Capitulo 44

La calle donde tú vives

Yoona terminó de leer las últimas palabras de la última página del guion de Summer's End. "Uau," susurró, debatiendo si leerlo de nuevo o no. Dado que la película empezaba a filmarse a la mañana siguiente, Yoona decidió que era hora de leer el guion completo. Había ayudado a Sooyoung a ensayar algunas de las escenas, pero realmente no le habían ayudado a entender la historia completa.

Miró a plana cubierta, a preguntándose cómo sería ver a Yuri Kwon en el papel de Elizabeth. Yoona se había imaginado a Yuri como Elizabeth todo el tiempo. Era difícil no hacerlo.

Inspiró profundamente y apartó el guion. El reloj anunciaba que era casi la una de la mañana.

Yoona podía distinguir los sordos murmullos de la televisión que emanaban de la sala. "Supongo que no puede dormir," de dio cuenta, levantándose de la cama. Se aseguró de llevar el guion con ella cuando salió del cuarto.

Sooyoung estaba como de costumbre zapeando cadenas, pero había una distintiva mirada de preocupación en su cara.

Yoona se acercó cautamente y se sentó al lado de su amiga. "¿Nerviosa?" preguntó.

"Aterrorizada," confirmó Sooyoung, momentáneamente deteniendo el ritmo de apretar el botón.

Notó el guion en la mano de Yoona. "¿Lo leíste?"

"Va a ser una película realmente buena," admitió Yoona. "No creí que fuese tan… poderoso."

Sooyoung asintió. "Pensé lo mismo cuando lo leí. Aún no puedo creer que voy a salir en ella."

Yoona sonrió. "Lo mereces," dijo sinceramente. "Siempre he tenido fe en ti."

"¿Incluso cuándo hacía esas obras horribles?" preguntó Sooyoung con una sonrisa.

"Incluso entonces," le aseguró Yoona.

Sooyoung sonrió, su mirada en la pantalla de televisión.

Yoona permitió hacerse entre ellas un silencio afable y volcó su atención en la TV. Sooyoung no parecía estar buscando nada en particular y a Yoona no le importaba realmente. Sólo quería estar allí en caso de que Sooyoung quisiera hablar de algo.

Un momento después, Sooyoung le dio el mando a Yoona. "Probablemente deba irme a dormir," anunció. "Dudo que lo logre, pero debo intentarlo al menos."

Aceptando el objeto, Yoona asintió. "Dulces sueños." Miró como Sooyoung entraba en su dormitorio y cerraba la puerta. Sin nada más que hacer, Yoona a pasar cadenas. Se sentía ansiosa y no estaba completamente segura por qué. O quizá no era en absoluto ansiedad… era algo más.

Estaba tan contenta y orgullosa de Sooyoung. Aun así, había un subyacente sentimiento de preocupación que nublaba su felicidad. Siempre habían discutido qué pasaría si una o la otra se hacía famosa, y ahora que los sueños de Sooyoung estaban tan cerca de fructificar, a Yoona le preocupaba que estuviera a punto de perder a su mejor amiga para siempre. Había intentado explicarle sus sentimientos a Lee Seung Gi, pero le había dicho que estaba siendo tonta; que Sooyoung siempre estarían allí para ella.

¿Lo estaría? Yoona ya no estaba tan segura. El pensamiento la asustaba… la aterrorizaba. Tenía la inquietante sensación de que, tras mañana, todo cambiaría. Lo que más le molestaba era no saber si las cosas estaban a punto de cambiar para mejor o para peor.

Quizá ambos.

Yuri se encontró atravesando las calles de Nueva York esa misma noche. Su nuevo apartamento ofrecía poco consuelo. Era frío, vacío. Muchas cosas le parecían lo mismo últimamente.

Había reasumido sus sesiones de correo con Yoona. Había incluso, de vez en cuando, un correo desprovisto de alabanzas a Lee Seung Gi. Yuri atesoraba esos. Se aferraba a ellos por esperanza. Esperanza falsa, pero esperanza no obstante.

La gente la pasaba mientras caminaba. No les notaba y ellos no la notaban. La soledad escudaba su identidad. Aunque se había vestido, no había hecho esfuerzo por disfrazarse. Ya no importaba.

Inconscientemente – o quizás conscientemente, si admitía la verdad a sí misma – llegó al último lugar en que había esperado terminar esa noche. Con una extraña mezcla de tristeza

y curiosidad, se quedó mirando el deslustrado edificio. Era tan agudo contraste con el propio. No podía imaginar vivir la vida de Yoona. Le era tan extraña como la suya a Yoona.

Esto nunca funcionaría, comprendió tristemente. El amor no era bastante para cerrar el hueco entre sus mundos.

Aún así, Yuri no podía irse. Aún no.

Se apoyó contra el muro de un edificio al otro lado de la calle de Yoona. Una canción de My Fair Lady de repente emergió de su subconsciente. ¿Cómo era? Oh, el imponente sentimiento… de saber que, de algún modo, estás cerca… el arrollador sentimiento… de que en cualquier segundo puedes aparecer de repente… la gente se detiene y mira fijamente, no me molesta, pues no hay ningún otro lugar en la tierra donde prefiriera estar… Dejar el tiempo pasar, no me importa si puedo estar aquí, en la calle donde vives…  (Canción del musical de 1964, no se refiere al drama coreano https://www.youtube.com/watch?v=lTpvAIwiH6I )

Yuri asintió para sí, ahora con la certeza de haber perdido la cabeza.

Miró la fila de ventanas, preguntándose cual, si alguna, pertenecía al apartamento de Yoona. Sería tan fácil aparecer en el umbral de Yoona. Sería tan fácil admitir la verdad.

Suspirando, se forzó a alejarse del muro detrás de ella. Con una última mirada al edificio de Yoona, se fue al propio.