Minjeong estaba completamente enfocada en la escuela y los entrenamientos. Yoon tenía razón, no había mucho talento en el grupo y la mayoría de las chicas estaban ahí porque anteriormente el equipo de fútbol era el más tranquilo y no requería mucho esfuerzo entrar. Las cosas ya no eran igual, y a las que realmente les interesaba sentían algo de optimismo para la nueva temporada.

Si bien esas dos cosas eran su máxima preocupación, había un bichito que seguía mordiendo su oreja. La incertidumbre seguía creciendo dentro de ella. Ya llevaba un buen tiempo creyendo que algo extraño sucedía entre Yunjin y Chaewon. Por la forma en que Chaewon actuaba, Minjeong tenía la pequeña sospecha que a su amiga le pasaban cosas con ella. Eran miradas, comentarios y reacciones. Pero nada de eso era una prueba concreta para confirmarlo.

Estaba en una verdadera encrucijada. No quería ser irrespetuosa con ninguna de las dos, sobre todo con Chaewon, ya que al menos Yunjin lo había negado diciendo que era algo así como una compañera más.

Sobre todo eso la limita a preguntarle directamente a Chaewon.

Minjeong pasó a una siguiente etapa. Decidió preguntarle a las demás, de forma discreta, por supuesto. —¿Sabes si Chaewon sale con alguien? —Ella y NingNing estaban guardando sus cosas después del entrenamiento, Chaewon se había ido antes que ellas.

—¿Chaewon? —NingNing tomó un poco de agua antes de contestar. —Ni idea, supongo que nos habría dicho. Aunque ojalá fuera así. —Minjeong se le quedó mirando, expectante por una continuación. —Es una enana gruñona, ojalá tuviera una chica entre sus piernas para que deje esa actitud.

Minjeong comenzó a reír. —Si sabes que no eres muy alta ¿Verdad?

Yizhuo le sacó la lengua de forma burlona y comenzó a caminar en dirección a la salida.

Un tiempo después lo intentó con Yoon. Estaban en la biblioteca estudiando para su exámen de geografía. Minjeong siempre fue una buena estudiante, pero con la ayuda de Yoon se estaba convirtiendo en un as. —Yoon ¿has notado a Chaewon algo extraña?

—¿Extraña? ¿En qué sentido? —Yoon seguía con los ojos pegados en su libro, pero también prestaba atención a su amiga.

—¿Crees que pueda estar enamorada?

Esa fue la palabra mágica que hizo que Yoon baje el libro y se desconecte de los estudios para darle toda su atención a Minjeong. —¿También sospechas? —Minjeong sonrió, no estaba loca. —Yo creo que estuvo enamorada. Pero ya no, o que está intentando olvidarlo ¿Le has visto los ojos? Parece un cachorrito bajo la lluvia, constantemente dejado de lado.

Minjeong suspiró. Eso tampoco la ayudaba con sus sospechas.

La poca información que logró reunir no le pareció suficiente como para enfrentar a alguna de las dos, no quería arruinar la amistad que tenía con ellas. Entendió que sería cuestión de tiempo, alguna de las dos diría algo o tal vez ella sería testigo de alguna interacción, pero decidió que dejaría de indagar.

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Ese día el entrenamiento duró un poco más de lo habitual y el cielo se comenzaba a oscurecer. Yoon tenía clases privadas y no se pudo quedar para esperar a Minjeong. Esa tarde el entrenador no tuvo compasión y al terminar Winter pensó que el corazón se le podía salir por la boca.

En el camarín nadie hablaba, todas emitían quejas y suspiros de dolor. Yizhuo se despidió a la pasada, diciendo algo de un compromiso familiar al que iba a llegar tarde. Minjeong estaba más interesada en recobrar su respiración y cambiarse de toda la ropa sudada.

Estaba lista para irse a su casa cuando recordó que tenía que imprimir unos ensayos para su clase de filosofía. Arrastró sus piernas hasta la biblioteca donde estaba la sección de impresiones.

—Kim Minjeong. —Cuando entró y vio a Jimin en el lugar que tenía que ir, decidió distraerse con unos libros para no tener que interactuar. Lamentablemente no pasó muy discreta.

—Yoo Jimin. —Se limitó a saludar, fingiendo leer el libro que tenía en sus manos.

Hubo silencio y siguió leyendo los distintos títulos que tenía el estante.

—¿Eres aficionada a las aves de Sudáfrica? —Minjeong enfocó su mirada en el libro, leyendo la descripción del Colibrí de Machalite. Devolvió el libro a su lugar y finalmente se encontró con su vecina, quien observaba la pantalla del computador.

—Estaba esperando.

—¿A Yunjin?

Minjeong se sentó frente a la computadora desocupada para comenzar a buscar sus documentos. —¿Yunjin?

—Dijo que tenía que esperar a que termine el entrenamiento de ustedes, pensé que te esperaba a ti.

Minjeong encontró rápidamente su documento y comenzó a imprimirlo. Tomó entonces su teléfono y le escribió un mensaje a Yunjin para saber dónde estaba. Jimin había comenzaba a imprimir lo suyo y se quedó viendo a la menor, esperando obtener una respuesta.

—Yunjin está en su casa. —Respondió apenas leyó el mensaje de su amiga de infancia. Jimin le dio una mirada confundida, no tenía sentido que estuviera en su casa cuando apenas unos treinta minutos atrás le había dicho que tenía que esperar a alguien.

Minjeong observaba las letras que comenzaban a aparecer en la hoja de papel, pero en su cabeza no dejaba de pensar en Yunjin ¿Estaría con Chaewon?

—Sé que quizá no debería preguntarte porque podría estar traspasando un límite, pero ¿Sabes si Yunjin está bien? —Minjeong apretó los dientes porque su primer encuentro con Jimin había sido tan tenso que en su cabeza la hermosa chica era solo un rostro bonito con pésima personalidad. El asunto de rescatar animales y preocuparse por sus amistades estaba derrumbando lentamente esa imagen. —El año pasado cuando llegó dijo que su mamá y ella querían regresar a Naevis porque su mamá no se sentía bien con toda la bullicia de la ciudad, pero últimamente siento que su cabeza está en otro lado.

—La situación en su casa no es la mejor.

—¿Sus padres están separados?

Minjeong no supo qué contestar. El primer día de clases había sido clara al decir que a ella le gustaba pasar desapercibida, no quería hablar de la separación de sus madres y después provocar molestia en la menor. —Creo que no soy yo quien debe hablar de esas cosas. —Se limitó a decir. —Pero a Yunjin le haría bien hablar de algunas cosas, estoy segura de que si le preguntas algo te dirá.

Karina asintió y luego se concentró en ordenar sus papeles, Minjeong le alcanzó una engrapadora y las dos trabajaron en silencio. Winter observaba sus movimientos de vez en cuando, la mayor era muy delicada y cuidadosa. Alineaba las hojas perfectamente y tenía una carpeta para que no se doblen en el camino a casa. Minjeong ni había pensado en eso, simplemente dobló las hojas y las metió dentro de un cuaderno.

—Ahí estás. —Minjeong alzó la mirada y Karina saltó del susto. No habían sido formalmente presentados, pero reconoció al chico como Jeno.

—Aquí estoy. —Jimin se levantó, besando la mejilla de su novio. —¿Cómo supiste que me ibas a encontrar aquí?

—Yunjin me dijo.

Minjeong juntó sus cejas molesta. A no ser que Yunjin pudiera estar en dos lugares al mismo tiempo, lo más obvio era que le había mentido hace poco. No logró saber lo que hablaron después porque Jeno susurró algunas cosas en el oído de Karina, quien de inmediato sonrió.

—No puedo, Minjeong y yo tenemos que hacer un trabajo.

Jeno miró por detrás del hombro de Karina y por primera vez notó su presencia.

—Hola.

Jimin se volteó pidiendo ayuda con la mirada a la menor, quien asintió confundida.

—Hola. —Minjeong saludó de vuelta, sonriendo. Podía ver el atractivo del chico, era alto, guapo y tenía una sonrisa que parecía salida de un comercial de pasta de dientes.

—No nos veremos hasta mañana entonces. —Karina hizo un falso puchero y volvió a besar la mejilla de su novio. —Hasta mañana. —Jeno acomodó su mochila y dejó la biblioteca sin despedirse de Minjeong.

Minjeong pudo notar que Jimin se había puesto algo tensa con la llegada de Jeno y no fue hasta que la imagen del chico desapareció por completo que Karina volvió a ser esa chica delicada que tanto había entretenido a Minjeong los minutos antes.

—¿Cuál es el trabajo? —La chica ya estaba de pie, guardando todas sus cosas para irse a casa y quizá llamar a Yunjin en el camino para saber cuál era su verdadera locación. —Perdón. No te quería incomodar, es solo que quiero llegar a casa y estar sola. Podríamos caminar juntas, no tenemos que hablar ni nada por el estilo.

—No tienes que explicarme y claro, sería incómodo caminar detrás tuyo cuando vamos prácticamente al mismo lugar.

Se sintió un poco loco la forma en que su relación con Jimin era muchísimo más cómoda, casi amigable en tan poco tiempo.

Al principio caminaban silenciosamente a través de las calles arboladas y bien cuidadas. De vez en cuando Minjeong se detenía a ver las enormes casas y los jardines que probablemente había decorado algún paisajista.

También notó que Karina parecía inusualmente distraída, como si sólo estuviera ahí físicamente. —¿Está todo bien? —No eran amigas, pero Minjeong podía ser amigable con ella.

—¿Puedo ser honesta? —Minjeong asintió, ella no se sentía capaz de juzgarla. —Últimamente me siento ahogada. Tengo ganas de estar sola todo el tiempo y aunque amo a Jeno, no tengo ánimos de pasar tiempo a su lado.

Minjeong no supo qué decir. Nunca había tenido una relación seria y tampoco sabía si Jimin le estaba pidiendo un consejo o no.

—Es normal sentirse agobiada de vez en cuando. —Reflexionó en voz alta. —Y la soledad también es necesaria ¿Lo has hablado con Jeno?

—No quiero herir sus sentimientos. Solo tengo que encontrar el equilibrio para mantener todo en su lugar.

Yoo Jimin era una perfeccionista.

Minjeong lo había sospechado. Era exactamente el tipo de persona que le asustaba conocer. Pero también era el tipo de persona que le ayudaba a ser mejor cada día, era exactamente como su mamá Tiffany.

—No tienes que ser la responsable de mantener todo en su lugar ¿Lo sabes, verdad?

Jimin se quedó en un profundo silencio. Las palabras de Minjeong resonaron fuerte en su cabeza. —¿Por qué fingías leer ese libro de aves? —Winter supuso que el cambio de tema de conversación significaba que ya no quería seguir hablando de eso y lo aceptó.

—Te estaba evitando. —Confesó sin ningún tipo de miedo. —Creo que ya lo dije antes, pero estar contigo es extraño.

—¿Es por lo que te dije en tu primer día de clases?

La respuesta fácil hubiera sido decir que sí. Su enfrentamiento en el primer día sin dudas logró intimidarla, pero en el fondo ella sabía que no era solo eso. Karina le provocaba sentimientos contradictorios. La personalidad fuerte de Jimin la ponía nerviosa, pero también sentía una atracción inexplicable que la impulsaba a seguir estando cerca de ella.

Era emocionalmente difícil de entender por qué Karina provocaba eso en ella. Quería estar a kilómetros de distancia de ella y al mismo tiempo lo más cerca posible.

Era más fácil creer que se debía a su atractivo físico, Jimin era tan hermosa que podía dejarte ciego, pero Minjeong sabía que se trataba de algo más que un atractivo físico.

—Debes admitir que te comportaste como una perra. —Escuchó la risa contraria y todos esos pensamientos se desvanecieron. Quería dejar de pensar en todo.

—Intentaré dejar de hacerlo de ahora en adelante. —Se detuvieron frente a la casa de Jimin y la misma estiró su mano. —Tregua.

—Tregua.

Cuando Minjeong entró a su casa todavía tenía una sonrisa estúpida en su rostro, pero no duró mucho porque lo primero que vió al entrar por esa puerta fue a sus madres discutiendo. Las dos notaron la llegada de su hija y de inmediato se callaron.

—MinMin, es un poco tarde ¿Estaba todo bien? —Tiffany se acercó a darle un abrazo mientras Taeyeon salía de la habitación sin siquiera saludarla.

—El entrenamiento duró más de lo habitual ¿Está todo bien acá?

Tiffany asintió. —Problemas con la empresa de mudanza. —A Minjeong le costó creer, pero no quiso insistir.

—Tengo tarea.

Minjeong tuvo una extraña necesidad de salir de ahí y evitar esa conversación.

—Más tarde iré a cenar a casa de Yoona ¿Quieres venir conmigo?

—¿Y mamá?

—No se siente muy bien, creo que prefiere quedarse y descansar.

—Está bien, avísame cuando salgamos.

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Siempre era extraño cuando Minjeong iba en auto con solo una de sus madres, además, viajar con Tiffany detrás del volante podría ser un poco aterrador. Tiffany le lanzaba miradas mortales para hacerle notar a su hija que no estaba de acuerdo con el exagerado susto de su hija.

—Traigo un vino delicioso, así que a la vuelta manejas tú.

Ambas se sorprendieron al ver a Seohyun abriendo la puerta. La mujer les explicó que Yoona estaba ocupada en la cocina y ambas entraron saludando. Yoona apareció luego para hacer lo mismo en lo que Seohyun tomaba sus abrigos.

La casa era acogedora, el aroma a comida casera ayudaba a eso. Seohyun se ofreció a arreglar las cosas en la cocina mientras Yoona les daba un pequeño tour.

Las paredes del vestíbulo tenían colores vibrantes, el salón principal era espacioso y luminoso. Las paredes estaban decoradas con una colección de cuadros, algunos pintados por Yoona y otros de distintos artistas. En el mismo lugar había una chimenea, que expandía su calor a un sofá que se veía bastante cómodo. En ese mismo lugar había un piano y Minjeong se sorprendió al saber que era Yunjin la encargada de hacer que se toquen en el las más lindas melodías. —Seohyun también toca ¿No? —Recordó Tiffany, a lo que Yoona asintió. Al parecer, la odontóloga también le ayudaba a Yunjin a seguir mejorando.

—Wow, esto es completamente distinto a tu casa en Seúl. —Comentó Tiffany cuando llegaron al comedor. Había una mesa hecha de madera robusta, acompañada de sillas de distintos tonos de color. Era eso lo que hacía esa casa tan distinta a la que compartía con su ex esposa, los colores y alegría que había. Las paredes con estampados bohemios y objetos de colección le daban mucha personalidad al lugar.

—Y deberías ver el estudio que Yoona construyó. —Tiffany había notado la pequeña construcción en el patio trasero, no había tenido tiempo de preguntar, pero ahora sabía que se trataba de un lugar que Yoona había construido para poder trabajar en su arte. —Ha hecho unas pinturas maravillosas, creo que no se le da el crédito que merece.

—No es para tanto. —Las mejillas rojas de Yoona hicieron sonreír a Tiffany. —Es que tu no te das cuenta de lo talentosa que eres. —Continuó Seohyun, alabando el trabajo que hacía Yoona.

Minjeong se excusó un momento para ir al baño y Yoona le pidió que aproveche de ir al segundo piso para que Yunjin baje a cenar.

Caminó por un pasillo que seguía la misma estética que el resto de la casa, pasó por una habitación que asumió que era de Seohyun y luego una grande que parecía ser la de Yoona.

Tocó la única puerta que estaba cerrada y escuchó un “adelante” que la hizo abrir y encontrarse con Yunjin. La menor tenía la ventana abierta y tomaba aire, pero apenas Minjeong entró, ella la cerró de golpe y sonrió al verla. —No sabía que vendrías ¿Está lista la cena?

—Todavía no, pero me llamaron a buscarte.

La habitación de Yunjin, aunque de tamaño reducido, estaba perfectamente diseñada para aprovechar el espacio al máximo. Las paredes tenían un color rosa palo y toda una esquina estaba ocupada por un estante lleno de libros que parecían ordenados meticulosamente.

Cerca de la estantería hay un escritorio pequeño que tenía una lámpara del mismo tono de las paredes. Minjeong reconoció el ensayo de filosofía sin leer ahí. —Esto es para mañana. —La regañó, observando todos los lápices y plumones perfectamente ordenados.

—Lo sé, no he tenido tiempo de leerlo. Lo haré después de la cena.

—Pensé que habías llegado temprano de la escuela.

Hubo un cambio de humor en la habitación. —No sabía que tenía que darte explicaciones. —Yunjin se puso de inmediato a la defensiva.

—No me tienes que dar explicaciones, cuando te escribí dijiste que estabas en casa y después Jeno dijo que te lo habías encontrado casi al mismo tiempo.

—¿Jeno?

Minjeong rodó los ojos. —Estaba con Karina en la biblioteca y él llegó a hablar con ella.

—¿Estabas con Karina?

—Nos encontramos en la biblioteca, además esto no se trata de mi. Estamos hablando de ti.

—Lo sé, pero ya te dije antes que tengas cuidado. Jeno y Jimin tienen historia, no te conviene meterte ahí.

Minjeong se sintió irritada por la forma en que Yunjin le hablaba. —Fue una coincidencia, si insinúas que estoy buscando a Jimin o que me gusta o algo, estás equivocada.

—Estaba en la escuela.

Hubo un espacio para que Yunjin siga hablando. —Quería estar sola y me quedé ahí.

—¿Querías estar sola? ¿Por qué todo el mundo quiere estar solo?

—¿De qué hablas?

Minjeong se arrepintió de inmediato. No quería ventilar los secretos de Jimin por culpa de una reacción espontánea. —Nada. Yunjin, a veces está bien querer estar sola, pero al mismo tiempo no sabes si las personas que tienes cerca te pueden ayudar o que tal vez están pasando por cosas similares.

—A veces eres mucho ¿Sabías?

—Lo sé. —Minjeong rió, abrazando cuidadosamente a Yunjin. —Pensé que seguiríamos teniendo una relación incómoda, pero no eres tan detestable como creí.

—¿Perdón? —Yunjin tiró la oreja de Minjeong y ahora ambas reían.

—Sé que ya te lo pregunté antes y prometo que será la última. —Yunjin tomó un poco de distancia y se cruzó de brazos para escucharla. —¿En serio no tienes nada con Chaewon? —Antes de que Yunjin pudiera quejarse, Minjeong siguió hablando. —Veo miradas extrañas, Chaewon está insoportable y creo que desde ese día de la fiesta ella está enojada contigo.

—¿Por qué iba a estar enojada conmigo? Ya te dije, Chaewon es una compañera más. Quizá un poco más cercana que Yizhuo o Yoon, pero no somos amigas ni mucho menos tenemos otro tipo de relación.

Yunjin parecía insistir en su narrativa y Minjeong decidió que iba a cumplir con su promesa de no hablar más del tema.

—¿Estás saliendo con alguien?

Yunjin se sentó en su cama y volvió a negar con un movimiento de cabeza. —Las chicas intentan emparejarme con un compañero, pero no tengo interés en ningún tipo de relación. Y en serio, ya puedes dejar de comportarte como una hermana mayor celosa.

—No estoy celosa. —Minjeong se defendió de inmediato. —Además, podría decir lo mismo de ti y tu obsesión con Jimin.

—Eso es porque te estoy protegiendo.

—Yo también te estoy protegiendo a ti. Es por eso que. —Se acercó a tomar su mano. —Vamos a cenar rápidamente y luego volveremos aquí a leer ese ensayo.

Yunjin se levantó, ahora estaba más tranquila y toda la tensión entre ellas se había esfumado. —Pasaré al baño, te alcanzo abajo.

Minjeong salió de la habitación y Yunjin se quedó quieta en el lugar, escuchando las pisadas de la mayor bajando por las escaleras. Caminó después hasta la esquina de su habitación y abrió el armario. —Perdón, no tenía idea que vendría a cenar.

Chaewon salió, irónicamente, del closet de Yunjin y comenzó a estirar su cuerpo.

—No eres tan alta, no creo que haya sido tan terrible.

Pero Chaewon no contestó, abrochó su chaqueta y caminó hasta la ventana, pero no pudo salir porque Yunjin la tomó de la mano. —No te vayas así.

—No puedo salir por la puerta.

—No me refiero a eso. —Yunjin acariciaba sus hombros para intentar relajarla. —¿Estamos bien? —Chaewon se tomó una pausa, sus ojos no brillaban como siempre y odiaba verla así. Por suerte para ella, recobraron ese brillo habitual y sonrió asintiendo. —Estamos bien.

Yunjin se impulsó a besar sus labios. Era consciente de que el tiempo que les quedaba juntas era limitado. Sus miradas se entrelazaron con ternura y complicidad, a Yunjin no le importaba que en el primer piso de su casa hubiera personas esperando por ella.

Lentamente Chaewon se volvió a acercar, estirando un poco sus pies para poder llegar a su altura. Fue un beso delicado, pero lleno de magia. Era como un baile tierno y contenido, pero que ninguna quería que acabara.

Chaewon sabía que tenía que irse pronto o alguien vendría a buscar a Yunjin. Con discreción se alejó de ella y abrió la ventana por la cual ya había salido unas cuantas veces. Le dedicó una última mirada y luego se deslizó con cuidado para salir de ahí

Yunjin se asomó para verla llegar al patio sin problemas, movió su mano para despedirse y cerró la ventana con el corazón apretado, sabiendo que tal vez no estaba haciendo las cosas de la forma correcta.