Capitulo 51

Estimada Srta. Im

Tras horas de mirar fijamente el techo, Yoona se había dado cuenta que algunas de las constelaciones más populares descansaban sobre su cama. Quizá había más oculto detrás de la impresión de Salvador Dalí encima de ella, pero no podía decirlo.

No podía evitar echar miradas al ordenador portátil, que había escondido bajo un montón de ropa. El constante dolor de su corazón estaba empezando a pasar factura. La verdad era que la echaba de menos, quienquiera que fuera. Echaba de menos los correos, las conversaciones telefónicas, la broma fácil… Echaba de menos…

"Todo," susurró expresando su pensamiento.

Bueno, siempre quedaba Sooyoung.

Y aún así, de algún modo… no era igual. Algo no era igual, pero Yoona no podía ver lo que era. La amistad era la amistad…

El pensamiento de amistad hizo fruncir el ceño a Yoona. Mentir no era amistad. Pero, aún así, no podía evitar preguntarse cuánto de Yul era Yuri. ¿Cuánto era real? ¿Cuánto era mentira? Si se equilibraban, ¿alguna vez podría perdonar a la actriz?

¿Lo deseaba?

Yoona suspiró, sabiendo que sí. Detestaba sentirse enfadada. Mantener un rencor era agotador. Era como un enorme yunque cayéndole en la cabeza, una y otra vez. Deseaba que el sentimiento desapareciese.

Pero no podía fingir que no estaba herida. Y perdonar a Yuri no le devolvería a Yul. ¿Y cómo podría volver a confiar en ella?

¿Cómo podría nada volver a ser igual después de haber sido tan irrevocablemente alterado?

No podía.

Nada podría ser jamás igual.

Yuri se encontró recorriendo la familiar acera de la calle de Yoona. Trás horas de evaluar y revaluar su existencia, llegó a la conclusión de que nunca iba a volver a dormir.

Jamás.

Podía seguir llamando a Tae y Siwon a las tantas de la mañana. Podía seguir contemplando la vista de Nueva York, preguntándose qué estaba pensando Yoona en ese momento. Podía yacer despierta y esperar que el tiempo pasase. Podía pensar. Podía preocuparse…

Y antes de que se diera cuenta, tendría cincuenta años y estaría sola; una mera sombra de una estrella de cine. Obsesionada con su juventud perdida… su belleza perdida…

Su amor perdido.

Yuri se detuvo delante del edificio de Yoona, mirando arriba. Su corazón acelerándose mientras subía las escaleras delanteras.

Si Yoona quería a Yuri fuera de su vida, entonces perfecto. Pero no iba a irse calladamente.

El dedo de Yuri se cernió sobre el botón. Eran las dos de la mañana. ¿Estaba demente?

Antes que tuviera oportunidad de demorarse sobre la cuestión a su cordura, la puerta se abrió y alguien salió. Yuri lo tomó como una señal.

Entrando furtivamente en el edificio, se dirigió hacia el ascensor.

De camino a la planta de Yoona, Yuri se preguntó si estaba soñando. ¿Se había dormido sin darse cuenta?

Esperaba que no. Había sido bastante duro llegar tan lejos. Y lo difícil aún quedaba delante.

Tomando una profunda inspiración, esperó que las puertas se abriesen con un shuush. Cuando lo hicieron, se quedó en el lugar. Si salía, probablemente no lo llevaría a cabo. Si se quedaba en el ascensor, probablemente no regresaría.

Las puertas empezaron deslizarse cerrándose.

Las miró.

Las puertas se cerraron con un clic.

Yoona entró en la cocina en busca de algo que beber. Bostezó, preguntándose por qué estaba aún despierta en las dos treinta de la mañana.

Abrir el frigo demostró ser una actividad improductiva. Comprar comestibles era un imperativo. ¿Cómo se quedaban tan rápidamente sin comida? Había pasado sólo un par de días desde que lo había abastecido.

Estaba en proceso de repasar los armarios cuando vino el primer golpe. Fue tan suave que los armarios cerrándose ahogaron el sonido.

El segundo golpe fue un poco más ruidoso y causó que Yoona se detuviera y frunciera las cejas, escuchando.

El tercer golpe captó la plena atención de Yoona. Se dio la vuelta y dirigió hacia la puerta, preguntándose quién en su sano juicio vendría a esta hora.

Un vistazo por la mirilla le dijo que no era, de hecho, nadie en su sano juicio. Suspiró y abrió la puerta. "¿Tienes idea qué hora es?"

"Dos treinta y cuatro," contestó Yuri, no molestándose en mirar su reloj. "No podía dormir."

Yoona estaba a punto de estallarle a la actriz, pero lo dejó pasar. No es como si hubiera estado durmiendo. "¿Y bien?"

Yuri alargó un pedazo de papel. "Toma."

A su pesar, Yoona lo aceptó. "¿Qué es?"

"Léelo."

Yoona desdobló el papel y leyó el contenido, frunciendo el ceño mientras las palabras se registraban en su mente.

Estimada Srta. Im,

Compré un boceto suyo antes. La figura en la imagen reflejaba tanto de cómo me siento a veces, que era como si hubiera sido dibujado conmigo en mente. Me pregunto si tiene una galería aquí, en Nueva York, dónde pueda quizá ver más de su obra.

Atentamente,

Y. Kong

Yoona  levantó la vista. "No entiendo."

"Es el primer correo que te envié," explicó Yuri.

"Lo sé, lo reconozco," contestó Yoona. "Pero, ¿por qué estás dándomelo ahora?"

Yuri miró hacia abajo. "Porque es todo lo que deseaba decirte," contestó. "No iba a ser una broma. No iba a ser una gran y elaborada trama. Simplemente deseaba hacerte saber que disfruté tu obra."

"Así que me diste un nombre falso," contratacó Yoona.

"No, te dí el verdadero," contestó Yuri. "Yul Kong. Es mi nombre de nacimiento. Lo cambié legalmente a Yuri Kwon cuando tenía once años."

Yoona miró al correo en su mano, no segura de qué pensar. No había sabido que Yuri Kwon no era su verdadero nombre. ¿Lo sabía Sooyoung? En todas sus búsquedas por Internet, ¿se había tropezado con una Yul Kong? ¿Importaba? Esto no era por el nombre.

"Vine porque… quiero que sepas que no estaba mintiendo," continuó Yuri. "Puedo haber mentido en tonterias como qué película estaba haciendo o qué hacía exactamente para vivir, pero todo lo demás era verdad."

Cuando Yoona no respondió, Yuri continuó.

"Estoy completamente fuera de forma. Realmente adoro cocinar. Adoro tus pinturas. Paso horas viendo la cadena TV Guide. Nunca he salido en una cita. Me casaría con Spongebob Squarepants en 1'2 segundos… y realmente escribo mala poesía cuando estoy aburrida." Yuri se quedó mirando a Yoona esperando una reacción.

Yoona no la tuvo. Estaba intentando registrar toda la información que le estaba cayendo. Sus sentimientos sobre el asunto eran borrosos como poco. No estaba segura de que fuera suficiente. No estaba segura de que nada fuera suficiente. Y aún había una cosa que Yuri no había confesado. "¿Por qué fingiste ser lesbiana?"

Yuri vaciló. "No estaba fingiendo," contestó finalmente.

"¿Qué?" preguntó Yoona, levantando la vista a los tristes ojos de Yuri. Su sorpresa era evidente.

"No he… realmente 'salido'," explicó suavemente Yuri. "Tú y Siwon sois los únicos que lo sabeis."

Yoona no se esperaba esa última información. Si algo, eso era lo único de lo que había estado segura que Yuri había mentido. ¿Era gay? ¿Cómo podía ser gay? Parecía siempre tan virtuosa en las entrevistas. Siempre hablando de su novio y lo enamorada que estaba. "¿Cómo puedo confiar en ti después de todo lo que ha pasado? ¿Cómo sé qué es verdad?"

Yuri miró hacia abajo tristemente. "No puedes, supongo." Inspiró profundamente. "Has sido tan buena amiga para mí los últimos meses y lo último que jamás deseé fue hacerte daño. Y tienes razón, el que lo diga no arregla nada. Admito que fui egoísta. Deseaba agarrarme a una fantasía que no existía. Deseaba aferrarme a la esperanza que pudieras verme como cualquiera menos Yuri Kwon. Era una sensación tan genial no tener que esconderme por una vez. Y deseaba mantenerla tanto como fuera posible." Levantó la vista. "Lamento tanto haberte herido."

Yoona no acertaba qué decir. Su mente era un caos mientras intentaba sacarle sentido a sus sentimientos. Aún se sentía herida. Y aún estaba enfadada. Y no estaba segura que hubiese algo que Yuri pudiese decir en el momento para hacer desaparecer esos sentimientos. "No estoy segura de qué decir," dijo honestamente. "Es todo un poco… demasiado."

Yuri asintió. "Supongo que entonces me iré," dijo, tras un momento de embarazoso silencio. "Buenas noches, Yoona."

"Yuri," llamó suavemente Yoona, cuando la actriz se volvió para alejarse. No quería decirle adiós todavía.

"¿Sí?"

"¿Realmente te gusta ver ponerse el sol?"

Yuri miró a Yoona por un momento. "Tan a menudo como puedo," contestó.

Yoona asintió. Se quedó mirando el suelo inexpresivamente un largo rato. No era la falta de cosas que decir lo que causaba su silencio. Era la aplastante necesidad de decir cosas que no podía expresar. No era furia lo que estaba sintiendo en ese momento, sino más bien una tristeza arraigada que no sería fácil desenterrar. Había meses de amistad que reconstruir. Y no estaba segura que fuera posible. "No sé si puedo hacer esto. No sé si puedo superarlo."

"Lo entiendo," dijo Yuri.

Yoona tragó, queriendo decir más, pero no sabiendo qué exactamente. "Aprecio que me dijeses estas cosas."

Yuri asintió.

Había una parte de Yoona que ardía por hacer desaparecer el dolor de Yuri. Podía ver que la actriz estaba herida. Pero también lo estaba ella. "Buenas noches, Yuri."

"Buenas noches, Yoona."

Yoona vio ir a la actriz hacia el ascensor, casi llamándola de vuelta. Pero no quedaba nada más por decir

Todavía no.

Esta noche no.