Capitulo 5

La gran noticia 

"Odio a Shakespeare," murmuró Yoona, poniendo un mechón de cabello castaño claro detrás de su oreja. El mechón que se había teñido de azul estaba decolorándose. Quizás era hora de cambiar de color. Rojo, quizá verde… "Si estuviera vivo, le mataría."

"Estoy segura que es ilegal," le dijo Sooyoung, cuando el ascensor vino a detenerse en el piso 12. Empezaron a caminar hacia el apartamento. "Y, de todas formas, no veo por qué estás de tan asqueroso humor. Vendí dos de tus pinturas hoy. Y, más importante, Leeteuk está en casa."

Yoona sonrió cuando alcanzaron su destino. "Tienes razón. Hoy es un buen día. No voy a permitir que un estúpido ensayo lo arruine." Llamó ruidosamente.

Cuando la puerta se abrió, su sonrisa se ensanchó.

Leeteuk arrebató a su hermanastra en sus brazos y la abrazó fuertemente. Besó su mejilla unas cuantas veces antes de permitirle irse. "¡Llego la fea!" anunció.

Yoona le palmeó el brazo. "No soy fea," le discutió.

Leeteuk miró a Sooyoung y le guiñó. "No, no. Sooyoung o es fea. Pero tú…" Recibió otra palmada de Yoona.

La Sra. Im vino un momento después, una sonrisa iluminando su cara. Sus ojos castaños se encendieron a la vista de su hija. "Yoona," le saludó, besando su mejilla.

"Hola, mami," dijo Yoona.

"Sooyoung, bienvenida." La Sra. Im se volvió a su hijastro. "Deja de hablar en coreano delante de la invitada. Es grosero." A las chicas les dijo, " Donghae y Kyuhyun fueron a la tienda a por hielo. Volverán pronto." Se volvió para llevarles hacia la sala. "Venga, sentaos. Os traeré algo de beber."

Yoona se sentó como le dijeron y miró por el apartamento. Era pequeño según todos los cánones. En la sala apenas entraba el sofá en que estaba sentada. Pero era el hogar. Pinturas y fotos enmarcadas de Corea del sur decoraban las paredes. Junto con máscaras, del pueblo natal de Donghae, Mokpo. Yoona nunca había estado en esa provincia pero Donghae y Leeteuk hablaban de ella todo el tiempo. Se habían mudado a Nueva York al poco de casarse Donghae y la madre de Yoona.

Una vez su madre había desaparecido en la cocina, Yoona se volvió a su hermano. "Bueno, ¿cual es la gran noticia que tienes?" le susurró.

La alegre disposición de Leeteuk se tornó sombría. "Lo averiguarás en un ratito," dijo, su inquietud obvia.

Yoona estaba segura que, fuera la que fuera, no sería buena.

Dándose cuenta de la tensión en el aire, Sooyoung decidió hablar. "Bueno, Leeteuk, ¿qué estás haciendo estos días?"

Él volvió sus amables ojos castaños hacia Sooyoung. "Estoy intentando entrar en programación de ordenadores," contestó. "Pero es difícil aterrizar por aquí en un trabajo bien pagado sin una buena educación. Y la facultad es cara."

La Sra. Im volvió con una bandeja, dándole a cada uno una taza de zumo de naranja. "Lo siento, es lo único frío en la casa hasta Donghae vuelva con hielo."

Cada uno aceptó la bebida y la agradeció.

"¿Cómo va el negocio del arte?" Leeteuk le preguntó a Yoona.

Yoona se animó. "Hoy vendí un par de cosas," contestó. "Es un día precioso así que hay mucha gente fuera."

"No hay dinero en el arte," declaró su madre con una sacudida de la cabeza. No era la primera vez que lo decía, pero como todas las otras, el comentario cayó en oídos sordos.

"Bueno, Yoona es muy talentosa," respondió Sooyoung. "Debiera ver cómo la gente se detiene a mirar su trabajo." Le sonrió a su mejor amiga. "Tendrá su propia galería uno de estos días."

Yoona le devolvió la sonrisa, adulada.

La Sra. Im agitó la cabeza. "Bueno, me alegra que Yoona tenga a Taecyeon para cuidar de ella," dijo, sonriéndole a su hija.

Leeteuk se aclaró la garganta. "Bueno, estoy bastante seguro de que Yoona es capaz de cuidarse sola," dijo.

"Bueno, por supuesto que lo es," concordó la sra. Im. "Pero toda mujer necesita un hombre que cuide de ella en este mundo. Y viceversa."

Leeteuk dejó caer la mirada.

Yoona apreciaba los esfuerzos de todos, pero ¿se daban cuenta que estaba sentada allí mismo, por tanto era innecesario que hablasen de ella como si no estuviera?

Antes que tuviera oportunidad de decir algo, la puerta se abrió y Donghae entró, llevando una bolsa de hielo sobre un hombro y unas bolsas llenas en su mano izquierda.

Kyuhyun, el hermano de dieciséis años de Yoona, entró tras su padrastro. Llevaba un par de botellas de Coca-cola, meticulosamente equilibradas en una mano, mientras otra bolsa de hielo descansaba en el hombro opuesto. Kyuhyun se parecía mucho a Yoona, aunque quizás un poco más a su padre que a su madre. La pubertad aún no había arreglado su forma larguirucha, así que su postura era bastante desgarbada, pero lo ocultaba bien dentro de los límites de su ropa hiperholgada. Una bandana negra escondía su pelo castaño.

Leeteuk se levantó en seguida para ayudar a su padre y hermano.

"Pon el hielo en el freezer," le instruyó Donghae a su hijo. Entonces notó a Yoona y se acercó para saludarla. Kyuhyun y Leeteuk desaparecieron en la cocina para guardarlo todo. "Bella," dijo, inclinándose para besar la mejilla de su hija.

Yoona sonrió. Por lo menos alguien pensaba que era bonita. "Hola, papá," le dijo.

"Hola, Sooyoung," dijo él, besando también su mejilla. "¿Cómo es la vida de vender café?"

"Realmente de maravilla, Sr. Lee," le contestó. "Se precisa un tipo especial de persona para prepararlo adecuadamente."

"Estoy seguro que sí," le contestó el Sr. Lee, yendo a saludar a su esposa. "Yoona, ¿cómo va la facultad?"

"¿Terminaste ese ejercicio?" agregó la Sra. Im.

Yoona se rebulló en su asiento. "Uh, casi," contestó, esperando ser mejor mentirosa que escritora "Tienes que adorar a Shakespeare." Muere, muere, muere…

Para su alivio, Leeteuk y Kyuhyun volvieron a la sala, llevando sillas de la cocina para tener donde sentarse.

Kyuhyun le cabeceó a su hermana. "'Pasa, 'manita."

Yoona le miró con una ceja cuestionadora. "Eh, Don Zoquete. ¿De qué va la ropa de aspirante a pandillero?"

En respuesta él le lanzó una mirada aviesa.

Yoona le sacó la lengua, insegura de qué pasaba entre hermanos que hacía desplomarse el grado de madurez.

Donghae se volvió a su hijo. "Bueno, Leeteuk, ¿cuál es la gran noticia, eh? Ya nos tienes a todos aquí."

Leeteuk deglutió cuando se sintió bajo los focos. "Uhh…"

"Probablemente dejó embarazada a una chica," comentó Kyuhyun.

"No…" dijo Leeteuk, mirando hacia su taza de zumo.

"¿Te mudas?" adivinó Yoona.

Leeteuk negó con la cabeza.

Sooyoung se metió. "¿Te alístate al ejército?"

"¿Te casas?" preguntó Kyuhyun.

"Soy gay," dijo Leeteuk levantando la mirada.

El cuarto se quedó mortalmente silencioso mientras cada miembro de la familia absorbía la información. La taza cayó de la mano de la Sra. Im, derramando el resto de su zumo por la alfombra marfileña. Y, como una bandera cayendo a la salida de una carrera, hubo un estallido de griterío.

Yoona se hundió en el sofá, aún incapaz de discernir una respuesta. ¿Leeteuk… gay? ¿Cómo podía ser? Era tan… poco gay. Concedido, no podía recordar haberle visto nunca saliendo con una chica, pero sólo había vivido con él durante un año. Ahora que se había mudado, no tenía idea de qué hacía. Bueno, evidentemente.

Por su parte, Sooyoung parecía estar catatónica. Yoona intentó espabilar a Sooyoung moviendo la mano delante de su cara pero sin éxito. Su mejor amiga continuaba mirando fijamente al espacio con una expresión distante.

Kyuhyun salió en desbandada del apartamento, murmurando algo sobre estar en el mismo cuarto con un "maricón". Donghae estaba furibundo y adquiriendo extraños tonos de rojo y púrpura, como Yoona nunca había visto antes. Su madre estaba medio llorando, medio rezando.

Y Leeteuk estaba sentado en el mismo lugar, no mirando a nada. No parecía estar escuchando a su padre despotricando sobre moralidad. Leeteuk tensó la mandíbula, entonces se incorporó, irguiéndose sobre su padre. Sin una palabra, salió del apartamento y cerró de golpe la puerta detrás de él.

"¡Maldito sea!" maldijo Donghae. Abandonó la sala en un arrebato y desapareció por el vestíbulo. El portazo de la puerta del dormitorio resonó por el pequeño apartamento.

La Sra. Im también se puso de pie, alisando el largo de su falda. Se excusó y también se retiró por el vestíbulo.

Yoona se preguntó qué rayos le acababa de suceder a su familia. Presente un instante. Desaparecida al siguiente. Consideró ir tras Leeteuk. Pero, ¿qué diría si le pillaba?

Suspiró. Vaya con que iba a ser un buen día.

Hola ¿Cómo sienten los personajes? Sé que algunas de las características y los personajes no concuerdan mucho con sus personalidades en la vida real, pero vamos es un fic, y es por eso que nos gustan, la idea de imaginar un sin límite de posibilidades y mundos para nuestros artistas favoritos. XD

La frase del día “La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido”  Gabriel Garcia Márquez. ¿Cuál es tú opinión al respecto?