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Cada año los y las estudiantes de la escuela esperaban con ansias el paseo de invierno. Era una ocasión en que podían salir del típico ambiente y sentirse libres de toda la presión escolar al estar en una escuela de excelencia en la que se les exigía constantemente ser los mejores en muchas cosas. El viaje de invierno era obligatorio y tenía como objetivo que los lazos de los estudiantes sean más fuertes para que el ambiente escolar sea más amable, aunque irónicamente después de volver siempre tenían dos semanas de exámenes sin parar.

Generalmente, se trataba de un fin de semana completo, pero este año se haría un cambio dependiendo del destino de cada clase, por supuesto que había divisiones de clases y mujeres y hombres también tenían distintos destinos (por temas de seguridad)

Yunjin y Minjeong eran parte de la misma clase, ese año irían a la aldea Hayan Nun y aunque inicialmente tendrían que pasar ahí tres noches, el viaje terminó alargándose a cuatro noches y tres días, ya que el viaje terminaría durando más de lo que habían planeado al principio. El grupo de estudiantes iba a cargo de dos profesores y uno de los inspectores de la escuela, pero la mayor parte del tiempo la pasarían con sus grupos asignados.

El autobús estaba casi lleno, todas las estudiantes demostraban una clara alegría de estar ahí porque significaba un tiempo de descanso de todo lo relacionado con la escuela. Yunjin decidió sentarse con Sullyoon y poco después Giselle y Karina entraron juntas, tomando puesto en el lugar detrás de ellas.

Las cuatro se saludaron amablemente, aunque Sullyoon y Giselle ya habían notado la frialdad que había surgido hace unos días entre Yunjin y Karina. Sullyoon, siempre reservada, había decidido no preguntar a nadie, creyendo que si tenían algún problema, ellas serían capaces de resolverlo por su cuenta. Por supuesto que Giselle no creía lo mismo y había insistido cada día en intentar averiguar qué era lo que había sucedido, cada día le preguntaba a alguna de las dos, pero ambas guardaban un frustrante silencio.

Giselle creía que tenía relación con Jay y Jeno. Las dos amigas estaban saliendo con chicos muy populares, pero que sabía que no tenían amistad alguna. Giselle estaba segura de que sus respectivos novios habían tenido conflicto y que ellas, por consecuencia, se habían puesto del lado de cada uno. Esperaba estar equivocada, ya que no quería creer que dos mujeres tan inteligentes se podrían molestar por algo así.

El grupo de las futbolistas de la clase fueron las siguientes en entrar, Minjeong intentó hacer contacto visual con Yunjin, pero fracasó por completo. La porrista había hecho efectivo lo que había dicho y no le había hablado nuevamente desde la última conversación. Minjeong se rehusaba a que esa haya sido la última vez que ella y su amiga de toda la vida cruzaran palabra y estaba determinada a usar ese viaje para poder tener una nueva conversación con ella. Sabía que quizá sería difícil y que algo típico de Yunjin era huir en momentos serios, y además, estaba el tema de sus compañeras de habitación. Tenía que compartir con Chaewon y Karina, pero lo iba a intentar.

Minjeong se sentó junto a NingNing en el autobús y su amiga no podía quitarse la sonrisa del rostro, Minjeong no quería preguntar por qué sabía que era la sonrisa de la maldad. La sonrisa de la expectación para ver qué iba a pasar después de compartir varias noches junto a la chica que tanto le gustaba. —Ning, espero que tus expectativas no estén muy altas.

Todo el plan había sido de su creación, y aunque debido a la situación en la que se encontraba ahora, odiaba su plan, sabía que NingNing todavía tenía la ilusión de que su plan inicial salga tal como lo había pensado. —No tengo expectativas, sé que todo saldrá bien. —Lo que sonaba exactamente como tener las expectativas muy altas.

Nadie pensó que el viaje sería tan largo y después de las primeras tres horas el chofer paró en medio de la carretera para que pudieran entrar a comer a una tienda de conveniencia. La mayoría ocupó los primeros minutos para estirar las piernas y quejarse de lo lejos que estaban viajando.

—Hola tú. —Yendo al baño, Minjeong se encontró con Karina, quien estaba haciendo la fila para poder entrar. La porrista sonrió de inmediato al verla, si bien la había observado mientras estaba en el autbús, era su primera interacción directa en todo el día. No podía negar que la extrañaba. Aprovecharon la espera para conversar en un tono algo bajo sobre cómo había pasado su noche, qué opinaban del viaje y otros temas que dos compañeras podrían tener. Todo hasta que el baño se desocupó y ambas pudieron encerrarse para poder darse ese primer beso del día que ambas tanto deseaban. No se podía negar que la adrenalina y el deseo combinados era una sensación de la cual ambas se estaban volviendo adictas. Jimin se lanzó a devorar sus labios con tanta rapidez que no hubo ni delicadeza ni cuidado, pero ninguna se quejó. La espalda de Minjeong golpeó con fuerza contra la pared y su quejido no hizo más que motivar a Karina para besarla con mucha más fuerza, mordiendo su labio en el proceso, ignorando aun así el sabor metálico que tenía el beso. El baño se sintió muy caluroso y cerrado, pero ninguna quería escapar de ahí.

El sonido de alguna de sus compañeras tocando la puerta les hizo recordar dónde estaban y Karina se devolvió rápidamente a quitarle el pestillo a la puerta y dejar que la chica entre.

—Creo que la puerta tiene un problema. —Explicó y se metió luego a uno de los cubículos, algo que Minjeong ya había hecho. La compañera no le dio mayor importancia y entró al baño a lo suyo. Cuando Minjeong volvió notó en el espejo la herida fresca que Karina le había dejado y no pudo evitar sonreír, sintiendo que había algo de ella sobre su piel.

Volvió a la tienda y se compró un sandwich para poder matar un poco el hambre. La profesora encargada les había dado varios minutos para que pudieran comer y estirar las piernas antes de continuar con el viaje, así que decidió sentarse en el pasto para poder comer tranquila. No veía a ninguna de sus amigas, pero no le molestó comer sola, sobre todo porque el autobús luego estaría lleno de ruido por la cantidad de cosas que conversaba cada pareja, un poco de silencio y paz no estaba nada mal.

Un golpe frío en su cuello la despertó y le hizo darse cuenta de que después de comerse el sandwich se había quedado profundamente dormida bajo el sol. Un poco asustada tomó el objeto y se dio cuenta de que era un helado de agua.

—Para tu labio. —Karina estaba parada, tapando el sol y con una sonrisa un tanto burlona. A Minjeong se le sonrojaron notoriamente las mejillas y tomó el helado, agradeciendo tímidamente. —Nos están llamando, hay que volver al bus. —Y se marchó la forma más casual posible, haciendo que Minjeong acepte que estaba estúpidamente enamorada de esa chica.

Nadie pareció notar la herida cuando volvió a subir al bus y el helado efectivamente la ayudó a detener la inflamación. De vez en cuando se volteaba a ver a Karina, quien seguía regalándole esa expresión maldadosa que la hacía sonrojarse una y otra vez.

Comenzó a oscurecer y así mismo las conversaciones decayeron, Minjeong se sintió lo suficientemente relajada como para poder dormir y de esa forma el resto del trayecto se le pasó literalmente en un abrir y cerrar de ojos.

Apenas se detuvo el bus, pudieron ver el lugar repleto de nieve a sus alrededores, comparado con lo que había en casa, ahora se sentían verdaderamente en invierno. Las encargadas les recordaron abrigarse para que nadie se enferme. El grupo de futbolistas de inmediato comenzaron a molestar a Chaewon, quien ocupaba una chaqueta unas cuatro tallas más grandes de lo que tenía que ocupar. Chaewon rodó los ojos, pero las chicas continuaron riendo.

—Yo creo que se ve adorable. —El grupo se calló al escuchar a Yunjin, quien pasó en medio del grupo y se bajó del autobús sin decir nada más. Minjeong se quedó con la duda si lo decía en serio o solo quería hacerla sentir mal por molestar a Chaewon. La futbolista caminó detrás de ella y el resto aceptó que no podrían seguir riéndose y bajaron igualmente.

El grupo completo entró a la recepción y después de que las encargadas se dieran el tiempo de contar que estuvieran todas, comenzaron a anunciar las cabañas y quienes irían en ellas. —Aeri Uchinaga, Ning Yizhuo, Seol Yoona y Shim Jayoon a cabaña 23.

El rostro de NingNing se iluminó por completo al escuchar a su profesora confirmar que el plan que había creado funcionó a la perfección.

—Espere maestra Lee, debe haber un error.

—Yoo Jimin.

—No, maestra. —Aeri no dejó que la profesora siga hablando, pero la profesora no estaba interesada en los alegatos de su alumna, era tarde y al igual que el resto estaba cansada. —Kim Chaewon, Kwon Yunjin y Kim Minjeong a la cabaña número dos.

—No puede ser. —La voz de Yunjin se escuchó más fuerte de lo que ella pretendía y quedó en evidencia que la chica no solo tenía una extraña rencilla con Jimin, sino también con Minjeong, quien para todas parecía ser su amiga del alma.

La profesora continuó anunciando las cabañas y quienes correspondían en cada una de ellas, existió alguna que otra sorpresa, pero sin duda nada como lo de las cabañas donde estaban NingNing y Minjeong.

Para llegar a las cabañas debían caminar por un sendero, la iluminación no era muy buena y el camino estaba tapado en nieve. Una de las mucamas las guio con una linterna mientras les explicaba que en su primera noche tendrían comida esperando en cada una de las cabañas, al día siguiente tendrían un desayuno grupal en el comedor principal para el cual tendrían una asistencia obligatoria.

Las cuatro siguieron en silencio a la mujer, todas se sentían extrañas por el grupo y por lo mismo ninguna era capaz de abrir la boca para comentar algo.

—Su profesora me dijo que deben escoger una encargada para ser la líder de la cabaña, esa persona estará a cargo de recibir mensajes y cuidar sus llaves. —La mujer hablaba rápido y con tono seguro, pese a que estaban en subida y la nieve era cada vez más pesadas. —La persona que las puso en esta cabaña no las quiere demasiado, las pusieron en la cima de la colina.

Por fin, Minjeong sintió algo divertido, ya que sabía que la persona que la puso ahí era nada más ni nada menos que su queridísima Yoon.

—Les recomiendo, no salir hasta mañana, la nieve solo seguirá subiendo. —Finalmente, se detuvieron frente a una cabaña hecha de madera, se veía que desde la chimenea salía humo y las cuatro por fin se emocionaron de entrar. —Tengan una buena noche, para cualquier cosa que necesiten el teléfono llama directamente a recepción. —La mujer levantó las llaves en el aire y las cuatro se miraron como queriendo decidir quién se haría cargo. Chaewon fue la única que tras unos largos segundos se animó a tomarla de la mano de la mucama y finalmente abrió la cabaña para que las cuatro pudieran entrar.

De inmediato sintieron el golpe de calor que les recorrió el cuerpo, no había tiempo de quejarse porque la satisfacción era superior. La primera que comenzó a inspeccionar la cabaña fue Yunjin. Había una gran habitación separada por una mampara, en cada lado había una cama para dos personas y de inmediato supo que eso sería un problema. Había una sala común con una pequeña cocina y un baño de gran tamaño.

—Parece que tendremos que decidir con quién dormir. —Karina, al escuchar eso se movió hasta donde estaba Yunjin y comprobó al igual que ella que tendrían que armar parejas para poder compartir la cama.

Chaewon se encontraba en el otro espacio junto a Minjeong, pero era tan pequeño que ambas pudieron escucharla. Chaewon observó a su compañera de equipo un poco confundida, no entendía por qué Yunjin era la que estaba mostrando algún tipo de problema con eso. Para ella no había mucho que pensar, al ser amigas, Karina y Yunjin tendrían que dormir juntas y que ella y Minjeong compartirían otra porque aunque no eran tan cercanas como antes, se podría decir que siguen siendo amigas.

—Iré a ver la chimenea. —De una incómoda forma, Minjeong se excusó para alejarse de toda conversación y atizar un poco el fuego para mantenerlo encendido. Chaewon supuso que tendría que ser ella quien pregunte cómo se organizarían las cosas.

—A mí me da igual dormir con quien sea. —Chaewon notó ese extraño ambiente entre Karina y Yunjin, decidiendo que tal vez al ser la líder, podría intentar solucionar las cosas.

—Yo duermo contigo. —Definitivamente, las palabras de Yunjin eran algo que jamás pensó escuchar, rápidamente observó a Karina como queriendo comprobar si eso era broma o no.

—Yunjin no tienes que—Karina no alcanzó a terminar porque Yunjin pasó a su lado, rozando su hombro con el de ella y se dirigió al lado opuesto de la mampara para poder sentarse sobre la cama que, al parecer, iba a compartir con la chica que hace muy poco le había roto el corazón.

Chaewon se quedó parada ahí, viendo a Karina, quien tenía una triste expresión, totalmente opuesta a ese rostro molesto que tenía Yunjin. La más baja se le quedó viendo como queriendo preguntar qué estaba pasando, pero Karina simplemente se encogió de hombros y se sentó frustradamente sobre la cama.

La más baja se movió hasta la que al parecer ahora sería su habitación y vió a Yunjin en la misma posición que su amiga. Se acercó algo temerosa y finalmente Yunjin notó su presencia. —¿Estás segura? —La chica asintió sin motivación y entonces Chaewon aceptó que era su destino tener que compartir dicho lugar con ella. —Dejaré que ordenes tus cosas.

Se devolvió al salón principal y caminó hasta donde estaba Minjeong. Decidió sentarse a su lado y disfrutar un rato del fuerte calor que le llegaba en el rostro y que le calentó el resto del cuerpo rápidamente.

—¿Puedo saber qué está pasando? —preguntó en un suave susurro, porque al ser una pequeña cabaña, temió que sus palabras podrían ser escuchadas por las otras dos chicas.

—Ya sabes como es Yunjin. —El tono de voz que ocupó Minjeong fue un poco molesto e irritado. —Se enoja contigo y ni siquiera te deja explicar las cosas.

Chaewon había sido víctima de esa forma de ser que tenía Yunjin, pero jamás se imaginó que escucharía a Minjeong quejándose de eso, porque la chica siempre había demostrado estar del lado de Yunjin y por primera vez eso no era así.

—Parece serio.

Minjeong sintió un arrepentimiento instantáneo de sus palabras porque ella había sido la culpable y aun así prefería cargar contra Yunjin y su forma de ser.

—¿También está enojada con Jimin? ¿Es una coincidencia o está conectado?

Chaewon no era tonta, creía poco en ese tipo de coincidencias y también había sido testigo de ciertas miradas y movimientos que salían de lo normal. Ella misma había pasado un largo tiempo haciendo algo similar con Yunjin, conocía la forma de hacerlo y había reconocido ciertas cosas, aunque por respeto había decidido mantener silencio y no preguntar nada.

—No te puedo decir. —Las dos se observaron con una leve compasión. —Pero creo que lo debes estar entendiendo.

Aquello simplemente confirmó su teoría y Chaewon golpeó su espalda como queriendo decirle “Ánimo” porque realmente deseaba que a ella las cosas si le resulten. Ella sabía lo difícil que podía ser, y pese a todo sabía que Minjeong y Jimin eran buenas personas. Que las cosas no le hayan resultado a ella no significaba que a ellas les vaya a suceder lo mismo.

Minjeong se levantó para ir a su habitación a ordenar las cosas, pero antes de llegar se encontró de frente con una claramente enojada Yunjin.

—¿Así que no te dejé explicar las cosas?

La futbolista se puso roja de inmediato. Debió medir el tono de voz que utilizaba porque claramente ella las había escuchado. Chaewon se puso de pie de inmediato, queriendo calmar las cosas porque ella sabía muy bien cómo sonaba Yunjin cuando estaba enojada.

—No era a eso a lo que me refería.

—¿No? A mí me pareció bastante claro ¿Y sabes qué? Lo acepto. —La diferencia de altura que había entre ambas pareció crecer, Yunjin estaba hablando con tanta seguridad que casi se comía a Minjeong. —Me cuesta hablar las cosas y preferiría no tener que hacerlo nunca si soy honesta. Pero lo intento, sobre todo contigo, porque eres una de las personas más importantes de mi vida y lamento que no hayas sido capaz de apreciar mi esfuerzo.

—Lo aprecio pero.

—No se notaba. —Yunjin la interrumpió rápidamente. —Por la forma en que te quejabas con Chaewon definitivamente no se nota. Perdóname por no poder ser tan perfecta como tú. —Una vez más, Yunjin la dejó con las palabras en la boca porque decidió salir de ahí antes de escuchar cualquier tipo de respuesta.

Karina, quien había escuchado todo desde la habitación, se acercó rápidamente para comprobar que Yunjin ya no se encontraba ahí.

—Iré a buscarla. —Fue la decisión instantánea de Minjeong. —Está nevando muy fuerte, es peligroso.

—No creo que sea buena idea. —Chaewon ya se estaba poniendo su chaqueta. —No creo que quiera verla a alguna de las dos, iré yo. —Ella jamás había visto a Yunjin tan enojada, sabía que probablemente no quería ser consolada por ninguna de las tres, pero en ese momento era ella la que estaba en mejor posición.

El viento era muy fuerte y la nieve caía con violencia, era difícil ver un par de metros por delante, pero Chaewon creía que Yunjin no debía estar muy lejos.

Caminó un poco y luego vio la figura de la chica que tanto le gustaba. La porrista le estaba dando la espalda y parecía estar abrazando su propio cuerpo con fuerza mientras temblaba por el frío que había. Decidió seguir avanzando hasta que su presencia se hizo obvia para la otra chica. —Ya no quiero seguir hablando contigo. —La voz enojada de Yunjin, quien no se daba vuelta, sonó fuerte y clara.

—Soy yo.

Yunjin se dio vuelta rápidamente y se encontró a Chaewon, con esa chaqueta un par de tallas más grande, que para ella efectivamente se veía adorable en ella.

—Perdón, pensé que eras Minjeong.

Eso lo tomó como señal de continuar acercándose hasta llegar a su lado. Las dos se quedaron en un largo silencio inicial. Chaewon no necesitaba escucharla para saber que Yunjin necesitaba un tiempo, que cuando estuviera lista sería la encargada de cortar ese silencio. Era obvio que la menor se estaba calmando después de ese altercado con Minjeong.

Para Yunjin no era nada de fácil tener que enfrentarse a la que estaba segura de que era su mejor amiga, su casi hermana. Pero creía estar en derecho de estar enojada y escucharla hablar de esa forma sobre ella había sido casi tan doloroso como saber que llevaba largo tiempo ocultándole una relación.

Mientras Chaewon esperaba, notó que había una zona techada con una banca en la que podrían quedarse sin tener nieve, cayéndoles constantemente sobre la cabeza. Tomó la mano de Yunjin, e intentando ignorar la aceleración de su corazón, la arrastró hasta ese lugar para poder cubrirse un rato. Yunjin no se resistió y se dejó llevar hasta el lugar. Su cuerpo temblaba de frío, pero seguía sintiendo el rostro acalorado, lo que significaba que seguía enojada por su altercado.

—No logro entender por qué estoy tan enojada. —Confesó finalmente, llevando sus manos a su rostro para seguir intentando calmarse. —Tengo como un nudo en la garganta y cada vez que quiero desarmarlo solo logro decir cosas molestas y groseras, al final prefiero callar porque creo que así no le haré daño a nadie, pero ni eso me resulta. —Yunjin estaba frustrada, eso era obvio. —Detesto que todos me mientan, estoy cansada y pensé que ella era la única persona verdaderamente honesta en mi vida.

Chaewon sintió que parte de sus palabras iban dirigidas a ella y no pudo evitar sentir culpa.

—No sé los detalles de lo que pasó entre ustedes, pero estoy segura de que lo pueden solucionar. —Decidió ser optimista, porque sabía que la relación de las dos tenía años de historia y las cosas no podían perderse así de fácil. Con mucho cuidado, Chaewon desabrochó su chaqueta y decidió taparlas a ambas. —Estás temblando.

Inconscientemente, Yunjin apegó su cuerpo al de Chaewon, absorbiendo la nostalgia de su aroma y sonriendo suavemente al recordarlo.

—Tener una chaqueta tres tallas más grandes tiene sus ventajas.

Ambas rieron por la broma de Chaewon, y ante su sorpresa Yunjin pasó sus manos por su cintura y se abrazó fuertemente a ella. —Lamento que las chicas se rieran de ti, a veces no piensan las cosas que dicen.

—No te preocupes, estoy acostumbrada.

—Igual, sé que quizá se sintió feo.

—Ellas no tienen por qué saber que mi familia no es tan rica como las de ellas.

Yunjin se mantuvo cerca de Chaewon, cerrando los ojos y por fin dejando de temblar.

—¿Podemos quedarnos así un rato?

—Todo el tiempo que necesites.