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—¿Y qué? ¿Los dejo de ver a los dos y decido a cuál extraño más? —Jimin no se estaba escuchando, simplemente respondía con base en su enojo y espontaneidad del momento. Minjeong lo entendió así y se quedó en silencio para que las palabras de Karina hagan eco en ella misma. Apretó sus manos contra la baranda y sintió el frío calando en sus huesos y el hielo quemándole la piel. —¡Yo quiero estar contigo, Minjeong! —Apretó los dientes y sus ojos demostraban una mezcla de frustración y tristeza. Minjeong siguió haciendo lo mismo, mantener el silencio y dejar que Karina pase por todas las emociones.

Jimin se atrapó a ella misma en un juego que no sabía cómo terminar y ahora que Minjeong le daba una forma para hacerlo, sentía terror de dar ese paso. Pero tenía que aceptar que estaba siendo injusta con Minjeong, con Jeno y con ella misma.

—¿Hasta navidad? —preguntó en un susurro exhausto, rindiéndose de las pataletas y aceptando que debía madurar y dejar de ocupar a las personas para beneficiar a su imagen.

—Hasta navidad. —Confirmó Minjeong, segura, aunque en su interior sentía dolor de tener que separarse un tiempo de la chica con la que quería estar siempre.

Chaewon se asomó por la puerta para hacerles saber que el baño ya estaba desocupado y Minjeong se entró, dejando sola a Karina, quien todavía no se sentía preparada para volver entrar a la cabaña.

Tenía un mes para tomar una decisión, pero ya le estaba dando vueltas a todo lo que podía ocurrir según la decisión que tomaba.

Esa tercera noche todas se fueron temprano a la cama porque después de la caminata, sentían sus cuerpos agotados y el sueño era casi insoportable. Karina y Winter volvieron a dormir juntas, pero el cansancio no les permitió hacer de eso un problema.

Ese día era el último con actividades, ya que después de la cuarta noche se irían a primera hora de vuelta a sus casas para no llegar tan tarde.

Chaewon y Yunjin nuevamente se hicieron cargo del desayuno, mientras que Winter y Karina se dedicaron a ordenar. Al día siguiente tenían que partir y así podrían levantarse sin tanto apuro.

—Creo que me volveré adicta al café por tu culpa. —Se quejó Karina al sentarse a desayunar, nuevamente la más alta había preparado café para todo el grupo.

El desayuno fue bastante tranquilo, el grupo de las cuatro chicas funcionaba casi como un reloj cuando las cosas no estaban tensas. Incluso con la conversación de Minjeong y Karina, todo seguía estando bien porque después de una buena reflexión, Karina aceptó que era lo más sano que podían hacer.

Por otro lado, Chaewon y Yunjin estaban casi como viviendo una luna de miel. Las dos llevaban tanto tiempo extrañándose que ahora no querían pasar ni un segundo sin la presencia de la otra. Además, Karina y Winter eran dos personas con las cuales podían ser ellas mismas sin preocuparse de lo que pudieran decir.

—Creo que hoy nos van a llevar a patinar. —Karina tomaba su café tranquila, relajada y sin preocupaciones, ahora que sabía que estaba yendo por un buen camino.

—Jamás he patinado. —Confesó Minjeong, sorprendiendo a las otras chicas que sentían que no había nada que Minjeong no pudiera hacer. Ella notó lo que las demás le intentaban comunicar y se justificó. —Mis mamás nunca me llevaban, no son muy amantes de los deportes y luego cuando crecí nunca tuve interés.

—Será entretenido verte. —Yunjin ya se la estaba imaginando intentando mantener el equilibrio. Para las demás era algo común de hacer, Naevis era pequeño y cualquier actividad que pudiera ayudar a sus habitantes a distraerse era instantáneamente popular.

Después de terminar de desayunar, Winter se ofreció a ayudar a limpiar los platos junto con Yunjin, usando la oportunidad como una buena excusa para poder conversar a solas.

—¿Alguna vez te has preguntado por qué nos llevamos tan bien? —Yunjin fue la primera en romper el hielo con esa extraña pregunta. Minjeong pensó de inmediato en que se llevaban bien porque sus personalidades compatían, tenían un sentido del humor similar y se conocían desde hace tantos años que eran casi como familia. Minjeong se lo hizo saber, mientras secaba y guardaba los platos que Yunjin le iba entregando. —Por supuesto que eso, pero para mí siempre hubo algo más importante y es que tú eres la única persona que ha vivido algo parecido a lo que yo vivo. Somos dos chicas asiáticas que viven con dos mamás. Cuando era niña nunca me sentí diferente porque te tenía ahí, lo nuestro era lo normal y después que crecí un poco me di cuenta de que nuestras mamás lo hacían para protegernos ¿Por qué otros padres no nos dejaban juntarnos con sus hijos?

—¿Estás diciendo que nuestras mamás nos obligaron a ser amigas? —Minjeong fingió dolor, pero luego volvió al tono serio que estaba ocupando Yunjin. —La gente era tonta, es tonta. —Se corrigió. —Pero no podemos criticar a nuestras mamás por intentar protegernos.

—Por supuesto que no, ellas me dieron mucho amor y siempre estaré agradecida. —Yuri y Yoona podrían no estar pasando por el mejor momento y quizá ya nada volverían a estar juntas, pero jamás iba a negar todo lo demás, todo lo bueno. —¿Recuerdas los años en que dejamos de ser amigas?

—Los años en que te volviste una engreída, cómo olvidarlo.

Yunjin rodó los ojos y le salpicó agua para molestarla. Minjeong siempre había sido la relajada, la que era más libre y no se encogía cuando alguien le decía algo. Con los años no creció en tamaño como Yunjin, pero su personalidad se hizo enorme.

Era capaz de recordar como si fuera ayer el año nuevo que pasaron juntas cuando por primera vez las cosas ya no eran como antes. Yoona y Yuri se dieron el tiempo de organizar el viaje a Estados Unidos para ir a pasar la festividad junto a su pareja amiga, algo que era común para ellas.

Por primera vez, Yunjin era más alta que Minjeong, pero ahora se notaba mucho más lo diferente que habían crecido. Minjeong ya decía abiertamente que le gustaban las chicas, salía a citas y destacaba entre sus compañeros por tener talento en el deporte, mientras que Yunjin era una pre adolescente perdida, tímida y asustada de sus alrededores.

Sus mamás comenzaban a pelear y fingir que Yunjin no las escuchaba, mientras que Tiffany y Taeyeon parecían incluso más enamoradas que la última vez que las había visto.

Mientras Minjeong era una chica popular y ella apenas tenía amigos, en Corea no era tan bien visto tener dos mamás y se sentía sola, extraña y observada por todos.

Yunjin se sentía intimidada y la envidia también se hacía presente, por lo que decidió hacerle la ley del hielo y ver desde lejos como Minjeong era todo lo que ella deseaba ser.

—No tenía idea de que te sentías así. —Minjeong había dejado de trabajar y escuchaba los sentimientos de Yunjin con toda su atención. —Ahora me siento muy tonta por decirte así. —Minjeong se sentía en la cresta de la ola, su ego estaba por los cielos y ahora que por primera vez estaba viviendo en Corea podía sentir un poco de lo que pasó Yunjin por toda su vida.

—No tenías cómo saberlo. —Yunjin le bajó el perfil, si bien a veces todavía sentía envidia por Minjeong, sobre todo al ver a sus mamás juntas, creía que estaba bien. —Pero ahora siento que estoy en una posición en la que quizá puedo estar para ti de la forma en que me hubiera gustado que estés cuando éramos más jóvenes.

—No te estoy entendiendo.

—Es obvio que no lo estás pasando bien con el asunto de Karina y si bien no soy una experta y mi asunto con Chaewon recién se está estabilizando, quiero dejar todo lo demás de lado y estar ahí para ti. —Yunjin estaba levantando las manos y pidiendo la tregua. Ella no tenía idea de la conversación que había tenido Minjeong y Jimin la noche anterior, pero sus palabras llegaban casi en el momento perfecto. —Karina seguirá siendo una de mis mejores amigas, a menos de que me pidas que lo hagas.

—No tienes que alejarte de ella, no es una mala persona y yo creo que las dos también se necesitan mucho.

Yunjin se quedó confundida y Minjeong le susurró un “Luego te explico” porque la privacidad era casi nula en esa pequeña cabaña y no quería hablar de Karina sabiendo que podía aparecer en cualquier momento.

—Te quiero mucho. —Yunjin la apretó en un fuerte abrazo, oficialmente habían hecho las paces.

No todo iba a salir mal en ese viaje, pensó Minjeong. Además, realmente creía que el tiempo que se iba a dar de Karina sería algo positivo, las dos necesitaban pensar bien en lo que querían y por sobre todo, en lo que estaban dispuestas a dejar de lado por estar juntas.

Terminaron de limpiar y se quedaron un buen rato en el sofá, viendo una película que por supuesto escogió Yunjin. Incluso después de la decisión que habían tomado, Minjeong y Karina se sentían bastante cómodas compartiendo en el mismo grupo.

Al momento de ir a almorzar, tuvieron que ir nuevamente al comedor principal, donde se encontrarían con el resto de sus compañeras.

Ese día todo parecía ir más lento, ninguna tenía apuro alguno por comer o por salir a disfrutar del día soleado (pero muy helado) había una cierta nostalgia en el aire por tener que devolverse en tan poco tiempo.

Antes de entrar al comedor, Minjeong sintió un brazo por encima de su cuerpo y apenas miró a un costado, reconoció a NingNing. El pánico le recorrió el cuerpo de golpe. Habían pasado tantas cosas que se olvidó por completo que todavía tenía que explicarle a NingNing que por ningún motivo quería quitarle a Giselle y que ese beso la había tomado tan de sorpresa como a ella.

—Tenemos que hablar. —Jamás la había escuchado tan seria y sintió el sudor correr por su cuerpo. El resto de las chicas siguieron andando, mientras que Yizhuo la tuvo retenida en el exterior hasta que quedaron solas.

Minjeong frotó sus manos, no tanto por el frío, sino por los nervios de escuchar lo que Yizhuo tendría por decir. Para ella era claro que solo había sido un juego en el que ambas tenían demasiado alcohol en su cuerpo y esperaba que su amiga sea capaz de comprenderlo porque no estaba lista para tener otro conflicto en tan poco tiempo.

—Yizhuo, yo.

—¡Le gusto a Giselle! —La interrumpió antes de que pudiera dar cualquier explicación. NingNing daba vueltas y saltos en su lugar ante una estupefacta Minjeong, que no estaba entendiendo nada.

Minjeong se quedó tiesa esperando a que NingNing deje de dar vueltas y gritos, por lo menos se sentía tranquila de que parecía no tener que dar explicaciones sobre lo que ocurrió esa noche porque Yizhuo estaba demasiado feliz como para darle importancia a eso.

Después de una buena cantidad de segundos de histeria, Yizhuo se calmó y le comenzó a dar el contexto de todo lo que pasó entre ella y Aeri.

A decir verdad, Minjeong siempre fue pesimista sobre la situación de Yizhuo, de hecho, era una preocupación que tenía junto con Yoon y Chaewon porque su amiga estaba completamente enamorada de alguien que claramente mostraba su rechazo por ella.

Las tres lo habían conversado, teorizaban sobre cómo sería el momento en que tendrían que levantar a Yizhuo del suelo tras ser rechazada por Giselle, pero ahora nada de eso sería necesario. No se lo vio venir, pero estaba feliz de saberlo.

—Voy a olvidar el hecho de que besaste a mi chica únicamente porque estoy demasiado feliz como para que me importe. —La apuntó con el índice mientras soltaba las palabras y Minjeong simplemente soltó una risa, por supuesto que estaba demasiado feliz. —Pero si lo vuelves a hacer no tengas duda de que iré por Karina. —Lo dijo en un tono demasiado serio como para ser NingNing y antes de que Winter pudiera reaccionar, su amiga ya no estaba a la vista.

¿Cómo supo NingNing lo de Karina? Se le paralizó el corazón, pero ya no podía preguntarlo.

Entró casi en cámara lenta al salón, donde ya todas estaban sentadas con comida y buscó con la mirada a Yunjin, quien le había reservado un asiento a su lado.

Durante el almuerzo lo único que pudo hacer fue preguntarse en cómo pudo Yizhuo enterarse de lo suyo con Karina.

Almorzó un poco distraída y en algunos momentos Yunjin se le acercó para preguntarle si se encontraba bien, a lo que asentía sin mucha emoción. Para ella no era problema que otras personas sepan que estaba saliendo con alguien (aunque realmente no lo estaba) pero sabía que para Karina no era algo fácil. Estaba segura de que podía confiar en NingNing, no solo en ella, sino también en su discreción y todo eso equivalía a su grupo de amigas en general, pero si Yizhuo lo sabía únicamente por las interacciones que había visto entre ella y la porrista ¿lo sabía alguien más?

Después de almorzar les dieron un par de horas para descansar y disfrutar del ambiente un poco más agradable debido al sol. Casi todas estaban conformes con el viaje, había sido un buen tiempo para relajarse y desconectarse de todo lo que significaba estar en clases y en un ambiente tan competitivo.

Minjeong se quedó sola, contemplando sus alrededores y analizando lo mucho que había cambiado su vida en tan poco tiempo, todo gracias a las palabras que Yunjin le había dicho antes de salir de la cabaña. Había sido una persona demasiado afortunada durante toda su vida e incluso ahora que había llegado a un lugar completamente diferente al lugar en donde creció, tampoco se sentía muy extraña. No se avergonzaba de nada de lo que era y no le importaba lo que la gente diga de ella, quizá por eso le costaba tanto entender ciertas actitudes de Yunjin y mucho más las de Karina.

No quería justificar el daño que le estaba haciendo, pero podía no tomárselo tan personalmente, podía sentir un poco de empatía.

En un momento la profesora a cargo las llamó para que se reunan todas cerca del bus. Después de contarlas y asegurarse de que estaban todas ahí, hizo que subieran para que puedan trasladarse al pueblo más cercano.

Tal como lo habían conversado en la mañana, ese día podrían patinar sobre una pista de hielo. No eran las únicas, había algunos turistas y un ambiente festivo.

Todas se prepararon para ir a la pista como si fueran expertas patinadoras, las chicas habían tenido razón en la mañana cuando le contaron que era una actividad tradicional para las personas de Naevis.

Yunjin la ayudó a ajustar sus botas y luego Chaewon la tomó de la mano y juntas se fueron a patinar olvidándose por completo de ella.

Winter caminó torpemente hasta llegar al borde de la pista y poder usar la baranda para sujetarse y avanzar hasta la entrada. Puso un pie sobre el hielo y sintió de inmediato que se controlaba por su cuenta, haciendo casi que termine completamente abierta de piernas. Intentando salvarse de la humillación, metió su otro pie y se abrazó a la baranda como si su vida dependiera de eso. Cuando logró equilibrarse, apoyó su cuerpo contra la baranda y ahí vio como el resto se movía con agilidad.

Su cabeza se movió hasta que sus ojos dieron con Karina. Ahí estaba, viéndose más perfecta que nunca, con el cabello volando mientras se deslizaba por el hielo. Era como cuando la veía montar a caballo y todo lo que estaba a su alrededor se detenía, porque nada era más interesante que ver a Yoo Jimin disfrutando de hacer algo.

La porrista daba vueltas y se deslizaba con tanta naturalidad que Minjeong llegó a pensar que si quisiera dedicarse al patinaje artístico sería bastante exitosa.

Luego se sintió un poco tonta, estaba completamente obsesionada con Yoo Jimin y sabía que si ella decidía quedarse con Jeno no había nada que pudiera salvarla de todo el dolor que iba a sentir.

Refrescó sus pensamientos y se decidió a avanzar sobre el hielo. No era como ninguno de los otros deportes que había hecho antes y le faltaba totalmente la delicadeza para moverse sin estar a punto de caerse al hielo.

Separó sus piernas y las flectó para intentar mantener el equilibrio. No quería pensar en lo ridícula que se veía, estirando sus manos y moviéndolas de lado a lado para intentar avanzar. Finalmente, llegó hasta otra baranda y se volvió a abrazar de ella, se sintió un poco segura.

Observó como una extranjera como el resto de sus compañeras vivían en sus grupos. Ella pertenecía a uno, pero alejándose un poco podía ver lo marcado que era. La única excepción en ese momento eran Chaewon y Yunjin, quienes seguían patinando tomadas de la mano, viviendo en su propio mundo.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando la chica que antes se llevaba toda su atención se paró justo frente a ella, frenando con delicadeza y elegancia. —¿Necesitas ayuda? —La pregunta era simplemente por educación, ya que su posición y expresión demostraban que era obvio, que no tenía idea de cómo patinar. Karina estiró sus manos para que así Minjeong suelte la baranda y se aferre a ella. Tenía un poco de miedo y en vez de tomar sus manos, apretó sus muñecas y casi se cayó encima de la porrista. —No levantes tanto los pies, solo desliza. —Minjeong tenía todo su tronco superior estirado hacia adelante, obligando a Karina a avanzar para atrás, intentando ayudarla a quedar un poco más recta. Cuando por fin estaba medianamente de pie y sin temblar tanto, Minjeong soltó sus muñecas y tomó sus manos. —¿Estás lista? —Minjeong asintió, no sintiéndose lista.

Karina le soltó una de las manos y comenzó a patinar lentamente al lado de ella. De vez en cuando le daba una que otra indicación y después de titubear varios metros en su andar, comenzó a deslizarse un poco más normal. —¡Así vas bien! —Le animó Karina, su sonrisa era contagiosa y Minjeong nuevamente se distrajo con la belleza de la porrista, tanto así que no se dio cuenta cuando alguien la pasó a chocar por el lado y terminó de cara en el hielo. Karina, quien lo vio venir, alcanzó a mantenerse en pie, ayudándola de inmediato a ponerse de pie.

—Creo que esto no es para mí. —Minjeong estaba frustrada y avergonzada, se intentó limpiar los restos de hielo del brazo y casi cae de nuevo por la falta de equilibrio.

—Solo necesitas un poco más de práctica. —Karina enlazó sus dedos con los de ella y la ayudó a avanzar de nuevo. Era la primera vez que andaban de la mano en un lugar público, se preguntó si era la misma razón por la cual Chaewon y Yunjin patinaban de la mano (se supone que las dos sabían hacerlo bastante bien) y de pronto se relajó.

Las dos patinaron a un paso lento y relajado, dejando que el frío viento choque contra sus rostros y enrojeciera sus mejillas. No hablaron, pero se sentía bien, ni siquiera se sintió como algo romántico, era algo común que en realidad no lo era, porque Karina jamás se había atrevido a hacer cualquier tipo de demostración pública con ella y aun así se sentía perfecto.

—Sabía que con un poco de práctica se te iba a dar. —Minjeong no contestó porque sentía que si hablaba iba a perder la concentración, pero su sonrisa orgullosa fue respuesta suficiente para Karina.

Después de dar algunas vueltas, las dos se fueron hasta la entrada. —Vamos a tomar un chocolate caliente, yo invito. —Winter no podía negar que le impresionó la invitación, pero aceptó de inmediato porque veía su caída llegar en cualquier momento y ya estaba sintiendo demasiado frío.

Cuando se pusieron sus zapatos, Winter se sintió como cuando pisas tierra después de estar mucho tiempo sobre un bote en el mar.

La noche ya había llegado, pero las distintas luces creaban una atmosfera especial, como si estuvieran en un lugar encantado. Seguía lleno de turistas que paraban en distintos puestos para comprar recuerdos.

Karina volvió a tomar su mano de la misma forma que lo había hecho antes, enredando sus dedos con los de ella. Su corazón latía rápidamente solo por ese pequeño contacto. Karina no tenía la necesidad de volver a tomarla así, Winter ya no tenía posibilidades de caerse, pero quería seguir sosteniéndola.

Intentaba pensar en una explicación a todo eso, pero por más que la buscaba, no encontraba la respuesta.

Karina era una persona difícil de entender, pero ese enigma era una parte su encanto.

Entraron a una cafetería que tenía un fuerte olor a pastelería, chocolate, café y un poco de fritura. Había una pequeña fila porque todos querían tomar algo caliente para seguir disfrutando de esa tarde.

Cuando por fin fue su turno, Jimin le preguntó qué era lo que quería y Minjeong pidió un chocolate caliente, lo que incentivó a Karina a pedir lo mismo. Karina la incentivó a pedir otra cosa, pero con eso tenía suficiente. La porrista pagó por los dos chocolates y se decidieron a tomarlo mientras caminaban porque la cafetería estaba muy llena.

Minjeong tomó su chocolate con ambas manos para sentirlas más cálidas, y pensó que si tuviera que decidir entre calentar sus manos de esa forma o tomando las de Jimin, la segunda era la mejor opción.

Mientras caminaban observaban algunas de las vitrinas con recuerdos, Minjeong compró unos llaveros para sus mamás y para su abuelo, Karina simplemente la observó sin comprar nada por su parte.

—¿No le comprarás nada a tus padres? —preguntó mientras esperaba a que la dueña del negocio le envuelva los llaveros en paquetes de regalo.

—No, no les suelen gustar esas cosas.

Agradeció a la vendedora y volvieron al exterior donde finalmente tomaron asiento en una banca techada. No sentían frío gracias al chocolate caliente y a lo abrigadas que estaban.

Hubo un largo silencio que Winter ocupó para pensar en cómo preguntar lo que quería, sin hablar de más o incomodar a la mayor. Técnicamente, ya no estaban saliendo y no quería aprovecharse de la confianza que tenían. —¿Te puedo preguntar algo? Simplemente de curiosidad.

—Dices eso y me da un poco de susto.

Las dos rieron tranquilamente y finalmente Minjeong se decidió. —¿Cómo es tu familia?

La expresión que puso Karina significó que no entendía el punto de la pregunta. Minjeong había estado muchas veces en su casa, conocía a su mamá y también a su papá, además estaba segura de que en Naevis había tan poca privacidad que era muy fácil saber todo sobre los demás.

—Conoces a mi familia.

La respuesta fue tan corta que Minjeong ni supo cómo entenderla ¿De verdad era eso todo lo que tenía que decir? Por supuesto que quería saber mucho más, sobre todo después de saber que su mamá había estado muy relacionada con su familia hace varios años.

—Conozco a tu mamá, sé en que trabaja y creo que le caigo bastante bien. A tu papá lo he visto un par de veces, pero ¿Es esa toda tu familia?

—Creo que eres la única persona que le agrada a mi mamá, a veces hasta yo me pregunto si le caigo bien. —Nuevamente, rieron y el humor de Karina la relajó lo suficiente como para olvidarse de que estaba haciendo preguntas personales. —Mis abuelos paternos viven en Seúl, tienen una empresa de tecnología agrícola y mi papá tiene un hermano que no ha tenido hijos ni parece quererlos, así que no tengo primos de ese lado. —Hubo una pausa en la que ambas tomaron su chocolate, Minjeong le prestaba mucha atención, pese a que lo que realmente le interesaba era el lado materno de su familia. —Mi papá viaja mucho de allá a acá, entonces no se ve mucho en casa, en realidad yo creo que siguen casados por compromiso, jamás los he visto enamorados o con intenciones de ser una familia realmente. Fue un matrimonio arreglado por mis abuelos.

No era lo que estaba buscando, pero Karina le estaba contando incluso más de lo que esperó escuchar.

—Nunca le había contado esto a nadie.

Winter recordó un día que estaba esperando a Karina para estudiar y comenzó a ver las decoraciones del hogar de la porrista y únicamente encontró una foto familiar en la que salían los tres. Se veían perfectos: Mamá, papá e hija. Era casi salida de un libro cristiano que retrataba la familia ideal.

—No le diré a nadie. —Era un hecho, pero quería prometerlo verbalmente para que Karina confíe al cien por ciento en ella.

Un matrimonio arreglado sonaba exactamente como algo que los abuelos de Jimin harían. Ella leyó la carta que escribió Jessica a su mamá y eso le dejaba más que claro que los abuelos de la porrista eran personas de armas tomar.

—Adoro a mis abuelos. —Sintió un golpe en el pecho. Sobre todo porque cuando miró a Karina, podía ver en sus ojos que lo que decía es cierto. —Viven en Estados Unidos, pero me crie con ellos los primeros años de mi vida. —Las cosas comenzaban a tomar cada vez más sentido. —Desde que era niña me enseñaron a intentar ser siempre la mejor en todo y pusieron al alcance de mí todo lo que yo necesitaba para destacar en cada cosa que intenté.

—¿Y por qué dejaste de vivir con ellos?

—Mi mamá los demandó. Desde entonces los veo muy poco, pero intentamos mantenernos en contacto. Todavía no entiendo cuál es el problema que tiene mamá, pero apenas sea independiente, espero volver a ser cercanos a ellos, los extraño mucho.

Quizá eso explicaba un poco la distancia que Karina tenía de su mamá, era una relación complicada y la teoría de Minjeong era que no la perdonaba por alejarla de sus abuelos. Todos estos meses conociendo a Karina y todavía seguía siendo un enigma.

—Quizá deberías preguntarle a tu mamá, conversar con ella e intentar entender sus motivos.

Karina se quedó callada. Para Minjeong sería lo obvio, lo que cualquier persona haría, pero por su reacción todo parecía indicar que ella jamás había tenido esa conversación con su mamá.

Se tuvo que recordar que no todas las familias conversan, que no todos tenían la suerte de tener a dos madres que nunca evitaban las conversaciones.

—¿Qué hay de tu familia? —La porrista decidió pasarle a ella la pregunta, se sentía demasiado agobiada como para poder seguir hablando de ella.

—Espera ¿Eso es todo? —A Minjeong le faltaba escuchar sobre la persona más importante, sobre la persona que la impulsó a intentar preguntar sobre ese tema.

—Esa es toda mi familia, terriblemente pequeña ¿No crees?

Y llena de secretos, pensó Minjeong.