padres sabían que de vez en cuando pasaba sus días ayudando animales junto a Joohyun.

Bajó con cuidado de Roca y lo guió hasta una zona segura. Minjeong la copió, acercándose con algo de lentitud, temiendo que su pregunta haya incomodado a Karina. —No lo pensé, pero me gusta tenerte aquí. —admitió, dejando un beso en su mejilla al ya tenerla cerca de ella.

Sacó el bolso que tenía anclado a la silla y luego tomó de la mano a Minjeong para guiarla hasta un plano con vista a la pradera.

Winter la ayudó a estirar una manta y las dos se sentaron ahí en silencio, disfrutando del sonido de la naturaleza y de la compañía de la otra.

—¿Estás lista para el partido de mañana? —Jimin descansó su cabeza en el hombro de la menor y ocupó sus dedos para acariciar su mano hasta que Winter decidió atraparlos y entrelazarlos con los suyos.

—Yo creo que vamos a ganar.

A Jimin le gustaba escuchar a Winter ser positiva, sonaba natural y no daba la impresión de realmente creerse superior a los demás, algo que muchas veces le molestaba de su novio. —¿Me dedicarías un gol? —La porrista le regaló una mirada de cachorro y Winter no pudo decir que no, aunque no siempre marcaba, ahora tendría una muy buena razón para hacerlo.

Pasaron algunos minutos pensando en ideas, la primera y la más obvia era hacer una “J” con los dedos, pero a Jimin le dio miedo de que Yunjin podría darse cuenta del significado, y aunque a Minjeong eso la puso un poco triste, la emoción de Karina le hizo olvidarlo y siguió pensando en ideas. Formar una “K” era muy complicado y Minjeong no estaba dispuesta a hacer ningún tipo de baile porque le daba mucha vergüenza. Luego de algunos besos de recompensa, Minjeong aceptó que la forma de dedicarle un gol sería llevando sus manos a sus orejas y doblarlas como imitando las orejas de un perrito.

Minjeong no pudo decir que no cuando Jimin la observó con ilusión y le explicaba que cada vez que veía a algún cachorrito se acordaba de la joven futbolista.

El resto de la tarde se la pasaron conversando sobre distintas cosas, desde la infancia de cada una hasta sus grupos favoritos de música. El tiempo juntas se les pasaba volando y no fue hasta que vieron que comenzaba a oscurecer que decidieron volver a los caballos.

—¿Te gustó pasar la tarde aquí? Tenía miedo de que podría aburrirte.

—Me gustó mucho. —Minjeong la tomó de la mano para caminar hasta donde las esperaban Daisy y Roca. —Me parece mejor que una cita tradicional, aunque algún día tenemos que hacer esas cosas.

—¿Como qué? —preguntó Jimin, planeando hacer una lista mental de todas las cosas que podría hacer junto a la chica que le gustaba.

—Ya sabes. —Minjeong habló con desinterés, para ocultar un poco su nerviosismo. —Ir al cine, a los juegos de diversión o a la playa.

Winter no quería decir que jamás había hecho nada de eso con nadie. Cada vez que salía con una chica era porque se encontraban en alguna fiesta y después de obtener lo que quería, no les volvía a hablar.

Karina por su parte no podía decir lo mismo, Jeno había cumplido con todas las expectativas de un novio en cuanto a panoramas se trataba. El chico se esforzaba por crear una imagen de pareja perfecta, y aunque muchas veces la pasaba bien, otras veces preferiría estar en medio del bosque o con los animales antes de estar en el cine viendo una película de acción que jamás le hubiera llamado la atención.

—Algún día haremos todas esas cosas. —Le prometió Jimin, aún a sabiendas de que para lograr eso ella tendría que tomar decisiones que no serían del todo fáciles.

Pero esa promesa fue suficiente para hacer feliz a Winter.

Las dos se subieron a sus respectivos caballos y comenzaron el tranquilo camino de vuelta.

—Te quería preguntar algo, pero no sé si te incomoda. —Se escuchaban las pisadas de los caballos y los ruidos de los animales, las dos estaban felices con el silencio acompañado por la naturaleza, pero Minjeong llevaba un tiempo aguantándose la pregunta y creía que no podía terminar el día sin hacerlo.

Jimin asintió para autorizarla a hablar y Winter comenzó a buscar las palabras adecuadas. —¿Qué somos? —preguntó, sintiendo el golpe de ansiedad en su estómago.

No quería ser intensa, pero llevaban un buen tiempo con ese romance entre pasillos que finalmente no se definía en nada. Si fuera por ella, Winter ya le hubiera pedido ser su novia, pero ¿Era eso posible? ¿Podía Winter pedirle ser su novia si Jimin ya era la novia de alguien más? Esa simple idea le teñía las mejillas de un rojo furioso y su imagen de chica bondadosa desaparecía por completo. Odiaba que Jimin fuera oficialmente de alguien más cuando sabía que su corazón le pertenecía únicamente a ella.

—¿Por qué me preguntas eso? —Karina se detuvo y Winter batalló un poco con Daisy, quien por primera vez parecía contenta de caminar y no quería detenerse. Cuando finalmente lo logró, notó que el rostro de la porrista emanaba un aire de tristeza y decepción. —No me preguntes esas cosas. —Le pidió, porque para ella era muy difícil responderlas. —Estoy haciendo lo que puedo, estoy intentándolo. —Parecía que le faltaba el aire mientras hablaba. —Somos… Somos nosotras, somos esto. —Jimin abrió sus brazos, demostrando sus alrededores. Un lugar tranquilo en medio de la nada donde podían estar juntas sin que nadie las juzgue. —Quizá por ahora no podamos marcar una fecha en el calendario, pero te prometo que en algún momento lo haremos. —No sabía si era correcto hacer esa promesa, pero creía que Minjeong se lo merecía. —Por favor, no me hagas sentir mal. —A Minjeong le dolieron esas palabras, pero no fue capaz de decir nada, había tanta transparencia en la mirada de Jimin, se veía tan frágil.

—Tú eres la única que está aquí. —Le recordó, ahora posicionando su mano sobre su pecho.

—También eres la única para mí. —Por supuesto que sus palabras eran honestas, y aunque logró formar una sonrisa, en el fondo de su corazón sabía que tal vez lo que tenían no era suficiente como para poder satisfacer todas sus necesidades.

.

.

.

N/A: ¡Hola! Gracias por esperar la actualización, han sido días ajetreados y se pondrán peores en las próximas semanas, les pido paciencia y manden suerte :(