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Fueron varios los minutos que Chaewon y Yunjin ocuparon para darse una silenciosa compañía. La temperatura era bajísima, pero ninguna se quejaba porque cualquier palabra podría interrumpir esa perfecta armonía que tenían. Ninguna pensaba en lo que había ocurrido en el pasado entre ellas, simplemente se enfocaban en compartirse calma, sobre todo después de ese incómodo momento entre Minjeong y Yunjin.

Probablemente, se debía a esa terrible acumulación de situaciones, lo que la habían hecho explotar en contra de Minjeong, pero Yunjin no tenía ganas de pedir disculpas porque todo lo que había dicho le había nacido de las entrañas y estaba segura de que de vez en cuando era muy necesario soltar algunas palabras.

—¿No crees que están demorando mucho? Puede que se hayan perdido en la nieve. —Había pasado casi media hora desde que Yunjin y Chaewon habían salido y Minjeong comenzaba a preocuparse porque incluso estando en una cabaña con calefacción podía sentir el frío en el ambiente.

Karina no estaba completamente al tanto de todo lo que se habían dicho, pero por el nerviosismo de Minjeong sospechaba que le había afectado fuertemente. Sabía que ellas dos se querían tanto que aunque estuvieran peleadas se preocupaban mucho la una por la otra. —No creo que hayan ido muy lejos, esperemos un poco antes de salir a buscarlas.

La joven porrista se acercó y dejó un beso en su cabeza para intentar relajarla. No dejaba de lado la extraña culpa que la invadía al sentir que todos los problemas entre Yunjin y Minjeong eran debido a ella. Jimin nunca le había pedido explícitamente a Minjeong que oculte su relación de su mejor amiga, pero sabía que su miedo era tan obvio que sin duda alguna Minjeong evitaría decirle a cualquier persona. Ella misma había estado a punto de hacerlo un par de veces, pero el terror de ser juzgada y rechazaba siempre la superaban.

—No puedo creer que prefiera estar con Chaewon antes que conmigo. —Minjeong pareció ignorar por completo las palabras de Karina y se puso de pie para poder observar por la ventana, intentando encontrar rastro de las dos chicas.

—¿Acaso estás celosa? —Minjeong le dirigió una rápida e inquisidora mirada que la hizo arrepentirse automáticamente de su pregunta. —Perdón. —Se sintió tonta e infantil, sus palabras habían estado fuera de lugar y lo que menos quería era que Minjeong estuviera enojada con ella también. —Voy a arreglar la comida, van a querer algo caliente cuando regresen. —Decidió que lo mejor era mantenerse ocupada porque el humor de Minjeong no estaba para seguir conversando y no quería volver a meter la pata.

Mientras ordenaba las cosas para la cena, siguió pensando en lo inoportunas que fueron sus palabras. Siempre había pensado en Yunjin como su mejor amiga, incluso como una hermana para Minjeong, pero sus celos se habían detonado tan rápida y naturalmente que no pudo evitar cuestionarse si era eso lo que realmente pensaba o no.

¿Estaba celosa de Yunjin? Sin duda nunca le habían dado motivos y sabía bien que Yunjin sentía profundamente por Chaewon, tampoco dudaba de los sentimientos de Minjeong para con ella, entonces ¿De dónde nacía esa extraña sensación que le nació de pronto?

Observó a la futbolista, casi con la nariz pegada a la ventana para ver si su amiga aparecía o no y concluyó que sus celos no nacían de las acciones de Yunjin o de Minjeong, sus celos nacían de sus propias inseguridades. Nacían de todo lo que ella no podía otorgarle a la chica y lo que sí, en un caso hipotético, le podría entregar Yunjin.

Notando que había sido de poca ayuda, decidió volver a donde se encontraba y acarició su cuello con la yema de sus dedos, intentando relajarla. —Tranquila ¿Sí? Estoy segura de que están aprovechando de conversar y Chaewon la hará entrar en razón, tú jamás dirías algo malo de ella y cuando vuelva podrás hablar con ella.

Increíblemente, Minjeong pareció reaccionar positivamente ante su compañía y sus palabras, era eso lo que la chica necesitaba, necesitaba que Karina se pusiera en su posición y le demostrase apoyo, no recibir dudas sobre su lealtad y sus sentimientos.

No mucho tiempo después de eso, sintieron el clic en la puerta y a ambas chicas entrar. Minjeong se puso de pie rápidamente, ambas se veían pálidas y con las narices rojas por haber estado expuestas tanto tiempo al frío del exterior, pero también tenían expresiones tranquilas y Yunjin ya no la veía con enojo, pero tampoco con alegría.

—¿Podemos hablar? —Minjeong no perdió el tiempo y tomó de la mano a Yunjin, sintiendo sus dedos completamente tiesos por el frío. —Estás congelada, ven al lado de la calefacción.

—Estoy bien, me iré a cambiar de ropa. —Yunjin contestó sin mirarla a los ojos. —Hablemos mañana ¿Sí? Ahora quiero descansar. —Karina observó el frío intercambio de palabras y lamentó verlo. No dudaba que ellas podrían conversar y llegar a un consenso, pero sabía que a las dos seguramente les dolía demasiado estar enemistadas.

Chaewon, quien estaba en la misma posición que ella, le indicó a Minjeong que estaba todo bien y que la deje ir sin insistir.

—Necesita un tiempo, pero mañana podrán hablar y aclarar las cosas. —Esta vez, Chaewon se preocupó de usar un tono de voz baja para evitar lo que había sucedido antes.

Minjeong aceptó que no había nada más que pudiera hacer y simplemente asintió.

—Ven, Chaewon. —Karina, quien había compartido pocas veces con la más baja, la invitó a pasar a comer algo.

Oficialmente rendida, Minjeong decidió acompañarlas un tiempo después. Las tres conversaron poco y la mayor parte del diálogo se lo llevaron Jimi y Chaewon, quienes descubrieron en la otra una personalidad divertida, creando un buen ambiente de inmediato.

Después de comer, las dos ordenaron las cosas y si bien no era tarde, estaban todas cansadas por haber pasado todo el día viajando. Chaewon comenzó a preparar un pequeño plato con algunas cosas y un té de hierbas. —¿Para Yunjin? —le preguntó Karina, recibiendo un gesto positivo de parte de la más baja. Era obvio que Chaewon todavía sentía cosas por su amiga, Karina conocía bastante bien los detalles que habían provocado el quiebre entre las dos. Chaewon se había equivocado tremendamente y había hecho sufrir a su amiga, pero podía notar que la chica estaba dispuesta a poner de su parte para volver a ganarse a la porrista.

—Bueno, si necesitas algo yo estaré en la habitación de al lado.

Las dos se rieron por eso, sus habitaciones estaban literalmente pegadas y únicamente las separaba una mampara que no tenía el grosor suficiente como para sentir que eran realmente dos habitaciones.

Cuando Chaewon entró, se encontró con Yunjin ya metida en la cama y escribiendo en su teléfono.

—Te traje algo para que comas, estoy segura de que tienes hambre. —Yunjin dejó su teléfono de lado y asintió un tanto avergonzada.

Chaewon le llevó la bandeja con comida y se sentó al lado de ella en la cama mientras la chica comía lentamente. —¿Todavía tienes mucho frío?

—No tanto, la cama tiene varias tapas y sin dudas. —Levantó su tazón de té. —Esto ayudará muchísimo.

Chaewon le regaló una sonrisa porque le gustaba verla un poco más animada. Casi todo entre ellas parecía como en los viejos tiempos, quizá tenía que agradecer su pelea con Minjeong, porque de momento, ella ya no era su persona odiada del grupo.

—Me siento un poco tonta. —Confesó luego de tomarse una pequeña pausa de la comida. —Vamos a pasar un tiempo aquí y yo hice que las cosas sean incómodas. —Era imposible no lamentarse, lo que pasó no era algo que haya hecho a propósito. Pero igualmente ella había enfrentado a Minjeong frente a dos personas que no tenían por qué presenciar eso.

—Eso significa que tienes suficiente tiempo para poder conversar con ella, ustedes se quieren demasiado como para estar enemistadas. No es justo para ninguna de las dos.

Yunjin volvió a comer mientras reflexionaba las palabras de Chaewon. Tenía razón, ella y Minjeong tenían demasiada historia como para no permitirse conversar mejor las cosas.

—¿Crees que tiene razón?

—¿En qué?

—En que huyo de los conflictos.

Era una posición incómoda en la que se encontraba, porque sin dudas, parte de la relación entre ellas dos se desmoronó debido a las complicaciones que traían la falta de comunicación.

Por supuesto que su última y final pelea había sido gran parte por culpa de ella, pero quizá, si hubieran tenido una conversación en la cual Yunjin no haya salido huyendo, quizá las cosas podrían ser un podo distintas.

—Creo que tu silencio es suficiente.

Chaewon negó rápidamente, no se había dado cuenta de todo el tiempo en que se había quedado callada.

—No, no es eso. —Se defendió. —No sé si siempre has sido así, pero si creo que a veces piensas tanto las cosas que te quedas con tus propias ideas y no eres capaz de tomar el verdadero otro lado de la historia.

Desde pequeña había sido víctima de sus propios pensamientos. Cada vez que se tenía que enfrentar a alguna situación importante, se desvelaba pensando en todas las cosas que podrían ocurrir y el pánico se apoderaba tanto de ella que prefería cancelar cosas, logrando que el terror gane muchas veces.

Mientras crecía se hacía más consciente de que aquello había afectado considerablemente más de alguna de sus relaciones. Ahora último con Minjeong, pese a que por primera vez creía que había hecho el esfuerzo de hablar las cosas. También creía que había escuchado a Chaewon, ese día en que la lluvia caía fuerte y su corazón dolía incluso más.

—Pero contigo hablé las cosas. —Sabía que originalmente estaban hablando de su conflicto con Minjeong, pero en ese momento de sinceridad, debía aprovechar de retomar el tema que, según Chaewon todavía no estaba completamente cerrado.

—Pero no era todo lo que tenía que decir.

Yunjin abrió los ojos un poco más de lo habitual. Para ella la conversación había acabado ahí, Chaewon se había decidido por Minju y ella ya no tenía ninguna oportunidad con ella. —¿Qué más habría que decir?

—Yo. —Chaewon batalló por encontrar las palabras. —Yo quería estar contigo. —Su voz salió baja, temiendo que las personas en la habitación de al lado pudieran escucharla. —Yo quiero estar contigo. —Aclaró, sabiendo que no era algo del pasado, sino algo que sentía en ese exacto momento. —Antes no estaba segura y no lograba encontrar la respuesta dentro de mí. —Yunjin acercó sus piernas a su pecho y se abrazó a ellas, temiendo salir herida de las palabras que estaba escuchando. —Cuando llegó Minju pensé que los sentimientos que tuve antes por ella volverían de forma automática, pero nada de eso sucedió.

—Pero te acostaste con ella.

—Lo sé, pero me arrepentí de inmediato.

Yunjin no estaba segura de entender cómo las cosas podrían ser así, pero no podía huir, se lo había prometido a ella misma.

—No sé en qué estaba pensando, ella me deseaba y yo me sentí bien de provocar esa sensación en ella. —Chaewon estaba avergonzada de confesar eso, pero sabía que si quería que las cosas fueran completamente sinceras no debía dejar ningún detalle de lado. —Creo que también te quería herir un poco, no sé, no tiene explicación lógica, pero sin duda alguna no debí hacer nada de eso. Jamás debí hacerte daño porque tú nunca has sido mala conmigo.

—Pero claramente no fui suficiente.

—Porque yo no te di el espacio para que lo seas. —Chaewon había tenido tiempo suficiente como para reflexionar sobre todo lo que había pasado en los meses en que ellas tuvieron su romance a escondidas. Yunjin se había sincerado con ella sobre sus sentimientos, pero Chaewon le echó todos esos sentimientos a suelo. Chaewon había sido clara, no quería nada serio con Yunjin y la joven porrista no deseaba eso porque sus sentimientos ya eran demasiado profundos. —Yo sé que tú querías que hiciéramos las cosas bien y yo no lo acepté.

Las dos se quedaron calladas después de eso, Yunjin finalmente había escuchado todo lo que Chaewon tenía que decir. No estaba huyendo ni quería hacerlo, pero tampoco sabía qué decir.

—Te pido disculpas. —Agregó Chaewon, notando que posiblemente no iba a escuchar alguna conclusión clara de Yunjin.

—Te perdono.

Chaewon sonrió rápidamente, quizá no era lo único que deseaba de parte de Yunjin, pero de momento era suficiente como para poder contentarla. No le gustaba sentir que estaba peleada con Yunjin, no le gustaba sentir que ya no había nada que hacer.

—Gracias por escucharme

—¿No era tan difícil, verdad? —Yunjin se burló de ella misma y así mismo logró quitarle la tensión y seriedad al momento, haciendo que ambas comiencen a reír suavemente como en los viejos tiempos. Se sentía bien, lo necesitaban.

—Me llevaré estas cosas y vengo. —Chaewon tomó la bandeja de comida que le había llevado y salió de la habitación.

Yunjin sintió como su cuerpo se relajaba después de ese momento de tensión y se acomodó en la cama, sintiendo la suavidad de las sábanas y como finalmente su cuerpo ya había entrado en calor. Y no lo sentía solo en su cuerpo, había algo caluroso en su corazón, una pequeña sensación de euforia que hace mucho no sentía y que la última vez había sido con la misma persona.

Es cierto que Chaewon le había roto el corazón, pero la capacidad de repararlo que tenía la misma chica era impresionante.

Cuando volvió a aparecer, ella ya estaba bien acurrucada en la cama y le daba la espalda para que tuviera la privacidad a la hora de ponerse su pijama. Chaewon, pensando que ya se había dormido, decidió hacerlo todo en silencio para no molestarla. Cuando ya estaba lista, se metió lentamente en la cama, intentando mantener una distancia prudente para no hacerla sentir incómoda. Cortó la luz de su velador y se terminó por acomodar, dándole la espalda a Yunjin.

La menor simplemente sintió los movimientos y se quedó en completo silencio, esperando a que se termine de acomodar. Cuando ese momento llegó, tomó de todo el valor que tenía para poder darse la media vuelta y abrazar a Chaewon por detrás para poder dormir bien apegadas, como solían hacerlo antes.

—Si lo hacemos con cuidado, quizá no sea demasiado tarde para nosotras. —Le susurró.

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A solo unos metros de distancia había dos chicas que estaban en una situación no tan diferente. Por supuesto que los ánimos no eran los mejores, pero desde que Yunjin le había hecho saber a Minjeong que estaba dispuesta a conversar con ella, las cosas estaban menos apagadas.

Karina decidió tomar el sitio de espectadora, no se iba a meter entre ellas porque no le parecía correcto y porque también existía un poco de culpa dentro de ella.

Pero eso no le quitaba los nervios que estaba sintiendo. No era la primera vez que compartía una cama con Minjeong, había sucedido un par de veces cuando se juntaban en su casa y decidían tomar siesta juntas. También pasó cuando Minjeong se encontraba enferma y ella había ido a acompañarla, quedándose dormida a su lado.

La cosa era distinta cuando se trataba de pasar una noche completa junto a ella. Minjeong estaba muy perdida en sus pensamientos sobre todo lo acontecido y no se había dado el tiempo de pensar en eso, de pronto el rostro casi atemorizado de Karina le llamó la atención.

—Perdón, seguro ya estás harta de todo este drama.

—No, no. —Karina no había notado su extraña expresión hasta ese momento. —Es solo que vamos a dormir juntas. —Lo dijo en un tono de voz bajo, casi inaudible. Minjeong se detuvo a procesar sus palabras, no encontrándole ningún tipo de anomalía hasta que pensó dos veces las cosas.

—Cierto. —Finalmente, entendió a lo que se refería Karina, esta vez sería un poco distinto a todas las anteriores. —Si quieres puedo dormir en el suelo, no tengo problema.

Karina rodó los ojos y le tiró una almohada que llegó directamente a su cara. —¿Por qué mejor no duermes afuera bajo la nieve? —Se burló, haciendo que Minjeong se relaje finalmente para acercarse a ella y sentarse a su lado en la cama.

—Ya, pero volviendo en serio al tema. —Minjeong seguía abrazada a la almohada. —Podemos poner una almohada en medio y cada una tiene su lado.

—¿De verdad quieres dormir afuera en la nieve? —Karina siguió con su amenaza, al sentir que Minjeong estaba sobre pensando demasiado las cosas. —Quiero dormir contigo, y que me abraces, y que despierte bien cerca a ti, y que estemos tan cómodas que en la mañana ninguna de las dos se quiera mover. —A medida en que iba hablando, a Minjeong se le iba formando una sonrisa cada vez más grande.

—Me parece una idea estupenda. —Minjeong se acercó para besar sus labios rápidamente, haciendo que Karina olvide todos sus momentos de mini enojos con ella por insinuar que no quería pasar la noche a su lado.

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Aeri Uchinaga estaba acostumbrada a siempre obtener todo lo que quería. Nadie jamás se atrevía a decirle que no y cuando eso ocurría, siempre encontraba la forma de obtener lo que quería igualmente. Era la princesa de su casa y no estaba dispuesta a recibir un trato inferior a ese.

Es por eso, que desde que le habían dicho que debía compartir cabaña con dos personas que no había planificado, estaba dispuesta a reclamar hasta obtener lo suyo.

—Profesora, usted no entiende. —Ya todas las estudiantes se habían ido a sus respectivas cabañas, pero Aeri, junto a las tres chicas que habían asignado con ella, seguían ahí. —Yo misma me aseguro cada año de quedar con mis amigas, esto no tiene ningún sentido.

La profesora suspiró, contando mentalmente hasta diez, para no explotar contra su alumna que llevaba ya varios minutos reclamando exactamente lo mismo.

—Uchinaga, ya todos se fueron y no hay ningún error. —La profesora le mostró su tablet con el listado de las divisiones, haciendo claro que ella estaba inscrita junto a las tres compañeras que esperaban congeladas detrás de ella. —Ahora, la mucama las va a llevar a su habitación y si no vas con ellas tendrás que pasar la noche aquí o en el autobús.

—Giselle. —Sullyoon, quien era la única amiga de Aeri restante ahí, la tomó del brazo y la atrajo hacia ella. —Vamos ¿Sí? Ahora ya es tarde, a lo mejor mañana podemos revisar y quizá nos dejen cambiarnos.

A Sullyoon no le interesaba cambiarse de cabaña, lo único que quería era llegar rápido a un lugar caliente, comer algo y poder dormir. El viaje había sido demasiado agotador como para seguir invirtiendo tiempo en escuchar a Giselle, pelear con su profesora.

—Pero Sully, tú sabes que yo jamás nos hubiera dejado separadas.

—Lo sé, pero mañana lo podemos solucionar. —Insistió, logrando finalmente que su amiga cediera.

Las cuatro caminaron detrás de la mucama, Yoon y NingNing se miraban como las dos complices que eran y aunque Yoon estaba nerviosa por ser descubierta, sabía que NingNing la defendería hasta el final para asegurarles a todos que ella no tenía nada que ver.

La mucama les dio todas las instrucciones sobre la comida y los horarios, las cuatro escucharon atentamente y se despidieron, quedando ahí en silencio. Era un grupo bastante extraño, Yoon y Sullyoon siempre se habían destacado por ser dos estudiantes bastante tranquilas y silenciosas. NingNing tenía un poco más de personalidad, pero estaba lejos de ser una de las estudiantes populares, todo lo opuesto a Giselle, quien junto a Karina eran como las reinas de la escuela. Eso sin dejar de lado que probablemente era una de las estudiantes más adineradas de todas.

—Bueno, Sullyoon y yo nos quedaremos con la pieza más grande. —Luego de hacer una inspección y notar que una de las habitaciones tenía un par de centímetros más que la otra, decidió que esa sería la suya.

—Por supuesto que no. —NingNing no estaba dispuesta a permitir eso. —Es injusto. —Sullyoon y Yoon se quedaron mirando, la noche estaba muy lejos de acabar si las dos chicas continuaban peleando por cualquier cosa. —Yo también quiero estar en la habitación más grande.

—No puedes, nosotras la reclamamos primero.

—Sullyoon no dijo nada.

—Pero es implícito.

—Ella puede hablar por su cuenta.

Y así continuó una seguidilla de idas y venidas sin fin. Sullyoon y Yoon se vieron como queriendo llegar a un acuerdo porque lo único que deseaban era poder comer algo y meterse a la cama.

—Yoon y yo hemos decidido, vamos a compartir la habitación pequeña. Así ambas se quedan con la grande.

Las dos salieron de ahí rápidamente porque las quejas de Giselle se comenzaron a escuchar casi inmediatamente. NingNing, por otro lado, parecía más que satisfecha y Yoon no pudo evitar pensar que todo eso era parte de su plan también.

—Bueno, Aeri Uchinaga. —NingNing pasó su brazo alrededor de la chica. —Parece que tendrás que compartir un par de noches con tu enemiga.

—No eres tan importante, ¿Sabes?

Las dos se vieron fijamente por un par de segundos antes de que Aeri sueltara un quejido y se fuera hasta su habitación rodando los ojos. 

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