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Yunjin tuvo un momento en el que no supo qué hacer o qué decir. Su mano se aferró a la puerta con una fuerza poco habitual y su cabeza se movía de una a la otra, como intentando encontrarle sentido a lo que estaba viendo y confirmar que no se trataba de una ilusión.

Por otro lado, Minjeong y Jimin se sentían un poco similar. Estaban tan concentradas en la otra que nunca se percataron de que alguien estaba cerca de la habitación y mucho menos se imaginaron que esa persona sería Yunjin.

Minjeong fue la primera en ponerse de pie, sintiendo que era ella la que debía explicar algo, pero Yunjin levantó su mano para pedirle que no se acerque. No quería escuchar a ninguna de las dos porque estaba molesta y sabía que no sería capaz de entender razones para lo que acababa de ver.

—La cena está lista. —Fue lo único que dijo antes de cerrar la puerta y salir de ahí.

Minjeong sintió que la mano de Karina subía hasta tomarla del brazo y volver a sentarla sobre la cama. —¿Qué vamos a hacer? —Por primera vez vio en los ojos de la porrista un terror paralizante. La mano con la que la había tomado estaba temblando y Minjeong la abrazó para intentar relajarla. —¿Qué vamos a hacer? —Repitió, ahora en un tono algo más bajo porque con la proximidad no era necesario hablar tan fuerte.

—Tranquila, es Yunjin. —Fue su respuesta, con la ilusión intacta de que Yunjin sería capaz de comprender lo que había entre ellas. Pero sus palabras parecían salir en mute para Karina. Nada lograba tranquilizarla y era como si su mayor pesadilla se estuviera haciendo realidad a solo minutos después de haber logrado un acuerdo con Winter. —Y si le decimos que fue un malentendido.

—¿Cómo? —su pregunta salió con un tono de incredulidad.

—Podemos decirle que vio mal, que me estabas abrazando y.

—No.

Winter no la dejó terminar, no estaba dispuesta a hacer algo así y sin duda la insinuación propia la hacía enojar mucho. —No ha sido fácil para mí mantener esto en secreto para Yunjin y además ¿No crees que ella puede ser de las pocas personas que entienden por lo que estás pasando?

La culpa invadió a Karina de inmediato ¿En qué estaba pensando? Por supuesto que Yunjin sería alguien en quien podía confiar. —Perdón. —Winter asintió, creyendo creer que su proposición inicial había nacido únicamente del pánico y que no era verdaderamente su idea para solucionar el problema.

—Voy a hablar con Yunjin. —Winter acarició las mejillas de la porrista, haciendo contacto visual directo para que así la conversación sea más íntima. —¿Te quieres quedar a cenar?

—Me quiero ir a mi casa.

Minjeong asintió y se paró para tomarla de la mano. Ambas bajaron en silencio por las escaleras y cuando llegaron a la sala principal se encontraron con Tiffany, quien, por su expresión, desaprobó de inmediato la presencia de la vecina.

—Iré a despedir a Karina y luego voy a la mesa.

—Adiós, Karina.

La porrista simplemente sonrió a su mamá y se dejó llevar por Minjeong hasta la salida. Sabiendo lo delicada que estaba, decidió cruzar la calle para asegurarse de que llegue a la puerta de su casa.

Las dos se quedaron ahí por un momento, por supuesto que estaban tensas y nerviosas. Minjeong había estado muchas veces a punto de contarle a Yunjin lo que tenía con Karina, pero por respeto a ella había decidido callar y ahora se cuestionaba si había hecho lo correcto o no. —Oye. —Minjeong la llamó, para que Karina vuelva a concentrarse en ella. —Vamos a estar bien, te lo prometo. —Ella sabía que no podía controlar la reacción Yunjin, pero estaba segura de que sin importar cuál fuera, ella iba a estar ahí para acompañar a Karina.

—Necesito que sea así, necesito dejar de pensar que las cosas están tan mal.

Minjeong simplemente asintió y la vio entrar a su casa. Con el corazón pesando más de lo habitual, caminó de vuelta a la suya. Cerró la puerta y se apoyó en la misma, no tenía ganas de compartir con nadie, pero no podía continuar ocultándose en su habitación, no era algo típico de ella.

Alrededor de la mesa ya estaban sentadas Tiffany, Seohyun y Yunjin. Las tres le dirigieron la mirada al llegar, pero Minjeong solo observó a Yunjin, quien decidió concentrarse en la comida poco después.

Por suerte Tiffany estaba viviendo el éxtasis post su primera venta en Corea. La americana estaba decidida a intentar dedicarse a eso nuevamente y aunque el plan inicial era que tanto ella como Taeyeon se tomen un año sabatico, era obvio que ninguna de las dos estaba tan cómoda, quedándose la mayor parte del tiempo en casa sin trabajar.

Seohyun la animó de inmediato, pidiéndole que la ayude a conseguir algún lugar para poder abrir su propia clínica dental.

Las dos comenzaron una lluvia de ideas que mantuvo el lugar con un ruido constante, haciendo pasar desapercibido el hecho de que Yunjin y Minjeong no se dirigieran la palabra durante toda la cena.

Yunjin tampoco se despidió personalmente de ella y todas las esperanzas de que su amiga pudiera entenderla comenzaron a disiparse.

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Al día siguiente, Minjeong se quedó parada afuera de la casa de Karina por varios minutos. Había intentado escribirle y llamarla la noche anterior, pero no obtuvo respuesta y necesitaba verla para no estar tan preocupada. Desbloqueó su teléfono una y otra vez para ver si tenía alguna novedad, pero no había nada. Comenzaba a tentarse con tocar la puerta y preguntar por ella, pero todavía tenía un margen de minutos para no llegar tarde a la escuela.

Después de varios minutos en los que simplemente se quedó ahí parada, escuchó el click de la puerta principal y Karina apareció frente a ella. Tenía ojeras y su rostro se veía más pálido que lo normal.

Minjeong se acercó de inmediato a ella y la tomó de ambas manos. —Estaba muy preocupada, no he sabido nada de ti.

—Perdón, necesitaba pensar.

Minjeong asintió, quiso preguntar qué tanto pensó durante toda la noche, porque era obvio que la porrista apenas había cerrado los ojos y se veía muy cansada.

—No tenía ganas de ir a la escuela tampoco, pero no tenía cómo excusarme.

Comenzaron a caminar sin apuro, pese a ir claramente atrasadas.

—¿Pudiste hablar con Yunjin? Yo intenté llamarla, pero no me contestó.

Con eso se dio cuenta de que Karina simplemente estaba ignorando sus propios mensajes y llamadas.

—No hablamos en la cena, pero no intenté llamarla tampoco.

—Estoy preocupada. —No hacía falta que lo dijera, Minjeong podía verlo dibujado en su rostro. —Quizá Yunjin no quiera hablarme nunca más, he sido tan tonta al decidir ocultarle mis cosas.

Las dos estaban arrepentidas, sabían que Yunjin podía guardar sus secretos, pero aun así las dos decidieron callar.

No lograron llegar a tiempo y fueron llevadas por el inspector a detención. Era la primera vez para ambas y el inspector no dejó de castigar a Jimin, diciendo una y otra vez como ella, al ser la presidenta de su clase, debía ser un ejemplo a seguir para todos los demás.

—Las niñas pequeñas de esta escuela la ven con admiración. —Continuó. —Quieren crecer y ser exactamente como es usted ¿De verdad quiere que piensen que está bien llegar casi veinte minutos tarde a la escuela?

—No señor.

—Exacto, espero que este tiempo la haga reflexionar.

El señor de pasados los sesenta años simplemente le dirigió una mirada despectiva a Minjeong y salió de la sala.

—¿Le habla así a los presidentes de todas las clases?

Jimin descansó su cara contra la mesa y ahogó un grito contra la madera. Era obvio que el estrés que sentía estaba comenzando a superarla.

Minjeong tomó su mano y entrelazó sus dedos con los de ella, buscando de esa forma ayudarla a relajarse un poco.

Para Karina no era fácil reconocer toda la presión que sentía en ese momento y toda la noche le había dado vueltas a la idea de terminar todo. Dejar a Jeno y dejar a Minjeong, quedarse sola e irse a vivir en medio del campo para estar únicamente rodeada de animales que ningún daño podrían hacerle. Pero solo bastaba sentir un poco de la futbolista para darse cuenta de lo infeliz que sería escogiendo ese estilo de vida, porque la sensación que la invadía cada vez que estaban juntas era incapaz de recrearse con ninguna otra persona o experiencia.

Minjeong corrió su silla un poco para atrás y con mucho cuidado movió el cuerpo de Karina para que su rostro deje de estar escondido contra la mesa, la porrista parecía como una muñeca de trapo, dejándose mover sin poner resistencia. Minjeong acomodó su cabeza sobre sus piernas y comenzó a acariciar cuidadosamente su cabello, aquello sirvió para que finalmente Jimin pudiera cerrar los ojos y dormir.

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—¿Has visto a Karina? —Esa mañana la clase de biología parecía estar más aburrida de lo normal y en su intento de matar el tiempo, Aeri decidió preguntarle a Yunjin si sabía el motivo por el cual una de sus amigas no se encontraba ahí.

—No.

La respuesta fue corta y un tanto fría, pero Aeri pensó que se trataba simplemente porque Yunjin parecía estar verdaderamente concentrada en la clase.

—Kim Minjeong tampoco está aquí. —Aeri daba vueltas con la mirada, analizando la falta de dos de las personas que solían estar siempre puntuales en cada clase. —Tú te vienes con ellas en las mañanas ¿No es así?

—No siempre.

La hostilidad era clara y por un momento Aeri comenzó a cuestionarse si había dicho algo que haya molestado a Yunjin, pero concluyó que no había hecho absolutamente nada.

—¿Te peleaste con Jay o qué?

—¡Aeri Uchinaga te puedes callar! —Yunjin se sentía tan irritada que no se percató de lo fuerte que habló y que de un momento a otro, todas sus compañeras la estaban viendo a ella.

—¡Kwon! a detención.

Aeri tragó saliva y vio con culpa como Yunjin se levantaba, tomando sus cosas con agresividad para salir ruidosamente de la sala.

Yunjin caminó enfurecida por los pasillos de la escuela, no era culpa suya que Aeri estuviera aburrida en clases y definitivamente no era ella la que merecía irse a detención.

Entró a la sala y para su sorpresa, se encontró con las dos personas que menos deseaba ver. Winter estaba sentada, mientras que Karina parecía dormir estirada con la cabeza en las piernas de la futbolista. El cuerpo de Winter se puso rigido al tener a su amiga frente a ella y el brusco movimiento logró despertar a Karina, quien con cuidado abrió los ojos hasta sorprenderse igualmente ante la persona que ahora las acompañaba en la sala.

—Genial. —Refunfuñó Yunjin, sentándose a unas filas de distancia de las otras dos, intentando ignorarlas.

Las dos chicas que estaban ahora más atrás se miraron como queriendo ponerse de acuerdo sobre qué hacer o qué decir. Sin duda sabían que tenían que conversar con Yunjin, pero no habían tenido tiempo de tomar una decisión sobre lo que querían hacer en detalle.

Karina se acomodó en su propio asiento y las dos extrañaron de inmediato la calidez de la otra.

Yunjin por su parte, se sentía demasiado incómoda. Sabía que en algún momento tendría que hablar con alguna de ellas, pero no pensó que se las encontraría juntas y por la posición en la que se encontraban ya no quedaban dudas de que algo ocurría entre ellas.

—¿Quieres que hable yo con ella? —Minjeong le susurró a Karina, pero como eran las únicas que estaban en la sala, Yunjin pudo escucharlo de todas formas y rodó los ojos por lo estúpida que era la situación. Karina asintió y soltó por completo a Winter para que la futbolista pueda caminar hasta sentarse al lado de Yunjin.

—¿Podemos hablar?

Yunjin se había propuesto avanzar en sus pendientes para aprovechar ese tiempo y fingió estar ocupada para ganar un poco de tiempo.

—¿No crees que es muy tarde para hablar? —Levantó la cabeza para verla fijamente y Minjeong pudo leer de inmediato su expresión: estaba decepcionada. Pensó que hubiera sido mucho más fácil lidiar con una Yunjin enojada, pero lo que observó en ella le hizo doler el corazón. —¿No creen que es muy tarde para hablar? —Ahora habló fuerte para que tanto ella como Karina pudieran escucharla.

La porrista estaba avergonzada, era obvio que ella y Minjeong se habían equivocado.

—Las cosas simplemente se dieron y no creíamos que ibas a entender.

—¿Entonces el problema soy yo?

Winter y Karina se quedaron mirando, claramente la elección de palabras de Minjeong no había sido la correcta y necesitaba buscar rápidamente una forma de arreglar el problema que ella misma había creado.

Karina decidió que era momento de ponerse de pie y acercarse a las dos para que las tres pudieran tener una conversación sincera.

—Fui yo quien insistió en tener las cosas en silencio, no deberías enojarte con Minjeong. Ella no estaba cómoda manteniendo esto en secreto, sobre todo contigo.

—Yo creo que ustedes dos son un par de hipócritas.

Yunjin había pasado por meses difíciles y entendía bien lo que era sentir miedo de decir las cosas, pero en ese momento sus sentimientos la nublaban y simplemente dijo lo que le nació. —Ustedes dos llevan meses hablándome de moralidad y si tanto saben lo difícil que es decir las cosas, entonces cómo tuvieron la cara para escuchar todos mis secretos sabiendo muy bien que guardaban uno casi igual o más grande.

Las dos enmudecieron porque aunque Yunjin estaba hablando sin pensar muchas sus palabras, ambas sabían que no había mucha mentira en sus palabras. Karina en particular lo sentía muy fuerte porque en varias ocasiones ella había encarado a Yunjin, siempre empujándola a decirle la verdad y siendo bastante rápida en criticarla cuando ella misma estaba muy lejos de ser moralmente correcta.

—Tienes razón. —Karina finalmente aceptó que se había equivocado y Minjeong no pudo evitar sentirse completamente sorprendida por sus palabras.

El timbre que indicaba que podían salir al patio fue lo único que rompió ese incómodo silencio y al notar que ninguna tenía algo que decir, Yunjin se puso de pie y guardó sus cosas rápidamente para evitar tener que escuchar algo más de una de las dos.

La puerta se cerró con un fuerte golpe y Karina rompió en llanto. Winter se quedó congelada por un tiempo y luego acogió nuevamente a la porrista en sus brazos y dejó que humedeciera su blusa con lágrimas. Podía entender toda la frustración que sentía y la presión que todo el mundo ponía sobre ella.

A Karina las palabras de Yunjin le habían calado profundamente y además, sentía que estaba arrastrando a Minjeong a un problema que no merecía. La chica era la persona más correcta, amorosa y cuidadosa que había conocido, pero por culpa de ella ahora estaba metida en problemas con su mejor amiga, con su mamá y siendo la chica con la que engañaba a su novio.

—Oye. —Como si estuviera leyendo que sus pensamientos se estaban tornando oscuros, Winter le levantó el rostro y secó sus lágrimas una vez más. —Vamos a solucionar esto, Yunjin ahora está enojada, pero te aseguro que cuando se le pase va a estar bien.

—¿Cómo te puedes mantener positiva cuando literalmente todo se está cayendo a pedazos?

—No todo. —Winter besó su frente y arrastró sus dedos por sus mejillas para secar su piel. —Nosotras seguimos juntas.

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Yunjin las ignoró por completo el resto del día, cada vez que alguna de las dos intentó hacer contacto visual o decir algo, la porrista se dedicaba a otra cosa para hacer obvio que no iba a ceder, pero Winter estaba completamente decidida a poder hablar con ella. Pensó que tal vez en la mañana las cosas fueron un poco incómodas, fue como una encerrona al tener a las dos ahí intentando explicar las cosas y Winter necesitaba hablar a solas con ella.

Estacionó el vehículo afuera de la casa de su amiga y suspiró, estaba muy nerviosa porque Yunjin significaba tanto para ella que lo último que quería era perder su amistad.

Poco después de tocar la puerta apareció frente a ella la chica que estaba buscando. Yunjin se sorprendió de verla ahí porque creía que el pequeño enfrentamiento de la mañana había sido suficiente como para hacerle saber que no tenía ganas de hablar con ella.

Estaba lista para cerrarle la puerta en la cara cuando Yoona se paró detrás de ella e hizo pasar a Minjeong rápidamente.

—Yunjin no me dijo que vendrías, tienes que quedarte a cenar porque estoy intentando una receta nueva.

—¡Por supuesto! Me encantan las cenas gratis. —Winter pasó y Yunjin rodó los ojos, ya que era claro que ahora no tendría forma de ignorarla.

El aroma de la comida recién preparada la inundó y agradeció no haber comido nada antes de salir de casa. Yoona no se demoró mucho en agregar otro puesto en la mesa y las tres junto con Seohyun comenzaron a comer, alabando de inmediato el talento que tenía Yoona para siempre sorprender con alguna receta nueva.

—Yo estoy segura de que no hay nada que Yoona no pueda hacer bien. —Seohyun comentó antes de llevarse un trozo de tortilla de huevo a la boca. —Desde pequeñas siempre lo lograba todo a la perfección.

Yunjin notó la forma en que su mamá se sonrojaba y agradecía a Seohyun sus palabras en un tono un tanto tímido.

El resto de la cena rotó en distintos temas de conversación y ni Seohyun ni Yoona notaron que Yunjin no le dirigió la palabra directamente a Minjeong durante toda la cena.

Al terminar, las dos se ofrecieron a limpiar los platos al mismo tiempo. —Hagámoslo juntas. —Sugirió Winter. —Así terminamos más rápido.

Las adultas no protestaron y las dejaron llevarse los platos hasta la cocina. Yunjin deseaba hacerlo todo en silencio, pero sabía que no había posibilidad de que eso ocurriera y simplemente esperó a que Winter dijera la primera palabra.

—No quiero que estemos peleadas. —Yunjin ya había hecho correr el agua y comenzaba a mojar y enjabonar los primeros platos. —No podía decirte lo nuestro porque Jimin tenía miedo.

—¿Por qué ella?

Winter tomó el plato recién lavado y comenzó a secarlo, aunque se detuvo después de la pregunta. —¿Cómo?

Yunjin se detuvo igualmente y suspiró en un intento de calmarse. —De todas las personas que conoces, de tantas chicas que estarían felices de estar contigo ¿Por qué ella? ¿Por qué justo con la persona que te dije que no estuvieras?

La futbolista había olvidado por completo que hace un tiempo atrás, Yunjin le había advertido que deje de ver a Karina con esos ojos porque no le convenía hacerlo.

—No lo pude evitar.

—Por supuesto que pudiste evitarlo. —Yunjin fregó ahora con más energía. —Te lo dije hace mucho tiempo, te lo dije más de una vez y aun así decidiste perseguirla hasta tener lo que sea que tienen ahora. —Lo último lo dijo con un tono despectivo que no pasó desapercibido para ella.

—¿Crees que lo hice a propósito?

—¿Importa ya?

Winter dejó de secar e intentó descifrar por qué Yunjin estaba tan enojada con ella. —Jimin es tu amiga, pensé que te alegrarías por ella.

—Jimin es mi amiga y la conozco hace mucho más tiempo que tú y también te conozco a ti hace mucho más tiempo que ella. —Yunjin ahora hablaba más calmada para intentar hacer que su punto sea claro. —No quiero decir que ninguna de las dos sea una mala persona y espero equivocarme, pero creo que no va a salir bien a menos de que Karina cambie muchas cosas de ella. Si eso no pasa la única persona que saldrá herida eres tú ¿O acaso todo ha sido color de rosa entre ustedes? —Winter calló, sorprendida por la forma en que su amiga parecía leer la situación sin conocer todos los detalles. —Busca a otra persona, Minjeong. Mereces a alguien que se sienta orgullosa de estar contigo y que te presuma ante todos porque eres realmente la mejor persona que conozco.

—Ella no me hará daño.

—Eso espero. —había sinceridad en sus palabras. —Espero estar equivocada, pero ya sabes cuál es mi punto de vista y yo de verdad prefiero dar un paso al costado.

—¿Qué?

—Cuando algo malo pase no quiero tener que escoger a quién apoyar, porque a ti te lo advertí y a ella siempre la van a perseguir problemas.

—Estás exagerando.

—¿Cómo te llevas con Chaewon ahora?

No fue necesario responder porque su punto había quedado muy claro. Desde que Yunjin y Chaewon se dejaron de hablar, Minjeong había tomado un lado y debido a eso su relación con Chaewon no era más que ser compañeras de clase y equipo. Entendía que la posición de Yunjin era incluso más complicada porque su cercanía con ambas era mucho mayor que la que ella tuvo en algún momento con Chaewon.

—Me duele que no me hicieras caso y me duele que Karina haya sido tan dura conmigo cuando ella no es mucho mejor que yo. Espero que logren ser felices, pero yo daré un paso al costado por mi propio bien, no quiero tener que escoger.

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Minjeong se entretuvo un buen tiempo dándole de comer zanahorias a Daisy, la yegua ahora respondía a la joven futbolista con simpatía e incluso Minjeong creía ver algo de amor en sus ojos, ella misma se había encantado.

—Mira lo que traigo. —Y hablando de ojos de amor, Jimin llegó con dos termos que traían chocolate caliente. Sus labios se encontraron con los otros y después tomó un poco de su chocolate.

—¿Está rico?

—Están ricos. —Jimin alzó una ceja por la confusa respuesta que Minjeong no se demoró en aclarar. —Tus besos y el chocolate.

—Eres una babosa. —Pero igualmente la volvió a besar y juntas se sentaron sobre un montón de paja. Observaron a los caballos, estaban cubiertos con una manta especial que los ayudaba a cubrirse del frío y que los hacía ver bastante adorables.

—¿Has logrado hablar con Yunjin? —Habían pasado dos días desde que Winter y Yunjin conversaron y desde entonces la porrista no había vuelto a hablar con ninguna, aunque Karina ni lo había intentado.

—No me atrevo. —Confesó la porrista. —Sé que lo que sea que me vaya a responder me va a doler, así que prefiero aplazarlo lo más que pueda.

Por supuesto que Yunjin tampoco había tomado la iniciativa de hablarle, ya que suponía que Winter la había puesto al tanto sobre cuál era su posición con respecto a la relación entre sus dos amigas.

—¿También la extrañas? —Winter asintió. Se llevaba bien con muchas personas, pero además de Karina, Yunjin era la única persona con la que podía conversar de todo, entre ellas había una confianza distinta por todos los años que se conocían y por la cercanía de ambas familias, que incluso a veces parecía ser una sola.

Sus días eran más solitarios y tristes, su única alegría llegaba de lo que ocurría con el equipo de fútbol y en los pocos minutos del día que podía compartir junto a Jimin.

—Intentaré hablar con ella pronto, no es justo que por mi culpa hayas perdido a tu mejor amiga.

—Al menos te tengo a ti. —En un intento de subir el ánimo de la conversación, Minjeong se acercó a ella para volver a besarla, sonriendo en medio del beso por el dulce sabor a chocolate que se mezclaba gracias a la bebida que la porrista había preparado.

Ninguna de las dos se resistió a continuar ese beso hasta que la respiración se volvió un problema e incluso al terminarlo, Winter continuó dejando cortos besos en el resto de su rostro. —Hoy andas más romántica que lo habitual. —Comentó Karina, volviendo a concentrarse en su chocolate caliente.

—En dos días nos iremos al viaje de invierno y estaremos muchos días sin poder estar así. —Karina no había pensado en el viaje, por todo lo que había ocurrido en los últimos días su cabeza estaba en cualquier parte menos en esa.

—Cierto, el viaje. —Karina escondió su rostro en el espacio de su cuello y dejó notar su puchero contra la piel de Minjeong. —Lo había olvidado por completo. —La ponía triste recordar que durante la duración de ese viaje a la nieve no iba a poder compartir junto a ella de la forma en que lo estaban haciendo ahora.

—Presiento que de alguna forma u otra vamos a encontrar cómo estar juntas. —Por supuesto que Karina no tenía idea del cambio de habitaciones que Yizhuo había planeado y prefería dejarlo como una sorpresa.

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Yunjin se encontraba empacando sus cosas para el viaje a la nieve, su bolso apenas resistía las cantidades de ropa que intentaba meter, pero estaba decidida a hacer entrar todo lo que había planificado llevar.

—Amor, son apenas unos días ¿Es necesario llevar todo eso?

—La ropa de invierno es gruesa. —Se defendió mientras su mamá entraba a su habitación y la ayudaba a doblar la ropa que quería llevar. Un poco frustrada decidió sentarse en su cama y observar como su mamá hacía que con paciencia y cuidado todo entre perfectamente en su bolso.

—¿Está todo bien? —Yoona había notado que los últimos días su hija estaba un poco extraña y no lograba entender qué era lo que lo había provocado, sobre todo porque en el último tiempo habían ocurrido muchos cambios en la vida de su hija. —¿Problemas con Jay? —Su hija estaba saliendo con alguien por primera vez, y recordaba como salir siendo adolescentes podía ser difícil.

—No, con Jay está todo bien. —El chico, que si bien no era su novio, se había comportado como el amigo perfecto y dentro de todo el caos que existía en su círculo, él era la única persona en la que podía confiar y apoyarse. —De hecho, lo voy a extrañar durante el viaje.

Su mamá apretó sus mejillas por lo adorable que había sonado eso, aunque Yunjin se refería simplemente que iba a extrañar mucho al único amigo en el que podía confiar últimamente. Los hombres de la escuela también se irían de viaje, aunque a una locación diferente.

—Recuerdo que una vez estuve separada de tu mamá. —Yunjin se paralizó ante la mención de su mamá, desde que las cosas entre el matrimonio empeoraron y se fueron a vivir a otro lugar, Yoona casi no hablaba de ella y mucho menos recordaba cosas de cuando estaban juntas. —No como ahora. —Le recordó, la separación de ahora era completamente distinta. —Tú tenías dos años, hasta ese momento hacíamos todo juntas, yo ya había dejado de trabajar, pero Yuri siempre nos incluía en todos los viajes que tenía que hacer. Tú sufrías mucho si mamá no te llevaba a la cama a dormir cada noche. —Yunjin sonrió por el recuerdo, era cierto que estaba muy acostumbrada a que Yuri le cuente algo para dormir e incluso cuando ya era un poco más grande, siempre esperaba a recibir las buenas noches de Yuri antes de poder dormir tranquilamente. —A ti te dio una fiebre muy fuerte y mamá tenía que viajar a Japón, teníamos todo planificado para viajar las tres, pero los doctores recomendaron que mejor te quedes en casa por si la fiebre aumentaba. El viaje de Yuri era largo, dos semanas para poder hacer un acuerdo con una revista de allá y hasta entonces nunca habíamos pasado tanto tiempo separadas, intentó de todo para cambiar el viaje, pero fue imposible. —Para ese punto, Yoona ya había parado de doblar ropa y estaba completamente enfocada en la historia. —Ella se fue y nos quedamos las dos solas por primera vez, la fiebre no bajaba, pero no fue nada en comparación al llanto que tuviste cuando llegó la hora de hacerte dormir y no era Yuri la que te cantaba tu canción de cuna favorita. —Las dos sonreían en ese momento, Yunjin era una bebé adorable y la imagen mental las hacía felices. —La tercera noche fue la peor de todas, llevábamos ya tres días madrugando porque no te podías dormir y finalmente encontré la solución. —Era la primera vez que Yunjin escuchaba esa historia, así que estaba expectante a escuchar el final de la historia. —Yuri llamó por teléfono cada noche para cantarte y las dos nos quedamos profundamente dormidas.

—¿Las dos?

—No eras la única que extrañaba terriblemente a Yuri, no me había dado cuenta de lo cansada que estaba hasta que escuché su voz y tú y yo nos abrazamos hasta quedarnos profundamente dormidas.

Yunjin se acercó para abrazar a su mamá, era una linda historia y estaba muy agradecida de haber crecido rodeada de tanto amor.

—¿La extrañas ahora? —Era la primera vez que Yunjin se atrevía a preguntar algo así, la confianza de la conversación había provocado que la pregunta salga sin mucha reflexión previa.

—Por supuesto. —Yoona no dudó ni un segundo en responder. —Pero eso no cambia la forma en que ocurrieron las cosas, mamá y yo tomamos una decisión y hay cosas que no dependen de mí.

—¿No quieren arreglar las cosas?

Yoona se tomó un buen tiempo en responder esa pregunta, porque sabía que la respuesta equivocada podía perjudicar a su hija, creando ilusiones que no eran buenas. —No lo sé, pero vamos a conversar para que no te veas afectada por lo que decidamos hacer.

Yunjin asintió, la respuesta no significaba mucho, pero al menos ahora conversaban.

—Eso me recuerda, mañana Seohyun te llevará hasta el bus porque yo iré temprano a Seúl.

—No hay problema.

No quiso preguntar ni incomodar, era obvio que el viaje significaba que iba a estar con Yuri, pero pensó que tal vez lo mejor era no saber para no crearse falsas expectativas.

Esa noche, sin saber si estando relacionado con la historia que su mamá le había contado, Yunjin tuvo serios problemas para poder conciliar el sueño, pero no la atormentaba el recuerdo de sus madres juntas, ni su alejamiento con Karina y Winter. Esa noche no podía dejar de pensar en Chaewon, sintiendo en su pecho lo mucho que extrañaba su compañía. Estaban ocurriendo muchas cosas malas en su vida, pero la nostalgia que le producía Chaewon las opacaba a todas y era un sentimiento muy frustrante que la obligaba a mantener los ojos abiertos hasta altas horas de la noche.

Sabía que quizá era el efecto del primer amor, la añoranza de esos sentimientos únicos que nunca antes había sentido y la adicción que le provocaba, adicción que ya no podía satisfacer porque había decidido cortar a la chica por completo.

Pero Chaewon había escogido a otra persona, a su propio primer amor y no podía juzgarla. Minju era para Chaewon lo que Chaewon era para ella y eso era suficiente para entender que no tendría oportunidad alguna y que tenía que seguir esforzándose noche tras noche para dejar de extrañarla.