Yubin se fue, desapareció como si de tragársela la tierra, sin rastro por ningún lado, un sin sentido para todos. Kangin no comprendía, ¿Qué clase de madre abandona a su hijo? Se supone que las madres te aman por siempre. Yubin sí amaba al pequeño Yugyeom, lo demostró por el miedo que sintió cuando su ex esposo amenazaba con quitárselo, cuando acepto hacer una familia con Kangin por miedo a perder al pequeño, sin embargo se fue y todo apuntaba a que no habría retorno.

Taecyeon se puso furioso por el obrar de su hermana, hubiera estado encantado de quedarse con su sobrino y hacerse responsable pero Kangin contrario a lo que podía pensarse no entrego a su hijo. Kangin prometió ser un buen padre para el niño, es su hijo por eso al moreno le quedo confiar, además siendo sinceros Tacyeon no tienen estabilidad ni económica ni emocional actualmente.

—Necesito un cambio de aires Tae. —Estaba visitando a su amiga. Una Taeyeon que empezaba a verse mejor que en tiempo anterior, que recobraba vida quizás empezando a superar de una vez por todas la muerte de Sunmi.

—Vas a irte con ella. —Tenía conocimiento de la invitación que Hyuna extendió a Taecyeon de irse a Alemania.

—No puedo dejar que se vaya sola, es una niña para mí. —Podría ser que comenzara a verla como su hermana.

—Voy a extrañarte.

—Tú también necesitas un giro a tu vida y no quiero abandonarte. Decirte que vengas es atrevido porque no tengo para pagar tu boleto, déjame unos meses y te prometo que te haré llegar dinero para que nos alcances.

—Ya no voy a huir, quiero seguir adelante, tomar las riendas de mi vida otra vez. —Significaba mucho y puso a Taecyeon alegre.

—Es lo mismo que está haciendo Hyuna. Alemania es un país que le da mucho miedo, vuelve para enfrentar sus temores. —La propia Hyuna le compartió la historia hace poco.

—¿Qué le paso?

Se puso en duda por unos segundos y al final entendió que no había nada de malo con compartirlo. —Fue secuestrada en ese país durante su estancia de estudiante.

—Este mundo es muy cruel.

—Hay que tomar las riendas de nuestras vidas, ya lo dijiste.

Querer y tratar de salir adelante es la mejor visión que pueden tener, ambos saben que tienen mucho por recorrer y que estarán bien aunque la distancia los separe.

Una causa por la que Taeyeon comenzó a mejorar, fue porque dejo atrás las apariencias con su familia, se liberó. No tuvo la salida del closet convencional donde reunió a sus padres para explicar su orientación ual, lo hizo cuando estos le preguntaron por su novio,  cuando les respondió diciendo que Taecyeon era su mejor amigo y la ayudaba a esconder su lesbianismo, seguido de eso y en medio de la incredulidad y desconcierto, agrego que tenía una novia, su persona amada con la que ya no podría estar nunca porque murió, después de eso se puso a llorar desconsoladamente.

Sus padres que siguieron en silencio no la aceptaron con los brazos abiertos, tampoco la despreciaron, le pidieron tiempo para asimilar,  es que verla llorar desconsolada les llego de algún modo.  

La relación de Jessica y Tiffany seguía en un camino benefactor para ambas. Se reflejaba en el carácter diario de cada una, la eye smile volvía a caracterizarse por su ser sociable y carismático, sin ser la típica persona amiga de todos. Y Jessica ya no sentía ese vacío llamado depresión, en constante comunicación con su hermana y abriéndose por completo a Tiffany, al igual que antes.

Pasar noches en casa de Tiffany se hizo habitual, sin embargo, todavía no daban ese paso a la intimidad, no porque no quisieran, esperaban que la lesión de Jessica terminara, aunque llegado el primer día que le quitaron el yeso, prefirieron no hacer nada, de alguna manera la pena les gano.

El día siguiente, para Jessica el retorno al trabajo fue nada fructífero a como imagino. Donghae a quien le debía tanto y con quien ya no sería mala nunca, acabo mostrando su verdadera cara, la de un imbécil de primera. Lo peor es que se lo tendría que soportar por el resto por trabajar en el mismo lugar.

Bien cuentan que las personas tienen dos caras y que los favores no son gratis.

Cuando Jessica precisamente lo escucho hablando con otros sobre cómo se cobraría esos favores que ella le debe, sintió unas ganas inmensas de vomitar, seguidas de la necesidad de golpearlo. Pero Jessica es mujer y en una pelea física contra un hombre tiene nulas oportunidades, por evitar decir cero. Lo único que realizo fue presentársele de frente para que él se diera cuenta que lo escucho y mostrarle la mirada de hielo.

Donghae se puso pálido, después de todo dijo cosas elevadas de tono. Un trio estaría bien o yo las embarazare a ambas, fueron por poco lo que salió de su boca y presumía podría hacer una vez que le cobrará a Jessica todos los favores que le debía.

Corrió tras ella disculpándose, diciendo que estaba de broma. Mentira, quedo lejos de ser una broma, era irrespetuoso por donde se viera y Jessica se limitó a no prestarle atención, como si no existiera. En sus adentros le dolió bastante y lo ocultaría, ya que lo creía su amigo, un idiota tonto y carismático en quien podía confiar, justo cuando pensaba abrirse más descubrió su verdadera cara.

Lo peor del día es que le quedaban horas para terminar de trabajar, al anochecer tuvo un regreso a casa llena de negatividad.

Entrando en sigilo se tumbó en el sofá y cerró sus ojos cansados, ahí divago sobre que ser adulto es una mierda y rememoro buenos tiempos donde sólo tenía que preocuparse por causar las sonrisas de Tiffany.

—Jess, no te escuche llegar. —Esa melódica voz y el peso cayendo a su lado le hicieron abrir los ojos, Tiffany, su Tiffany es la única que la tranquiliza, ya no sentía su ser pesado, esa sensación liviana la invadió. —¿Cómo te fue en tu retorno al trabajo?

—Estoy algo cansada, te lo cuento luego. —Para evitar así volver a sentir malestar.

—Ve a dormir unos minutos luego te despierto y cenamos juntas. —Hizo aparecer su eye smile, esa sonrisa que siempre conquisto a Jessica.    

—¿Crees que si renuncio al trabajo sería estúpido? —Reposo su cabeza en las piernas de Tiffany sin permitirle levantar.

—¿Por qué quieres renunciar? —Aparto mechones de cabello de su rostro.

—Cambiar de aires.

—No eres muy cambiante que digamos. ¿Qué pasa? —Percibía el malestar en ella.

—Es una idea vaga. —Cerró sus ojos.

—Jess puedes decirme lo que quieras. —Dio un beso en su frente.

—O puedo no hacerlo. —Sin ánimo de sonar agresiva lo hizo.

—Perdón por entrometerme. —Decidió dejar las preguntas.

El silencio llego mientras Tiffany dejaba caricias en el rostro de Jessica que empezaban a dormirla. Una vez que la ice princess cayó al mundo de los sueños, la eye smile se levantó con cuidado de no despertarla y la dejo descansar mientras iba a preparar la cena.

Podía simplemente salir y comprarla pero esa noche le dio por cocinar, importándole poco lo bien o mal que se le da lo culinario. Durante la preparación estuvo pensando en pedirle a Jessica vivir juntas, casi era su situación por las noches como esa en que Jessica se queda a dormir, que mejor que decidirse de una vez si en el fondo es lo que quieren.

No pudo evitar sonreír por entrar en cuenta de lo temerosas que se ponen en algunos temas, como el vivir juntas o el hacer el amor, pensar que esto último lo hacían sin problema alguno cuando estuvieron de “juego”, porque sí, por su lado había toda clase de sentimientos en esos encuentros, y está claro que de parte de Jessica es lo mismo.

Sirvió los platos a la mesa y justo para ir por Jessica, esta se apareció sin verse adormilada, quizás habiendo despertado desde minutos atrás.

Acorto la distancia y la abrazo por la cintura. —Tiffany te amo, es de lo único que estoy segura, es lo único que tengo claro en la vida.

—Es muy lindo escucharlo. —La beso entre la extrañes de las palabras recién escuchadas. Cuando rompió el beso e intento salir de sus brazos, Jessica la apretó contra su cuerpo. —¿Jessi?

—Te necesito. —Por segunda vez tomo posesión de sus labios en un beso que les saco suspiros y las dejo faltas de aliento.

—Yo —Única palabra que salió de los labios de la eye smile que ahí estaba poniéndose de nervios ya con la frente de Jessica pegada a la suya.

—Cuando no estoy contigo me siento mal, enferma. —Expuso y uso sus manos para acariciarle las sonrojadas mejillas. —Sé que está mal la dependencia, que muchos dicen que es nociva y que no es amor, pero contigo ha sido diferente, te he amado desde que tengo uso de razón y cuando me haces falta, la paso fatal.

Tiffany separo su frente de la de Jessica y con una pena descomunal la miro a los ojos. —Yo aprendí a no tenerte y soportarlo. Por eso pude elegir a Hyuna y perderte de nuevo, es decir, nunca te sentí mía por completo.

—¿Y ahora? —Deseo escuchar que permanecían juntas por siempre de parte de Tiffany.

—Me equivoque, no es que seamos propiedades, siempre fuimos piezas encajando la una con la otra, completando el rompecabezas llamado amor de la historia de nuestras vidas.

Jessica se sonrió y la soltó, escucho más de lo que espero y hasta se sonrojo con ello que desvió su mirada. A unos segundos después recibió un golpe en el brazo. —¿Por qué?

Tiffany le daba una expresión de molestia o por lo menos eso intentaba. —Por tu culpa ando diciendo cosas románticas de drama nocturno.

La risa genuina se escapó de los labios de la mayor para contagiar a la otra, un vistazo compartido, una mueca ladina apenas dibujada para que sus labios volvieran a unirse en el contacto más simple, más sincero.

El movimiento duradero apenas separado por escasos centímetros y segundos cada que necesitaban oxígeno.

Sin apuro pasaron del comedor a la habitación, olvidándose de la cena.

Desprendiéndose de las prendas de vestir la una a la otra para caer en la suavidad de la cama. La espalda de Jessica sobre la misma con Tiffany en su cuerpo. El contacto piel con piel creando el fuego en sus interiores mejor denominado como pasión, no del tipo desenfrenada pues no estaban desesperadas por tomarse sin control.

Se encontraban repartiéndose caricias perfectamente sincronizadas.  

La boca de Tiffany repartiendo besos sobre el cuerpo de Jessica se detuvo en medio de sus pechos, degustando esa parte y luego rodeando uno de sus senos con la intención de hacer lo mismo con el otro.

—Tus labios siguen siendo tan dulces en mi piel. —Sus manos se enredaban entre los cabellos de Tiffany.

—Es que me encanta la suavidad de tu piel. —Subió sus besos hasta el cuello retirándose un espacio escaso para hablar. — Nunca te lo dije pero es de mis partes favoritas de tu cuerpo. —Regreso su boca al cuello de Jessica para chupar y esparcir su humedecida lengua hasta el mentón y atraparlo con sus dientes, finalizo con un beso en los labios de su amada.

—Háblame más, me gusta mucho tu voz, su tono, su color. —La pierna de Tiffany que descansaba en medio de las suyas hacia una presión lo suficiente caliente para el momento, pero necesitando más comenzó a moverse levemente contra esta y con cada rose dejaba escapar jadeos.

—De saber que te pone tanto lo habría utilizado un montón de veces a mi favor. —Y llevo sus labios al oído derecho de Jessica. —Derritiéndote al hablarte aquí, Jess.

—¡! —Maldijo y movió su cadera con mayor entusiasmo contra la pierna de Tiffany.

—La princesa de hielo ya no esta tan fría. —Otras palabras al oído para separarse y antes de las protestas la ínsito a seguirla. —Ven. —Tiffany estaba sobre sus rodillas en la cama y la confusa de Jessica hizo lo mismo quedándole de frente.

—¿Quieres intentar una posición difícil o qué? —Tiffany le negó sonriente por que se tomara la situación con normalidad.

—Ponte a espaldas y si lo necesitas apoya tus manos en la cabecera.

—Estas muy segura de ti. —Hasta su rostro se pudo ver disgusto por culpa la creída de Tiffany, quien al notarlo le planto un beso tierno.

—Jessi quiero que tengamos una gran noche y quiero recordarme todo tu cuerpo. —Ayudaba las luces prendidas que no les causaban pena de ningún tipo, la parte buena que les dejaron los juegos del pasado.

—Yo también quiero hacer lo mismo contigo. —Frunció su nariz en protesta.

—Ya tendrás tu oportunidad, has lo que te pedí por favor. —Y la mayor se resignó a hacer lo pedido. En cuanto le dio la espalda, Tiffany le aparto el cabello y comenzó a besarle la nuca erizándole la piel.

Jessica que pudo deleitarse la vista no escatimo en mencionarlo. —Nunca olvide la imagen de tu cuerpo desnudo, es tan hermoso como lo recordaba y quiero tocarte, tocarte como todas esas noches donde no pude decirte cuanto te amo.

—My love. —Descendió  sus besos por la espalda de Jessica, con sus manos sujetándole la cintura, sus labios seguían bajando y hacían el mayor esfuerzo por recorrer cada centímetro de piel.

—Steph, quiero sentirte por completo. —Le tomo las manos y ella misma las guio a sus pechos.

—Espera un poco y así será. —Apretaba con delicadeza sus manos sobre los senos de la mayor haciendo que esta gimiera, sin parar la tarea de reconocer su piel por medio de sus labios.

Jessica se sostuvo de la cabecera de la cama hasta que sintió los besos en su espalda baja y las manos traviesas ejercer presión en sus pezones, pronto los besos llegaron a sus glúteos, donde si llego a sonrojarse por no haberlo esperado.

La serie de besos termino con el cuerpo de Tiffany pegado a su espalda, con las uñas de está recorriéndole el abdomen sin llegar a ser brusca, y esa voz a su oído que le dice —Jessi te amo demasiado.

Cada rose, cada sensación provocada, los suspiros llegando a ser gemidos cada vez más fuertes, eso podía ser el verdadero amor, sus corazones latiendo con fuerza y el pecho sintiéndose lleno. 

Definitivamente estaban haciendo el amor y solo era el comienzo de una larga noche, y de la primera de innumerables.

Entregarse sabiendo que las dos tenían los mismos sentimientos por la otra marco la noche más maravillosa de sus vidas a la fecha. El poder decirse esos te amo, me encastas, me fascinas y demás, hicieron una gran diferencia.

Y el dormir deseándose buenas noches mientras permanecían abrazadas y se sonreían, también era de quedar para el recuerdo.

La alarma de la mañana siguiente nunca sonó, Jessica la desactivo pero se aseguró de ser la primera en despertar y a buenas horas. Haciendo el mínimo ruido posible salió de los brazos de Tiffany, tomo una ducha rápida y vistió algo simple.

Después estaba de regreso a la habitación para despertar a Tiffany y acercarle el desayuno a la cama.

—Buenos días. . . mi amor. —Las dos últimas palabras dudo un poco de decirlas por temor a lo que le pudiera decir a cambio, eso de que se burle cuando es romántica.

—Jessi que linda. —Tiffany aún seguía somnolienta sin aclararse del todo.

—Sé que es algo abusivo de mi parte recalentar lo que anoche cocinaste, es que no quería que tu esfuerzo quedara de lado.

Tiffany ya observando bien noto en la bandeja la cena, en realidad le causo gracia que se olvidaran de ello. —Lo que me sorprende es tu despertar primero.

—Tengo que ir a trabajar. —Vio a Tiffany asentir y pronto se le acercó para unir sus labios durante unos segundos.

—No quiero que vayas a trabajar, quiero que te quedes conmigo. —El silencio y la cara de Jessica casi convenciéndose la hizo preocupar para rectificarse. —Tienes que ir, es inicio de semana y recién has vuelto.

—Paso algo ayer, que me habías dicho de hecho. Mencionaste algo de que Donghae fantaseaba conmigo.

—¿Lo hice? —Muy pendiente en el desayuno sin dejar de ponerle atención.

—Lo escuche diciendo que por los favores que le debo, se los cobraría con un trio ual con nosotras y cosas peores.

—Maldito enfermo. Voy a matarlo. —Apretó el tenedor en su mano como ejemplo.

—No merece la pena, nunca volveré a dirigirle la palabra. —Expreso con tristeza.

—Jessi, ya conocerás a personas realmente valiosas y que valgan la pena para ser tus amigos, no te desanimes y tampoco debes renunciar por culpa de ese.

—Lo sé, me gusta ese trabajo donde puedo ver muchas chicas lindas a diario.

—Me alegro por ti. —Tomo la comida ignorándola pensando en que Jessica sí que sabe cómo ponerla de malas apropósito.

—Puedo ver muchas chicas lindas a diario y alegrarme de que yo sigo teniendo la más hermosa en casa.

—No intentes componerlo Jessica. —Se mantuvo recia.  

—Una con la sonrisa de ojos más linda del planeta, a la que agradezco me haya perdonado y que agradezco al maldito universo o la fuerza que sea que controle este mundo por fin me deje estar a su lado.

—Vale,