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El día del partido llegó y toda la escuela estaba entusiasmada de verlas. El equipo seguía en la parte alta de la tabla y muchos de los estudiantes ya estaban ilusionados en que por primera vez su equipo podría ganar algo.

El partido resultó tal como lo habían planificado, lograron dominar y atacar. A mitad del segundo tiempo ya iban ganando por cuatro a cero. Todas estaban contentas, pero a Minjeong le faltaba hacer algo. Había prometido a Karina que haría un gol y se dedicaría a ella.

Quedaban cinco minutos para terminar cuando una de las defensas del equipo contrario le dio una patada muy cerca del área de gol. Winter era la encargada de tirar los tiros libres y Chaewon le susurró en el oído que lance la patada en la esquina inferior izquierda, había notado una debilidad de la portera y Minjeong decidió confiar.

Respiró con tranquilidad, fijó su mirada en la portería y contó hasta tres en su cabeza antes de lanzar el balón. Lo que pasó después fue muy rápido, hubo gritos de emoción, otros de incredulidad y estudiantes que llevaron sus manos a sus bocas porque no creían lo que acababan de ver, pero Minjeong no vio nada de eso. Minjeong solo se fijó en la sonrisa de Karina cuando llevó sus manos a su cabeza y celebró de la forma en que habían practicado en su cita.

Cuando terminó el partido se fueron a los camarines entre aplausos, probablemente había sido el mejor de todos los que habían jugado durante la temporada. Las jugadoras se felicitaron y por primera vez comenzaron a ilusionarse verdaderamente con ser las campeonas de la liga escolar por primera vez en su historia.

Minjeong quería salir y celebrar con Jimin, pero las chicas insistieron en que deberían juntarse a celebrar, algo que habían prometido hacer hace un buen tiempo, pero que por alguna u otra razón no había hecho. Por supuesto que la estrella del equipo no podía faltar, así que aceptó.

Decidió escribirle un mensaje a Karina y la porrista le contestó muy animadamente que se merecía disfrutar, no sin olvidar agradecerle por el gol que le había dedicado.

Las chicas del equipo no podían más de felicidad, era una mezcla entre orgullo y alegría. Ellas sabían lo mucho que significaba para la escuela, pero también estaban satisfechas de que el esfuerzo que ponían todas las semanas en los entrenamientos estaban dando fruto con buenos resultados. Varias ya estaban ilusionadas con poder obtener el título de la liga, mientras que otras, entre las que se encontraba Minjeong, llamaban a la cautela, ya que quedaban todavía varios partidos por delante.

Luego de comer y compartir por un par de horas, era momento de retirarse. —¿Y Yizhuo? —preguntó Minjeong, al ver que la defensa había desaparecido sin que ella se diera cuenta.

—Se fue hace unos minutos, tenía un asunto familiar. —Le explicó Chaewon. Era la primera vez que habían hablado directamente en toda la celebración. Ambas se sentían un poco incómodas por toda la situación de Yunjin.

Era obvio de qué lado estaría Minjeong, por lo mismo Chaewon había tomado su distancia de forma natural.

—Mi papá me vendrá a buscar, si quieres te podemos llevar hasta tu casa. —Se ofreció Chaewon, notando que el clima nuevamente amenazaba con una tormenta.

Minjeong pareció dudosa, pero prefirió dejar su orgullo de lado antes que volver a enfermarse. Todavía tenía que tomar algunos medicamentos para poder curar su resfriado del todo y una decaída sería de lo peor que le podría suceder.

Las dos esperaron en silencio afuera del restaurante en que se había reunido el equipo, era obvio que el silencio no podía ser eterno y alguna de las dos tendría que romper el hielo tarde o temprano.

—¿Has hablado con Yunjin?

Minjeong se atoró con su propia saliva. Jamás pensó que Chaewon sería tan directa en mencionar a la chica.

Por su parte, Chaewon sabía que tenía que aprovechar la oportunidad. Eran pocos los momentos en que estaban las dos solas y los últimos días su cabeza no dejaba de dar vueltas en Yunjin. La extrañaba tanto que le dolía físicamente, pero sabía que todo lo que sentía se lo merecía.

—Un poco, como estuve enferma casi no pudimos conversar.

Chaewon temió que Minjeong simplemente no quisiera hablar del tema, pero estaba tan desesperada que siguió intentando.

—¿Te habló sobre mí?

—Un poco.

Las respuestas cortas de Minjeong comenzaron a intimidarla. Las siguió un prolongado silencio, pero Chaewon quería llegar a su objetivo.

—Sé que arruiné las cosas, Minjeong. —La observó directamente, como demostrando que estaba enfrentando sus propios errores. —Hice todo tan mal. —Su arrepentimiento le estaba desgarrando y necesitaba soltar todo lo que tenía guardado ¿Era Minjeong la persona para confesarlo todo? No estaba segura, pero ya era muy tarde para arrepentirse. —Me aproveché de lo mucho que Yunjin confiaba en mí y de lo mucho que me quería, no lo hice de manera consciente, pero ahora que lo analizo estoy segura de que así fue.

Ese era uno de los pensamientos que no la dejaba dormir con tranquilidad. Desde el primer momento Yunjin le había dado su apoyo y la había acompañado incondicionalmente a superar sus dificultades. Incluso cuando Yunjin comenzó a demostrarle sus sentimientos amorosos lo hizo sabiendo que Chaewon no sentía lo mismo, pero Yunjin no la quiso menos por eso “Déjate querer, te hará sentir bien” había sido sus palabras y Chaewon se dejó querer hasta que cayó enamorada por la joven porrista.

Pero sin encontrar el motivo, no fue capaz de decírselo a la cara. Había sido cobarde y prefirió mantener su posición de superioridad con ella. Le alimentaba su ego saber que Yunjin haría todo por ella sin necesidad de decirle que ella estaba igual de enamorada. Se detestaba por eso, a veces no podía creer sus propios pensamientos.

La dejó ir la primera vez, casi convencida de que volvería a ella y cuando efectivamente eso sucedió, estaba alimentando su estúpido ego, por otro lado.

Minju había vuelto arrepentida de todo lo que había dicho y hecho. Hace un tiempo atrás, Chaewon la hubiera perdonado sin pensarlo dos veces, pero ahora no era así. Su corazón no había tenido reacción alguna al tenerla frente a ella nuevamente.

Pero si pudieran darle un premio por tomar decisiones estúpidas, entonces le darían el más grande de todos. Minju entendió que ella ya no sentía nada, que el amor se había acabado, o al menos el amor romántico. Todo eso se lo había llevado Yunjin, y ese fue el momento en que se dio cuenta realmente de eso.

Se sentía tonta por tener que llegar a ese punto de la comparación como para darse cuenta de lo mucho que le gustaba Yunjin. Aturdida por sus sentimientos y su adolescencia hormonal, se convenció de que una despedida romántica con Minju no le haría daño a nadie y ahí fue donde se equivocó totalmente.

Lo había visto ese día de tormenta cuando le confesó a Yunjin lo que había hecho. Sus lágrimas eran tan tristes que opacaban la fuerte lluvia que caía. La imagen la atormentaba todas las noches cuando ni dormir se volvía un escape.

—Yunjin casi siempre intenta ver lo mejor en las personas. —Minjeong entendió la honestidad en el arrepentimiento de Chaewon, y solo por eso no le decía el resto de cosas que tenía acumuladas por hacer sufrir a su amiga.

—Es cierto. —Chaewon estaba desanimada y muy arrepentida. —Pero es muy mala para escuchar y prefiere huir antes que escuchar todo lo que le tengo que decir, es muy frustrante.

Minjeong soltó una risita algo burlesca. Chaewon estaba siendo víctima de los escapismos de Yunjin. Era algo que hacía desde pequeña y que al parecer se había acentuado al crecer. Yunjin no tenía problema alguno en dejarte hablando sola o desaparecer como si fuese una ninja.

—¿Valdrá la pena intentarlo ahora? —Minjeong supuso que la pregunta no iba dirigida a ella, sino que la lanzaba al viento para reflexionar ella misma. —Ese chico, Jay, se ven bien juntos. No voy a negar que me dolió verlos juntos, sobre todo tan rápido. Igual no creo que estén enamorados, Yunjin es muy honesta como para cambiar tan repentinamente sus sentimientos ¿O crees que estoy siendo muy egocéntrica nuevamente?

—Es cierto que las personas no cambian de sentimientos tan rápidamente. —Estuvo de acuerdo, sabiendo también que debía ser reservada con sus palabras, no queriendo exponer a Yunjin y su falsa relación con Jay. Ese era un tema que no le incumbía.

—Se nota que la trata bien y nadie puede negar que hacen una linda pareja, yo creo que toda la escuela estaba esperando verlos juntos. —Chaewon conocía lo que se hablaba en los pasillos, la relación entre ellos era la más popular del momento. —Pero no quiero que esté con él, yo quiero que esté conmigo y que hagamos las cosas bien. —Chaewon parecía molesta, porque sabía que si esa no era la realidad, era únicamente por su culpa. —Quiero hacer las cosas bien. —Repitió, intentando aclarar que asumía su responsabilidad.

—Yo no voy a interferir por ti. —Esa nunca fue la intención de la mayor, pero Winter quiso aclararlo desde un principio. —Pero tampoco te diré que no lo hagas.

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Yunjin no esperaba a su mamá hasta el día siguiente, es por eso que cuando llegó del juego y la persona que abrió la puerta de la casa fue Yuri, no pudo evitar soltar un grito de una mezcla de emoción y sorpresa.

—¡Mamá! ¿Qué haces aquí? —Rápidamente buscó la aprobación de Yoona, quien estaba observándolas desde una esquina. —Pensé que llegarías mañana.

Habían organizado la cena para el día siguiente, donde Yunjin pretendía presentar a Jay como su novio a las dos.

—Me vine hoy para poder pasar tiempo contigo ¿Te parece si hoy salimos a cenar?

—Sí, me tengo que cambiar de ropa. —Yunjin seguía con su uniforme de porrista y claramente no quería salir vestida así a cenar. —¿Vas a dormir aquí hoy?

—No, arrendé una pieza de un hotel.

Yunjin volvió a mirar a su mamá, quien seguía muda desde que habían comenzado a conversar.

—Yo le ofrecí que se quede aquí. —Yoona se defendió de inmediato.

—Gracias por eso, pero creo que ya hay muchas personas en la casa. —Yunjin no lo entendió, pero Yoona sabía que era porque Yuri no aprobaba la estadía de Seohyun ahí.

—Bueno, me iré a cambiar de ropa y vamos.

Yunjin estaba demasiado emocionada como para percibir la tensión que se había creado entre sus dos mamás.

Para ella, el estar en compañía de las dos era como volver a los momentos de felicidad. Yuri manejando, Yoona a su lado conversando sobre cosas triviales y ella en el asiento de atrás, ahora no participaba de las conversaciones porque prefería observarlas y preguntarse qué pudo haber salido mal entre dos personas que parecían quererse tanto.

Las tres se sentaron a comer y todas las conversaciones giraron en torno a Yunjin y su actualidad en la escuela, por suerte ella era una estudiante muy activa y tenía más de alguna anécdota para poder mantener una conversación fluida.

Yoona ya sabía casi todas las cosas que mencionaba, pero incluso así demostraba su orgullo y alegría a través de sonrisas y otros gestos que demostraban lo atenta que estaba a lo que decía.

Cuando la comida llegó, la conversación tomó una pausa natural y comieron con calma. Yunjin no evitó notar la forma en que Yoona le seguía repartiendo sus verduras favoritas a Yuri y que Yuri le dejaba los mejores trozos de carne a Yoona. Lo hacían de forma natural y quizá solo Yunjin se daba cuenta de eso.

En un momento Yoona se excusó para ir al baño y Yuri aprovechó ese momento para preguntarle algunas cosas que quería hacer de forma privada.

—¿Por qué no me habían dicho que Seohyun estaba viviendo con ustedes?

La pregunta le tomó por sorpresa. No se había dado cuenta de que en las pocas ocasiones que había conversado con su mamá, nunca le había mencionado el hecho de que Seohyun llevaba un tiempo quedándose junto a ellas.

—Es mientras busca un lugar para ella, pensé que mamá te había dicho.

Yuri intentó ocultar su molestia. Por supuesto que Yoona no le había dicho nada si apenas y se dirigían la palabra, pero no quería meter a su hija en ese asunto. —¿Te gusta vivir con ella? —Intentó quitarle la amargura a su tono de voz, sabiendo que con eso no llegaría a ninguna parte.

—Mucho. —Sus ojos no mentían. —Me ayuda con algunas cosas de la escuela y también me enseña a tocar el piano, me gusta mucho tenerla en casa.

Yuri se preguntó cuándo había sido la última vez en que ella misma había ayudado a su hija con algunos de sus deberes escolares y el no encontrar la respuesta le hizo sentir un fuerte pesar. —Me alegra entonces… que viva con ustedes. —En parte era cierto, pero también sabía que se sentía fuertemente amenazada por su antigua amiga de infancia.

Yoona seguía sin llegar, lo que significaba que Yuri tenía tiempo para hacerle su siguiente pregunta.

—Me sorprendió escuchar que la cena de mañana es para conocer a tu novio.

Yunjin inmediatamente se llevó algo de comida a la boca, era obvio que en algún momento se le preguntaría sobre el tema y rápidamente sintió arrepentimiento porque no se sentía preparada para mentirle a las dos al mismo tiempo.

—¿Te sorprende que le guste a alguien?

—¡No! Eres una chica increíble. Es solo que sigo creyendo que eres muy joven para tener novio.

Las dos sonrieron, Yunjin extrañaba ese lado sobreprotector de Yuri.

—Pero tengo que ser honesta, yo pensé que a ti te gustaba otra persona.

Aquello le tomó por sorpresa. Su mamá no tenía cómo saber de todo lo que había ocurrido entre ella y Chaewon durante el último tiempo, se había asegurado de guardar eso como su mayor secreto.

—¿Quién?

—La pequeña con la que pasaste el verano.

Yunjin tuvo un pequeño ataque de tos. No sabía que su mamá se había dado cuenta de que desde el primer momento, Yunjin había sentido cosas por Chaewon.

—No es tan pequeña. —Le aclaró, lanzándole dardos con los ojos. —Y se llama Chaewon, y no, no pasa nada con ella.

Yuri no quería incomodar a su hija, pero había visto la química entre ellas en ese tiempo que se quedaron en su casa. En más de alguna ocasión pensó en preguntar, pero comunicarse con su hija había resultado muy difícil últimamente.

—Me equivoqué entonces. —Suspiró Yuri, todavía observando las expresiones de su hija, dándose cuenta de que en realidad algo pasaba ahí. —¿Verdad?

Yunjin se quedó en silencio, miró a su mamá temerosa porque no se sentía preparada para mentirle, pero Yoona apareció casi de la nada y no le permitió elaborar una respuesta.

—¿Quién quiere postre? —preguntó Yuri, cambiando ella misma el tema de conversación.

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Karina seguía dejando besos en la mejilla de Winter, sus brazos se cruzaban alrededor de su cintura y buscaba tenerla cada vez más cerca.

Nunca había sentido algo similar, jamás creyó que existía una persona que pudiera activar cada parte de su cuerpo, una persona que necesitaba sentir constantemente cerca de ella y por la cual se sentía que perdía por completo la cabeza.

—Karina.

Su voz llamando a su nombre era el sonido más correcto y perfecto que alguna vez escuchó. Sus labios se movían con vida propia, recorriendo la piel de la chica que tenía a su lado.

—Karina.

El segundo llamado finalmente logró detenerla. Soltó su agarre y tomó una pequeña (diminuta) distancia de la futbolista. Estaban en su casa porque su próximo examen de matemáticas estaba a la vuelta de la esquina y Jimin todavía no lograba comprender bien algunas cosas.

—Si sigues así, no vas a entender nada. —Minjeong se movió para poder ver a Jimin de frente, arrepintiéndose de inmediato porque su rostro la distraía fácilmente de todo lo que quería hacer o decir.

Karina, con la astucia que la caracterizaba, decidió aprovechar ese cambio de posición y se abalanzó a besar directamente los labios de la joven. No podía desaprovechar un momento como ese, en el que Winter por fin bajara su guardia porque eran muy pocas las ocasiones en las que podían estar así.

Besarla era magia pura. Estaba segura de que si alguien las viera, notaría las chispas que emanaban cada vez que estaban juntas, las sentía fuerte en su corazón y no deseaba nada más que estar así con Minjeong, todo el tiempo.

Jimin sabía que tenía que cortar con ese beso en algún momento, porque no estaba lista para que escale a nada más, le tomó un largo esfuerzo hasta que Minjeong, casi como leyendo sus pensamientos, decidió tomar distancia de ella.

—Es que eres mucho más interesante que las matemáticas. —Se defendió, acariciando el suave rostro de la menor. Dejó otros rápidos besos en su rostro y finalmente llevó su mirada a su cuaderno, tenía mucho por aprender.

Minjeong necesitó de una gran fuerza de voluntad para volver a concentrarse en los números.

La primera vez que se habían juntado para hacer su trabajo había estado en el primer piso, en un lugar donde eran visibles para cualquier persona que entre a la casa

Ahora, cada vez que llegaba Winter, Karina la arrastraba de la mano hasta poder encerrarse en su habitación. Era un lugar preciado para las dos, en las que podían pasar horas enteras conversando y compartiendo.

También era el lugar donde podían besarse sin que nadie las pudiera interrumpir, ese y el santuario de Joohyun eran los lugares en que eran las personas más felices, en los que podían estar enamoradas sin que a nadie le importe.

La próxima hora Karina se esforzó en concentrarse, por suerte para ella, Minjeong era bastante buena para explicar y con ella parecía tener toda la paciencia del mundo “Es porque eres muy linda” le decía cada vez que ella se lo hacía notar.

Cuando finalmente Jimin parecía estar levemente preparada para el examen, las dos se tiraron a la cama para descansar un poco.

—Mañana podrías venir de nuevo para hacer algunos ejercicios. —Karina tenía la mitad de su cuerpo recostado sobre el de la más baja y Minjeong mantenía los ojos cerrados, concentrada en sentir el aroma y la suavidad del cuerpo de Karina.

Minjeong asintió con movimientos de cabeza, siempre que Karina le daba un espacio para que ella entre en su vida, ella estaba dispuesta a llegar ahí lo más rápido posible.

En este caso en particular, ella no tenía planes para el día siguiente, pero si las tuviera, sabía que cancelaría todo para poder pasar tiempo con ella.

Karina volvió a besar su cuello con la delicadeza que la caracterizaba, sus besos ya no eran con hambre como los primeros, en los que la necesidad la llamaba, ahora eran reflejo de la tranquilidad y felicidad que le otorgaba estar junto a ella. Minjeong sonreía inconscientemente, le gustaba que Karina tuviera esa forma de demostrar su cariño, con esa constante necesidad de contacto físico.

El sonido de la puerta principal de la casa las interrumpió y Karina gruñó levemente, haciendo reír a Minjeong.

—Debe ser mi mamá. —Se quejó, apartando su cuerpo del de la otra chica para poder levantarse y abrir un poco la puerta de su habitación.

A Krystal Jung no le molestaba para nada la presencia de Minjeong en la casa, de hecho se veía bastante satisfecha al saber que su hija le había hecho caso y ahora era cercana a la chica de la casa del frente. Por supuesto que Karina no le había contado a su mamá qué clase de cercanía tenía con su vecina, pero de momento le parecía que estaba bien así, sobre todo si consideraba que la imagen de Jeno seguía rondando por ahí.

Minjeong se levantó de la cama y se acercó al escritorio para poder ordenar sus cuadernos y algunos de los apuntes que había ocupado con Karina.

—¡Winter! —Algo que todavía sorprendía a Karina, era que su mamá siempre reaccionaba de forma positiva al ver a su vecina ahí. Incluso a veces la atrapaba en un abrazo casi familiar, algo poco común en su mamá. —Me alegra verte ¿Te quedas a cenar?

Las dos se vieron con mirada cómplice y de inmediato Winter aceptó.

Cuando por fin quedaron solas, Karina volvió a taclear a Winter contra su cama para volver a llenarla de besos, sin prestar atención a si su mamá había bajado al primer piso o no.

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N:/A: Actualización un poco corta, pero no quería que tengan que esperar más :( como les conté antes, estoy con cosas superimportantes y que consumen mucho de mi tiempo y además estuve re enferma. La buena noticia es que pronto termina todo el caos y podré ser feliz escribiendo nuevamente <3

Mucha felicidad ¿ya quieren el angst?

También estoy escribiendo una historia corta de Winrina que espero poder mostrarles prontito.